SEMINARIO BAUTISTA MACEDONIA Curso: Esposa de Pastor

AMIGAS: Disfrutando las bendiciones de la amistad.

Patricia Adrianzén de Vergara

Introducción
Las cuatro mujeres amigas que unieron sus fuerzas y sus recursos para servir al Maestro. Cuyo mayor
mérito fue que se convirtieron también en discípulas y amigas del Señor Jesús. Atesoraron su
enseñanza cuando escucharon de sus labios: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida
por sus amigos”. Pero se quedaron atónitas cuando entendieron que Él cumplió en su persona esta verdad
espiritual.
Las cuatro Marías de los evangelios pueden enseñarnos sobre la amistad.

María de Betania. La amiga adoradora. Lucas 10.38- 42; Juan 11.1-44.

Cuando Jesús pasaba por Betania, era hospedado por los hermanos: Marta, María y Lázaro.
María se sentaba a los pies de Jesús a escuchar sus palabras, acrecentando su fe.
Cuando murió Lázaro, después de cuatro días que lo llamaron, vino y se conmovió al verlos sufrir, lloró. Al
resucitar a Lázaro resucitó también su fe y sus esperanzas.
A seis días de la pascua, estando en su casa, sentados a la mesa, María reconocía a Jesús como el
Señor, mostrando profundo amor, gratitud y adoración, derramó a sus pies un perfume de alabastro de
gran precio.

1. Una amiga hospitalaria.

Esta familia que recibía en su casa al Señor Jesús, tenían el privilegio de escuchar. Hebreos 13.1
“Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo,
hospedaron ángeles” la hospitalidad permite realmente acrecentar y profundizar las relaciones y el amor
fraternal. Mateo 25. 34- 35, 40. “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me diste
de comer; tuve sed, y me diste de beber; fui forastero, y me recogisteis;…Y respondiendo el Rey, les dirá:
De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”

2. Una mujer hambrienta.

María se sentaba a los pies de Jesús a oír su palabra. Nosotras también debemos disponer nuestro
corazón a ser examinado por su palabra.
Hebreos 4.12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón.” Esa palabra sigue siendo viva y operante, tiene el poder de desnudar nuestro
corazón a los ojos de Dios, tiene el poder de penetrar nuestros pensamientos, confrontar nuestros
sentimientos y redargüir nuestra conciencia.
La palabra de Dios es alimento:
- Enriquece nuestra vida interior.
- Nos da respuestas.
- Ordena nuestro mundo interno.
- Direcciona nuestro accionar.

3. Lágrimas compartidas Juan 11.33-35.

La amistad es una de las experiencias más valiosas de la vida. Durante la agonía de Lázaro, ellas
mandaron llamar a Jesús “Señor, he aquí, el que amas está enfermo”. Por fin llegó Jesús después de
cuatro días, Marta salió a encontrarle y María se quedó es casa, cuando Jesús el Maestro, el amigo
anhelado la llama, ella acude con el mismo respeto y la misma devoción que siempre le había
profesado. Por segunda vez María está a los pies de Jesús para desahogar su corazón. Estaba para
consolarles y devolverles la fe. Jesús lloró, con lágrimas desahogó el dolor y el profundo amor que
tenía, no solamente por esta familia, sino por toda la humanidad. Él es el amigo fiel. Juan 16.33 “En el
mundo tendréis aflicción, pero confiad yo he vencido al mundo”
4. Una amistad fragante. Juan 12.3. María derramó a los pies de Jesús perfume de gran precio como

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ofrenda de gratitud y adoración a lo que otros llamaron desperdicio. Este acto de rendición, derramó el
perfume de su consagración y obediencia. Jesús no rechaza ni lo que somos ni lo que tenemos para
ofrecerle. Él se goza y se deleita en nuestra adoración.

5. Hermanas y amigas. Marta la hermana de María, también era amiga de Jesús. Una mujer con muchas
cualidades, tuvo que aprender y hacer ajustes ordenando las prioridades de su vida . Tenían diferentes
personalidades, mantenían un equilibrio. Jesús les enseñó también a ser amigas y aprender la una de
la otra.

