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FRANCISCO ROMERO

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QUE ES
,(r LA F'ILOSOFIA I
a
1$ QuiEr¡ €dicióo
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FRANCISCO ROMERO
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Ramón Colwúa'
Det tt¡tu¡al, Pu EPITORIAL COLUMB.{
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P¡imes edición: iuoio do


1953'

Segu¡d¡ edició¡: agoeto


de 1953'
, I.
Te¡ceta ediión: mar¿o
do 1957'
de 1959' EL HOMBRE Y EL SABER
Cu¿¡t¡ edició¡: septiembre
noviemb¡e de 19ó1'
Quinta e<hció¡: f o propio del hombre es ser un sujeto, un yo, y sabe¡sc
l-t rodeado de un mundo de rres y de cosas. Se percibe
a sl mismo como una entidad permanente a trevés de los
cembios de su existencia, y cu€nta con el mundo que lo cfu.
cunda, que concibe en cada momento ¡ebasando por todos
lados su existencia inmediata, como algo que se extiende por
el espacio, que he sido ántes y que continuará siendo después.
El animal no es un suieto ni propiamente reconoce obietos;
vive sus estádos corporales y se orienta en su contomo gra.
cias a sus instintos, consolidados orgánicamente, y a otras fun,
ciones de un psiquismo que no es sino un órgano o servidot
de su corporalidad. El homb¡e scbe que existe y que existe
el mundo; el animal se limito, a tsiui¡ obscuramente su ¡eali.
dad, a existir en un intercambio de influios con la rcalided
que lo circunda.
De esta especlfica condición del hombre deriva que el
sabe¡ no sta para él ¿ccidente, sino fundamento. El hom,
bre se constituye y fonifica como hombre en cuanto sabe
que existe y que el munilo es de cierra manera, que las rela,
ciones de su ser con el mundo poseen y deben poseer cienos
caracteres. En las cultu¡as más baias y primitivas, todo esto
adopta la forma de imágenes o ideas confusas, emaídas de
h práctica habirual y de una interpretación tan escasa en
precauciones críticas como abundante en elementos prove,
\ nientes de la imaginación, del terror, de la esperanza, de lo¡
anhelos, etc, En todo pensamiento primitivo proliferan los
ñ\
mi(os, gue p¡oporcionan explicaciones arbitraries
-aunque
con profundo sentido ¡nuchas wces- de la netu¡aleza, o¡i.
gen y destino del hombre y del universo, y también l¿s con, iiT:{iÉi*:!,"i,loá,fl ,."1"Íl,r§:::'i'ffi 1""',lri
cepciones mágicas, qu€ presuponen misteriosas y ocultas rela. l,'r
ciones Entre las cosas, y pretenden aprovecharlas mediante .:'#
ritos, fórmulas o claves que incidan en ellas y sean capaces
n:',"ffi:.;;,'*' ;1,$Tf,rux ¡i¡l$r.1,*i:
de lograr efectos maravillosos. La disposición mltica y má, r:*:i*k;li.:,lm jtT],:1tf't'ifffi .i"J,t:"1 jif; t;
gica es connatu¡el con la nente primitiva, y persiste después
en residuos discemibles en'las más altas civilizaciones y aun
al lado de las posturás más seve¡as de la inteligencia,
:t a,f::'H# i*"rfi""#i*#"**#lil:
;
j*f ..f [,,fr f "":,iTl,Ti;iJ,,XJt:?:,,1,:ijT::il:
II
jjlt'i,1:$ij{ii,1l'i,itT.":},,';ff 1'";J#":',"",::*::
SABER INGENUO Y SABER CRÍTICO

fJ
rr
ax dos clases de saber: el ingenuo (o vulgar o espontá,
neo) y el crítico (o refleüvo). Todo el sabe¡ del
ii:.1".:ff ü:,1,{il;*i'#*:;ih}t*fltii
ho¡nbre de las culru¡as primitivas entra €n la primera de es,
tas dos cl¿ses. T¡ata¡emos de caracte¡iza¡ ambos tipos de saber
tal como se d¡n en las culruras superiores.
El saber ingenuo, común e todo hombre, es indis,
pensáble para la vida; Ia mayor parte de nuestros compor,
rtlrilffiiffr.i;l:i*üffi
'.:lUim":.:"jiih:i*.:f
:,",:::L:I':".,'"",i.",ii";::t'f
tamie¡tos o¡dinarios se ¡ige pof é1, Se constituye como un
vasdsimo depósito de experiencias, la mayorla de ellas pro, it'.fl
,i:;iiiü",;".'lq,T ***,"*;*;l;,,.-Jy
cedentes de la t¡adición, del contorno humano, masa que crdr
uno selecciona, organiza a su modo y complementa con su ;Ti1...r*i1j,#:"§Ti"$i:]]:'"i:lf"",iT§:l,:,'#
expeliencia personal, El seber i¡genuo c¡ece mediante una
ácumulación que es sedimentación; los conocimientos no se -''"ntmj,*lril'*#i,
buscan de intento, §ino que se reciben de las comprobaciones :iil#,:,1',x":'.',:1ffi
o seudo comprobaciones que va ofreciendo la existencia. Carece
de todo método, de toda precaución encaminada a asegurar
su validez, a cont¡estar su verdad, sálvo El llemado "senti,
do comhn", criterio vago e inseguro, utilizable en la prác,
tica, pero de valo¡ escaso o nulo en el plano del sáber riguro.
frg,::,,'i#$:i'}ffiE**}f¡:,',nffi ;:*;
so (la ciencie y la filosofla desmienten muchas supuestas ver,
dade¡ de sentido común). Como este sabet no se vuelve cor¡§,
*{,tffijr*lr#ir#r,f iüf:iir"":,,,ffi
E
consiste la exteriorid¿d del vocablo, Debe advertirse que tor
principal en muchas
sl es cienci¡ independiente, es método contenidos guardados en el Diccionario peftenecen al sabár vul,
tamas de la.cienci¿'. ,' ',- -rn saber científico y saber gar principalmente, pero de ningún modo rlnicamente, porquc
El -d"se divrde e
sabe¡ crítico muchos logros d{ saber crltico (científico y aun filo;ófico)
riror¿rii;'iár' rirgo,- u'o y otto qued¡rán aclarados más
se hallan también en é1, en cuanto han pasadq al acervo cog,
adelante. noscitivo normal o usual.
El primer escalón en el o¡den cientlfico lo componen
III las ciencias de tipo descriptivo, definito¡io y clasificatorio, que
intentan una especie de inventa¡io de le ¡ealidad nátural, como
la mineralogla, la botánic¿ y la zoología. Estas ciencias son
LA CONTINUIDAD DEL SABER las más cercanas a la experiencia común, que extienden, puri,
fican y perfeccionan; se ocupan ante todo en determinar- con

L';ri:,'#':l::1i1":"'"J:ffi'r#:f
"iilu;*,*:*'"i: precisión los seres y cosas de la naturaleza, definiéndolos con
y
rigor disponiéndolos en grupos de generalidad cada vez
ji
lJ.;.;;'.l'l !i**.'r:l:l;"'""\-H, iüi:h l:
mayor, a partir de las especies. El escalón siguiente no estu,
dia ya los objetos naturales plenos ( seres o cosas), sino que
.u"ntt y que- aParecen consecutivamente a ios
;;;ü;; 'iof"'ior' La marcha efectiva' o his' ahond¿ en ellos e investiga sus componentes, propiedadei y
;;il;il; "n "i "i "'"tl'ón en el tiempo' no coincide funciones, en general y sin inmediata ¡eferencia a los seres
tórica del saber, su progreso "p-or o cosas particulares en que aparecen: elementos y fenómenos
:H; ;;;t;;';'á;n^ló{ico' porque responde a razones Psrco'
químicos y físicos, funciones de la vida. En el iampo de la
lópicas v a contingencias U" ot"t[""rt"lf;::ena físic¿ se da un tránsito muy imporante; la física esrudia los
- Ei s.b"t vulgar o esPontr una fabulos¿
hechos de su incumbencia como lss demás ciencias enumera,
**id;ii;.;p;;i.ilt"!.:::'1il,1ii"'i?,X,"1,"iXff liT5i das hasta ahora, como fenómenos sensibles, perceptibles (so,
el Diccionario,que resJtra' ";i;a;; nidos, colores, etc.), pero agrega una interpretación que rebasa
es
idioma. los concePtos mas o *;
m ioi;iao, por "t
el plano de lo percibido o perceptible al proponer explicacio.
posee un contenido de índole generar
iiliiüii. T"¿;-p"l"urá
" nes de esos hechos, al referi¡los a ot¡os hechos no percepti,
Ii;"ü i",
",ái.,os
nombres
(st *:r,:ñ,
."jilL:T:,jf ::: bles, establecidos hipotéticamente por razo¡es y cálculós cono,
como contenido exPositivo bo¡ados con experimentos (por ei., en la interpretación de
iá'"iuio,l, ora su. oficio': Tir"Xl"r','1,:"itf. tlt[i:: la- física clásica, la luz es un especiel movimiento del éter).
anárisis e interpretaci.n
Al pasar de lo percibido a estas tesis ultrasensibles, la actitud
f :¡:m':im;::'iilii";'iiliJ;;¿";
que aclvieten y distinguen en ella
dc la flsica es parecida a la de la primera especulación filosó,
ilU;"jidrJ;-;rraciones
'i"lü- *ir;dades, prócesos' relaciones' ' scntidos' etc"
fica, que pasaba de las cosas inmediatamente aprehendidas a
li* ' una sustancia supuesta como su comrln fundamento.
En las ot¡as ramas del saber científico se descubre une
sc¡i¡ción natural semeiante, aunque las etapas no se hallen
t¡n bien definidas.

ffi*[int]tq*l.*ffi
la exPeriencia, el cual es evo'
10
La co¡tinuidad del saber aparece sob¡e todo en la nece,
sidad del tránsito de los problemas científicos a los filosóficos.

1I
sófica. §e podría pues hablar de .,na "ontologla" o total con,
sistencia interna del saber, ajena a su constitución histórica, en
h,iffi T"::1,,il?ll*,i* ;fli ::l4i",J':*,:l :f; la cual son perceptibles una t¡abazón y continuidad que abar.

i",:,*i*"*n'::u; *r;19*ffi t?i:


can, sin excepción, todos los géneros del conocímiento, desde
las primeras tesis del saber ingenuo hasta las más elevadas
cimas de la ciencia y de la filmofía,
l,'rt'*i:''ffiilil-."'i"
q¡**""*:6*+ w
'*,ifl*I átl'.'},'*tll:-n*'*1,üis i:i':*.,'
LA MARCHA HISTÓRICA DEL SABER

::":;tTli*:t'iluf¡i1fl;*;;;r5ü:J'T:'H f
IJ
r- saber crítico, único al que nos refe¡iremos en adelante,
ha seguido una marcha en la cu¡I, comq en todo pro'
*J¿r:T;::-ff !;J:r'Tfil'"{,*ffi $m::i"}x i; ceso histórico, han intervenido factores temporales de muy
diverso iaez.
Le fllosofla se ha adelantado al saber estrictamente cientl

Írtf*ütrilhfirir;ri":lrffi ¡t fico. Ante lqs enigmas del mundo y de la vida humana, la


mente elaboró interpretaciones de cará«er crítico, cuando to,
davíe no era posible un examen cientlfico de los fenómenos;
meior dicho, el naciente espíritu cientlfico confluyó con el filo,
ni'Blq,i'ffi fl,i5f ;-1iild*i:i.fi'H sófico cuando todavíe no le era dado abrirse caminos propios:
la preocupación netámente cientlfica es discemible ya en los
primeros metafísicop de Grecia y, en el conocimiento de lo
histórico, en remotos historiedores y viajeros también griegm,

*r$tflü+j,,ltfffltr[nffi como He¡ódoto, que procuran dilucidar el pasado recolectan,


dq informes, comparándolos y desenredando el ovillo de
tradiciones para establecrr lo cienq o lo verosímil. Las pri'
las

meras averiguaciones filosóficas de Occidente, las de los pre,

lffi*Hi,}:*ifffi
ll,;:'l: :i:. T:''.T.}:"l:',:'
soc¡áticos, se esfuerzan en hallar la sustancia de las cosas y
configuran una metafísica de tono enérgicamente racional, con,
tr¡puesta a las c¡eencias de la religión conientl, aunque con
bucna dosis de libre religiosidad y de vibración poética. Los
problemas del conocimiento no olupan entonces mucho luger,
si bien la preponderancia atribuide a la razón supone la rela,
i"':1*,*]":,ff};* ;'TilX: tivización impllcita del conocimiento común o sensible. El
gran asu¡rto de la especulación griega es la realidad natural,
t#*'r',1x"'u:h:*"ll 13
l7
titución de una filosofía de la experiencia, El siglo XVI
(la Ilustración) se preocupe prefeientemente po¡ Ios proble.
mas del hombre, con frecuencie en actirud
-ititante; ál fin"l
del siglo, Kant, cqn todos los ¡esultados de la filosoffa v de

t-**ulrr*r*t**i:ffi la. ciencia modema á la viste, levanta una poderosa consiruc,


ción que es la cima del pensamiento de los tiempos modemos
y que-se convielte en supuesto y punto de ananque de casi
todas las concepcio¡es posteriores.

