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Diaz Valentina
Di Napoli Agustina
Lanari Agustín
Suave Fede Delfina
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1. Problema
1.1. Planteamiento
El tema de investigación apunta hacia como el acoso callejero impacta en las
mujeres, generando en su vida sentimientos de inseguridad, junto con las
modificaciones que deben realizar ellas al salir a la vía pública tales como
cambios en su manera de vestir, si salen acompañadas o si alteran las rutas
por las cuales transitan en forma cotidiana.
1.2.1. Objetivo general
Esta investigación tiene como objetivo principal determinar que percepción
tienen las mujeres y los hombres frente al acoso callejero.
1.2.2. Objetivos específicos
Analizar si los piropos son tomados como acoso callejero o no.
Determinar las causas o motivos que hacen que algunas mujeres
tomen al piropo como forma de acoso.
Mostrar cómo esto genera un cambio en la vida cotidiana de las
mujeres mediante el cambio de rutas, la forma de vestir, el lugar de
residencia, si le piden a alguien que las acompañe para no estar solas,
el tipo de transporte utilizado.
Conocer que entienden los hombres por acoso callejero.
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Por último, comprender la percepción de los hombres frente a este fenómeno
ayudara a entender por qué hoy en día esta naturalizada la temática del
piropo.
2. Marco teórico
2.1. Antecedentes de la investigación
Una gran magnitud de autores han realizado estudios sobre el acoso callejero,
entre los cuales se encuentran Fitzgerald, Bourdieu, Gaytán, Maldonado,
Bowman, Tesler, Farley, entre otros.
Es por ello, que se puede decir que existe una extensa cantidad de
publicaciones respecto a la problemática; las cuales cuentan con evidencia
empírica.
Una de las variables que ha sido estudiada es la violencia simbólica por
Pierre Bourdieu en su obra “La dominación masculina” (1998). En ella
define a la define la violencia simbólica como la acción racional donde la
persona que domina ejerce un modo de violencia indirecta en contra
de la persona dominada, quien no es realmente consciente de esas prácticas
en su contra, siendo así cómplice de la dominación a la que está sometida.
Se puede decir entonces que la dominación masculina es aquella en la cual
el hombre ejerce sobre la mujer una violencia simbólica que ella y la
sociedad aceptan como algo natural, por lo que participan de forma
consensuada de esa violencia.
El acoso disfrazado de piropo es otra de las variables que se ha tenido en
cuenta. Se trata de una práctica que, además de ser invasiva para muchas
mujeres, es también una reafirmación del poder masculino que no busca
atraer a nadie, sino que sentir efectivamente en el derecho social, permitido
y naturalizado. Las mujeres deben dejar de ser vista como cuerpos expuestos
a la evaluación y deleite de los hombres y empezar a ser vistas como seres
humanos.
A estos conceptos puede asociarse el término de la mujer concebida como
un objeto. La mujer objeto es aquella imagen femenina que se asocia a
cualquier objeto en venta a partir de una relación entre la sexualidad
insatisfecha del varón-público-objeto y la saturación de sexualidad de ese
cuerpo femenino. Lo que se vende es, obviamente, una promesa eterna de
satisfacción sexual, de juego erótico, de seducción infinita. Y, por otro lado,
un modelo a imitar, un espacio simbólico de perfección erótica que, la
mayoría de las veces no tiene relación ninguna con el producto ofertado. Este
“modelo ideal” es cuerpo y nada más que cuerpo: no piensa, ni siente, ni
dice, ni habla. Simplemente se entrega al deseo del espectador.
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Ahora bien, retomando el tema de acoso callejero este puede ser ejercido de
diferentes formas. Según Gaytán (2009) el acoso sexual en lugares públicos
puede clasificarse en grandes grupos:
a. Acoso expresivo: entre ellos se encuentran gestos, miradas, ademanes,
posición corporal, sonidos, gemidos, suspiros, silbidos, etcétera, que ayudan
muchas veces a enfatizar las actitudes y los mensajes del hablante.
b. Acoso verbal: dentro de esta categoría se localizan aquellas expresiones
verbales, que pueden ser consideradas por quien los recibe desde halagantes
hasta ofensivas.
c. Acoso físico: constituido por todas las formas intencionales en las que un
hombre toca el cuerpo de una mujer sin su autorización en un lugar público.
