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EL CONTRATO

En términos generales, es definido como un acuerdo privado, oral o escrito, entre


partes que se obligan sobre materia o cosa determinada, y a cuyo cumplimiento
pueden ser exigidas. Es un acuerdo de voluntades que genera derechos y
obligaciones para las partes.
Doctrinariamente, ha sido definido como un negocio jurídico bilateral o
multilateral, porque intervienen dos o más personas (a diferencia de los actos
jurídicos unilaterales en que interviene una sola persona), y que tiene por
finalidad crear derechos y obligaciones (a diferencia de otros actos jurídicos que
están destinados a modificar o extinguir derechos y obligaciones, como las
convenciones). También se denomina contrato el documento que recoge las
condiciones de dicho acto jurídico.
ANTECEDENTES
El sistema contractual romano
En el Derecho romano el contrato aparece como una forma de acuerdo
(conventio). La convención es el consentimiento de dos a más personas que se
avienen sobre una cosa que deben dar o prestar.
La convención se divide en pacto (pactum) y contrato (contractus), siendo el
pacto aquel que no tiene nombre ni causa y el contrato aquel que los tiene. En
este contexto se entiende por nombre la palabra que produce la acción (el pacto
se refiere solo a relaciones que solo engendran una excepción). La causa es
alguna cosa presente de la cual se deriva la obligación. El pacto fue
paulatinamente asimilándose al contrato al considerar acciones para exigir su
cumplimiento.
El contrato se aplica a todo acuerdo de voluntades dirigido a crear obligaciones
civilmente exigibles. Estaba siempre protegido por una acción que le atribuía
plena eficacia jurídica.
Los contratos se dividen en verdaderos y cuasicontratos. Eran verdaderos los
que se basaban en consentimiento expreso de las partes y los cuasicontratos los
basados en el consentimiento presunto. Cuasicontratos. Son aquellos que se
basan en el consentimiento presunto de las partes.
A su vez los contratos verdaderos de dividían en nominados e innominados. Eran
nominados los que tenían nombre especifico y particular confirmado por el
derecho (ej. compraventa) e innominados los que aun teniendo causa no tenían
nombre. Los contratos innominados eran cuatro: Doy para que des, Doy para
que hagas, Hago para que des y Hago para que hagas. Lo característico de los
contratos innominados es que en ellos no intervenía el dinero contado.
En el derecho romano existían contratos unilaterales y bilaterales. Los contratos
unilaterales obligaban solo a una de las partes (por ejemplo, el mutuo) y los
bilaterales obligaban a ambas partes (como en el caso de la compraventa).

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