Вы находитесь на странице: 1из 50

ESTUDIOS UNIVERSITARIOS .· ARLETIE ·FARGE .

44

. ,
LA ATRACCION.· ..
DEL ARC.H iv-o .

EDICIONS ALFONS EL MA GNA.NJM.


INSTITUCIÓ VALENCIANA D'ESTUDIS I INVESTIGACIÓ
1991: .,
' :

.. ·. ~.:. .. . . ·:·.
MILLARES DE·HUELLAS
1.
i

.:::~)
"4.<._ '
. ·~:(

EN invierno como en verano está helado; los dedos se


agarrotan al descifrarlo mientras se impregnan de polvo
ftío en contacto con su papel pergamino o de tela. Es de
difícil lectura para ojos poco avezados aun cuando a ve-
ces esté cubierto por una escritura minuCiosa y regular .
""#.. ' . Aparece sobre la mesa de lectura, normalmente en forma
1 . de legajo, atado o cefiido, hacinado en suma, con los can-
1

i .. . tos devorados por el tiempo o los roedores; precioso {infi-


1. nitamente) y maltrecho, se manipula lentamente con miedo
1· a qúe un anodino principio de deterioro se vuelva defini-
1
l. tivo: A primera vista, ya se puede saber si ha sido consul~
tadó o no, aunque sólo sea una vez desde su conservación.
Un legajo intacto es fácil de reconocer. No por su aspecto
(ha podido permanecer durante mucho tiempo en sótanos
protegido de inundaciones, guerras o desastres, escarchas
e incendios), sino por esa forma específica de cubrirse con
un polvo no volátil, que se niega a desaparecer al primer
· Título original: Le goút de ['archive soplo, frío caparazón gris depositado por el tiempo. Sin
©Ediúons du Seuil 1989 más huella que la lívida del lazo de tela que lo ciñe y lo ·
©De esta edición, Edicions·Alfons el Magnanim, IVEI, 1991 retiene por el centro, doblándolo imperceptiblemente por
PI. Alfons el Magnimim, 1 - 46003 Valencia el talle.
El archivo judicial es especial. Aquí, únicamente nos
Traducción de Anna Montero Bosch ocuparemos (o casi) del correspondiente al siglo xvm, reu-
nido en series en el Archivo Nacional, en la Biblioteca del
Diseño de la portada: Aula Gráfica, C.B.
Arsenal y en la Biblioteca Nacional. En él se basa nues-
. I.S.B.N.: 84-7822-026-7
tro trabajo de historiador. 1
'
DEPÓSITO LEGAL: V-1159-1991
Imprime·: Grafieuatte, B.L. - Camino Benicull, s/n - 46600 Alzira 1 Para evitar las repeticiones inútiles , cuando se escriba: '<
<'a rch ivos» , se
. CompÓsición tipográfica: Ge.r manio comprenderá «archivos judiciales».
8 ARLETIE FARGE LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 9

En este siglo no hay manuscritos medievales con no- .. cias, aJos diarios, ni siquiera a las autobiografías. Es difí~ .
tables iluminaciones; el archivo es simplemente uno de los cil en su materialidad. Pues es desmesurado, jnvasor como
medios de que se sirve la monarquía para administrarse las mareas de los equinoccios, los· aludes o las inundacio-
civil y penalmente, y que el tiempo ha conservado como nes. La comparación con los flujos naturales e imprevisi-
una huella de su paso. Como hoy, aunque de forma dis- .bles está leJos de ser fortuita; quien trabaja en los archi-
tinta, la policía instruye atestados y rellena registros. Los vos a menudo se sorprende evocando ese viaje en términos
comisarios y los inspectores de policía envían a sus supe- de zambullida, dejnmersión, es decir, de ahogamiento ...
riores notas e informes; los delincuentes sufren interroga- el mar está ahí; por otra parte, catalogado en inventa-
torios y los testigos confían sus impresiones a escribanos· dos, el archivo se presta a evocaciones ma:dnas, puesto
que ias anotan s!n puntuación, según la relajada costum- qué se divíde en fondos; es el nombre que se da a los con- .
bre de la época. El archivo judicial del siglo xvm está for- juntos de documentos, bien sean homogéneos por la na-
mado por todo esto: por la acumulación, hoja suelta tras turaleza de las·piezas que contienen, o encuadernados jun-
hoja suelta, de demandas, procesós, interrogatorios, infor- tos úriicainérite por· el hecho de· haber sido donados o
maciones y sentencias. Aquí reposan la pequefia y la gran legados por un particular que los poseía. Fondos de ar-
delincuencia, junto con las innumerables referencias e in- .chiv:os. numerosos y amplios, estibados en los sótanos de
formaciones de la policía sobre uria población a la que se )as bibliotecas~ a imagen de esas enormes masas de ·rocas
intenta vigilar y controlar activamente. Esto forma lega- denominadas ~<bajíos» en el Atlántico, y que .solamente
. i jos, clasifLcados cronológicamente, mes tras mes; también .se descubren dos veces al afio,. con ias grandes mareas. ·:
puede formar registros encuadernados en piel (es más raro), Fondos de ·archivos cuya definición: científica afortuna~
o r~unirse en cajas de cartón grises que contienen los in- · d~mente no agota sus mist~rios ni su profundidad: «Con~·
formes penales, clasificados por nombre y por afio. El ar- junto de· documentos, sean cuales sean sus formas O· su
chivo supone el archivero; una mano que colecciona y cla- soporte material, cuyo crecimiento se ha efectuado de for-
sifica, y aun cuando el archivo judicial es ciertamente, en ma otgánica, automática,' en el ejercicio de las activida-
todas las bibliotecas o depósitos de archivos departamen- . des de una persona física o moral, privada o pública, y
tales, el que se conserva más «brutalmente» (es decir,. guar- cuya cOnservación respeta ese crecimiento sin desmeni-
dado de la forma más simple en estado bruto, sin encua- brarloja.más». 3 · · · ·

dernar, únicamente reunido y atado como un haz de paja), · .En las bibliotecas, el personal (conservadores y alma·~
en cierto modo, está preparado para su eventual utili- ceneros) ·no se pierde eil el mar; habla del archivo por la
zación. cantidad de tramos que ocupa. Se trata de otra forma de
Utilización inmediata, la que necesitaba el siglo xvm gigantismo o de una astuta manera de domesticarlo sefia-
para el funcionamiento de su policía; utilización diferida, lando de entrada la utopía que significaría la voluntad de
posiblemente inesperada, para aquél o aquélla que deci- tomar posesión de él exhaustivamente un .día. La metáfo-
de, más de dos siglos después, tomar el archivo como tes- ra del 'sistema métrico crea la paradoja: extendido sobre
tigo casi exclusivo, prívilegiándolo en relación con fuen- anaqueles, medido en metros de cinta como las carrete- ·
tes impresas, al mismo tiempo más tradicionales y más ras, aparece infinito, posiblemente indescifrable. ¿Acaso
directamente accesibles. se puede leer una autopista, aunque sea de papel? 4
El archivo no se parece a los textos, a los documen-
tos impresos, a las «relaciones», 2 a las corresponden- 3
J. ANoRé, «De la preuve a l'histoire, les archives en France, Traver-
ses, no 36, enero~-,1.9,&9, p. ~9. . ....
2
Las «relaciones» son hojas sueltas impresas, difundidas en el siglo xvm ·4 En los Archivos de Francia, en 1980, se apreciaba un' c~~~imiento de
Yque contenían el relato de sucesos, de prodigios y de curiosidades diversas. 75 km. por afio. cr: J. ANDRÉ, op. cit., p. 27. . :;¡.. .

10 ARLETI'E FARGE LA ATRACCIÓN DEL ARCHIYO 11
·;
• ·~· •• , •• • .•• 1 . - · .

··-·- · ···:'nésbotitérta:riié;f ¿Qio~a:C~iri ·~n:Ú)argo M~rahiv~raúa. · . . :ve-cifiaa(Fy trahajo, ~ri1á ·calle:y lás escaleras. Corta se-
el
]¡· . pa. Se abre brutalmente sobre un mundo desconocido don- · . cuen.cia, en la cuál; a propósito de utia herida, de una pe- .
;!
~: ' de los condenados,los miserables y los malos sujetos in- lea o de un robo, se a1zan personajes, siluetas barrocas y
terpretan su papel en una sociedad viva e inestable. De claudicantes, cuyas costumbres y defectos se reflejan de
entrada, su lectura produce u,na sensación de realidad que pronto, cuyas buenas intenciones. y formas de vida a ve-
ningún impreso, por desconocido que sea, puede suscitar. ces se detallan.
El impreso es.un texto, entregado al público.intenciona- El archivo es una desgarradura en el tejido de los días,
damente. Está organizado .para ser leído y comprendido el bosquejo realizado de un acontecimiento inesperado.
.por numerosas personas; intenta anunciar y crear un pen- Todo él está enfocado sobre algunos instantes de la vida
·s amiento, modificar un estado de-cosas cqn la exposición de personajes ordinarios, pocas veces visitados por la his-
de una historia o de una reflexión. Se ordena y se estruc- toria, excepto si un díales .da por reunirse en muchedum-
tuni segúnsistemas más o menosfácilmente descifrables, bres y por construir lo que más. tarde se denominará la
y, sea cual fuere la aparienci~que reviste, exist.~..Pª'ra con- historia. El archivo no escribe páginas de historia. Des-
vencer y transforinar el orden de los conocimientos. Ofi- cribe con palabras de todos los días lo irrisorio y lo trági-
cial, ficticio, polémico o clandestino, se difunde con gran co en el mismo tono~ en el cual lo importante para la ad-
velocidad en el siglo de las Luces, atravesando las barre- ministración es saber quiénes son los responsables y cómo
ras sociales, :affieriudóacosado por el poder real y su ser- castigarlos. Las respuestas se suceden a las preguntas; cada
vicio.d.e cen:sura~s Enmascarado o rio, está cargado de in- demanda; cada atestadó es una escena en la que está for-
tención;la más.shrtple·yevidente de las cuales es la de ser mulado aquello qtie ·normalmente no vale la pena que lo
ieído por los demás ,·· . · esté. Aún menos que se escriba; los pobres no suelen es-
. Nada:· tiene que:ver con el archivo; huella en bruto ciíbir su biografía~ El archivo judicial, terreno del peque-
. de vidas que de ~ningún niodo pedían expresarse así, y que . ño delito antes que del gran cfimen, más raro, contiene
. están obligadas a hacerlo porque un día se vieron enfren· más pequeños iiicident.e s que graves asesinatos, y exhibe
tadas a las te.alida,des de .Ia policía y de la represión. Bien en cada pliego la vi<fa de los más desfavorecidos.
se trate de .víctimas, demandantes, sospechosos o delin- A veces, se ha· comparado este tipo de archivo con
cuentes, ninguno de ellos sofiaba con esa situación en la las «breves», el apartado de los diarios que informa sobre
que se vieron o~ligados a eXplicarse, quejarse, justificar- Ciertos· aspectos insólitos de la vida del mundo. El archi-
-se -ante· una. poliCÍa poco amable. Sus palabras aparecen vo no es una breve; no ha sido compuesto para sorpren-
consignadas U.Iia vez ha surgido el acontecimiento, y aun- der~ agradar o informar, sino para servir a una policía que
que en el momento adopten una estrategia, no obedecen, vigila y reprime. Es la compilación (falsa o no, verídica
como el impreso·, a la misma operación intelectual. Expre- o no, ésa es otra cuestión) de palabras pronunciadas, cu-
san Jo que nunca hubiese sido pronunciado de no haberse yos autores, obligados por el acontecimiento, nunca ima-
producido un acontecimiento social perturbador. En cierto ginaron que un día las pronunciarían. En este sentido fuer-
modo, expresanun.n o-dicho. En la brevedad de un inci- za a la lectura, <«:;autiva» al lector, produce en él la
dente que provoca desorden, explican, comentan, cuen- sensación de aprehender por fin lo real, de no examinarlo
tan como «eso» ha podido existir, en su vida, entre la a través del relato sobre, el discurso de.
Así nace la sensación ingenua, pero profunda, de ras-
l:
l!
dar un velo, de atravesar la opacidad del saber y de acce-
( ' En los Archivos de la Bastilla se conservan innumerables informes de der, como tras un largo viaje incierto, a lo esencial de los
:: '-· .-: .. ·. · ..;, · '": ímpresdres, vendedores y dependientes de librerlas ericarcela;dos·'por': 'ha' seres y de las cosas. El archivo actúa como un despoja-
i · ber fabricado y vendido ¡;anfletos y libelos. miento; plegados en algunas líneas aparecen, no solamente
¡:
¡¡,
l
~ :;·
12 LA ATRACCIÓN PEL ARCHIVO . 13 ·
. . .. .
. . . .

lo inaccesible, sino lo vivo. Trozos de verdad actualmen- escriturafirme: es una carta. Comprendemos que setrata
te vencidos aparecen ante la vista: cegadores de nitidez · de un prisionero de la Bastilla, encarcelado desde hace tiem~ ·
y de credibilidad. No cabe duda, el descubrimientodél ar- po. Escribe ·a sti mujer una misiva implorante y a~ectuo­
chivo es un maná que se ofrece y que justifica plenamen- sa. Aprovecha el envío de sus harapos a la lavandena para
te su nombre: fuente. deslizar -entre ellos este mensaje. Ansioso por .e l resulta· ..
Sin comparación con ninguna otra, la fuente de los do, pide a la lavandera que .tenga á bien, cuando la~ ~ec
interrogatorios y de los testimonios de la polida parece vuelva bordar una mirt.úscula cruz azul sobre sus medias
realizar un milagro, el de unir el pasado con el presente; . limpia;; para él será la sefl~l de que su esposa ha reci.\>ido
al descubrirla se da en pensar que no se trabaja con.los · el billete de tela. Encontrado en el archivo, el trozo de ropa ·
muertos (ciertamente, la historia es ante todo un encuen~ dice por sí mismo que ciertamente no hubo n~nguria pe-
tro con la muerte), y que la materia es tan aguda que soli~ quefla cruz a:z;ul sobre la ·media limpia del' Pt:isionero .. :'.
cita simultáneamente a la afectividad y a la ititellgencia.· · tJn informe ligeramente abultado: abrirlg ~uavemep.te;
Extraño sentimiento el de este súbito encuentro con exis- ···sujetó sobre umq>ágina~ üp. miD,.úsculosacóaé tel~ ·gros~~
tencias desconocidas, accidentadas y plenas, que mezé!an, . ra, lleno de .u na materia indiscerp.ible a prim~ré!- vista. 'Pna
como para embrollar mejor' lo próximo (tan cércano) y . carta lo ·acompafla, .la de un m~dico rural que e~cribe a. ·
lo lejano, lo difunto. . · .. · Ja Sociedad Re~l de M~dicina que cbnoce. .a unajoven, sin~
Se dirá que el descubrimiento de una autobiografía cera y virtuosa, de cuyos senos manan, ~ada· mes, granos
O de UJ1. diario Íntimo puede crear efectOS comparables,.pero a borbotones. El saquito es la prueba:. · .
.~ .. la diferencia es grande. El más íntimo de los cuadernos,. Abrir o no algo que no ha sido abiertp desde hace·dos .·
i' .
abandonado en un rincón de un granero y encontrado u;nos siglos, Abrir con precaución, retirar el alfiler que dej~- ' ha
siglos más tarde, sugiere a pesar de todo que quien lo es- do en la sarga dos agujeros, algo manchados de óxido. Ast ·
cribió pretendía más o menos ser descubierto y pensaba ·es mejor, el saquito volverá a cerra]."se fácilmente,,absoh1- ·.
que los acontecimientos de su vida necesitaban ser escri- · tamente igual que antes, ajustanc19. e1 alfiler én las sefia~· .
tos. 6 El archivo en absoluto posee ese carácter: el testigo, les. Algunos granos se. escapan, :dorados conio,el primer
el veeino, el ladrón, el traidor y el rebelde no quedan apa- día; se desparraman como lluvia sobre el archivo amari-
recer compaginados; sus palabras, sus actos y sus pensa- . liento. Breve brillo de sol. Si realmente.fuese.-u.p..poco de
mientos fueron transcritos por otras necesidades: Eso Ío . aquella muchacha en flor e.n quien' cú~ía· su médicó';'Jue-·
transforma todo, no sólo el contenido dé lo que se escri" go de metáforas, pero también sorprencientepoder de los
bió, sino también la relación con ello, especialmente la re- granos intactos, tan reales como inmateriales, de los que
lación con la sensación de realidad, más insistente y te- se. supone que son al mismo tiempo fruto de un cuerpo
naz, por qué no decirlo, más invasora. y una de las explicaciones científicas de las mens.tr.ua-
cione.s.' · ,·
Con nada se puede describir e.l efecto de realidad que
UNA MAÑANA EN LA BIBLIOTECA DEL ARSENAL . se sie.hte. mejor que. con esos dos objetos encontrados al
azar de las consultas d.e los informes. Sin contar los nai-
Tela entre los dedos: áspera suavidad poco habitual
7 Biblioteca del Arsenal (más adelante B.A.), Archivos .de la Bastilla
para manos avezadas ya al frío del archivo. Tela blanca
y sólida, deslizada entre dos hojas, cubierta por una bella (más al;ielante A.B.), 12057, 8 de julio de 1759.
8 Biblioteca de la Academia de medicina, SRM 179, asunto Anne ~ar­

· ' baroux, 1785. Cf. también J.-P. PETER; «Entre femmes ·~rP'lédecins. Vio-
6 Ph. LEJEUNE, Le Pacte autobiographique, Éditions du Seuil, Parls,
lences et singularités dans le discours du corps d'apr~s les Q'l,!lnuscrits mé-·
1975. · dicauxde la fin du xvm• siecle», Ethnologiefran~alse, t. 6; no 3-4, 1976.
... 14.··. A:RLETIB FARGE · LA ÁTRACCIÓN DEL ARCHIVO · 15
la. .
pe~, cuyo dórso aVf$Ces· Strvi para.a~ótar CUtmtas O para
. ' .. . .. .

. hast~(el mom(mto en que se les plantea un cierto tipo de


apuntar. una dirección. Ni siquiera los dibujos o garaba- preguntas y no cuando se las recoge, aunque se haga con
tos,alnÚtrgen.de uno u otro atestado, testimonios de al- . aleg:da. y sin embargo, nadie olvida jamás el color de los
gunos momentos sofiadores de un escribano po()o concen- granos entrevistos un día, ni tampoco las palabras de tela ...
trado, ode la pluma distraída de un inspector al releer sus Seamos justos: no es tan frecuente que el trigo crez-
papeles. Como si de un mundo desaparecido volviesen las ca en un archivo. Una vez ha pasado la sorpresa, la mo-
huellas materiales de los instantes más íntimos y los me- notonía de los acontecimientos reunidos supera a los des-
nos .frecuentemente expresados por una población enfren~ cubrimientos; Una vaga lasitud entorpece la lectura.
tada a Ia ·sorpresa,. al.dolor o al fingimiento. El archivo Evidentemente, ninguna demanda se parece realmente a
petrifica esos momentos.al azar -y en desorden; cada vez otra,·ninguna pelea turba al vecindario del mismo modo,
quien. lo lee, lo toca o lo descubre, se siente al principio perolós atestados tienen todos el mismo formato, y los
·presa de un-efecto de certeza. La palabra dicha, el objeto · interrogatorios, a primera vista, tienen más o menos la mis-
;hallado, .la huella dejada se ,~onvierten en figuras de lo real. ma estructura. Así como las informaciones, la ratificación
Como si la prueba de lo que fue el pasado estuviese al fin (récolement} 10 de los testigos, la sentencia pronunciada:
. ahí~ definitiva y próxima. Como si, al desplegar el archi- . muchos malandrines se pasean entre el destierro tempo-
vó, se hubiese obtenido ·el privilegio de «tocar lo real». A ral y tres aftas de galeras, sin haber tenido más que unos
partifde ahf, para qué..discurrir, proporcionar nuevas ex- instantes para gritar su fechoría o contar que ellos nunca
J ••
j .
·preskn;i;es~ para explicar lo que sencillamente yace sobre · estuvieron en el lugar donde el agente los detuvo.
las hójas ·oentre ellas. · · . . · · : ios registros de delincuentes o de prisioneros son in-
· .. · Pot otra parte, la invasión de esas sensaciones .nunca . cómodos de manejar -;hay que adosarlos sobre un pupi-
diira,.·dícen qu~ sucede io mismo con los espejismos. :Por tre de madera para consultarlos- y lacónicos: hacen so-
. mucho que .Io"real parezéa estar ahi, visible y aprehensi- brevivir-en innumerables .columnas. millares de nombres
ble~ riurica dice nada más que a sí mismo, y es una inge" . desconocidos, seguidos de escasas informaciones que de
nuiciad el creer que aquí se ha reducido a la esencia. El entrada no sabemos cómo tratar. Lejos de la precisión de
«regreso .del archivo» 9 a veces es difícil: ál placer físico de · los registros actuales, no ofrecen más que el esbozo de un
la huella encontrada sucede la duda mezclada con la im- fichero y de un control que apenas nacían. Se trata de lar-
: PO~encüi de n.o saber qué hacer con ella. gas listas aburridas, frecuentemente escritas por un mis-
Cieitarriente;la carta de trapo es emocionalmente im- mo escribano, a menudo interrumpidas no se sabe por qué
· presicinante~ y sin.duda muchos museos estarían conten- y nunca reanudadas a pesar de un título prometedor que
tos de tenerla bajo un cristal, pero lo importante está en indicaba una larga cronología que nunca será respetada.
·otro lugar. Reside en: la difícil interpretación de su pre- . No es fácil resolver los problemas de mantenimiento del
sencia, en la búsqueda de su significación, en la ubicación archivo judicial, y esas listas sirven más a la historia cuan-
de sU <<realidad» en medio de sistemas·de signos cuya his- titativa que a la de las mentalidades. Un día, para huir del
toria puede intentar ser la gramática. Los granos solea- . aburrimiento, dicen que una habitual de las salas de ar-
dos y li::>s naipes son al mismo tiempo todo ·y nada. Todo, chivos deslizó en casi todos sus dedos un anillo o una sor-
porque sorprenden y desafían al sentido; nada, porque no tija:, con la única finalidad de ver cómo jugaba la luz cuan-
son sino huellas en bruto, que sólo a sí mismas remiten, . do, interminablemente, sus manos pasaban y volvían a
si no nos atenemos inás qúe a ellas. Su historia no existe

9 Jetgfprofesional que sigñ.h'it~!''ifolifef'a casa después de haber traba- 10 «Iféc6lefri6ñi:>;: téiinino jurídico utilizado en el siglo xvm que signifi·
jado é_n .la Biblioteca. ca llamada .de los testigos tras la declaración de los acusados .
16 ARLETTB FARGJ? LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO . .17

pasar a lo largo de las altas páginas para no perder la esen- frecuente con mucho; en .F rancia, la mecaniz~ción av~n-· ·
cia de ese material, en definitiva pocas veces mudo, aun za a pasos cortos. . . . . . .. . .
cuando sea opaco. No se pueden fotocopiar ·los manuscritos ·9el si-
Los personajes abundan en el archivo, más que en glo xvm, demasiado frágiles, la modernidad lcis capta so-
cualquier texto o en cualquier novela. Esa .población in- lamente a través de microfilms o microfichas, indispensa~ · .·
habitual de hombres y mujeres, cuyo nombre desvelado bies pero dafiinos para los ojos. Compulsar el archivo,
en absoluto reduce el anonimato, refuerza en el lector la hojearlo, ir de atrás adelante, se hace imposible con esa
sensación de aislamiento. El archivo pronto impone una técnica despiadada que cambia sensiblemente su lectura, .
sorprendente contradicción; a:I mismo tiempo que invade y por lo tanto su interpretaCión. 'útiles para la ·c opserva-. · ·
y sumerge, remite, por su desmesura, a la soledad. Una ción, esos sistemas de reproducción de ·archivo suponen
soledad donde bullen tantos seres «vivos» que no parece seguramente otras fructíferas forrnas de plantear pregun- ·
en absoluto posible dar cuenta de ellos, hacer su histoda, · . tas a los textos, pero harán qtie algunos oivide:ri 1¿:¡, aproxi~
en suma. Millares de huellas ... es el sueño de todo investi- · madón táctil e inmediata ~1 material, la sensación· prensi-
gador (pensemos por un instante en los historiadores de ble de las huellas del pasado. El archivo manuscrito es un··
la antigüedad). Su abundancia seduce y solicita, mante- material vivo; su reprooucción microfilmad~ es un poco
niendo al lector en una especie de inhibición; . · letra muerta, aun cuando se haga indispensB:ble. · .
¿Qué quiere decir exactamente: c:Üspon~r de innume- Leer el archivo es una cosa; encontrar ;el modo de r~- . ·
rablf;s.fuentes, y cómo sacar efiCazmente del olvido exis- tenerlo es otni distinta. Puede sorprend~r la ~firmació!l .
tencüi's que nunca fueron notadas, ni siquiera en vida (si de que las horas pasadas en ·la biblioteca consultando el
no era eventualmente para ser castigadas o amonestadas)? archivo son horas dedicadas a CQPi.a rlo, sin can1.bi.ar·ni:una ...
Si la historia es resurrección intacta del pasado, la tarea palabra. Cuando llega la noche, después de ese eJercicio
es imposible; sin embargo esa población insistente se pa- banal y extraño, puede uno interrogarse sobre esa ocupa~ .
rece a un requerimiento . Ante ella, es posible estar sólo ción laboriosa y obsesiva. ¿Tiempo perdido o mediO titó-. ·
como lo está un indivíduo enfrentado a la muchedumbre; pico de encontrarlo cueste lo que cueste? Tiempo que evoca
solo y algo fascinado. Porque se presiente al mismo tiem ~ un poco los otofios de la infáncia y de la escuela,p fimaria
po la fuerza del contenido y su imposible desciframiento, pasados en medio de hojasmuertas.copiando palabr~s·o .
su ilusoria restitución. . · · · ·. · dictados, que el maestro juzga demásiado maltrátadps dU.- '
La tensión se entabla -a menudo conflictivamente- rante la misma mafíana ..Es eso, pero también es algo in-
entre la pasión de recogerlo completamente, de hacer que definible; se trata de un espacio, situado entre el aprendi-
se lea entero, de jugar con su aspecto espectacular y su zaje infantil de la escritura y el ejercicio maduro de los
contenido ilimitado, y la razón, que exige que se lo cues- estudiosos benedictinos, con la vida sometida a .Ia .copia
tione meticulosamente para que tenga sentido. Entre la de los textos. En la época de la informática, ese gesto de
pasión y la razón se decide escribir historia a partir de él. copiar, apenas puede confesarse. Como inmediatamente
Apoyándose una en otra, sin vencer jamás ninguna ni aho- aquejado de imbecilidad. Por otra parte, a lo mejor es cier- .· ·
gar a la otra, sin confundirse nunca tampoco, ni mezclar- to: seguramente hay cierta imbecilidad en el hecho de co-
se, pero imbricando su camino hasta que ni siquiera sur- piar siempre, antes que tomar notas o simplemente resu-
ge la cuestión de su necesaria distinción. mir la idea principal de un documento. Imbecilidad, aliada
Admitamos de momento que el archivo esté sobre la con terca obstinación, es decir, maníaca y orgullosa, a me-
mesa de una biblioteca, depositado por el almacenero en . nos que se experimente el dibujo absoluto de la,s palabras
el estado en qtié fue recogido y clasificado, es decir mani- como una necesidad, un medio privilegiado fJá:r.il entrar
pulable por manos deseosas de consultarlo. Es el caso más en connivencia y sentir la diferencia. Se puedetazonar,
1 ;f~'
¡¡·...
1' . ~·~
['
18 . · · . 1\.RLE;fTB··.FA:R;G;E ~
~epetirse ·que e~ posible col!ocer b.ien a D. iderot.sin sentir · ·J.·
'• ' '

