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DIS<:URSO
FRUNUNW,liO i\;1 i:L C:RlCTOR DE INSTRUCCIÜN PUúliCA
DE GUNC;¡miARCA,
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CONFERENCIAB DE IN8TlTUTORE8.
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de judíos .
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«tata orientación traerá consigo fo~amente modiftcacio-
nes esenciales y características en la educac;ión de esta juveDt11d.
No bastará ya, en efecto, formar hombres pasivos y dóciles, eus-
les los sueña el funcionarisrno; hombres que se dejan vivir, que
vuelvan regularmente corno una rueda bien engranada; hombres
que no tienen por qué curarse del mañana, pues el mañana ser'
como la víspera; hombres que esperan con tranquilidad la v~jeJ.
pues que se les prcporcionará, con un miserable retiro. un com-
pleto reposo; hombres que se amedrentan con el más pequeño
cambio, porque él puede turbar I¡¡.quietud de su. acción soporosa
y regular; hombrea que no necesitan ni querer, ni resolver, pues
que la colectividad en que se encuentran cristalizados, vive, quie-
re y piensa porellos, No señores, es necesario preparar hom-
bres de actividad infatigable, como to demandan }' exigen todas
las carreras politicas.» .
¿Y los franceses han entrado formalmente en esa orientación?
Pocomás de die.: años después 11e lanzadas por el Padre Didén
aqLjellas ideas redentoras, Jorge Bloudcl Ies da por su parte una
carga formidable en que los exhibe en el mismo estado. acenu'ia
y señala las causas de la indiferencia. de los franceses hacia l.
educación económica, y renueva las orientaciones indic~as an·
tes por el Padre Didoa,
No podemos resistir al deseo de transcribir los párrafos, en
que M. Blondet, con mano maestra, pintacl estado producido
por la educación francesa, estado que coloca a Francia en un si-
tio de inferioridad deplorable respecto del que en materias eco-
nómicas Oj.'tlpan otros países.
«Si, dice M. Blonde 1; nuestra educación industrial y comer-
cial es defectuosa, siendo esa a mi entender una de las priDcipa-
les razones '1UC explican que Francia, tan bien dotada en tantos
conceptos, se adapte meaos fácilmente que otros pueblos a '••
eVJlución contemporánea y vaya perdieado poco a poco una par.
te de su clientela. y hasta. de su prestigio. ' '
«Al indagar cuál ha sido en el curso de los últimos siglos la
orientación que se ha dado a la juventud francesa, !lalt..'\ a la 'Vista
la importancia concedida en nuestro país a la educación llamada
«clásica», ES3-forma: de cultura, que tiende esencialmente a ha-
cemos <:onocer y a a~mirar lo pasado, se adquiere prin~ipalme.n'"
te, mediante ,,1 estudio de las lenguas muertas (la. latina y la gne-
ga), y exige un estudio profundo de las civilizaciones 1 'de 1M
pueblos de la antigüedad.
"Seria preciso cerrar de expreso los ojos para no reconocer
que, para alg~nos. la cultura clásica ha sido perjudicialisima.
Las indagaciones a que de algunos años acá me he dedicado, me
permiten afirmar que una gran parte de los alumnos <le nuestros
-:n-
eolegios y liceos (la mitad por lo menos}, han p~rdido un tiem-
po precioso en estudiar el latín y el griego. el'l dedicarse a tra-
bajos exclus.vamente literarios. y en prescindir en absoluto de
cu&ntQratañ~ a la vida industrial y comercial contemporánea. Y
BO s410 han perdido el tiempo, sino, lo que es más S(TaY'e, han
tomado una dirección falsa que ha. atrofiado en ellos ciertas cua-
lidades naturales de iniciativa y de energía.
«Hay razones fáciles de comprender. para que se haya dado
a la cultura gteco_latina., tan gran lugar en la educacié a de nues-
tra. juventud. Nuestra sociedad moderna se constituyó definitiva-
mente a. partir del siglo XVI por un señalado movimiento regte-
.¡vo hacia el espíritu de la antigüedad, inspirado en una admira-
ci6", el mi ver exagerada, por sus concepciones morales, políti-
cas y administrativas, contenidas en los libros g.iegos y latinos.
E$a nutrición del espíritu en la civilización antigua. permitió re-
accionar contra cierta estrechez de ideas de '11 Edad Media y
produjo algunos buenos efectos; pero ha perdido al presente gran
parte de su utilidad. «La evolución de las sociedades civiliz.rdas
.diee Seignoboa.se ha acelerado de tal manera en los últimos
eien afios, que para la inteligencia de su estado~-rr~ltt&. impor-
ta más la historia de esos cien años-. que la de los diez siglos an-
teriores.» .