María Magdalena. La amiga mensajera. Lucas 8.2; Mateo 28.1-10; Lucas 24.10; Marcos 16.1, 9.
Cuando se encontraba en una condición de miseria humana, una triste y oscura condición, porque en ella
habitaban siete demonios. Hasta que Jesús la miró y ordenó a los espíritus que salieran. La liberó y su
corazón se llenó de amor y gratitud. Se enroló al grupo de amigas dispuestas a servirle. Siguió a Jesús
y estuvo acompañando a la madre de Jesús durante su crucifixión. El primer día de la semana cuando
llevaban especias aromáticas, tuvo el privilegio de ver a Jesús resucitado y dialogar con Él.

1. Una mujer controversial. Se la ha confundido con otras mujeres. Era una de las mujeres que servían
al Señor con sus bienes. Fue una discípula fiel.

2. Una mujer perturbada. Lucas 8.2. María tuvo un pasado doloroso, la Biblia dice que estaba poseída
por siete demonios. Su vida cambió radicalmente cuando Jesús la liberó. De Jesús podemos esperar las
más grandes misericordias.

3. Una mujer transformada. María aprendió a verse a sí misma de otra manera luego de conocer a Jesús
y experimentar su gracia. Cambió en tres cosas:
Su identidad: Ya no es conocida como la endemoniada, sino como la seguidora de Jesús.
Su valoración personal: Por sus problemas espirituales vivió en vergüenza e impotencia; Jesús además
de su libertad espiritual, le concede ser su seguidora.
Su rutina: Cambia no sólo su manera de verse a sí misma, y ver el mundo, sino su manera de actuar,
cuando decide servir y seguir a Jesús.
Tres verdades espirituales para recordar y tener presente al ampliar tus fronteras psicológicas:
Amada: Jeremías 31:3 Necesitamos conocer el amor incondicional y gratuito que Dios nos ofrece.
Valiosa: Isaías 41.4. Eres única y valiosa. Somos honorables y de gran estima a sus ojos.
Competente: 2 Corintios 3.5-6. Nuestro sentido de idoneidad, de suficiencia no debe basarse en lo que
dicen los demás, sino en lo que Dios nos confirma. Nos ha creado con habilidades y talentos y que de Él
procede toda competencia.
4. Una amiga comprometida. Lucas 7.47. El amor nace como una reacción natural al perdón y a la
liberación. Jesús ilustró esa gran verdad cuando contó la historia de dos hombres que le debían dinero a
su acreedor y no tenían con qué pagarle, y perdona la deuda a ambos. Jesús pregunta: ¿Cuál de ellos le
amará más?. María no recibió un regalo para guardarlo, entendió la dimensión de la gracia que había
recibido y se entregó a su servicio. Aunque nada de lo que hagamos se comparará a lo que Él hizo por
nosotras al darnos vida eterna. María ofreció sus bienes, y Jesús no la rechazó, y dignificó a las mujeres
de la servidumbre y la discriminación en la que se encontraban, permitiéndoles ser compañeras en el
servicio. No debemos sentirnos incapaces e inseguras y por eso limitamos nuestro servicio cristiano.

5. Una amiga leal. Ella fue la última en irse y la primera en aparecer en la escena de la resurrección. Fue
una mujer valiente. Esa lealtad la llevó a experimentar uno de los encuentros más conmovedores con el
salvador.
6. Una amiga misionera. Juan 20.18. Tuvo el privilegio más grande al encontrarse con el Cristo
resucitado, al ser llamada por su nombre, y ser enviada a comunicar la historia más importante. Y lo
transmitió fielmente. Las mujeres se convirtieron en las portadoras del acontecimiento más importante de
la historia.

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María la mujer de Cleofás. La amiga perseverante Mateo 27.55-56

Madre de José y Jacobo, no el hermano de Juan. Servía a Jesús junto a otras mujeres. También fue el
primer día de la semana a la tumba de Jesús.
1. Una amiga silenciosa. Mateo 27:55-56.
Hay muchos tipos de amigas: divertidas, sabias, consoladoras, y también hay amigas silenciosas, no
necesitan palabras que para expresar el amor que confirman sus acciones. María la esposa de Cleofas,
era una mujer que seguía y servía a Jesús con sus bienes. Sus dos hijos también siguieron a Jesús, y
Santiago fue elegido por Jesús como apóstol. El ministerio de Jesús fue itinerante, no tenía donde
recostar la cabeza, así que éstas mujeres amigas financiaban su ministerio. Para que Jesús pudiera
continuar con el anuncio del reino de los cielos. Dios usó el amor y la sensibilidad femenina. Este
pequeño grupo era un ejército al servicio del Mesías. Ella servía a su Maestro sin pedir nada a cambio.
María nos enseña que es posible servir silenciosamente con devoción y humildad.