.SOBRE LA PUERTA DEENTRADA


jamás la rtecestdad de captarlo; sm embargo, ante .el ar- 1f
· · chivo manuscrito se crea una urgencia, la de dejarse arras-
trar por el gesto en el fhijo irregular de las frases, en la ¡
elocución entrecortada de las preguntas y las respuestas, :
eri1a an.arquia de las palabras. Dejarse arrastrar, pero tam-
piéndejarse extrav:iar, entre la familiaridad y la extrafieza.
,.
· . La atracción del archivo pasa por ese gesto artesano, !!
.iento y poco rentable, durante el cual se copian los tex- ¡'
tos/trozo tras .t rozo, sin transformar su forma, ni su orto- i
grafía, ni siquiera la puntuación. Sin siquiera pensar de-
·masiado en ello. Pensando en ello continuamente. Como
.· .s Úa niano, al actuar as,I!.. E~.~piit~eseque elespirit~ perma~ . . SoBRE la puerta :de entrada, un cartel indica la;s horas de
• nezca simultáneamente cómplice y extrafio al tiempo y apertura y cierre de la biblioteca; nadie puede saber que
a esas mujeres y esos hombres que se expresan. Como si ¡
no coinciden necesariamente con las de consulta de do-
· la .mano~ al reproducir a su modo el contorno de las síla- ·J·· cumentos; abajo, se puede leer la lista de dhl.s festivos , así
"

1.: ··has y de las palabras de antaño, al conservar la sintaxis ., como la de los dÍas de cierre que los acompafia a uno y
'1 ·
IJ ·· d~.J.;siglo pasado, se introdujese en el tiempo con ~ás ~uda­ otro lado de los fines de semana. La inscripción es larga,
il . Cia que·a través de notas pensadas, en las queJ~ mte~tge!l-
il
*~ . mecánografiada sin más sqbre un simple papel_con mem-
cia hubiese escogido de antemano lo que constdera mdts- brete del ministerio de Cultura, y está colocada tan dis -
pensable y hubiese dejado de lado el exceso del archivo.
~ · Ese gesto de aproximación se ha impuesto hasta tal pun-
cretamente que rara.vez se distingue a primera vista. Eso
;!1' , es exactamente lo que le sucede al lector; al empujar la
'· to quejamás .se distingue delresto del trabajo. El archivo .
~
pesada puerta, no se había dado cuenta de que faltaban
. copiado a mano, en una página blanca, es un trozo de tiem- diez minutos para el final de las consultas de archivo de
¡¡
• po domesticado; más tarde, se delimitarán los te~as, se la i::naf1.ana. No lo sospecha; al salir del metro solamente
:: · formularán interpretaciones. Ello supone mucho ttempo ha dado un vago vistazo a su alrededor para localizar el
· y a veces duele el hombro aL~stirar el cuello; pero ásí se café máS próximo, .que le servirá en el momento de la
descubre un. sentido. ·· .... ·· pausa:.
· El edificio es majestuoso, la escalera de piedra abso-
ltitamente cómoda: anchos peldafios ajustados al ritmo de
la ascensión, y suave baranda acabada en una falsa bola
de cristal, excesivamente inclinada hada la derecha. En
-el rellano, el busto de un desconocido; el nombre grabado
'. · ·debajó no le da más información. Uno se imagina a un
. conservador erudito, o posiblemente a un donante mece-
. nas', y sigue su camino. Grandes pinturas murales, vaga-
mehte bucólicas, claramente académicas, ensombrecen los
corredores contiguos. Hace fresco; a pesar de la suavidad
de la temperatura exterior, el aire es al mismo tiempo frío
y húmedo~ hate encogerse de hombros. Frente a él, puer-
tas cerradas; a pesar de estarlo, abren las paredes con su
20 ARLETTE FARGE LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 21

promesa de dar a una sala de lectura. Nada invita a em- con no dejarse desbordar por ningún, movimiento que per-
pujar una antes que otra. En ese momento pierde algo de mita al otro pasar delante en un momento de distracción.
su despreocupación. Se le ve vacilar, intimidarse ligera- De hecho, nadie puede imaginarse que se trata de un com-
mente, adoptar un falso aspecto de saber. Ya no tiene la bate implacable, y que un büen puesto en una sala de ar-
flexible negligencia de cuando ha llegado, más aún cuan- chivo es uno de los bienes má~ preciados que pueden exis- .
do acaba de cruzarse con varias personas cuyo aspecto no tir. Para obtener .sin dificultad, y sin tener aspecto de
da lugar a equívocos. Son lectores, de pasos regulares y luchar' ese benéfico puesto numero 1' hay que 'empezar
rápidos, habitando el espacio sin énfasis, pero con la faci- . temprano .. No entretenerse demasiado en el desayuno,
lidad característica de quienes, desde ha.ce tiempo, han es- comprar el diario sin dejarse atraer por los titulares, salir
tablecido una connivencia con ese género de madrigue- · del metro ·con ojos vigilántes pára·ieconocer al intruso,
ras. Alguien le adelanta, con el brazo izquierdo cargado avanzar sin apresurar el paso hasta la puerta. Si, por ca-
con una cartera de cuero, el otro doblado sobre. una car- sualidad, sale. dei mismo me't:ro, rio correr jamás, ni siquiera
peta que debió ser naranja. Es tiria suerte: sigue sus pasos s.aludarlo o sonreíi'le~-c.üalquier. complicidad provoca por
y finge, a partir de entonces, un rostro más aéreo. Reco- fuerza fastidiosos compromisos.·Hay que continuar el ca-
rre un primer corredor, atraviesa un, espacio vacío, perci- mino y tomar a escondidas el peque:ñ.o call~jón poco co~
be el nombre de una sala inscrito sobre el dintel de una nocido que lleva más·rápidamerite al destino. Al abr~r las
puerta, mira distraídamente las copas de los árboles por puertas si se encuentra unocodo con codo para subir las·
la ventana, entra en una vasta antecámara amueblada con escaleras, hay que adoptar el aire despreocupado de quien
tres banquetas de terciopelo ajado y con dos vitrinas que sabe que, evidentemente, tiene derecho al puesto núme•
contienen algUnas· medallas antiguas. A la derecha, una ro l. El otro, ante tanta seguridad, ocupará el 2·, justo al·
puerta entreabierta deja ver largos anaqueles negros don- lado; o mejor, el16, exactamente frente al 1, por lo tan-
de se aprietan millares de cajas de cartón como en la vís- to, bien iluminado, buena perspectiva inversa, etc. y que
pera de un traslado o en el día de después de una catástro- posee la incuestionable ventaja de poder clavar los ojos
fe. Sigue escrupulosamente al que, cortésmente, mantiene irritados implacablemente sobré el detentador del núme-
abiertas las puertas a pesar de sus manos cargadas. Una ro l. Es un cara a cara insoportable para el vencedor, siem-
vez atravesado el último· paso, una bocanada de calor le pre algo lastimoso.por haberlógra,do una victoria tan irri-
informa: acaba de entrar en una sala de lectura. soria. N o hay tregua eri es~ cómpetición que se encarniza
todos los dias; algunas ma:ñ.anas, puede suceder que uno
se encuentre más cansado que otras, y que firme la derro-
ta en cuanto se pone en pie. Entonces, es fácil so:ñ.ar ante
El puesto número 1 es, con mucho, el mejor de la sala; una taza de té, o sumergirse en.un bafío espumoso char-
próximo al elevado crucero, está bien iluminado; ningún lando con la gata, esbozar tres pasos de gimnasia ante una
vecino a la izquierda, el pasillo de comunicación invita al ventana casi abierta. La guerra está perdida pues, a esta
espacio, especialmente a dejar que el codo flote tranqui- hora, el otro ya está en el puesto número 1; basta con trans-
lamente. Una vez instalado, se descubre una agradable formar la· derrota en indiferencia o sentirla como otra vic-
perspectiva sobre la sala y sobre la estrecha galería de ma- toria. Depende de la forma y justamente del modo en que
dera con balaustrada que la domina ala mitad de su altu- la tetera hoy ha vertido su contenido en la taza, sin inu'n~
ra. Todas las mafíanas a las 1O, al menos dos personas han darlo todo alrededor. En ese caso, se puede uno tomar todo
decidido que ése es su lugar. A$.l$..~d~rea permanentemen- el tiempo, y oír la,S,QQ.t,j~,~a:.&hasta la meteorología, bajar
te una peque:ñ.a guerra, muda, invisible, pero tozuda. Para por la avenida acariCiando a todos los perros en vez de
vencer, basta con llegar el primero al patio de entrada, y renegar por te11er que esquivar sus huellas. La salida del
<
,:f
¡;
t1
/:
~.
22
r: . metro se parece: a tina mafiami ae·Aus'terlitz: son·lasrdiez · RECORRIDOS Y PRESENCIAS
y media y ya no queda.· nadie ante la :Puetta. La entrada
en la sala de lectura es triunfal: ahí está el número 1, cris-
pado por no haber teriido que combatir esa mañ.ana. N o
queda más que rozarlo un poco, negligentemente, con la
yista perdida hacia los libros del fondo~ y después alejarse
normalmente. hacia el lado opuesto de la sala, detrás de
él, hacia el puesto 37. Una mirada furtiva de costado per-
mite vislumbrar la nuca dell que acaba de ponerse ·osten-
siblemente rfgida. Es normal, el puesto 37 es tan agra" ·
dable ...
:¡;:·
•:.
PRIVILEGIAR el archivo judicial supone tma elección y sig-
:i¡
nifica un itinerario; no es tan natural trabajar solamente
,,'· a partir de él e introducirlo en el debate histórico adop-

,.,, tándolo como interlocutor principal. ¿Por qué negarlo?
>',,
Ciertamente, hay algo de trivialidad en obstinarse duran-
1'
¡¡ ..•... ...
~ ~ te afíos en buscar siempre más informaciones concretas
il
li sobre la vida de gente de un siglo pasado, mientras se or-
¡¡
ll ganizan de forma cada vez más elaborada las nuevas ma-

¡¡. neras de reflexionar sobre la historia. Pero ello significa-
:! . ría olvidar hasta qué punto el archivo judicial ha permitido
í,!1 apariciones en escena espectaculares.
1'
d
~;
~~

LA CIUDAD ATENTA
ii·
'··

~ Ante todo, he aquí la ciudad, París, como un perso-


l
¡
naje, que reside por completo en los actores que la habi-
'!!
l
tan Y. conforman, fabricada con modos de sociabilidad que
¡ concuerdan con su aspecto enmarafíado y con sus edifi-
'
¡
cios sin secretos.
í
Llena a rebosar de gente, atenta al menor aconteci-
miento, tiene todos los motivos para sentirse conmocio-
nada por la avalancha de noticias y de rumores que la
llenan cada día. A veces, afligida por intemperies o acci-
dentes, se defiende con energía de las agresiones. Natu-
ralmente receptiva a los acontecimientos colectivos que
jalonan su calendario, se presta de buena gana o con indi-
ferencia según los casos al «alborozo organizado» de las
fiestas reales y los fuegos artificiales. En el infinito deta-
il
24 ARLETTE FARGE
·~..._ . 25
¡_._¡_··. . .

lle de sus reglamentaciones, los informes policiales la. re- . ·~


fieren a veces inquieta, otras febril e incluso implorante; '1:
también la muestran despreocupada o colérica, reaccio- r Ahora, he aquí aFpueblo y sus múltiples rostros ilu- ·
nando con tenacidad y vigor a todo cuanto sucede. minados: se destacan de la multitud, sombras chinescas
Siempre despierta, la ciudad se mantiene vigilante: po- sobre·los muros de la ciudad. El archivo nace del desor-
see los medios para hacer que se manifieste su opinión, den, por mínimo que sea; arranca de la oscuridad largas
buena o mala~ sobre lo que se le hace vivir, pues da mie- listas de seres jadeantes, desarticulados, obligados a ex-
do. Da miedo a las gentes de bien, a los viajeros, a la poli- plicarse ante la justicia. · · .
cía como al rey, y conserva el misterio suficiente p~ua ha- · Mendigos~ desocupados, demandantes, ladronas o se-
cer que nazcan a lo largo del siglo xvm innumerables ductores agresivos,· uri día surgen de la masa compacta,
notas de la policía que intentan que nada se oculte en su atrapados por el poder que los ha perseguido en el centro
sombra. A través de este impresionante material, como de su algarabía ordinaria, .bien por haberse encontrado don-
a través de las·crónicas de Louis-Sébastien Mercier 11 o de ' 'cíe ri.ó' det?Üui, ·bien porque ellos mismos hayan queddd .
los relatos de Nicolas Retif de La Bretonne, 12 la descubri- transgredir y atronar, o quizá nombrarse al fin ante elpo~
¡·
mos huidiza, aunque minuciosamente vigílada por una ad- der~ 13 Los ped~zos de vida, allí. estampados, son breves y
¡¡
ministración que la quiere llana y dócil. De hecho, es opaca sin emb~rgo impresionan: cefiidos entre las pocas palabras
y móvil, y es su desorden lo que adivinamos inmediata- que los definenylaviolencia que, de golpe, los hace exis•
m.ente tras la monotonía de las reglamentaciones incan- tir ante nosotros, llenan registros y documentos con su pre-
sabfemente repetidas mes tras mes y pocas veces obedecí· sencia.·Si hay proceso y más tarde sentencias, éstas, por
das; laciudad escucha poco, y las órdenes recibidas de lacónicas qué sean -«galeras temporales», «sospechoso·
arriba no tienen mucha influencia en su tumulto festivo de sedición», «enviado a prisión»-,1 4 revelan, no la otra
o pícaro. El archivo policial la muestra al desnudo, dísco- cara del. decorado; sino las escenas familiares de la vida
la casi siempre, a veces sumisa, siempre ausente, allí don- ·urbana donde el orden y el desorden a menudo se confun-
de el suefio policial desearía inmovilizarla definitivamente. den, antes incluso de enfrentarse.
En cierta forma, el archivo sorprende a la ciudad en Con frecuencia, d archivo no describe completamente
flagrante delito: trampear con la orden, por ejemplo, de a los hombres; Jos s~ca de sti vida cotidiana, los fija en
no aceptar la utopía de los hombres de la policía o incluso algunas· reclamaCiones 6 en algunas lamentables negati"
decidir, según los acontecimientos, aclamar o abuchear a vas, sujetos como mariposas de alas vibrantes, incluso
sus reyes, y rebelarse cuando se siente amenazada. Leyendo cuando consienten. Consienten en quejarse, con palabras
los registros de la policia, se constata hasta qué punto la torpes. y tímidas, en las que su aparente seguridad oculta
revuelta, el desafío o incluso la rebelión, son hechos so- un miedo i!lfantil. A menos que no sean astutos y respon-
ciales habituales que la ciudad sabe gestionar, suscitar y dones o, peor aún, burlonesy mentirosos desvergonzados.
cuyas primeras sefiales reconoce fácilmente. De entrada, el archivo juega con la verdad, así como
ccmlo real; también impresiona por esa posición ambigua
en la cual, al desvelar undrama, se alzan los actores atra-

13 A. FARGE, M. FoucAULT, Le c{ésordre desfamilles, les lettres de cachet


des Archives de la Bastille, Gallimard, París, 1982.
14 Son las denominaciones de las penas impuestas en el siglo xvm; se pue, ·'.. · , ·. ·
11 L.-S. MERCIER, Tableau de París, Amsterdam, 1782, 12. vol. de afiadir la de la picota, asi comó la del exilio, que obligaba al delincuente
12 N. RÉTIF DE LA BRETONNE, Les Nuits de Paris,2 vol., éd. Paris, 1930. a abandonar su provincia.
26. ' '.. ~ . .~ . l\:RL:BTTE FARGE LA .A TRACCIÓN DEL ARCHIVO 27
:- t: .
. pados, ctiyas· palabras tránscrita§'· s~~ri~amente contienen .~
La:palabra· retenida· está .contenida en el centro del
'
.más· int(msidad que verdad.~ Lá.evasiva, la confesión, la . sistema político y policial del siglo xvm que la gobierna
obstinación y la desesperación se mezClan sirt separarse, y la produce. Ofrece a la mirada la consecuencia de su
y siri que, por ello, podamOs preservarnos de la intensi- orige,n y no existe, naturalmente, más que por una prác-
dad que ese estallido de vida provoca. Ese estremecimien- tica específica de poder que la ha hecho nacer. En el
to del archivo, tan portador derealidad a pesar de sus po- enunciado de las respuestas, o en las explicaciones ora-
sibles mentiras, suscita la reflexión. les dadas, se esboza primeramente la forma en que se
Naturalmente, se puede decidir, como sucede con fre- imbrican (bien o mal) los comportamientos personales y
cuencia, trabajar el archivo en sus· informaciones tangibles colectivos en las condiciones formuladas por el poder.
y cjertas. Las listas de prisioneros, los registros de galeotes, Esos frágiles trayectos, expuestos en unas pocas palabras
a
contabilizan una poblacióp. aparte sobre la que se puede por mujeres y hombres; que oscilan entre la mediocridad
basar una investigaCión. Es absolutamente)egítimo e im- · y el genio, muestran elfuncionamiento de los ajustes ne-
portante detenerse, por ejemplo1,enuna categoría particular cesarios entre uno mismo, el grupo social y el poder. Na-
de delincuentes -ladrones o asesinos, contrabandistas o turalmente, hay miles de formas de responder a un inte-
.infanticidas- cuyo exanien"iriforma tanto-sobre ellos como rrogatorio; todas revelan que elfrágil refugio que ofrecen
sobre la sociedad que los condena. La anormalidad y mar- las palabras con las que cada uno construye su defensa,
ginación dicen mucho sobre ·¡a. norma y el poder político, se organiza por fuerza entre ·las estructuras de poder exis-
y c:ida tipo de-delito refleja uri aspecto .de la sociedad. tentes y las costumbres contemporáneas de explicación
1•
¡·
. . Este modo d~ leer los cJ.ócume:n:tos a· tr;avés de la fia- · .y de .descdpción de .los acoriteeimierttos. lEsas vidas, ni
bilidad de las informaciones tartgil:)les, $in embargo, ex- grandes ni pequefias, que se encuentran con la historia
ciuye todo cuanto no es debidiúneJ:lte ~<verdadero», veri- a través delunivers6 policial, eldía necesario, en el mie-
ficable, y que, sin embargo, aparece notificado: algunas do o la resignación, inventan respuestas enigmáticas o
frases. transcritas, procedentes de interrogatorios y testi- incisivas, fruto .de su improbable inserción en el sistema
.monios; las que no se pt.Ú~den contabilizar ni clasificar, pero social.
que un día fueron dichas y ·formaron -un discurso -por Esos discursos inacabados, obligados por el poder a
exiguo que fuese- en el que se jugó un destino. Ese dis- expresarse, son uno de los elementos de la sociedad, uno
curso precariamentee~aborado,.ver.dadero o falso, ese des- de los puntos que 'la car.acterizan~ El hecho de que sea pre-
tino suspendido, producen emoción, y .por lo tanto obli- ciso expresarse, confesar o no, en función de un poder con-
gan a la inteligencia a descifrarlos profundamente dentro tra el cual uno choca, contra el cual uno lucha, para que
de ·lo que los permitió y produjo. no lo encarcelen, es una circunstancia que marca los des-
A través del discurso, se juegan vidas en algunas fra- tinos singulares. A partir de ahí, que el discurso resulte
ses, y la posibilidad del éxito O el fracaso residen en unas embrollado, que mezcle la verdad con la mentira, el odio
palabras. Lo importante no es saber si los hechos referi- con la astucia, la sumisión con el de~afío, en nada manci-
dos tuvieron lugar exactamente de esa fortna, sino com- lla su «verdad». Posiblemente el archivo no dice la ver-
prender cómo se articuló la nai:ración entre un poder que dad, pero habla de la verdad, en el sentido en que lo en-
la obligaba a ello, un deseo de convencer y una práctica tendía Michel Foucault, es decir, en la forma única que
de las palabras de la que se puede intentar saber si adopta tiene de exponer el Habla del otro, atrapado entre las re-
o no modelos cultuát.les ambientales. 15 laciones de poder y él mismo, relaciones que no solamen-
te sufre, sino que las actualiza al verbalizarlas. Lo visible,
. ii'N. z. DAVIS, Pour sauver sa vre: L~S't~'ctiS~é j:Jtirdon au xv¡e sükle, ahí, en esas palabrásespateidas, son elementos de la reali-
Éditions du Seuil, Parfs; 1988. dad que, por su aparición en un tiempo histórico dado,
•t
.l~
. 28 ;,;~
','¡
. . LAATRACCIÓNDEL ARCHIVO

producen sentido. Sobre su aparición es sobre lo que hay · :;·.· · · diferent.e:.en,cada uno, pero en todps los itinerarios sur~
que trabajar, a partir de ella hay que intentar su descifra- · . g~n encuentros ·q ue.facilitan el acceso a ese lugar y sobre
¡;·

'
;f
miento. f: ·todo a su expresión. Michel Foucault fue uno de esos en-.
Tras las palabras que muestran los atestados se pue- cuentros, al mismo tiempo simple y desconcertante. Amaba
de leer la configuración eri la que cada cual trata de posi- los manuscritos y el archivo, y podía escribir cuánto le im-
cionarse frente a un poder opresor, en la que cada uno presicmaban.esos textos: «Sin duda una de esas impresio-
articula, con éxito o sin él, su propia vida frente a la del ·
grupo social y en relación con las autoridades. Para ello '
nes de
1ás que· se dice que 's on "físicas,, como si pudiese
. . . . . haber 6tras». 16 Conmocionado, sabía que el ·a nálisis p.o
se apropia, de forma correcta o no, del vocabulario d,omi- . podía decirlo' todo, pero tainbién que la emoción expresa-
narite, e intenta simultáneamente reflejar inteligiblémert- . da en absoiuto satisfacía a los historiadores; sin embargo,
te aquello que puede permitir hacerlo inocente o lo me- · ' no rechazaba esa forma de aprehensión del documento tan ·
·nos culpable posible. · · ·J líCita como otras y poco conocida en él: «Confieso que esas
·Bajo el archivO se organiza el relieve, simplemente 1 "noticias" que de prorito surgen a través de dos siglos y .
hay que saber leerlo; y ver que hay producción de sentido " medio·de silencio han sacudido en mi más fibras que eso
.e n el lugar exacto en que las vidas chocan contra el poder · · · ~ . que normalmente llaman literaturél. [...]si las .he utilizado .
sin haberlo pretendido. Hay que poner orden pacientemen~ . ·! .
. sin duda ha sido a causa de la vibración que siento cuan-
te en esas situaciones sacadas a la luz por el súbito cho- ·¡ . 'do llego a encontrar esas vidas ínfimas convertidas en ce.-
que~J2calizar las discordancias y las desviaciones. real Lo f nizas 'ep. las pocas frases que las abatieron»Y.
del archivo se convierte no sólo en huella sino también · !. Quien siente la atracción del étrchivo intenta arran- . '
en planificación de las figuras de la realidad; y el archivo ¡; . . cár un sentido suplementario a los jirones de frases halla~
r,. siempre mantiene una cantidad infinita de relaciones con t das; la emoción es un instrumento más para Cincelar la
lo real. r piedra~ la del pasado, la del silencio.
En ese juego complejo, en el que aparecen rostros :
-aunque no sean más que esbozos-, se deslizan también ¡:
la fábula y la fabulación, y posiblemente la capacidad de ¡ . PRESÉNCÍA DE ELLA .
una u otra para transformarlo todo en leyenda, para crear ¡;
una historia o hacer de una vida una ficción. También so- ·~ . París la ciudad; el pueblo, después surgen rostros.del
bre esta tdransformació n in!ordma el archivo, ylos mode- ¡¡ff .archivo; al mismo tiempo, bajo el grafismo de las palabras
los 1oma os, una vez 1oca 11za os, añaden aún más sentí- H aparece nítidamente ésa de quien no se hablaba, porque
do: .Narración y ficción se entremezclan; el tejido está ¡l siempre se creía hablar de ella: la mujer. La neutralidad
apretEado Y.bn1oe se del género se desgarra y .e xhibe crudamente el juego .de
s pos1 ap1deja o sintan
anar11eer fácilmente.
prisas y desmenuzarlo minu- .·.• ··:l':····

las diferenciaciones sexuales, a poco que nos preocupemos


c.iosamente: sin embargo, subsiste algo diferente, que no por ello.
tiene nombre y de lo que difícilmente puede dar cuenta N El archivo habla de «ella» y la hace. hablar. Motiva~
la experimentación cientifica. Además, ésta considera que :~ da por la urgencia, un primer gesto se impone: recuperar-
no le corresponde a ella dar cuentas de eso, aun cuando 'rl la como se encuentra una especie perdida, una flora des-
se le vea enfrentada. Naturalmente, se trata de.ese exce- .:.'. f. conocida, trazar su retrato como se repara un olvido,
dente de vida que inunda el archivo y provoca al lector 1[

en lo más íntimo. El archivo es exceso de sentido, en el \[ 16 M ..Fouc..\uLT, <.<La ..y,i~.g~~ ,·l;\Pilllll~S inf4mes», Cahiers du chemin,
lugar mismo en que quien lo lee 'sieiitela belleza, estupor !.! . n° 29,,15 de enero de 1977, p. Ü. . ·
y una especie de sacudida afectiva. Ese lugar es secreto, :.t 11M. FoucAULT, .op. cit.
'~
~ ·•.r

