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PREVENCIÓN DE ALTERACIONES EN EL DESARROLLO DEL EMBRIÓN: AGENTES TERATÓGENOS

Un teratógeno puede ser definido como cualquier sustancia química, agente físico (radiaciones), infeccioso,
enfermedad materna o estado carencial que actuando durante el periodo embrionario o fetal es capaz de alterar
de forma más o menos grave el crecimiento y desarrolllo del embrión y/o feto, y producir una alteración
morfológica o funcional en el periodo postnatal.

La palabra teratogénesis proviene del griego teratos, que significa monstruo. El sentido original de la palabra
viene a referirse a malformaciones anatómicas macroscópicas, aunque los conceptos actuales de este término
se han expandido para incluir anomalías del desarrollo más sutiles, como retraso del desarrollo intrauterino,
alteraciones de la conducta, muerte intrauterina y otras deficiencias funcionales.

Clasificación de los Agentes teratogénicos:

1- Agentes Biológicos (infecciosos)


2- Agentes físicos (radiaciones, temperatura)
3- Agentes Químicos (Medicamentos y otras sustancias)
4- Factores Maternos (enfermedades maternas y estilo de vida)

1- Agentes Infecciosos:

Los agentes infecciosos con potencialidad de atacar los fetos in-útero, son los virus, bacterias y parásitos.
Efectos reconocidos en el feto incluyen muerte fetal, retardo en el crecimiento intrauterino, defectos congénitos
y retardo mental. La patogénesis de estas anormalidades puede generalmente ser atribuidas a una invasión
directa del feto, produciendo inflamación del tejido fetal y muerte celular. Si el agente es capaz de producir una
invasión directa al sistema nervioso central, podría causar microcefalia, calcificaciones cerebrales, retardo
mental, desórdenes del desarrollo motor, alteraciones del tono muscular y deficiencias visuales y/o auditivas.
No es infrecuente que estas deficiencias sensoriales se encuentren asociadas a defectos neurológicos severos.
La infección prenatal por un agente infeccioso suele producir prematurez, retardo en el crecimiento intrauterino,
ictericia, cardiopatía y otras múltiples alteraciones. Algunos de estos agentes infecciosos teratogénicos más
frecuentes, son el virus de la rubéola, herpes simple, Varicela-Zoster. Otras infecciones frecuentes como la
sífilis y la toxoplasmosis.

2.- Agentes físicos:

Existe una amplia variedad de agentes físicos que son potencialmente teratogénicos. Dentro de los más
importantes se incluyen la radiación ionizante (puede tener efectos teratogénicos, mutagénicos o
carcinogénicos), factores mecánicos y el aumento excesivo de temperatura. Con respecto a las radiaciones
bajas de energía como las ondas sonoras, microondas, unidades de video-juegos o ultrasonido, hasta el
momento no se ha podido demostrar su efecto causal de malformaciones, por lo que no se consideran
realmente teratogénicas

3.- Medicamentos y agentes químicos:

Existe en los Estados Unidos una entidad reguladora del uso de los medicamentos, conocida como la FDA. Dicha
entidad se dedica a recopilar toda la información posible sobre cada sustancia química empleada como
medicamento y ella misma avala o prohíbe su uso en humanos.
Según el riesgo de teratogenicidad de cada uno, la FDA les ha asignado una categoría denominada con las
letras “A, B, C, D, o X”.

Tipo A Los estudios de estos medicamentos indican un riesgo inocuo.


Tipo B Medicamentos inocuos en animales, pero sin estudios en humanos
Tipo C Efecto positivo en animales, pero sin estudio en humanos
Tipo D Asociado a defectos en humanos, pero el uso implica más beneficios que riesgos
Tipo X Estudios en humanos confirman que los riesgos de anomalías son mayores que los beneficios. Se
contraindica definitivamente el uso del medicamento.

A modo de ejemplo la talidomida es un fármaco utilizado entre los años 1950-65, indicado en el embarazo para
el control de las nauseas y malestar al inicio del embarazo. Tras su uso miles de niños nacieron con
malformaciones en las extremidades o sin alguna o todas ellas. Su poder teratogénico sólo se produce si se
consume el fármaco entre los días 21 a 36 de la gestación.

4- Factores maternos:

Las enfermedades maternas que alteran su metabolismo normal, pueden tener efectos directos en el feto, dado
que se comportan como posibles alteradores del ambiente intrauterino fetal. De importancia en esta categoría
tenemos la Diabetes Mellitus y la Fenilcetonuria.
Las mujeres con diabetes mellitus tipo I (insulino-dependiente) mal controlada durante la gestación, pueden
tener hijos con cardiopatías congénitas y otros problemas. La fenilcetonuria (enfermedad del metabolismo de la
Fenilalanina) puede producir polimalformaciones y retraso mental en el niño, si no se controla durante el
embarazo.

Los agentes que son ingeridos por la madre estarán influidos por la capacidad de ser eliminados por el
organismo materno o la posibilidad de transporte a través de la placenta, por lo cual cualquier fármaco o
sustancia química administrado a la madre debe considerarse potencialmente dañino al feto.

El alcohol es el principal teratógeno fetal. Aun la exposición intrauterina a una pequeña cantidad de alcohol
puede producir síndrome alcohólico fetal (SAF)
El SAF se da con un consumo promedio de 200 grs diarios de alcohol y ocasiona: retardo del crecimiento antes
y después del nacimiento, rasgos faciales característicos (hendiduras palpebrales cortas, párpado superior
delgado y puente nasal aplanado), defectos cardíacos y de otros órganos, malformaciones de las extremidades,
anomalías genitales y alteraciones del SNC. Son comunes los problemas de conducta, con hiperactividad,
nerviosismo extremo, capacidad de concentración reducida e incapacidad de apreciar las relaciones causa-
efecto.