**q*[*]:n**lgl¿ffi v
LA FILOSOFIA EN GENERAL
ri}'*'*{ü,ttpl,'t*I*"***'hl; luf ucuAs veces se ha intenrado da¡ una definición única
IvI y satisfactoria de la filosofía; esos intentos no han
;';L--'-i¡14¡rd-tn'*,ry;gn:t',',il: arribedo a fórmulas generalmente aceptadas, capaces de con,
veni¡ a todas las maner¡s del trabaió filosóficó aparecidas a
lq largo de la historia,
fitlrnfi i*§af::-ffi l:tffi *i**;l* Enr¡e los rasgos más comunes de la filosofla hallamos
lc aspiración e
-un sabe¡ último y total. La filosofía es saber,

i:illr$i:if:"ÉJ'il:.üg::"u:"
"*: *'n *q; conocimiento alcanzado por la ¡eflexión c¡ltica; esto le dis.
tingue de la creencia religiosa, que se atiene a la revelación,

*í- -lruth#
a la. t¡adición y a h autoridad, y cuyo máximo ,*o*. ., un
sentrmlento de fevelencia, acatamiento y dependencia ante el
principio divino. Aunque en muchos cásos ia filosofla acepte
:¡+hl"l r¡,,:*' la existencia y.aun la primacle de ese principio divino, su ac.
tirud frente a é1, en cuanto filosofía veidadeia, no., á" r".,",
rente supeditación, sino de meditación libér¡ima, de investi.
glción crltica; si no es asl, no es filosofía sino a medias.

fi**+*r-;,**ffi
Desde la Antigüedad se señala corno origen del filosofar
la admiración, la extrañeza. En efecto, Ia máa o¡esencia v
l¡ o¡dina¡ia f¡ecuentación de las cosas pueden iuscirar uí
interés cognoscitivo que procure descub¡i¡- sus modos v com,
*Irx"*l."liili!üi,,:ur"l"uxr,.il.r,r'"'T'?:: portamientos; pero la radicalización de ese i¡ffiili¡ra el
punto de convenirse en la peculiar ¡
::uxTJü:;trLi1i:"ry,i:L;.dlll:i::ik;,'*1fu
las cuestto
:r posible cuando las cosas, aun las más
da Predilección Por
15
t4
vidad del sujeto, hasta el punto de iuzgarla, en mayor o meno,
hor admiran v so¡Prenáen'-M medida, c¡eación del yo. El espacio y el tiempo han sido,
Hl*:'"U"1r,H:"$":Hl
'J:ffj,'J1,":"':';,,i"':f ;T=-i'liltid":*i:'IÍ sobre todo en el pensamiento moderno y contemporáneo,
asunto de permanente indagación, con interes¿ntes alternati.
vas; por eiemplq para Descartes, la materia y el espacio son

f,:;::tt ixiffH#: [:*l,i :uL-. .i,' i""iri""n' la misma cosa; para Kant, espacio y tiempo no tienen exis,
tencia exterio¡ al sujeto, sino que son formas del conocimien,
to, moldes impuestos por el sujeto en sus percepciones; parr
il:,r;:n,l:YHri'J,*::"*,:'#:l'.?l:i"F"-nry Bergson, Heidegger y qtros contempo¡áneos, el tiempo pasa a
't#:tüi"$Itrili,"'-'fl se¡ elemento principal en la urdimb¡e de la realidad, y para

'ffi
uno de los mayores filósofos recisntes, Samuel Alexande¡, el
compleio espacio.tiempo es el fondo o la matriz de que todas
"',".i las cosas provienen. También es propio de lo filosofíe poner
'{f en cuestión los grandes métodos, por elemplo, la inducción,
esto es: el método que de las comprobaciones singulares ex.

$$r*ffitrilH'il
::'H;t';;;- ;i n"ioio
trae leyes generales, respecto al cual se procula poner en claro
coa qué derecho se salta de las constancias singulares, limita.
das en número, a la generalización en que consiste la ley
::#"#:li: ; .:Tl"'"4 "P'i'' inductiva.
Puede deci¡se también que 1g ciencia trabaia admitiendo
l'"::,"* kY;i;:"1{§Jffi [ :xr'"tü :"rffü? un vasto supuesto: la aptitud cognoscitiva del hombre, su de,
¡echo a estehlecer tesis sobre [a ¡ealidad, Para la filosofía, este

j'il'ffi $
supuesto se transfo¡ma en grave, en arduo problema, que exa.
mina la teo¡ía del conocimiento. La cuestión de las relaciones,
t+*ili;fi#§'i'ffi t,1,l acuerdos y desacuerdos entre la razón y la realidad está ex,
plícitamente planteada desde Descartes, tiene ancho lugar en
ls filosofía de Kant y se discute apasionadamente en el pen.
:hF;,l.Jit*.I*itil*i,,¡.:,',:di:T,''¡*i,]fi samiento contemporáneo.
La afirmación de que la filosofía es ante todo saber sin su,
puestos ¡esulta angosta para califica¡ todo el trabaio filosófico,
:1:,fi #,':Iq"$: d^"*.fi :*:*:i:T:"**rnl""l pero indica acertadame¡te la dferencia ¡caso fundamental
sin duda Ia rinica- ent¡e filosofla y ciencia. Nótese
-no
t*:...;;*r*ffi,í'ffit[ffi que, de tonar a la letra esa aseveración, se negaria la condi,
ción filosófica a grandes porciones de la investigación que,
por consenso firme, se han tenido y se tienen por filosofla,
Para los ¡acionalistas dogmáticos antiguos y modernos la ¡azón
h¡ sido un supuesto, algo que nunca hubo que poner en dis,
[,:Iffi +:,Hiál*Ü{'"¡*ffi ["-1"# cusión. Pe¡a la filosofla medieval, la creencia religiosa ha siilo

16 77
un supuesto, no sólo aceptado de antemano, sino también in,
lo esencialmente huma¡o: conocimie¡.
tangible, Abundan las averiguaciones de temas parciales cuyo ;:: ffit"j,Ulr,'dj|.todo
sentido filosófico no es lícito desconocer, y que se ápoyan €n
ciertas suposiciones no analizadas. La nota de saber sin supues,
tos pcrtenece más bien a la filosofle cqmo ideal que al cuerpo
histórico, real, de la filosofía. ,:i#f i¿íidÉ[+l.fli:r:f,:t'H},}#ili*;r:
d,telentes;
la filosofia es
Ia ciui
conceptos y I"y., á;i ;; ;:j':5 gueesinvestiga
los últimos
la averiguación de
VI
los conc"píos
dr; ri*";:'"i ii'j
aprecrácron de Ias cosas
.l'ott; y en.la vida' par¡ la
u ¡o, ,f1l'"tt'
cuanro_ ciench
áLGUNAS CONCEPCIONES DN LA ¡ Ia unldad, y,st-ne"ü i"'".i1¡i'liil,":tu"t"::l ;:|..',.X:?,1::
en cuanto ciencia
FILOSOFIA gii;1.""]¡1; :l il i.l',",,1'"jl;''i,i"X"',?1"1.i,:,,lilrr:"i:r:::
XAMTNAREMos sucintamente algunas concepciones de la
Il, filosofía, sin distinguir enue las que resultan ile la po, 'isfíj
sición de ciertos filósofos y las que vienea a ser definiciones
propuestas de intento para delimitar y especificar le lndole de
*f ;íi*[iif;,,,,ruri*l'#..";*ff
la indagación filosófica.
ln lilosofít es esenciilflÉnte neklíica, es decir: aznrigut.
ción del londo úhimo de la cosas, cono ser o como xrtrncit.
Lo más comtin en esta posición es ebarcar en el examen la
totalidad, y considrra¡ parte de ella al hombre; son excepciones
las metafísicas del yo, como la de Fichte, guien hace detivar
del vo absoluto el ¡esto de la realidad.
hffiüt*:l,rü*#ffi
i:'íil:,t",T"::T' po,itiu,". r.,"'üuíii.
' La litotolía e¡ una doctrita no twttlutca del sujdo. Sh. "?.ii:J,:lutr:i-:nlfÍ"t:
nuesrrcs pa¡ciales conocimienios debe organizai
"1il" ""
van de eiemplos Hume y Kant. Para el primero, la filosofía i;' ;ft
es una averiguación psicológica, emplrica, del hombre, sobre
;::iff"rir *li:Í;";' "':"$I'i:' $i,¿::,'il;
todo en sus costados cognoscitivo y moral; todo lo que se docttitw ü los tolore¡. cu¿ndo
,-.^-^!:,!ib*rb,Z¡
rerpretácrón se adopta esta i¿.
estatuya sobre la rest¡nte realidad proviene del conocimiento con ilgor, l, filorrfl iJ;;;;";,:
humano y debe refe¡irse a éL a sus modos y condicionamien, pl.:,:r baio et imp-eriá d" to, il,
illlll.d"r diu..ros ;;il:,"#:
tos; nu€stro saber del homb¡e no puede ír más allá de la erpe.
riencie. Para Kant, también la filosofía se reduce en lo capital i:,-*,:Til],_,:'.7
al esrudio del sujeto, pero no mediante un método empírico, :"':"i.ld¿i:'i':,,:',":;".i:i.;,:[t
cuanro roglo o .producto dcl' conocímientá.
como en Hume, sino poniendo al descubierto en él una es' il dil""trJ ;i
tructura universáI, común a todo suieto sólo por serlo, con,
:t"*ff iil1,1i.lr,"l,,:;;*#;:*x..1,,.*
jTt':*:
sistente en un sistema de fo¡mas y funciones necesarías y an. tanto la cultu¡a como las
concepciones
teriores a cualquier experiencia (a priui) que moldean según "o:-l"lg".
se coDstitul'En con esencial del mundo
refe¡enci¿ a lo, u"lorar.
18
t9
esto es: meta' que toda metafísica es iluso¡ia e imposible (empi¡ismo, c¡iti.
zs docl¡ind d*l ser 9 del oaler'
I-a lilosoÍu cismo). Una de las ta¡eas más considerables y promisodas del
físice y teotia de lot utloY'-,--.-.r, ¡ecientes in, pensamiento áctual es la que se aplica a resolver o sup:rar el
Ño introducimos aqu' alguná de l¿s más dualismo o co¡flicto entre ser y conocer, a buscat un acceso

:T§li:'";H Jil:;,'H"':l ;':l-'¿ :rH:.¿$


iifi :ff; al ser venciendo las limiraciones y los desaiustes del conocer
(intuicíón bergsoniana, tesis de la parcirl coincidencia de las
de este trabaio' categorías del ser y el conocer en Lask y N. Hartmann, en,
Por much¡ dive¡sidad gli t:XJ-;il.';*
-Tmotobemos en las concep'
á. .ortiroo cu-'nt¡o y conÍaste de identidad e ir¡acionalidad en Meyerson,
la filosofla, se- advrerte c
ciones de puspecüaitmo y raz,3n aiul en Ortega y Gasset, etc. ).
:;ti.,-:;;iorivor:el*]1,:"..:J""::'0.'Iff$"1"tt::f #ff;
VIrI

k:$tr¡trr-t[*i+f¿tt":;"i SER Y VALER

VII llf'.¡ r- problema del ser, del fondo último de Ia realidad, ha


ocupado t¡¡dicionalmente el centro de le especulación
CONOCER filosófica; en muchas ocasiones ha sido el tema casi exclusivo,
PRIMACfA DEL SER O DEL de modo que la filosofía venla a identifica¡se con la metaflsica,
Lo más frecuente ha sido contraponer el se¡ a la tealidad de
Ia experiencia habirual, a la multiplicidad de los seres y las
B'Ji&:!lir'i,"'-:.T:ih:fi :1ff.*i-"l§Iij$;",1,,u* cosas percepribles, a los fenómenos. La filosofía anrigua tendia
É'"' a incorpo¡ar impllcitamente le noción de valor a la de se¡, a
lIj:l X:tl',L:"::'i"l'.'*;il";;i';";): -"'"' concebir al se¡ como ¡ealidail absoluta y valiosa. Po¡ ot¡a
pane, l¿ ¡q¡¿ de valor aparecía como capital ingrediente en

til{iii'ffi t¡rll*"¡W}:,iif,'#
'
los "bieneí', esto es, en aquellas realidades parciales a las
que se atribuía un especial carácte¡ de dignidad. En la filo,
sofía contemporánea, desde Lotze y otros, la no¡a de valÍ há

I' ;* }'il-l,: *i'";'.ru+l g:"$i{':J::Y sido aislada, con lo que se ha abierto un campo nuevo a la
aclaración filosófica: la teoria de los valores, en la que se es,
tudia Ia esencia del valor, sus especies y grados, sus ¡elaciones,
sus implicaciones con lo real, etc. La teo¡ía del valor constituye
una de las secciones más conside¡ables y prometedoras de la
meditació¡ actual; como antes se diio, la filosofía es, para
ciertos pensadores recientes, metalísica y teorla de los valores,

[*tm*t**s*m y aun teorla de los valores, rínicamente, pera ofios.