f
¡r
1
¡ 30. ARLE'ITE FARGE LA.A"('RACCIÓN DEL ARCHIVO 31

. rfiio§Úar süi!;·htienascom~ se exhibe ¿·:una muerta. Gesto · Ellé :permite superAr una de las de~ventajas que
útil de coleccionista, pero inacabado; hacer visible a la mu- . pesar0n ·,ligeramente sobre los principios de la «historia
jer, allí donde. la historia omitía su visión, obliga a un co- de las mujeres», ·puesto que hemos de denominarla así.
rolario: trabajar sobre las relaciones entre sexos, hacer de Su necesaria apadción en las investigaciones y los tra-
esas relaciones un objeto histórico. · bajos se parecía más a. un saber superfluo que a una
Eri la ciudad del siglo xvm, la mujer está sorprenden- interrogaCión ·sobre su interacción con el mundo que
temente presente: trabaja, se desplaza y toma parte de for- la rodeaba~ .. . · .
ma fluida y naturalen el conjunto de las actividades ur- Al describir excesivamente a las mujeres, al conver-
banas. Localizarla es juego de nifios, puesto que ocupa tirlas en un capitulo aparte de toda tesis bien documenta-
constantemente los edifiCios, los mercados; las ferias y las da, no se explicaba nada y se hacía creer que de todas for-
orillas .del Sena.: A :rnenudo migradora como el hombre . mas la. historia se hacía en otro sitio y de otra forma. Se
o
-llega del campo, sola acompafiada, e intenta establecer: conocía a las mujeres, se sabía de su existencia, se descri-
. '"·"~·'''"'~~ _dominand() a la-ciudad y sus barrios. . ··" ,.,,,,.,., bían sus trabajos, sus tasas de prod:qc;:ciqp, sus enferme-
. .Tiene qu'e encontrar alojamiento, así como un traba- dades y sus desventuras, sin introducirlas en absoluto en
jo, y el archivo la sigue en sus peregrinaciones. Un incidente el acontecimiento, sea éste cual fuere.
callejero?· un roboén el mercado, una carroza volcada o la El archivó, tal cómo es, no las aisla, sino muy al con-
i.nordeduta.'deu;h perro la ponen: fácilmente en escena en trario; pero a través de riñas y disputas, escenas callejeras
lo"-atestados y'dechiradones; así la vemos actuar en el cen- o de casa, trabajos ert talleres o tiendas, se las diferencia
. fro cr~ urta so~~ábilidad fabi-icada tanto con. difíciles pro- sin esfuerzo, haciendo posible una profunda reflexión so-
miscuidad~s como co11 eficaces solidaridades. El archivo bre los papeles masculino y femenino.
es lo sufi~íeriterilente_ claro y rico para permitir ir más allá · Para empezar, obligadas a explicarse ante el comisa-
de una «reproducción» fija de su persona que la petrifica- rio, no se expresan delmismo modo que los hombres, y
ría, como un grabado de la época, en sus gestos como en responden a las preguntas con estructuras de pensamien-
su atuendo! Elarcbivo, fragmentariamente, da un esbozo to que les sonpropias. Las diferencias no siempre son muy
vivo,. en.el que ella se muestra tal como es, es decir, enfren- visibles en los interrogatorios en los que las respuestas es-
tada c_onlas incertidumbres de la vida social y política. tán severamente conducidas por una serie de preguntas
. .· ... ,.:...~at:ural.J:nente, los rpanuscritos informan primeramen~ ... monótonas. Pero cuando acuden a demal'1.c1ar, o cuando
te sobre sus. funciones supuestamente más tradicionales: escriben una instancia, expresan su pena y su desagrado
promesas de matrimonio, muchachas seducidas y aban- de forma diferente a los hombres. Ello no quiere decir que
donadas, certificados de hijos abandonados, disputas con- utilicen los medios que se creen tradicionales: el gemido,
yugales. Archivos rutinarios la interceptan en medio de la llamada a los sentimientos, la necesidad de compasión,
sus choques y de sus deseos, a veces sacudida por la vio- son raros. Prefieren hablar alto y fuerte, violentas y deci-
lencia de la época. por la agresividad masculina, por la mi- didas; sin explotar su legendaria debilidad, y utilizan para
seria demasia~ó evidente y el simple deseo de encuentros convencer todounjuego de detalles que rompe la solem-
decepciohados más tarde. Pero el archivo además la sor- nidad de la narración, haciéndola al mismo tiempo más
prende no sólo en. sus estados, sino en sus gestos cuando accesible y más familiar, si bien más entrecortada. Lapa-
están realizándose. Gracias a él, la mujer no es un objeto labra femenina a menudo está sacudjda por el movimien-
aparte, cuyos hábitos y costumbres nos complaceríamos to, con el ritmo de la enumeración sucesiva y breve de las
en exhibir, sino un ser inmerso de forma específica en la secuencias que aparecen y donde se percibe algo más que
.. ,:. ';':•. . ~,Mid~l;:social y política de su tiempo. Inmersa en el m-unCid: ''· · una integración en la Vida colectiva, es:deoir, verdaderas
masculino y participando cada día. funciones en la ciudad.
. .

32 .
.. .~ . . .
_LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO .

Gracias a las palabras archivadas, se reconoce la sin- · esperando el .r egreso del barQo, buscando -sus ipiciales· so-
guiar y eficaz connivencia establecida entre la: mujer y su bre la ropa del nifio, única señal que les permitirá recono-
ambiente: a través ·de ella se anima el barrio 18 -· hecho de cerlo cbn ·seguridad. · ·
rumores y noticias transmitid~s por persoriajes cuya lo- Con ocasión de las visitas del alguacil y del comisa-
calización y costumbres ellas siempre conocen- · .· Refle- rio encargados de practicar los embargos en .los talleres
jados por ellas, el edificio y el mercado se adivinan cons- contraventores, allí están ellas, frecuenteme.nte solas, en
truidos con idas y venidas, con vagabundeos y con plena negociación y clÍSCUlpand9 sin iÍ~idez a &U espOSO.
emigración, así como con hombres y mujeres empeñados Lo misíno hacen cuando son compaíleras Q.e .un obrero
. en sacar de ellos provecho o bi<:mestar, si no es que 'cose- por cuenta propia (chainbrelan).19 descubierto. por la .:Po- .
chan desgracia. Al margen de las estructuras fijas de co- licía: defienden sus herramientas y sq.s bienes con obsti~
munidades de oficios, existen redes qe social:)ilid~d y de nación mientras él hábilmente se P,a alejado _por_un.
vecindario en las que las mujeres ocupan un papel de pri- tiempo. . · · . . . _ . · . . .· . . .
¡' mer plano, haciendo que funcionen las solidaridades tra- Mujeres furiosas también, y deéididas a seguir: están-
(
dicionales o salpicando el espacio con disparidades y con- dolo: eri un pueblo próximo a Parls, .diserrrlmidosobre una
'11 flictos que más tarde habrá que calmar. · colina, los-recaudadores de impuestos lian llegado a reco- .
l.
u Si el archivo aparece menos desmenuzado -es de- ger el dinero que se les debe; llegana caballo, se sorpren-
(
~.. cir, si las respuestas a ·los interrogatorios forman cortos den al ver que no sale humo de las chimeneas; El pueblo .
~.:
relato~- y a través de él reconstituimoslosacontecimien- se finge muerto, está vacío de toda alma~ En una revuelta
r tos cuyo hilo se puede trazar, las funciones se ponen en del camino que conduce a él, un poco más ~bajo, se adivi-
{
su lugar, y el juego de lo masculino y lo femenino, en toda na a un grupo: en silencio;las .mujer.e sy los·niñosse ·han
su complejidad, se solidifica ante la vista; En lugar de es- reunido, inmóviles, petrificados como insectos que·se coli-
tar dislocada por trozos de descripción entrevistos aquí y fundencon una rama. Al i~terpelarlas de lejos, gritan·que
allá, la figura femenina se desprende del anonimato de la están solas, y que los recaudadores deben seguir ·s u carrii~
muchedumbre, perfilada en todo su ;volunien. A partir de no. Y eso es lo que hacen sin vacilar, volviéndose sin em~
entonces no pocos estereotipos se borran; y más tarde se bargo tres o cuatro veces cuando notan que ellas los SI-
organizan y se ordenan distribuciones de papeles, a veces guen, amenaz~doras, armad~s con l;torcas, después 4e:dejar
inesperadas y contradictorias. · · · · a los niños atrás sin un giito. Más tarde, ·arcaetJa noche,
· Innumerables
.. escenas
. üis hacen visibles: ordinarias ' llamarán a sus hombres, escondidos en los .bosques aún
repetitivas o excepciOnales. Una espera demasiado larga sin desbrozar. 20
en el puerto del Sena donde se embarcan los niños cria- Conocen sus poderes, y el archivo las evoca utilizan-
dos fuera, por ejemplo, las capta en plena acción. Las ve- do ese saber e introduciéndose a menudo en.los papeles
mos, semejantes a las que dejan furtivamente al nift.o re- necesarios para defender sus bienes o su hogar. Con con-
cién nacido sobre las losas de la iglesia, llenas de solicitud vicción y sin blandura. Con sentido político. .Otras esce-
Y dispuestas a no pocas iniciativas para proteger al niño. nas las muestran en lugares y circunstancias diferentes,
Las volvemos a ver más tarde (a menudo mucho más tarde más íntimas, en las que las .bazas de su seducción juegan
pues muchas madres no pueden pagar el viaje de sus hi: en su contra: la violencia de las agresiones, ·la sumisión
jos hasta al cabo de uno o dos años), en el mismo puerto,
!9 Obrero que trabaja en su domicilio por su cuenta sin estar en ningu-
18
R. D EKKER, «Women in revolt. Popular protestand its soCial basis·iri :· · · na comunidad del oficio. Es
una actividad marginalse-veramente reprimi-
Holland in the XVII and XVI!I 1h century», Theory and Society no 16 da por la policía del trabajo . .
1987. ' ' 20 A.N., AD III 7, 16 de octubre de 1749 en Saint-Arnoult (Bea].lvais).
34 " . - ·, r¡i;.;ATRACCIÓN DEL ARCHIVO .· 35
.1} :'• ¡[:}::· . . .. · ·:· . . . . .
·_, · - ·f6~zada forma~ parte de su cotidianeidad; Yla . :~WiiCile~~~ ·· \ : f\\~~ :shmismt)~; 22 Pero de vez en cuando hay que rendirse ante
·los últimos tiempos por verlas más autónomas que depen · ' , ' : :\ la-evidencia cuando:coinciden numerosos testimonios so-
dientes rio debe ocultar estos hechos. El discurso que los bre tal o cual gesto femenino sanguinario o bárbaro; en-
hombres de su época mantenían sobre ellas es un discur- tonces, hay que analizar, relacionar esos gestos con otros,
. so a(1erbo; la literatura popular de la época·no es avara con los de los hombres y con los de la literatura, que segu-
. · · .. ·en descripciones demenciales en las que se mezclan la ri:m- ¡' ramentesirvieron de modelo. 23 o también intentar vincu-
jer y el odio hacia la mujer. 21 En boca de testigos o .sos- lar la feroCidad femenina, siempre denunciada, con el sis-
.pechósos, el archivo, en algunos momentos, recoge esas ( · · terna social y político en su totalidad. Buscar desde lo más
requisitorias en las que la mujer adopta el rostro ·de.la des-. · 1 remoto a partir de qué mecanismos de carencias y de com-
.gra.cia, de la destrucción y de la muerte devoradora. El . f:·
pensaciones existen el furor y el gusto por la muerte en
archivo no es simple;su lectura contradictoria arrastra al ¡ · ellas, que primero dan la vida. Se pueden adelantar algu-
lector alli donde funcionan sist.e mas de compensaciones . ~ ' nas hipótesis: participar tozudamente en un motín en pri-
. reciprocas, y_ gQ!!sl.~t,se determinan actitudes am~iguas, don- ~ . , · mer.lugar es el resultado de la evidencia. Activas en su
de se revela el funcionamiento del enfrentamiento entre. f bardo, rápidas en propalar las noticias, las mujeres pue~
·lo masculino y lo femenino. Si existe alguna «realidad» ~ den incitar fácilmente a la rebelión sin ruptura real con
en este caso, es la: de la pluralidad de las .maneras de aé- ! ·su
funcionamiento cotidiano de presencia y de .animación.
tuat, en las que el desorden es solamente aparente, En- · ; · · · En cuanto a su entusiasmo declarado por la sangre, des-
tQ.Il.ces, se descubren pacientemente condiJctas femeninas ¡.. . pués de tomar cuenta de la denuncia, siempre masculina,
razonada·s, pactando o no con otras conductas; m~sculi~ ' · ¿acaso no habría que intentar relacionarlo con el estatu-
. nas, y cuyo razonamiento se apoya, entre otras, en cier~ · f.· to de impureza y de ineficacia que afecta a la suya, en el
· ·· · tas formas de apropiación del poder. ·· . · ¡ momento del derrame menstrual? Si la suya es regularmen-
La escena política oficial no pertenece a las muje- j te impura y fluye sin motivo (en aquella época todaví.a no
res; sin einbiugo, en el siglo xvm, éstas no la: abando- ¡ , se conoce exactamente el papel de la sangre en la activi-
.nan nunca. Una vez más, el archivo sorprende: en todas . : dad femenina de la reproducción), ¿acaso no hay una cierta
las emociones populares, grandes o pequefias, allí están ! • transgresión absoluta máxima y satisfactoria en ver cómo
ellas .y participan de lleno en la acción. No sólo incitan l · se derrama eficazmente la de aquellos contra quienes se
al hombre a que s~. agite, sino que están entre la multi- ¡ · lucha?
tud, con palos y bastones, y se enfrentan duramente con ¡ A través del gran puzzle de palabras pronunciadas y
Ia policía o los soldados. Entonces, los hombres ~o se ~ , de acciones localizadas se pueden encontrar algunos prin-
sorprenden; algunos inclu.so las empujan a la pnmera cipios de respuestas a preguntas difíciles o mal plantea-
. fila, o las animan para que griten desde las ventanas, das. N tinca de forma definitiva, pues en otro documento,
pues conocen su poder, por una parte, Y por otra, la cos- o más tarde a propósito de otros acontecimientos, apare-
tumbre que tienen las autoridades de respetarlas o de •¡ ·. cen otros detalles que interpelan a los primeros y produ-
. ! ·, castigarlas poco. También las vemos crueles, encarnizán- ; :: cen otras figuras coherentes .
dose con las víctimas; por otra parte, los cronistas son j Al permitir vislumbrar lo que los discursos ocultan,
',' · inagotables en los detalles morbosos, atribuyendo sin duda l al romper modelos y estereotipos para hacer aparecer con-
a la mujer la violencia que no siempre quieren ver en
22 A . FAROE, «Les femmes, la violence et le sang au xvm• siecle», Men-
Los textos de la Biblioteca azul, por ejemplo, contienen numerosos
. . 21
·:._~-, ~- - . talités, n° },septiembre, 1988. .
. '· ataques con tia las<'iriüjéfe"iL·Cf. A. Farge, Le Miroir des jemmes, textes -~ ''-'· 2 3 N~Z:·:iJÁ~~.les Cultu;es du peuple. Rituels. savoirs et résistances du
de la Bibliotheque bleue, Éditions Montalba, Parfs, 1982. 'l xv~siec/e, Aubier, Paris, 1979 .
;
(•
.·,:
..,
. .,..''·

·~
; '/:
; ~: ~,
. . . . .
36 ARLEITE FARGE LA A T:R.;.\CCIÓ~ DEL ,ARCHIVÓ 37
ductas diversas imprevistas, léase divergentes, a menudo ¡;la >Cliferencia,; sexaal puede plantearse en otros. términos
nOs encontramos lejos delconcepto habitual y tan mani- que en los·de desigualdad,·aun·cuando se adm1~a que se·
do de la dominación y la opresión. Pero que los «olvida- ~ compone y se descompone constantemente·un Juego su-
dizos» del feminismo no se regocijen demasiado pronto, ~ tilmente organizado de liberta~es y de c~mpensaciones?
el archivo no abole los esquemas. Con el pretexto de que t
allí se encuentran mujeres trabajadoras, decididas y ocu- ~.·
padas en el juego polÍtico, no se lee necesariamente su li- ' EL CONFLICTO
bertad o emancipacic):il, cuya presencia permitiría zanjar - ~~-. •· . . .

con alivio el debate sobre lo masculino y lo femenino. El El archivo judicial iritr~du~e, riece~ariamente, eri el
archivo, sin dejar de mostrar io mismo, lo diferente y lo terreno accidentadq de lás pasiones y de los desórdenes:
distinto, hace más complejo el enfoque del problema, sub- ~ presos en sus redes~_la ~iu~ad, _el pueblo; la· mujer, presen-.
raya las oposiciones~ qbliga a reflexionar de for.ma con ti- .f tan un rostro exacerbado. Se di~e .i ncluso que está qefor-
nua sobre aquel paradójico siglo xvm, en que la mujer se ~ madó por el material querelii:u~.· Pero ya hemos dilucida-
ve obligada a tomar responsabilidades económicas, o sea ~ do anteriormente la naturaleza de ~e vínculo forzado en:tre
políticas, mientras que está privada de poderes reales. Tam- ~ palabras y poderes; ipor· qué. no escoger ahora uná posi-
bién permite atrave~ar el conjunto de esos actos femeni- •· . ción deliberadam~nte ofensiva en relación con !avieja cues-
nos (decisiones, resistencias, violencias, seducciones) con ~ tión de las fuentes necesariamente tergiversadas desde el
l@s_¡;liscursos médic.o s o filosóficos que se mantienen so- ~ momento en que emanan de lajusticia? Simplemente, de-
bre ella, y que en aquella época la convierten en proble~ -~ Cidiendo que el aritago11ismo y la discordia son también
ma y en problemática. ·· ·J medios de explicitaciórt de .lo social. Con mayor convic-
Comparado con los discursos, el archivo rompe las l ción ahora, cuando una cierta corriente parece despreciar-
!,,· imágenes preestablecidas, y al mismo tiempo refuerza la <, ~ los abusivamente. Después del desárrollo de la: historia de
reflexión sobre la diferenciación sexual. Por otra parte, •\ las mentalidades que focaliza su' objeto en lé:1 vida cotidia-.
¿acaso el debate eii la época de las Luces no refleja la ex- ,,f na y en el mundo de }as sensibilidades, la disciplina histó-
traordinaria relación de fuerzas entre hombres y mujeres, :-.· t~ rica ha podido desarrollar con entusiasmo lOs temas des-
discurriendo sobre la faltade razón de las mujeres, sin ni .. • deflados que se refiÚe.t;la la vida privada, como el hábitat,
siquiera.percibir su evidente aprehensión racional de las h~ el vestido, la a1inientacióh; la;5exualidad o la maternidad,
formas del saber y su.intrusión natural en las lógicas de las " •'
relaciones sociales (la Revolución, como sabemos, resolverá
el problema a su manera excluyéndolas del poder político)?
~
h
I por ejemplo. Tras las huellas de una antropología en ple-
no desarrollo, estos temas se han estudiado con mayor vi-
gor cuanto que destruían los edificios precedentes, dema-
Al hacer que surja el detalle que desengaña o deseen- ¡ii. siado envarados en su siste.m a e ide()logia: alli donde la
cierta, al romper de entrada cualquier esperanza de linea- ~f cantidad era la norma, al fin se liberaba la desmesura de
lidad y de positivismo, la irrupción de las palabras y de los t:;( lo singular y lo íntimo; alU donde una lectura marxista
actos destruye los modelos establecidos, aporta la separa- {~ aportaba claves de interpretación demasiado pesadas, el
ción de la norma, desplaza el sentido adquirido de una vez d historiador huía hacia el mundo abandonado de las cos-
por todas y, muy a menudo, crea una cierta confusión en ¡;v¡
tumbres culturales, de las·formas 'd e ser y de actuar. Si-
lo que antes creíamos simple. En la historiade las muje- ;, multáneamente, se efectuaba un deslizamient() insensible:
res es un regalo, pues las mil y una facetas contrastadas 1: ; demasiado preocupado por abandonar las orillas abarro-
h
del conflicto entre los sexos adquieren así un mayor relie- ;' tadas del marx~mo; ppsiblemente el historiadc.>r no se daba
ve. La intensidad delmovimiént'o anima esta importante cuenta de que ocultaba a menudo el universó.que consti-
cuestión dejada de lado en el pasado como en el presente: tuye el telón de fondo sobre el que se inscriben comporta-
38 · · .. . ·• · ''. \~IÜ!iE!fT&iFARÓE LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 39

es
mientos, prlicticas y afecHv:i &des. N p. qué omitiese.eles e ·sólo relatarlo, sino convertirlo en motor de su reflexión,
cribir1as dif~renéias . socüiles, sino que nqJas qonvertia en . fuente de su propio relato. .
absoluto en uno <ie los resortes de su argumentación. Por . A veces, el archivo miniaturiza el 'objeto histórico:
otra parte ¿ac~so el recorte del objeto histórico no provo- si da la medida de grandes movimientos sociales (como las
caba poco a poco esta carencia? . huelgas, los motines, los fenómenos de la mendicidad o
Desmenuzada, poco apta pata: restituir la intensidad de criminalidad), aisla como si fuese un microscopio el ejer-
de las relaciones sociales, la historia de·las mentalidades cicio de las pasiones personales. En las palabras que los
poco a poco ha sido sustituida por una historia de los acori- · documentos retienen, la venganza, la gesticulación, el odio
tecimientos relativamente Clásica, ~alpicada por una his- y la envidia, hacen su aparición, figuran eri la dratnat~r­
. toria de las ideas de la que ·dic.eri que está rejuveneCida. gia de lo real lo mismo que el amor o la pena .. Ello obliga
El gran debate intelectual sobre la cultura popular ha de- a no omitir en absoluto esa parte de sombra, ese placer
jado el puesto a una especie de consenso tácito· sobre la de la destrucción y de la muerte que habitan en el hom-
.n oción de «culturas compartidas», de la que pocos actual- bre· ello obliga a no dejar a un lado la «insoCiable sociabi-
mente se pteguntan cómo se efectuaron·efectivamente los lid~d del sen> en la que el interés de unos por 1~ servid:um-
repartos, y si ·no sería ya tiempo de volver a plantear la la
. bre de los otros, astucia y la mentira luchan sin tregua
cuestión de sus configuraciones. Lo tn~nimo 'q ue se puede ' ·. con el deseo de más libertad y concordia: ·«La tragedia hu-
decir es qU:e muy a menudo son·desigilales.~. y que pocas mana se inscribe en el desacuerdo ftindarriental de los se-
v.ec~s se han rea:lizado en elrespeto por el prójimo, dejan- res con sU: propia carne. Escribir la historia significa le-
do entrever casi siempre el deseo de.dominación de un gru- vantar acta de ese desacuerdo»Y Entre ultraje Y perdón
po sobre otro. . . · . · · · . ·., · divagan Jas palabras; a través .de vidas insignificantes, se
El desacuerdo y e! enfrentamíentó están en el centro oye la parte inaudible -,-a veces innoble- de lo humano,
de las fuentes de la policía: ú>or qué no sacarpartido para mientras que se sorprende la insistente melodía de las fe-
hacer de la perturbación y de lás rup't uras .una gramática licidades intentadas y de las dignidades conquistadas.
que permita leer cómo unas existencias se·han forjado, ne- La atracción del archivo arraiga en esos encuentros
gado o deshecho en ellas? Difícilmente se puede separar con siluetas desfallecientes o sublimes. Oscurabelleza de
la historia de los hombres de la ele las relaCiones sociales tantas existencias apenas iluminadas por las palabras, tan
y de los antagonismos; también se puede afirmar que cie~­ prisioneras de sí mismas como deshechas por el tiempo que
tos grupos sociales han llegado a existir solamente por .el las acoge.
hecho de haber luchado. Asimismo, los enfrentamientos
entre grupos, entre sexos o entre pueblos y élites han crea-
do momentos de historias que han tnmsformado su curso
y cuyas formas se han de dilucidar. Sit1 contar con que
una historia de las relaciones de fuer.za también es aque-
. lla que puede tener en cuenta los sufrimientos y los enga-
· ,,¡·
fíos; las ilusiones y 1as esperanzás~ .La historüt debe saber
ocuparse de ellos, medir su patetismo, pensar en la impo-
sibilidad de enumerarlos. El conflicto es un lugar de naci-
miento, y lo que sucede tras él poco tiene que ver con lo
. .· . ..., 9!-.l~pasaba antes. Incluso mínimo o irrisorio, es decir, ri-
·-~~,._,.,;.·.'· :·. · ·· ·. tual, el conflicto·es una fisura ·que traza' «o'fr6's·Iugafes» 24 Cf. METTRA, «Le ventre et son royatimÍm, L~re, no 52, Michelet,
y crea nuevos «estados». Al hístoriador corresponde, no p . 38.
•¡¡ ·
ELLA ACABA DE LLEGAR.
( :·
~ .

r1 i1 ELLAaCabade .llegar; le piden una tadeta que no tiene.


