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Maier: “Las partes quieren una solución que armonice sus dificultades, no una
sentencia que cristalice sus discordias”.
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3. LA MEDIACIÓN EN LA JURISDICCIÓN DE MENORES.
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En el mismo sentido, pero sin sometimiento a los requisitos de entidad de la
infracción, el art. 51.2 LORPM contempla el cese de la medida que se esté cumpliendo
por acuerdo conciliador o reparador entre la víctima y el infractor a que se refiere el art.
19 cuando el Juez, a propuesta del Ministerio Fiscal o del letrado del menor y oídos el
equipo técnico y la representación de la entidad pública de protección o reforma de
menores, juzgue que dicho acto y el tiempo de duración de la medida ya cumplido
expresan suficientemente el reproche que merecen los hechos cometidos por el menor.
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A su vez, en Madrid, se decidió iniciar la experiencia en la fase de instrucción y
enjuiciamiento de faltas en los Juzgados de Instrucción nº 32 y 47, en septiembre de
2006 y en enero de 2007 se inició la experiencia en la fase de ejecución en el Juzgado
de Ejecuciones nº 4. En diciembre de 2007, la experiencia se amplía al Juzgado de lo
Penal 6, en marzo de 2008, se comienza en la Sección 17 de la Audiencia Provincial.
Concluyendo un Protocolo a seguir en cada una de las fases del proceso penal:
instrucción, enjuiciamiento y ejecución.
4.1.1. Gratuidad
4.1.2. Confidencialidad
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surge el compromiso de la víctima, del acusado y del mediador de no relatar ni utilizar
datos que se hayan conocido en las sesiones de la mediación en caso de que ésta no
llegue a finalizar con éxito.
4.1.3. Oficialidad
4.1.4. Flexibilidad
El proceso de mediación debe ser flexible en cuanto a los plazos específicos para
las entrevistas individuales y la conclusión del proceso. No obstante, se establecerán
plazos temporales para la suspensión del proceso penal durante el desarrollo de la
mediación, así como la obligación del mediador de informar periódicamente de su
evolución.
4.1.5. Bilateralidad
4.1.6. Neutralidad
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A estos efectos, el mediador debe informar a las partes de los derechos,
obligaciones y consecuencias de su participación, así como de su libertad para iniciar o
abandonar el proceso en cualquier momento, sin que ello tenga consecuencias jurídicas.
Por otro lado, la libertad de participación guarda relación directa con las
garantías procesales. Ni la víctima, ni la persona acusada, pueden sufrir consecuencias
jurídicas restrictivas de derechos por el inicio o abandono del proceso de mediación.
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En otro sentido, deben garantizarse con absoluta plenitud todos los
derechos fundamentales relacionados directamente con el proceso penal. A
estos efectos se tienen que establecer las siguientes cautelas:
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4.3. CONSECUENCIAS JURÍDICAS.
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d) Valoración de la conciliación a los efectos de aplicación de la sustitución
de la pena de prisión por multa y/o trabajos en beneficio de la
comunidad, prevista en el art. 88 CP, en orden a que quede acreditado
“… singularmente el esfuerzo por reparar el daño causado” que exige la norma
penal.
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4.4. EL PROCEDIMIENTO DE MEDIACIÓN DENTRO DEL PROCESO
PENAL.
El expediente consta de todos los documentos que pueden tener interés para el
desarrollo de la mediación: declaraciones de las partes y, si existen, informes técnicos o
periciales, antecedentes y solvencias.
Ante las dificultades que suelen producirse, y para tratar de localizar de la forma
más rápida posible a las personas implicadas se pueden utilizar las siguientes fuentes: a
través del abogado, de las páginas de guías telefónicas o de internet, también de los
datos contenidos en las declaraciones de las partes que aporten alguna información
sobre su ubicación (por ejemplo si aparece un determinado establecimiento –bar- que
una de las partes dice que frecuenta asiduamente). Asimismo, se puede reenviar una
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segunda carta, más escueta y directa que la primera, en la que se pide que se contacte
telefónicamente con el servicio de mediación -y se deja el número-. En último
extremo, desde la oficina judicial se puede realizar una citación personal de carácter
voluntario para la primera entrevista, obviamente, sin apercibimientos en caso de que
las personas decidan no acudir.
Se debe tener especial celo en acompasar estas llamadas con las realizadas a los
respectivos abogados para que no se sientan excluidos del proceso
Primero se llama al acusado para evitar, en caso de que decida no participar, que
la víctima tenga que desplazarse a la primera entrevista. Esta cautela puede llevarse al
extremo de no citar a esta última hasta que no se haya mantenido la entrevista con el
acusado y haya confirmado su participación. De esta forma se evita que en la víctima
aparezcan expectativas que, de ser posteriormente frustradas, pudieran incrementar su
posición emocional de venganza.
Los abogados son informados por el Juzgado, pero el equipo de mediación debe
tener plena disponibilidad para atender sus llamadas y completar la información que
precisen. A las personas se les puede ofrecer la posibilidad de llamar a sus respectivos
letrados para aclarar cuantas dudas legales surjan. En caso de que los abogados no estén
de acuerdo con la mediación, se les invita a que hablen con sus defendidos, ya que en
última instancia han de ser éstos quienes acepten el proceso de mediación.
