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CROSS REF ID: 1029851

LENDER: PAU :: Van Pelt

BORROWER: YUS :: Sterling Memorial Library


TYPE: Article CC:CCL

JOURNAL TITLE: America sin nombre

USER JOURNAL TITLE: américa sin nombre

ARTICLE TITLE: querido diego, te abraza quiela: pliegues y repliegues del amor intransitivo

ARTICLE AUTHOR: prado galán, gilberto

VOLUME: 11-12

ISSUE:

MONTH: 1

YEAR: 2008

PAGES: 138-

ISSN: 1577-3442

OCLC #: 64671756

Processed by RapidX: 10/16/2015 10:42:53 AM

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AMÉRICA SIN NOMBRE
AMÉRICA SIN NOMBRE es el Boletín anual de la Unidad de Inves-
tigación de la Universidad de Alicante: «Recuperaciones del mundo
precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano» (Pro-
yectos MEC/HUM 2005-04177/FILO y MCIFFI2008-03271/
FILO). Este número ha sido publicado por el programa de finan-
ciación de revistas del Vicerrectorado de Investigación, Desarrollo
e Innovación de la UA. Boletín de la Unidad de Investigación de la
Director: José Carlos Rovira (Universidad de Alicante) Universidad de Alicante: «Recuperaciones del mundo
Subdirectora: Carmen Alemany Bay (Universidad de Alicante) precolombino y colonial en el siglo XX hispanoamericano»
Secretaria académica: Remedios Mataix Azuar (Universidad de Alicante)
Nos 11-12, diciembre de 2008 - 11 €
Secretaria administrativa: Claudia Comes Peña (Universidad de Alicante)

Consejo editorial:
Beatriz Aracil Varón (Coordinación general) (Universidad de Alicante)
Miguel Ángel Auladell Pérez (Universidad de Alicante)
Eduardo Becerra Grande (Universidad Autónoma de Madrid)
Helena Establier Pérez (Universidad de Alicante)
Teodosio Fernández Rodríguez (Universidad Autónoma de Madrid)
José Mª Ferri Coll (Universidad de Alicante)
Virginia Gil Amate (Universidad de Oviedo)
Mar Langa Pizarro (Universidad de Alicante)
Rosa María Grillo (Universidad de Salerno)
Ramón Lloréns García (Universidad de Alicante)
Francisco José López Alfonso (Universidad de Valencia)
Sonia Mattalía (Universidad de Valencia)
Pedro Mendiola Oñate (Universidad de Alicante)
Francisco Javier Mora Contreras (Universidad de Alicante)
Ramiro Muñoz Haedo (Universidad de Alicante)
Ángel Luis Prieto de Paula (Universidad de Alicante)
José Rovira Collado (Universidad de Alicante)
Mónica Ruiz Bañuls (Universidad de Alicante)
Eduardo San José Vázquez (Universidad de Oviedo)
Francisco Tovar Blanco (Universidad de Lleida)
Eva María Valero Juan (Universidad de Alicante)
Abel Villaverde Pérez (Universidad de Alicante)

Comité científico:
Mª Ángeles Ayala Aracil (Universidad de Alicante)
Giuseppe Bellini (Universidad de Milán)
Trinidad Barrera (Universidad de Sevilla)
Guillermo Carnero Arbat (Universidad de Alicante)
Fortino Corral Rodríguez (Universidad de Sonora)
Óscar Armando García Gutiérrez (Universidad Nacional Autónoma de México)
Margo Glantz (Universidad Nacional Autónoma de México)
Aurelio González (El Colegio de México)
Mercedes López-Baralt (Universidad de Puerto Rico)
Miguel Ángel Lozano Marco (Universidad de Alicante)
María Águeda Méndez (El Colegio de México)
Daniel Meyran (Universidad de Perpignan)
Nelson Osorio Tejeda (Universidad de Santiago de Chile)
Rocío Oviedo Pérez de Tudela (Universidad Complutense)
Rita Plancarte Martínez (Universidad de Sonora)
Juan Antonio Ríos Carratalá (Universidad de Alicante)
Enrique Rubio Cremades (Universidad de Alicante)
Carmen Ruiz Barrionuevo (Universidad de Salamanca)

Colaboradores:
José Ramón Albarrán, David García Vergara, Connie Marchante Sáez, Francis-
co Mollá Ruiz, Elena Pellús Pérez, Rafael Sellers Espasa, Paola Madrid Mocte-
zuma, Víctor Manuel Sanchís Amuat.

