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Trabajar las normas adecuadas para trabajar en un laboratorio con la máxima seguridad.
Resumir la información legal vigente sobre la clasificación y manipulación de los reactivos químicos peligrosos.
Conocer los pictogramas de seguridad y los códigos de riesgo de las sustancias peligrosas, así como las frases
H y P correspondientes.
Relacionar los nuevos pictogramas con los utilizados anteriormente.
Resumir la información respecto a la eliminación de dichas sustancias así como de los accidentes más
frecuentes en los laboratorios y los primeros auxilios que se deben brindar inmediatamente.
Fundamento Teórico
La información que se facilita comprende tres grandes apartados:
Todo laboratorio de Química debe constar del espacio necesario para disponer las mesas, piletas de lavado y armarios
para almacenamiento del material y reactivos químicos.
Mesa de trabajo: Debe disponer de piletas de agua, tomas de gas e instalación de electricidad. Como medida de
seguridad, la instalación eléctrica debe estar alejada de las tomas de gas y piletas de lavado.
Puertas: Es preciso desalojar rápidamente el laboratorio en caso de emergencia. Para ello, el laboratorio debe tener
dos puertas al exterior, colocadas en puntos distantes.
Ventilación: Es importante poder airear rápidamente el laboratorio. Para ello, debe tener varias ventanas,
generalmente, una tras otra en toda su longitud, que comuniquen directamente con el exterior. Es necesario la
instalación de una campana de gases, una campana cerrada que comunica directamente al exterior y que incluye un
extractor eléctrico que expulsa los gases. Se debe utilizar siempre que los productos de una reacción sean gases
tóxicos.
Productos peligrosos: No se deben almacenar sustancias inflamables en grandes cantidades en el laboratorio. Las
sustancias peligrosas o tóxicas deben guardarse en armarios cerrados con llave. No colocar sustancias incompatibles
en el mismo armario. Procurar que la luz solar no incida directamente sobre las sustancias. Algunas son sensibles a la
luz y otras son volátiles o soluciones de gases en líquidos que, al calentarse, pueden dar lugar a la ruptura del frasco.
Seguridad: Es necesario que haya, por lo menos, un extintor de incendios, colocado en un lugar próximo a la puerta.
Ducha y lava-ojos de emergencia para un lavado rápido en caso de accidente. Las duchas deben poder abrirse con
facilidad. Debe tenerse una manta para apagar fuegos, guantes aislantes y gafas de seguridad para trabajos en que se
desprendan vapores corrosivos.
Las llaves de paso generales del gas, agua y los interruptores de la corriente eléctrica, deben estar bien a la vista y
en un lugar de fácil acceso.
En caso de haber instalación de gas, se deben revisar las tuberías y las llaves de paso cada dos años, para detectar las
posibles fugas.
No debe entenderse que las sustancias no clasificadas como peligrosas sean totalmente inofensivas, pues, puestas
en contacto con otras, pueden reaccionar violentamente o producir otros productos que sí son peligrosos.
Existen normas de envasado y etiquetado de estas sustancias. En términos generales, los envases deben evitar
toda pérdida del contenido y deben estar construidos con materiales que no sean atacados por éste.
Los envases deben estar etiquetados de forma clara y legible, en la lengua oficial correspondiente, debiendo
figurar los siguientes datos:
En primer lugar, antes de eliminar cualquier sustancia química, se deben conocer las frases H y P correspondientes
a la misma.
DERRAMES: en caso de derrame extenso, evacuar a los estudiantes, sin precipitación y evitar que la
contaminación se extienda a la vestimenta y a otras zonas del laboratorio.
Si el producto es inflamable, cortar la llave de gas, no manipular ningún interruptor de electricidad y ventilar el
local.
Eliminación de productos
La eliminación variará según se trate de uno u otro tipo de producto. Desde este punto de vista pueden agruparse
en:
Ácidos: cubrir con carbonato de sodio, mezclar con abundante agua y diluir. También puede utilizarse carbonato
ácido de sodio. En caso de ácido fluorhídrico se transforma en fluoruro de calcio con lechada de cal a pH 12, en
este caso, la reacción debe tener lugar en una vasija de polietileno.
En caso de derrame de ácido, se espolvorea con carbonato ácido de sodio, o hidróxido de calcio, recogiendo con
un paño húmedo y eliminando con abundante agua. Si se trata de una base, espolvorear con hidrogenosulfato de
sodio, procediendo como en el caso anterior.