.r ·:! .Entonce~ le dicen que vuelva atrás, ;:t la otra habitación,
ll . '
L . , para que le hagan un pase parad día. Alli, le invitan a
¡;
que presente otra'tarjeta que esta vez. tiene. Toma pose-
,.~
( sión de su pase, vúelve al lugar de donde viene, lo tiende
1 . f. · al direqtor de la sala, que lQ coge. Espera a·que le asigne
{ . un puesto; pero él no levanta la cabeza. BrÍtonces, ella pre-
¡...:
,... .
gunta muy bajo dónde tiene que .colocarse. El director,
exasperadO, le ordena que :se ponga donde quiera, excep-
(
to ei::l:la priinera fila, reservada a los manuscritos más an-
..;~; ..;.
tiguos. Ella óbedece; elige, deja su bolso, busca una hoja;
~~ ~ ' ¡ .. ~ se sierita.Inmediatamente, el director la llama y todas las
- ~-.~
cabezas dela :sala se levantan al mismo tiempo. Le pide ·
quedé su IJ.úniero O.e mesa. Ella acu.de a decirselo después
. de JIU thOillertt'o dediciado ' a desc.ubrir el sitio en que se
encuentra el número de su puesto. Él le da una ficha de
plástico rosa que lleva el mísmo número que la :p1esa. Ella
vuelve; El almacenero de guardapolvos gris sólo podrá en-
tregarle el manuscrito q\le necesita y cuya signatura co-
noce si ella rellena una ficha blanca. No sabe dónde están
las fichas. y no ve nada que las se:flale. Observa ensilen-
cio. Las :ve en un cesto de niño de plástico verde, en la
primera sala donde le han pedido por segunda vez una tar-
jeta. Se dirige hacia allí, coge una, vuelve a su puesto, saca
un bolígrafo para rellenarla por duplicado. Adivina que
tiene que dejar la ficha en algún sitio y vuelve hacia el
,· cesto de niño ·de la. primera sala . .No es allí;· ~or~debe
dirigirse a un pequeño escritorio, tras el cual hay un hom-
bre, ta:p1bién con guardapolvos gris. Acepta su ficha, pero

.~-, .......
42 . ARLEITE F ARGE :~ LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 43

támbjé~ requier~ el-plástico rosa. Le cuesta un poco vol- ¡~ pone una .a vigilar sus manos: ·si al menos una se deslizase
ver a su mesa; pero en: seg11ida ve el plástico rosa entre · r. en el bolsillo para exhumar unpañ.uelo, la vida se volve-
.los papeles. Vuelve con todo, ficha blanca por duplicado ría fácil. · · · ·
y plástico rosa, hacia el hombre gris, que a cambio le con- Excepto, naturalmente, si al director de la sala le da
fía un cartón de.color azul vivo que lleva el mismo núme- uno de sus interminables accesos de tos sibilante que des-
ro que el rosa. ·Ella vuelve asu puesto, se sienta y ya no garran el aire y lo porten de bastante malhumor, hacién-
se ocupa más que de una cosa~ de saber si, para salir, ten- dole incluso refunfuñar contra la luz eléctrica, culpable
drá que seguir en sentido inverso el laberinto recorrido o de amenazar la buena conservación de los manuscritos.
si el dédaio de regreso no tendrá nada que ver con el de , .· La sala está a oscuras.
llegada. Un escalofrío entre los hombros le recuerda que El silencio de una sala.de archivo es más violento que
de hecho ha venido aquí para consultar un manuscrito. ¡: . cualquier algarabía de patio de escuela; sobre un fondo
de recogimiento de iglesia, recorta, aísla implacablemen-
1' .
i :] te los murmullos deJos cUerpos; lo cual los hace al mismo
.¡: ·:·· .
tiempo agresivos y pernicíosamente ansiógenos. Una res-
e ...-·.
1 Seguramente, ella·martillea adrede el parquet con sus piración algo fuerte pronto se relaciona con un resoplido
i ," tacones altos pasadqs de moda, atrapados constantemen- agónico, mientras que una ligera costumbre (frotarse la
. ( ·'
i::.::•,,,· t~ entre dos téiblas.mal ¡;tjUstadas. ¿Por qué, desde qUe ha nariz en señal de meditación intensa, por ejemplo) se trans-
,.
11-e~ado, s.e obsti~a en _hacer inás de. cinco idas y venidas forma en tic monstruoso, que habría qUe tratar urgente-
¡ . J::• infructuosas erttre.su mesa y los estantes donde están dis- mente en un hospital psiquiátrico. Todo se amplifica des-
t' .1
! ~ . . puestos los volúrrte~es, c1ela·gra:ri Enciclopedia? ¿Por qué mesuradamente, y sin motivo, en esos espacios cerrados,
¡ :.. nun~a sé decide a colocarse en algún si tío, en esos princi- y el misino vecino puede ttansfonnarse tanto en carro de
¡ r: pios de maf1ana ?. . .. asalto de la guerra del 14 como en sonrisa de Reims. Efec-

~
¿Cuándo pondrán en el suelo una moqueta que amor- tivamente, aseguran que hay gente que trabaja desde hace
tigüe los pasos? incluso de color feo y de mediana cali- afies con una sonrisa interminable en la comisura de la
1 dad, seguramente ,aliyladá a todo el mundo. boca; ese detalle agradable, es decir, amable, puede aca-
¡ Él juega sin parar con su sortija de sello. El repique- bar por petrificar al más paciente de los lectores que bus-
¡ teo del oro contra.la lifiáda.dentera y se hace tan crispan- cará desesperadamente un .medio discreto para ver cómo
se borra ese rictus. Lo extraño (un inofensivo vaso de agua
l te que el rugido deJos coches en la avenida proporciona
un auténtico consuelo. · ostensiblemente colocado sobre la mesa donde acaba de
Lo peor es la agitación de esa joven desde hace un instalarse un investigador americano) , el más mínimo as-
mes; siempre sentada en el mismo lugar, hojea a toda ve- pecto poco habitual, el gesto normalmente sin importan-
loddadla obra de un filqsofo en 15 volúmenes. No se preo- cia (urta vecina que retuerce desagradablemente una fea
i! cupa por ir inás despacio ni más deprisa, cada página que mecha rojiza) adquieren en esos lugares un relieve tal que
.
vuelve hiere los o idos~ corta· la respiración; y sin embar- roza lo fantástico, poblando la sala de lectura de indivi-
go, está lejos de acabar la leétura de la obra ... duos exóticos de los que ninguna etnología podrá dar cuen-
Hoy, el vecino de los cabellos color ceniza está aca- ta, o de seres devastados por la locura reunidos allí para
tarrado, perdido en los manuscritos sibilinos donde segu- desgracia de uno sólo.
ramente busca la piedra filosofal. Es la décima vez que La que mira y escucha ese paisaje de catástrofe sabe
resopla, suave, concienzudamente. Por otra parte, él es que el cordón de su zapato desatado está en camino de
muy concienzudo; 'g.e·'J:€'. c6noée por ello, asi como por su obnúbilá r a~sli vecino hasta el punto de hacer que la con-
amabilidad: es casi seguro que no dejará de resoplar. Se sidere una víbora. Un vecino no es un enemigo, pero todo
>'
44 . ARLETTE'FARGE¡ ~
vecino tiene algo que intriga. Los documentos que con~ \~ . LOS GESTOS .DE
. .LA RECOLECCIÓN
· .. . .
sulta, por ejemplo, dan unas ganas furiosas de adivinar
en qué trabaja, a no ser que un detalle de su persona atraiga ·..
maquinalmente la atención. El silencio de una sala de ar-
chivo está fabricado con miradas que se fijan sin ver o en~
focan como ciegos. Nadie escapa a ese vagabundeo de los ·
ojos, ni siquiera el más obstinado de los lectores de rostro
sombrío por el trabajo. Las largas filas de estudiosos .en ,~ .
. las que las espaldas se encorvan y se traicionan los zurdos •
no ofrecen nada para descansar del esfuerzo. El reposo f ·
se toma sin pensar en ello, insensiblemente los ojos se de- ¡..·
tienen sobre unrostro desconocido, se incrustan en un pó- ~-r .·
' '

mulo o un rizo deshecho. La insistencia de una mirada hace ·. ). , Lo anteriormente escrito' puede dar fe para algunos de
alzar la cara, los ojos se cruzan sin razónpero sin separar- 1 una manera ingenua y pasada de m·o da de considerar el -·.
se demasiado rápido. Volverse de golpe es una respuesta . ¡·. archivo. Esa forma apasionada de construir un relato, .de
mantener la mirada, un reto. ' · .1 establecer una relación con el documento y con las perso-'
En las salas de los archivos, los susurros rizan la su~ · · t · nas que muestra, puede aparecer como el'indicio dé exi~ ·
·pe1"fí.cie del silencio, los ojos se pierden y la historia se de- ·· .¡, . gencias .actualment.e desapareddas que ya no·. correspon~
cide. El conocimiento y la incertidumbre mezclados se or~ . ¡: den a una época intelectual, al . mismo · tiempo más·
denan en una ritualización exigente en la que los colores · tnidicional ~léase conservadora-.·y menos ligada a la deS-
de las fichas, la austeridad de los archiveros y el olor de cripción de lo cotidiano. ¿Qué atractivo conserva el archivo
~o~ ~a.nuscritos hacen de balizas en un mundo siempre · cuando todo, o casi todo, ha sido ya dicho por Otros sobre · ·
Imciático. Más allá de las instrucciones de uso, s!empre la belleza del gesto, el diálogo con los muertos, el tener ··
ubuescas, se encuentra el archivo. A partir de entonces en cuenta a los anónimos y a los olvidados de la histo-
comienza el trabajo. · · · ria?25 ¿Cuando, en el momento actual, esas formas de
.aprehender el pasado provocan la sonrisa, o, en el -mejor
de.los casos, parecen vestigios en una historiografia sobre ·
la que reflexionan sabiamente ciertos inteleéiuales?
· El atractivo se mantiene, lo adivimlmos ) La inclina-
ción ;por él no debe confundirse con una moda que ense-
guida se volvería caduca; está entretejida con una convic-
ción: el espacio ocupado por la conservaCión de los archivos ·
judiciales es un lugar depalabras captadas~ No se trata
de descubrir en él, de una vez por todas, un tesoro ente· ·..
i' rrado que se ofrece al más listo o al niás curioso, sino de
ver en él un zócalo que permite al historiador buscar otras
formas del saber que faltan al conocimiento. · ·

25 Entre otros, por R. Mandro~ y M. de Certeau, pasando, por ejemplo,


por Ph. Aries, M. Foucault y J. Ranciere. · · ·
46 ARLEITE FARGE ·::· ,~i';')'!)A•ATRACCIÓN DEL ARCHIVO . 47
·· · El archivo no un depósÚo del que se extrae por pla~
es· i\(\;:a~~:án:téma'fio·, y calculados minuciosamente, exigen una
· cer, es~ consUm:temente una carencia. Una carencia seme- · ·~ ; gran,paciencia:aeLlector. · · · • .. ·
jante ~1~ que describía Michel de Certeau a propósito del ~ . . Paciencia en la lectura: se recorre el manuscnto con
conocmitento, cuando lo describía así: «Aquello que no ~! , la vista a través de rto pocos obstáculos. Se puede trope~
·cesa de modificarse a causa de una carencia inolvidable». · zar con los defectos materiales de un documento: los can-
. Por mucho que existan millares de legajos de demandas, ~ ·. tos raídos y los bordes estropeados se comen las palabras;
que las palabras. que se debe reflejar parezcan no agotar- ~ • lo.que está escriio al margen (inspectores y jefes de poli-
se nunca, p~radójicamente, la carencia opone su presen- jt cía anotan fácilmente el documento que reciben de un ob-
cia e.nigmátiCa a la abundancia de documentos. Las fra- servador o de un·cornisario) a menudo es ilegible, una pa-
ses que ei escribano copióproducen la ilusión deque se labra que falta deja el sentido en suspenso; a veces las
puedeconocer todo, y es una equivocación; su profusión ~ : .partes superior.e inferior del documento han sufrid.o da-
. no es sin.ó nimo de conocimiento. Evidentemente, es ésta ¡¡ · ftos y la.s frases han desaparecido, si no es en el pliegue
. .,!,9 .qu~ del:)eríá convencer al historiador de que los indi- ~ '· (no pocos documentos fueron enviados en misivas al jefe
· '· c~98 ~quireunidos son literalmente incalificables, y de que "· superiora a otra persona) donde se encuentran los rotos,
él mtsmo esirtcapaz de comprender las razones de quie- ~ : es. decir, las ausencias.
nes-se encontraron inmovilizados en el dO<~umento. En el 8 Las intemperies no son buenas conservadoras: en los
siglo xvm, el archivo no falta, crea un vacío y una caren- ¡ Archivos de la Bastilla, 26 algunos documentos perrriane-
ci~q.tie ningún·saber puede colmar. Utilizar hoy el archi- éieron en subterráneos húmedos y absorbieron las filtra-
. vo si~nifica traducir esa carencia, significa· en principio ¡- ciones de lás lluvias antes de que los inventariaran y cla-
. examina.rlo. · . lf sificarancuidadosamente. Ello hace su lectura difícil, con
1: · · · palabras' desaparecidas; borradas o medio borradas: el velo
i del tiempo las ha difuminado. También es posible que el
documento conservado fuese arrancado directamente de
' . '
un soporte inicial qUe lo mantenía en buen estado, como
. .· El .co'ntacto. con .el archivo comienza con operacio- los panfletos y libelos despegados de las paredes de la ciu-
. n~s simples, entre otras, el hacerse cargo manualmente de dad por una policía del siglo xvm empefiada en que nada
.. los materiales . .El examen -término agradablemente evo- . subversivo quedase fuera. En la Biblioteca de 1' Arsenal ,
cádof-:.....:~ obliga a una serie. de gestos, y, la operación in- una caja contiene algunos de esos jirones de carteles pro-
telectual deCidida al principio, por compleja que sea, no hibidos. Si se quiere, se puede hablar de restos, si bien el
puede evitarlos en ningún caso. Son Útmiliares y simples · término tiene una connotación demasiado fúnebre para
depuran el pensamiento, pulen el sentido de la sofistica: tantas alegres elucubraciones y obscenas desvergüenzas.
ción y.agudizan la curiosidad. Se efectuan sin prisas, ne- Al abrir la caja27 y al extender sobre la mesa palabras
cesariamente sin prisas; nunca se explicará suficientemente prohibidas pegadas rápidamente sobre las fachadas urba-
hasta qué punto es lento el trabajo de archivo, y cuán crea- nas, emprendemos un viaje barroco al país de las denun-
. tivá puede ser esa lentitud de las manos y el espíritu. An- cias,de las invectivas, de las mezquindades y de las espe-
tes incluso que creativa, es íneiuctable: nunca se acaba de ranzas políticas. Panfletos en trozos, destrozados por el
consultar los legajos uno tras otro; aun cuando estén li- placer de la censura, desgastados por el tiempo , en gene-
mitados cu_a ntitativamente por los sondeos preparados ral fueron recogidos para perseguir a la caterva de sus
'· ·' :..~,, :·:·• El verbo francés dépouil/er además del significado de «analizám; <
<ex a- '· • · 26 Todos conservados en la B.A.
minar»,. tiene el sentido de «desnudar», «quitar la ropa». [N. de la T .}. 2t A .B. 10019.
4~·

48 ' '.·AR,'LE'FI'B.·F.ARGE~'!-.~ :· ·<; LA ATRAGCION DEL ARCHIVO ' '


49
A . , í '

autores clandestinos, diseminados por la ciudad. Hoy~:: son:r·(~! ·· . el ha <<visto ·y ofdo», y, simultAQeame~te, _se .queda sordo ·
insignificantes cuerpos del delito, completamente aguje"' ;¡;: y !nudo. A partir de esa noche ~e novre111bre de 175~, en
reados. · · . que su vida se ~ambal.ea, Thop~ responde. porescnto a
Algunos están impresos y cuidadosamente compues- los interrogatonos de Jueces, ?b1spos Y méd1cos, después
tos, adornados con grabados; la mayor parte sori manus- de haberse enterado, por escnto,_de las p~eg:un~as. que le
critos, escritos en mayúsculas hechas con grandes trazos h · · ·
rígidos, para que no se reconozca la escritura. Es la pe- ace~i asunto es importante pues ThoriÍ:Hevela su secr~~-
queña multitud de las anónimas denuncias vengativas, de to: le han ordenado que .asesine al rey, y_,' en _prueba de
las calumnias audaces y ásperas, que intentanden!grar al· .la monstruosa orden, se ha quedado sord.oy_mudo. E~ asun-
vecino, o mejor a la mujer de éste, blanco al mismo tieni- to dura veinte afíos, durante todo ese tiempo Thonn per-
po más fácil y más apropiado. Escritas con una pluma de- manece en la Bastilla~ hasta que 1~ l~.cur~ se apodera C()m·
fectuosa sobre un papel maio, conservan; a pesar del tiem- pl,e tamente de él. Es una lar.ga h1~ton~, . de des~rrollo ·
pÓ, prisa, odio y torpeza, así como una improbable interesante para aquellos a qme.nes m teresa la nocrón de _
ortografía fonética. Todas, o casi todas, han conservado orden público enfrentada a la im,a~aciói:l colectiva de una
los estigmas de su período ri:rural: se percibe en las yemas sociedad en plena ruptura con sus ·:reyes . . ·. · · . . · . ·
de los dedos la rugosidad del grano de la piedra que ha . Larga historia y, además, difícil d~ de~cifrar: efectl-
quedado pegada a la cola de antaño, más bien tosca y ha- vamente ThoriJi escribe centenares de págmasa.lo largo
..iinosa. Recuerdo digital del archivo; de los veinte años de investigación·y pris.ión. ~scribe ·del
· Hay manuscritos perfectamente conservados y legi- mismo modo que habla; asi _pues no· escnb~, smo que re-
bles, pero de dificil lectura. En gen~ral,la escritura del si- produce sobre el papelsonidos que forman {r~ses. ~o-los .
glo xvm no presenta las mismas dificultades de interpre- sonidos que forman palabras, eso seria demasiado stmple,
tación que la de finales del siglo xvi o prinCipios del xvn; · sino los que forman frases o fragmentos de razónamten- ,.
sin embargo, surgen obstáculos imprevisibles. Un simple to. Naturalmente sin purituadón, pero sobré todo, cortes;
asunto denominado crimirtal/ 8 a causa de ello, retuvo inesperados espacios enblanco entre dos síl~bas de una
nuestra atención durante mucho tieinpó. Interesante por misma palabra, o bien uniones desordenadas, fuera deles-
su contenido, inmediatamente coloca al lector en una si- pacio delimitado de la orto~l,"afia. •..·. · . . . .··. ·. . · · . . . .
tu ación de extrañez~: el documento:. aunque bien escrito, ' • La sorpre~a es total, la -lect~ra; difícil, incluso I?lpo-
es ilegible en sí mismO con el único recurso de la vista~ sible: la vista no sirve para nada; paraJlegar a descifrar,
Estamos en 1758, un año después de la ejecución de Da- hay que pronunciaren voz baja, susurrar los frag~ento.s
miens, el regicida de Luis xv: el suceso ha hecho posible escritos. y eso en plena sala de lectura, en el habitual si-
la muerte del rey, y la imaginación ~ocial se apasiona por lencio que llena. esos lugares. La experi~ncia es.extrava- .
esta parte inaudible y ahogada 29 del cuerpo social. Uri sir- gante, no por la ruptura del silenc;io que.~ace que los. ve-
viente de casa media, Thorin, trastornado por la muerte cinos vuelvan la cabeza, sino por la apar~c1ón de~ sentido,
de su amante, la señora de F onceinagne, se despierta una sonido tras sonido, como si se tratas~ de una partitura mu-
noche, deshecho, por haber oido cómo ésta le ordenaba sical como si el sonido otorgase su sentido a las palabras.
que ayunase y rezase y le confiaba un secreto. Asegura El ritmo es sincopado, los cortes no ·tienen lugar en los
a sus amigos sirvientes, que no han visto ni oído nada, que lugares convenientes, setranscriben los enlaces de la pro-
nunciación. Nada se parece a nada, si no fuese porque al
2 B Asunto Thorin, 1758, A.B. 12023. · . articular, la boca libera a la escritura de su pp,aci'.lad: ~~f.ª-~ · .. .
29 P. RETAT, L 'Attentat de Damiens. Discours sur /'év¿nement au il fe re direse tou levin oui une maisse. pourle sarme du
xvu~ siecle, Presses Uníversitaíres de Lyon, 1979. bol:lgatoire jenay gamay conu votre ata chemant jusqua
•. 51
50

prisan: J~· vous pd ·de me laisé anftepar· sone de .· .. . · ... . . una voz, una entonación, un ritmo: descubren
rtaysanse» (il fautfaire dire tous ies 28 urtemesse pour una cultura sonora que pocos archivos pueden mostrar.
ames du Purgatoire, je n'ai jamais connu votre á.ttache- posiblemente Thorin fuese un i~etrado, sin. embargo la ~e­
ment jusqu'a présent, je vous prie de me laisser entre per~ . diocridad caligráfica de sus escntos transmlte algo q~e nm-
sonnes de ma connaissance: [Hay que hacer decir todos ·.. gún texto puede dar, la forma como eran pronunctados,
los 28 una misa por las almas del Purgatorio, nunca has- articulados. . .
. ta ahora había conocido vuestro afecto, os ruego que me · Asi hay que descifrar, con esos gestos lentos en los
dejéis entre personas que conozca]). Más adelante, una lar" que se esfuerzan las manos y los ojos. Aún cuan~o no es
ga confesión escrita de Thorin obliga al mismo ejercicio.: ·demasiado difícil, sigue sin ser cómodo, pues las ptezas del
«Jamais ne pou ra dir que jaye faissa pour fair de la peí- · proceso son largas Y. los interrogll:torio~ se, i~ic.ianobliga­
neamounaitreou ames canmarad, a ten4u que dé le p:re- toriamente con sempiternos enunciados JUndicos. En cu~n­
mier moman je dis a levec de Soison que je ne croyé pa · to 'alas notas de la policía, sonoscuras o se extiend~n m-
. qlii fus person delamoisso.n.q:ue sa fesoi .desforbrave gen terminablemente éh digresiones cenagosas. Lo esenctal no
ert que jenedé jamai di dumal [... ]Jeme pansé a un crime · . aparece de entrada, si no es en un descubrimiento excepc
si gran que jene vouloi dir que poremi mon ameandag6 cional~ así pues, hay que leer, volver a leer, enf~ngado en .
dabitere avec ste feinme; le mal n'est pas si gran coúche un pantano que ninguna brisa distrae excepto st se levan- ·
avec une fame niais un pauvre do.m aisse qui done dan:s ta viento. Lo cual sucede a veces, cuando uno menos se
~fame il se exposé a bien déchos» (Jamais je ne pourrai · lo espera.
dire que j'ai fait cela
. pour faire . de .la peine a mon ma1tre A partir de esa lectura obstinada se organiza el tra-
ou mes camarades, attendu que des le premier moment · bajo. No es cuestión de decir aqui cómo hay que hacerlo,
·. j'ai dit a l'éveque de Soissons queje rte. croyais pas que sino simplemente cómo puede suceder que se .haga. No
.ce fut personne de la maison que c'était de fort braves gens existe un trabajo tipo o un «trabajo que se tiene que ha-
et queje n'en aJ jamais dit du mal.[ ... ] Je n'ai jamais pensé cer así y no de otra forma», sino operaciones que s.epue~
a un crime si grandque je ne voulais dire que j'aurai mis deri contar ágilmente, distanciándose de esa mama cas1
mon §me en danger d'habiter avec cette femme; le mal cotidiana de «ir al archivo». .
.n'est pas si · grand de coucher avec une femme mais un Se empieza suavemente por manipulaciones c~si ba-
. pauvre domestique qui donne .d ans les femmes s'expose nales en las que finalmente se piensa pocas veces. Sm em-
. ·. a bien de choses. [Nunca podré decirqt.H~ hice eso para bargo, al realizarlas, un nuevo objeto se fabrica , se cons-
causar pena a mi amo o a mis compafleros, teniendo en tituye una forma diferente de saber, se escrib~ un nue:ro
cuenta que desde el primer momento dije al obispo de Sois- «archivo». Al trabajar, se reutilizan formas existentes, m-
sons que no creia que fuese nadie de la casa que eran muy tentando ajustarlas de manera distinta para hacer posible
buenas personas y que nunca dije mal de ellos[ ... ] Nunca · otra narración de lo real. No se trata de volver a empe-
pensé en un crimen tan grande no hubiese dicho que po- zar sino de comenzar de nuevo, redistribuye11do las car-
nía mi alma en peligro al vivir con esa mujer, no es un tas' Y ello se hace de forma insensible, yuxtaponiendo una
gran mal acostarse con una mujer pero un pobre sirvien- sérte de gestos, tratando los materiales con juego.s simul-
.te que tropieza con las mujeres se expone a no pocas co- táneos de oposición y de construcción. A cada J.uego le
sas]). En su delirio, Thorin se inquieta de que Dios le haya corresponde una elección, prevista, o que .sobreviene. su-
castigado por haber amado a una mujer casada. brepticiamente, casi impuesta por el contemdo del archivo.
Recuerdo sonoro del archivo; evocación evidente del ~ . . ..
papel de la entonación delá'VOt;tan'importante, por ejem-
plO, en la literatura oral. Las páginas escritas por Thorin
52 ·. LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 53
J VEGOS DE APROXIMACIÓN Y DE OPOSICIÓN. · ·.la$,;:pelea~ éallej.eras y las rifias de taberna comprobando·
la hipótesis según la cual la violencia es una de las c~aves
Una vez leído, al principio el archivo se deja a un . de la sociedad urbana, o bien ·toniar en cuenta el cnmen
lado 730 con el simple gesto de copiar o de fotocopiar. Se de adulterio para afinar el estudio de las relaciones entre
puede dejar a un lado reuniendo lo mismo, coleccionan- lo masculii:io y 1o femenino. Se¡:t cual sea la fipalidad, en
do, o por el contrario aislando, y todo depende del objeto este caso la investigación se efectúa a partir de lo mismo,
estudiado. de lo aparent.e menteidéntico, y la colecCión de textos reu-
Si se trata, por ejemplo, de estudiar cierto tipo de cri- nidos será tratada a continuación intentand,o romper el
niirialidad o de delito, el primer gesto consiste en extraer- . jilego'de los parecidos para en~ontrar lo diferente, es de-
· lo del iote, en el interior de un período definido de ante- Cir, lo singular. · ·
mano. Si se escoge estudiar más bien un tema amplio (la ·
mujer~ el trabajo, el Sena ... ), en principio es necesario ex-
traer de todo docUmento lo que se refiere al objeto. En-
tonces, se pueden atravesar largas series de documentos
(notas de la policía, demandas o conflictos de corporación) .En plena recolección, nohay for111a de prescindir de
y aislar aquello que se necesita. Es una manipulación li- . . ·algunas informaciones, pues lo importante es contar con
geramente diferente a la primera; de todos modos, una for- · el conjunto de los datos sobre la cuestión, naturalmente
. ina~nace por acumulación; se estudia en el detalle, sin 61- dentro de unos ·límites cronolóiicos y espaciales estable7
vida"i-se de establecer las posibles diferencias con otros .. cidos de antemano. En cambio, para seleccionar lo mis-
temas. . mo, la mirada :ho puede dejar de detenerse en lO difer.en~·. . ·· -
El trabajo es simple; consiste en analizar; y más tar- te, aunque sólo sea para saber ·si realmente no tiene que'
de en recoger cierto tipo de documentos: la serie, organi- preocuparse de ello.· · · · .· . ..
zada así, hace de objeto de la investigación. Infantiles en . . A menudo, en ese rápido recorrido aparecen las sor- . "
apariencia, esos gestos se apartan por primera vez de lo . presás: un archivo inesperado, fuera del campo al cual.nqs ¡·

real, aunque sólo sea por la operación de clasificación que dedicarpos, hace. t~mbalearse la monotonía de la colección. .
exigen, y la focalización precisa sobre el tema muy parti- ¡ Diferente, locuaz o sugestivo, ofrece con su singularidad .
cular (embriaguez,robo o adulterio) crea una mirada .es- ·~· · . · una -e·specie de contrapunto a una serie que se establece . . ·
pecífica que merece una explicación, pues el espacio se re- .Divaga; disiente~ ofrece nuevos horizontes de conocimien- •
distribuye forzosamente a partir del objeto investigado. to, aportauna cantidad de informaciones que en absolu-
A menudo el análisis remite a una cosa diferente de 1 to nos esperábamos en el habitual caudal del análisis. Puede
sí mismo: por ejemplo, se puede decidir estudiar el delito ¡ adoptar toda clase de formas, unas divertidas, otras ins-
de juego considerando que esta actividad del siglo xvnr f tructivas, o las dos cosas al mismo tiempo. Un día tenia-
ayudará a comprender las relaciones entre la policía, el ! mos que investigar en la serie Y de las demandas al comí- .
mundo de los libertinos, la aristocracia y las finanzas; o
bien se puede examinar un tipo muy particular de robo,
porque lo consideramos representativo de las preocupa-
l '

