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Hay un gran debate sobre la comestibilidad del Helecho común (Fento).

Por un lado, hay una enorme cantidad de


evidencias etnográficas de su consumo. Se come regularmente por cientos de millones de personas hoy en día en
Asia, principalmente. En América del Norte y Australia fue un alimento tradicional de muchas culturas nativas. Sin
embargo, por otro lado, una búsqueda en Internet revelará cientos de fuentes que dicen que esta planta es venenosa,
incluso mortal y nunca debería consumirse. Esto es debido a la presencia de un carcinógeno llamado ptaquilósido.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer lo coloca en la misma categoría de riesgo que el café
o el azafrán. Una vez expuesto a temperaturas de ebullición, el carcinógeno se desnaturaliza casi por completo. La
sal, el bicarbonato o la ceniza aumentan este efecto. Este compuesto también se destruye en condiciones ácidas o
alcalinas. Como cualquier otro veneno no sintético la toxicidad está en la dosis. El organismo sólo puede procesar
una cierta cantidad de toxina y un consumo frecuente de helechos pone demasiado ptaquilósido en el sistema, que
es lo que causa el cáncer. Consumido con responsabilidad, es agradable y perfectamente seguro. Así como usted no
se bebe una caja de cervezas todos los días durante un mes, usted no debería optar por comer un gran plato de
brotes de helechos todos los días durante la temporada. El carcinógeno no es más nocivo que el alcohol. Se
desaconseja su consumo en crudo o con una cocción ligera. También se citan otras sustancias potencialmente
perjudiciales como la tiaminasa (una enzima que destruye la Tiamina) o compuestos cianogénicos, ambos se
destruyen, al igual que el ptaquilósido, con la cocción. Es posible que durante ésta, los brotes despidan un fuerte
olor a almendra amarga, si al degustarlos siguen amargos desecharlos. Se recomienda recoger los brotes que no se
han desplegado del todo (entre 5 y 20 cm) ya que, al igual que los rizomas, tendrían menos concentración de toxinas.

Usos comestibles:
Brotes tiernos, no totalmente desplegados: crudos o se aconseja cocinarlos para neutralizar las sustancias tóxicas. Limpiar las
escamas con un paño o con las manos, dejar en remojo durante varias horas en agua ligeramente salada. Cocinar por 20
minutos o hasta que estén tiernos, en agua con sal o con una cucharadita de bicarbonato. Escurrir bien y servir salteados con un
poco de mantequilla, son excelentes en la pizza, en revueltos, pasta y guisos. Se pueden conservar en salmuera, vinagre o
deshidratados. Si los brotes están secos se remojan antes de cocinarlos. Brotes y rizomas se han usado para elaborar cerveza.
Los rizomas se secan, se tuestan y se muelen para obtener una harina con un 60% de almidón que se emplea para hacer pan,
tortas, postres, gachas, etc. También se pueden comer asados en fresco aunque están mejor si se secan y después, previo
remojo, se asan a la brasa; seguidamente se golpean para desprender la fécula de la fibras interiores y posteriormente se comen
raspando el almidón con los dedos o masticando el conjunto y desechando las múltiples fibras. En algunas de las islas Canarias,
el rizoma se tostaba y molía hasta obtener un polvo que se mezclaba con una pequeña cantidad de harina de cebada y se
utilizaba como un alimento llamado gofio.
Los brotes tienen un apreciado valor nutricional a pesar de sus constituyentes tóxicos. Contienen hasta 18 clases de
aminoácidos, vitaminas como la A, C, E, B1, B2, B3, B6 y ácido fólico, además de cantidades importantes de minerales, en orden
decreciente: K, P, Mg, Ca, Fe, Cu, Zn y Mn.