A su vez, Maldonado (2014) refleja que el tipo de acoso callejero más
frecuente son las expresiones verbales que hacen referencia a partes íntimas,
en menor medida las formas de acoso sexual físico. Es por ello por lo que se
presenta una gran dificultad a la hora de poder tipificar legalmente este
delito, ya que generalmente estas acciones son llevadas a cabo por
desconocidos los cuales permanecen bajo anonimato.
A lo largo de la historia más reciente, se ha tendido a abordar el tema de la
violencia teniendo en cuenta principalmente las prácticas relacionadas con
ataques físicos. Sin embargo, el sociólogo Gabriel Kessler aborda el estudio
de los sentimientos desde la perspectiva de maltrato psicológico. El autor en
su obra “El sentimiento de inseguridad: sociología del temor al delito”
(2009) explica que hay temores compartidos y otros cruzados por clase, sexo
y edad; pero el principal temor expresado por las personas analizadas es el
temor al ataque físico, en especial el temor al ataque sexual. Una de las
conclusiones que expone, es la diferencia entre la percepción de hombres y
mujeres respecto a la inseguridad, siendo mayor en ellas.
2.3. Hipótesis
3. Marco Metodológico
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3.2: Análisis de los datos obtenidos
14%
SI
NO
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Figura 3: Percepción frente a si la ropa influye a la hora del acoso
callejero.
100
80
60
40
20
0
Mujeres Hombres
SI NO
Sexo
Femenino Masculino
f. Sonreí bonita, sos muy linda para estar tan triste 55% 45% - 73% 18% 9%
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3.3: Conclusión de la entrevista
4. Conclusiones finales
El objetivo de esta investigación consistía en determinar que percepción
tienen las mujeres. Partimos de la hipotesis de que el piropo genera
incomodidad y es una falta de respeto hacia la mujer, razón por la cual el
mismo debería ser considerado acoso en la via publica.
Si bien ha quedado en claro que la mayoría de las personas encuestadas
entienden al “piropo” como forma de acoso, los resultados también han
demostrado que son consideradas acoso solo aquellas frases mas
violentas, como por ejemplo “Vení que te rompo toda”. Desde ese punto,
nuestra hipotesis quedaría refutada ya que creemos que todo lo que una
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persona pueda decir o hacerle a otra en la via publica es considerado
acoso.
Ahora bien, debido a la similitud que había en las respuestas entre
mujeres y mujeres cuyos datos se encuentran en la Figura 4, nos ha
sorprendido que un amplio porcentaje de hombres considerará que la ropa
si influye a la hora de que las mujeres sean acosadas en la calle. Por lo
tanto, dicho resultado confirma que “el piropo” es una práctica
naturalizada por los hombres y como tal es aceptada y vista positivamente
por ellos.
La clasificación “piropo”, “acoso”, “ninguna”. fue realizada para la
realización de esta investigación, sin embargo, de acuerdo a lo charlado
en la entrevista realizada, podría afirmarse que va mucho mas alla de
asignarle una categoría a estas frases. Queda demostrado asi que las
víctimas de acoso callejero quedan de cierta forma marcadas por todo
aquello que les dicen, y sobre se sienten “vulneradas, frágiles, con miedo
de actuar”.
5. Bibliografía
Bourdieu, Pierre, La Domination Masculine. Éditions du Seuil, Paris,
Francia, 1998.
Gaytán, Patricia. Del piropo al desencanto: Un estudio sociológico.
Azcapotzalco, México: Biblioteca de ciencias sociales y humanidades, 2009.
Recuperado de:
http://148.206.79.158/bitstream/handle/11191/1855/Del_piropo_al_desenca
nto_BAJO_Azcapotzalco.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Características del acoso sexual que sufren las adolescentes mujeres en el
transporte metropolitano de Quito. Maldonado, Idilia. Universidad
Politécnica Salesiana, Quito, Ecuador, 2014. Recuperado de:
http://dspace.ups.edu.ec/handle/123456789/7364
Kessler, Gabriel. El sentimiento de inseguridad. Sociología del temor al
delito. Buenos Aires, Argentina, Siglo XXI, 2009.
Definición de acoso sexual extraído de https://www.ocac.cl/que-es/
Definición de acoso extraída de http://definicion.de/acoso/
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