~
sário realizadas ante el Pequefio Criminal (conservadas en .
los Archivos nacionales), todo cuanto se refería a los he-
chos violentos entre 1720 y 1775. Un sondeo decidido pre-
ciones de un siglo y deseamos profundizar en los fenóme- f. viamente obligaba a analizar un mes de demandas en cada
nos de la pobreza y de la miseria. Podemos detenernos en r uno de los años escogidos. Nunca se acababa de hojear .
·las demandas, clasificadas cronológicamente, y las viole.n.- :: ,,
cías reunidas así empezaban a formar largas listas, míen- .
Jo M. DE CERTEAU, L'ecriture de l'histoire, Gallimard, París, 1975. tras llenaban numerosas fichas. Entre dos demandas, una
54 55

' m~fíaria; de"cánsancio, un papel par~cía diferente al tac:; ¡t¡lj~··~j"()O.(~sysentencias, a fl~ de comprender mejor los fe-
io. Recuerdo ·táctil del archivo. · . · · _·.':tiómenos-~ de socia_b Úidad parisina, durante todo el perío-
La sensación.. ha:bi-a precedido a la vista; además, el do de su ejercicio profesional, es decir, entre diciembre
papel en absoluto era del mismo formato que todos los an- de 1757 y junio de 1788. Treinta y un añ.os. Aquí, no hay
teriorment~ cortst.Iltados. ~uptura del gesto y de la copia que separar nada, hay quealmac~narlo tod<:>; ~na vez más,
en curso. Es uria carta, una carta extraviada: leerla ma- una infinidad de demandas, y el embrutecimiento que se
quinalment6, por.la costumbre de fijar la vista sobre pa- anuncia. · · ·. . · ·
pel descolorido. Coinprend.einos que se trata de una carta Un «regalito del archivo» aparece de propina: con fe-
escrita por un comisario a ,u n colega. cha de 18.de enero de 1766,33 se interpone una demanda
_.Sonrisa y asomhro; leemos: «querido amigo, no soy a propósito de una disputa, eJ;i la plaza de les Victoires,
cruel, si. tu-mujercita no lo fuese más que yo serías cornu- entre un se:fior y un cochero de punto, uno de cuyos ca-
do a partir de esta noche pues te confesaré que pone terri- ballos ha sido herido por una estocada. Nos enteramos de
blemente en movimiento a.la.naturaleza en mi casa y no que Paul Lefevre;,de ;profesióri cochero, ha visto «tinca-
dudo que produce
. et. mismo. efecto en casa de los demás '
briolé con un sólo caballo en el cual había un seftor que
bromeo pero hablemos seriamente, haré lo que pueda para ha sabido que era el, marqués de Sade y su criado»; y de
estar en tu casa ~sta ho<;hetemprano, me has avisado algo que él se ha parado. para dejar que bajase su cliente, lo
tarde y tengo m:ás de treinta invitaciones para hoy. Adiós. cual impedía a1 cabriolé con#nuar su camino. A continua-
BQ8f!;a tu mujercita demi parte, ~liando le robo besos, siem- ción, se ha producido una disputa; el marqués de Sade,
que había bajado, asesta estocadas contra los caballos Y
pre los tpmo ~n ·lábarbilla : o sobre los ojos o en la mejilla
pero tú pillo ti:~nes el9antórt de reserva, un beso, mil be- una de ellas_ perfora el vientre de un caballo» .
la o
. sos .en mejillá los ojos de t\1 mujer valen la mitad de E1 asunto se arregla amistosamente: el marqués de
los que tu robas en.S1J boca, qlie me lleve el diablo, me . Sade -pues efectivamente se trata de él- paga 24 libras
gusta esa bo~a, ~diós». ·31 Besos robados, carta sin fecha, «en pago por el caballo herido» y por el tiempo de su cura.
&ignatura Y 13728; inmediatamente copiar todos los tér- En la parte inferior de la pieza judicial, está estampada
minos de ese _mensaje medió· amistoso; medio licencioso. la firma del marqués. Inesperado placer el de encontrarse
Inclasificable, este texto, y sin embargo, tan valioso. Más de pronto a Sade atascado en la plaza de les Victoires, en-
tarde, sí más tarde, nos preguntaremos si esa clase de ágil tre un cochero y su cabriolé; es como atrapar al vuelo a
misiva eso n"o un objeto cultural,una manera normal de un personaje que en principio pertenece a la literatura y
dirigirse a los demás; en aquel siglo XVIII de fulgores liber- a los fantasmas. He aqufal marqués sorprendido en lo que
<¡' ·..· fue su reputación: violenda gratuita, con el extremo de
. tinos. Nada apremia y poco importa hoy para qué servirá
·,. .· el archivo; lo "urgente es récoger esa palabra viva, sin fe- la espada clavado en el vientre de un caballo que no po-
~

.. cha, suspendida entre muy serios asuntos policiales. Pí- día más. Este detalle sin importancia confirma tanto el ca-
caro archivo. · · rácter maldito del personaje que llegamos a dudar del de-
Más tarde, habíamos decidido poner aparte los archi- masiado bello descubrimiento, de la sorprendente
vos de \in magistradode un bardo :tnuy popular (el comi- coincidencia.
sario Rugues, barrio de les Halles) 32 y estudiar exhaus- Evidentemente, podríamos citar muchos ejemplos
tivamente sus .
notas y su colección .
de de~andas ' infor- más de este tipo, encontrados al azar, que hacen que nos
desviemos de la ruta marcada del análisis, pero también
31A.N., Y 13728 s.f. . tenemos que aña<:lir quee~ archivo no tiene que ser nece-
32A. N., Y 10999 a Y 11032, co~ls~f'ió H~ih~s: ha~rio de Les Halles,
1757 a 1788. · · 33 A.N. y 11007A, comisario Rugues.
56 ·¡;:A p._TRACCIÓN DEL ARCI-UVO
.57
. . . . '

sariamente divertido para extraviar al lector. Hay -. -. ' . Sea. cual sea el proyecto a que obedecemos; enraba- ·
mentos «apacibles», normales, que desvían y conducen a , ' jo de archivo obliga f_orzosamente a unas operaciones: de
donde nunca habíamos decidido ir ni siquierá compren- selección, de separación de los documentos. La cuestlón
der. Posiblemente, esto significa dejarse impregnar por el está en saber qué seleccionar y qué abandonar. A veces, ·
archivo, permanecer lo suficientemente disponible alas · _ sucede que, a causa de sus hipótesis, el ~ist'?ria~or _ya h~_- .
formas que contiene, a fin de notar mejor aquello que a - escogido lo que va a recoger y apartar; sm mngl,ln gé~ero
priori no era importante. Se puede objetar a esto que la · de duda, esto le priva de .disponibilidad, es decir, de la ap~ ·
impregnación no es en absoluto un método científico, que titud para almacenar aquello que no par~ce inmediata:rp.en- ,
la palabra misma es de una vaguedad enormemente inge- ,. •· te necesario y que, más tarde -nunca s~ sabe- · , podría ·
nua, y que en este juego casi infantil pueden deslizarse resulÚtr indispensable. · .
fácilmente en la investigación defectos de interpretació~. ¿Cómo decidir entre lo esenci'!-1 y lo inútil, lo necesa- ..
Naturalmente. Sin embargo tenemos ga,nas de contestar rio y lo superfluo, entre un te~tq ~ignificativo Y otro que . .·.·
con una metáfora, aún sabiendo que agrav.imios el caso: consideraremos repetitivo? En realidad, no hay método ..
el archivo es semejante a un bosque sin .c laros; alperma- válido, ni reglas estrictas que haya que seguir c.u ando du-
necer en él mucho tiempo, los ojos se acostumbran a la damos en la elección de un documento, De hecho, los pa- ·
penumbra, se entrevé la linde. sos ·son semejantes a los del vagabundo, 34 cuando se bus'-
. ca en el archivo aquello que está sepultado en él como
..
·
~

TRAMPAS y TENTACIONES
huella positiva de un ser o de urt acontedmie,nto, sin d.e~ . ·
jar de J?ermanecer atento a lo que huye, alo que se sus~ _: .
·, ...

trae y ~e hace, a lo que notamos como -ausencm. La pre-


Sucede insensiblemente, sin que· nos fijemos casi;la . sencia de un archivo y su ausencía son signos que hay que
predilección por el archivo puede sobrevenir de tal forma poner en duda, es decir, en orden. En. este cam~no poco .:
que no nos ponemos en guardia, no vemos ni las trampas frecuentado, hay que desconfiar de una identifiq1.ción siem- .
que tiende ni los riesgos que se corren al noimponerle una pre posible con los personajes, las situaciones.olas formas
cierta distancia. .de ser y de pensar que los textos ponen en escena. «lden- ._
U na vida no bastaría para leer la totalidad de los ar- tificaci.ón» significa esa forma .insensible pero real que el. _
chivos judiciales del siglo xvm; en vez de desanimar; esta historiador tiene de sentirse tentado soiamente por aque~ ·
evidencia estimula las ganas de consultarlos, incluso en - llo qué puede apoyar sús hipótesis de trabajo decididas de -·
desorden, o sin una finalidad definida. Por el placer de ver- antemano. Si no se trata de ese extraño azar que hace que · ·
se sorprendida, por la belleza de los textos y el ex.c eso de solam~nte se descubra lo que se busca y que, milagrosa- ·
vida que se ofrece en tantas líneas ordinarias. Sin duda, ~ente, parece ajustarse al deseo inicial y profund:o del bis·
el deseo de no olvidar esas historias de vida y de comuni- toriador. Hay mil formas solapadas de ·identificarse con ·
carlas no es un grave defecto. Hay tantafelicidad en acu- un ob-jeto de estudio. Puede llegar hasta .no reconocer di-
: :· mular una infinidad de precisiones sobre miles de anóni- ferencias, excepciones o contradicciones que no subrayen
mos desaparecidos hace mucho tiempo que casi olvidamos la belleza de la hipótesis de partida que hace tiempo que
que escribir la historia supone otro ejercicio inteh~ctual soñamos con establecer sólidamente. Esta simbiosis cega-
:··
!-
=-;· en el cual ya no basta la restitución fascinada. A pesar de dora con el objeto escogido es en cierta medida inevita-
·' todo, entendendámonos: si ésta no basta, al menos es la ble, confortable, y a menudo indiscernible para aquél que
·.'. ~ · \ ~ ·,:~ ·:i·.; .,-':;·.; ·..., .· ..
base sobre la que se puede fundar el pensamiento. La tram-
pa se limita solamente a esto: ser absorbida por el archivo 34 c. GINZBURO, c. PoN!, «La micro-histoire», Le Débat, U 0
17, diCiem-
hasta el punto de no saber ya cómo interrogarlo. bre, 1981, p. 133.
... 58
59

·Iapractic~. Inevitable, porque'' rio existe ningún •....·. . ~,,,.,,1 ,.,,'11ot11.t n de. hacer creer que se basta a sí mismo, inevi·
:dor que pueda· decir razonablemente que su e.l ección rro . tabiemertte surge la tentación de no apa~tarse ~e él y de
·.· h~ ·est~do en absoluto orientada, poco o muc;h.o, por una hacerle un comentario inmediato, como s1 la ev~dencta de
qialéctica del reflejo o del contraste consigo mismo. Sería su enunciado no tuviese que ser nu~vament~ J~terroga­
una mentira. Confortable, porque identificarse, de la for- d.a. Esto da ul).a escritura de la histona, descn~tiVa Y pl~-
1lla q~e:~ea, aporta un alivio. Peligroso sin embargo, por- na, incapaz de producir otra co~a que el refl~JO (es decir
que ese Juego de espejos bloquea la imaginación, detiene el calco) deaquello que fue escnto hace dosCientos a~os.
la inteligencia .y la curiosidad, mantenién~ose confinado El relato de la historia se convierte en una glosa aburnda,
en:senderos estrechos y opresivos. Identificarse significa: · ·ert un comentario positivista en el que los resultados pre-
¡mestesiar el documento y la comprensión de él que poda- sentados no hart pasado por la criba de la crítica ..
. mos tener. · A menudo . la cita acude en auxilio de la escntura;
· .. Sedebe.mantener la vigilancia para que una lucidez · una vez más .es preciso reflexionar sobre su utiliz~ción pa~a
.' . ·siell)P!e despierta actúe como parapeto contra la ausencia · , que no aparezca ni como una fa~ilidad ni c:omo .un ~edto
'
'::
de cU§'táiiCia. Quede bien claro que esta «ascesis» no ex~ engañoso de aportar pruebas alh donde sena necesano un
. cluye el intercambio entre el archivo y sU leCtor, ni tam- razonamiento. La cita jamás puede ser un~ prueba, Y.es
. poco la empatía; El intercambio no es fusión ni abolición · · sá.bido que casi siempre es posible proporc~ona_r unaclta
·.· . de.:las· sé.p araciones, sino el necesario recon~cimiento de . contraria a la que se acaba de escoger. La cita ttene tanto
la a_X;trafieza y de la familiaridad del otro sin la cual no existe . encanto que es difícil resistirse a ella; el encanto de lo ex-
.. ·ctiestionamiento inteligente y, por tanto, eficaz. El inter- . trafio, el de la mezcla de justeza y exotismo de la len~ua
·. . ·cambio exige la confrontación. Por otra parte, sucede muy . de antaf'ío, y también el de la. confesión. Cuando se c1ta,
. · ·· · . a menudo que los materiales se resisten, presentando al lec- . . implícitamente se confiesa que no es posible encon~rar pa-
. tor su faceta enigmática, léase sibilina. Cuando la investí~ labras mejores o composiciones de frases más pertmentes
. . ·.. gac~ón choca con la opacidad de los documentos, y elar~ ·que las descubiertas en el archiv~. O bien se oculta una
chivo ya .no declina fácilmente los trazos gruesos y ·los especie de impotencia para reflexiOnar ~~s. allá, aprove-
débi~~s .de un cómodo «así era puesto que está escrito», el
chando al máximo el estatuto de verostmthtud, léase de
·trabaJO puede comenzar realmente. Buscando en primer veracidad, que toda cita impone. .
.·. 1-q.gar)o imp!obable que los textos contienen, lo incohe- ... ·· . De hecho, la cita debería corresponder a un trabaJo
. .tep.te, ·pero también lo irreductible a las interpretaciones de incrustación; además, solamente adquiere relieve Y sen-
demasiado cótnodas. Cuando, por el contrario, el archivo tido si realizá una función que nada puede reemplazar.
parece dar fácilmente acceso a lo que esperamos de él, el · Se pueden ver en ella tres funciones principales. Es ef~­
· trabajo aún es más exigente. Hay que librarse con pacien- caz, por ejemplo, cuando pone en escena una nu_~va st·
. cia de la (<simpatía» natural que sentimos por él, y consi- tuaeiÓn a través de la fuerza abrupta de su expreston; en
derarlocomo un adversario contra el cual luchar un tro- ese caso sirve de incentivo y hace progresar el relato. Tam-
zo de saber que no se anexiona sino que molest~. No es bién puede surgir como una sorpresa que tiene com<;> mi-
· · ·fácil librarse del exceso de comodidad de encontrarle un sión sorprender, desplazar la mirada y romper l~s ev~den­
sentido; para poder conocerlo, hay que desaprenderlo, y cias· es la cita-ruptura, la que permite al htstonado!
no creer reconocerlo d.esde la primera lectura. des;iarse deshacerse de sus manías eruditas Y académt-
También puede suceder que el archivo sea muy lo- cas en las' que se demuestran sin esfuerzo los éxitos Y fra-
. cuaz, y que a propósito de tal o cual tema despliegue ante casos de los demás. Entonces, la cita rompe el relato; ~as
~a·.v~sta, P,pl)ect.o r .una infinidad de indicaciones nuevas, · · ·.. inllabras entre comillas recuerdan que a veces de náda sirve
JUICiosas y detalladas, Cuando el documento se anima has- sustraerse aluniverso de las palabras en donde torna for-
60 . ' '

· ARLETTE LA ATRACCIÓN DEL ARCriiVO . 61


- . . .
n:;t~ la ~xperiencia humana. ¿Cómo no atribuirle otra fun, · cambia mucho el hecho. Efectivamente, se puede animar,
c~on, sm duda menos altanera, más perezosa? A veces, la con talento o sin él, a hombres y Iirujeres del siglo xvm,
Cita concede un descanso en la tensión de un texto, pro- produciendo en el lector connivencia y un gran placer, pero
pone una pausa, un espacio quizá. No se trata de afiadir no se trata en absoluto de «hacer ·historia»; Naturalmen-
texto al texto, ni de mostrar cómo se decían «·verdadera- te, resulta indispensable el conocimiento de· los archivos
mente» las cosas antafio, sino de ·modular la escritura del para preservar la autenticidad del drama~ pero]¿¡. vida que
relato~ t~avés de estallidos de imágenes, de salpicarlo con el novelista insufla en sus protagonistas es un~ creación
e~ surgimiento de otras personas. Suspendida, la cita fun- personal en. la que el suef'ío y la im~ginación s.e alían con
CIOna_ como si se diese el alto; comouna nota blanca que el don de la eseritura para captar ·al lector y ·arrastrarlo
per!llite que las palabras habitualmente razonables del his- a una aventura muy específica. · · · ·
t~xiador se muevan de forma diferente a .su alrededor. Al En historia, las vidas no son novelas, y para aque-
fmal de.un.a fra~e, de un párrafo o de 1,m capítulo, puede llos que escogieron el archivo· como h.igar ·desde el .que
c?_nstrUir s?lencw al~ede~or de lo instantáneo de su irrup- se puede esCribir el pasado,, el reto, nó está ·en .la ficción.
CJon .. Y as1 ~s. La histona nunca es repetición del archi- Cómo explicar, sin fanfarronear y_siri ningún desprecio
v?, smo des1~stalación con respecto a él, e inquietud sufi- hacia la novela histórica, que si hay que ren<iir cuentas
ct_ente para mte:r?garnos sin ·c esar sobre el porqué y el por tantas vidas olvidadas, laminadas por los ·sisten;tás
com? de su apanCión.sobre el manuscrito.·Despedirse del políticos o judiciales, es a través de la .e scritura de. la his-
~r~lnyo dur~nte un tiempo, a fin de reflexionar sobre su toria como hay que hacerlo. Cuando el.i:>risionero de la
ll:mco enunciad.o; más tarde, agavillario todo: aquél que Bastilla, encerrado ·por haber ·repartido panfletos, escri-
Siente la atraCCIÓn del archivó necesita esos gestos alter- . be a su mujer sobre un trozo· de . su camisa y .ruega .a
nados de exclusión y de reintegración de los documentos la lavandera que no falle asu llamada de esperanza, es
en lo.s cuales la escritura, eón su estilo, se une a la emer- necesario que el escritor de la historia no lo haga surgir ·
gencia del pensamiento. .· · · · como Un héroe de ·novela. Ell:.cierto modo, ello sería una
. Riesgo de hundimiento y de identificación de mime- traici.ó n, aunque sólo fuese porque inmediatamente se
tismo Y de ~nsípjda glosa, he aquí unas. cuant;s trampas lo asimilaría a otros héroes; uno de cuyos estatutos· prin-
q~e el arch1v;o tlend~. Hay otra, causada por el entorno, cipales es el haber sido puesto en acciófl: y manipulado
.·.;·.•:
.•1·t ~1en sea pn;>x1mo o lejano. Indudablemente, el archivo con- por el autor. · · ·. . · · ·· · · · · ..
tiene multitud de historias, de anécdotas, y a todos nos El prisionero de la Bastiila, cuyas singulares huellas
gusta qu~ noslas cuente. Aquí, miles de destinos se cru- se encuentran en el archivo, es un sujeto autónomo, al
zal! o se Ignoran, poniendo de relieve multitud de perso- que no ha forjado ninguna imaginación; su exi~tencia des-
najes con p~st~ de héroes, con perfil de Don Quijotes aban- cubierta, para adquirir relieve y sentido, debe integrarse,
donados. S1 b1e? no son ni una cosa ni otra, sin embargo no en una novela, sino .en un relato capaz de restituirlo
sus aventuras tienen un color de exotismo. En todo caso ~ como sujeto de la historia, en una sociedad que le ha pres-
para muchos, la .n~vela es posible, mientras que para al~ tado las palabras y las· frases. Si debe «adquirir vida», no
gup?s .es .el mediO Ideal para liberarse de la opresión de debe hacerlo en un fábula, sino en una escritura que haga
la disciplma, haciendo vivir .al archivo. · perceptibles las condiciones de su irrupción y q~e trabaje
. Evocada ~ menudo, esta posibilidad no es, de hecho la oscuridad de sus días lo más cerca posible de lo.que la
u?a trampa m una tentación. No lo es elarguniento se~ produjo. Unico y autónomo (a pesar de los efectos del po-
Ie·
gun e~ cual la novela resucita al archivo y da vida. El der), el p.rj~on~ro de la Bastilla, fugitivo qu~ atraviesa e.l
noyehs~a hace una obrade ficción; que el decorado sea archivo, es un ser .de razón, he.c ho discurso, a quien la his-
«histónco» Y los personajes surjan de siglos pasados no toria debe tomar como interlocutor. .· ·

.... ... __;_ ____:......, ,._.,~ .•,,,...,.......--r,c.r..·,~~~-- - - •.• . --~.:... .. ·--...~ ...-. -- ·-···· :
62 .
..·
Por m:~ciio·q~ese ~é~uncien las tr~mpa,s del~rohi~Q
.¡.. ·

. ..
o: 1as tentac!ones que contiene, no hay que hacerse ilusio- . PALABRAS CAPTADAS
~es; La pa~Ión del archivo no inipide las emboscadas Se
na ~na mmodestia el creerse a salvo porque las hemos ·d ·
cubierto. · . · es-

¡1~··
., '1

·· · .·· :....: ·~ .. ·.:.. ' .'' -: : : ~:


EL archivo judicial muestra un mundo fragmentado: ··~

::r
como es sabido, la mayor parte de los interrogatorios es- ·~ :r·
tán constituidos por preguntas de respuestas a menudo con
lagunas o imprecisas, con un hilo conductor poco visible
n
"-'' .... . 1 ·~.
la mayor parte del tiempo. . ¡;r
Además, cuanto más nos interesamos por el .archivo, ::,
más expresivas se vuelven esas irrisorias demandas a pro- :;?
t·,
pósito de acontecimientos irrisorios, eri las que unos se pe~
lean por una herramie.nta robada y otros por un agua su-
r'::~·
'• \.
· cia caída sobre su ropa. Signos de un mínimo desorden que "•
': ~
ha dejado huellas puesto que dio lugar a informes y ain-
terrogatorios, esos hechos íntimos en los que no se dice
casi nada, y en los que, sin embargo, tantas cosas rezu- '
, "
;• . .
rilan, son lugares de investigación y búsqueda.
Los acontecimientos son minúsculos, los incidentes
más que normales, los personajes comunes, y los archi-
vos reunidos a propósito de ellos solamente son fragmen-
tos. Fragmentos de vida, jirones de disputas mostrados en
desorden, reflejando al mismo tiempo el desafío y la mi-
seria humanos. Lo comprendemos, es imposible o casi im-
· posible establecer series en esos magmas de demandas de
los que se exhala una cotidianeidad banal. O bien hay que
dejarlo todo e interesarse por otra cosa, por ejemplo, por
la historia del derecho procesal o la de los grandes proce-
sos en la forma correcta y debida; o bien se debe saber cap-
;, . .;:·· :··· .·::: .. .
tar esos estallidos de vida, intensos y contradictorios, vio-
lentos y siempre complejos, páia extraer de ellos el máximo
sentido.
. ' ATRAC.C rÓN DEL AR,C~UVO
65
64 ARLETTEF

DEL ACONTECIMIENTO EN HISTORIA


. .·. ·.· . . .·. ·.. en.un universo al mismo tiempo personal y
colectivo. Estaeia:Se de respues~a~no aparecen e_xcepcio-
Esa insistencia en trabajar con lo minúsculo, con lo nalmen~e, forman pé).rte del cotldtano caudal d~ mforma-
singular y lo casi imperceptible, bien merece que nos ex- ciones encontradas en el archiVO, lo cual le ~onfter~ S';! pre-
pliquemos sobre los problemas que se encuentran y, pri- ciO y también su dificlJ:ltad de iriterpretaci~n. A~1m1sm~,
meramente, sobre la noción de acontecimiento en historia. cuando se interroga a un hombre.sobre su s1tuac1ón fami-
Las palabras dichas, los cortos relatos referidos por liar' preguÍúándole si tiene mujer e' hijos, y conte~ta: «nO~ .
los escribanosylos embriones de explicaciones balbucea- es viudo y sus hijos .hán.muerto», comprendemos que de
das son acontecimientos. En esos discursos truncados, pro- est'a frase se exnala. todo uP, 'uil;iverso. o también (nunca
nunciados a pesar del miedo, la vergüenza o la mentira, acabiuíanios de amontonar ejemplos), el joven de 17 afios
hayacontecimientos porquy, incluso fragmentado, ese len- con 21 l:ie~m~nos y hf?I'In.~nas que ya no se a?u.erd_a. del
¡. guaje contiene iritentqs de coherencia .b uscada por aquél nombre de su herrp.ano mayor Y. esincapazde 1dent1flcar
o aquella que profirió las respuestas, tentativas que crean a sus hermanas p.eqú~fi~s, excepto_ a la última. El «acon-
el acontecimümto: en ellas se localizan identidades socia- tecimiento» es también e~~ ·expresiól).. fragmentada del ser,
les que se expresan a través de formas precisas de repre- que se ofrece como huella, recuerdo, .olvid~do ~1 mismo
sentación de uno miSIIlO y de los demás, s.e dibujan for- tiempo que acompafiado por el.eco de las v1brac10nes del .
mas de sociabilidad y maneras de percibir lo familiar y lo · mundo que lo rodea. · · . .· . · .
extta..:t:J.o, lo tolerable y lo insoportable. Pues quien responde . Los detalles expuestos sobre la situación profesional
al comisario, con una imprecisión voluntaria o no, se ex- engendran el mismo tipo de relat9, proporcionando simul"
presa forzosamente a través de las imágenes que transmi- · táneamente la' información·y aquello que da acceso a ella, ·
te de sí, de su familia y de su entorno. Más aún, intenta o más bien lo que Ii:t ,hace coherente. Un alfilerero inte-
tener influencia, sin tan siquiera medir el poder exacto de rrogado sobre.la {echa de·su llegada a Paris en una frase

las palabras. También sus frases son «acontecimientos» da el contexto de. su migración: «ha dicbo que llegó a Pa-
'
porque están ahí para hacer creer, y es imposible olvidar rís hace tres a:ño.s creyendo que se ganaría mejor la vida
este aspecto indispensable de las relaciones sociales. No como muchos otros·y, estando eri Pads, se le metió una
solamente su contenido II1Ué5stra un mundo organizado (o i
'
agramiza en el ojo que rio pudo curar' por lo cual ~ambió
desmantelado), sino que ahí está su enunciación para pro-
. 1
1 de oficio» ~ El ·acontecimiento no.es que fuese un emigrante
vocar la convicción y atraerse el asentimiento de quienes de apenas tres afios; reside en lo que.s e le ha sustraído du-
escuchan y juzgap. En la estrecha relación entre la pala- rante .ese tiempo (esperanza-salud-oficio), y también en esa
_b ra dicha y la voluntad de crear verosimilitud, se instala
'
visión de Paris ciudad-espejismo, de.pronto convertida en
el acontecimiento. Por otra parte, en los interrogatorios, París ciudad•fracaso;. también reside _e n el fi!ml de ese suefi? .
cada respuesta, a pesar o gracias a la personalidad del in- singular, .que también es un suefio colectivo (tant~s emi-
terrogado, libera no sólo las informaciones esperadas sino grat;J,tes se dirigie~on a las ciudades y allí se hundieron).
un horizonte completo, que se ha de desear captar. 'Pues En lo fútil como . en lo esencial, las respuestas dan
las palabras son portadoras de presente, elementos de re- mu~ho más que ellas mismas; permiten entrever los en-
conocimiento y de distinción del tiempo del que surgie- tramados sociales, o formas específicas de vivir en medio
ron. Cuando, por ejemplo, se pregunta a un buhonero, sos- de los demás. Un ejemplo anodino permitirá comprenderlo
pechoso de robo, en qué afionació y contesta: «no sé el mejor que una larga explicación; ··se pregunta a una jo-
, año, pero hará 17 años el día de San Carlos», sería. una ven lavandera., acusada de haber p~dicipad,o en una sedi-
lástima anotar tranquilamente en la ficha « 17 afios», en ción, si no tiene apodo. Su respuesta sin remilgos es típi-
el apartado edad, pues faltaría todo cuanto sumerge esta ca. Insignificante en. apariencia~ permite establecer una

;_~
¡ :
:~· :
11
.. ·.

