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Noam considera que durante mucho tiempo los sistemas de televisión alrededor
del mundo eran estables, lucrativos y previsibles: un puñado de canales, pasando del
Estado a la iniciativa privada, o bien de la iniciativa privada al Estado. En su recorte
considera a la televisión privilegiada, a la televisión fragmentada y a la cibertelevisión.
Televisión Privilegiada – En este primer período, la televisión consiste en un
pequeño número de canales operando en forma oligopolística. Un puñado de canales es
deseable, necesario y posee capacidad de subsistencia. Redes y canales, privados o
públicos, procuran proteger sus licencias cultivando una política de buena voluntad
granjeándose el apoyo de la comunidad, evitando controversias con su programación.
Intenta abarcar a todos los públicos. Las televisoras comerciales dividen la mayoría de
la audiencia. Los gustos de las minorías son dejados de lado. En este estadio, la
televisión tiende a proteger la cultura nacional. Todos comparten la misma televisión
limitada.
Televisión Fragmentada – La televisión fragmentada comienza ahora,
especialmente con la posibilidad de operar unos 500 canales a partir de la digitalización
de las transmisiones. Se caracteriza por el gran comercialismo, mayor diversidad, mayor
especialización. La producción de programas tiene a crecer mucho con el fin de atender
a esos canales. La televisión fragmentada consiste en lo que se llama televisión por
“abono”, desde la televisión por cable a la televisión vía satélite. Hollywood domina la
cultura nacional dentro de este período. La exigencia de pago para tener acceso a los
canales crea una clase de pobres en información.
Cibertelevisión. Asimismo, Eli Noan se propone llevar su periodización al
futuro. En este caso la televisión del futuro. Se pregunta hasta qué punto esta etapa de
multicanales, descripta en términos de oligopolios, no llegará a un megacanal. Si
embargo, reconoce que puede suceder lo contrario, pues, según él, vamos hacia una
cibertelevisión más distribuida y más descentralizada. Hasta el momento que se llegue
al mundo de un canal, el canal personalizado, el canal “yo”; más barato a partir de una
economía de escala. Los pobres en información serán, en este caso, aquellos analfabetos
funcionales. No sabrán cómo navegar, cómo encontrar y cómo procesar la información
disponible.
(Páginas 22 – 25)