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El sacramento de la confirmación.

Un sacramento es algo ordinario que trasparenta lo divino, estos se dan en los momentos de la
existencia de un cristiano, los sacramento nos hace vivir unidos a Jesús en este caso la confirmación
nos lleva a la madurez cristiana; El catecismo de la Iglesia católica en el numeras 1285 va a decir a
los bautizados, el sacramento de la confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los
enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedan obligados a un más
como auténtico testigo de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y obras.

Siendo así todo confirmado tiene un papel fundamental en la Iglesia trasmitir los valores evangélicos
de la justicia la paz y el amor y con esto construir desde su hogar un mundo mejor ya que Dios ha
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. (Rom 5,5).

Por tanto la eficacia del Espíritu Santo produce también una trasformación del ser humano, de
manera que llegamos a ser otros hombres. Por un lado están las cosas terrenales, que nos
acaparamos todo pero cuando el Espíritu Santo entra en acción, comienza ese proceso de
trasformación, poniendo las cosas eternas en el centro de nuestra vida de manera que la determina.
Bajo la actividad del Espíritu Santo uno llega a tener el deseo de ser una bendición para el otro.

Este mismo Espíritu Santo que reaviva nuestra vida nos da una gracia Santificante que muchas veces
se pierde por el pecado mortal y se va aumentando por medio de la recepción de los sacramentos
y mediante las buenas obras realizadas por medio de nosotros siempre que las hagamos con pureza
de corazón, sin dobleces ni intenciones pecaminosas.

Sin embargo la confirmación tiene que ver con la fe que los padres de familia profesaron por mi
junto a los padrinos en el bautismo ya a una edad madura reafirmo la fe de mis padres y padrino
volviéndome cohedero de los premios celestiales.

El catecismo en el numeral 166 va a decir. La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre
a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como
nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo.
El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres
nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de
los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a
sostener la fe de los otros.

En la confirmación el rito es muy sencillo básicamente es igual a lo que hacían los apóstoles con
algunas partes añadidas para que sea más entendible. EL rito esencial es la unción con el santo
crisma, unidad a la imposición de manos del ministro y las palabras que se pronuncian. La
celebración de este sacramento comienza con la renovación de las promesas bautismales y la
profesión de fe de los confirmados. Demostrando así, que la confirmación constituye una
prolongación del bautismo. El ministro extiende las manos sobre los confirmados como signo del
Espíritu Santo e invoca la efusión del Espíritu. Sigue el rito esencial la unción del Santo crisma en la
frente, hecha imponiendo la mano pronunciando las palabras que conforma la formula. El rito
termina con el beso de la Paz, que representa la unión con los fieles.

Esto dice el catecismo en el numeras 1289 Muy pronto, para mejor significar el don del Espíritu
Santo, se añadió a la imposición de las manos una unción con óleo perfumado (crisma). Esta unción
ilustra el nombre de "cristiano" que significa "ungido" y que tiene su origen en el nombre de Cristo,
al que "Dios ungió con el Espíritu Santo" (Hecho 10,38). Y este rito de la unción existe hasta nuestros
días tanto en Oriente como en Occidente. Por eso, en Oriente se llama a este sacramento
crismación, unción con el crisma, o myron, que significa "crisma". En Occidente el nombre
de Confirmación sugiere que este sacramento al mismo tiempo confirma el Bautismo y robustece la
gracia bautismal.

Pablo va a decir en la segunda cartas a los corintios Pues tantas como sean las promesas de Dios,
en El todas son sí; por eso también por medio de Él, Amén, para la gloria de Dios por medio de
nosotros. Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió, es Dios, quien
también nos selló y nos dio el Espíritu en nuestro corazón como garantía. (2 corintios 1, 21).

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