. . .
·66 ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 67

resonancia con los inodos tradic.ionales d~ comunicaei0ti .·mente ertletras de molde, .quedar desconcertado ante las
popular. <<i,Si no la llaman Úi gordá .picada de viruelas? mayúsculas, conocer algunas letras y no ~oder fi!mar ~~s
ha dicho que "en absoluto· está picada de. viruelas, que · que con una cruz. Eso no e~ ~i analf~bettsmo m domm10
es cierto que desde hace algún tiempo, y bmmeando, la del saber, no puede contabthzarse m ponerse en curvas,
llamári la gorda, que no está en absoluto gorda; que a me- y .sin embargo esas configuraciones particulares son va-
nudo ni siquiera contesta· a esa broma, porqUe no es su liosos índices de las formas de poseer un esbozo de algu-
nombre"». 35 · nos instrumentos de. cultura. Y aunque nada sea mensu-
Esa «manera de hablar», 36 absolutamente anodina, rable, aunque no se pueda concluir con una cifra exacta
crea el acontecimiento porque es un lenguaje en actos, un o
las tasas de alfabetización de niveles de instrucción, se
resumen de comportamientos, que da fe ·de ptácticas re- puede desafiar las clasificaciones tradicionales Y penetrar
gulares de interacción entre las personas. Aquf, en unas en el bosque de las infinitas ·ramificaciones del sa?er e~
palabras, se discierne una manera de comunicarse entre . el que los hombres se forjan al misril<? tiempo uná tdentl-
individuos de,unmismo medio social; en· el que a las cos- . 'diid 'y una opinión. ·. .· . .
tumbres burlonas de designació:tl de 'los demás se unen las Las palabras son ventanas: uno o vanos coJJ.textos se
...
..
~
estrategias habituales de ·broma/ formas de ironía sobre dejan aprisionar en ellas; pero tam?ién es posible que ~as
. '•.. la apariencia fisica y la insistencia de todos en contestar palabras se embrollen y se contradigan; que enuncten m-
cort su apego' por el verda'dero:'pat.r ónimico, único capaz compatibilidades de sentido indistinto. Mientras creíamos
i;. de ,~e:tnbrarle . realmente. Ellenguaje expresa, con licen- discernir finalmente uria trama en la .que se movían los
..1,:
j'
cíosidad o torpeza, con .convicd6n o temor, la compleji- seres y se alojaban los acontecimientos, he aquí q~e a~a-
dad de las relaciones sociales :y .d e la:s:formas de ponerles . ·recen opacidades, oposjciones, y distinguimos espactos su~­
buena cara, la' inisma que ·il)lponen las estructuraciones gulares que no parecen tener relación alguna con el pai-
sociales y políticas de la ciudad: . · saje anteriormente adivinado en alguno~ docu~entos ..
Acontecimiento porque remite (con mayor o menor En esta oscuridad y en estas digresiOnes stgue resi-
torpeza) a formas de comunicación usuales en las que el diendo él acontecimiento: separadas, desacostumbradas,
lenguaje también se corresponde con culturas y saberes las palabras componen un nuevo objeto, diferente a los
completamente particulares y personales .. «No· sabe leer otros. Comunican existencias osucesos irreductibles a cual-
ni .escribir, que eStl,l.YO ;poco ·en ·la .éscuela·porque decían :r
quier 'típologia, a todo esfuerzo de sirit~sis; . están lej_os
que aprendería·mejor cuando fuese .:mayor y que actual- de poder ser asimiladas a un contexto hist?ncodef!la.sta-
mente iba un maestro ¡para ensefiatle>>; «que solamente do fácilmente discernible ~ Casi incomprensibles, reststlén-
conoce su marca»; «¿cómo se escribe su nombre? ha di- dose al análisis las frases tienen que ser «tomadas» por-
cho que no lo sabe, porque no ·s abe escribir, soiamente sabe
'
que permiten al historiador captar momentos o tensiOnes
.
leer letras de molde.y siempre ha hecho solamente una cruz extremas en el interior de una misma sociedad.
en las escrituras que le hacian firmar»: he aquí algunas Es inútil buscar a través del archivo algo que pudie-
respuestas entre otras ..-contienen forni.as ,específicas de se reconciliar los contrarios, pues el acontecimiento his-
saber que nada tienen que ver con la cultura.dominante-, tórico también se mantiene en el surgir de singularidades
cada una indica con precisión las infinitas modalidades de tan contradictorias como sutiles y a veces intempestivas.
aprehensión de la cultura y cie la información. Efectiva- La historia no es en absoluto el relato equilibrado de la
mente, se puede saber leer y no saber escribir, escribir sola- resultante de movimientos opuestos, sino el tener en cuenta
."' ~spe.r~.+.~s <;le la realidad localizadas a través de las lógicas
JSA.N. X 28 'l367 i·]ünió>'l7SO. diferentes que chocan unas contra otras.
36E. GoPFMANN, Facons de parler, ÉditiÓns de Minuit, Paris, i 987.
.. 68
. . .
A.TRACCIÓN DEL ARCHIVO 69'

TROZOS DE ÉTICA
.. ·.... .•. . .. ..•.. .·. · ·. · • tan ofendidas como fingidas: <munca .
supo nada de eso», «que en absoluto estuvo donde dicen
Aquí los conflictos son mayoritarios. Grandes o pe- que estuvo», «que ella no vió nada, ni oyó nada si no es
queños: d~ orden privado o amenazadores para la tranqui- él ruido del escándalo». Evidentemente, de esas. negativas,
lidad publica, nunca adoptan las vueltas y revueltas de per- de esas torpes evasivas se pueden deducir conductas de
fectos relatos lineales, sino que a menudo se arrancan al fuga semejantes a, confesiones o a impotencias. Ello signi-
prudente mutismo de los protagonistas. A pesar de todo, . fica quedarse· en la superfiCie de las cosas y de las pala-
narran; molestados y provocados por una policía ansiosa bras,pues, en medio de esas vagas evocaCiones, brusca-
. por saber, por obtener confesiones y encontrar culpables. mente pue<;len aparecer minúsculas secuencias' de vida;
. Reconstituir los hechos a posteriori nunca es cómo- gestos inesperados, o incluso la sombra de un decorado
social furtivamente dispuesto. Enumeremos algunas de
do, aún más cuando la mayor parte de los informes ofre- ·
· esas.respuestas.aparentemente anodinas, dadas a la·pre- :i
cen in fine una versión que muy frecuentemente es la del i
orden p~blico y d~ las ~utoridades de la policía. Las pre- . gunt~ que inaugura todo interrogatorio;· «a él [o a ella] pre-
guntas tienen la evidencia de certezas policiales: ante todo guntado por qué ha sido detenido». . . · l'
1

el hombre de la policía intenta nombrar a los culpables' . «que nada sabe de lo que le preguntan y que. acaba- ,¡
1

poco le importa que el asunto esté completamente escla: ba de santiguarse al pasar por la puerta donde habían en- . 1

recid~. Bien se declare una disputa en un mercado o bien trado a·un.muerto cuando... . . · . ·
una '?ebelión contra los soldados, la policía aparece enes- .. que estaba ocupada como todos los días desplegando ..
cena Y no oculta en absoluto sus intenciones. Se dirige lo el.toldo de la parada en el momento en· que.-.. ··
~ás_ r~pidamente posible hacia los instigadores y los in-
· ·· · . qüe ella acababa de decir a su hijo que fuese a buscar.
diSCiplmados que ya cree conocer y actúa sin vacilacio- el ungüento para curar la pierna herida de su marido y' .
nes en los ambientes turbios que no le son extraños. Sea que;.. ·. · · .
cómo sea, piensa, ello siempre permite sanear el espacio que tenía la costumbre de beber un vaso de· aguar-
urbano. Cuando dos mujeres se pelean en el mercado a diente en ·la taberna y de no ocuparse de los demás
causa de los precios de las verduras o del pescado, sin ver- cuando; .. · .
güenza, Ja policía dirige sus pasos hacia la muchedumbre . · que élt~nía buena reputación y no temia a nadie sino
sospechosa de las revendedoras, de los rateros y de los cam- a Dios .. ·. · . . ..
. balacheros de poca monta. Asimismo, una huelga de ar- ·que oyó ruido y ·que vióla escalera llena de gente pero ·.
tesanos hace que se encarcele a algunos obreros conoci- que él continuó guardando sus herramientas ...
dos por sus actividades subversivas. que ella.jamás miró a nadie mientras llevaba sus co-
Una primera lectura de los documentos. a menudo in- fias a la planchadora de la calle del Roi-de-Sicile cuando
oyó... . . . · .. .
duce a una versión totalmente policial del orden y del de·
sorden, dejando a un lado a los verdaderos actores del con- que corrió al taller a avisar a su amigo de lo quepa- ·
0icto, los_ que actúan aislados durante la mayor parte del saba en el vecindario, y que se quedó con él mucho tiem- · ·
t~empo, sm depender del hampa ni de los lacayos. Lo más
po, bromeando con la criada de enfrente que llama a los
simple para la policía es ir derechos al objetivo en busca clientes, antes .de que ...
de aquellos que tienen la mala costumbre de c~usar pro- · que ha oído decir que puso a las mujeres para que gri-
blemas. tasen en la ventana y que ella lo conocía por ser ...
Señalar esos automatismos y debilidades policiales es · que ella no . QQllOP.Y. ~n absoluto a ésa que.todos los
un ~rabajo necesario. Sin embargo, no debe hacer que se días está en el mercado cerca de la salida vendiendo le- .
olvide la astucia de los acusados, que claman su inocen- chugas ...
. 70 · LA'ATiiACCIÓN DEL ARCHIVO 71

: . . . que le ordenó que huyese al oir que llegaba la poli~ expresados acontecimientos, es decir, una moral, una es-
. cía, y que 'ella ·nd quiso ... . . . tétioa,unestilo, lo imaginario·y el vínculo singular que lo

que tiene cuatro hijos de corta edad y que su marido une a su comunidad. En el murmullo de millares de pala-
no ha ido a casa desde hace tres días, y que ella está segu- . bras y de frases, no podríamos buscar solamente lo extraor-
ra de que ha vendido .hasta la cama ... dinario o lo claramente significativo. Sin duda, ello sería
queena· hag~nado ·d inero lavando y que pretende dis- un error; loaparenterneriteüisignificante, el detalle sin im-
poner de él, que necesita dinero para vivir, y que tiene un portancia; traducen lo indecible y sugieren no .pocas for-
alma que salvar .. ~ .
.que éUe.golpeó éonlas podaderas y que los vecinos
¡ mas de inteligencia vivay de entendimientos razonados
que se mezclan con sueftos frustrados y yermos deseos. Las
acudi~ron antes de que ella muriese bajo los golpes ... 1 palabras trazan figuras íntimas y sorprenden las mil y una
.que él le )1a hecho tanto daño que morirá a sus formas de la comunicación de cada uno con el mundo .
manos~ ...

· que no le habían dicho que no debía pasearse por la 1


. noche hacia las Barrieres y que su hermana siempre va ! Lo ACCIDENTAL Y LO SINGULAR.• LO úNICO Y LO COLECTIVO
allí con su ·amigo ... ». ·· · i
1 .
. .
A veces~ las respuestas son más consistentes; respec- ¡ La singularidad es desconcertante; ¿qué hacer con esos
to detnotinés, sospechosos y testigos cuentan fácilmente 1
. 1
innumerables personajes de peripecias azarosas y de am-
lo ·.Q)té hari presenciado, bieri se trate de un episodio de plios movimientos desarticulados? Una sola mañana pa-
. pillaj~ de 'úna t>áiladería, por ejemplo, o de una persecu- 1
sada en la bibHote~a analizando algunas demandas impo-
ción.' En ·e¡ .estallido ci.e los testimonios, sorprendemos ne curiosos encuentros: he aquí al ratero prisionero de
se
·acciones qúé ~stári real,izándo~ representaciones que se Bicetre, ávicio di11bertad «yason dos veces las que me
encuentro atacado por el escorbuto y pienso dolorosamente
organizari. antes de disolverse cuapdo nada está aún defi-
. . nitivamente reali.ú 1do y antes de que se haya dado una qpe si sigo en'Bid~tre durante más tiempo habré de pasar
interpretaCión global del acontecimiento. al otro mündo, del que me sería difícil daros noticias»; 38
Cada actot da fe de lo que ha visto y de la forma singu- precede al mendigo disfrazado de religioso «qu.e lleva una
lar en que se ha vinculado al acontecimiento, improvisan- caja que ha comprado donde se encuentran un Ecce horno
.dosu lugar y ~iJ,s. gestos, con fervor o con reticencia, según y ctiatro figuras .de Ja Pasión que . enseña a los vian ·
los casos; inventando a 'veces nuevas acciones que desvia- · dantes»,3 9 y la madre anegada en llanto que sigue a su
rán el curso de loSacontecirhientos. Multiplicados, esos tes- hijo detenido «llevándolo de la mano» ... 40 Se podrían es-
timonios no reconstituyen el asunto en curso, sino que fijan bozar así sin interrupciones centenares de siluetas.
la atencióneri.laorganización súbita de escenas minúscu- El ininterrumpido aflorar de lo singular invita a pen-
las y furtivas, en el detalle de los gestos, en los valores emi- sar en lo «único»~ a reflexionar sobre el concepto históri-
tidos,37 en la creatividad de los signos de reconocimiento. co de individuo 41 y a intentar una difícil articulación en-
Precisas 9 n<;>, locuaces oJapidarias, las informacio- tre las personas anónimamente sumergidas en la historia
nes obtenidas sori ·mucho más ,que datos que permiten al y una sociedad que las contiene.
historiador acumular hechos. Son trozos'de ética. Por tro-
zos de ética se debe entender lo que surge de cada ser a tra- Js A .B. 11929, afio 1757 .
.vés ·de las palabras que le sirven para expresarse y para 39 A.B. 11923, afio 1756.
4o A .N. x2s 1367, año 1750.
·" ~· • ' ·:· · ' ~ /.. 37 A. FARoE, J. RE~EL, Loglques de la joule. L'affalr~ ·-¡j~& /inl~vements 41 C. GrnzBtJRo, Le Fromage et fes Vers: L'univers d'un meunier au
d 'en/ants,Paris, 1750, Hachette, París, 1988. xvf' siecle, Flan:únarkm, París, 1980, p. 15.
72
r LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO . 73.
. . . . ,•·

El procedimiento anecdótico es un instrumento inú~


til, no da cuenta de nada; la afición por lo extraño no es
1 qucla una visión ·del ~undo, una. ontología de .lo. a.ctual,
lainquieta tenacidad de no inmobilizar nunca nada. Como .
una gran ayuda, de tal modo deforma la mirad_a sobre los si la palabra de ahora, tanto como la de antafío, contuvie- .
documentos. Queda, al filo de las palabras, el análisis afi- 1 se en su interior la esperanza de transmitir cualquier posi-
nado de la rareza que se tiene que destacar al mismo tiempo bilidad.
.·· / de lo habitual y de lo excepcional. Queda: por encontrar .
,, .
un lenguaje capaz de integrar las singularidades en una
narración apta para restituir sus rugosidades, para: subni- . SENTIDO y VERACIDAD
yar sus irreductibilidades así como sus_ afinidades con otras
figuras. Apta para reconstruir y deconstruir, para:· jugar Finalmente, no existe ninguna historia sim?le, ni' si-
con lo igual y con lo diferente. «Enredado con historias quiera ninguna historia tranquila. Si efectivamente el ar-
que no son para él subordinadas ni hOipogéneas>>, 42 elser · chivo sirve de observatorio social, solamente lo hace a tra-·
humano captado por elarchivo debe ser evocado sin en- · · vés de la.diseínínación de informaciones fnigmentadas·~ Q.el·
foques globalizadores quelo reducirían ala medida de un pu~zle imperfectamente reconstituido de oscuros :aconte- .
individuo medio sobre el que no se podría pensar hada, cimientos. ·Nuestra lectura se abre camino entre roturas
sino con la preocupación por hacer surgir .el sutil tablero
de que dispone cada uno ·para organizar su espacio. .
a
y d.lspersión, forjamos preguntas partir de silencios y báF
buceos. Mil veces gira el calidoscopio ante los ojos: ant~s ..
«D_~fender las historias» 43 y hacer que la historia las de .quedar fijas bajo una forma precisa;. hipotética~ figu~ .
capte significa limitarse a mostrar cómo el individuo.cons- ras pasan ante la vista, se rompen en fuegos irisados .an-
tituye su propia componenda con lo que se pone as~ dis~ · ú~s de inmobilizarse bajo otras apariencias. El nieriot roo~ ·
posieión histórica y socialmente. Examinados .
así' los
.
in" vimiento las hace desaparecer haciend'o que nazcan otraS. .
terrogatorios y los testimonios iluminan los lugares en los · El sentido del archivo tiene la fuerza y lo efímer<;> de esas
que el individuo establece una relación pacífica o tu:Íiml- imágenes convocadas una a una por eltorbellino del cali- ·
tuosa con otros grupos sociales, preservando sus liberta- doscopio. ·
des y defendiendo sus autonomías. A veces~ uria historia · · Lo sabemos; no hay un sentido unívoco eh Jas cosas
de la persona obstaculiza las certezas adquiridas sobre el del pasado y el archivo guarda dentro de si es:t a lección. ·
conjunto de los fenómenos denominados colectivos· al mis- Frágil recuerdo, permite al historiador que aísle>objetos
mo tiempo, no puede ser concebida más que en interac- y que los pruebe. «El historiador que reflexioriasol::)re .un.
ción con los grupos sociales. tema debe construir la historia que necesita y hacerlo con ·
Posiblemente lo presentimos, la atención hacia lo sin- disciplinas diferentes»,~ 4 mientras que ningún 4ocumen-
gular necesita la del ajuste decada uno con los d~más y to tiene sentido en sí mismo: «Ningún documento puede
saca sus fuerzas incluso de más allá de la disponibilidad decirnos más de lo que.pensaba su autor~ de lo que pensa-
del material de archivo para hacerlas figura·r. Arraiga en ba, que había sucedido, de lo que pensaba que debía suce-
la voluntad de leer hoy como ayer la infinidad de desvia- der o que sucedería, o quizá solamente lo que q"Qería que
ciones que cada uno establece con la norma, y la cOmpie~ los demás pensasen que él pensaba, si no es lo q\Íe él pen~.
jidad de los caminos dibujados en su interior, para inven- saba que pensaba. Todo esto solamente adquiere un .sen-
tar y no sufrir, para unirse y oponerse. Hay allí sin tido cuando el escritor se dedica a descifrarlo. Los hechos,
provengan o no de documentos, no pueden ser utilizados .
42
M. FoucAULT, Les Mots et les Choses, Gallimard, París, 1966, p. 380. 44 J. RevEL, «Une oeuvre in:imitable»,&pa9e·Temps, Br.a udel dans tous
43
F. DossE, «Foucault face a l'histoire», Espace-Temps, n°.30, p. 5. ses états, p. 14. · . · · · .. 1
.. •,

lA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 75

.!· el
por historiadonnientras n:o los trate:y esta \ttilizaciéíi ·éonstrücaiones teóricas y abstractas su peso de· existen~­
1 ·constitir}'e, por decirlo así, el proceso mismO ·del trata- Cias y de ·niinúsculos acontecimientos ineludibles, estimu-
,·,! .inierito». 45 ·. · · lando el saber tradicional con una «realidad» ·tri vial y fla ·
l.
La voluntad de comprender es exigente; para ello, hay grante. El archivo ofrece rostros y penas, emociones y
tantas ilusiones que combatir como condiciones que cum- poderes creados para controlarlas; su conocimiento es in-
plir. Efectivamente, si bien el historiador es un narrador, dispensable paratratar de describir a continuación la ar-
,.,. . .también es aquél que explica y convence, expone minu- quitectura de las sociedades del pasado. En el fondo, el

ciosamente sus razones porque sabe que pueden oponer- archivo siempre atrapa por la manga a quien se evade de-
¡
:. les qtras. Asi, la primera ilusión que se ha de combatir es masiado fácilmente en el estudio de formulaciones abstrae- .
·' la del relato definitivo de la verdad. Efectivamente, la his~ ta.s y de discurso sobre. Es uno de los lugares a partir de
toria ~S Una manera de hacer que no se basa en un discur- ·los que pueden reorganizarse las construcciones simbóli-
.· sO de verdaclcontrolable en todos sus puntos; enuncia un cas e intelectuales del pasado; es una matriz que, por su- "''
;:::
l.
r·. . < r~lato. que une la formulación de una exigencia eq1dita puesto, no formula (<la» verdad, pero ,gu,~ produce, en el lo, ,

· : ···~·y. · unaargutnentación en la que se introducen los criterios


",, •
reconocimiento como en la extrafteza, elementos necesa-
..,,
·de veraCidad y de plausibilidad. El poeta crea, el historia- rios sobre)Ós que basar un discurso de veracidad alejado
dor argumenta·y reelabora los sistemas de relación del pa- de la mentira. Ni más ni menos real que otras fuentes, su-
, . sado a través de las representaciones de la comunidad so- giere destinos de hombres y mujeres de gesticulaciones sor-
.·· cial qqeestudia~ ál mism<;> tiempo q'ue a través de su propio . preriden:tes y sombrías atravesando los poderes con múl- ~·' 1

. sistema'1ie valores· y de normas. El objeto de la historia . tiples ·discursos. La emergencia de las vidas entrechocando
·... ·. . es;,.sin ningún género de dudas, la conciencia de una épo- . .· ~ corilos dispositivos de poder dispuestos guía un relato his- ...;
. ·.¡ ca y " de " \m, medio~· mientras que es necesarüi.mente' cons- .. · tóf1co que intenta estar a la altura de esta irrupción y de · •¡,,
...
·trucdón pl~msible y verosímil de las continuidades y dis- · este peso, es decir, que toma en Cuenta los jirones de rea-
cOntinuidades del pasa.do, a partir de exigencias eruditas. ' lidades exhibidas, que revela las estrategias individuales. h, ,
,, .
El historiador no es un fabulador que escribe fábulas, por y sociales más allá de lo no expresado y de los silencios,
ello puede afirmar como lo hacia Michel Foucault: «Nunca ordenándolos, y después propone una inteligibilidad pro-
he. escrito nada más que ficciones y soy perfectamente . pia sobre .la que es posible reflexionar.
consciente. de ello», e inmediatamente aftadia: «Pero creo . , De entrada, se revela necesaria la explicación razo-
' 'q\ie. es posible hacer funcionar las ficciones en el interior nada de los parámetros de lectura impuestos al material:
·. de la verdad»~·46 e1 proceso de cuestionamiento del archivo debe ser lo su-
· Podemos librarnos de la ilusión de una universalidad, ficümtemente claro para que los resultados de la investi-
de una verdad total y definitiva que se puede reconstituir gación sean convincentes y no falaces. Pues -lo presenti-
globalmente. En.cambio; no se puede eliminar la verdad mos~; podemos hacer que el archivo lo diga todo, todo
·ni siquiera despreciarla, nunca se debe desviar, y a menu- y l~ contrario; una de las primeras obligaciones es poner
do hay poca distancia entre estos dos polos. La relación . en Claro los procedimientos de interrogación. Para expre-
·'con el archivo permite ser muy sensible a estos dos impe- sarlo claramente: una cosa es comprender la historia como
rativOs y considerarlos solidarios. El archivo opone a las unproceso de reinterpretación permanente del pasado, se-
gún la medida de una sociedad actual y de sus necesida-
45 E.H. CARR, Qu'est-ce que /'histoire?, La Découverte, París, 1987, des; otra cosa es subvertir los hechos pasados para servir
p. 62. · a perniciosas ideología~ Hay momentos en que es nece-
~;.,. , . ·· :· ~~ Bi'ltÍ'evista co~ L. FINAS citada po~ M. BLANcHoT, MicHEL Foúi:!;.,.'i.Jli teí ' sario avanzar <<Unas» verdades (no 'll:t verdad) incontesta-
queje /'imagine, Fata Morgana, 1986, p. 46-47. bles, es decir, formas enteras de realidad, que de nada sir-
. . . . .
76 ~RLETTE·'FARGE LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO . 77
. .

