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Nota técnica

Una actualización del enfoque de "gráficos múltiples" para la evaluación preliminar del
comportamiento de excavación en el túnel de roca

G. Russo
Ingeniería Geodata (GDE), Corso Bolzano 14, Turín, Italia

Traducido por Alex Pastorini Cerda, estudiante Ingeniería Civil De Minas, Universidad Andrés Bello;
Curso: Geomecánica II
Concepción, Chile, 2018.

Abstract

El llamado enfoque de "gráficos múltiples" o “ábacos múltiples” es una herramienta útil para la
evaluación preliminar del comportamiento de excavación en el túnel de roca, así como para
seleccionar racionalmente el tipo de sección de soporte predefinido en la cara del túnel, durante
la fase de construcción. De forma simplificada pero racional, los posibles fenómenos de
deformación típicos (peligros) para el efecto túnel en la roca se identifican a través de la
cuantificación, en una secuencia lógica de, estructura (1), resistencia (2), competencia (3) y
capacidad auto-soportante ( 4) de un macizo rocoso. Basado en este análisis preliminar, el diseño
del túnel puede enfocarse en los problemas potenciales detectados, implementando con el detalle
requerido los métodos más adecuados de análisis y cálculos. En este trabajo, se resumen las bases
fundamentales del método y se presentan algunas consideraciones nuevas.

1. Introducción

El enfoque de " gráficos múltiples " (Russo, 2008) es una herramienta útil para la evaluación
preliminar del comportamiento de excavación en el túnel de roca y, como se ha experimentado
(Antolovic et al., 2013; Decman et al., 2013 Filipovic et al., 2013; Kontrec y Constandinidis, 2013;
Palomba et al., 2013) para seleccionar la clase de soporte que se aplicará en la cara del túnel sobre
la base de los criterios de diseño predefinidos.

En particular, el llamado '' gráfico múltiple de GDE '', presentado en la Fig. 1, es un gráfico de 4
sectores basado en la secuencia lógica de los pasos de ingeniería en la Tabla 1.

En la siguiente sección, se resumen las bases técnicas de cada ecuación, señalando los
antecedentes relativos de cada sector. Al mismo tiempo, se remarcan algunas consideraciones
nuevas.
2. El gráfico múltiple de GDE

Como se mencionó anteriormente, el gráfico múltiple está compuesto por 4 sectores (Figura 1),
cada uno de ellos finalizado para una cuantificación fácil de usar de las propiedades
correspondientes presentadas en la Tabla 1. El primer gráfico está en el cuadrante inferior derecho
y el progreso es en el sentido de las agujas del reloj a través del sistema.

2.1. Gráfico I: Estimación de la estructura del macizo rocoso

El Gráfico I (cuadrante inferior derecho en la Fig. 1) estima la estructura de Masa de Roca (GSI) en
función del Volumen de Bloque de Roca (Vb) y las Condiciones de Unión (jC).

Cuando la masa rocosa puede tratarse razonablemente como un continuo equivalente, con
propiedades geomecánicas isotrópicas, las características geoestructurales de las masas rocosas
pueden expresarse mediante un "índice de tejido" (Tzamos y Sofianos, 2007), que puede definirse
como una función escalar de dos componentes: estructura de la roca y condición de la
articulación. En el presente caso, el índice de tejido de referencia es el GSI (Hoek et al., 1995) y su
estimación se obtiene por el método propuesto por el autor (Russo et al., 2007; Russo, 2009).

Este nuevo método para calcular el GSI se ha desarrollado teniendo en cuenta la equivalencia
conceptual entre GSI y JP (Parámetro de unión) del sistema RMi (Palmstrom y otros, 1996;
Palmstrom, 2000), considerando que ambos se usan para reducir la escala de resistencia de la roca
intacta (σc) a la resistencia de la masa rocosa (σcm). De hecho, de acuerdo con los dos sistemas,
tenemos:

donde s y a son las constantes de Hoek-Brown (Hoek y Brown, 1980; Hoek et al., 2002).

