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Introducción
Sócrates comienza diciendo que no sabe si los atenienses (asamblea general) han sido
ya persuadidos por los que lo acusan. Este comienzo es crucial para establecer el tema
de todo el discurso, pues es frecuente que Platón comience sus diálogos socráticos
exponiendo la idea general del texto. En este caso, el diálogo se abre con "¡Ciudadanos
atenienses!, Ignoro qué impresión habrán despertado en vosotros las palabras de mis
acusadores". Este ignoro sugiere que la filosofía expuesta en la Apología va a consistir
enteramente en una sincera admisión de ignorancia, pues todo su conocimiento procede
de su no saber nada: "Sólo sé que no sé nada".
Sócrates pide al jurado que no le juzgue por sus habilidades oratorias, sino por la verdad
que estas convocan. A su vez, asegura que no va a utilizar ornamentos retóricos ni frases
cuidadosamente preparadas, sino que va a decir en voz alta lo que se le pase por la
cabeza, las mismas palabras que utilizaría en el ágora y en las reuniones, pero a pesar de
esto demuestra ser un maestro en retórica, y que no es solo elocuente y persuasivo, sino
que sabe jugar con el jurado. El discurso, que ha puesto a los lectores de su lado durante
más de dos milenios, no consigue ganarle el juicio. Sócrates fue condenado a muerte, y
ha sido admirado por su calma aceptación de ello.
La acusación
Los tres hombres en presentar cargos contra Sócrates son:
Licón, del cual poco se sabe; de acuerdo con Sócrates era representante de los
oradores.
Los cargos contra Sócrates
Sócrates dice que tiene que rechazar dos tipos de acusaciones diferentes: los viejos
cargos de que es un criminal y un curioso que pregunta hasta al cielo y la tierra, y los más
recientes cargos legales de corromper a los jóvenes y de creer en
cosas sobrenaturales de su propia invención, en vez de los dioses de la polis.
Sobre los viejos cargos dice que son el resultado de años de rumores y prejuicio, y por lo
tanto no pueden ser respondidos. Sócrates desvirtúa estos "cargos informales" dándoles
una apariencia legal diciendo: "Sócrates comete delito al investigar los fenómenos
celestes y subterráneos, debido a que, según ellos, convierte el argumento más débil en
el más fuerte, instruyendo esto a otros, y sin creer en los dioses, es decir, es ateo".
También dice que estas alegaciones nacieron de la boca de cierto poeta cómico, es
decir, Aristófanes.
La apasionada defensa de Sócrates al ser acusado de sofista, no es más que una
distracción de las otras, más graves, acusaciones, pues los sofistas no eran condenados
a muerte en Grecia; al contrario, eran frecuentemente buscados por los padres para ser
tutores de sus hijos, por lo que Sócrates dice que no puede ser confundido con un sofista,
ya que éstos son sabios (o creen que lo son), y están bien pagados, mientras que él es
pobre (a pesar de ser frecuentemente visto en las mesas de juego), y dice no saber
absolutamente nada.