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%) Virose Zorzal IVONNE BORDELOIS Ivonne Bonoetots es poeta y ensayista A : : Se doctor6 en lingastca (MIT) con Noam Etimologia de las pasiones Chomsky y ocupo una cétedra en la Uni- versidad de Utrecht (Holanda). Recibié la beca Guggenheim en 1983. Ha escrito va ts libres, entre los cuales Alegre Apo- callpss (1985), Correspondencia Pizarnik (1988), Un triingulo crucia: Borges, Lu- gones y Guraldes (1999, Segundo Premio Municipal de Ensayo 2003) y La palabra amenazada (2003). Ivonne Bordelois gan6 el Premio Nacién ‘Sudamericana 2005. En la misma coleccién 1 La palabra amenazada wonne aordelois 1B Cireunstancias Alain Badiou 1 El Cambio Climatico global Vicente Barros @ La violencia del mundo Jean Baudrillard Edgar Morin 4 E111 de septiombs Héctor Pavon de 1973 @ EI Nuevo Orden Criminal James Petras @ La ignorancia debida Marcelino Cereljido Laura Reinking & Argentina impotencia Alejandro Rozitchner 12 Filosofia del presente Alain Badiou | Pensamiento y accién Pierre Bourdieu @_Un mundo incierto. Immanuel Wallerstein @ El terror come politica exterior de Estados Unidos Noam Chomsky “'La antigua avenida poblada de diccionarios somnolientos ha desembocado en un tapiz formidable donde se entrecruzan som- bras y colores, donde vibran recuerdos y se arrinconan en gamas arises los olvidos. La ira que se identifica con la pasién y la pasion {ue se bautiza como sufrimiento, el aullido de la avaricia y la biz~ quera de la envidia, el estro de la inspiracion y el estrogeno del sexo, la leche del amor, los trenos de la tristeza y la velocidad de la alegria, la hermandad de la esperanza y el esperma: he aqui un bos- que de metaforas que nos retrotraen a la infancia del lenguaje, cuando el cuerpo hacta cuerpo con la palabra y as emociones esta ban cerca de los huesos, la sangre, los os y la piel.” ‘A partir de raices de palabras como ira, amor, envidia, codicia, ava- riciay otras, la autora asciende a través del latin, el griego,y las an- tiguas lenguas eslavas y germénicas, para reconstruir un complejo mundo pasional y recuperar as! significados muchas veces reprimi- dos por la cultura imperante. El presente libro, que interesa a psi coanalistas, lingUistas y escritores, pero también al lector no espe orgasmo”. No parece ex cesivamente riesgoso imaginar que ambos significados pueden confluir, es decir que en realidad estemos ante tuna tinica raiz. En particular, resulta curioso asignar distintas races a lexemas tan préximos como orgia y \ El signo > significa “da lugar a”, y <,"procede de”. ca Ivonne Borostors orgasmo, aunque el primero conlleva en st origen una connotaci6n religiosa que el segundo no tiene. Orgao en griego quiere decir llenarse de savia, ser fértil, desear ardientemente, hincharse (con lujuria), ma- durar, excitarse. Orgados es una regién fértil consagrada a Ceres y Proserpina. En snscrito, urja, palabra de la misma familia, significa jugo y savia, y también fuerza o vigor en los hombres. Como en otros casos, la serie se- méntica que vincula a estas palabras surge primero de la vegetacién, luego se extiende al propio cuerpo y final- mente se expande para designar a toda la naturaleza, La orgia griega es ceremonia religiosa, muchas ve- ces secreta, misterio y sacrificio a la vez. Era el nombre que se daba a las fiestas de Baco, que se realizaban en medio de arrebatos hibricos de embriaguez. Orgiazo, en griego, es celebrar los misterios: advertimos aqui nuevamente la relacién de lo sexual con lo sagrado. Pero se da también aqui la conjuncién de lo colérico y Jo sexual: nuestra orgia proviene del griego orge, que significa temperamento, pero también ira, soberbia, venganza, irritacién o enojo, movimiento, pasién, or. gullo, arrebato, ardor. Orgizoes irritar, provocar. Orgilos designa la cualidad de lo irascible 0 colérico. Elinglés orgasm, ademés de significar climax sexual obacanal tumultuosa, quiere decir violencia. Yes nota- ble que, como ya lo hemos anticipado, en francés, “orgasine, hasta el siglo XVI, significara exclusivamente acceso de célera, y que s6loa fines de ese siglo pasaraa adquirir un sentido sexual. Fs posible que en las