Por lo tanto, JP debe ser numéricamente equivalente a sa y dado que para masas rocosas
inalteradas (Hoek et al., 2002) uno tiene:

a se puede obtener una correlación directa entre JP y GSI, es decir:


Para la derivación inversa, la correlación perfecta (R2 = 0,99995) puede ser utilizado con una
función sigmoidal (logística) del tipo:

Con base en dicha correlación, se puede hacer una estimación cuantitativa "robusta" del GSI,
definiendo los parámetros concurrentes a la evaluación de JP, es decir, el volumen del bloque (Vb)
y el factor de condición conjunta (jC). Una representación gráfica de la correlación descrita se
presenta en la figura 2.

El factor de condición (jC). Una representación gráfica de la correlación descrita se presenta en la


figura 2.

El sector I del gráfico que se muestra en la Fig. 1 se deriva de las ecuaciones anteriores. La
cuantificación del Factor de condición conjunta (jC) se basa en tablas publicadas (véase, por
ejemplo, el sitio web de Palmstrom www.rockmass.net, donde se puede encontrar un tratamiento
completo del método RMi). Siguiendo la sugerencia de Palmstrom (2000), también se informan
algunos valores típicos de jC en el gráfico para una evaluación preliminar rápida.

Finalmente, se debe tener en cuenta que el uso del enfoque descrito (GRS) no se recomienda en
masas rocosas complejas y heterogéneas, como un flysch, donde las tablas específicas propuestas
por Marinos y Hoek (2001) pueden ser una referencia más oportuna para calculando el GSI.
Fig. 1. El gráfico múltiple de GDE para la configuración preliminar del comportamiento de excavación. Notas: (*) Solo
para la región susceptible de descascarillar/roca batida para rocas frágiles [IF = (σc/σt)> 8]; de lo contrario, se produciría
una falla de tipo cortante; las dos nuevas líneas que señalan la intensidad esperada del fenómeno frágil se explican en la
Sección 2.4. (**) El aplastamiento implica deformaciones pronunciadas dependientes del tiempo y está asociado a rocas
con baja resistencia y alta deformabilidad: de lo contrario, se producen deformaciones plásticas prevalentes (no
dependientes del tiempo), frecuentemente asociadas a la espeleología; exprimir también depende de la longitud de la
zona propensa potencial: dado un posible '' efecto de pared '' (Anagnostou y Kovari, 2003), para zonas cortas incluidas
en rocas de buena calidad, es más probable que ocurra un comportamiento de espeleología. Símbolos: σc, σcm =
intacto, resistencia de la masa rocosa (= σc*s^a); jC = factor de condición conjunta, Vb = volumen del bloque; c =
densidad de masa rocosa.
Tabla 1
Marco lógico adoptado para la identificación de los peligros de la excavación.

2.2. Gráfico II: Estimación de la resistencia del macizo rocoso

El Gráfico II (cuadrante inferior izquierdo en la Fig. 1) estima la resistencia de la masa rocosa


(σcm) en función de la Tejadura de la masa rocosa (GSI) y la resistencia de la roca intacta (σc).

La estimación de la resistencia de la masa rocosa se basa en las ecuaciones de Hoek et al.


(2002), ya presentado arriba. En particular, tal valor se obtiene gráficamente por la
intersección de las curvas GSI estimadas y de resistencia intacta. La confiabilidad de la
estimación de la resistencia de la masa rocosa se relaciona principalmente con la aplicabilidad
efectiva del criterio de falla de Hoek-Brown (basado en un medio supuesto homogéneo e
isotrópico) y la ocurrencia de falla del tipo cortante. De manera diferente, puede ocurrir una
falla de "tipo de desprendimiento", que involucra la resistencia de la roca intacta, al
sobreestresar una roca de buena calidad, dura y frágil. En tal caso, de acuerdo con el enfoque
de predicción de espasmo (Diederichs et al., 2004; Diederichs et al., 2005; Diederichs et al.,
2010; Kaiser et al., 1994), la fuerza movilizada en caso de falla puede dar como resultado
alguna más alto y más bajo que el σcm derivado por las ecuaciones de Hoek et al. (Hoek et al.,
2002), básicamente dependiendo tanto del valor del GSI mismo como del estrés para el inicio
de las grietas.

Para una estimación preliminar de la posibilidad de inestabilidades impulsadas por estrés de


rocas frágiles [Índice de Fricción IF = (σc/σt)> 8], en el gráfico II, la región susceptible de
descascarillado/estallido de rocas, si se presentan condiciones de estrés adecuadas, está
resaltado.

