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Tratado de Derecho del Trabajo (344 A182t 2005 T.2) Mario E. Ackerman y Diego M. Tosca
TOMO I pag. 123 - 154
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Pero fue la obra de un alemán, Rolf Serick, la que con mayor rigor científico señalo los
lineamientos para fundamentar la posibilidad de “descorrer el velo societario”.
En primer lugar, cabe destacar que Serick jamás admitió que el juez podría prescindir en
cualquier momento de la forma persona jurídica, sino que solamente podría hacer cuando se
compruebe que la misma hubiera actuado fuera de los límites creados para su
funcionamiento.
1. Cuando el juez compruebe que existió un fraude a la ley por medio de la persona jurídica: el
autor ejemplifica el supuesto en que la ley prohíbe expresamente una determinada situación y
los individuos a los cuales se dirige la norma realizan la conducta prohibida a través de la
creación de una persona jurídica.
2. Cuando existe un fraude y lesión del contrato: como seria el supuesto en que a través de
una persona jurídica se viola lo pactado en un contrato, cuando dicha prohibición le había sido.
SERICK, Rolf, Apariencia y realidad en las sociedades mercantiles, Ariel, Barcelona, 1958.
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Impuesta a uno de los contratantes-personas físicas. Señala el autor que existe abuso tanto
cuando la persona jurídica preexiste a la celebración del contrato como cuando es creado
posteriormente para sortear obstáculos que pueda plantear el contrato.
3. En los casos de daños con fraude o deslealtad a terceros con la utilización de la persona
jurídica;
Esto fija los límites dentro de los cuales puede reconocer vida propia a la persona colectiva. Si
se abusa de la misma para alcanzar fines contrarios a la vida de la sociedad, es posible adoptar
medidas contra los hombres, respecto de las verdaderas reclamaciones encubiertas tras la
máscara de la persona jurídica, que no puede ser obstáculo para el cumplimiento de una
sentencia justa.
La persona jurídica debe actuar sin apartarse de los fines en atención a los cuales el Derecho
la ha creado o reconocido. Se conviene que este concepto no puede ser utilizado contra los
superiores intereses de la sociedad y de los terceros. Por otra parte, tampoco puede utilizarse
contra los intereses legítimos de los miembros del propio grupo. De allí arranca la función
positiva de la desestimación de la forma, que también puede perforarse en beneficio de los
propios asociados”.
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A partir de allí se sucedió una serie de fallos trascendentales que generaron una clara
tendencia al reconocimiento de la posibilidad de que jueces pudieran “descorrer” ,
“trascender”, “penetrar” a las persona jurídicas
En estos casos es más propicio sostener que existe un abuso de la “responsabilidad limitada”
de la sociedad que un abuso de la “personalidad” de esa sociedad.
DOBSON, Juan m., El abuso se la personalidad jurídica, Depalma, Buenos Aires, 1985, P.22
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La perfección del sistema legal se logra cuando se establece la separación de patrimonios entre
el socio y la sociedad, al punto que el socio ya no responde por las obligaciones de la sociedad.
Aparece así la limitación de la responsabilidad.
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Serick, en su obra citada, agrupa las manifestaciones más recurrentes que revisten los
supuestos de abuso de la personalidad jurídica en tres categorías generales, a saber: fraude a
la ley, fraude o violación al contrato, daño fraudulento causado a terceros.
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Los actores demandaron a la sociedad empleadora y a tres de sus socios gerentes, con
fundamento en que la sociedad se había insolventado por culpa exclusiva de sus integrantes.
En este caso se dijo que “procede la demanda por indemnización y haberes contra una
sociedad de responsabilidad limitada y tres de sus socios gerentes, entablada por los mozos de
la pizzería que la sociedad explotaba, si esta, creada con un fin licito, funciono irregularmente
no haciendo aportes jubilatorios a sus dependientes y los burló dejándolos sin trabajo y sin
pagarles indemnizaciones ni salarios, mediante el simple recurso de desaparecer y hacer
desaparecer sus bienes”. Tutelado por el Derecho, lo que éste no ampara (conf. Art. 1071,
parr. 2º, Cód. Civ., modificado por ley 17.711)
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Aquí conviene aclarar que tanto el empleo de la (,) como la conjunción disyuntiva (o)
procediendo cada concepto indican que los mismo son presupuestos independientes.