postri- merias del Renacimiento las turbulencias sociales y po- Iiticas dejaran un espacio de mayor libertad para la ex- resién verbal de la sexualidad, y por ello fuera posi- Enao.0Gi OE LAS PASIONES 67 ouoal ble acuitar este nuevo sentido, que hoy ha desplarade te sosqueetemos estaando, otos casos que es , ‘Sue movimiento paso acompefado de descare propioa la vez dela esera y del impulso sexual. y aca so enreazados causalment el uno con e otro. No fa tari tampoco fa presencia del elemento inspiaciona ‘que orgiase relaciona, segtin Io hemos visto, " {Gnas engriego), eon tron ings: record: mosques obras de Shakespeare settulan wos Como podemos ver, una vez mas se vineulan, através de una misma rat, lo colérco lo sagrao y lo sexual -es det, enone nuevamente In orga sagrada I 27 gancia colrica y el ogrsmo Gracando 0 sexual), rederos de un “erg primitive fundamental te es un eco irrefutable de las confiuencia semantics ira-estro, mania" Ménades, que poo tanto no sedan asiadas, as como tampaco resulta casual la convergencia de estas nociones en la polisemia de ft- rr, en sus acepciones contemporiness, Algunos ob adores pueden sugerir que la vecindad de la tay defo staal ena ensadas y ileentes acepcio: nes de estos vocablos puede deberse que ambas no ciones implican una intensidad poco habitual, Pero, como yao sefalamos tambien sen ntensos loin 6 bia y el amor, y el listado de la s 2 aplican ests términos no ofrece una cores pondencia semejante. Son cuatro los manojos Jo con Ia agre= * nie notar que la consonancia del orgul Fase eluce nese grupo de palabras, At er (ngllos, en francs) quete decir ombien cruel temble 6 Ivonne Boroetos cidencias especificas ‘eis, *men, furor, *werg— que n pueden ser azarosas, a través de las cuales los leags, jes y el lenguaje nos estan indicando perience ‘minos de fusion pasional entre la c6lera y el sexo. Resumiendo: relacién con lo religioso, inspiracién, locura, furor colério, excitacién sexual, en particular Ja femenina, son las notas salientes que irradia la riz ‘eis. Paralelamente, en los descendientes de *werg ve- mos enlazarse a violencia yel desenfreno sexta, como asimismo la célera y el deseo aparecen conectados en el furor (¢*dhiwer?) y la mania (*men), vinculados tam- bién con una inspitaci6n sagrada. Asi considerados lefdos, los diccionarios usuales y los etimolégicos se vuelven cédigos sumamente densos de una informa: ae ‘Permanece implicita y no: desplegada en nues- conciencia actual. Esta informacion se da tambié en otas formas contemporéneas mas prximas a no. soltos: al estar elite en lenguaje cologuial comespon. feel f0 be hot inglés, que significa estar enamorado 0 enojado, segtin los contextos. Eifer,en alemn contem. pordneo, se interpreta como ardor, pasién, y asimismo indignaci6n, ira, furia, célera, celo, ahinco, entusias- mo, arrebato. Parece imposible entonces negar la per- turbadora proximidad de la pasign y dela ira, que re siste las olas del tiempo a partir del “is primontial” ew pace een E én se da en la escena primaria: cuando el nino presencia, intuye o adivina el abrazo en la copula any Fev ages de oe EnmouoGia OE LAS PASIONES 69 Pero por otra parte, en el camino a las lenguas modernas, hemos perdido la conexién del sexo y la {célera con Io sagrado y con la inspiracién, tal como estaban entretejidas estas nociones en elestro y el hieros, fen la menis y la mantis, en la orge y la orgia, en el furor uuterino y el furor de la inspiraciGn sagrada. Despojado de los dioses que lo animaban, el viento arrasador del seis indoeuropeo ha tropezado con la roca implacable de la raz6n. Es decir, bajo el temor, la paranoia, el po- der y el control de la razén -y recordemos que Kant decia que la pasién es el cancer de la raz6n-, la magni- ficencia de la mania, la pasién por excelencia, ha pasa- do a ser psicosis: de Delfos hemos cafdo en el neuro- psiquidtrico y el electroshock. ¥ esto ya lo habia deci- dido el nuevo giro de la Hélade, cuando el hombre, peligrosamente, se volvié la medida de todas las cosas ¥y el meden agan -nada en demasia~ comenz6 a exhalar Su fétido aroma de aurea mediocridad por todo el uni- verso. Los moralistas grecolatinos, nos