Teniendo en cuenta las referencias citadas, los límites inferiores de dicha región se han
tomado a favor de la seguridad como coincidentes con los valores de GSI y σc (MPa), ambos
correspondientes a 60.

2.3. Gráfico III: Estimación de la competencia del macizo rocoso

El Gráfico III (cuadrante superior izquierdo en la Fig. 1) estima la competencia de la masa de


roca (IC) en función de la resistencia de la masa rocosa (σcm) y el estrés in situ (σh).

El Índice de Competencia (IC) se define simplemente como la relación entre la resistencia de la


masa rocosa (σcm) y la tensión tangencial (σh) en el contorno de la excavación.

Es importante observar que una suposición simplificada sobre el estrés in situ original se
adopta aquí al considerar un valor de k = 1, donde k es la relación entre las tensiones
principales horizontales y verticales in situ.
En consecuencia, para un túnel circular uno tiene σh = 2γH, con γ = densidad de masa rocosa
(valor supuesto = 0.025 MN / m3) y H = sobrecarga. En el caso de k ≠ 1 y/o γ ≠ 0.025 MN/m3
una aproximación razonable puede consistir en calcular la tensión tangencial máxima σhmax =
(3σ1-σ3) y luego dividir el resultado por 2c (es decir, por 0.05), para deriva la sobrecarga
ficticia que origina el mismo σh = σhmax para k = 1 y γ = 0.025 MN/m3. En consecuencia, el
punto de clasificación se trazará como referencia a la sobrecarga ficticia correspondiente.

El valor de IC = 1 separa en el gráfico la respuesta de deformación de la excavación en los


dominios elástico (arriba) y plástico (abajo).

Además, en el gráfico también se informan algunas líneas horizontales punteadas que


representan la mejor correlación del Índice de Competencia con la clasificación de
comportamiento de GDE informada en la Fig. 5.

Como se presentó más adelante (Fig. 5), en tal clasificación se identificaron originalmente
cuatro clases (a/b, c, d, e/f) (Russo et al., 1998) en función de la deformación radial en la cara
de excavación (δo) y la extensión normalizada de la zona plástica alrededor de la cavidad
(Rp/Ro). Se consideraron dos distinciones adicionales: (1) en el caso de la respuesta elástica
(es decir, las clases a/b), la clase "b" indicaba una masa de roca discontinua propensa a la
inestabilidad de la cuña; (2) la clase '' f '' se asoció a condiciones de colapso inmediato de la
cara del túnel.

Como se trata en la siguiente sección, más recientemente la clasificación GDE original se ha


actualizado para tener mejor en cuenta el carácter discontinuo real de las masas rocosas y, en
consecuencia, para mejorar la predicción de diferentes fenómenos de deformación, como el
tipo gravitacional y el frágil, estrés inestabilidades impulsadas (figuras 4 y 5).

Para transferir dicha clasificación en el gráfico, la línea característica (Carranza-Torres, 2004) y


los métodos de Monte Carlo se han implementado para encontrar una correlación aproximada
entre el IC y las clases de GDE.

En particular, como se informa en la figura 3, se ha considerado una gran variabilidad de los


parámetros geomecánicos de entrada al referirse a una distribución uniforme adecuada. Por
otra parte, para los cálculos:

(i) Se ha considerado un comportamiento de ablandamiento de cepas al referirse al


enfoque propuesto por Cai et al. (2007) se centró en el concepto de "GSI residual"
(GSIres);
(ii) el módulo de deformabilidad de la masa rocosa se ha obtenido mediante la ecuación
simplificada propuesta por Hoek y Diederichs (2006);
(iii) δo ha sido obtenido por la ecuación propuesta por Hoek et al. (2008).

En la Fig. 3, se muestran los resultados de 2000 iteraciones por el método de muestreo Latin
Hypercube, así como la mejor curva de interpolación para la relación IC-δo.

Además, el estado combinado del 2do se han analizado los parámetros implicados en la
clasificación de GDE (es decir, δo y Rp/Ro) y se han evaluado finalmente las líneas de
correlación aproximadas informadas en el gráfico.
Dada la incertidumbre relacionada, la correlación reportada en el gráfico múltiple refleja solo
las condiciones más probables para la variabilidad paramétrica asumida en el cálculo
probabilístico.