Usos medicinales:
Los brotes jóvenes son diuréticos y vermífugos. Su fibra puede promover el
peristaltismo intestinal mejorando las funciones de digestión y evacuación. Asimismo,
tiene la capacidad de reducir la absorción gastrointestinal de las grasas o lípidos. Se
han comido como un tratamiento para el cáncer. Los ptaquilósidos han mostrado
toxicidad selectiva para la leucemia mielocítica humana y otras células de carcinoma.
También mostraron actividad antifúngica y antibacteriana. Un té hecho de las raíces
(rizomas) se utiliza en el tratamiento de dolores de estómago, de pecho, hipertensión,
hemorragias internas, diarrea, resfriados y también para expulsar los gusanos. Pteridium aquilinum
P
Una tintura de la raíz se utiliza en el tratamiento del reumatismo. El rizoma seco en polvo se ha considerado particularmente
eficaz contra los parásitos intestinales. Los nativos americanos comían los rizomas crudos como un remedio para la bronquitis.
Externamente, los brotes calman el dolor de muelas, se colocan a cada lado de las encías adyacentes a la muela dolorida. Las
hojas se han utilizado en baños de vapor como un tratamiento para la artritis. Una cataplasma de las hojas machacadas se ha
utilizado para tratar llagas de cualquier tipo y también para unir los huesos fracturados. Tradicionalmente, se han empleado las
hojas como un colchón para fortalecer la espalda de los bebés y los ancianos. Inhalando el humo de las hojas secas se calma el
dolor de cabeza. Si se hace que el humo suba por las piernas calmará el dolor causado por la ciática. El polvo seco del rizoma se
aplica a las llagas, quemaduras, ulceras y grietas. Previamente, también pueden ser lavadas con una decocción del rizoma al 5%.
Las raíces machacadas y hervidas en aceite o grasa de cerdo proporcionan un ungüento muy eficaz para sanar las heridas.
Geometría fractal, el helecho nos enseña que cada parte pequeña es en sí también total.
Otros Usos:
Indica exceso de MO vegetal en suelos ácidos, pobres o ricos en bases. También indica una falta de MO animal y de nitrógeno.
Los helechos son capaces de acumular potasio (K) y los rizomas movilizan fósforo (P) desde fuentes inorgánicas haciéndolo
disponible para la planta y cuando ésta muere se incorpora al suelo en forma orgánica, fácilmente asimilable por las otras plantas.
Por otra parte, reduce la cantidad de agua disponible para el crecimiento de otros cultivos debido a su mayor sistema radical. Es
una planta adaptada al fuego, no sólo se adapta sino que promueve el fuego por su alta producción de hojas secas durante el
verano. Además, incendios repetidos lo favorecen porque retoña vigorosamente antes que cualquier otra vegetación. El suelo
quemado, por su pH alcalino, favorece la germinación de las esporas. Sin embargo, una manera fácil de eliminarlo es encalando
el suelo. También los cortes repetidos lo van agotando, especialmente importante para este cometido es el corte en la menguante
de Agosto, como indica la tradición.
Se utiliza tradicionalmente para añadir en las cuadras como cama para los animales, que más tarde junto con las heces dan un
estiércol y compost que se utiliza como fertilizante en los cultivos. Toda la planta es una adición muy valiosa a la pila de compost,
ya que es rica en potasio y fósforo y es un excelente abono para semillas de árboles. En el mes de junio, las hojas y los tallos
tienen hasta un 20% de potasa, pero en agosto se reduce a un 5%, una gran proporción es devuelta al rizoma o a la tierra. Podría
ser utilizado como un sustituto de la turba en horticultura. Los beneficios de la cobertura con hojas de helechos muertos son la
conservación del agua, el control de malezas y la escasa presencia de semillas de adventicias que puedan invadir el cultivo.
Estudios recientes en Australia han medido los efectos del mantillo de helechos sobre la germinación y el crecimiento de
diferentes plantas. Las plántulas estudiadas que incrementaron significativamente su crecimiento (8 al 20 %) fueron mostaza
blanca (Sinapis alba), trébol blanco (Trifolium repens), raigrás perenne (Lolium perenne). Así, este mantillo sería un producto ideal
como sustrato de germinación y plantación. Con este fin, se cubre el suelo entre las patatas con hojas o mantillo, además de
introducirlo en el hoyo de plantación. También, la potasa de las hojas quemadas es un fertilizante de especial importancia para
patatas, remolachas, cebollas, ajos y zanahorias. Los helechos se cosechan en el Reino Unido para hacer compost comercial.
Repelente de insectos: colocándolo fresco sobre las plantas aleja a la oruga de la col. El extracto fermentado (1kg para 10l de
agua) ha mostrado efecto insecticida contra el gusano del alambre en las patatas (diluido al 10% y pulverizando 2 veces antes de
la plantación). Tiene probada eficacia sobre pululaciones del pulgón lanígero y sobre los cicadélicos de la viña. Los desechos de
su fermentación atraen a las babosas y las intoxican, como el metaldehído. Se está estudiando el uso de las hojas frescas como
herbicida agrícola debido a la mayor concentración de compuestos tóxicos.
