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J. Y.

/ CIudad Real

La utilización del compost de orujo de uva, a partir de los residuos prensados de la pepita de la uva,
los raspones y los hollejos no es una alternativa experimental, sino que es una opción que los
agricultores ya pueden aprovechar para mejorar la calidad de sus productos hortícolas, sobre todo el
melón, y que también ayuda a reducir la contaminación de los acuíferos a través del suelo de los
cultivos.

El investigador Francisco Ribas, coordinador del proyecto “Aprovechamiento de residuos


agroalimentarios (compost de orujo) para mejorar el sistema de producción y la calidad del melón de
La Mancha”, explica algunas de las líneas del estudio de la Consejería de Agricultura entre 2009 y
2014, en el que colaboraron la Universidad de Castilla-La Mancha y la Politécnica de Madrid, y sobre
el que está a punto de publicarse una tesis doctoral, además de haber sido avalado por publicaciones
científicas.

Este fertilizante, 100% ecológico, tiene otras salidas como su conversión en biocombustible, aunque
las aportaciones nutritivas como abono orgánico en el melón han quedado claramente demostradas
en la investigación, al comprobar que intensifica la producción de melón y optimiza su calidad
organoléptica.

Ribas explica que el estudio se ha centrado en compostar los residuos de los racimos,
potencialmente dañinos para el desarrollo y el crecimiento de las plantas (tienen muchos
polifenoles), a través de su almacenamiento y fermentación hasta que se estabilizan, pierden los
elementos fitotóxicos o contaminantes y se convierten en un sustrato orgánico granulado “muy
interesante para la agricultura”.

“Había que chequearlo, ver la composición y la facilidad de cesión de los elementos tóxicos,
nitrógeno y fósforo, calcular la dosis que había que aplicar en suelo y probar su eficacia en
condiciones de campo, con el fin de comparar los resultados obtenidos con la fertirrigación
tradicional”, precisa el biólogo.

En el caso del nitrógeno, los ensayos concluyeron que para que su mejor absorción y que pase aser
un elemento nutritivo para la planta hay que ajustar el riego y las dosis de compost, en una
proporción dedos kilos por cada metro lineal, cálculo con el “que no hay problemas de
contaminación”.
Igualmente, el sustrato libera el fósforo en los primeros estados de la fermentación, señala el
investigador, que en el caso del melón influye en la cantidad de frutos que producirá porque
interviene en el cuajado, con lo que proporciona un incremento de peso y más presencia de azúcar.
En concreto, los rendimientos alcanzarían 13.000 kilos por hectárea.

Ribas asegura que es una alternativa efectiva para los productores, a tenor de dichas conclusiones
científicas, que ya han comprobado algunos agricultores de la provincia “con resultados positivos”.
Con todo, ahora iniciarán una parte formativa con un programa de cursos y charlas “para explicar las
aportaciones” del fertilizante que lo comercializa la empresa Agricompost.

Del mismo modo, el investigador también apuesta por potenciar nuevas técnicas en productos
hortícolas por “tenemos que buscar la generación de un suelo fértil bueno, ecológico y que
incremente los beneficios al agricultor en producción y en calidad”

https://www.google.com/amp/www.lanzadigital.com/provincia/el-compost-de-orujo-de-uva-se-
abre-paso-como-un-potente-fertilizante-horticola/amp/

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