2l
20
#.f|n'"",":Xi,"l'|'"o]i: t::.'.1 cu¿lquier redtadvá
*- ¡¿ rctdedYlad'
x parecido iaez.
" lncu[e en confusiones de

FILOSOFIA ORIENTAL T OCCIDENTAL


x
l.l'*:* ti*!:, :ü"Xxd,,*t':,',lu;:,1':"x*f:
i,:, jno.:r en los.últimos tiempos ¡, ,uloi"¿,o ; ilál:
tf
fJ
los mayores sistemas filosóficos del O¡iente, la filosoff¡ se
es predomínantemente metafísica, con un fuene tinte
religioso; se procrua una comprensión intuitiva de la ¡ealid¿d
absoluta y se aspira enérgicamente á la identificeción o fusión *1*,ri,i,ii".,':i'1ll{t#rffi ,Hhüli}}":,}"{lrj,J;I
.pero no de ella misma _t gri",
de.sus objetos,
del suieto con esa realidad, lo que trae consigo la desvalo¡iza.
ción de la tealidad empírica y aun la del suieto co¡o indivi I li'i1 ';,
soc¡edad, no de
de.los hechos fisicos; ia
la socioloeía.
,&iü; *;;búi:
irilj'ilj;
dualidad. La filosofla occiilental, por el contrario, mantiene ";i' er que Ia filoso'
la dualidad enht el todo y el suieto que lo piensa, y concibe el
;.
fía rrata t¡mbién-i";r r;";:,"":';'-fjl"*
";;;í;xEe a sr mlsma como uno de los
prob)emas
9r"
esfuezo filosdfico, no como anegeción del suieto en el todo, au"'t"-or'o.q* j;á';il'-;;,::':1."T:;rl'i;;"t":T,lÍ,:;
sino como acla¡ación del universo, de la lndole humana y de que es Ia filosofía misma.
los fines de la vida.
- La reflexión
ot¡os.puntos,
filosófica sob¡e las ciencia¡ recae,
e¡tre
sob¡e la clssificació",ir"rl,¡..'i"'i*i¡iiljll
x j:#*h:r,:i,iíl§ti
lü3il.+l-ff :',"ii",iiii,,x.,titL"fu i
LAS CLASIFÍCACIONES DE LAS CIENCIAS saber cieorífico, necesiran establecer -su
- plr, ,"bi;';;;.;á;;::
É" I. ip".. i.l "üllli.
dá ordenación de csos conocimien.r,
exto la ciencia como la filosofía son formas del saber, É ¿1.ü.'.,',Hi'.
I everiguaciones regidas por el supremo principio de la Ij':]:;,ri:"fl:: drJ"i.",''i,l",l,ll'0j",,".':,i.'
-iri*ijr'l'J'illT;
verdad; tenemos por equivocada o soflstice toda interpretación ya en nuestro ,¡r,,pr, ir,
l*rX1".,,:1,:
de ellas que desconozca la sobera¡ía del prircipio de la ver, en deralle han deiado ,i,i";-;;.-;;;;,iór,,t
:^lT,?,:,i:,y "l suscit¡da
dad. Si no nos fuera dado ¿lcanzat conocimientos verdade¡os o.{:'*,e.,
sobre la rcalidacl, los valores, etc., el único género legítimo de lil,l'il,i1il,;'"'111i.* :'r,;'i: ;;;"i;,i.":
reflexión filosófica serla la comprobación y discusión ¡azo¡es de principio los
o,*rr", uri"',iliT ::.,1" l^:,:q"l
el punto de vista de la ve¡dad- de -desde
esa imposibilidail. Cual, "ill"
quier teorización que haya renunciado de antemano e la libre
investigación de la verdail, no merece el nombre de ciencia ni 3;#1ii! ."ü:,:i;1l' ;"Tff 3,f; ;y:::i ru.,m
de filosofía: será dogma impuesto o propaganda engañosa. En
¡ealidad, en cualquier empeñq serio y de buena fe, es dificil tri1+i"1ílltiÍ,J,il"'i,,Tt,Í:,:*1ir];:*:*'lili
r¡aturaleza y de l¡ cultura.
y acaso hasta connadictorio querer renunciar a ls verdad. t. a.*r." a.ciencias
ii ;il i:; 1' .,¿X;?'xii'"..on?,1,11,J;.i.,i.1.
Cuando Nietzsche proclama: "sea la vida y que pereca la
ygrda{", no puede partir sino de la convicción de que o ozr. En senrido estricto, Ia ciencia es
saber. Admitido esto,
7'.'
at
dificultad de establecerlo y auoque correspondiera con fideli,
no hay .inconw¡ien:". -':.::11::' h:, dad a la situación p¡esente, no se adaptaría a las siruaciones
ción más amplia, .v '¡.:P:Tr"H:. ".';:"1:lÍf "rX"i.,':',1i:'l;
irra.n r"r normativas,
pasadas y probablemente sería corregido muy pronto en el
futuro. Para persuadine de ello, basta mirar un poco hacia
:::"'::T :,3i:i:i":,,ff"ilj'ffi1:1"i üle.i, I
ápri"¿* "'¿*i' arás y recordar las glte¡aciones int¡oducidas en el compleio
::*:,fl ,:'::§ffi "i;;"{":.**¡;',l"JTff
"il,T|",If, filo¡ófico po¡ la sucesiva aparición de problemas nuevos o la
¡enovación de problemas anriguos que surgen con inédira ¡e,
levación, como el del conocimiento en el siglo XVII, el de
f;:l: hli Éri,{'if i:.:fii; U;:rrr:';uri: los valores y el de la cultu¡a e¡ nuestfá époce, la anrropolo,
gía filosófica en la etapa presente, etc. A veces ocure que
*::T'.::":i',il"H:,ir:il:$:JiLi:::.::,:"."u':::u: dos ramas del conocimiento tienden a unirse, como la lógica
en cuantot¡l Puro--s¿.u: i",l'"Jl; obt*gátor.
€s y la matemática, según ya se dijo, o unr rama se p¿rte en dos,
como sucede ahora con la metafísica, en la que muchos sepa.
**,,.ü*rá,Jf,i,'',,i1," JJ,i,ii"ol",n"::ll",li, .;,,h"X ran los contenidos ontológicos de los propiamente metaflsicos.
r:: No es raro, además, que se propugne la constitución de dis.
ciplinas todavía inexiste¡tes (por eiemplo, la teoría general de
[",'*tn:ii["üi*LJ''if,i,i#:;t.'J,]tit**:, Ias relaciones), ni que dos o más ramas vayan separadas o
formando unidad, según los autores, como la antropologla y la
doct¡ina de la cultu¡a.
En épocas pasadas se habla llegado a un esquema, por

l.
trg{*r{*rü$*;+i*ffi
listas, para los cuales
'tlii?t'l,Jifi1t""""n"ru
-*ia.¿
.u"nao
decirlo asl, clásico, que comprendía la metafísica (dividida en
metafisica general u ontología, y metafísica especial o cosmo,
logía), la psicologla racional y la teologla racional; este es.
todo cómPacto que aparecera'rn queme, aunque se le antepusiera, como solía hacerse, la lógica,
i;;";;á,1;. se Petficcione,lósicam:{i.il:
y- [::?.fliiT,::
'r"",á"i'r. era insuficiente hasta para su tiempo. Hobbes, el primer pen,
de un¡ notación
-tig**t, 1t ^|Iil",i."i" sador moderno que consüuye un sisteña completo, distingue
el cálculo, emPrño en el que a( la doctrina de los cue¡pos (en la que pone, como introducción,
" ""'i. l.p,i"r¿" *": :i:.T.l¿ ;ill,tl"::; la lógica), l¿ del hombre y Ie del ciudadano (filosofía polí,
relatwam' ll"."1lr:l
ra en algunos reciotos ticr). El sistema de Kant excluye la metafísica- se
¡lgo al resPecto más adelanrs' -quien
halla contenido en la Crítí.ca dz lt razón prra (conocimiento),
la Critica de la razón pnácüca (eticiüd) y la Criüca del iui.
xl cío (estética y otras cuestiones). El sistema ds Hegel se dis,
tribuye en Lógica (que es al mismo tiempo su metafísica ge.
LAS DISCPLINAS FILOSÓFICAS nerd), Filorolfu de la mturaleza y Filo'tofía ful etpíritu, Uno
de los sistemas contemporáneos más completos es el de Eduerd
von Hartmann, en el que se da la circunstancia muy particu,
N'.""',r1o,l';-:l,,,¡"'"5il"$i;'"1i1í:!:üi:il":r
-sistemático'
aPane Ia lar de que su auto¡ lo ha expuesto en dos versiones: po¡
i"rt.,lá"1"i'üt"ili" ó"aq'it"cuadro
?5
71
un ládq en un¡ serie de obras inilepenilientes, y, Por ot!o,
en un coniunto orgánico con las ocho partes siguientes: Teoríc
del conocimitnto, Filosolía da h mturalez¿, P§cologta, Me' i#i'i^!üül3"lT',;:ir¿:,H:H,1fl ,11.J":.Tj:*;"1:
ttfxica, Axiologla, Doct¡ína fu tos púncipios, Filosolía áe la
rcligion y E¡éüw. Sob¡e las huellas de K¡nt, el neokantiano
Cohen distribuye su sistema en Lógiu (todo lo concemiente
a la filosofía del conocimiento), Etíca y Esahica, y Croce
of¡ece una organización parecida, pero concibiendo la lógica
dd'3:ü#fln}**i$:#1:dt:ffi
j#xilJ.",,d']; j.,,
como rco¡la del saber conceprual, la estética como doctrina del .l;'"1,i"$"1.1],;,[.i
saber intuitivo y de la expresión propiamente estéticá, y lá
filosofla de la práctica dividida en economía y éitca, y agre' =fiffi
r", *.',1Í,'Jl,ili.i"rXi.;,,1i:"fi r;*;:';é*ffiTii,,ffi ":1,'

gando la doctrina del saber histórico. Para W'undt, la filoso'


fia comprende dos ciencias principales: la doctrina del copo'
:^br'j:':'L.ll;:.:',f
r¿*';:'J::,*;:;¿;:li,,i'ni;;l*;
cimiento, repartida en lógica y teoría del coDocimiento, y la

t
t' doctrina de los princípios, que reconoce como ramas subordi'
nadas la filosofla de la matemática, l¡ de las ciencias naturales
:*";#:"!üi,.:lE:r;:;r;:L:"i:t11":"1:1.,1",11ff r
y la de las ciencias del espíritu.
Debe adve¡ti¡se que no es frecuente que un filósofo ela' ;[fi'$,iri"i,i,j,::ii:i1ü{TH:"*t;ji;*,:trh::t
F

bore un sistema con todas sus secciones, ni aun en el caso :fi t:'&Ti.r'il,"J"j',H1,;;"ub *'
de que
Iía.
exponga su opinión sobre el cuad¡o totá1 de la filoso'
-G¡andes
pensadores han delado de lado esenciales proble'
:1 1iffi'l:ií
más, pof proyectar su atención hacia otro§, lo cual no obsta
para qu", .l ¡efe¡i¡se a esos filósofos, se hable de "su sistem¡".
Y también conviene no olvidar que ha habido y hay lilósofos
¡esueltamente antisistemádcos.
i*ffi lEirrFitt*5i,,'itrj".:l'ffi
xlI
LA LÓGICA
i;,g¡g'"*ti[*ifr x"ffi .,l',:'{:jr
lr

f e lógica (') es la ciencia de los pensrmientos en cuanto


1
l¡ tales. Los pensamientos "llenos", esro es: como pense'
mientos de algo, funcionan en el pensú habitual y en las dife'
#frr:,p*dü1;diilr*fji,,iffi
jff ,,,:r,,;l:ruff
',"m,n",,ji.1*{;:#
fl ;:,
t,,
rentes famas del conocimiento; la física es un sistemá de pe,lr'
"?:
lr;
li rl-Vr, en esta misma colección, IosÉ FERBATER Mo*A, :H,?::i:,"'ü:1,!:;xt:¿,lt11tt[]t;il:t"#[
I
-l er lo lógiea. (N. del E.)
Pté