Foto portada:
Imagen reciente de Elena Poniatowska.

Este boletín está asociado a la actividad del CENTRO DE ESTUDIOS IBERO-


AMERICANOS «MARIO BENEDETTI»

ISSN: 1577-3442
Depósito Legal: MU-2335-1999
Composición e impresión: COMPOBELL, S.L. Murcia

ARBITRAJE: Los trabajos recibidos serán sometidos a arbitraje especializado y anónimo. Los dos próximos números se anuncian cada vez en la cubierta posterior
de la revista. Las normas de colaboración y de presentación de originales están publicadas junto a la edición electrónica en:
www.ua.es/grupo/literatura-hispanoamericana/menu/publicaciones_revistas.html
Gilberto Prado
Poeta y profesor en la Universidad
Iberoamericana de la ciudad de
México, premio nacional de Críti-
ca de Arte Luis Cardoza y Aragón
y Premio Internacional de Ensayo
Garcilaso de la Vega. Ha estudiado
la obra de Sor Juana («Valora-
ción de Primero Sueño»), y las
relaciones entre distintos poetas:
«Itinerarios literarios: Europa y

QUERIDO DIEGO, TE ABRAZA QUIELA.


México. Caminos de ida y vuelta».
Su estudio en torno a la poética
de Octavio Paz lleva por título
Huellas de Salamandra. Director
de la revista ArteletrA y autor de
más de 9000 palíndromos. Su úl-
timo proyexto estudia la narrativa,
PLIEGUES Y REPLIEGUES DEL AMOR
la poesía y el arte conciso de los
palíndromos: Asombros en la Lite-
ratura Mexicana del Siglo XX.
INTRANSITIVO
GILBERTO PRADO GALÁN

1 Qué grato es releer libros amados, entra- atraviesa cada una de las cartas frustráneas: la
En Historia de amor de un pája-
ro azul Carmen Perilli afirma que ñables. Uno de ellos escrito por la mexicana rememoración nostálgica del amado ausente.
«La única carta verdadera, escri- Elena Poniatowska: Querido Diego, te abraza En la primera carta percibimos la debili-
ta por Angelina es la última, la
del 22 de julio de 1922, tomada
Quiela. Es una obra de intensidad incesante: dad de Angelina en contraste con la fortaleza
del libro de Wolfe. Poniatowska recrea el ficticio epistolario que tiene como que ella recomienda a Diego. Distinguimos
confiesa no haber accedido a la
correspondencia sino a través
destinatario al expansivo pintor muralista tres elementos o asideros afectivos relaciona-
de la obra del biógrafo. Las Diego Rivera, escrito por su ex mujer, Ange- dos con la presencia del pintor cuando vivió
once cartas restantes, regular- lina Beloff (motejada Quiela), exiliada rusa y con ella: la memoria de los amigos. Élie Faure
mente fechadas desde el 19 de
octubre de 1921 hasta el 2 de también pintora. dice que «París sin Diego está vacío». Y ella
febrero de 1922, desplegadas En esta aproximación trazaré el recorri- agrega: «Imagínate lo que diré yo». El otro
desde la actualidad ficticia como
discursos verdaderos, cobran el
do nostálgico experimentado por Angelina, elemento es recurrente: aparece y desaparece
carácter de fabulaciones. Vita en unos documentos donde la presencia de en las epístolas y tiene que ver con el diálogo
Castro, pintora amiga de An-
gelina, confirma a Poniatowska
Diego se ramifica: como artista, padre, ami- respecto de la pintura. Ella reconoce en Diego
la impostura en el relato del go, consejero, mentor y amante. Varios son al maestro y le pide consejos: «He abando-
biógrafo». los papeles que la pintora en sus recuerdos nado las formas geométricas y me encuentro
atribuye a Diego a la distancia. Y el guiño bien haciendo paisajes un tanto dolientes
final es estremecedor de verdad. No diré cuál y grises, borrosos y solitarios» (p. 9). Ella
es para no desmontar el efecto sorpresivo. guarda los papeles donde el pintor ha trazado
Avanzaré carta por carta, tranco por tranco, alguna línea y rinde culto casi fetichista a los
evocación por evocación. Diré en qué estriba pinceles del artista mexicano. La carta cierra
la conquista del efecto melancólico (la triste- con el envío de una fotografía y su dedicatoria
za de Angelina es, asimismo, la tristeza que esperanzada: «Recibe esta fotografía hasta que
experimenta el lector, afectado por el tono y nos veamos» (9 y 10 pp.).
por la desesperación que irriga los capilares La siguiente comunicación ha sido escrita
de cada misiva). casi veinte días después. Suponemos entonces
El espectro temporal de la comunicación el gran temple, la reciedumbre anímica de
va del 19 de octubre de 1921 al 22 de julio de Angelina, quien espera sin fortuna noticias
1922, esto es, diez meses sin tener noticias de de su ex marido. Notamos el reproche o
Diego Rivera1. Se trata de un claro caso de reclamo sutil en el umbral de la carta: «Ni
amor o deseo no correspondido, amor intran- una línea tuya y el frío no ceja en su intento
sitivo le apodan también. El reclamo de ella de congelarnos»(p. 11). En este documento
jamás es enérgico o destemplado. A lo largo sobresale el recuerdo múltiple de Dieguito, el
de la correspondencia (no correspondida) hijo de ambos, cuidado por unos amigos que
el osciloscopio afectivo evidencia un carác- poseían una casa con mejores condiciones
Querido Diego, te abraza Quiela.
Pliegues y repliegues del amor
ter proteico, cambiante. Hay, sin embargo, climáticas. Destaca la evocación de Diego
intransitivo un común denominador, un sedimento que con su hijo y señalamos la transformación del
GILBERTO PRADO GALÁN