Los ácidos orgánicos se mezclan con disolventes y se queman. También se hace la operación recogiéndolos con
papel. En caso de ácidos de baja masa molar, neutralizar pequeñas cantidades con carbonato de sodio y diluir.
En caso de derrames, cubrir con hidrogenocarbonato de sodio o carbonato de sodio, rociar con agua y lavar la
pasta formada con abundante agua. Neutralizar y diluir.
C. Productos combustibles:
Alcoholes, fenoles y cetonas: los residuos se queman, solos o en un disolvente. Los de bajo masa molar pueden
eliminarse mediante lavado con abundante agua. Los derrames de estas sustancias se recogen con papel o
celulosa y se queman.
Aldehídos: se empapan en vermiticulita o se diluyen con un solvente como etanol, acetona o benceno. También
pueden quemarse. En caso de derrames de pequeñas cantidades se empapan con celulosa, se deja evaporar y se
quema la celulosa. Si el derrame es más extenso, se recubre con hidrogenosulfito de sodio, mezclado con un poco
de agua y se deja durante una hora en una vasija grande, a continuación se lava con mucha agua.
Disulfuro de carbono: los residuos se eliminan absorbiéndolos en vermiculita o cubriéndolos con agua y
sacándolos al aire libre, donde se queman a distancia segura, mediante una mecha. Los derrames se absorben
con celulosa, se deja evaporar y se queman.
Éteres: se disuelven en butanol o benceno y se queman. Si se sospecha la presencia de peróxidos, cubrir el
contenedor para su protección con malla de lana y colocarlo fuera, a una distancia prudencial y quemar el
cointenido.
Hidrocarburos: para eliminar los residuos, se queman con un solvente inflamable o con vermiculita. Los derrames
se absorben con papel y se queman.
Carburos: cubrir con vermiculita y llevarlos al exterior, se mezcla con una gran cantidad de agua y se quema el
hidrocarburo que se va formando. Se deja 24 horas y después puede tirarse.
D. Vapores tóxicos:
Monóxido de carbono: pasar a través de un purificador de gases lleno de una mezcla de carbón activo y hopcalita.
Cloro: pasar sobre sosa cáustica diluida y descomponer el hipoclorito formado con solución de tiosulfato de sodio.
Cianuro de hidrógeno: pasar por hidróxido de sodio diluido, oxidar el cianuro formado con solución de clorito de
calcio y diluir con gran cantidad de agua.
Fluoruro de hidrógeno: pasar sobre lechada de cal a pH 12, utilizar una vasija de polietileno.
Trióxido de azufre: pasar por ácido sulfúrico concentrado y el óleum formado se añade gota a gota a agua helada
y se neutraliza con hidróxido de sodio.
F. Metales: los derrames de mercurio deben recogerse inmediatamente por aspiración al vacío. Las pequeñas
gotas que quedan en las ranuras o que no se ven fácilmente se amalgaman con hojas de estaño, polvo de latón
o cinc y se destruye con polisulfuro de calcio y gran cantidad de azufre. El metal sodio se elimina tratándolo con
alcohol etílico. Se desprende gas hidrógeno que es inflamable. El alcoholato de sodio que se forma se puede
verter en el desagüe con abundante agua.
C. Accidentes más frecuentes y primeros auxilios.
Objetivo
Exponer los casos más frecuentes de accidentes en los laboratorios de Química y los primeros auxilios
correspondientes.
Fundamento teórico
Aplicación de los conocimientos de Física y Química en la determinación de los principales tipos de accidentes y sus
auxilios más inmediatos.
Intoxicaciones por sustancias químicas: los venenos penetran el cuerpo humano por tres caminos: a) por inhalación,
b) por absorción cutánea y c) por ingestión.
a) Intoxicación por inhalación: se produce al respirar gases venenosos o solventes que desprenden vapores tóxicos.
En todo caso puede seguirse el siguiente procedimiento: retirar en cuanto antes a la persona intoxicada del
laboratorio, tomando las precauciones necesarias para no intoxicarse, si es preciso se utiliza una máscara anti gas.
Debe acostarse al accidentado procurando que tenga la cabeza y el pecho levantados, al aire libre o en un lugar con
buena ventilación. Deben quitarse las prendas de vestir muy ajustadas y las que puedan estar empapadas de vapores
venenosos. Procurar que no se enfríe, ya que en algunas intoxicaciones, un enfriamiento brusco puede ser muy
peligroso. A continuación, practicar respiración artificial, en espera del médico, a quien hay que avisar
inmediatamente.