«A su antiguo patri6u)lft!'¡=wntinúa Blondel, ha agregado la.
humanidad un patrimonio nuevo: una cantidad prodigiosa de co .
noeimientos positivos. Y si es siempre muy grande e! valor edu-
cativo de los estudios clásicos; si en algunos produce esa elase de
enseñanza resultados 'superiores a cualquiera otra, pcrrnítaseme
creer que para. el conjunto de nuestra juventud, me sucede lo
mismo. Tol!los los"bo~bres competentes están de acuerdo en de-
plorar lo abarrotadas que están de nulidades las aulas de nues-
tros liceos r colegios. Los alumnos buenos arrastran tras de sí
unpeso muerto que dificulta su progreso. Se han rnultiplicado
desmedidsmente los establecimientos de enseñanza clásica en
las ciudades y villas menos importantes, siendo sus programas
exactamente 101 mismos que los de los liceos de las grandes
eiudades, 10 cual es verdaderamente absurdo. Los m:i.l;,. de los jó-
Vents que estudian en ellos, sacan poquísimo provecho de sus
estuaios. No -sin razón se habla tanto hoy de lo;; que se salen
de su condición. Muchos comerciantes. labriegos. y artesanos,
más ricos o más vanidosos q:JC . sus vecinos, desvían muy necia-
mente a. sus hijos de las ocupaciones prácticas tradicionales en
sus familias. especialmente de las carrera, agrícolas. industriales
y comerciales, a. que sería mucho mejor que los dedicaran.
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pasto e.:lanl\lchcdumbre, '\ .
M4"oa.d,tJar1te indica lo que, a su juicio-.es la causa PMIl-
en Francia. ~lor~c~~u~ t~.c1Ubl{a ecoaé-
'·0
-44-
«El grall error en que 'hemos incinrride, es el de' creer que
]0 mejor de una nación se encuentra. entre los hl)mb"~ de
carreras liberales j y no haber compterr.dido que dehe fC(:tuw-
le en todos los medios y en todas las clases sociales. Hemos
concedido una atención exagerada a hombres, muy medianos.
por no aplicarle, otro calificativo, s610 porque poseían ~ultl1fa
clásica. Allí hemos creado una especie de aristocracia Í9l'ma-
da en gran parte por hombres' de ideas estrechas, que desde-
ñan a los que han recibido otra educaeién que la de los eo.
legios y los liceos, y que sienten celos de los que han con-
quistado posiciones pr6speras por medio de lás «artes usualelll,
valiéndome de la expresión que solía emplear Le rlay.. .
«Por el misrso motivo muchos jóvenes, enviados eon lA
posesión de algunas nociones de cultura literaria. redlJcidaa en
sustancia a bien poca cosa, han preferido la ociosidad bueo-
crática a la actividad que requieren las carreras industriales y
comerciales .•
A ese grande error añade luégo las siguientes t6moras:
«Hemos tropezadó hasta aquí con un doble obstáculo; 'con
un espíritu de vanidad, y con cierto eentimentaltsmo del que
nos es muy difícil desembarazarnos, Con. un espíritu de vui.
dad en primer lugar: ¿no obedece a la vanidad la Obstinación
de muchos padres de familia de un .siglo a esta parte en pe-
dir para sus hijos esa segunda enseñaaza clásica que hace que
en Francia - como dice Raul Frary - se fotien en tMl mitmo
molde el futuro fabricante de most;ll.& y el futuro minilltÍ'O?
Con cierto sentimentalismo en segundó lugar: porque' los pa-
dres y las madres de familia conoeiendo que las carreras in.
dustriales están expuestas a muchas vicisitudes, aconsejan or-
dinariamente a sus bijos que se dediquen a aquellas otras ..en
que no se corren riesgos. Las madre$ particularmente, Con gran.
des y loables cualidades, son responsables en gran pute de'J,.
incapacidad de nuestra juventud, Muchas de ellas, con ·suter ..•:
nura deprimente ~, egoísta - la frase es del Padre Didén, ne.~.
tralizan y anulan a sus hijos. Nada hacen por desarrollar su
iniciativa ni estimular su espontaneidad, educándolos en la idea
de 'lU4 deben contar con sus padres para Jesenvolverse en":!a
vid;]. 1 .
Otros países.
~taiia y España siguen las huellas de Francia y por ese
su educación económica se halla en estado incipiente, no
ol'T,;tante los esfuerzos que vienen haciendo de alg!ín fiempo
a esta parte por desarrollarla. Italia h:s ha dado más im-
pcrtancia a las escuelas de comercio, sobre todo a.Iss de:
a¡~():. I:l:;lud.¡(,::, aun cuando no Ilegan al nivel de ¡3.~ -a!ema.-
p,,~- Las dé I"enor categoría carecen de significaciou. Es.
,"","''\ tiene en provecto la .:reaciól¡ de tres Universidades
j.:M~ e-rudíos econérnicos, pero ¿pasarán a ser una rea1idad
",:un:i::.? En los pueblos la tinos abundan mucho 198 pro-
Y·'''''')>; :. escasean las obras. Lo contrario de lo q~ sucede
<:L los pueblos sajones.
Bélg ica figura en primera. línea entre les países Que
má5 laboran por el engrandecimiento propio mediante la
educación industrial y mercantil, agrícola, artística y espe-
'~:"!;~ente la profesional y C:;l\$efiL De-él dreeInondet que
~.~,:: pJ.Ís que mayor número t..en" de escuelas coroercinles,
\ ··.~'!la con ei l rstituto superior de Ccmeeeio JeAmberfils,
Tadas '"'':''
..'Jela..; superiores agregada5 a la.". Uulyersida-
,'Ce" y con altos estudios comerc iales en la" facultades de
U;:;c(,;c!:!1 J¡; 1";;; U ;:;\<:r:,idaue::: dAl Est:ld(), En 1~¡ creó el