26
ll?T"'i:i#,,lfi ll,,d:i,.15ilil",.j*:.iüi:"ffi
27
t
***ffi
también uno de los iniciado¡es ile la lógica de las llamadas
¿ho¡a ciencias del esplritu, en el lib¡o Yl
de su Lógica. iiil,,::r,',',1,:.rJ:X"",.?;: j$¿ttuientopropiamentedicha
Ent¡e los aportes recientes más notables, han de con,
tarse los nabaios de Husserl y Pfánder en el sentido de la
purificacíón de la lógica fo¡mal; los gandes tratados de John.
son y fórgensen (ambos en inglés); los esfuerzos para ma,
tematiza¡ la lógica, y la constitución de la lógica especial de
las ciencias del esplritu (Windelband, Ricken ).
A veces se reúne la lógica con l¡ teoría del conocimiento,
balo el tírulo de doctrina de la ciencia o doct¡ina del saber.
En cie¡tos autores, la palabra "lógica" se usa en acepción mu. m¡i!T"J'tf,'.x;:"i1:,.t[*
cho más amplia que Ia tenida en cuenta aqul (gue es la clá,
sica y restringida ), y de acuerdo con la especial concepción
de la filosofía en cada uno de esos autores (por ejemplo, He, ,i'ü',:ff-:','ffihü,I
gel, Renouvier, Cohen, Windelband y Croce),
*$,,l#tn{?'*+*i$*t*iptllu,:';l
xIII
LA TEORTA DEL CONOCIMIENTO
GNOSEOLOGfA
O ***+ü';+áTtÉ[Hitil*ffi
lUf¡ENTRAs que la lógica indaga los pensamientos en ge.
IYI neral, esto es, en sus elementos fo¡males, la teoría áel
conocimiento estudia la relación que ocurre e[tre el suieto cog,
noscente y el obieto conocidq po¡ é1. Tanto la lógica como la
gnoseología trataD pues del saber, pero de modo muy diverso:
la primera, absrayendo de él los puros elementos de forma y
sin referencia al sujeto ni al obieto; la segunda, procurando
ablarar precisamente la especial conexión, el peculiar enlace en.
tre ambos que llega a originar en el suieto el conocimiento del
*t*p*e-ffi
i'J:¿,'"'.ffi tr 1,""j, j".f : fiffi
"f
"fi "':''T
I' [:T',i
obieto. En el orden lógico, la validez depende de ciertas ¡elacio,
nes formales, de la coherencia y licitud de los enlaces; en sl
orden gnoseológico, la validez se cif¡a en la verdad, problema
iltflií:T,ffi .":r,tri:ei"r *iri.i,]t]T
central o lrltimo de la teorla del co¡ocimiento,
Aunque los problemas del conocimiento se suscitan desde ifr*"ü*iiil:iffiilrt*lffi',.'u¡
28
29
la interdicción kantiana y levantaton im'
riguación del ser o sustancia de las cosas, medianre especula.
ron Doder' esc¿par de
mehflsicos, cuya osadía fue uno de
los ción ¡acion¿I. Las primeras interpretaciones griegas son'monis,
#Jt* ttrñ;; tas, es decir: consideran que todo consiste en eI fondo en lo
brota de) un principio (rnico: el agua (Tales), el ai¡e (Ana.
ximenes), etc. Más adelante se admiten varios principioi; los
átomos y el vacio- (Demócrito), Ias Ideas como arquitipos de
m¿mU:,U,,n,,r'ifi,:i-i,li)+ifi".in
metafísica aventu¡aoa' y los intentos
para acla' las cosas. (Platón), la materia y la forma ( Aristóieles La
).
esoeculación
t-o-nTpción rípica del Renacimiento es la qui supone lir"a.
lidad como_un gran todo orgánico en el cuál las iartes vienen
i-;m"it1i{U: til*"t*$.i"f*nr
del idealismo a contrnuácron
v 1 ;"iili;ñ;;á;; üiplilo,
a se¡ miemb¡os u órganos especiales; el coniunto se halla ani,
mado por fuerzas vitales y psíquicas, ¡eina el finalismo v se
del Positivismo. Entre los emp-enol cree en la perfección ética y estética del todo v .un
en nuestro tiempo, merecen destacarse las
dilucidaciones del ,,
índole. divina (Giordano Bruno, Campanella, paracelso "á Lr
h;:H;il;i"ilifico realizadas por Meverson' v los -n-uev'os ),
filosofía modema en sentido riguroso nict con Descartesí para
d'l debiilos a Nicolai
;iffi1l''i:j",JJ;;"t 'on'o"i'i'nio quien la realidad consta de dos sustancias: la espiritual
-llas
(1833'1911) se insinúa una not¿ble ¿m' almas-, definida po! el pensamientq (en sentido amplio, co.
'"tt%ll'rr*", s*tiJ* este autor que' al lado mo. conciencil-), y l¿ exte¡sa o corporal, cuyo atributj esencial
rra"l#i."ü-tá'Lioit"' es la espacialidad. En adelante, hasta finei del sielo XVIII.
á::iliiJtü i.*í. á"'t conocimiento' incompleta Por cuan'
exstu5lv¡mente al saber de Ia natu¡a'
la filosofía se desarrollará en estrecha alianz, co-n l" ,rr..ri
il * ,,'i"*-pi.f"*n¡s sotra teona del conocimiento para lo ciencia de la nah¡raleza fundada por Galileo. Hobbes. baio el
1eza. debe constiruirse influio de Ia matemática y la nuwa física, somete a órincipios
y métodos unifo¡mes lo físico y lo humano, en un sirt".i d.
i*iijlltr.*"'m:ll*".'*v,','r:iü:::::H"::;
i.ll.d. l' iilosoría de la cultu¡a' intención materialista. Para Spinoza, la realidad es una, dota,
:""ti:ff;;;;; d¿ de infiniros at¡ibutos, de los cuales sólo conocemos la ex,
tensión y el pensamiento, y se identifica con ladivinid¿d.
Según Ixibniz, son las mónadas, entidades últimas o elemen,
XIV tales, las que componen la realidad; estos átomos metafísicos
carecen de efectivas conexiones entre sl, pero se hallan dis,
LA METAFISICA puestos sincrónicamente desde el principio,-lo que les permite
tuncronar acordes como si eiercieran acción los unos sobre los
otros.- Berkeley niega la eústencia de la realidad corporal;
E " ;':ilJ+::iü"Í" i'#:;::ili,t lb*:lli['i]1-).: sólo hay, según é1, las almas y las impresiones de las'cos¿i
que Dios origina en ellas.
fri""l1i'i,lll,llt'ii',LLl"lil s"ii'iili,ir,.,",, s';'l'"" l, ""'
- nace como la ave' . - Tras _la- impugnacíón de la metafísic¿ racional por Kant,
Como se rliio, la metatistca oc;idental el siglo XIX ve eleva¡se los grandes sistemas del ^idealismá
akmán. por primera vez la supeditación de
---iii-i"r, en erá Eisúa colección, ]urrLw
M¡nles' Ide¿ de -Fichte _representa
Io metefísico a lo ético: el yo absoluto crea el no.yo (el mun.
b mei¡rtico. (N. del E')

30 3l
do) para poder realizarse como lo que es en esencia: actividad
y ericidad. Schelling elabora una met¿física en la que la na'
turaleza aparece como antecedente y preparación Pá¡a la es' XV
piritualidad, e insiste en Ia significación profunda de lo es'
iético. Hegel asocia Ia lógica a la metafísica: la lógica dia' LA ETICA
léctica de la cont¡adicción se compenetra y unifica con la
evolución de la Idea, que en una serie de oposiciones supera'
das sintéticamente avanza hasta e1 espíritu absoluto; a la som'
f. evestiga.la
r--r
érica (o filosofia mor¿I, o filosofía de Ia práctica)
vida moral, tá, proui.i., -j"'i.."Jl,irlj¿"i,
in.
bra de este evolucionismo metafísico intemPoral' la historie ra conduct¿ humanas, y en especial la ¡elación de c¡cla honi,
temporal, el toúente de los acontecimientos humanos, logra un Dre con sus seme,antes (r). Los primeros
filósofos griegos prei.
¡econocimiento que señala su ingreso en el ámbito de la alta táron cscása atención al problema moral;
," pr"oíupiá""iri
preocupación filosófica. Los movimientos coetáneos del eclec' exclusivamente del muído externo, y,u p-Ut"r»i -.oiririi,
iicismo en Francia son de tono menor, comparados con estos en derermin¡r el se¡ de las.oor. bJn-i¿irr-r"".'i;#áJ;;
episodios de la especulación germánica; lo mismo debe de' 470 a. C.) el inte¡és cambió bruscamente de di¡ección
cine de lo que ocuria ento¡lces en oros Países. EI Positivis' Ia ex.rerio¡idad se volvió v de
mo, que surge y se ProPagá e continuación' es ¡esueltamente
hacia
convinió para él en I¿ cuestión
l" ¡rt .¡*¡aü ;'ñ;i.: ;""
antimetafísico, perq a su lado, mezclada con él en más de
dn.ip.L i l.' ;:
l:: *,r*ol":, mo¡ales fue ,u tá,n" p.áií..to.
"iili;;dó;
i. 1-"n*r,
una ocasión, se desenvuelve una metsfisica materialista que soore ra etrcrdad tue ocuoación imporrante
tiene sus antecedentes en el rnate¡ialismo antiguo ( Demócri' el p"nsr.i"nio
de Platón, Arisróretes, ?lorino, eti., y pasó"na se'r
to), en Hobbes y en los materialistas f¡anceses del siglo XV[I, q: rooarla trtosotia en los sistemas de los epicúreos "i "¿;i;;
pefo que se pfesenta como sustentada en los resultado§ de les v los es.
cíencias.
Muchos metafí¡icos establecen la continuidad desde la
ill!'¿ü ;li" tlifi i fi
"fi:"xj":ffi*.J,:"
jT':'lj!
moral se deduce
:r,rtllo,- lr. de un mandato trrr".nd""ota.
época de Hegel hasta la nuestta, al margen de los movimientos La Edad Moderna, pese a que cuenta con agudos
óositivistas v- después de ellos; así, e-n Alemania, Schopen' qe exáme¡es
-las
cuesíones morales ( Locke, Shaftesbuiy, Hu...
hauer, He¡bart, Éechner, Lotze, Eduard von H¡rtmann' En Smith, etc. ), no c.ca ninguna tti." ,irt"má,i..' y Á.
los países de habla inglesa, se des:nvuelve tras el Positivismo ,Jra'"á.r.,
merite original hasta Kant.-L¡ Etico de
Spinozi. :r;;;;;;;
un idealismo de inspiración hegeliana, y prosperan luego las ric.a en conte¡idos éticos, es más bñ
tendencias ¡ealist¡s. La metafisic¿ acru¿l se ilustra con los
il;;Jr;i.:"H;1
bidr. c.on profundo sentijo relígioso y como ..camino
nombres de Bereson. Blondel, Max Scheler, Nicolai Hart' de sal.
l" ética..de Kant, exp"uesr" sobre ,"d; ."'l;
mann, Heideggei, Samuel Alexender, A. N' Whitehead y I1.1ó",.
oe to ¿;;;;
-rozon prudto, se constituye independientemrnte
'g.n.r.i'r:f*.
de la
ot¡os. ex-periencia (o ptiq) e inwstiga't,
."riioAi
moral,. no la especificación de su-s fines
11,,o.r,1.,o
¡enroos ( romatismo); p¡oclam¡ el absolutismo
o con.
del debcr,
V"], -€n- ertc ñism¡ colección,
,,(.) ñoru|. ANcrr Vassarro, El
ptoblend (N. del E. )

32 33
más seguro en estos asuntos, distingue las siguientes direccio'
oue encarn¿ en lo5 imperativos éticos, y la primacía de la
nes: estétice axiológica (fundada en los valores ), estétice em'
üu"n. ,oluntrd. Se ha procurado también fundar la ética so' plrica, estética psicológica, obietivismo estético ( estétic¿ fun'
bre la compasión, la utilidad, la sim-patía y. los sentimientos
áada en el examen del obieto estético); el mismo autor re'
alt¡uistas, entendidos como un¿ translormaclon de los lmPul'
comiende el método fenomenológico como el más adecuado
;;; ;;i;"; producida por la tvolución. En nuestros días hr para la solución de ciertas cuesdones previas e ineludibles,
*oti vuelo y ira adquirido mucha autoridad la ética no se deba esperar de él la última palabra sobre los
"oUr.áo
ñ;Ar¡;;; u.lo, ir"t mái adelante, donde se habl¡ de la "unqu"
teoría de los"lvalores ).
problemas estético.filosóficos.