Persístase en los primeros auxilios aunque de momento no se obtengan resultados positivos. Si el intoxicado está
inconsciente, no debe administrársele nada vía oral, pues podría pasar a la vías respiratorias, complicando el proceso.
Si es posible, suministrarle inhalaciones de oxígeno (solamente personal entrenado).
Cuando la intoxicación es por gases irritantes no debe practicarse respiración artificial. Entre estos gases están:
halógenos, hidrácidos de los halógenos, amoníaco, dióxido de azufre, trióxido de azufre, gases nitrosos, halogenuros
de boro, silicio, arsénico y fósforo, fosgeno y otros.
Los gases irritantes y corrosivos actúan dañando las membranas mucosas de los órganos respiratorios y también la
nariz y los ojos. El primer síntoma es tos convulsiva, vómitos y ahogo asmático. Venenos de este tipo muy peligrosos
son el gas flúor y el ácido fluorhídrico.
Otro tipo de gases muy tóxicos que actúan por absorción son:
El monóxido de carbono junto con el gas del alumbrado que generalmente lo contiene. Este compuesto que se
desprende en algunas combustiones incompletas de carbono, es inodoro y altamente venenoso, pues en
concentraciones del 0,1%, al cabo de unas horas, puede ocasionar síntomas agudos de envenenamiento. Se manifiesta
la intoxicación con intenso sueño, mareos, debilidad, principalmente en las piernas y también palpitaciones y náuseas.
El ácido cianhídrico es muy venenoso, actúa bloqueando los enzimas respiratorios. Cuando se trabaja con este gas es
imprescindible hacerlo en campana de gas y utilizar guantes protectores, siempre que se está en contacto con este
ácido, o con sus sales (cianuros), también muy tóxicas, no introducir las manos en la boca, evitar el contacto con
heridas y no inhalar los vapores.
Los síntomas de envenenamiento son: olor a almendras amargas, escozor en nariz y garganta, lagrimeo, náuseas y
vómitos.
El sulfuro de hidrógeno, de olor muy desagradable, se emplea en los laboratorios de análisis químico. En los
envenenamientos agudos puede producir la muerte por parálisis respiratorio. En los casos subagudos, por descuido
en el trabajo, presenta el siguiente cuadro: náuseas, mareos, vómitos, estados de excitación y pérdida del
conocimiento.
Los vapores de mercurio son extremadamente peligrosos, porque con dosis pequeñas dan intoxicaciones crónicas.
Según la naturaleza del intoxicado basta una absorción constante de 5 a 100 μg por día para producir trastornos graves.
Como síntomas figuran: alteraciones nerviosas, temblores, debilidad cerebral, caída del cabello, salivación e
inflamación de las encías. En los envenenamientos crónicos es muy beneficiosa la leche y los baños de azufre.
Otras intoxicaciones por inhalación tienen lugar cuando ésta es de vapores procedentes de solventes. En este caso
pueden producir le3siones superficiales.
Benceno, que da lugar a pocas intoxicaciones y de poca gravedad. En caso de inhalación, se debe salir al aire libre lo
antes posible. De forma análoga debe tratarse la intoxicación por tolueno o xileno.
Metanol, presenta cuadros con trastornos visuales, vómitos y náuseas. Debe administrarse hidrogenocarbonato de
sodio disuelto en agua. Los síntomas comienzan a manifestarse a partir de dosis de 25 cm3.
Nitrobenceno, se debe practicar lavado de estómago con agua que contiene sal común (una cucharada de sal por litro
de agua). Si se producen lesiones superficiales, limpiar la piel con agua y jabón frotándola con un cepillo.
Cloroformo, sulfuro de carbono y tetracloruro de carbono, son solventes muy utilizados en los laboratorios de Química.
En caso de intoxicación, respecto de los dos primeros, realizar la respiración artificial y administrar oxígeno. En el caso
de tetracloruro de carbono, se necesitan atmósferas muy cargadas para producir intoxicación. Debe llevarse al
intoxicado al aire libre y suministrarle oxígeno.
Óxido de etileno, irrita los ojos y las membranas de las mucosas, puede producir mareos y vómitos. Puede dar lugar a
explosiones en concentración superior al 13%. Proceder como en los casos generales de intoxicación por gases.
En el laboratorio es frecuente el envenenamiento por sustancias que actúan por vía percutánea (venenos de contacto).