Hay pruebas fehacientes de que el hábito de fumar durante el embarazo es una causa de bajo peso al nacer: al
mismo tiempo, existe también una fuerte asociación entre el tabaquismo y una elevada mortalidad fetal y
neonatal. Las mujeres fumadoras tienen un riesgo aumentado de embarazo ectópico. El humo del cigarrillo
puede ser tetatogénico y causar malformaciones cardiacas y anencefalia. El tabaquismo materno es también
un factor significativo en el desarrollo del labio leporino y paladar hendido y se lo ha vinculado con el síndrome
de muerte súbita del lactante (SMSL) Los lactantes amamantados por madres fumadoras presentan asimismo
una incidencia mayor de trastornos digestivos. Aún la exposición pasiva de la madre al humo del tabaco,
durante el embarazo o la lactancia, aumenta el riesgo de que el niño sufra complicaciones respiratorias
(neumonía, bronquiolitis) durante el primer año de vida.

Una mujer embarazada adicta a la cocaína, expone al feto a un alto riesgo de retardo del crecimiento,
trastornos de atención y orientación, hiperirritabilidad, tendencia a episodios de apnea (cese de la respiración)
malformación o ausencia de órganos, accidentes cerebrovasculares y convulciones. El riesgo de aborto
espontáneo, nacimiento prematuro y feto muerto y retenido también aumenta por la exposición fetal a la
cocaína.

El organismo humano no es igualmente susceptible a los agentes teratógenos a lo largo de toda la vida
intrauterina, sino que sus efectos en el embrión en desarrollo o en el feto dependen sobre todo de la edad
gestacional, o sea de la etapa del desarrollo en el momento de la exposición.

Es bien conocido que el período especialmente sensible es el primer trimestre, tiempo en que se incluye el
período embrionario en el que se lleva a cabo la formación de los órganos (organogénesis).

Importancia de la prevención:

Una vez iniciada una alteración en el desarrollo, los procesos son irreversibles y ello implica consecuentemente
el que no podamos disminuir el índice de malformaciones, por lo que debemos enfocar todos nuestros esfuerzos
a la prevención, la cual se puede realizar de varias maneras.

Identificar e individualizar los agentes y condiciones de exposición que pueden ser teratógenos para la futura
mamá. Llevar a cabo estas dos medidas facilitará estructurar las medidas preventivas y terapéuticas que
aplicadas a la madre sean capaces de disminuir el índice de malformaciones.
En la actualidad existen algunas medidas establecidas para la prevención de las malformaciones congénitas
más comunes y dentro de ellas se encuentran:

• La vacunación contra la rubéola en las jóvenes adolescentes prácticamente ha erradicado esta enfermedad,
una causa infecciosa frecuente de malformación congénita. Se deberá vacunar a toda mujer no inmunizada o
con esquema de vacunación incompleto (tétano/difteria) a partir del 2º trimestre de embarazo y vacuna
antigripal después del 1er trimestre de embarazo si tiene riesgo de complicaciones por gripe.

• Una dieta balanceada, así como el aporte de ácido fólico, ha disminuido la aparición de defectos de tubo
neural. Desaconsejar el consumo de café tabaco, alcohol entre otros.

• Realizar controles médicos : entre las 16 y las 18 semanas de embarazo, es posible medir el nivel de la
alfa-fetoproteína, (AFP) una proteína que produce el feto: el nivel es elevado, es probabilidad de un embarazo
múltiple o de un feto con espina bífida o con otros defectos del tubo neural. El nivel bajo, indica posible
anomalías en los cromosomas, como el síndrome de Down. Al medir los niveles de ciertas hormonas en la
sangre como hCG (gonadotropina coriónica humana) y estriol, producidas por la placenta, se puede identificar
un feto con riesgo de malformaciones congénitas o anomalías cromosómicas.La amniocentesis se suele
realizar entre las 15 y las 20 semanas que permite identificar algunas malformaciones del feto, como el
síndrome de Down o la espina bífida, al extraer con una aguja líquido amniotíco; sólo se recomienda si existen
motivos para sospechar que el riesgo de estos problemas es superior al normal, tal vez debido a la edad de la
madre (35 años o más), a resultados anormales de la AFP o del rastreo de marcadores en la sangre materna, o
a antecedentes familiares. Si bien este examen implica un riesgo leve de parto prematuro y de aborto
espontáneo. La Biopsia de vellosidades coriónicas, se realiza durante el primer trimestre con los mismos fines
que la amniocentesis. (En general, a las embarazadas se les hace uno de los dos estudios) Se toma una
muestra del tejido que une el saco amniótico y suele realizarse cuando existen factores de riesgo. También
tiene un riesgo levemente mayor de abortos espontáneos y de otras complicaciones. Ultrasonido: es posible
que le realicen al menos una ecografía para asegurarse de que su embarazo está avanzando en forma normal y
para verificar la fecha probable de parto. En general, el ultrasonido se realiza a las 18 o 20 semanas para
observar la anatomía del bebé, pero puede hacerse antes o después y, en algunos casos, más de una vez. No
presentan ningún riesgo. Se cubre el abdomen con un gel y después pasará un instrumento sobre éste y las
ondas de sonido de alta frecuencia rebotan en su cuerpo y crean una imagen del feto en una pantalla de
computadora que permitirá determinar si el feto está creciendo a un ritmo normal, registrar el ritmo cardíaco
del feto y sus movimientos respiratorios, ver si se trata de un embarazo múltiple, identificar una serie de
anomalías que pueden afectar el resto del embarazo o el parto.

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