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recuerdo en dolor físico en el crepúsculo de la la mención del hijo, el lamento por no recibir 2
Yo digo aquí autodevaluación.
misiva: «Te amo Diego, ahora mismo siento cartas y la mención de la soledad espantosa Rocío Oviedo Pérez de Tudela,
un dolor casi insoportable en el pecho». Y que experimenta. desde otra perspectiva, alude y
con razón a «los amores fraca-
luego la presencia del gendarme que la inte- Tras una semana de silencio reiterado sados en los que se hace pre-
rroga acerca de su posible locura. La esperan- Quiela escribe en la víspera de la Navidad de sente la utilización de la mujer».
za de que Diego mande por ella renace en la 1921. Se trata de una carta que evoca momen- Y se refiere a las protagonistas
de Tinísima y Querido Diego te
despedida: «(…) que dentro de poco enviarás tos y situaciones compartidos con Diego y abraza Quiela. V. Los cuerpos
por mí para que esté siempre a tu lado». El que, al final, percibimos cómo se quiebra la del disfraz. Madre o amante. La
narrativa de Poniatowska.
infatigable amor insatisfecho. voz y el tono se torna sentimental, nostálgico,
La tercera carta evidencia el aumento de la desesperado. Ella dice que unas cuantas líneas 3
Perillli subraya la presencia del
desesperación de Quiela, porque está fechada le ahorrarían «días y noches de zozobra». La azul, en contraste con el gris, en
sólo una semana después, el 15 de noviembre preocupación de Angelina es real y compren- esta obra: «Poniatowska juega
de 1921. Es la misiva del silencio y la auto- siva: ahora admite la posibilidad de que Diego con este retrato, aprovechando
la fuerza del azul y del gris
devaluación2. Quiela reconoce ser nadie sin posea otra mujer. Sólo quiere saber cómo está. para caracterizar los estados
Diego: «después de todo, sin ti, soy bien poca Y lo reconstruye en su imaginario poseído de ánimo de la rusa, al mismo
tiempo que la arma como cons-
cosa, mi valor lo determina el amor que me por los ataques de cólera. La posdata de la trucción de Diego que la lleva a
tengas y existo para los demás en la medida en carta sugiere o propone la aceptación crítica la ruptura y al encuentro consigo
misma». Cfr. Historia de amor de
que tú me quieras» (p. 17). La pintura esgrime de Diego, la revisión conjetural de un boceto un pájaro azul, Querido Diego
un reclamo metonímico. Quiero decir que trazado por Quiela: «Faltándome tú, me sien- te abraza Quiela
se queja del silencio de Diego pero a través to frágil hasta en mi trabajo» (p. 32). 4
de los amigos: «Élie Faure estuvo un poco El año termina y la nostalgia acrece. La si- Carmen Perilli lo dice muy bien:
enfermo y se queja de tu silencio» (p. 16). guiente epístola está fechada dos días antes de «El deseo de ser amada se trans-
forma en deseo de ser reconoci-
Se intensifica el recuerdo del hijo perdido e que 1921 cese: 29 de diciembre. La circunstan- da como artista», Op. Cit.
insurge un elemento distinto, distinto aquí cia intensifica el dolor de la ausencia. Quiela