2. Amigas en la desesperanza. Juan 19.24. Una de las experiencias más de la amistad es estar al lado
de una madre cuando ésta pierde a su hijo. No hay palabras suficientes para consolar. María la madre de
Jesús presenció el horroroso cuadro de la crucifixión de su hijo. El dolor que experimentó María a los pies
de la cruz de su hijo era peor que esa espada que traspasa el corazón. La impotencia de una madre que
no puede evitar el dolor, ni la muerte. Pero allí estaban sus amigas, abrazándola, sosteniéndola,
aunque no entienden porque Dios permite esto, pero deciden permanecer con ella hasta el final. Están
presentes cuando le encomienda a su madre a su mejor amigo Juan. Están presentes en el momento que
Jesús expira. Los evangelistas registran a María Magdalena y a María mujer de Cleofas en el momento
de la sepultura, Mateo registra que se sentaron delante del sepulcro. Juntas decidieron volver cuando
terminara el día de reposo para ungir el cuerpo.
3. Amigas en la esperanza. Marcos 16.1-2. Estas amigas eran laboriosas y diligentes. El dolor y la
sombra de la desesperanza no obstaculizaban sus planes, ni aminoraban sus fuerzas. Ellas habían
decidido ir juntas a la tumba. Estas mujeres anhelaban perpetuar su servicio a Jesús más allá de la
muerte. Encuentran la piedra removida y dos ángeles custodiando el sepulcro vacío. Les es anunciada la
resurrección. ¡De pronto no caben de gozo! Corren a dar las buenas nuevas a los apóstoles. Lucas 24.10
“Eran María Magdalena, Juana, y María la madre de Jacobo y las demás con ellas, quienes dijeron estas
cosas a los apóstoles”
4. Una amiga perseverante. Hechos 1.14. La situación de María y la de su esposo Cleofas, tiene para
nosotras también una profunda enseñanza. El relato de Lucas registra a dos discípulos que van de camino
a Emaús discutiendo entre sí, recordando todas las cosas que habían acontecido y muy tristes. A pesar
que habían recibido el anuncio por las mujeres el anuncio de la resurrección. Uno de ellos era Cleofas.
Hay una diferencia entre la fe de María que persevera, que se acerca y no se aleja. Y la de su esposo
que se aleja de los acontecimientos y del lugar del dolor. María ejemplifica una actitud perseverante y
una fe inamovible. Cleofas en cambio, necesitó que Jesús volviera a explicarle las escrituras, y aun así
sus ojos seguían velados. Fue sólo cuando Jesús parte el pan que lo reconoce. Y decide volver a
Jerusalén, de donde no debió salir. Allí encuentra a los once y Jesús vuelve a aparecérseles y les ordena
que se queden en Jerusalén, hasta que sean investidos del poder de lo alto. Luego los lleva al monte y
ante sus ojos asciende. Entonces ellos volvieron a Jerusalén con gran gozo. La fe y perseverancia de
esta María fue coronada al contemplar a Cristo resucitado y al ser parte de la iglesia naciente que fue
ungida por el Espíritu Santo. Ella tuvo el privilegio de tener una familia que siguiera a Jesús, no le
bastó con permitir que sus hijos y su esposo se convirtieran en seguidores de Cristo, sino que ella
misma se enroló en ese precioso grupo de discípulos y silenciosamente sirvió entre ellos. Su nombre
quedó registrado para la posteridad y nos anima a ser amigas y siervas de Jesús.

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María, la madre de Juan Marcos. La amiga generosa