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El fraude constituye una violación indirecta de la ley, no según su contenido literal sino según
su espíritu. El que defrauda, dice Ferrara, no contradice las palabras de la ley; por el contrario,
se atiene respetuosamente a su letra pero en realidad va contra el sentido de la disposición,
viene a frustrar el fin a l cual tendía el principio jurídico.
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Por eso, la noción de simulación y de fraude debe ser analizada situando al trabajador como un
tercero acreedor perjudicado por los actos del deudor (empleador, socio p administrador) que
realizó actos insinceros (simulación) o frustrantes (fraude) perjudiciales para el
trabajador.
Señala Vázquez Vialard que “…dadas las situaciones fácticas en que aquélla [se
refiere a la teoría de la penetración] pueda aplicarse en Derecho del Trabajo, es
requisito indispensable que la sociedad bajo la cual se escuda el empleador real sea
insolvente.
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Permanente, todas serán solidariamente responsables por las obligaciones de cada una de
ellas con respecto a sus trabajadores dependientes, pero esto admite una condición: que
hayan mediado en el caso maniobras fraudulentas o conducción temeraria.
Ellos es así porque ante la amplitud de criterios establecidos por los artículos 54, 59 y 274 de la
Ley de Sociedades Comerciales, cualquier violación a la ley justifica como sanción la extensión
de la responsabilidad a los administradores o a los socios. Entendemos que aquí la ley extiende
la responsabilidad a los administradores o a los socios. Entendemos que aquí la ley extiende la
responsabilidad solidaria como una medida ejemplar frente al simple incumplimiento.
La sana doctrina del disregard of legal entity nació precisamente al amparo de la reparación
de una conducta fraudulenta que ofendía elementales criterios de justicia y equidad. Los
jueces penetraron la personalidad cuando observaron que la misma resultaba ser una forma
de elusión a las obligaciones contraídas.
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Por insuficiente control estatal, ha sido la posibilidad de constituir sociedades con un escaso o
nulo capital, circunstancia que desnaturaliza la esencia misma de las sociedades de
responsabilidad limitada.
La regla de la capitalización suficiente enunciada por Ballentine sostiene que si una sociedad es
constituida originalmente o interviene en el comercio con capitales tan reducidos que resulta
probable que los bienes disponibles no sean suficientes para atender a las deudas, no resulta
equitativo que los accionistas puedan montar una estructura tan endeble que les permita
evadir su responsabilidad individual. Tal actitud implica un abuso de la personalidad jurídica y
engendraría responsabilidad individual de los socios respecto de las dudas de la sociedad.
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Por ello se ha dicho que las obligaciones de los accionistas en esta particular clase se
sociedades no se agotan con los aportes originales, cuando la sumatoria de todos ellos no
guarda la menor relación con el nivel de gastos o con el pasivo de la sociedad. Y, en
consecuencia, un requisito para conservar la limitación de la responsabilidad de los accionistas
es requerirles la permanente obligación de efectuar desembolsos a los efectos de equilibrar el
capital social con las reales necesidades de la empresa.
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Frente a tal situación se ejercen algunas alternativas, tales como: (a) configurar tanto a la
nueva empresa como a la vieja como un “conjunto económico” y responsabilizar
solidariamente a ambas, toda vez que la maniobra constituyó un fraude para el trabajador,
y exigir que la condena sea solidaria para ambas empresas; (b) el caso señalado
constituiría un supuesto típico de los previstos por el artículo 54 de la Ley de
Sociedades, al utilizar a la personalidad jurídica como un recurso para violar la ley, el
orden público laboral, la buena fe y frustrar derechos de terceros (trabajador),
circunstancia que le permite al juez “penetrar” la personalidad societaria y extender la
responsabilidad respecto de las obligaciones que existían para con el trabajador.
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