La mejor prevención para este tipo de intoxicación es la máxima limpieza y cuidado. Los principales tipos de sustancias
que actúan sobre la piel son: a) sustancias corrosivas y b) sustancias que actúan por absorción.
a) SUSTANCIAS CORROSIVAS
ÁCIDOS: apartar la ropa empapada por el ácido y, si es preciso, cortarla. Lavar con abundante agua y, a continuación,
neutralizar con hidrogenocarbonato de sodio. Quitar el exceso de éste, y una vez seco, linimento óleo-calcáreo o
pomada para quemaduras con ácido.
QUEMADURAS EN LOS OJOS POR ÁCIDOS: lavar los ojos con abundante agua, preferentemente templada y a chorro.
Mantener los ojos bien abiertos, si es necesario, ayudándose con los dedos, procurar que el agua entre bien en su
interior. Lavar con disolución de bórax al 2% y, a continuación, emplear colirios alcalinos, debe llamarse al médico
urgentemente. Producen quemaduras análogas a los ácidos, las sales de metales pesados como nitrato de plata,
cloruro de cinc, cloruro de mercurio, sales de osmio. También actúan del mismo modo halogenuros de fósforo,
arsénico, antimonio y el agua oxigenada.
ÁCIDO FLUORHÍDRICO: produce quemaduras especialmente peligrosas. Lavar a fondo la parte afectada con agua o
solución de cloruro de calcio al 1%. Mantenerla debajo del agua durante unos 30 minutos. Después, aplicar una pasta
de glicerina-magnesia. En caso de producirse en los ojos, lavar con agua templada en forma abundante, procurando
tener los ojos bien abiertos. Después de lavar por al menos 15 minutos, colocar en casa ojo una gota de aceite de oliva
puro.
ÁLCALIS: lavar con abundante agua y aclarar con solución de ácido bórico o ácido acético al 1 %. Secar la zona afectada
y cubrirla con pomada de ácido tánico.
QUEMADURAS EN LOS OJOS POR ÁLCALIS: irrigar con abundante agua templada, como en los casos anteriores,
procurando tener los ojos bien abiertos. Seguidamente lavar los ojos con solución de ácido bórico al 1% varias veces.
Por último, colocar una gota de aceite de oliva.
Este procedimiento debe seguirse siempre que se produzca corrosión en los ojos por productos químicos.
SUSTANCIAS REDUCTORAS: aplicar compresa de permanganato de potasio al 0,1%. Una vez seco, se cubre con
sulfamida en polvo y se venda.
HALÓGENOS: adicionar solución de hidróxido de amonio al 20% y, a continuación, lavar con agua. Una vez seco se
cubre con linimento óleo-calcáreo.
Es el caso menos frecuente de envenenamiento en un laboratorio. Gran número de sustancias empleadas son tóxicas
en cantidades relativamente grandes. Aquí se trata solamente de aquellas sustancias tóxicas a pequeñas dosis.
Esta mezcla de los tres componentes se diluye con agua hasta que se forma una pasta clara que es la que se
va a administrar. La dosis para el adulto es de unos 15 gramos (una cucharadita de la mezcla en un vaso de
agua).
c) También puede administrarse en emético: el veneno ingerido puede diluirse administrando al paciente litro y
medio de agua tibia conteniendo sal disuelta. Si el paciente está inconsciente, no debe administrársele nada
vía oral. En este caso debe dejarse reposar sobre el lado izquierdo con la cabeza baja hasta la llegada del
médico. No dejarlo solo, ni administrarle bebidas alcohólicas. Mantenerlo caliente, si es preciso se cubre con
una manta.
ÁCIDOS CORROSIVOS: no provocar el vómito. Aplicar grandes cantidades de leche de magnesia. Administrar
grandes cantidades de agua albuminosa (claras de huevo batidas con agua) o gran cantidad de leche.
ÁLCALIS CORROSIVOS: no provocar el vómito. Administrar gran cantidad de ácido acético al 1%. Administrar
también gran cantidad de leche o agua albuminosa.
FÓSFORO AMARILLO: es mortal a dosis 0,2-0,4 g. Antídotos: vomitivos de 0,1 g de sulfato de cobre (II) en 100 mL
de agua, varias veces. Beber solución de permanganato de potasio al 1%. No administrar leche, pues el fósforo es
soluble en las grasas.