Se cree que era hermana de Bernabé que fue un misionero. De una familia rica en Jerusalén procedente
de Chipre. Cedieron su casa, el aposento alto a Jesús para que celebre la pascua. El cual se convertiría
en refugio para los apóstoles cuando murió Jesús, donde después apareció resucitado.
Ser hospitalaria le permitió ver ¡tantas maravillas! El aposento alto se convirtió en un lugar de oración,
donde también recibieron el advenimiento del Espíritu Santo
.
1. Una mujer de fe. Hechos 12.12. Según los evangelios, podemos inferir de María dos grandes
cualidades:
Su generosidad.
Su hospitalidad.
Sabemos con certeza que entregó su casa en Jerusalén para la iglesia naciente, enfrentó los riesgos que
suponía hacer su casa un centro de adoración cristiana. Cuando Herodes había matado a Jacobo
hermano de Juan, y pretendía hacer lo mismo con Pedro, a quien tenían en la cárcel. Se pusieron a orar
fervientemente, sin cesar por la vida de Pedro. Dios responde a esa oración, y libera milagrosamente a
Pedro. Quien se dirige a la casa de María, porque se suponía que allí estaban todos reunidos, era de
noche, pero seguían orando. María fue una mujer de fe, a pesar de las amenazas y peligro, abrió su
casa y dio de su tiempo y sus recursos materiales y su servicio a sus amigos cristianos por amor a
Jesús: El mejor amigo. Convirtiéndose así a la vez en una amiga confiable para los primeros discípulos.
Tu hogar también puede convertirse en una sede del reino de los cielos.

2. Una madre desprendida. Hechos 13.5. Era el inicio de la obra misionera. Con todos los riesgos que
suponía, anunciar el evangelio en aquellos tiempos. María ve partir a su hijo Juan Marcos a la obra
misionera. El hijo de su amiga Salomé había sido asesinado, Pedro había sido encarcelado, y escapó
milagrosamente, pero aún estaba siendo buscado. Además de todos los riesgos que implicaban viajes tan
largos en barco. Bernabé aseguraba que era de confiar Saulo, pero ella no olvidaba que era perseguidor
de la iglesia, y que había consentido en la muerte de Esteban. Tuvo un encuentro con Jesús camino a
Damasco, ahora era un verdadero discípulo. María preparó todo para el viaje. Debemos estar dispuestas
como madres a ceder nuestros hijos a la obra de Dios. Juan Marcos el ayudante en el ministerio, el
aprendiz, aunque en un momento titubea y se regresa antes de terminar el primer viaje misionero. Pero
que bajo el liderazgo de Bernabé resurge como un instrumento necesario para las misiones. Pablo
comprenderá que Jesús no desecha a nadie y toma tiempo para pulir el carácter y la fe en cada persona.
Acepta a Juan Marcos como parte de su equipo, quien ayudó en la extensión del reino de los cielos, y fue
de consuelo y fortaleza en tiempos de persecución y arresto. Debió sentirse muy feliz de los frutos del
ministerio de su hijo.

3. Una madre amiga. No es fácil, los hijos crecen y no muestran la misma obediencia, dependencia y
solicitud. No permitas que nada, ni el temperamento de tus hijos, ni la brecha generacional, ni tu propio
corazón te impida sembrar y cultivar la amistad con cada uno de tus hijos, con la ayuda de Jesús es
posible ser “madres amigas”.

4. Una mujer de oración. Hechos 1.14. Cuando las mujeres oramos juntas, surge un lazo especial entre
nosotras. María tenía sus amigas de oración, la Biblia dice que todos regresaron a Jerusalén y entraron al
aposento alto, lugar que se convirtió en la sede de oración de estos primeros cristianos. María no sólo
tenía una casa grande, sino un corazón generoso y piadoso. Allí en obediencia ellos seguían orando
esperando la promesa del Padre, unánimes y amándose fraternalmente, descubriendo sinceramente
delante del trono de Dios sus corazones. El advenimiento del Espíritu Santo les dio una comprensión
nueva de la Palabra de Dios y un tremendo poder para ministrar. Hoy en día, lo importante es reconocer
que Jesús cumplió su promesa y envió su Espíritu para que more en nosotras, y su anhelo es que
seamos llenas de Él. El poder que necesitamos para vivir una vida agradable a Dios y para servirle está a
nuestra disposición.
María, la generosa, nos recuerda que es más lo que recibiremos de Jesús de lo que podemos dar. Ella
entregó su casa y su hijo para la obra de Dios, y a cambio disfrutó la más exquisita comunión con su
amigo y Señor Jesús.