Fig. 2. Diagrama para la evaluación de GSI basado en los


parámetros RMi jC y Vb (Russo et al., 2007; Russo, 2009).

Fig. 3. Correlación actualizada entre la deformación


radial en la cara (do) y el Índice de Competencia (IC).
Nota: uo, uf = desplazamiento radial en la cara del
túnel, final.
2.4. Gráfico IV: Estimación del comportamiento de la excavación

El Gráfico IV (cuadrante superior derecho en la Fig. 1) estima el Comportamiento de Excavación


basado en la competencia del macizo rocoso (IC) y la capacidad de autosuficiencia (RMR).

En el último cuadrante del gráfico múltiple, la clasificación de comportamiento integrada se aplica


en forma aproximada, utilizando las correlaciones previas con IC.

Siguiendo el esquema conceptual presentado en la Fig. 4, el sistema original de clasificación GDE


ha sido integrado (Bieniawski, 1984; Bieniawski, 1989) por las clases de RMR (Fig. 5) considerando
también su conocida relación empírica con las capacidad autosuficientes de los macizos rocosos.

Con la misma lógica de la Fig. 4, algunos de los principales peligros para la tunelización están
consecuentemente delimitados en el nuevo gráfico reportado en la Fig. 5.

El término espeleología se utiliza aquí para identificar el colapso gravitacional genérico de partes
de la masa rocosa altamente fracturada de la cavidad y/o la cara del túnel. Por lo tanto, dada su
muy pobre capacidad de autosuficiencia, el mayor riesgo de espeleología está asociado a las clases
RMR más desfavorables.

Squeezing (ss) implica pronunciadas deformaciones dependientes del tiempo y generalmente se


asocia a rocas con baja resistencia y alta deformabilidad tales como, por ejemplo, filitas, esquistos,
serpentines, areniscas, tobas, ciertos tipos de flysch, rocas ígneas erosionadas químicamente
(Kovari, 1998). De lo contrario, las deformaciones plásticas deben prevalecer y la espeleología
también es probable. Un análisis más detallado, basado en un modelo más preciso de propiedades
geomecánicas, debería ser capaz de resaltar la distinción que acabamos de describir.

Los términos "grave" y "muy grave" se han asociado a las clases de GDE ''d'' y ''e'',
respectivamente. Al considerar también el tipo de medidas de estabilización aplicadas, pueden
relacionarse aproximadamente con las correspondientes clases de contracción basadas en δf
propuestas por Hoek y Marinos (2000), si se incorpora en el último término también el grado
"extremadamente severo".

Notas: δo = deformación radial en la cara; Rp/Ro=radio de plástico/radio de la cavidad; σh =


tensión tangencial máxima; σcm = resistencia de la masa rocosa. Los límites de las zonas
sombreadas son aproximados y representan la condición más típica; vea también las notas a la Fig.
1 y otras explicaciones en el texto.

Con respecto a la versión original, se han agregado dos líneas en la región de


desmoronamiento/estallido de rocas para observar la intensidad potencial del fenómeno frágil.
Esta indicación se basa en la aproximación de que, para una roca muy buena, la clasificación RMR
podría suponerse igual a la GSI. En consecuencia, ya sea la ecuación basada en GSI σc = σcm/sa (2)
y la relación empírica propuesta por Martin et al. (1999) entre la relación σh/σc y la profundidad
de falla esperada (dof) se han considerado (r = radio del túnel):
En particular, la clasificación propuesta por Diederichs et al. (2010) ha sido implementado,
informando en el gráfico las líneas equivalentes para la intensidad menor y severa de la falla frágil:

 “desprendimiento menor= 
 “grave sobrevuelo” 

Es importante observar que la profundidad de la falla (dof) no necesariamente implica (o no) un


fenómeno violento (“estallido de rocas”), que depende principalmente de la fuerza de la roca y su
capacidad relacionada para almacenar energía.

El potencial de falla de la cuña rocosa se asocia principalmente a masas rocosas buenas (justas)
sometidas a condiciones de estrés relativamente bajas, es decir, cuando la respuesta a la
excavación está dominada por la resistencia al corte de discontinuidades y debe producirse una
falla "translacional" (Bandis et al., 1997). Análisis adicionales detallados, por ejemplo, utilizando
métodos de equilibrio límite, deberían verificar la posibilidad efectiva de inestabilidades
cinemáticas.