ve ocultar o subvertir. Hay momentos en que la·historia La Revolución francesa también.es un acontecimiento
debe demostrar errores, utilizar pruebas, para que «la me- f~u"dador; esta vez positivo, p~oductor. de efcc~os hoy to-
moria no ·sea asesinada». 47 «La historia es una carencia davía. Por estar siempre activo en la memoria colectiva,
perpetua[ ... ], pero ¿acaso no es indispensable aferrarse a este episodio mantiene extraftas relacion,es cori los histo-
esa antigualla, "lo rear', a lo .q ue pasó realmente?» 4 s .riadores. Algunos; por ejemplo, jntentan demostrar que
«No hay que debilitar nunca el filo ele lo que suce- la Revolución terrorista y sarigrienta.fue:unode los epi-
dió, el filo del acontecimiento», decía recientemente Paul sodios más vergonzosos de nuestra :q.istorüi., no di;Ldando
Ricoeur con ocasión de un encuentro con historiadores, 49 en utilizar la palabra <<genocidio» a propósito de la gue-
especialmente cuando éste todavía produce horrOr y trau- .rra civil vendeana. Aquí," es precisó.deéir .que se establece ·
matismos. Existieron en el pasado.aconteCimientos abyec- un juego perverso y pernicioso con la verdad, una utiliza-
tos cuyo relato es necesado y que por ello mismo impo- ción falaz de los hechos, a fin de escribir una historia en
nen un estatuto específico a su narraCión, sobre todo la que la pasión venCe al rigor~ Cuando sufre semejantes
cuando viven todavía en la «memoria cultural», Ausch- o¡:>eraciones, el conocimiento se rompe y muere, asfcomo ..•.
witz, decía, es un «acontecimi~mtQ fundador negativo» que el sentido de sí mismo; pues .se :han .n egado. a «habitar el
es preciso mantener en la situación de lo memorable y cuya texto del .otro». (Paul Riéoeur). , · . . .
enunciación en ningún caso puede ser deformada. Eviden- ' Tomemos el ejemplo de.la Vendée.entre 1793 y 1797.
temente, «la relación de la historia con la realidad se hace · El estudio que mejor b,a analizado este episodio es uno que,
en el m.e..do, no de una transparencia, sipo del estableci- no sólo ha reunido hechos y cifras, .sjno que"ha propuesto
miento de un contacto entre los datos», 50operación qué una interpretación Convincente ~el -desarrollo de los acon-
debe poseer un indudable estatu,tode verdad. Pertinente . teeimientosa partir de su nec~saH<? aplanamiento. S<? tra-
para el tratamiento de todos los acontecimientos, esta re- ta de. la obra· de Jean7Clérrient Mártin .(La Vem;fée et la
lación de la historia con lo real se hace crucial ·cuando se France, Le Seuil, 1987). El autor d~muestra ·hasta qué pun-
trata de hechos sobre los que se ha forjado una memoria to los inicios·de laírisurrecci6n vendearia ttauinatizaron
viva que atraviesa a toda la sociedad. · al gobierno revolucionario .que ·vi6 .en ese ·a lzamiento la
Así, no podemos admitir la historia «revisionista» y negación de todos sús esfue.rzqs; A. partir de este choque,
faurissoniana que ha adoptado nuevas formas infiltrán- una despiadada represión endu,reció :a una región,·que en
dose poco a poco por todas partes~ insiimando que las cá- aqUella época nó teriia coriciencia ~de SÜ poder: Toda .} a
maras de gas no habían existido; enunciación mortífera inteligencia del autor. demuestra, con el apoyo de losar-
expresada «para desrealizar el sufrüniento, la muerte». 51 chivos, que los hechos no son nada si no se los reinserta
en las representaciones que se tienen de ellos, representa-
47
P. VmAL-NAQUET, Les .4ssassins de {a mémoire,La Découverte, Pa- ciones que los re.alimentan a contítiq.ación o, por el con-
rls, 1987. · trario, pueden disminuir su progresión y su agudeza. La
48
P. VIDAL-NAQUET, «Lettre», Michel de Certeau, Centre G. Pompidou, gu9rra de la Vendée tuvo lugar en el centro de un proce-
1987, p . 71-72. . . .. . :
so en espiral de impactO de los hechó~· sóbre las concien-
49 Con autorización personal de R. Ricoeur citamos sus palabras pro-
nunciadas el 22 de junio de 1988 en la Escuela de estudios superiores de
cias: si el gobierno revolucionarlo no hubiese leído en aque-
ciencias sociales con motivo de una intervención oral en el marco de una llos acontecimientos tanta carga simbólica, el engranaje
jornada de trabajo «Autour de Paul Ricoeur», organizada por R. Cbar- de la guerra civil sin duda no hubiese sido tan violento.
tier y F . Hartog. Hay en esta obra un bello equilibrio entre la aproxima-
°
5
Citamos las palabras de R. Chartier eri el transcurso de su interven- . .... cjón a lo que pasó y el sentido que se debe dar a a,quellos 1
ción del 22 de junio de 1988.
SI P. VIDAL-NAQUET, op. cit.
" . ácotÚecimientos que se extendieron en forma de d~o: sin' .
dejar de resultar amplificados unos por otros.
, : c.·,
78 · LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 79
Compréndase bien: con · poc~s ex6epCiortes, eld~cu• . tos~.singulares en los qué se aprecia no sólo lo cotidiano,

mento, el texto (j el archivo ·n.o son 'la prueba definitiva sino el pensamiento sobre lo cotídiano; hay instantes pri-
de una verdad cualquiera, sino el montículo inehidible cuyo vilegiados en los que se entrevé que el hombre de la calle
. :f sentido se tiene que construir después a través de cuestio-
. • !.; .!'.
no se dejaba engafiar, ni en lo que hacía, ni en lo que creía,
narpientos específicos, y el historiador sabe bien que «la ' . ni siquiera en lo que afirmaba. Ahí está la riqueza del ar-
. !¡'
' ~ validez del conocimiento depende de la validez del objeti- · chivo; en no reducirse a la descripción de lo social, en com-
' ¡· vo», 52 navega justamente entre la conciencia de la grave- prender cómo una población se piensa a sí misma y pro-
i ¡. dad de sus elecciones·y la imposible teoría según la cual
'.¡ duce constantemente inteligencia e inteligibilidad en pos
la historia sería· una compilación objetiva de hechos ... de un sentido que desc~bre y fabrica a medida quevive
' l' · . Una vez tomadas esas precauciones; el sentido no apa- situaciones. Decididamente, las élites no son las únicas que
rece con la evidencia de un tesoro encontrado. Se debe . detentan una cultura y una visión desgarrada de su con- ,,,,
. buscár bajo el aparente desorden de los
. -
relatos '·de los he-
.· .
ciencia,53 aun cuando sean las únicas que tienen facilidád
. chos y de los acont~cimien:t.Q.s,_y., c:uando se trata del estu" .
'

· para expres;}r~e •..y la suerte de expresarse por escrito ...


. dio de los comportamientos populáres, se Io puede supo- Las clases populares, menos hábiles p<J.ra manejar lo
ner persiguiendo, por ejemplo, el conjunto de los sistemas escrito, no por ello vivieron sin representarse a sí mismas:
de racionalidad que hacen actuar o hablar a los interlocu- el archivo posee recursos en este terreno, hay que tomar-
tores sociales presentes ·en los documentos. · ·
• ' ..a..
se la molestia de buscarlos. Es demasiado fácil encontrar
en él solamente una suma acumUlativa de actitudes; cuan- · ....
do no se intenta entrever por qué sistemas de racionali~
PENSAR CIERTAS FORMA~ DE E~R¡:lSIÓN POPULAR .• dad se han tomado esas actitudes. Asimismo, hay que des- . ;,

· cubrir a través de las palabras algo diferente ala síni¡:He


. .U na historia de los comportamie~tos p~pulares e~ta~ descripción de las condiciones de vida y evitar creer que
..'•
. blecida a partir del archivo siempre .c orre el peligro de rei- . una cultura popular solamente se forja a través de actitu-
ficarse, si no ácepta encontrar detrás de la acumulación des, de conductas y de reacciones. Definitivamente, su es-
·. de los detalles obtenidos sobr.e .prácticas sochtles, afecti· pacio es otro.
vas y políticas, modos de pensamiento, conductas autó~ . El archivo vuelve a trazar la perspicacia de las con-
nomas y sistemas de racionalicia4. En efecto, no .basta con ductas, el juicio de los individuos y el discernimiento de
describir los gestos y las actitudes deí cuerpo popular para las colectividades: a partir de entonces, es un trabajo el
quedar en paz con él. La vida del taller, de la calle o de identificar los modos de pensamiento, el buscar sus reglas,
la taberna no se resumen en condiciones de trabajo, mo- y el delimitar conductas que inventan sobre la marcha su
dos de hábitat y de,alimentación; las prácticas cotidianas propia significación, a fin de comprender sobre qué siste-
· son el producto de pensamiento; de estrategias, así como mas de inteligencia y de sentimientos se basa el conjunto
de culturas hechas de negativas, de s.ilmisi,<?n; de suefíos de las cohesiones y de las rupturas sociales. De hecho, se
y de rechazos, de qecisiones raciónaJes.y pensadas; y más trata de reflexionar sobre ese espacio en blanco que el ser
· aún de deseo de legitimidad. .Más..
allá del material
,' ·. ' .'
bruto '
' .
coloca entre él y él mismo, entre él y sus conduCtas, entre
que permite una cierta reconstitución del paisaje social, él y la imagen de sus conductas.
hay una posibilidad de medir y de expresar la separación No es simple, puesto que el archivo judicial refleja
que existe entre el hombre de la calle y 's u imagen; en las al principio, aumentada por una lupa, la forma en que los
respuestas dadas y l~s palabras pronunciadas, hay momen-
5 3 J. RANcmRE.;I1i"Nuitdes}Holétaires. Archives du reve ouvrier. Fa·
52 E.H. CARR, op. cit. yard, París, 1981.
:~. . . . .
80 ARLETIE FARGE
'
· \ LA
. ATRACCIÓN
. .' DEL ARCHIVO
. . 81
gobernantes y las élites están convencidos de la imposibi- pueden. temer la posibilidad .ni la oportunidad de preocu- ·
lidad del pueblo para tomar parte en la cosa pública y para parse por cosas .que no estén directamente relacionadas
ser sujeto de la historia. Sin embargo, una masa de archi- con: sus necesidades físicas o materiales.
vos de la policía opone su contenido a las certezas adquiri- El archivo del lugarteniente general de la policía, con-
das desde hace tiempo sobre la evidente inanidad de la opi- fundidos forma yfon.do, quizá. aporte un doble desmenti-
nión popular. Son los del lugarteniente general de París 54 do a esta firme filosofía: La constitución 111isma del archi-
que contienen informes de los observadores e inspectores
de policía 55 denominados gazetins de la policía secreta.
vo revela la importancia de
las preocupaciones reales en
cuanto al rumor de las pabtbras de su pueblo, y la cita se-
Que el pUeblo no tiene criterio ni opinión, sino sola- manal del lugarteniente general con el rey es una prueba
mente creencías y supersticiones, bien está, pero enton- de ello; 'por otr'a parte,,. es para proporcionar el máximo
ces, ¿por qué una policía completamente organizada alre- de informaciones a .la persona real por lo que ellugarte-.
dedor dé la captación de los murmullos y Clamores de la níente hace que toó:a U.p.a. coliorte·de «mouches» 58 («mos-
ciudad, de la observa:ción de la calle ydetos rumores que cas») y de confidentes coniporigá tantos registros que con-
hacen estremecerse su superficie? Paradójico siglo xvm, signan las opiniones de. la muchedumbre, tomadas aquí
basado en la elisión de lo popular, y sin dejar de funcio- y allá, en plazas y esquinas. Naturalmente no hay que caer
nar sobre la utopía de captar sus .menores reflejos, así como en contrasentidos: vigilar el clamor popular no quiere de·
el caudal irregular de sus agitaciones. La política no es com- cir :reconocer al pueblo corrio interlocutor, pero no se puede
petenc;.ia del pueblo, exclaman por todas partes, y el vivo a contrario afirmar que esta investigación incesante, casi
debate que se instaura alrededor de la necesidad de una obsesiva, 59 no tuvo.ninguna influencia sobre las decisio-
opinión pública nopuede reconocer más que la de los me- nes políticas.· Las formas mismas de la organización poli~
dios ilustrados/6 dejando a un lado una opinión popular 57 ·cü11 se construyen· alrededor de esa necesidad de saberlo
«que sigu,e siendo -según Condorcet-la de la parte más y oír lo todo, y la das,ificación de los archivos del lugarte-
estúpida y miserable del pueblo». Vacuidad del razona- niente general traduce esta preocupación demente por el
miento popular basada en un presupuesto: al sufrir la pre-
sión de la necesidad y del trabajo, las capas populares no
el
detalle y gusto por ·<;azar sfn vergüenza las palabras pro-
nunciada:s en el' azar de las conversaciones públicas.
4
. ; El cbntenido.de IÓs informes escritos por los· obser-
5 El cargo de lugartenientegeneral de policía se creó en París en 1667;
toda la policía se organiza alrededor de su autoridad. Sus archivos se han
vadores después de. sus. paseos U:rb'anos refleja las inten-
conservado básicamente en la Bibliotec;:a de !'Arsenal. ciones ele partida: no espetemos encontrar en ellos el rela-
55 A.B. 10155 a 10170, afios 1724 a 1781. to organizado y temático de las opiniones del pueblo sobre
56 J. HABERMAS, L 'Espace pub/le, arch.éologie de la publicité comme di- los grandes acontecimientos, escritos en forma d~ cartas
mension constitutive de la société bourgeoise, Payot, París, 1978. y de hojas sueltas, encuadernadas. más tarde; estas notas
57 Sobre el tema de la opinión pública en el siglo xvm, véanse los traba- se hacen eco desordenado del desorden percibido. Aquí,
jos de K. BAKER, «Politique et opinion publique sous l'Ancien Régime», todo es fugitivo, la noticia .oída, la mala intención adivi-
Annales ESC, enero-febrero de 1987; R. CHARTIER, «Culture populaire et nada; asimismo'la pluma rápida, acompasada solamente
culture politique sous l'Ancien Régime», French Revolution and the Crea-
tion of Modern Political Culture, vol. I, Política/ Culture of the Ancient 58 «Mouche»: nombre que se daba a los observadores de la policía es-
Regime, Bergamon Press, 1987; S. MAzA, «Le Tribunal de la nation: les condidos entre la multitud y en Jos lugares públicos.
mémoires judiciaires et l'opinion publique a la fin de l'Ancien Régime», s9 Sobre la obsesión de la policía en recoger rumores y palabras, cf. los
Anna/es ESC, enero-febrero de 1987, M. OzouF, ((L 'opinion publique»,
dossÚ:rs de .información conservados en la Biblioteca del Arsenal en los
Political Culture ofthe Ancient Regime, Bergamon Press, 1987; J, SoARD, Archivos de la Bastilla a propósíio'deids'á.s\.üitos de la época (asuntos jan'
«Naissance de l'opinion publique», en prensa (Coloquio de Otawa. Las Luces senistas; vigilancia de las costumbres, casas de juego, vigilancia de los ex-
del saber, 1986).
tranjeros,· etc.), ·
¡
l.
t
ó···
82 LA.ATRACCIÓN DEL ARCHIVO. 83
p~r·la ir~].Jpcfón Iris acont~chniéptos o de las reaccio,.
de. to,aquiensofa.mente se le pide que aclame y que no se su-
nes. Nada construido, ningúnestno, ninguna elocuencia; bleve. Sin duda, es un. desafío el marcar con el sello de lo
un archivo que intenta retener el flujo fugazde las pala- político las palabras difundidas por una policía ávida de
bras y. que nunca selecciona, que nunca, o raras veces, chismes, es un riesgo que se ha de correr, pero es en este
nombra: «Se dice que ... se ha oído.;. corre el .rumor de que». universo de palabras desmigajadas donde laexperiencia co-
Ahí está también la información oficial, en un buen lu- tidiana y social adquiere una imagen, es en el peso de las
gar, es decir las. noticias de ·la guerra, de· la· Iglesia, de los palabras donde pueden enimciarse las razones de aquellos
viajes de los príncipes, pero no s~ im¡>One a los otros ru- a quienes no se reconoce que las tienen. Así se pueden en-
mores, ocupa el mismo lugar·que una conversaCión de ta- contrar formas de interpretaCión 9-e los acontecimientos,
berna o que el rumor de un buhonero. Posiblemente, todo identificar opiniones y juicios articulados en lqs sistemas
está transcrito ahí, pero éstá lejos de ser seguro; en todo de representaciones, hallar configuraciones sutiles en las
· caso, nada parece inás o menos importante que otra cosa, .· que se expresa un saber social y político, en las que se in-
·n~dá·eS:indiferente. Se pasa de un tenia a otro, sin demos· · ventan acciones y en donde gestos y hábitos captan los re-
trar, sin sorprenderse; salpic~dÓ por las notiCi/iS, el Obser- tos del momento para convertirlos en nuevos requerimien-
. vador, apres'!lrado y obligado, reproduce sin reflexionar tos. Aquí, el archivo corúíene aquello que rechaza: una
lo s4bito, lo. brusco de la.ciudad.: .· · . extremada atención de las capas populares hacia lo que no
Ahf. están él archivo, l:a compilación de. gazetins de se pretende decirles en absoluto y que adquiere sentido ante
la polit:ia s.eereta, portadores de preguntas y de contradic- su vista. ¿Acaso esto no se Harria un juicio político?
ciones: muestrarda complejidad del sistema monárquico Una vez más, eltrabajo se realiza a través de la dise-
en el que la erradicaCión de lo I>9pular se· une a una perpe- minación de los rumores y de las noticias recogidas en el
tua búsqueda de sus impresiones y sentimjentos. Buscan- archivo (sin duda, esta fragmentación no es tanto una la-
do el asentimiento .popular,la propaganda real se nutre guna como una forma de ser). Hay momentos. particula-
febrilmente de lo· que no se· asemeja a él; negando a la opi- res en los que las palabras se atropellan~ en los que su irrup-
nión popular todo crédito cuando se vuelve crítica, persi- ción inunda los escritos de observadores y en los que estos
gue sus huellas con tanta óbstinaeión que se. puede decir (por una vez) se inquietan casi ante tanto vigor, alborotos
que las suscita :y las hace vivir con un sólo movimiento o vociferaciones. Aún más cuanto que en general las pa-
imperceptible,' creB,ndo urü;1· situaéi()nparadójica. Llama- '1·'
labras se substituyen por escritos; los carteles, fós panfle-
das significativas cuando son alegt'es y.·satisfechas; deno- tos y las relaciones de sucesos invaden la calle y ceden la
minadas tenebrosas, enigmáticas y vanas cuando son co- palabra a otros medios de decir y de expresarse. Rápida,
léricas, las palabras populares, hostigadas por una policía la circulación entre lo escrito y lo oral pliega a la ciudad
que sólo se encarga de ellas, ¿acaso se convierten, a partir ·ante sus cadencias. Así, entre 1730 y 1736, el asunto de
de.entorices ' en uno de los
. . . .
medios de á.ccedera las repre- los convulsionados del cementerio de Saiht-Médard, 60 re-
sentaciones de la «esfera pública plebeya reprimida», de quiere confidentes casi a tiempo completo. Primeramen-
la que Jurgen Habermas decía que no se lá. puede alcan- te, los que se encargan expresamente de recoger sin cesar
zar en el siglo xvm, excepto durante un instante al prin- los suefios, discursos y profecías de los convulsionarios. 61
cipio de la Revolución? .
Sin duda, es un desafío el pretender reflexionar, a tra-
6o C.L. MAIRE, Les Convulsionnaires de Saint-Médard, Gallimard, Pa-
vés de este archivo; sobre las significaciones de lo político
rís, 1985; D. VmAL, Miracles et Convu/sions jansénistes au xvut" siecle,
en una spciedad que nada conoce de los procedimientosgue PUF, París, 1987.
i ··caracterizan a la política, en una sociedad que niega a su
pueblo inCluso la idea de que pueda tener un pensamien-
6 1 A.B. 10196-10206. Informes de la policía sobre lo que sucede cada día
en la iglesia de Saint-Médard, 1720-1757.

1
LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO
84 ARLETTE FAIWE' .
tedo·>eS ~pósible; ·en él se oyen ruid:os extraños .por lano-
Pero también todos cuantos transCriben, en plazas Y es- che,,de élrse escapan·vapores mientras que se roban cadá- .
. quinas, lo que se propala del asunto . Recordemos breve- ver es para extraños tráficos. ¿Y qué pensar de quienes te- ··
mente.los hechos: en 1728, Fleury, ministro del rey, lan- roen ser enterrados vivos y quieren proveerse de cencerros
za una fuerte ofensiva contra los jansenistas, y trescientos antes· del gran viaje para el caso de una muerta incierta? ·
sacerdotes se ven inhabilitados en 1730 ... Mientras tan- Lugar familiar, lugar incierto, lugar santo y sagrado so-
to unos hechos completamente particulares suceden en bretodo: la población siente como una especie de crimen · ·
el ~ecinto del cementerio de la iglesia de Saint-Médard. Allí · de lesa majestad, lo cual es el colmo para un rey, el hecho
· vivía un diácono jansenista, completamente entregado a . de 'que éste haya decidido cerrarlo, declararlo i~habilita~
la ascesis y a la pobreza, y se alojaba en una choza del do. El cementeriO es el lugar de Dios por excelencia; el ·
faubourg Saint-Marcel, en pleno barrio popular. En 1727 hecho de que allí haga milagros debería someter al rey;
murió, habiéndose reafirmado en sus sentimientos contra 'y' los observadores anotan los comentarios escandaliz.a dos
la COnstitución y contra Roma. Muy querido por sus fie- · d~· tddos, <<que es inaúdit6 para rin rey el inmiscuirse en· ,. ·
les , su muerte provocó varias manifestaciones, al princi-
. . los secretos de Dios», «que es indecente ha,cer que los ar-
pio muy discretas. Acuden a rezar ante su tumba Y a me- . queras vigiien la puerta de una iglesia y de .un cemente-'
ditar en grupo, después tienen lugar vados milagros Y : :do», <<que sem~jimtes procedimientos deshonran al rey y
algunas curaciones de las que se habla a los allegados sin . a la religión», «que es escandaloso que los oficiales juren .
clamar)Q, a los cuatro vientos. El fenómeno se amplifica ··y 1prof.ieran ... , que deberían r~spetar el cementerio qU:e es
a medida que se extiende la represión y, después de una · .· uh higar santo», «que impresionantes castigos caerán so-··
·Oleada de arrestos.de 250 convulsionados, por decisión real >bre el rey .y Fleury». 62 . .. . .. · . . ~ .. ' . ·,
se cierra el cementerio el 27 de enero de 1732. A partir . A 1as opiniones escandalizadas ·s e unen ·las historias
de ese día los gazetins están repletos de reacciones, «Pa- contadas, de las ·que todos aseguran que han teriido lugar ! •.
rís está inundada de escritos ... no se oye otra cosa que ... y que son la prueba de la ignominia de la orden real. · A
se declama fuertemente entre los plebeyos ... por todas par- la muerte escarnecida por el cierre del cementerio responde
tes se habla de ... se habla en voz alta de ... ». · uha muerte activa, que golpea a quienes se encargan del '
Pero ¿qué dicen? Alrededor del aconteciento se or- .· cierre del cementerio. Extraños sucesos se cuentan porto-
ganiza y se materializa algo cuyos contornos es preciso das pa.ites~ y el espectro de la muerte repentina· que cae
reconocer. La algarabía de los rumores es impresionante ·•sobre quienes him tenido riiá.S o menos que ver coii el asun"
y las palabras pronunciadas en el recinto del cementerio · to del cierre crece. «Se dice entre el público -ap.oüm los
tienen tanto peso que el diario jansenista Les Nouve/les gazetins.- que dos arqueros han muerto repentinamente
ecclés'iastiques las transcribe a su vez. Así, les conceden .en el cementerio por haber cometido alguna irreverencia,
un nuevo poder, rechazando por primera vez sin duda la han sido enterrados alli mismo y en secreto». «Se dice en-
idea de que la opinión popular pueda pertenecer al terre- ti-e el público que eljefe de la policía se ha personado en
no de ·la ficción . Pero limitémonos a los textos de losar- Saint~ Médard, acompañado por dos obreros, para exhu~
chivos y a las palabras que se transcribe en ellos en ese niar al reverendo Paris, que uno de los obreros· ha caíd<¡>
preciso momento. Vemos cómo se crea algo específico al- muerto en el cementerio al querer dar el primer golpe de
rededor de un lugar -el cementerio- y sentimos cómo pico yque el otro, llamado Serviat, murió repentinamen-
un espacio puede ser generador de acontecimientos. El ce- te unos días más tarde». Y también: «Se dice que aigunos
menterio es un lugar familiar, en plena vida urbana, sig- prel~dos mueren de muerte repentina en castigo a sus
.- ~-
no de una cierta comunidad entre los vivos y'los muertos. -. • .' . •• • • •. · ·. ; - - 1'. • ' • • • • ·' • ' . .". '. ;. \

Por ello también es un lugar de evocaciones imaginarias, 6.2 A.B. 10161.


de fantasmas y de miedos colectivos. Un espacio en el que
: ,-
8:6 · LA ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 87
·.·perversidades»~ Algunos incluso mencionarán la muerte · ·bleé de 1~ expr~~ióh popular. Son una historia en construc-
· del rey; ·a estos: sue:fiós.responderá de hecho la del duque . dón cuya salida riunca es completamen.te captable;· para
de Anjou... . . · .· dar cuenta de ella, es preciso abandonar las orillas sobe-
'! . ·.·Es un toma· y _daca: prohibir al público que acceda ranas del saber dominante que sabe explicar a posteriori
! a los. lugares sagrados de s~pultura entrafia castigos. La·. Jos arcaísmos de unos. y los. modernismos de otros, para

;¡, se
réplica es brutal pues trata de la muerte repentina. Lo tomar el camino de ios actores que inventan sus formas
..
l
,l
cual no eS Una casualid:;td; sabemos que en el siglo XVIII
la niuerte rep(mtina.manifiesta la reprobación definitiva
de acción a medida que participan en los acontecimien-
tos, conquistan su sentido contra las tentativas que llegan
de I)ios puesto que priva: al hombre de tod.o medio de arre~ de arriba pata que siga siendo opaco. El lector de archi-
peniirse y de cori.fesarse; 63 la muerte repentina no es otra vos, mirando lo que pasa en el acontecimiento, lo dice y
cos~ que la mano de Dios. lo deshaceal mismo tiempo, sin disolverlo o anularlo, sin
Una:espital.de opiniones acerbas y de severas críti- imponer «su» propio sentido sobre el que se busca ince-
se·
cas. amplifica. y .se autentifica, con .una serie de relatos santemente en el .acontecimiento. A través dyl archivo,
inverificables murn;1urados por.hibernas y esquinas, adop- se entrevé lo que ocurre con las figuras, constantemente
tanQ.o lqs mismos temas, encadenándose unos con otros en movimiento~ y cuya disposición se combina sin fin en-
para fundamental" una, verdad: el rey actúa mal~ Dios lo tre acción y reacción, cambio y conflicto. Hay que captar
prueba. lo que sucede, .niconocer en los hechos identificados que
· . · 4_menudo, a p-ropósito de tal o cual acontecimiento siempre pasa algo demtro dé las relaciones sociales, renun-
.. de la viáa sodal~·se advierten concordancias con el conte- . ciar a,. las. caíeg()rizaciones abstractas para manifestar lo
nidO de IQ's.sucesos. más. comentados en la ciudad. Como· que .se mueY(!, sucede y tiene lugar transformándose .
.·si, enmediá dé 1{1. fuasa de hojas sueltas vendidas en plena
. de
·calle ' repletas .
prodigios y de catástrofes;
. . ' . tuviesen más
. ..
. importa:p.cia los re.latos que de una u otra forma permttle-
sen pensar los acontecimientos. Casi nunca se trata de una
concordancia término a término entre el hecho religioso,
·económico o políticq y el suceso, sino más bien de un sis-
tema de .correspox:idencias mediante el_ <?Ualla población,
. al no teriérinhuéncia directa sobre el acontecimiento, in-
tenta contárselo con los medios que se le ofrecen, y ex-
trae de los sucesos un arsenal alegórico y gráfico que, no
solamente llena un vacío; sino que permite sus conviccio-
. nes, fundamenta .sus verdades ..
Paradójico, el archi'V() contiene al mismo tiempo aque-
llo que. niega y lo que quiere oír a cualquier precio: las
palabras perseguidas, las :historias que se cuentan, la ocu-
pación de los lugares productores de acción, las represen-
taciones y los actos mientras se efectúan son otras tantas
formas· imbricadas del saber social y formas reconoci-

63 R. FAVRE, La Mort au siecle desLumiefes;Presses universitaires de


Lyon, 1978,
LA SALA DE. LOS INVENTARIOS
. . ES SEPULCRAL
. .

