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“Hacer lo que quieras” palabras con las que se intenta dejarse de órdenes,
costumbres, premios y castigos; sin embargo esta frase también expresa
contrariedad pues tal pareciera que también es una orden: “haz esto y no lo otro”.
Tiende a ser muy complicado si lo haces desobedeces pues no haces lo que
quieres, y, si la cumples haces tu deseo y no lo que se te manda.
Hay que definir que lo que nos venga en gana no tiene nada que ver con hacer lo
que uno quiera, es decir, en el primero se actúa por impulso y en el segundo caso
lo hacemos porque nos nace y sabemos lo que la toma de decisiones traerá para
nosotros.
Hay momentos en los que el ser humano asegura que el dinero compra todo, y
tenerlo todo es lo mismo que darse “una buena vida”, sin embargo estamos
equivocados, pues se sabe lo que se quiere, pero, se ignora en qué consiste eso
mismo. Siempre el deseo nos hace querer más y más; las manos ocupadas limitan
nuestras necesidades, el poder nos ciega.
La ética trata de averiguar todo lo que llevamos dentro (en el fondo), más allá de lo
que nos cuentan y de lo que vemos. El humano debe disfrutar, debes poner
atención a tu vida y a lo que necesitas, lo que deseas, lo que tienes y sé feliz: sólo
así aprendes a vivir humanamente, sin cómodas pero peligrosas simplificaciones.
“Nuestra única obligación es aprender a andar por el mundo sin bastón”, es decir,
que nuestro ánimo no nos haga cojear. Hay tipos de cojos como: a) el que cree no
querer nada, b) el que lo quiere todo, c) el que no sabe lo que quiere, d) el que
sabe que quiere y e) aquel que desea algo con fuerza. Todos ellos necesitan de
un bastón, (cosas ajenas que los hagan sujetarse).
A desgracia todos terminan mal, pues ninguno logra lo que de verdad deseaba. Lo
contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia, pero para tenerla
necesitamos ciertos rasgos: saber, fijar, practicar, renunciar y responsabilizarse.
Todo esto para evitar caer en el egoísmo. El que quiere lo mejor para sí mismo
puede ser egoísta sin ser un imbécil.
Quien no sabe como ser egoísta desea serlo, aunque nos sintamos como alguien
malo, ese pensamientos nos ciega y nos quita la sed de ambición, eso no nos deja
darnos la buena vida pues para conseguirla debemos ser egoístas y querer lo
mejor para uno mismo, siempre voy primero yo.
Hay que saber lo que uno quiere y sentirse bien con sigo mismo. El remordimiento
lo tenemos cuando nos damos cuenta de que hemos hecho algo mal, pero cuando
nos damos cuenta nosotros, no si alguien nos dice que hemos obrado mal. Ese es
el verdadero castigo.
Hay que tener claro que a los hombres que no consideramos buenos los debemos
mantener a distancia, pero también debemos tener en cuenta que son humanos y
aunque nosotros los consideremos malos, pueden darnos humanidad.
Y tratarlo a todos los seres humanos como se merecen, según su calidad, con esa
dignidad también nos hace humanos. Desde luego si vamos dando enemistad no
vamos a recibir amistad y siempre es mejor unirse al pequeño grupo de los
buenos que al gran grupo de los malos, porque ser del montón si puedo ser “YO”.
Amar a los que son como nosotros, y también a los que no lo son, significa que
nos amamos a nosotros mismos, que sabemos vivir una vida humana, una buena
vida.
Capítulo VIII
Tanto Gusto.
Desgraciadamente con el tiempo las cosas siempre cambian, nos guste o no nos
guste, así tiene que pasar porque es inevitable; ejemplo de ello es ver algo tan
normal como el sexo ha pasado a ser obsceno e inmoral, y que se debe tener
pudor al hablar de ello.
A diferencia de los humanos, los animales no disfrutan de un acto tan íntimo como
tal, pues al seguir a su instinto puramente de reproducción y de dominio en el
número, renuncian a sentir.
El placer y el darle gusto al cuerpo es una parte importante para darse la buena
vida de la que nunca estamos conformes. Hay que buscar los placeres de hoy,
hay que saber disfrutar lo que tenemos en el presente y no amargarnos buscando
algo mejor. Podemos disfrutar el presente y con él construir un futuro que nos dé
felicidad.
Con facilidad caemos en abismos de dolor que solo bloquean nuestros sueños y
opacan nuestros éxitos, por eso es importante saber que para todo incluso para la
felicidad hay límites; la felicidad termina donde debe empezar el equilibrio.
Hay una gran diferencia entre el uso y el abuso del placer. Si abusamos de un
placer que es bueno lo podemos convertir en malo si dependemos ampliamente
de él. La conclusión final seria que hay que disfrutar de los placeres pero sin
abusar de ellos ya que entonces pueden llegar a ser peligrosos.
El mejor gobierno desde el punto de vista ético no es el que dice que todo el
mundo es victima de las circunstancias, no es una dictadura porque lo que
queremos es ser libres. La única política que nos puede favorecer es una política
que nos trate a todos por igual, que no pisotee a los que están abajo y destruya
por envidia a los que están arriba, que se asocie a lo poco bueno y no a lo mucho
malo.
En resumen todos deberíamos ser más solidarios respecto al mundo entero, que
no se gastarán tanto dinero en armas que solo sirven para destrozar el mundo y
las gasten para favorecerlo (el tercer mundo por ejemplo). Todo esto termina
regresando el origen de tanto conflictos, de que ha servido tantos años de luchas,
tantas muertes, si no han cambiado las cosas, seguimos siendo esclavos de
nosotros mismos.
Nuestra naturaleza nos hace caminar y caer, solo nosotros decidimos si nos
levantamos y seguimos adelante, o nos rendimos y nos quedamos viendo nuestra
vida pasar sabiendo que somos imbéciles por no intentar.
Muchas veces perdemos tiempo sufriendo por cosas que no ameritan nuestro
dolor; pasamos mucho tiempo ocupados viendo como la vida se nos va en
decisiones, buenas, malas, en momentos que nos cambian la vida, y la
predicciones erróneas que hacemos con respecto al futuro que queremos y al que
merecemos.
Al leer este libro he comprendido que desde que llegamos al mundo, somos
nosotros a la raza que se le dio el poder de decidir. Porque nosotros decidimos
ser.