xvII
XVI LA TEORfA DE LOS VALORES O AXIOLOGIA
LA ESTETICA
JlJ os valores son las instancias de pura validez o dignidad
que aparecen en los modos del ser, en los actos del
T ¡ estética l') estudia las cuestiones filosóficas que susci' hombre y sus creaciones, lo que determina que tal realidad
L r* l.r ,tür, ,"n,o desde el punto de vist¡ de la creación sea o no valiosa, tal acto bueno o malo, tal institución útil
como desde el de la contemplación y el goce La preocupa' o nociva. El aislamiento de la noción de valor, incluida antes
.ión oot problema esético se manifiesta, en ll Antigüe' inseparablemente en )a de bien, que ha permitidq su indaga,
"l
á"á, [i pf.r3n, Aristóteles, P]otino, etc' En la, Edad Mo'
I
ción a fondo y
y los intentos de distinguir sistematizar sus
á"rn., lrt investigaciones ¡evisten ca¡ácter parcial y en-gtan diversas especies, es ¡eletivamente reciente: remonta a Lorze
I prne de inspiraiión psicologista, hasta llaumga.rten ,.( srglo (mediados del siglo XIX), a las discusiones sob¡e el valor
XVIII). ouien viene a fundar la estétrca como d§crPlma ¡r' económico en los econo.mistas del siglo pasado, y, más pre,
i;rófi..;'t; tanto por el acierto y caud¡l de su propia. doc' cisamente, e una famosa polémica ente Ehrenfels y Mei.
;;i*; ;";" por li resolución con que. exige .para.. ella. un nong, sostenida a fines de ese siglo. Una de las bases de la
ouesto definido en el coniunto de l3s crenclas hlosollcas' ectuel filosofía de los valo¡es s€ encuentra en el trabaio de
i¿.i.n" no se le diicute. Desde entonces ocupa el B¡entano El oñgen del conocirnienta moral (1899). Dev
"-.n estérico una situación importante en los sistemas' co'
iotivo de entonces se iuzga indispensable poner la nopión de vale¡
-o ,n" d" sus partes principalei, y aun reconociéndosele
a
al lado de la t¡adicional noción de ser.
veces un alcancá met¿fisico (Schelling, Schopenhauer); en La más noto¡ia teolización del valor es probablemente la
Heeel, el arte es una de las tres fo¡mas del espiritu- absoluto' contenida en la Ética de Max Scheler; aunque su tema propio
,, sán varios los sistemas posteriores en los cuales la estetlca es el valo¡ ético, este libro proporciona el cuadro de una doc.
lr-ui" J. t"t ties únicas secciones (con la lógica y la-ética-)' tina general de los valo¡es, con profundas consideraciones
Por otro lado, se multiplican las teorías estéticas elaboradas sob¡e casi todos los as¡rectos dela cuestión. Los valores, para
intp*ái"n,..**. Moritz Geiger, probablemente el gula Scheler, se distribuyen en valo¡es de lo agradable y de

Lurs JUAN GUERRERo'


lo desa$adable, vitales, espirituales (estéticos, jurldicos y
fr) Ver. en est¡ misma colección, cognoscitivos) y religiosos; los valores éticos componen un
Qué i¡ ia belliza. (N. del E.)
34 35
orden especial, en cuanto a¡ticulsn a la persona con los oros inte¡pretoción del hombre, que a veces no cstá expres¡, pero
valq¡es. N. Hartm¿nn ha elabb¡ado una ética del valor que puede deducirse de las bases genera'es aceptadas (1). El pro.
es una de las mayores contribucio¡es recientes al ásunto. Ric.
blema fue sin duda agudizado cuando las cor¡ientes mate¡ialis,
kert ha planeado su filosofía co¡¡o doct¡ina de los valores eo t¿s de medi¡dos del siglo XIX se esforaron en establecer
función de la cultu¡a. Las di¡ecciones en la actual teoria del
una doct¡ina aDtlopológice exclusivamente fundada en l¡s
valor son varias; la principal distinción entre ellas es la o¡ien,
ciencias naturales, ernpeño que se refozó poderosamente con
tación absolutista, obietivista y o ptiori, que siguen unos au.
el transformismo de Darwin, que explicsba la aparición del
tores, y la orientación ¡elativista, subietivista y psicologistr,
hombre y todos sus comportamientos y facultades mediante
que prefieren otros.
los mismqs ¡esortes que hablan originado el nacimiento y la
diferenciación de las demás especies biológicas. Nietzsche
XVIII realizó una audaz trasposición filosófico,mítica de ese biolo,
LA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN gismo, con sus tesis del Superhombre, del primado de la vid¡
y de la voluntad de poderío.
f
tJ
.+ especulación filosófica sobre la religión, en la Edad
La antropologla filosófica de nu€stros días no entiende
Moderna, se present¿ primero como une ¡eflexión en
torno de la c¡eencia c¡istiana (teología racional, teodicea), desmenti¡ los ¡esultados de la biologla, pero sostiene que lo
me¡amente biológico es incapaz de dar cuenta cumplidamente
gue se prolo¡ga en los cí¡culos confesionales. La libre inves,
tigación de la religión comienza con Herbert de Cherbury de lo humano. Se aplica a desentrañar lo específicamente
(siglo XVII), y se desarrolla después como el intento de propio del hombre, en vist¡ de sus peculiares acti¡udes y de
o¡ganizar una concepción "natural" de la religión y de llegat la culrura: en cierta manera, antropología filosófica y teoría
a una noción puramente racional de la divinidad ( siglo de la cultu¡a son inseparables. Pero no hs de olvidarse que
XVIII). En la primera mitad drl siglo XIX, Schleie¡machet toda apreciación del hombre y de la cultura debs tener en
figura como uno de los más profundos intérpretes del hecho conside¡ación aquellos motivos, principios o valotes que po.
religioso, y Feuerbach como uno de sus más acerbos c¡lticos; larizan y condicionan, en su aspecto más elevado, la conduc,
a fines del mismo siglo y principios del nuest¡o, treen no¡s, ta y las realizaciones humanas: los motivos lógicos, éticos, es,
bles aportes Hóffding, Boutroux, W. James, Royce y otros. téticos, etc. La antropología filosófica, aunque no repite el
Entre los más interesantes puntos de vista actuales, se hallan examen de esos principios o motivos cumplido por otras üs,
la averiguación de lo religioso o lo santo, por R. Otto, y la ciplinas, cuent¿ con sus tesis y procura eshblecer aquel cos,
dete¡minación del motivo religioso defltro del cuadro de Ia tado de lo humano que se abre ¡ ese género de motivaciones;
teo¡la de los valo¡es, averigua, por lo tanto, lo que es pu¡a naturalidad en el
hombre, y lo que lo eleva sobre la existencie meramente
xx biológica.
Enre las cont¡ibuciones recientes a la antropología, son
LA ANTROPOLOGIA FILOSÓFICA singularmente valiosas las de Max Scheler, Cassi¡er, Somba¡t
y Buber. El existencialismo, en porción considerable, es tam.
J
IJ
e comprensión del hombre (origen, esencia, dcstino) ha
sido de continuo capital preocupación filosófica; en to,
das las gmndes const¡ucciones de la filosofla se encuentre una
(,) V"., esta mism¡ colecci,ír, Fx-lNcrsco RoMERo,
"n (N. del E.)
Ubk¿aón del hombre.

36 37
bién una doct¡ina del hombre y una estimeción del sentido, lósofos du¡ante algrln tiempo, tie¡de a se¡ dejado de lado, por
modos y fines de su existencia. la ince¡tidumbre de los datos. La situación presente la resu,
me así un lingüista: "La antigua gramática general ha caldo
en un justo desc¡édito, porque no era sino la torpe aplicación
xx de la lógica formal a la lingüística, donde las categorías ló.
gicas no tienen ingerencia. La nueva lingülstica general, fun,
FILOSOFIA DEL DERECHO, DEL ESTADO, DE dada sobre el estudio preciso y detallado de todas las lenguas
LA SOCIEDAD Y DEL LENGUAJE en todos los perlodos de su desenvolvimiento, enriquecída con
obse¡vaciones delicadas y las medidas precisas de la anatomía
f.l--,¡,l filosofía del derecho y del Estado viene a componer y la fisiología, iluminada por las teorías objetivas de la psico.
unidad; se cultiva, ante todo como filosofia política, logía moderna, trae consigo una ¡enovación completa de los
en la Antigüedad (Platón, Aristóteles). En la Edad Mo, métodos y de las ideas: superpone a los hechos históricos
derna aparece durante el Renacimiento un género especial, el particulafes una doctrina de coniuoto, un sistema" (.).
de las utoplas, descripciones de imaginarias sopiedades per. Derecho, Estado, sociedad, lenguaie, etc., son hechos
fectas y felic.es; pero la típica y común doct¡ina moderna culturales, y en cuanto tales entran en la teoría de la cultu,
para lo iurldico,estatal y aun rudimentariamente para lo social, ra; pero esta teoría es por aho¡a un anhelo más que una
que se desenvuelve e par con la conc¡eta vida histórica, es la realidad, y en todo caso, deberá atene¡se a los aspectos más
del llamado derecho natural, cuyo influio resulta decisivo pa, generales. Aunque se llegue a organizar satisfactoriamente la
ra la paulatina constitución del Estado moderno. La proyec, teo¡la de la cultura, de la cual sólo hay actualmente bosque,
ción del interés sobre lo propiamente social se inicia en el jos o proyectos, será legítima l¿ existencia simultánea de r¡mas
siglo XIX, durante el Positivismo, en cuyo5 sistemas ocupa filosóficas para c¡da uno de los distinros órdenes de hechos
mucho espacio la sociología; el marxismo surge en esa época culturales, de cuya coordinación resultará el cuadro completo
como uná teoría que es el mismo tiempo un programa de de la cultura humana.
acción.
La filosofía del lenguaje tiene antecedentes en le Anti,
güedad. La preocupación filosófico,lingüística se manifiesta du, xxI
rante los siglos XVII y XVIII en las teotátivas de hallar el LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA Y LA
común estatuto lógico del lenguaie (gramática general), empre,
FILOSOFfA DE LA CULTURA
sa en la que el equivocado logicismo se agrave con la ignoran,
cia de los efectivm fenómenos lingüísticos; esa preocupación s
se fort¿lect y encamina en nuestre época, estimulada por el
I
I-,]
coníente dar por admitido que lo que hay de mrdi,
¡¿sif¡ en tomo de la historia en Grecia es más bien
¡ico saber acumulado desde los vastos trabajos científicos que, filosofla política que filosofía de la historia, por ausencia de
a partir de principios del siglo XIX, permitieron abarca¡ el una ¡adical problematización del curso histórico. La filosofía
coniunto de las lenguas. El conflicto de opiniones deriva del de la histo¡ia nace en cierto modo cuando se pone en cuestión
peso que en cáda cáso se atribuye a los diversos Iactores:
.
histórico, social, fonético, psíquico. . El problema del ori, ---1, -I{um"r,
¡ citailo por Dauzat, Phílosophie du largage (Pa.
gen del lenguaie, que atraio la atención de científicos y fi, rk, Flamm*ion, 1917).

38 39
el destino del homb¡e colectivo; L¿ ciudad de Díoa, de San diversas disciplinas filosóIic¿s. Antropología, teoría de los va,
Agustín ( quien vivió de 354 a 430), puede tenerse por uno lores, doctrinl de le cultura, filosofís de la historie, etc., son
de los comienzos de este tipo de meditación, y en la misma disciplinas que mantienen ent¡e si relaciones muy lntimas y
posición providencialista y referida al destino ultraterreno del complicadas, que mutuamente se suponen y aun se implican,
hombre de acuerdo co¡ el dogma cri§tia¡o, traza mucho sin que sea hacedero en muchos casos filar los límites entre
después Bossuet su Dtctrr¡o sobre la hí.storh uníoerol (sí' ellas, hasta el extremo de que mucba materia perteneciente
glo'XVII). Las grandes filosofías de la historia de inspiración
no teológica suelen ver 1¿ finalidad o el sentido del curso
il con evidencia a una de ellas entrá y aun inevitablemente debe
entlaf en otra, para que el ssunto no quede trunco y hasta
histó¡ico en la humanización o sublimación del hombre y tn para que no resulte ininteligible. Entre tantas ¡elaciones de
la conquista de la libertad. Los siltemas positivistas de Comte este género que se podrían srñalar, destacamo¡ de nuevo la
y Spencer admiten un contenido filosófico,histó¡ico, en cuanto siruación de la novísima teo¡ía del saber histórico.cultural,
en il primero se sientá la ley de los tles estados sucesivos que con igual derecho puede conside¡arse sección de 1a teoria
(teológico, rnetafísico, positivo), que señala un progreso en del conocimiento o parte de Ia teorla de l¿ cultu¡a.
todas las concepciones que se foria el hombre sobre la reali'
dad, y en el segundo la realidad entem se describe como avan'
zando según una evolución cuyos principios suPremos son XXII
comunes pala todas sus partes.
L¿ filosofía de l¿ cultu¡a, cuando se orgaoic-e y madure, LA HISTORIA DE LA FILOSOFIA
probablemente pondrá baio si todas las parciales filosofias de
los distintos recintos cultu¡ales (derecho, Estado, lenguaie,
religión, mito, arte, ciencia, etc.), aunque acaso deiando fue' J es relaciones que la filosofía mantiene con su historia no
re Ia pura indagación de los valores, y también la filosofia L s6n 6epp¿¡¿lles a las dc la ciencia con la suya. Para
de lo histó¡ico, en cuanto ¡eflexión sobre la dinámica y me' el cientlfico, el conocimie¡to de la historia de la ciencia que
tas hltimas del ¿contecer culru¡al. En sus actuales ensayos, profesa es información deseable y acaso útil, pero no cosa
debe contenta¡se con mucho menos. Estudia las maneras del fundemental; para el filósofo, la historia de la filosofía es pre,
conocimiento histó¡ico.cultu¡al (que también puede conside, ocupación constante, y no sólo la estudia con afán, sino que
¡a$e, como se i¡dicó, rama nueva de la teorla del conoci' de continuo somete las figuras y las ideas del pasado a nuevas
miento y por lo mi¡mo sección de esta disciplina); el suieto profundizaciones y reelaboraciones. Los resu)t¡dos científicos
de Ia culru¡a, es deci¡: el homb¡e individual y colectivo en de cada etapa quedan en cierto modo anulados en su vigencia
cuanto productor y aprovechador de la cultura; los obietos
y reemplazados po¡ los de la etapa siguieote; en cambio, los
grandes planteos filosóficos de clalquier época conserven una
de cultuia, esto es: las dist;Dtas producciones del hombre, en
significación que se podría calificar de permanente, La ma.
sus dife¡entes lndoles y comPonentes; el compleio culrural,
¡esultante de las conexiones y complicaciones de aquellos ob'
nera como estq se concilia con el progreso filosófico
-que
tenemos por indudable- es asunto de dilucidación compli.
ietos; la vida cultural, en cuamo funcionamiento del hombre cada y que no podemos af¡ontar en estas páginas,
y de la cultura en intercambios e influjos con§tantes' etc.
hquí se aduierte la dificult¿d, a que nos referimos snterior' La historia de la filosofíe se cultivó ya en la Antigiie,
ménte, de separar y distribuir con sis¡ematicid¿d rigurosa las dad (Arístóteles, Diógenes Laercio, etc, ). En l¿ Edad Mo,