· ..
'1' ......

LA. sala de los inventar~os es 'sepulcral: Iá cai~facc16ri.es


inadmisible, los altos techos exhalan un aire h.ünied.o~ A
lo largo de las paredes, cubiertas de re.g istros,· están dis-
puestas unas mesas grises de hierro, car~lad~ .. Sirven para
consultar los inventarios que indican bajo qué: sigriatüra
·· ··· ~ están los .manuscritos que se buscan. En el .centro, una
mesa tan austera como las derriá.s, quizá ligerame~te más
ancha, acoge a un archivero ~mpasible. Cerca··c.iefcr:Ucero
que da al jardín,. un almacenero numerá·los pliegos con ·
·su escritura aplicada. Ni una palabra, pocas sonrisas y va-
gos cuchicheos. El rumor de los papeles ·es ·monótono, y ·
el reloj sobre la puerta de doble hoja no indica 1~ hor·a . .
El tiempo está en otro lugar, semejante ai que se '1:1a inmo- .
vilizado hace ya mucho tiempo·.en •la sala .de pórfido del
Escorial donde yacen los reyes y las reinas· de<Espafüi, ·se-
veratnente colocados en sus tumbas de mármoL En el som-
brío valle de Es paria reposa .la larga sucesión de lii. monar-
quía, en el Marais reposan las huellas del p;:tsado. · Las .
imágenes de los dos mausoleos se yuxtaponen aparente-
mente sin razón; sin embargo, en cada una de ·s usjricur-
siones en la sala de los inventarios, se v~ asaltada po'r 1el
recuerdo de más allá .de los Pirineos. . · . . .• . · · . . . . · .
Hoy, un joven intimidado pide consejo el archivero .
de servicio en la sala. Desea realizar, para su padre ~nfer­
mo, 1a genealogía familiar. La rigidez de la sala de los in-
ventarios le hace encorvarse lige:i-a·m ente, más de lo nor-
mal quizá. Apenas se atreve. a rpJrar.. enJa· dirección que
le indican, permanece torpemente"aJer'rá:4o :a su ~artera ·
de cuero marrón. El archiverohabla muy bajc;>,:'tOPJaun

....
¡ ·.. 90 · ARL.E TIE FARGE · LA. ATRACCIÓN DEL ARCHIVO 91
.J.1.
.1
' :. ......
·\ . .
. 1 regi$ti'() tras él y, con la jmntá de los dedos, sigue las/lE cima de los ficheros ; No ·habla.n fuerte, pero menos bajó
!
: neas Impresas en las que están inscritos unos i:ituneros pre- ' · .. que err otros sitios, y en ciertas bibliotecas los altos fiche-
cedidos de una letra mayúscula. Después, suavemente, con- ros con patas permiten entrever las piernas .a dvertidas o
duce al .joven cerca de la fila más larga donde están no de los consultantes.
· ordenados los registros. Saca seis o siete, escogidos sin va- En los inventarios, el mundo se para, petrificado, los
cilar. Los abre m:tevamente, seft.ala con el dedo Jas largas . mismos ·r egistros son sibilinos para quien no conoce su có-
columnas de dfras, los vuelve a cerrar, coloca los libros, digo. Conteniendo la respiración, todos buscan el sésamo
coge otros, explica, vuelve a su mesa a consultar la caja · que; por supuesto, solamente abre una puerta cada vez.
. ·de ficha.s bien apretadas en una caja de zapatos beige. El · A veces, una buena referencia de libro encontrada en el
·joven escucha con.la cartera en la mano, con el aire de · fichero puede aportar una respuesta definitiva a un inves-
. un explorador que no ha encontrado todavía la llave de tigador en pleno recorrido; una signatura a menudo no hace
·. la.caja fuerte e ignora el tiempo que necesitará para con- más que remitir a otra signatura que, por su parte, petmi-
·seguirla. ~.ª§:JH~ujas_deJ reloj ·siguen inmóviles .. El archi- :.,.,,.,. te el acceso a otra serie donde duermen otras signaturas.
vero ha vuelto junto al joven, le murmura unas pa1abras Los ojos se confunden al memorizar de A a Z y de Z 1A a
· .a l oido y lo abandona en la mesa de donde han salido los zm este universo donde yacen secretos cada vez más
libros. ·E l joven se sienta y empieza a leer sacando ·una hoja inaccesibles. El orgullo del habitual a mentido depende de
\ . ··
¡ ~il blanco de la cartera, al fin colocada en el suelo. Sus . irrisorias victorias: cuando se encuentra con otrohabitual,
¡ . ojos se· i:iasean de una página. a otra sin fijarse. y. se posan . . puede dejar caer en la conversación, negligentemente, que
i: . ~ . ..
¡:. · de tanto en tanto sobre otros lectores que, con un cartón .. ·. Y i0139 está mucho mejor conservado que X 28 1354. En
¡ . ·.
. verde en la mano, vienen solamente para una breve veri- . este nivel, la sala .de los inventarios ya no es u11a tumba
t . · · · ticadóno .Sé diría que los envid!a, piensa ella. Se pasa así . sino un acuario en el que el lector está como pez en el agua.
laigo's. nitos tomando notas. Su hoja blanca se ennegrece . Una prueba: un mes más tarde, el mismo joven entra, re-
f: eón las signaturas escritas cada vez más febrilmente. Es lajado y sonriente; se apresura hacia un gran registro co-
. · el principio de un largo laberinto en el que se interna pe- lor rojo oscuro que inmediatamente abre por la página co-
. .. .sadamente, inquieto no por la salida, sino por la red de rrecta. Anota dos informaciones, se encoge de hombros,
callejuelas de papel que tendrá que tomar. mira distraídamente la hora que desde hace tiempo se nie-
¡;
•···· < . DeCididamente, la sala de los inventarios de la biblio~ .· ga a moverse. Satisfecho, muy satisfecho, guarda elinvenc
;.. · . teéa Naciónalno tiene nada que ver con las salas de catá- tario y, antes de ir a lasala de lectura donde le esperan los
( logos o de fÍcheros de las otras bibliotecas. Éstas son mo- manuscritos, ve a un joven tímido y ligeramente encorva-
vedizas y animadas, con sus casilleros de madera que se do que apenas se atreve a molestar al archivero. Vuelve
abren y cíerran rápidamente cuando no se encuentra la la cabeza rápidamente y cierra la puerta tras él. En el pasi-
referencia eSperada. La madera clara no ensombrece y los . llo se encuentra a un amigo que ha conocido eii esta mis-
-lectores, aparentemente relajados, aprovechan ese monien- ma sala blanquecina: encantado, le comunica que pronto
.·. t.o para desentumecerse la espalda y ponerse al cordente podrá entregar a su padre la genealogía tan deseada. Afia-
de las tioticüis det mundo universitario. En los catálogos de, no sabemos por qué, que este verano volverá al Esco-
no está mal visto el pasearse con un lápiz en la boca, tres rial a ver las tumbas de los reyes ... Ella ha sonreído.
fichas en blanco en la mano y taconeando. La perspecti-
va de la sala es divertida; en lugar de encontrarse ante los
galeOtes de espalda encórbada, postrados y mudos, que lle-
nan las salas de .lectura, se ve una insólita perspectiva de · · ' ·,. · · · · : Todo pasa a través de ella; todo sucede a sü ·alrede-
hombres y mujeres-troncos de cabezas que giran por en- dor: ruido de enjambre ininterrumpido, y agitación aire-
92 ARLETTE l<ARGE . . LA ATRAI:CIÓN.DEL A,RCHIVO. · 93
dedor de su tarima coronada por una mesa que confiere prende la carrera . .El almacenero tiene la precaución de
a la sala de lectura un aspecto improbable. Normalmen- mantenerla puerta abierta; con ·un último deslizamiento
te, todo tenía que estar tranquilo, y conservar como de que hace oscilar su moño sabiamente. rizado, llega a su
costumbre ese olor inimitable en el que los efluvios de cera meta, con los dos brazos extendidos. La puerta se cierra,
'
se confunden con los más insulsos de·las encuadernacio- algunos papeles vuelan. Son sus !mellas. Se oye su voz pe-
'' nes de cuero mustio. Como nada essemejante a ayer, y netrante confudiéndose en amabilidades empalagosas, sin
como un perfume especiadollama la atención en cuanto entender el contenido exacto de la coiwersación. Todas
se franquea la puerta, no cabe dlid~: es su día de presiden- las cabezas se vuelven a inclinar sobre las carpetas y los
cia de la sala: Como una reina barroca de pesadas joyas registros, ocupadas en recobn;u' algo <;le concentntción. 01~
y de vestidos de amplias flores, hace que sople sobre la · vidando que una partjda precipitada exige un regreso. Éste .
sala una marea de equinoccio. Nadie se escapa, excepto tiene lugar del misino ~odo, co~cfuna catástrofe; no sube
quizá los de las últimas filas, allí, má.s alejados y por lo . · los dos escalones .de su taiima, s~ los traga, antes de .sen-.
tanto más preservados.' Las primeras filas están en eter- tarse brUtalmente y de gritar c~sl..a quienes la esperan pa-
vescencia, inexorablemente c.o ntaminadas por su fiebre se- cientemente, con la ficha extendida y el aire fastidiadp,
vera e imponente; se .riota .en las cabezas levantadas, en que no es a ella a quien hay que·dirigirse .para un detalle
las manos exasperadas sob.re los pliegos, en los pies curio- tan nimio . .Es inimitable.- . ·
samente enredados en los barrotes de la silla. Ella reina, Mafiana estará ausente, se la echará de menos. Con
da co~~os que parecen órdenes, habla muy fuerte, no la sala casi demasiado traiJ.quila, demasiado concentrada, ·
comprende lo que no quiere comprender, arrugando ·sin habrá que tener. cuidado· de no dormírse. Afortunadamen-
cesar su diario dé la mafiana.A veces, una ·noticia la hace te; el viejo inglés de la tercera fila estará· presente; como
suspirar o gruñir, es difícil de saber. De nada valdría mo- siemprey sin darse cuenta, golpeará su pupitre. Al mis-
lestarla en ese momento; es mejor alejarse hacia los «usua- mo ritmo todos los hombros se sobresaltarán: ·
les» y sumergirse distraídamente en una revista más o me-
nos reciente. Llegará el momento de volver, cuando una
vaga sonrisa la haya hecho parecer casi enternecedora.
Cinco o seis veces por mafiana, de. ocho a diez veces
cada tarde, la llaman al teléfortó que no está sobre su mesa;
así que, desde lejos, un almacenero tiene que hacerle sefias,
imitando el aparato y articulando en silencio: TELÉFONO.
Su bóca abierta, al fondo de la sala, actúa sobre ella como
una catapulta; no se levanta, salta, apoyándose con los
dos brazos sobre la mesa para poder impulsarse mejor. Baja
los escalones de dos en dos, inicia el recorrido. ¿Lo hará
para ir más deprisa o para ·hacer el menor ruido posible?
Se contonea curiosamente sobre la punta de los pies, para
no correr, medio dislocada, golpeando el parquet con mi-
núsculos pasos sonoros. La escena, en la sala de 'lectura
revestida de madera y estudiosa, adquiere proporciones
de cataclismo. Acelerando el paso en el momento en que
llega al teléfono, asegura el equilibrio apoyándose en la
última larga mesa, gira alrededor de su ángulo recto y reem-
.'!;'''·•

ESCRIBIR

·. ,( 1
'
)

f
~. ·,:; ,• ·.· .. ': . ·.:
;,.~ ·' .. • '_,-. N ose pueden resucitarJas.vidas hundidas en elarchivo.
Ésa no es una razón para dejarlas morir por segunda vez.
Hay poco espacio para elaborar un relato que no las anu-
. le ni las disuelva, que las mantenga disponibles basta que
un día, en otro lugar, se haga otra narración de su enig-
mática presencia. .
Con tóda seguridad, el apego a las palabras y a las
acciones en jirones modela la escritura; apoyándose en la
. fragmentación de las palabras; encuentra su rit'mo a par-
tir de secuencias que nada deben a la necesidad y todo a
lo plausible, busca un lenguaje que deje susbsistir el des- ·
conocimiento ofreciendo parcelas de saber nuevo e ines-
perado. Es peligroso el ejercicio de querer que lahistoria
también se forme según lo que hubiese podido producir-
se, dejando que se escapen a través del desarrollo de los
acontecimientos el orden inesütbÚ~ y disparatado del aflo-
ramiento de lo cotidiano, el mismo que hace que el curso
de las cosas sea al mismo tiempo probable e improbable.
Para ello, hay que mantenerse lejos del archivo-reflejo
d~l que no se sacan más que informaciones y del archivo-
prueba que concluye las demostraciones, con el aspecto
de acabar de una vez por todas con el material.Asípues,
¿cómo inventar un lenguaje que se aferre a lo que allí se
busca, a través de las huellas infinitas del desafío, de los
reveses y de los éxitos? Si las palabras utilizadas no per-
miten nunca a los actos que describen repetirse, al menos
pueden evocar lo repetible, los suplementos de libertad para
más tarde, aunque no seainás que enunciando la digni-
dad y esforzándose por medir la amplitud de las desgarra-

. 1
96 ARLEITE. FARGE

duras y del dolor. Naturalmente; «la historia aparece cuan- ·


do la partida pa terminado», 64 escribe Paul Ricoeur, pero
la escritura de esa historia debe conservar el gusto de lo
inacabado, por ejemplo, dejando que vaguen las liberta-
des después de que fuesen escarnecidas, negándose a con-
. cluir nada, evitando cualquier fqrma suprema de saberes
adquiridos. Ciertamente, existe una nueva forma de ple-
gar las palabras segú,n el ritmo. c;le las sorpresas recibidas ÍNDICE .
frente al archivo, de obligarlas a acompañ.ar a la vacila-
ción intelectual, con el fin de dejar que, por ejemplo, las
infamias como los deseos de
e.m.ancipación se manifisten
por sí mismos, manteniéndolos aptos para anudarse :m,ás
tarde sobre otros sueñ.os u. otras visiones. Seguramente, Página
hay un medio para producir sacudidas con el único recur-
so de las palabras, de romper evidencias, de tomar al re- . .
MILLARES DE HUELLAS ................ · · . · · · · ·
7
vés el habitual hilo· bonachón del conocimiento científi-
co. Seguramente hay medios par ir más allá de la sombría. SOBRE-LAPUERTA DE ENTRADA ........... . · · 19.
restitucr6n. de un acontecimiento o de un objeto históri-
co, marcando lugares donde el sentido se deshace, produ- RECORRIDOS YPRESENClAS .. ; ... ·............ · 23
ciendo vacíos doride reinaban certezas, Tendida entre la ' . . . ' ' . . .
necesidad de construir sentido con un relato que se sos- ELLA ACABA PE LLEGAR .. ~ ~ ................ · · 41
tenga, y la certeza de que no hay que reificar nada, la es~
critura se busca entre la inteligencia y la razón, entre la LOS GESTOS DE LARECOLECCIÓN . . . . . . . . . . . . . . 45
pasión y el desorden. ··
Actualmente ya no es. un secreto, en el momento en PALABRAS CAPTADA8 ............. , .......... · 63
que ac.a ba este ensayo. La atracción del archivo es clara-
mente un vagabundeó a través de las palabras ajenas, la LA SALA DE LOS INVENTARIOS ES SEPULCRAL . 89
búsqUeda de un lenguaje que salve sus pertinencias. Qui-
zá incluso sea un vagabundeo a través de la palabras de ESCRIBIR ........... : : ....... ~ . ... ..... · ... · · · · 9¡5
hoy, una convicción poco razonable de que se escribe la
historia para no contarla, para articular un pasado muer- ·
to sobre un. lenguaje y producir «el intercambio entre vi-
vos».6' Para deslizarse en un discurso inacabable sobre el
hombre y el olvido, el origen y la muerte. Sobre las pala-
bras que traducen la implicación de cada uno en el deba-
te social.

,,
P. :RicoEUR, Temps et Récit, t. I, Éditions du Seuil, París, 1983, p. 222.
~
64

!l 65 M. DE CERTEAU, L'éscriture de l'histoire, op. cit., p. 61.


!
1
i
ESTUDIOS UNIVERSITARIOS
· Títulos publicados ·.
l . Tuuo HAL~ERIN DoNoH:t Un conflicto nacional. Moriscos y
cristianos viejos en Valencia.
2. VrcENJ:E M. SANTos IsERN: Cara y cruz de la sedería valen -
ciana (siglos XVIII-XIX).
3. ENRIQUE ÜIMÉNEZ LóPEz: Alicante ene/siglo xvm. Economía
de una ciudad portuaria en el antiguo régimen . .
4. PEDRO Rmz ToRRES: Seflores y propietarios (Cambio social
en el sur del País Valenciano: 1650:1850).
5. FÉLIX FANÉS: Cifesa: La antorcha de los éxito~ : .
6. RoMAN PERPrl'l'A GRAU: De economía critica (1930~1936).
7. ARTURo ZABALA: El teatro en la Valenciti defina/es ele siglo
XVIii. . . . . . . .
..~·.."::'.L7 . . ·-:::. .. .• · · '·' . ·'' 8: SALVADOR FoRNER Mul'l'oz:lndustrial{zadón y movimiento
obrero. Alicante, 1923-1936. . · . .
9. AuRo:Ú BoscH SANCHEz: Ugetistas y libertarios. Guerra ci-
vil y revolución en el Pafs ValenCiano· (1923-1939).
1O. Aou8TIN Rumo VELA: Pobreza, ·enfermedad y asistencia hos~
·.,... ·... · pitalaria en la Valencia did siglo XIV. ·
11. ERNEST LLUCH y LLUts ARGEMI I o' ÁBADAt: Agronomía yfisio~
cracia en Bspafla (1750,1820). · ·
12~13. HiiNRI MÉRIMÉE:El arte dramático en Valencia. Desde los
orfgenes hasta principios del siglo XVII, tomos r y rr.
14. RAMIRO REio: Blasquistas y Clericales. La lucha por la ciu-
dad en la Valencia de 1900. · ·
15. RrcARDo FRANCH BENAVENT: Crecimiento comercial y enri-
quecimiento burgués en la Valencia del siglo xvm.
16. IsMAEL SAz: Mussolini contra la 11 República. Hostilidad,
, ,, ·, ·.."
conspiraciones, intervención (]93 I-1936). ·
17. TERESA CANET APARrsr:· La Audiencia Valencifma en la épo-
ca foral moderna. ·
18. ALAN RYDER: El Reino de Nápoles en la época de Alfonso
el Magnánimo.
19-20. PHILIPPE BERGBR: Libro y lectura en la Valencia de Renaci-
miento, tomos 1 y n. . . ·. ·
21-22. MATHIEu HBRIARDDuaRBUIL: Valencia y el Gótico Interna-
cional, tomos 1·y n.
23. PIERRE ÜHICHARD: Estudios sobre historia medieval.
24. VV. AA .: La 11 República. Una esperanza frustrada (Actas
del Congreso Valencia capital de la República [Abril 1986]).
25. FERNANDO ANDRBs RoBRES: Crédito y propiedad de la tierra
en el Pafs Valenciano .
. .. ·.~;,: ~ ,·.
i
26~ Paul THOMPSON: La voz del pasado. Historia oral. . . . ' .
27. JoAQUlN BÉRCHEz: Arquitectura y academicismo en el siglo · · ' · 49. FRi\Nósco PoNs FusTER: MfSticos, Beatas:y Aliimbra.dos. .8J· ..... . ·•· or .;
xvm valenciano. . bera y la. espiritur:z/idad valenciana del siglo XVII. . . . .
28 . Fernanda RoMEu: Más allá de la utopía. Perfil histórico de · 50. SusANi-m.sCHOLLER PJRou: Lospapas Borgia, Calixto III Y Ale·
la Agrupación Guerrillera de Levante. jandro VI. ·
29. Enrie MATEU: Arroz y Paludismo. Riqueza y conflictos en
la sociedad valenciana del siglo xvm. Serie Mayor
30. Eulalia VEGA: Anarquistas y sindicalistas durante la Segun·
da República; La CNT y los sindicatos de oposición en el 1. JuAN PiQUERAS:La vid y el vino en el Pafs Valenciano.
Pafs Valenciano. 2·3. A. Rrco, J. C. GENOVÉS, J. MAFe, A. MANES, ~· MAS, E. SAN- ·
31. E. SEBASTIA Y J. A. PIQUERAs: Pervivencias feudales y reVo· .. · cms r G . .RocA: L'economia del PafS Valencul: Estrate.gtes
.
lución .democrática. . .sectorials, volums r i JI.
· 32. Isabel BuRDIEL: La pólftica de los notables. Moderados y · 4. CARMEN SA~cars DEUSA: El transporte en el Pafs Valencia·
avanzados durante el Régimen del Estatuto Real (1834-36). no. Carreteras y ferrocarriles. .
33 . R SANCHis Y J . Mt~ANA (compiladores): La otra economfa. . S. P~AR. CARMONA: Laformacfó de/aplana aUuvial de V,alen-.
Trabajo negro y sector informal: . cta. Geomoifologia, Hidro logia i Geoarqueologia del espaz
34. FRANC~co MAIELLO: Jacques Le Gofj'. Entrevista sobre la · .lítoral del Túria.
historia. ·
35. FRANr,;;OIS DossE: La historia en migajas. de «Annales» a la
·«nueva historia».
36. JACQUES HEERS: Esclavos y sirvientes en las soCiedades ine-
ditei:..ráneas durante la Edad Media.
37. J ACQUELINE GurRAL· HAoznossJF: Valencia, puerto mediterrá·
neo en el siglo x v (1410-1525). ·
38. J. S. AMELANG Y M. NAsH (compiladores) : Historia y géne·
ros: Las mujeres en la Europa Moderna y Contemporánea .
39. loNAS! TERRADAS SABORIT: Revolución y religiosidad. Textos
para una rejle~ión en torno a la Revolución francesa.
40 ~ ARMANDo PETRUCCI (compilador) : Libros, editores y público ·
en la Europa moderna.
4L ANTHONY PHELAN (compilador): El dilema de Weimar. Los . 1
intelectuales en la. República de Weimar .
42. FERNANDO DtEz: Viles y mecánicas. Trabajo y sociedad en
la Valencia preindustrial.
43 . RoBBRT I. BuRNS (compilador): Los mundos de Alfonso el Sa·
bio y Jaime el Conquistador. Razón y fuerza en la Edad
Media.
44 . ARLETTE F ARGE: La atracción del archivo.
45. J. A. PIQUERAS Y E. SEBASTIA: Agiotistas, negreros y partisa-
nos. Dialéctica social en vísperas de la Revolución gloriosa.
46. JAviER VIDAL OLIVAREs: Transportes y mercado en el Pafs
Valenciano 1850-1914.
47. REINHARD KOHNL: La República de Weimar.
48. RooER·HENRI GuERRAND: Las letrinas. Historia de la higiene
urbana.
¡ ·. .
l . . ~ . .. . .
. .
1
1

; . . . . . ·. . . .. . . . . . . . . . . '

~\IÍilll~~\\tl\~ ..
1
. .·
. .
. .
. 3. 9 o 5o 8 ,.4 4 o 9 o
... .· . . .
. . . . .
. . . . :. . . ' . '

¡ . .

~ . .
1 . • • . • ' . .. . .
. :.... ;,.,· . . . . ,· . - . . --· .. ·':..'. . . .. . .· .

. .
. ·:
. .. . .Este libro se acabó de imprimir
. . · . el día 15 de abril de 1991
.· en los talleres gráficos
~
.
.......
. . · · · de Graficuatre, S.L.
. 1 . . . -•· . .. · . .. : . . . .
- . . .' .. : . · : · · deAlzira
. .
. . .

1
1
i,
!'

1
1
1

l
1

1
1
. 1

Вам также может понравиться