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Amistad Divina
1. El precio de la amistad
Lo que enseñó Jesús acerca de la amistad:
Amistad es Dar. En Juan 15 nos muestra el pacto de amistad que hizo con sus discípulos, Él los
promovió de siervos a la dignidad de amigos, no sólo de palabra, sino anticipándoles la mayor prueba de
amor que él estaba a punto de darles. Juan 15.13 “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su
vida por sus amigos”. En el momento que Jesús pronunció estas palabras, ninguno de ellos entendió la
profundidad y que esa prueba de amor sería la más excelsa de todas, lo entenderían después de su
muerte y resurrección. Gálatas 2.20 “Nos amó y se entregó así mismo por nosotros” 1 Juan 4.19.
“Nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero”. Jesús encarnó el amor en su máxima expresión y
nos marcó la ruta dela amistad al enseñarnos con su sacrificio y su entrega. La amistad cristiana es un
precioso canal para alentarnos las unas a las otras a ser fieles al Señor.
Podemos dar nuestro tiempo, invertir en otros nuestras capacidades, compartir nuestras habilidades y
hasta dar de nuestros recursos por el bien de nuestras amigas.

2. Una amistad sin reservas.

Jesús no tuvo reservas para sus amigos, durante tres años les estuvo hablando del reino de los cielos y de
su Padre. Encarnó los valores del reino y la nueva ética que demandaba de ellos. Alimentó su fe,
respondió amablemente sus preguntas, disipó sus dudas y los capacitó para que continuaran con su
misión. Jesús irrumpió en sus vidas transformándolas por completo. Juan 15.16 “No me elegisteis vosotros
a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca…” A través de esta bendita amistad con el Hijo de Dios, ellos podían fructificar y tener acceso
al Padre. Juan 15.15 “Para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo de…” Ellos habían
sido testigos de la comunión perfecta de Jesús con su Padre, habían sido impactados por la forma como
Jesús oraba y cómo el Padre respondía y ahora a través de la amistad de Jesús con Él podían tener
acceso a Él.
Tres privilegios que disfrutaron los discípulos de Jesús como sus amigos: Elección, capacitación y
revelación
El ejemplo de Jesús nos invita a ser transparente con nuestras amigas, a mostrarnos vulnerables, a no
poner muros, a no construir muros ni ponernos máscaras. Para que el amor, el cariño y la amistad puedan
fluir libremente.
Una sola Condición. Juan 15.14 “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando” Jesús puso uno
condición, que seamos obedientes. Él mismo aprendió obediencia, mediante el sufrimiento, y nos
puede ayudar mediante su Espíritu en nuestras debilidades. Y si nos demanda obediencia, es porque sabe
que todo lo que Él nos mande hacer será para nuestro beneficio y provecho. Él dice que sus
mandamientos no son gravosos, porque al obedecerlos disfrutaremos de todo bienestar, tanto en nuestra
relación con Él como en nuestras relaciones interpersonales. Él ha diseñado un precioso fin para cada una
de nosotras, “el descanso de nuestras almas”, el reposo y la paz espiritual que sólo podemos disfrutar con
una relación personal con Él.
Cuando el final, es sólo el principio.
Estas amigas también participaron como discípulas de las mismas enseñanzas de Jesús lo acompañaron
de Galilea hasta Jerusalén. Por eso cuando llegan a la tumba y la encuentran vacía, los ángeles les
recuerdan que Jesús les había revelado ya este acontecimiento. Lucas 24. 6-8. Cuando estas amigas
pensaron que todo había terminado, aprendieron que Jesús era tan Poderoso para vencer a la muerte.
Ellas entregaron sus vidas al Maestro, se unieron en amistad espiritual con Él, disfrutaron la dicha de no
sólo ser amigas entre ellas, sino cada una en particular, también fueron “amigas de Jesús”.

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Introducción

María de Betania la amiga adoradora, María Magdalena la amiga mensajera, María la mujer de Cleofas la
amiga perseverante, y María la madre de Juan Marcos la amiga generosa. Son cuatro mujeres que
desarrollaron una amistad mutua y especialmente con Jesús. Juntas con un corazón transformado, como
sólo lo puede hacer nuestro Señor y Salvador, quien les da el privilegio de ser parte de sus discípulas,
escucharon sus enseñanzas y vieron los milagros. Ellas querían seguir y servir a Jesús, dando su vida y
sus recursos. También tuvieron la dicha de ser parte de la primera iglesia cristiana.
Seguir y servir a Jesús debe ser nuestro anhelo.
Ha sido edificante y me ha recordado el valor de la amistad, me motiva a crecer en este aspecto en mi
vida, sé que el ejemplo que tengo de la amistad es Jesucristo, y que mi amistad con Él se evidencia en mi
obediencia a sus mandatos, y mi relación con mis amigas. Buscaré dar de mi tiempo, las habilidades, las
capacidades y los recursos que Dios me da, para edificar a mis amigas, y las que tendré.

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