40 4l
derna, tras ensayos muy inseguros en la transcripción- I-valo' más o menos de$e fines del siglo pasado hasta nuest¡os dlas
¡ación de las áoct¡inai, ofréce Brucker (siglo XVIII) la suele denomina¡se filosofíe acrual,
o¡imer¿ historia de la filosofía corcebida con espíritu crítico. Les cultu¡es orientales que han producido grandes filo.
bl eran impulso, sin emba¡go, procede de Hegel, quien aso' soflas son únicamente la de la Indie v la de China.
cia Il sentiáo histórico al especulativo: a continuación, gracias
a una labo¡iosa faena de depuración histórica, filo'lógica y XxIII
crítica cumplida pot hombres de amplia capacidad filosófica,
se va constituyen¡o el cuadro tot¡l del pensamiento filosófico
de que actualmente disponemos.
LA BIBLIOGRAFfA FILOSÓFICA
La histo¡ia de la filosofía occidental comprende cuatro
grandes, tramos o épocas; antigue, riedieva), moderna y con' l)
rJ
rsrrNcurr..ros tres Brupos en la bibliogrrfía filosófic¡: el
de las obras instrumentales o auxiliares, el de las doc,
temPoranea,
trinales y el de los escritos histórico.críticos; un grupo espe,
L¿ filosofía antigua se escalona cn tres -períodos: pre' cial por su forma, pero cuyo cont€nido se reparte en el de
socrático (o preárico),-en el que preponderr cl problemr del los tres grupos ¡nteriores, es el de las ¡evist¡s filosóficas.
ser de las cosas; ático, que se inicia con Sócrates y en el Pe¡tenecen al grupo de lo insLflttzntal o auxiliat todas
cual figuran lop grandes iistemas d" Platón y de Aristóteles' aquellas obras que facilitan el trabajo filosófico y se maneian
cimas áel pensamiento antiguo, y htlenístico'romano, que va
como utensilios.
desde e'l siglo IV a. C. hasta cl siglo VI d. C. Los repertorios bibliográfico¡ cumplen la función de re.
La filosofia medieval se divide en dos períodos: el de gistrar las publicaciones. Los hay de diversas especies, en for,
la oat¡ística (la filosofía de los llamados Padres dc la Iglesia) ma de ohras especiales, anuarios, ¡evistas, etc., universales o
u ál d. l. eicolástica (sistemr medieval propiamente dicho); por países; de toda la filosofí¡ q de ramas de ella. La ser¡ie
en ésta se dhtingue la temPrana y ).r alta cscolástica: la pri' continua más importante en la actualidad es la Bhliogra.phie
mera, desde el iiglo IX hasta fines del XII, y !a segunda, de la philosophie, que va publicando el Institut Inte¡nationel
desde el XIII hasia la terminación de la Edad Media. de Philosophie, con sede en la Sorbona, y con el concurso de
La filosofía mode¡na abarca tres períodos: Ren¡cimien' la U.N,E.S.C.O, Da la descripción bibliográfica de los li.
to, sielo XVII (Barroco) y siglo XVIII (Ilustración). El bros y artículos aparecidos en todos los palses que se hallan
RenaJimiento, en fiecuente polémicr contra el pensamiento en co.rrespondencia con el Instirut, y agrega listas de edito,
medieval, es el tiempo de la gestación y preparación del pen' fes, revistas y autores, e índices cronológicos y topográficos,
samiento mode¡no; il sigto XVII es el de los grandes siste' de filósofos y sabios, y de asuntos. Existen revistas bibliográ,
mes en que encatna el espíritu de los tiempos nuevos ( sistemas ficas que ofrecen una noticia obietiva de cada obra regisrada,
de Descartes, Hobbes, Spinoza, Leibniz), y en el siglo XVIII como la titulad¡ Philosophic Abstracts (de Estados Unidos).
el sí5tema de las ideas modernas se afianza y se extiende' se Además, las ¡evistas filosóficas en general conceden mucho
convierte en común concepción de la realidad y aun en Pro' espacio al registro y la crítica de las ob¡as nuevas.
vida v acción. Los diccionarios filosóficos prestan un servicio del que
-E¡ameLadefilosotí¿ contemporánea comprende desde principios no se puede prescindir. Son de divenos géneros. Unos están
dei siglq XIX hasta nueit¡a fecha; la parte de ella que corre concebidos para el apecialista o profesional; ot¡qs, de menor

42 43
y ..ob,
mole y tono más elementat, se destinan a cualquier lector de tafísica otra, en teoría del conocimiento, y las palabras
filosofía. Por el plan, los hay dispuestos históricamente, esto ietivo" y "subietivo" se han empleado, c.d. ,na, sen,
es: con la meteria de cadd a¡tículo estudiada en su evolución "on del
tidos cont¡arios en diversas ocasionls. Sólo la ftecuentación
a lo largo del tiempo, y también concebidos en términos sis. diccionariq puede evitar graves equivocaciones a
quien no
temáticos, desentendiéndose más o menos del proceso crono, posea una versación muy a fondo, y a quien la disf¡ute nun.
lógico de cada concepto o cuestión, y exponiéndola según el ca Ie estará de más hallar cómodamente a mano lo que puede
punto de vista adoptado de antemano por el autor o auto¡es se¡ olvidado,
del diccionario; pero estos dos c¡ite¡ios nunca son separables Et el grupo d¿ lo doaún'ql entran todos los esc¡itos
del todo, y debemos decir meior que ciertos dicciona¡ios son más di¡ectamente filosóficos, los que exponen tesis o doct¡i,
preferentemente históricos (como el gran diccionario alemán nas,
-sea-sob¡e
temas especiales, sea sob¡e asuntos de la mayor
de Ehler) y offos preferenteme¡te sistemáticos (como el ex. amplirud y generalidad. La dívisión de los asuntos vienj a
cele¡te Yocabuhhe francés dirigido por Lalande). Ciertos ser la de las disciplinas filosóficas, que hemos examinado an.
diccionarios recogen solamente conceptos o temas; otros, ex, teriormenre, con exclusión de la hisioria de la filosofta. Este
clusivamente filósofos, y algunos, temas y filósofos conjunta, grupo, naturelmente, es el principal y abarca el cuerpo pro,
mente. Existen diccionaríos consagrados a una sección espe. piamente dicho de la meditación filosófica: los ot¡os Íe eitán
cial de la filosofla, y también los hay restringidos a ün gr¡n subordi¡ados y existen en función de é1. Es deseable poseer
filósofo (Aristóteles, Kant, Hegel ). el legado de cada filósofo en edición completa y crítica, con
El Voaobulaire nechnique et oitique de b philorophie el epistol¿rio (que suele tener interés filosófico y eun a w,
es un magnífico monumento de saber, pero, por su disposi, ces es parte capital de la obra, como en el caso de Leibniz
)
ción, supone una fi¡me ve¡sación filosófica. El Dictiorury ol y con oÍos documentos que tedondeen la figura del pensa,
Phílosopby, editado por Runes, es de utilidad sobre todo por dor.; para muchos filósofos importantes se dispone ya de este
t¡ata¡ más abundantemente que qtlos, dcte¡minados asuntos tipo- de ediciones (que para los antiguos y medievales requie.
(lógica novísima, filosofías orientales, etc.). El Diccionarb dz ¡e la ¡estirución filológica de los texto§), pero hay muchos
filorol'u, de Ferrater Mora (en su cuarta edición), tiene
]. otros cuya p¡qducción no he sido reunida todavía en edicio.
sobre ambos la ventafa de poder prestar grandes sewicios des, nes de esta clase.
de los primeros pasos al interesado serio, a pesar de se¡ une La t¡aducción de escritos filosóficos exige, además del
obra rigurosa cuyo. plan y riqueza conceptual la ponen a par fume saber idiomático, un conocimiento gener"l d" l" filoso,
con las mejores del mismo género en cualquier idioma; con. fía y aun la familiaridad con el pensamiento del autot que se
tiene artlculos sobre los temas o conceptos y sobre cada fi, traduce; y¿ se ha dicho algo sobre la indecisión de la iermi,
lósofo, hasta los más recientes, y la explanación es siempre nologia, una de cuyas consecuencias es que ciertos pensado,
clara y cuidadosa, con la bibliografír completa o esencial. res usen un vocabula¡io un taflto personal, cuyq sentldo pro,
Fuera de que el uso de un diccionario filosófico es in, pio escapa al traductor incompetente o descuidado, lo cual
dispensable en general para el estudio, hay una razón especial
aca¡¡ea infidelidades. El estudioso de filosofía, cuandq no le¡
que aconseja su manejo frecuente: l¿ indecisión y ambigüe.
los escritos en la lengua origina), deberá aseguralse de la res.
dad de la terminología filosófica; a veces un término tiene
ponsabilidad de las versiones que utilize. Hay ya muchas tra.
acepciones dispares según época, direcciones y aun filósofos:
ducciones dignas de fe en nuestro idioma, álg'unas realizadas
por eiemplo, la palabra "idealismd' significa una cosa etr me,