La cama de las mascotas recubiertas de sus hojas repele a pulgas, mosquitos. Unas hojas sujetas al sombrero ahuyentan
moscas y mosquitos cuando se está trabajando o paseando por el campo. Su humo ahuyenta a mosquitos y serpientes. Tal vez,
se podría usar como un incienso repelente. En las cuadras, antes de echar la paja en el suelo, se colocaban unas frondes de
helecho “para que no salieran pulgas”, chinches u otros insectos molestos. Para desinfectar de pulgas a los cerdos se les frotaba
con frondes frescas, aunque a veces se les pegaban garrapatas. Cuando tenían pulgas tanto personas como perros, se
aconsejaba dormir sobre frondes de este helecho. El cocimiento del rizoma junto con hojas de tabaco se empleaba en Palacios
del Sil (León) para lavar a los terneros cuando tenían piojos. Para atrapar moscas se pone un ramo de helechos boca abajo y una
vez se han posado al atardecer, entonces se mete en una bolsa y se matan las moscas o se quema. También se les pone a las
vacas para espantarles las moscas.
Los rizomas del helecho se recolectaban, se molían y la harina era amasada con agua y sometida a cocción para preparar unas
“tortas de helecho” que se comían en tiempos de escasez en las Islas Canarias. La harina elaborada a partir del rizoma en
Canarias se llama harany, harán o aran. Esta harina una vez tostada daba lugar al gofio de helecho. Las frondes tiernas se
chupan a modo de golosina en el norte peninsular (Cataluña, Asturias y País Vasco). En Siberia y Noruega los brotes se mezclan
con dos tercios de su peso de malta con el fin de preparar una cerveza.
El líquido obtenido de una decocción o infusión de las frondes se toma como hipotensor. En Galiza, la decocción del rizoma se ha
tomado como laxante. Se emplea como diurético, tanto el cocimiento del rizoma como la decocción de la parte aérea. En Palacios
del Sil, (León), el rizoma se empleaba antiguamente como abortivo. Los emplastos de las frondes han servido para el tratamiento
de golpes. En la sierra del Caurel (Lugo) se aplica el mucílago que hay en el interior del pecíolo y el tallo del helecho para las
quemaduras. Las frondes en decocción se han empleado como antihelmíntico, para expulsar las lombrices, incluso de los niños.
En León se usa el líquido obtenido de la decocción del rizoma para este mismo fin. En Jaén se lava el pelo con el líquido
resultante de la decocción del rizoma y las frondes para favorecer su crecimiento.
Los brotes tiernos los comen los caballos. Las frondes se cosechaban para dar de comer a los cerdos, y mezclados con hierba
para dárselos a las vacas, aunque en poca cantidad. A veces se hervía previamente y se les daba al ganado y a los cerdos, a
estos últimos a veces hervidos con patatas. Los rizomas se recolectaban y se daban de comer a los cerdos y otros animales
domésticos en las Islas Canarias. En Inglaterra, los helechos se hierven y se alimentan a los cerdos con el fin de desarrollar un
sabor particular en el tocino.
El tallo se fríe en aceite y se prepara un linimento que se usa como antiséptico externo y vulnerario para curar heridas de los
cerdos en el Alt Empordà (Cataluña). El rizoma pelado se usa para la descomposición en las vacas en Cantabria. Cuando le daba
un “tronzón” (cojera) a las caballerías, se les daba agua del cocimiento de la “raíz” del helecho. Cuando las ovejas se rompían
una pata, se machacaban rizomas y frondes de helechos y el emplasto se les amarraba a las patas entre tablillas. El líquido
resultante de la decocción del rizoma y las frondes se ha utilizado en Jaén para expulsar la tenia en los animales.
Las frondes verdes son potentes antisépticos con propiedades conservantes haciendo que los alimentos envueltos en hojas de
helecho se mantengan frescos por un período de tiempo más largo y preservados de la descomposición. Así, las patatas,
remolachas o manzanas almacenadas entre sus hojas se pudren mucho menos. Las hojas secas colocadas debajo de las plantas
de fresa evitarán que se pudran antes de tiempo. Los rizomas se introducen en los toneles de vino para evitar que éste se pique.
La ceniza del helecho se ha empleado como una especie de jabón. Las cenizas se amasan con un poco de agua hasta formar
unas bolas que se introducen en agua caliente para hacer una especie de lejía para lavar la ropa. El rizoma machacado también
enjabona con agua y se puede utilizar como un jabón. Una decocción de la raíz se ha utilizado para el lavado del cabello. Las
raíces se han frotado en el cuero cabelludo con el fin de promover su crecimiento. Un remedio rápido y fácil cuando te ortigas es
frotar con helechos, el jugo que se libera alivia la picadura. El jugo de los brotes se puede utilizar como un desodorante corporal.
Los rizomas se han empleado en cestería, se golpean para eliminar la corteza y a continuación se dividen en tiras que se utilizan
para tejer. Los restos fibrosos que quedan cuando se comen los rizomas, una vez secos, hacen una buena yesca. Las frondes
secas se usaban para encender fuego y también se ponían encima del carbón para que ardiese mejor. Las frondes secas se usan
también para chamuscar el pelo del cerdo en la matanza; en algunas localidades afirman que le da un gusto especial a la carne.