Dos zonas "improbables" también se han marcado en el gráfico correspondiente a combinaciones


poco realistas entre GSI y RMR: la primera debajo de la región de "descascarillado/estallido" y la
otra en la parte superior derecha (zona de "espeleología"), donde RMR clase V y el
comportamiento elástico teóricamente se superponen.

Fig. 4. Esquema conceptual para un escenario general del comportamiento del sobre-excavación de suelo.
Fig. 5. Esquema de clasificación de GDE del comportamiento de excavación (Russo y Grasso, 2007; Russo, 2009).

Fig. 6. Comprobación de la relación propuesta


entre el GSI y el componente geostructural de
RMR (r2 + r3 + r4) sobre la base de n. (257 + 188)
mapeos faciales recolectados durante la
construcción de dos túneles cruzando rocas
volcánicas / ígneas (montañas andinas). Es
importante recordar que la ecuación de
referencia se basa en las clasificaciones de
clasificación de los parámetros involucrados.

2.6. Algunas observaciones sobre la evaluación de RMR

En el caso de que los valores de RMR (Bieniawski, 1984; Bieniawski, 1989) no estén disponibles
para la aplicación del gráfico múltiple, puede ser útil considerar el procedimiento descrito a
continuación.
El RMR resulta por la suma de las siguientes clasificaciones:

r1 = fuerza uniaxial de la roca (resistencia a la compresión)

r2 = RQD r3 = espaciado de discontinuidades

r4 = condición de discontinuidades

r5 = condición del agua subterránea

r6 = ajuste por orientación de discontinuidad.

De acuerdo con Tzamos y Sofianos (2007), los parámetros r2, r3 y r4 representan el componente
geoestructural de RMR y su suma es, por lo tanto, conceptualmente equivalente al GSI (''índice de
tejido''). En consecuencia, dado que los posibles rangos de variabilidad son de 8 a 70 y de 5 a 100,
respectivamente, se puede derivar la siguiente ecuación aproximada:

o, más en general:

En la Fig. 6, la fiabilidad de la Eq. (9) se verifica mediante los datos recopilados con n. (257 + 188)
mapeos de caras realizados en dos túneles cruzando rocas volcánicas / ígneas (montañas andinas),
actualmente en construcción.

En consecuencia, como lo señala la Eq. (10), teniendo en cuenta que GSI y σc son conocidos, el
RMR puede evaluarse razonablemente estimando los dos parámetros restantes (r5 y r6), es decir,
la condición de agua subterránea esperada (para el túnel debajo del nivel freático,
frecuentemente relacionado con el condiciones geostructurales y luego a la GSI misma) y la
corrección de las orientaciones de las discontinuidades con respecto al avance del túnel,
respectivamente.

3. Aplicación práctica del gráfico múltiple

Como se menciona en la introducción, el gráfico múltiple tiene dos campos principales de


aplicación:

(1) En las fases preliminares de diseño para evaluar el comportamiento esperado de la


excavación y los riesgos relacionados, con el fin de orientar el análisis detallado sucesivo;
(2) En la fase de construcción, para seleccionar en el túnel la cara del tipo de sección de
soporte que se aplicará en función de la condición geomecánica encontrada. En
consecuencia, en el cuarto cuadrante, el campo de aplicación predefinido de los tipos de
sección de soporte se comenta según los criterios de diseño de referencia.
En las Figs. 7 y 9 algunos ejemplos de aplicación se informan con referencia a estas dos opciones
prácticas. En particular, el gráfico de la Fig. 7 se refiere al análisis preliminar para una zona de
túnel de 740 m que atraviesa un macizo rocoso ígneo con una sobrecarga de aproximadamente
1000 m y en presencia de estrés anisotrópico in situ (k = 1.5). En consecuencia, de acuerdo con el
procedimiento descrito anteriormente, se considera una sobrecarga ficticia de aproximadamente
1700 m para simular la tensión máxima en la corona del túnel e invertir.

Teniendo en cuenta la variabilidad hipotética de los parámetros geomecánicos principales


mediante distribuciones adecuadas, se realizó un análisis probabilístico (método MonteCarlo) y se
presentaron gráficamente los resultados (obsérvese que el GSI ya se estimó y, por lo tanto, no se
compila el primer cuadrante).

