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Batalla del puente de calderón

Último episodio de la primera etapa de la Guerra de Independencia de México. La batalla ocurrió


entre fuerzas insurgentes y fuerzas realistas, el 17 de enero de 1811 en Puente de Calderón,
Jalisco, México.

Antecedentes

El Gobierno Virreinal de Nueva España, ansioso de terminar con insurrección

Puente de Calderón iniciada por Miguel Hidalgo y Costilla el 16 de septiembre de 1810,


concentró todas las fuerzas leales a la corona en la provincia de Guadalajara.

El ejército del general Félix María Calleja del Rey era el que debía enfrentar a los
independentistas. Estaba integrado por unos 5 000 jinetes y 2 900 infantes, bien equipados
y adiestrados, y además, 10 piezas de artillería de campaña con 100 sirvientes.

Los independentistas, liderados por Hidalgo y su teniente general, el capitán Ignacio José
de Allende, contaban con 3 400 efectivos entrenados con solo 1 200 fusiles útiles. Los
acompañaba una masa de hombres carentes de disciplina, organización y entrenamiento,
hasta un total de unos 100 000, de los cuales 20 000 eran jinetes. Los patriotas cifraban su
fe en la victoria en la enorme superioridad numérica que poseían en artillería, pues
disponían de 95 cañones, de los cuales 44 provenían de las fundiciones reales y el resto
eran inútiles. El ejército independentista salió de Guadalajara el 14 de enero de 1811 y
acampó al día siguiente en la llanura del Puente de Calderón, lugar escogido para dar la
batalla.
La batalla
En la madrugada del 17 de enero de 1811, ambos ejércitos se enfrentaron

Plano de la Batalla del Puente de Calderón


en ambas márgenes de arroyo Calderón, donde los patriotas ocupaban las alturas
que dominan el arroyo por el norte y el este. A pesar de la desventajosa correlación
cuantitativa, Calleja pasó a la ofensiva. La victoria parecía inclinarse hacia los
independentistas, cuando una granada cayó sobre un carro insurgente de
municiones y lo incendió, provocando tal explosión, que los materiales inflamados
volaron en todas direcciones.

La explosión destruyó gran parte de la artillería mexicana, lo que en primera


instancia redujo las pocas municiones insurgentes, causó pánico entre los soldados
y creó un incendio que les impidió toda buena visibilidad sobre el enemigo.

Las tropas patriotas cercanas al lugar emprendieron la huída y el resto de la línea


independentista se desconcertó, vaciló y comenzó a replegarse en desorden.

Los monárquicos españoles sacaron provecho de eso se dedicaron a perseguir al


enemigo que huía abandonando hombres y pertrechos. Calleja aprovechó este
golpe de suerte e introdujo en batalla sus reservas, con lo que obtuvo la victoria seis
horas después de haber comenzado. En el campo de batalla cayó Manuel de Flon,
conde de la Cadena, quien fue intendente de Puebla, después de terminada la
batalla por una flecha lanzada por el indígena Juan Terriquez, escondido detrás de
un arbusto.

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