CIANUROS. ÁCIDO CIANHÍDRICO: La dosis mortal de los primeros es de 0,2-0,3 g y del segundo es de 0,06 g.
producen inhibición de los enzimas respiratorios y provocan la anulación del proceso de oxidación de las células
vivas y de la respiración de los tejidos. El paciente presenta aspecto cianótico. Si el paciente está consciente,
administrarle agua con sal, una cucharada sopera en cada vaso y provocar el vómito introduciendo los dedos en
la boca hasta tocar la campanilla. Repetir la operación varias veces hasta que los vómitos sean claros. Si la
respiración es dificultosa, practicar respiración artificial. Mantener un pañuelo empapado de iso-amilo nitrito
debajo de la nariz, cambiándolo cada 15 segundos.
CORTES: las pequeñas lesiones se lavan con agua primero y luego con alcohol, luego se cubren con tintura de yodo
y se cubren con una curita. Las lesiones en los oídos, nariz, mejillas y labios sangran mucho. Las heridas profundas
se cubren con gasa estéril, sin lavar, después se coloca algodón y se vendan. Es necesaria asistencia médica
inmediata. En los casos de hemorragia arterial la sangre brota a chorro y es de color claro. Es grave, pues supone
la pérdida de sangre muy rápidamente. Para controlarla, debe oprimirse con los dedos pulgares la arteria entre
el punto por donde sale la sangre y el corazón, siempre que sea posible se comprime con una tira de goma
(torniquete). El torniquete debe aflojarse durante 3 o 4 segundos cada 20 minutos. Si la sangre es oscura, se trata
de sangre venosa. Antes de vendar la herida con una venda apretada, mantener el miembro afectado en alto.
QUEMADURAS: las quemaduras más frecuentes son las producidas por ácidos o por bases. Su tratamiento se ha
descrito en los párrafos correspondientes a absorción cutánea (sustancias corrosivas).
FRACTURAS: una fractura es la rotura de un hueso. Si la piel está herida, la fractura se llama expuesta o abierta;
cuando no afecta la piel, se llama cerrada. Las fracturas profundas producen intenso dolor, impiden el movimiento
del miembro y éste generalmente se hincha. En caso de fractura, no mover el miembro afectado e inmovilizarlo,
acudiendo al médico lo antes posible.
INCENDIOS: cuando un recipiente conteniendo una sustancia inflamable arde, se cubre con una cápsula de
porcelana o una plancha de amianto hasta que el fuego se apague. NO SOPLAR SOBRE LA LLAMA. Cuando se
trabaja con sustancias muy inflamables debe disponerse el lugar de trabajo próximo a la salida. En los fuegos
grandes apagar todos los mecheros y apartar todas las sustancias combustibles de la proximidad del incendio.
Seguidamente apagar utilizando los extintores o con arena. Si el fuego prende en las ropas, envolver a la persona
en una manta o apagar con agua. Pueden utilizarse las duchas de emergencia. Las prendas sueltas se apagan
golpeándolas contra el suelo.
DESCARGAS ELÉCTRICAS: debe separarse inmediatamente al accidentado del circuito eléctrico. Cortar la corriente.
En caso de tener que separar al accidentado del hilo conductor hay que tomar las precauciones necesarias para
no sufrir una descarga. SE DEBE ACTUAR SOBRE UNA ESTERA DE GOMA PROTEGIÉNDOSE LAS MANOS CON
GUANTES DE GOMA O CON PAÑOS SECOS Y SEPARAR EL HILO CONDUCTOR CON UN CUERPO NO CONDUCTOR.
Llevar al accidentado al aire libre y practicar la respiración artificial durante unas horas. Es necesaria asistencia
médica inmediata.
Método de Nielsen.
El paciente se coloca boca abajo sobre el suelo duro con los brazos recogidos y el mentón apoyado sobre la mano
superior. Si no se sostiene de esta forma, la cabeza se apoya de lado, sobre las manos colocadas una sobre otra.
Para practicar la respiración artificial arrodillarse junto a la cabeza de la persona afectada, colocar las manos
planas, con los dedos separados sobre los omóplatos de ésta; procurar que los pulgares estén en paralelos, a
ambos lados de la columna vertebral. A continuación, y manteniendo rectos los brazos, echarse hacia adelante,
comprimiendo el pecho del paciente y, seguidamente, reducir la presión. De esta forma se expulsa el aire
contenido en los pulmones. Para la inspiración, la persona que aplica la respiración artificial, manteniéndose en
rodillas, tal como se indicó, se echa hacia atrás llevando sus brazos a lo largo de los del paciente, hasta llegar al
codo y allí tira los brazos de la víctima hacia sí (hacia atrás). Seguidamente descansa. El ritmo es de unos 15
movimientos por minuto. Se debe empezar siempre por una espiración y contar 1, 2. Durante la inspiración, contar
3, 4.