pero recurrente después: la presencia del azul narra su trayectoria como pintora (desde los
bajo diferentes formas, aquí como reflejo del inicios hasta ese su presente activo) y en el
cielo mexicano, «bárbaramente azul» (p. 18)3. crepúsculo de la misiva expresa la confirma-
El capítulo, por así denominar esta tercera ción de su amor por el mexicano: «te amaré
carta, abre con la evocación de la vestimenta siempre, pase lo que pase» (p. 40)4. Reaparece
de trabajo del pintor mexicano. el azul como ausencia de color en los ojos,
Podemos decir, sin exagerar, que la cuarta según el decir de Diego citado por Angelina.
carta determina esto que aquí denomino el re- La primera carta de 1922 evidencia la rein-
torno de la esperanza en el regreso de Diego. vención delirante de la figura de Diego, de su
No hay reclamos ni reproches. Quiela utiliza, presencia, por la pintora rusa, ya francamente
para dirigirse a su amado, el diminutivo «cha- sumida en un abismo de sombras crecientes.
tito». El tono es entusiasta y el común oficio Corona la carta una frase que entraña un signi-
de pintar logra o posibilita (además de la ficado tremendo: «Angelina, que no sabes que
visita al Louvre) que el emocionado corazón el amor no puede forzarse a través de la com-
se sienta pleno ante la posibilidad del retorno pasión» (p. 49) Algunos amigos le consuelan
de su amado. Lo siente cerca, a pesar de que al comentarle que el correo hacia México es
el espectro temporal de la ausencia cumple ya moroso. Mas Quiela sólo pide o suplica unas
cuatro años: «Por primera vez a lo largo de cuantas palabras. Angelina se plantea en este
estos cuatro largos años siento que no estás documento la posibilidad de viajar a México y
lejos, estoy llena de ti, es decir de pintura» buscar a Diego. Digamos que se trata de una
(p. 21). La pintura ha obrado el milagro, mas estrategia narrativa que encontrará, en la nota
será un milagro efímero. Entre esta misiva y la final del libro, un estremecedor desenlace. El
anterior han transcurrido sólo diecisiete días. silencio del muralista mexicano es generaliza-
Quince días después Quiela clama por do: no responde a la correspondencia de sus
el milagro de una carta de Diego. Ha caído amigos. Esto, por supuesto, no funge como
enferma tras su visita al museo y experimenta consuelo para Angelina.
una transfiguración, una transformación en Un lapso de quince días y luego la carta
Diego: como si al mimetizarse en su amado de donde ella dialoga con un amigo (Zadkin)
algún modo lograra poseerlo, tenerlo cerca, cercano acerca de Diego y de su manera de ser
abrazarlo. Urde una vez más el contraste en- y de pintar: «abarca todo el espacio, no sabe lo
tre el gris cielo parisino y el cielo intensamen- que es el silencio» (p. 52). Quiela cita una vez Querido Diego, te abraza Quiela.
Pliegues y repliegues del amor
te azul de México. Y ahora sí, sin ambages, más el azul: «y todo lo envuelvo en una luz intransitivo
lleva a cabo un triple «chantaje» sentimental: azul, la misma que dices me envolvía cuando GILBERTO PRADO GALÁN