44 4S
Dor especi¿listás de prestigio notorio; en otra éPoca menu' y comenta lo expuesto por él en sus escritos doctrinales, con
átaron'las veniones indi¡eitas, y aún hoy se sigue alguna vez obse¡vaciones sobre la génesis de su pensamiento, alcance que
esta práctica, sólo en parte disculpable en ¡azón del exotismo le atribuye, influjos recibidos, etc.
del idioma orieinal. El piocedimiento de acompañar la tra' Las ¡wistts lilosíficas tienen a su cargo una función
ducción con el-texto en ia lengua original, por lo regular en irreemplazable. Adel¿ntan el pensamiento que se va forjando
páginas frente a frente, es excelente; se ha usado en edicio' y que aún no ha cuaiado en libros, exrminan la producción
n.r- innl"ras v frances¿s, v en la colección de clásicos griegos filosófica, informan sob¡e Ia vida institucional de la filosofía
(sociedades filosóficas, congresos, etc,). Suelen aprovechar la
y latiíos putlicadr por'lc Universidad N¿cional Autónoma
de México. ocasión de las fechas ceotena¡ias pará renovar el interés por
El gapo de lo¡ escritos hi¡tórico'criticos comprende to' los grandes pensadores del pasado, someterlos a revisión y
confronta¡ sus ideas con las del presente, y, al dar cuenta del
dos aqueiios- en queel ¡utor expone, interpreta y critica. el
fallecimiento de un filósofo, recapitulan su obra. Nq es raro
oensaÁiento aieno, Estos escritos van desde lr consideración
ya qus en ellas se entablen discusiones que aclaran los pun.
iel curso totaÍ de la filosofia hasta la de problemas o puntos tos confusos o en litigio, y cumplen, en fin, una faena de
muy especiales, Son excepción las historias de la filosofíe que
actualiz¡ción y vitrlizrción, al acoger la palpitación, por de.
,b"rcan. iunto al pensa.iento occidental, e1 oriental (una de
ci¡lo así, cotidian¡ de l¡ conciencia filosófica. Hay revistas
cltas es l¡ del aleáán Deusren)' Las historias totales del pen'
que abarcan todo el campo filosófico, y otras especializadas;
samiento occidental pot un ¡utor único no escasean, si bien
por escuelas o direcciones, por disciplinas, etc.
muchas se hallan vi anticuadas. Más recomendable en tales
obras de coniunto, aunque con ello padezca la homogeneidad,
es la olu¡alidad de autores, por lo común uno para cada gran
éoo""^del pensamiento (así ocurre en el gran tratado alemán XXIV
lümado de'Ueberweg, admirable y de máxima auto¡idad, salvo
-gue
en su parte guinta, trata el pensamiento contemPoráneo SOBRE EL ESTUDIO DE LA FILOSOFfA
en los países'de lengua no germánica). Las -historias de la
filosofí¿-de grandes épocas lAntigüedad, Edad Media, etc')
p ene la iniciación en la filosofía se puede recurrir a los
oermiten ouá en ellas se concentre y organice el saber, a ve'
I lib¡os ¡edactados con ese fin (las llamadas Introduc.
'ces prodigioso,
de un especialista que acaso ha-consagrado su ciones a la filosofía), a la kctu¡a de la hístoria de la filosofía
vida al estudio del pensamiento de ese período -(por gem' y a la de un determinado filósofo. Las ventaias y desventaias
olo- la obra de Zellir para l¿ filosofía griega y 1a de Grab' de esto¡ tres procedimientos deben ser tenidas en cuenta po¡
las historias de pe' el principiante.
-"in orr" la medieval i. Son abundantes Las lnttoducciatws a úa filosdu son abundantes; va,
,íodo, L"ior., (como el libro eiemplar de Cassirer sob'-r, la
Ilust¡ación) v los esrudios monográficos sobre filósofos' Hay ¡ias de ellas se destacan por sus méritos. Algunas pugden
,"ibiér, h¡táti"t de las diversas áisciplinas filosóficas (lógica, ser dejadas de lado (como la de Paulsen, de la gue hay
metafísica, etc.), de problemas q direcciones especiales (ma' trad. al italiano), po¡que se limitan al problema metafísico
te¡ialismo, esc.epticism;, etc.) y de la filosofía de cada pals' y al del conocimiento, y no dan pol lo tanto una idea ade.
Género aparte y d.l -.yo, inie¡és es el de las autobiograflas cuada del panorama filosófico, Ent¡e las extranjeras que se
y autoexfosiciqnes; en est¡s últimá§, el propio autor resume hallan t¡aducidas a nuestro idioma, las más ¡ecome¡dables

46 47
nos parccen las de Brightman, Külpe, Müller y Waht, Iru, culia-l de- lo filosófico es ia proiunüclad.
to las cuatro de una profunda experiencia ffosófica y con. ío
ou. $
"r,l-r
,ustdica las tesis filosóficas es su fundamentación, su
-;;ri.j;;:,
hondl
densaciones de un vasto y seguro saber. De los lib¡os esc¡itos
en nuesÍo idioma, señalamos los acla¡adores Apmtzs fih. ¡aigambre, _que^ no
pueden ser aducidas .;
t*
.tarál _que en el libro histó¡ico l¿ filósofía sea
nrstorrcas.. Es
s6ficos, de Korn, las sugestivas L¿ccionet prcümfuwres da tyrrado, des$tpt-ai la mejor exposición de este ofden
es in.
filuofia, de M. Garcl¡ Morente, y la muy incítante ftúro. cáPez de reproducü el ímpau propio, el soplo
interno oue
esté nombre. '
ducción a la fílosofu, de Julián Marías, que se atiene en lo posee t¿ creación de un filósofo digno de .
principal a los planteos de Ortega y Gasset. Oua para inroduci¡se en-la filosofía, .u"i..'*"",
Cada filósofo tiene una visión personal de la filosofía. -vía
recomendada, es el estudio a fondo de gr.l rii*á]J ñ"i-,
El inconveniente de las lttttoduccio¡es para el principiante ",
_el princípiant.. St-;d;;;"iiló_;"i
más, peligroso para
es ofrece¡le el compleio filosófico desde un ángulo determi, vclqáderamente grande y lo entiende, acaso ya nunca sale¡ de
nado, en un momento en que no se halla en condiciones de el, y I¿ hlosolia se Ie converrirá en una bruma
en la cuaisólo
confrontarlo con oros; la meior manera de superar tal incon, un claro perfil: a a.l filasÁ-e[tü;:'Éi
veniente es consulta¡ slternativemente dos o más lib¡os de "'^1*:li.j de un. pensador eminente es exr¡aordinaiio.
sesuccron üfi;Son
este género. Debe adve¡tirse que, en rigor, ninguna de las mucnos los
obras citadas es purámer¡te elemental; si lo fueran, acasq ni .gue han adhe¡ido incondicionalmente v de oor
vroa a üna dererminad¿ filosofía, sólo por el
hecho accideital
como lntrodarciowJ en sentido estricto servi¡ían. Todas so¡ qe gue tropezaron con ella en el primer
rnorrento,
líbros lilosólicos y en cierto modo requieren la actitud filo. h
sófica en el lecto¡. Perq la dilicultad que de aqul deriva no
.-.-Las lntroduccion¿s a fitoilís p"ri."- u""'i.n.""Uf.
utilidad;
puede ser eliminada; si el libro no es filosófico, mal puede _la.
lecrura de la histoiia ¿á l"' mo*fii'"
propios fi)ósofos. son iniispensables. E;-
il:"i::
ostentar ante el lector el genuino cariz de la filosofí¿. Cual, ouscara el
ü-i"írr';uür;l
quier interesado en filosofía puede aprender mucho de estos .pr$c¡piante las nociones fundamentales e insm¡,
libros, y, en cuanto al que por primera vez se acelca c es,
menrales sob¡e la esencia,
lamas, etc., de Ia fitosofía; "or".p"ion"i
pi.i"oiñ ;é;J:;:
tos asuntos, debe maneiarlos y extraer de ellos los elenentos
en ü hist;a'á;'i;;ü;"iril;lii:
¡á.el cuad¡o total del proceso f,l"Jófic";
gue lo a¡'uden en su iniciación, sin esperar que un libro de. filósofos se.enconnará ; ";
l; L;ffd. ;:
Ia filosoiá-pi.ír; ;;;;: i,H:
te¡minado le ab¡a de par en pa! las puertes de la ciudadela ve¡ie¡tes "on
filosófica; deberá ¡ondar al¡ededor de ella, y un día, des, -de las lectures históricas y
trn filósofq
i" l" p."f*¿¿..ii, á.
pués de la lecrura y rneditación de este y otros géneros de
determinado sólo puedán
ción: reconduciendo idealmente lo leído
*ilü;;;;;;:
obras, se encontra¡á inesperadameote dent¡o. Esto no vale pa.
.
experimentado al ahondar
la";is;;l'J;i;
-y,'U"i'""*
e;-
un f;lósofo, irri]
ra quienes llevan ya en sl un sentido o vocación innata para yectando lo experimentado "n
en el filósofo áb'¡! i; ;;;iñff;
estos problemas, y que en realidad no necesitan ser "inicia, l.¡. pe.spectiva hisrórica. En otros
términos: h dür'd; l;
dos", sino más bien "informadoi'. filosofía debe.enseñar al neófito que
.iiil¡J";;i:;"';
Otro de los acostumb¡ados ¡ecu¡sos para la iniciación It subyuga, por excepcional qu. t. p"r¿;i", -"i-u-;
es le lecí¡ra de la historia de la filosofía. Con esto se ob. L,1:1t9
ePlsodto. en_ esa historia, una cumb¡e
tiene sin duda el panorama filosófico total el examen er inond¿mlento en un gran pensador
en
-" u.rr,
debe lleva¡lo"or¿iú.rr,
se prolonga hasta el presente-, pero con-si una visión en tlr.ri.-"r, q semcia¡res. co¡diciones ¿, a oensai
amplitud, no en profundidad; y precisamente una nota p€,
- i]:_
¡lsez y Iuerza de convicción que en él encuentra,
"ot,r".i.il,--'ro,
las
"n"_,
48 19
trárh p¡ob,ablemente en los textos de aquellos ouos filósolos valores: en otras palabras, la colonización de la rea'lidad por
cuyo pensamiento, conocidq sólo mediante las exposiciones el espíritu.
históric¿s, le parece esquemático o a¡tificioso. En suma, han Para reparar en forma palpable en la estrechez y par,
de llevarse de frente y paralelamente en los primeros tramos cializació¡ de un saber filosófico ¡odeado de ignorancia sobre
del estudio las lecturas históricas y las doctrinales, auxiliadas bl ¡esto de la situació¡ histórica, piénsese en la imposibilidad
. con el maneio de un par d,e lntrod,u.ccion¿¡ a h f osofu; la
de aisla¡ los movimientos filosóficos de la Ilustración, del
'utilización f¡ecuente de un dicciona¡io filosófico ahonará tiem, Romanticismo y del Positivismo, de los demás aspectos de
po y suprimirá obstáculos. esos períodop, en los cuales las filosofías dominantes muesu¡n

En cuanto meditación sobre el todo, la comprensión tal co¡cordancia y hermandad con el espíriru del tiempo cn
general y con sus particulales manifestaciones extrafilosóficas,
filo¡ófica requiere cierto caudal de nociones previas sobrc ese
que querer interpretar esas filosofías prescindiendo de cuanto
todo, que abarca el conjunto de Io pensable. El que se inicia
üopezará con meno¡es inconvenie¡tes en la medida en que
las circunda aca¡¡earía su desfiguración y empobrecimiento,
además de la incomprensión de su más considerable alcance.
disponga de una cultura personal extensa y equilibrada; quie:r
pretenda avanzar en el esrudio de la filosofíe deberá perfec.
Esto no significa la total supeditación de la filosofía al ritmo
histórico, porque ella posee una continuidad histórica que le
cionar sin descanso sus conocimientos generales: se ha dicho
es exclusiva, y también porque interuiene podero¡amente en
con ¡azón que "quien sólo sabe filosofía, ni siquiera filosofía
ella, como en otras líneas de la c¡eación espirirual, el aporte
sabe". Una información de los riltimos resultados cientlficos,
imprevisible del genio. Desde otro punto de vista más ¡est¡in,
que la bibliografía áctuel permite sin grandes molesties, es ne,
gido, la perspectiva histórica es conveniente para valorar con
cesaria. Le literanra, la noyela en pefiicular, ofrece una riqul.
sima experiencia humana que a nadie es concedido adquirir iusticia ciertas realizaciones; las precisiones metódicas de un
Desca¡tes o los postulados filosófico,pollticos de un Locke
por observación propia. La historia acaso sea el saber más pueden parecer t¡iviales a quienes no sean capaces de recons,
imprescindible para una iusta implantación filosófica; los he. t¡uir las situaciones cultu¡ales en que se formularon: hay co.
chos que componen la tIama de la filosofía se entretejen con §as que nos parecen vulgares y de sentido común por la ma,
los demás de l¡ total tela de la historia humana, y aunque nera como las hemos asimilado, pero que fueron en su hora
la ve¡dad no se resuelva y sucumba en.lo pasaiero, se va ob' hallazgo¡ diflciles, de rigurosa novedad y del más alto precio.
teniendo y depurandq en el tiempo, en alianza unas veces y El acierto en la elección de las primeras lectu¡as es mu.
onas en conflicto con los sucesos que pueblan y dete¡minan chas veces asunto capital; de una elección equivocada puede
la vida conc¡eta de los homb¡es. La más elevada apreciación resultar la impresión de que la filosofía es "algo que no se
de la tarea filosófica en cada etapa cronológica se logra cuando entiende". Hay, por ejemplo, lihos de historia de la filosofía
se advie¡te la colaboración lib¡e colaboración, sin man. tan buenos como el de Windelband (nos referimos a su his, l

datos ni consignas- del


-la
pensamiento con las energías patentes toria general, no a la de la filosofía moderna), que son ina.
o secretes que empujan ¿ la humanidad hacia adelante, y que decuados para las primeras lecturas; una obra como la de
esumen en cada lapso un cariz diferente, según la situación Bréhier, en cambio, nos parece más adecuada para el princi,
histórica, perq con un sentido unánime, que es la clarificación piante, quien sólo estará en condiciones de seguir con prove,
mediante la inteligencia y la relcvación y acatamiento de los cho la trabazón y resonancias de la marcha del pensamiento