Dada la alta variabilidad de la calidad de la masa rocosa (GSI~20-80) y las condiciones de


sobrecarga generalizada, se deben esperar los siguientes riesgos principales:

• 20% moderado /severo descascarillado/estallido de roca;


• 50% de exprimido severo/muy severo.

Nota: los símbolos rojos señalan los casos que caen en la región " Susceptible a
desprendimiento/estallido de roca" en el cuadrante II y, por lo tanto, están efectivamente sujetos
a dicho peligro si se los somete a una sobrecarga excesiva.

Parece racional que en el desarrollo del diseño estructural algunas medidas de mitigación
específicas estén asociadas a los diferentes tipos de peligros y la intensidad relativa. Por lo tanto,
el dimensionamiento de las medidas de estabilización y la consiguiente composición del tipo de
sección de soporte se derivan de la selección de las acciones de diseño más adecuadas (Russo y
Grasso, 2006), ya sea de antemano o durante la excavación del túnel. En la figura 8, como un
ejemplo, se enumeran y combinan algunas medidas de mitigación típicas para garantizar los tipos
de sección más adecuados para cada peligro geomecánico esperado.

Siguiendo la misma lógica, en la figura 9, los diferentes tipos de sección de los sistemas de soporte
se localizan en el gráfico múltiple, cubriendo el campo de aplicación correspondiente en el 4º
cuadrante.

Durante la fase de construcción, los principales parámetros geomecánicos se definen en la cara del
túnel y, en consecuencia, se identifica el tipo de sección de soporte a aplicar (ver el ejemplo en la
figura)

Es evidente que diversos criterios se pueden implementar de forma análoga, reflejando la


combinación definida de los principales parámetros geomecánicos y, por lo tanto, el enfoque
específico de diferentes diseñadores.
Fig. 7. Ejemplo 1
de aplicación de
gráficos múltiples:
análisis
probabilístico para
una zona de túnel
de 740 m en masa
de roca ígnea (ver
detalles en el
texto).

Fig. 8. A la izquierda, un ejemplo de medidas típicas de


mitigación (estabilización) para el túnel de roca D & B; a la
derecha, el GDE general racional para asociar los diferentes
tipos de sección de soporte a los peligros geomecánicos
esperados y la intensidad relativa. De acuerdo con la
especificidad del peligro, se adoptan métodos de cálculo
adecuados para el diseño estructural.
Fig. 9. Ejemplo 2 de aplicación de gráficos múltiples, que muestra el campo de aplicación habitual de GDE de los tipos de
sección de soporte asociados a las regiones correspondientes de riesgos. Un caso práctico se comenta sobre la base de
las estimaciones realizadas en la cara del túnel (desde el cuadrante I al IV): I_ [Vb≈20 dm3 & jC = 2GSI≈55]; II_ [GSI≈55
& σc = 100 MPaσcm≈8 MPa]; III_ [σcm≈8 MPa & H (ficticio) = 1750 mIC = 0.09]; IV_ [IC = 0.09 y RMR = 53  (peligro
frecuente: inestabilidad de cuña / caída de rocas)  Aplicación de la sección de soporte tipo C1].
4. Conclusión

Se ha ilustrado una actualización del enfoque de "múltiples gráficos" para la estimación preliminar
del comportamiento de excavación de las masas rocosas y, en consecuencia, de los peligros
probables para la construcción de túneles.

Tal predicción de la respuesta de excavación se obtiene por medio de la cuantificación, en una


secuencia lógica, de (1) estructura, (2) resistencia, (3) competencia y (4) capacidad autosoportante
de la masa rocosa.

A pesar del carácter preliminar de la predicción, que implica algunas suposiciones simplificadas
(por ejemplo, túnel circular en masa rocosa homogénea/isotrópica, modelado continuo
equivalente, k = 1, ...), el método descrito puede ser una herramienta útil, ya sea en el primeras
fases de diseño, para una identificación rápida de escenarios críticos potenciales y para realizar
análisis de sensibilidad, y en la fase de construcción, para la selección del tipo de sección de
soporte adecuado en la cara del túnel sobre la base de los criterios de diseño predefinidos.

Sobre la base de dicho análisis preliminar, el diseño del túnel puede centrarse en los problemas
potenciales detectados, implementando con el detalle requerido los métodos más adecuados de
análisis y cálculos.

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