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Introducción
En los Estados Unidos existe una gran necesidad de modelos para el liderazgo. Faltan
modelos efectivos que cautiven la mente y el corazón del pueblo. Esta crisis de
liderazgo también afecta a la Iglesia. Sin embargo, esta crisis de liderazgo puede ser
superada si, como dice Hebreos 12.2, ponemos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe.
Hebreos nos presenta a Jesús como el Sumo Sacerdote del nuevo pacto. Nuestra tesis
es que el concepto presentado por la Epístola a los Hebreos nos provee un modelo
válido y efectivo para el liderazgo cristiano en la Iglesia hispana hoy.
El liderazgo de Jesús
Y su liderazgo salvífico
No hay duda del compromiso de Jesús para con Dios. Jesús es la imagen de Dios (1.3),
el príncipe del universo (1.8-14) y el hijo de Dios (3.1-6). Su divinidad le permite
ejercer un ministerio que no tiene fin (7.16 y 22-25). Su santidad le permite entrar a
la presencia de Dios (4.15 y 7.26-28). El compromiso y la unidad de Cristo con el
Padre le han permitido lograr acceso a Dios y sentarse a su diestra (10.12).
Su solidaridad
Su liderazgo
Sólo un «dios/hombre» podía «llevar muchos hijos a la gloria» (2.10). Allí se dice que
Jesús es el «autor» de la salvación. Esta es la palabra griega «archégos», literalmente
«el primero que hace algo». Entendemos que el texto afirma que Jesús es nuestro
líder. No sólo lo dice Hebreos 2.10, sino también Hebreos 12.2: «Puestos los ojos en el
líder... de nuestra fe.»
El mensaje central
Así llegamos al corazón del mensaje de Hebreos. El ser humano, que antes estaba
totalmente perdido, ahora tiene un líder que ha abierto el camino a la salvación. Por
medio de su compromiso con Dios y de su solidaridad con la humanidad, Cristo Jesús
se ha convertido en nuestro líder en el camino hacia Dios.
El modelo de Jesús
Nuestro líder modelo nos enseña que el líder cristiano debe estar comprometido, ante
todo, con la misión que le ha sido encomendada por Dios. Jesús estuvo tan
comprometido con su misión que, dejando a un lado el gozo que le ofrecía su
divinidad, «sufrió la cruz, menospreciando el oprobio» (12.2). Del mismo modo, el líder
cristiano debe poner su vista en cumplir su llamado.
La segunda lección es que el líder cristiano debe identificarse con los demás. Por lo
tanto, el líder cristiano debe identificarse con los suyos; debe ser uno de ellos; debe
conocer como piensan; debe compartir sus esperanzas, llorar sus penas y gozar sus
alegrías. Eso es lo que queremos decir con «solidaridad»; es identificarnos plenamente
con los demás. Cuando
Implicaciones
En este punto tenemos una sólida base teológica para hablar sobre el liderazgo
cristiano. Sabemos que Jesús es nuestro líder modelo y sabemos que el verdadero
líder cristiano es aquel que está comprometido tanto con la misión que Dios le ha
encomendado como con el pueblo de Dios en su expresión más amplia.
Conclusión
En resumen, podemos afirmar que el líder efectivo es aquel que sigue el modelo de
Jesús, el «Rey-siervo». El que tiene «puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador
de la fe» (Hebreos 12.2).