dice Foucault, definen la pasi6n como una atenuada forma de la lo- cura. Alo que contesta Pascal, en Las provinciales,a tra~ vés de los siglos: La pasi6n no puede ser bella sin exce- so. Y Hegel: Nada de verdaderamente fundamental se realiza en la historia sin la pasi6n. zAdvenimiento del mundo racional y laico, repre- sion burguesa ante la amenazante y excesiva intempe- rie a la que nos arrojaba la pasi6n indoeuropea, fobia y paroxismo de la envidia ante la locura visionaria, ne- cesidad de controlar, trivializar y reducir lo sexual a lo biolégico-deportivo o bien a lo pomnografico internéti- co? Aqui se detiene por un momento nuestra investi- gaci6n ~s6lo para proseguir hacia otras preguntas del 70 7 Ivonne BoRosios mismo designio, bajo la luz titil i , bajo la luz titilante y misteriosa saber etimolégico~. ney misteriosa del 2, De la ira al sufrimiento: el linaje de la pasién La raiz “eis permanece relacionada con el impetu divi no y turbulento de la pasion, el padecer sated ae la pasién mediterrénea grecolatina enfoca més bien I pérdida de control racional en el individuo que ex : rimenta la violenta fuerza de las pasiones cone hemos dicho, sin embargo, aquello que parece haberse ido perdiendo con el tiempo, del indoeuropeo al latin pasando por el griego, no es tanto la razén como el origen sagrado del impetu pasional. Se puede pensar en un proceso “desmitificador”, ya que los griegos paulatinamente tendieron a soslayar, a restar impor. tanciaa las “fuerzas incontrolables” ~divinas, externas para asignar el control al ser humano, seguin el dictum de Protagoras: “El hombre es la medida de todas las cosas”. Aunque la linea de referencia a lo sagrado si- reper do en cierto modo, para la filosoffa grie- gen particu para los estoicos- el control racional Para explorar mejor el alcance de ciones,convendria estudiar otras tafcesy verbose parecen relacionarse seménticamente con el compleie entremado del “eis indoeuropeo. oe in griego ~y luego, por contac s gr en el lain que heredamos mis taste ns lenges ey mances-aparece una raizcompetidorade es. En efec- to, de una rae “went (que significa sufre y deriva mo kwenth-es) proviene en griego penthos: dolor, due- EnMsOLOGIA DE LAS PASIONES n Jo, luto. De all se origina el nepente ~con prefijo negati- vyo-, que es la bebida que los dioses usaban para curar~ se las heridas o dolores; ademés, producia olvido, como Jas aguas del Leteo. “También pathos deriva de *kwenth, y significa suce- so que afecta, experiencia, cambio, agitacién, suftimien- to, desgracia, enfermedad; en griego modero significa también malicia. Pero aqui ocurre una variante decisi- va, porque se agregan a pathos, cuando se utiliza en plu- tal, lossignificados de sentimiento, pasin, emocién: esta acepci6n se ira infiltrando progresivamente en la inter- pretacién moderna de la palabra. Fl verbo griego pascho-relacionado con pathos-significa suit, estar afec- tado~positiva onegativamente-, padecer, soportar. (Cu- riosamente, se interpreta también como ser feliz, recibir sun favor 0 bien; en lenguaje estoico, asimismo, opinar 0 pensar.) La raiz.*path sera la que contribuya a identifi- carla pasién con la pasividad, la enfermedad y el sufti- miento, abriendo camino, a través del latin eclesidstico, a la arrasadora interpretacién cristiana segtin la cual la pasién, en términos generales, equivale a pecado. Para el latin, el diccionario de Ernout y Meillet in- dica que las formas verbales patior -préstamo del pascho griego- significa sufrir; ser pasivo o paciente; sopor- tar, Patibilis quiere decir, en la lengua de la Iglesia, ca~ paz de suftir, cualidad de persona sensible. Passio, passionis, antecedente latino de nuestra pasién, es pala~ bra rara y tardia en el latin eclesiéstico, y se emplea para traducir el griego patios. Se aplica a la Pasién de Cristo y significa también movimiento del alma (co- rrespondiente al clasico affectus), con un matiz peyora- tivo, segtin sefialan los diccionarios. R Iowve Borotvots A través de sus origenes griegos y latinos, la pala- bra pasién que utilizamos actualmente se relaciona con numerosos vastagos de patlios encabezando o rematan- do ciertos lexemas