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me desplazaba ante tus ojos» (p. 50). Desde la vida y así pasaron diez años, los mejores de
carta que apodé del retorno de la esperanza en mi vida. Si se me concediera volver a nacer,
el regreso de Diego (cuarta) no habíamos ad- volvería a escoger esos diez años, llenos de
vertido guiños o indicios alentadores. Aquí se dolor y de felicidad que pasé contigo, Diego».
logra esa felicidad exigua cifrada en el recuer- Y luego la mención del pájaro azul, el color
do de Diego a través del diálogo y de la re- que funge como motivo persistente durante
valoración de dibujos del pintor celosamente la correspondencia íntegra. Y la reduplicación
custodiados por Quiela. Ossip Zadkin alude o repetición en contacto del vocativo: «Diego,
a una suerte de mexicanización de la pintora Diego, Diego a quien tanto amo» (p. 68).
rusa. El mundo visto a través de los ojos az- Tras la carta de recapitulación transcurren
tecas de Diego Rivera. Esa mexicanización es, seis meses de silencio. Y luego leemos la final,
si me apuran, una dieguización progresiva, la que cierra el magnífico libro de Elena Po-
acentuada por la ausencia. niatowska. Es una misiva breve, contundente
Diez días después respecto de la anterior e irónica: «tal vez esta carta vaya resultando
misiva Quiela escribe la carta que tiene co- demasiado larga» (p. 71). Quiela sabe ya del
mo centro o almendra la reflexión acerca de amor mexicano de Diego y alienta o alberga
Marievna, una antigua novia de Diego con aún esperanzas: «Ahora sé, por Élie Faure de
quien tuvo una hija (Marika). La primera tu amor mexicano, pero mis sentimientos por
señal de vida que aporta Diego a Angelina es ti no han cambiado» (p. 70). Reconoce y agra-
irónica: pide que le lleve dinero a Marievna. dece la ayuda económica del pintor y remata
Es irónica, injusta y dolorosa. Quiela elige con una pregunta incisiva y machacona: «P. S.
un intermediario y así evita, para no padecer ¿Qué opinas de mis grabados?».
incontrolables celos, ver a su rival de antaño. Sabemos, gracias a la página final, que
Esta petición de Diego provoca el recuerdo de Quiela viajó a México para provocar un en-
la relación del pintor con Marievna. En la car- cuentro con Diego. El desenlace es terrible:
ta aparecen otros ojos azules y el documento «Cuando se encontraron en un concierto en
cierra con la metáfora de Angelina como un Bellas Artes, Diego pasó a su lado sin siquiera
pájaro que vive entre las manos de Diego. reconocerla» (p. 72). Ella no quiso molestarle.
«Pero soy tu pájaro al fin y al cabo y he anida- El amor incomprendido agudizaría los últi-
do para siempre entre tus manos» (p. 58). mos días de la pintora rusa. Y esa correspon-
La carta fechada el 2 de febrero de 1922 es dencia, dolorosa, desesperada y nostálgica, ha
la más larga y, me parece, marca la transición sido recreada con mano experta por una de
de la actitud sentimental de Quiela respecto las principales escritoras mexicanas del siglo
de Diego Rivera: va del seco reproche a la pasado.
resignación. Una resignación al modo una-
muniano, entendida como «libertad absolu- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
ta». Inicia con la finta de la carta mexicana
recibida (enviada por el padre de Diego que Adriana Hernández Sandoval, Caleidoscopio
es como un padre para Angelina). Retrata a crítico de literatura mexicana contem-
Diego preocupado por el advenimiento del poránea. Miguel Ángel Porrua /Instituto
hijo al mundo, a un mundo injusto, áspero, Teconológico y de Estudios Superiores de
duro, inhumano. Detalla la deplorable muer- Monterrey (TEC), 2006, 432 pp.
te del poeta Apollinaire. Plantea, además, la Rocío Oviedo, «Los cuerpos del disfraz.
posibilidad de viajar con el pintor a México: Madre o amante. La narrativa de Elena
«Yo hubiera zarpado contigo, pero no había Poniatowska»: http://132.248.101.214//
dinero más que para un solo boleto» (p. 62). Y html-docs/lit-mex/16-1/oviedo.pdf
en esta misiva recuerda los momentos dicho- Nora Pasternac, et al., Escribir la infancia:
sos y sufridos vividos junto a Diego, el pintor Narradoras mexicanas contemporáneas,
que le decía, conmovido, emocionado: «De Colegio de México, 1996.
tan pálida, eres casi translúcida, puedo verte el Carmen Perilli, Historia de amor de un pájaro
corazón». Ese corazón vibrante de melancolía azul. Querido Diego te abraza Quiela:
mortal por la ausencia de la figura amada. En http://www.filo.unt.edu.ar/centinti/iiela/
esa comunicación contrasta la vida en Europa revista_telar/revistas/1/5.pdf
y en América y recuerda, asimismo, el primer http://www.ohiolink.edu/eted/send-pdf.
Querido Diego, te abraza Quiela. contacto con Diego. Resalta, en el crepúsculo, cgi?miami1101364954
Pliegues y repliegues del amor
intransitivo una frase consolatoria: «Juntos afrontamos la
GILBERTO PRADO GALÁN

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