Lo más conveniente es que a los abogados solo se les permita estar presentes
para asesorar a sus defendidos en los aspectos jurídicos. Esto tiene lugar al comienzo de
la fase de encuentro individual. Posteriormente, se les invita a abandonar la sala.
Tampoco se les permite estar en el resto de sesiones, aunque se anima a las partes a que
mantengan una relación fluida con ellos, pudiendo incluso utilizar el teléfono del equipo
para hacerles una consulta ante las dudas que eventualmente puedan surgir en relación
al consentimiento informado o a los posibles acuerdos.
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una parte, normalmente la víctima, necesite de un apoyo o soporte externo -cónyuge,
hermano, ascendiente, descendiente, amigo, trabajador o educador social- para poder
participar en la mediación.
4.4.7. El acuerdo.
Esta fase es, sin duda, una de los partes momentos más importantes del proceso
pues, con frecuencia, consolida los procesos emocionales de liberación de las posiciones
inicialmente mantenidas. La persona acusada, cuando decide proponer una reparación, o
aceptar la propuesta por la víctima, y viceversa, está expresando la eficacia de la
empatía y la aceptación.
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no sólo en un nivel legal, sino también material, ante la frustración de las
expectativas puestas por los intervinientes.
Los acuerdos a los que se llega en mediación pueden ser de dos tipos: acuerdos
de reparación material, y acuerdos de reparación simbólica.
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Normalmente consisten en una obligación de hacer o no hacer, y nunca supone la
entrega material de dinero pues según el art. 112 del Código Penal “la reparación del daño
podrá consistir, además de en obligaciones de dar, en obligaciones de hacer o no hacer”; por tanto
esas obligaciones pueden consistir en prestaciones o servicios por parte del autor a favor
de la víctima o de la comunidad, como por ejemplo la redacción de una carta, en el
sometimiento a un tratamiento de desintoxicación, en una visita a una prisión, en la
realización de trabajos en beneficio de la comunidad o en la petición de disculpas no
como mero formalismo sino como la culminación de un proceso de comunicación entre
los afectados con los objetivos ya apuntados.
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Si se incumple el acuerdo en la fase de enjuiciamiento, entonces el juicio se
celebrará por el cauce ordinario, y no se tendrá en cuenta la concurrencia de la atenuante
mencionada.
Todas las personas que han participado en esta experiencia de mediación son
personas físicas; unas actuando a título personal (93´1%), otras en nombre de la
institución de la que son representes legales (6´9%). En total han participado 87
personas.
5.2. SEXO.
El porcentaje de hombres que intervienen en los conflictos penales que han sido
objeto de esta experiencia de mediación es superior al de las mujeres (el 65´2% frente al
34 %).
5.3. EDAD.
La edad media de las víctimas que han intervenido en los procesos de mediación
es de 40,24 años; la de los acusados 37,21.
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5.4. ESTADO CIVIL.
Las víctimas que se encuentran casadas son el 37´0%, frente al 28,2% de las
personas acusadas.
Entre las víctimas, quienes han estudiado bachiller superior o tienen estudios
universitarios suponen un 64%; en cambio, entre los acusados representan sólo un 33%,
casi la mitad.
Los trabajos que desempeñan los participantes en esta experiencia nos hace caer
en la cuenta de variedad de espacios profesionales donde aparecen los conflictos, así
como las múltiples ocupaciones que validan la mediación como instrumento
privilegiado y universalizable de gestión de conflictos.
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5.6. CLASE SOCIAL.
Por el contrario en las víctimas las personas de clase media alta representan un
6´3%, frente al 2´9 en los acusados.
El 91´8% de los acusados carece de antecedentes penales; eso refleja el perfil del
infractor primario, con quien trabajamos en la mayoría de los casos en esta experiencia.
5.8. ADICCIONES.
Entre las infracciones el mayor número lo constituyen las lesiones (34´5%), las
amenazas (24´8 %), las infracciones en el ámbito familiar (18´4 %), las injurias (8,7%)
y los robos (8´7 %).
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También debe señalarse que es superior en un 9% el porcentaje de negativas por
parte del acusado respecto de la víctima.
El 75’8% de los hechos constitutivos de infracciones penales que han sido objeto
de mediación tienen su origen en conflictos interpersonales basados en relaciones
previas entre denunciante y denunciado. Únicamente en el 24´1% de los supuestos no
existía ninguna relación previa.
Asimismo, en los casos en los que no existía discrepancia respecto de los hechos
objeto de acusación los acuerdos han sido posibles en el 85´7% de ellos.
En los casos en que los hechos han sido reconocidos totalmente en el acta de
reparación, los acuerdos de conciliación han sido posibles en el 97´3 % de los
supuestos; incluso cuando se han reconocido parcialmente se ha llegado al 100% de
acuerdos.
Este mismo porcentaje -100%- de acuerdos se alcanza en los casos en los que el
reconocimiento expreso no se ha considerado necesario.
Por el contrario, en los casos en los que no se han reconocido los hechos, el
acuerdo ha sido posible únicamente en el 33´3%.
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