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Propiedades
Las dos propiedades principales de las proteínas, que permiten su existencia y el
correcto desempeño de sus funciones son la estabilidad y la solubilidad.
La primera hace referencia a que las proteínas deben ser estables en el medio en el
que estén almacenadas o en el que desarrollan su función, de manera que su vida
media sea lo más larga posible y no genere contratiempos en el organismo.
En cuanto a la solubilidad, se refiere a que cada proteína tiene una temperatura y un
pH que se deben mantener para que los enlaces sean estables.
Las proteínas tienen también algunas otras propiedades secundarias, que
dependen de las características químicas que poseen. Es el caso de la
especificidad (su estructura hace que cada proteína desempeñe una función
específica y concreta diferente de las demás y de la función que pueden tener otras
moléculas), la amortiguación de pH (pueden comportarse como ácidos o como
básicos, en función de si pierden o ganan electrones, y hacen que el pH de un tejido
o compuesto del organismo se mantenga a los niveles adecuados) o la capacidad
electrolítica que les permite trasladarse de los polos positivos a los negativos y
viceversa.
Enlaces salinos
Los aminoácidos básicos y ácidos de las proteínas presentan a pHs fisiológicos
carga. Al poderse encontrar en el esqueleto polipeptídico aminoácidos ácidos
(Glu y Asp) que presentan carga negativa; y aminoácidos básicos
(His, Lys, Arg) que presentan carga positiva; hay distintas regiones de las
proteínas con carga opuesta que se atraen por fuerzas electrostáticas,
interacciones que se conoce con el nombre de enlace salino.
Los aminoácidos que presentan carga en su cadena lateral se suelen localizar
más en la parte exterior de la proteína, que en el interior de la misma, en esta
localización se encuentran mayoritariamente los aminoácidos hidrofóbicos.
Aunque es raro encontrar aminoácidos cargados en el interior de la proteína, si
están, juegan un papel importante ya que la distancia y fuerza de este tipo de
enlace se aproxima a los valores del enlace covalente (2,8 Å).
En el modelo propuesto como ejemplo, el grupo ácido de la cadena lateral
del Asp194 interacciona con el grupo amino terminal de la cadena B,
corresponiente a una Ile16.
Los grupos cargados normalmente se encuentran en la superficie de la
proteína, y determinan el correcto plegamiento de la proteína al poder
interaccionar con el agua de solvatación. Las moléculas de agua interaccionan
con las cargas de las cadenas laterales (o grupo amino y carboxilo terminal).
Son ejemplos de este tipo de interacción las Lys202 y Lys203 con las
moléculas de agua de solvatación.
Puentes de hidrógeno
Interacciones hidrofóbicas
Las interacciones hidrofóbicas se dan entre las cadenas laterales de los
aminoácidos hidrofóbico, estos aminoácidos suelen disponerse en el interior de
la proteína, evitando de esta manera las interacciones con el agua. Este tipo de
fuerzas hidrofóbicas intervienen en el correcto plegamiento de la proteína. Las
uniones hidrofóbicas suelen darse en el interior, corazón hidrofóbico de la
proteína, donde la mayoría de cadenas laterales puede asociarse
estrechamente y se encuentran protegidas de las interacciones con el
disolvente. Así la Pro198 y la Val200 son dos de los seis aminoácidos
hidrofóbicos del modelo polipeptídico. Estos dos aminoácidos se asociación de
manera estrecha con las cadenas hidrocarbonadas
de Leu209, Val121 y Trp207. Este tipo de interacciones ayudan a mantener la
estructura tridimensional de las proteínas.
Aunque no todos los aminoácidos hidrofóbicos se encuentran en el interior de
las proteínas, cuando las cadena lateral hidrofóbicas están expuestas a las
moléculas polares del agua usualmente involucran un enlace hidrofóbico
externo. Podemos observar la unión hidrofóbica entre la Pro24 y Phe71.
Fuerzas de Van der Waals
Las fuerzas de Van der Waals, son atracciones eléctricas débiles entre
diferentes átomos. Estas fuerzas son el resultado de las fuerzas atractivas y
repulsivas que se establecen al acercarse los átomos, de manera que existe
una distancia en que la atracción es máxima. Esta distancia se encuentra en lo
que se conoce con el nombre de radios de Van der Waals. Estas fuerzas se
deben a que cada átomo posee una nube electrónica que puede fluctuar,
creando de esta manera dipolos temporales. El dipolo transitorio en un enlace
puede inducir un dipolo complementario en otro enlace, provocando que dos
átomos de los diferentes enlaces se mantengan juntos. Estos dipolos
transitorios provocan una atracción electrostática débil: las fuerzas de Van der
Waals.
Los puntos alrededor de los átomos representan el radio de Van der Waals.
Estas atracciones de Van der Waals, aunque transitorias y débiles son un
componente importante en la estructura de las proteínas porque su número es
importante. La mayoría de los átomos de una proteína están empaquetados lo
suficientemente próximos unos de otros para involucrar estas fuerzas
transitorias.