Las frondes del helecho se emplean como impermeabilizantes en las cubiertas externas y techados de construcciones
agropecuarias como pajares y corrales. Se emplean bajo las tejas con el mismo fin y para evitar que se rompan con el peso de la
nieve. Las alpacas de helechos se pueden emplear para hacer casas de bioconstrucción, igual que con los fardos de paja. Se
debe cortar en el mes de Julio y secar por uno o dos días.
P
Se emplea para teñir, las hojas producen colores entre amarillos y verdes; mientras que las raíces producen naranjas a amarillos.
El colorante obtenido mostró una buena fijación del color en las fibras por lo que puede no ser necesaria la utilización de un
mordiente. Para dar color negro y brillante a las albarcas (zuecos de madera), estas se ahumaban con frondes de helechos en
Cantabria. El rizoma se puede utilizar para hacer un pegamento, éstos pueden ser masticados o golpeados hasta conseguir un
pegamento soluble en agua. Los nativos americanos mezclaban la harina de la raíz con el jugo del caqui inmaduro (Diospyros
virginiana) para elaborar un pegamento resistente al agua. Con las frondes se preparaba una especie de almohadilla que se
ponía en la cabeza (mollo) y sobre la que después se colocaba la carga que se iba a transportar. También se emplearon como
mantel rústico para comer en el campo. Las frondes secas se emplean para hacer escobas y barrer los hornos de pan. También
se usaban frecuentemente para relleno de colchones y almohadas y para relleno de albardas de las caballerías. En la Galiza
costera, antiguamente en las lonjas se ponían frondes de helecho con el pescado fresco porque aguantaba más el hielo en su
transporte. Este uso estuvo generalizado en las pescaderías y hoy en día ha sido sustituido por helechos de plástico. También se
usaban como base para cocer el pan en el horno o la boroña (torta de maíz) en Asturias y así evitar que se quemaran. En las
carboneras, se ponían las frondes de los helechos para que al cubrirlas de tierra, esta no cayera entre la leña amontonada.
Igualmente los helechos se ponían en el suelo, al amontonar la hierba en el prado, para evitar la humedad y su pudrición.
Una historia recopilada en Campoo (Cantabria), que pone de manifiesto cómo, a diferencia de otras zonas donde dependen
totalmente de una cosecha (de la agricultura), en la montaña siempre se pueden aprovechar al menos los helechos. Cuentan que
un andaluz, que había perdido su cosecha de trigo, le pregunta a un montañés, charlando sobre las cosechas del año: ¿las
alubias?, mal responde; ¿las patatas?, mal; ¿y la hierba?, muy mal; ¿los helechos?, ¡ah! esa buenísima.
La distribución y utilidad generalizada del helecho lo convierte en un candidato ideal para su inclusión en los mitos y leyendas.
Fue una creencia generalizada de que la quema de los helechos servía para ahuyentar a las brujas y desencadenar la lluvia. En
la sierra de Cazorla y Segura se usaba como amuleto, porque dicen que traía buena suerte. Se cree que tiene virtudes
medicinales y mágicas para hacer hechizos. Los ramos ya secos de las frondes del helecho junto con otras plantas se quemaban
para ahuyentar a los malos espíritus. En la comarca de Monzón (Huesca), se recolectaba la noche de San Juan con una toalla en
la que se habían hecho siete dobleces y se echaba en agua el polvillo de la simiente (esporas) para enamorar a la persona
deseada (normalmente las mozas a los mozos). Era creencia popular en algunos países anglosajones, que este helecho era
repudiado por las brujas, motivo por el cual, se cortaban sus frondes y se ataban en forma de “X” para ahuyentarlas (la “X” es la
inicial del nombre de Cristo en Griego). Los campos de helechos fueron incendiados en el siglo XVII para provocar
precipitaciones. Al igual que con los demás helechos, la recolección y la posesión de esporas en la víspera de San Juan harían
que el portador fuese invisible en el momento del nacimiento del bautista. Se asoció este helecho con ritos de protección,
curación y fecundidad. Aleja las pesadillas, el rayo y obra contra los hechizos. También se alegó que podrían otorgar "eterna
juventud”. La sabiduría popular dice que los malos espíritus huyen del helecho.

Experiencias: Una señora de una aldea de A Coruña nos contó que su abuelo, que era menciñeiro, había curado a una vecina
de un herpes facial extenso gracias a las cataplasmas de las hojas frescas machacadas del fento.
Os rapaciños de agora
PIZZA CON BROTES DE FENTO son pequenos e mal feitos
teñen que encher as cirolas
Brotes de fento, tomate, albahaca, orégano, mozzarella en rodajas, parmesano rallado, aceitunas. con folliñas de Fieitos.

Con los brotes de fento haremos una pizza, pues esa textura de los brotes da un rico juego con la mezcla de quesos. Limpiamos
los brotes con un paño para quitarle las escamitas. Los podemos poner a remojo en agua con sal unas horas. A continuación, los
cocemos en agua con una cucharadita de bicarbonato hasta que estén hechos. Simplemente los añadimos encima de la
mozzarella, antes de meter la pizza al horno.

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