complejos: simpatia, apatia, homeo- patia, alopatia, impasible, patologia (es decir, la teoria y estudio de las enfermedades o afecciones del organis- mo), patetismo, un término que evoca en primera ins- tancia la expresi6n de un sentimiento muy intenso 0 el sufrimiento ~particularmente el que se da en especté- culo- cuando despierta una compasién mezclada con cierto distanciamiento peyorativo e irénico, 0 con la percepcién de cierto ridiculo que causa rechazo 0 des- confianza. (Pathetikos en griego significaba emocionan- te; impresionable o sensible.) Pero debe quedar claro que los romanos no incluyeron en su passio el sentido de emocién intensa que, al lado del sufrimiento, con- nota el pathos griego usado en plural. En sus origenes latinos, passio indica ante todo pasividad y sufrimien- to, como lo indica esa extrafia heredera suya que se llama paciencia, que en latin (patientia) significaba no s6lo sufrimiento, paciencia, constancia, tolerancia, sino también sumisién, servilismo. Notemos que el sufti- miento es una de las formas de lo pasivo en la medida en que no podemos enfrentarlo, lo cual origina dolor y humillacién. La enfermedad, en tanto nos hace perder el control de nuestro cuerpo, también humilla y acre- cienta el dolor. La expresi6n de la pasién, tal como la entendemos modernamente, era en latin (segtin Emnout y Meillet) libido, cupido, mientras que el entusiasmo se manifes- taba como furor, alacritas, studium, ardor. Cicer6n usaba el término latino perturbatio para traducir el griego piecscr usrsonse | ee pathos; le esultaba dificil, como ya lo sefialamos, re presentarse a la ira 0 a la misericordia como enferme- dades, segs la etimologia griega, porque considera- ba estas pasiones como constitutivas dela personal dad. Aqui habria que afiadir, por tltimo, que en el pen- samiento clésico hay una linea natural o una intensa relacién entre ser pasivo y sufrir, o mejor dicho, hay tun proceso fundamental que lleva de la pasividad al suftimiento: el sufrimiento del que se habla aqui con- sistiria en la humillacion de perder la dignidad, la li- bertad, el albedrio, en alas de las pasiones". Hay varias otras pistas que unen al sufrimiento con la pasién: psicolégicamente, como Jo ha indicado §. Moravia, aparte de la pérdida del control, la pasion nos frustra por la insuficiencia 0 la inaccesibilidad del objeto del deseo, su engaiiosa incapacidad de satisfa~ cernos, su alteridad nunca del todo aferrable. O bien nuestra pasién desborda al objeto, o bien el objeto aca ba por sustraerse a nuestra pasién. Segiin S. Vegetti Finzi, la pasidn es una tensién atravesada de felicidad "Noten ue pays son verbo gue seein tain a Cetin naman guesenprmenon sneering ne Sitlamente a dolor Une expresion come "no sult excepione BEAU admit oxcepelone” es nett, Cuando decimos que nat inal ste combistneperadsporeemplone staneseni Trndo unjuiio que mpiguesufrien( pena por part de a ‘Metr Recoedemowque suf ede ellis, le- {urease so soporte “que a su ver viene de subpoiere-) ‘Nos Tengu os ext avitiendo que todo suirient Bisicamente sumisen : yori sign evar bien la cng, aguantar ol dor y las savers sd secundariamente quiere decebenesta, yen ishgusjemedico-unatendenciaaaso exagerada al eptiiamo 4 Ivonne Bonsetois yde dolor: la felicidad de hallar una direccién ala exis- tencia y el dolor de saber inalcanzable el objeto de nues- tro deseo. Por la pasién nos sentimos a la vez nosotros mismos y patéticamente fragiles. También puede ocu- rrir como en general lo anticipamos dolorosamente~ que nuestra misma pasién se cargue de culpa o pierda impulso: lo que esta claro es que en todos estos casos el sufrimiento nos espera. Psicoanaliticamente, sefala L. Kancyper, a pasion genera una herida al narcisismo justamente porque res- quebraja el control omnipotente de la raz6n. Mientras el amor salvaguarda la distancia entre sujeto y objeto, el deseo proveniente de la pasi6n se orienta a la fusién total con el objeto, que significa el riesgo de devorar 0 ser devorado por el mismo. Se comprende que muchos conflictos deriven del quiebre de poder que representa el advenimiento de la pasién, ocasionando sufrimien- to: el obsesivo la vive