50 51
que describe Windelband cuando cuente con los esquem᧠iuntos reales en que ordinariamentc están mcotpo¡ádos. Existe,
lelativamente ¡ecortados que hallará en obres de estructura sin duda, una dificultad de la filosofía, derivada en buena
diferente, más atentas a l¿ información gue a la interpreta. parte de ser la última manera de consider¿r le totalidad, de
ción. Muchos se sienten atraldos por la magnífica figuia de la obligación, que le es connatural, de llevar sus problemas
Hegel; si af¡ontan de prirnera int-nción la iectur¿ dá fibros al límite de lo pensable. Esta dificultad se deshace o atenú¿
suyos como la Enciclopedia, b Fenommologu del esptritu, solamente cuandq se ha c¡eado y fortalecido la actitud filo.
etc., es muy probable que no entiendan nada, y en cambio sófica; ayudar e que se esumá con naturalidad es uno de los
sí entenderán si ¡ecur¡en a otras obras del mismo autor, las propósitos de la i¡iciación, y no se obtendrá sino por una
que originariamente fueron cunos, como la Estéüca, 7a Filo. especie de síntesis lntima, por la frecuentación filosófica acom,
sofrc fu k hi:toria, la Hi*oña da pañada de la voluntad veraz de entender filosóficamente. L¡
Ia- filosofit, etc, Si no se
me¡a lectura sólo es suficiente cuando lo leído nos ace¡ca cosas
puede solicitar un conseio oportuno a persona autorizada y
comprensiva, habrá que proceder por ensayos o tanteos. o hechos ¡efe¡ibles a lo ya sabido; la filosofla impone el esru.
Las dificultades del principiante, en cuanto impresión
dio, la lecrura con ¡electura y meditación, con la intención
constante de situamos en el plano veces muy aieno al
de comprender poco o nada, que le pueden suscita¡ cie¡tos -a
que habitamos coníentemente- en que están colocados los
escritos cuya lectura exige madurez o ciena dosis de ve¡sa.
hechos y problemas filosóficos.
ción, no deben confundi¡se con la natural dificultad de la fi,
losofla, comparable e la de oJros estudios serios. No es ¡aro
Y aqul debemos deci¡ dos palabras sobre la cuestión
de la claridad en la filosofía. El filósofo debe ser claro, todo
que se vaya a la filosofía dispuesto a "leer" como se lee un
lo claro que sea posible. Pero esto de la cla¡idad se aprecia
lib¡o sobre hechos fácilmente identificables: una novela, un en ocasiones de mala manera. Hay una falsa claridad que
libro de geografía descriptiva o de histo¡ia elEmental. Pense, consiste en la arbitra¡ia simplificación de lo compleio, en la
mos más bien en el esfuerzo y la atención que requiere el for¿ada elementalización. Trivializa¡ no es aclarar, y mucho
estudio de la geometría o de la química, de cualquier tema menos lo es esa ¡esuelta falsificación en que suelen incurrir
que no se apoya directamente en la experiencia habitual, en algunos supuestos clarificado¡es. La claridad lícita y deseable
lq que vemos y oímos a cada i¡stante o podemos referir a es la del examen o la exposición; el asunto puede ser por sl
esas comprobaciones inmediatas. En muchos de sus apartados, sumámente oscuro, y a lq más que puede y debe llegarse en
la filosofía sobrepasa la posrura común. Lo común casos tales es a mostrar lúcidamente sus oscuridades.
"i "ten.r,la
se a 1a realidad en que vivimos, al mundo pelceptible; Existen problemas no resueltos, acaso insolubles; es tarea
metaflsica indaga, más allá de esa experiencia, el ser ¡ecón, de la filosofía pugnar por resolve¡los, pero no es filósofo autén,
ditq de la ¡ealidad. Lo natural es fiamos impllcitamente en tico el que los niega como problemas o propone soluciones
nuest¡a facultad de conocer, ignorar que es uná función nues, para salir del paso. Por ot¡o lado, la solución de los proble.
tra y dar, sin más, por buenos y legítimos los cuadros que rnas no es la única finalidad del trabajo filosófico; la progresiva
nos pone delante; la teo¡ía del conocimiento problematiza iluminación del problema como tal, su planteo cada vez más
nuestra facultad de conocer, procura desentrañar sus resortes nítido y riguroso, ya es un logro teórico considerable. La si,
ocultos. La realidad nos muestrá cosas valíosas; la teoría de tuación €n las ciencias nos hace ahora más comprensible estr
los valo¡es alsla, como la qulmica sus elementos, los valores condición de la alta labor intelectual, que no siempre puede
y los investiga como i¡sta¡cias epárte y sepáradas de los con. regociiarse con la adquisición de soluciones claras, terminantes,

s2 53
definitivas. La flsica actual no cree yá tocar con la mano la 2. Lo indicado en el apartado anterior sobre el saber;
estructure y funcionamiento del orbe físico, como imaginaba Oxrrce y Gassrr, Idear y cresncio.s, EC., 1940; C. Yez
la del siglo pasado. Acaso muchos de sus p¡oblemas fund¿, Fnnnrrn-e, Lígica oh:a, Ld., 1945; F. Ro»mno, "Saber
mentales los iuzgue de tan leiana solución como ve la filosofí¡ ingenuo y saber crítico", en el vol. Filwolía de la perona,
la de otros suyos. Ellq no obsta al entusiasmq en la faena, a Ld., 3. ed., 1961.
la tenacidad en el esfuerzo, a la confianza en ir ar¡ancando 3. F. Ro¡¡rno, "Los obietos del conocimiento cientl
a p€dázos la verdad, ficol', en el vol. Filosofkr. de h pnsont, Ld.; F. Roxrno,
Teotía del honb¡e, Ld., apartado 4 del cap. I.
4. Sobre la ma¡cha del pensamiento cientíIico, J. Ba.
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woop Texr,on, BM)e hi¡toria fu tla ciatcit, Ld., 19,15;
Una bibliografía copiosa estaría fuera de lugar en este
W. T. Srocwrcx y H. W. Trtnx, Breoe hístoña da la
ciencb, Argos, 1950.
lib¡ito. El autor se ha limitado a ¡emitir al lecto¡ a otros esc¡i.
5 . Introducciones a la fulosofí<t de Kür,er, Bmcxt.
tos suyos donde se consideran más extensamente los puntos
rrreN, Mür,rrn y Wner- (se indican más precisamente en
aqul tratados, y a señalarle cie¡tos libros muy accesibles que
el apart, 24 de este bibliografía ); artículo "Filosofla", en el
le proporcionen pistas y perspectivas para ampliar €l examen
Diccionarío de lilosolu de ]. Frx.xerrn Mone; A. KoxN,
de cada asunto, y en los que hallará sobrada bibliografía para Apuntes filosólicot, en sus Ob¡¿r conplstas, Claridad, 1949,
seguir adelante.
6, La bibliografía del apartado anterior; art, "Philoso.
Cuendo lro se pone lugar de edición, se entiende que phie", en el Yoqbuhire de Ler-eNor ( citado en el apart.
es -Buenos Aires; Md. significa Madrid, y Mx,, Méxiio, 24 d,e esto, bibliogr, ); Drr-tanx, E¡ench ile la filosofíd, Ld.,
Ciertas editoriales se indican también ab¡eviadamente: RO. 1944; AvrNenrus, La lilotolía cotno el pmsar del mund,o
significa Revista de Occidente;EC., Espasa,Calpe; Ld., Lo, de acuerdo con el pincí.pio dzl twnu gasto de energío, Ld.,
sada, y FCE., Fondo de Cultura Económica, México. 1947; Crt. RrNouvmn, Bosquzio de una ólüiliaa.c;on iy
Los núme¡os de los apartados se corresponden con tenáüca ds las doctrina filosófiu4 Ld., 1948.
los
del texto. 7. R. FnoNorzr, El punto de Wtido ful filosfiar,
Ld., 1945; Cn. Rrxouvrnn, Los dílemq de la metalísica
1. Sobre el bombre y el saber, F. Rourno, T¿oí¿ pna, Ld., 1944.
del ln'¡nbre, Ld., 2c ed., 1958, P¡imera parte. Sobre el saber,
los apartados 4 del cap. I y 2 del cap. VII de la misma obra;
8. Ver más adelante, apart. J.7.
F. Rornrrno, Ló§ca, EC,, 17e ed., 1961, cap. VIII. Sobre 9. Sobre filosofíe oriental, R. GvÉNow, lntro&tcción
genercl al e¡tuüo dz la doc¡¡ina hindúe¡, Ld,., 1945; V.
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54 55
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I. El homb¡e y el saber 7 5. MÁ¡cos Vrctoxre, Qué et el psicoñálbh (zgotado).
IL Saber ingenuo y saber crltico .......... 8 6. Cr¡rrr¡-o M. Boxrr, F.tcuelat lil,etobt (2t cd,.).
III. La continuidad del saber 10 7. ]oaor Rowrao B*zsr, Qú et el ,¡|te abth.cto (2r c¿.').
IV. La ma¡cha histórica del saber .......... 13 8. losú Lurr Rourno, .Lo aiara occidettzl (2t cd,.).
V. La filosofla en general 15 9. Jur.rÁx Marl^d,\dec de b net¡tl¡iu (2N cd.).,
VI. Algunas cqncepciones de la filosofía ...... 18 10. A. L. PALAcroB, Masw 9 éliter et lbetoambica (3t d.).
VII. Primacía del ser o del conocer ......... 20 11. I¡¡¡.¡¡¡- Qot-za, Qué es el catolicisno (2r .d.).
VIII. Ser y valer . 21 12. Lurr ]vex Guerxrao, Qué e¡ h bell¿* (2t d.).
IX. Filosofla oriental y occidental .......... 22 13. B. F. §TorwELL, Qu¿ et .l o,otertantirr¡/o (2a cd,.).
X. Las clasificaciones de las ciencias ........ 22 14. .á.. M¡¡.¡f.x LarDrrrR, E, torzlolrtti.in e lite¡arb (2t ct,'),
XI. Las disciplinas filosóficas 24 15, FÁANc¡sco Ro¡¡Bno, Ubicacid¿ del hombe (!t ¿1.).
XII. La lógica .. 26 1ó. ]. M. Morxrr Stxs, l*toduccióa ol teúo del tiglo XX (2r .,),
XIII. La teo¡ía del conocimiento o gnoseología . . . 28 17. V¡cr¡¡¡ Fetox¡, El hombte 9 Dios (2r d.),
XIV. La metaflsica . 30 18. GvTLLEE¡do DE Toqs'B, Qú et el a4enealitmo (2f .il.).
XV. L¿ ética .......... 33
19. ]osú Beanrr, Qté et h cknci4 (2c od.).
XVI. La estética . . 34
20. M.rxcos VrcroR¡A, l¡rtodlccíó¡ a h psicologh (agottdo).
XVII. La teo¡la de los valores o axiología ...... 35
21. ]vr,ro E. Perló, Qué e¡ el "lawi¡mo" (2r.d,).
XVIII . La filosofla de la religión 36
22. B¡¡.¡¡r¡¡o A. Hou¡srr, Ia htue¡rigdción ciertllica (2t cd.).
XIX. La antropología filosófica . 36
23. Osv.r,¡.¡o lauozr, Qul er lo bom (2t cd.).
XX. Filosofla del derecho, del Estado, de la socie. 24. R.r¡¡,¡¡- A. A¡¡¡¡rr, l¡t¡oducció¡ al mode¡¡í¡mo li¡e¡atio.
dad y del lenguaie . ......... 38
25. Ro»o¿¡o MoNDoLFo, Él gnb heU¡ico (2t d,.).
XXI. La filosofía de la historia y la filosofía de la 26, D¡¡¡o¿¡¡o P*t, Qué es el ótomo (2t d.),
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XXII. La historia de la filosofía 4t 27. F. E¡cr¡»6, Qxé er la pediala.
XXIII. La bibliografía filosófica .
28. Kvlr P^ÁLr.:.r, Qt¿ ct h irlitica (2. d.).
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Bibliografla 54 30. ,{Noe¡- V-Esser-lo, El ptoblema morcl (2t el.).

60 6l
3 I . g¡iego¡ (2t
R. MoNDoLFo, Atu, rclig¡6n 9 lilorolla & b¡ e.) .

32. ñ¡co¡..Á¡ R!P!tro, fuié e¡ (2t


el cd.).
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COLUMBA S. A. C. E.I.I. F. A.

SARMIENTO 1889, Se piso BUENOS AIRES


COLECCIÓN
HOMBRES TNQUTETOS

Di¡ecto¡: Michele Fede¡ico sciacca.

t. Paul Valerg, por E»uÉr or


LA RocHEFoUCAULD.
, Comut, por Anw,rN»o R¡co.
BELLO.
Este li6¡o se terminó dc imprirrir
el 27 de noviembte de l9ó1 en
Industrias G¡áfic¿s Rosso S.A.I.C.I., Dn preparación:
Doblas 955, Br¡enos Aites.
Pinndello, por Ar»o V,cr-roN¡.
Sciacca, por M¿Nur¡_ GoNza¡-o
C¿ses.

Péguy, por Prrnn¿ Frorras.


Leopardi, por ReNzo Fnarrano¡_o.

Montaigne, por M. Drr¿rNo.

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cn' EDITORIAL COIUMBA


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Sa¡miento 18 89 Buenos Ai¡es
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