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Rosales (2014) menciona que se han encontrado factores protectores del estrés, entre los

cuales se destacan: la autoeficacia, el estilo atribucional, el apoyo social, el locus de control,


el optimismo o pesimismo, autoestima y personalidad resistente.
La autoeficacia, se refiere al grado en que los individuos creen que pueden modificar o
determinar las demandas de su entorno. Tener un nivel alto de autoeficacia generaría
niveles bajos de malestar psicológico, lo cual incrementaría los niveles del individuo para
hacer frente a las adversidades. De este modo la autoeficacia se convierte en un factor
protector del estrés (Canavach, Valle, Rodriguez, Piñeiro y Gonzales, 2010, citado en
Rosales, 2014).
El estilo atribucional, es la forma en que atribuimos las causas a algo o alguien de alguna
situación determinada. Estas pueden ubicarse en tres dimensiones: internas-externas,
estable-inestable, global-especifico. Aquellos que emplean inferencias internas, inestables
y especificas presentan menor nivel de estrés (Rodriguez y Frias, 2005, citado en Rosales
2014)
Con respecto al apoyo social, si un individuo lo recibe en situaciones difíciles, es más
probable que experimente menos niveles de estrés (Rodriguez y Frias, 2005, citado en
Rosales, 2014)
Mientras que, el locus de control hace referencia a la percepción del individuo sobre si su
conducta está bajo su control o no. Tener un sentido de control personal minimiza los
efectos de una situación amenazante en el individuo.
El optimismo o pesimismo, se refiere a la actitud favorable o desfavorable que el individuo
atribuye a las circunstancias. El optimista es más resistente al estrés porque no lo evita,
sino que lo enfrenta. El pesimista ve el mundo fuera de su control, es más propenso a la
depresión y a experimentar estrés.
Con respecto al autoestima, se ha demostrado que tener una baja autoestima es la causa
de incrementos recurrentes en los niveles de cortisol durante la repetición de situaciones
estresantes (McEwen, 2008, citado en Rosales, 2014).
El término personalidad resistente fue desarrollado por Kobasa (1979, citado en Rosales,
2014) y se define como “la actitud de una persona ante su lugar en el mundo que expresa
simultáneamente su compromiso, control y disposición a responder ante los retos”. Los
resultados encontrados indican que puntuaciones altas en personalidad resistente se
asocian a menores síntomas asociados, ya que los individuos con personalidad resistente
se enfrentan de forma activa y comprometida a los estímulos estresantes, de modo que los
perciben como menos estresantes (Linares-Ortiz, Robles-Ortega y Peralta-Ramírez, 2014,
citado en Rosales, 2014).
Referencia:
Rosales, R. (2014). Estrés y Salud. España: Universidad de Jaén. Recuperado de:
http://tauja.ujaen.es/bitstream/10953.1/952/1/TFG_RosalesFern%C3%A1ndez%2C
Rosaura.pdf

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