como instancia de pérdida de control; el fobico, como transgresién a la distancia que Te es necesaria; el paranoico, como persecucién de un ‘enemigo que amenaza con devorarlo. Y no hay que ol- vidar que tras la pasion subyace siempre el cuerpo: ne- gar la pasiGn es negar la existencia del cuerpo y por ende exponemnos a la muerte. Por eso es tan dificil y doloroso el ceder a la pasién como el oponerse a ella, Como lo hemos visto, la pasién por antonomasia, entre los griegos, era la ira. En el contexto del pensa- miento y la tragedia helénica, la pasi6n es la apertura humana al impulso indetenible de los dioses, un dejar pasar la réfaga incontenible de lo absoluto; de alli que se encuentre indisolublemente ligada a las nociones de impetu y vehemencia. Este es el caso de la poesia 15 rmoL0cia DE LAS PASIONES homérica y la tragedia griega, en la cual el hombre, como lo hemos visto, seconstituyen hee gracias pre ‘cisamente a su pasi6n, que le permite participar en dinamismo divino, representarlo y actuarlo. — dada la Se podria decir que on el “eis inicial esta dacla la nocion de una fuerza exterior a nosotros, que se pre senta tanto en la grandiosidad de los misterios sagi a dos como en el frenest de la danza, en la ira inspirada por fuerzas divinas 0 en la pulsién sexual que respon deal llamado de la especie. En la ramificacién de hieros que deriva en jearquin presenciamos al poder como una instancia ajena, que se nos impone y nos invade esencialmente desde afuera, aun cuando reclame ato talidad del cuerpo para expresarse. Pero esta ajenidad, en tanto referda a una fuerza divina, no deshonra 2 quien se somete a ella. Por el contrario, es semejante a transporte de quien se entrega a Dios en todas sus o> tencias: para los profetas judios y los misticos cristia- nos hay también una fuerza divina, el espiritu, que “in vade" y conduce a la revelacién o el éxtasis. El oisros grego -literalmente nspiracin sopra da y pulsién sexual al mismo tiempo- subraya e Loe vital y religioso del término, en contacto con el mu : de los dioses; la primera interpretacién de nuestra P sién contemporénea, humanista y laica, expresa 7 a ia, en sus replegues antiguos, reservados en lo dic cionarios, que son custodios del pasado, la pel gros dad moral de una experiencia que nos hace perder el control de nosotros mismos y nos condena al sufrimien- to, Mientras el oistas esta mas ceca del himno liico la palabra pasién puede ser también la lectura ética de una perturbacién que nos supera. 76 owe Boros.os Acaso esta mudanza tenga que ver con. i desde el mundo griego gue comienza a es los dioses para colocar al hombre en el centro del uni- verso- al mundo romano, donde lo que organiza el ‘campo individual y social, reprimiendo las pasiones, esa ley. (También el judaismo, en el que la Ley ocupa uun lugar central, exige el control de los instintos sociales”, no comunitarios,) Elcristianismo, herede- 10 del mundo romano, vendria a acentuar, naturalmen- te,esta tendencia descalificadora de la pasién. Cuando los dioses dejan de ser las fuerzas animadoras del universo y de la vida humana y la ra- 26n es el nico motor legitimo de nuestros actos, la asin reduce al hombre a un objeto de sus propios instintos, y no lo conecta con la divinidad, sino con el sufrimiento, la falta, la pasividad y la muerte. Es decir, dejamos de ser vehiculos de los dioses y nos volvemos victimas ~sujetos pacientes o pasivos- de nuestro cuer- oy de nosotros mismos, Aquies donde parece radicar la transicién crucial en el concepto de la pasién. Es decir, el significado de pasividad se mantiene, pero lo que cambia es el agente: de los dioses que nos invadian pasamos a nuestra naturaleza corporal -en Ia filosofia platénica-. El cristianismo hace suya esta censura: San Agustin distingue entre amor, amicitia,dilectio, voluptas, passio y dice que “la pasién es una impure- 2a del espfritu lejano de la via soberana del amor del que habla Pablo”. La pasién, adscripta al mundo de To pecaminoso, se sufre como una pérdida de ident dad: ‘no era mas yo”, dice Agustin refiriéndose al periodo apasionado de su juventud. Eriotosta 0€ LAs pastones 7 En cualquiera de sus acepciones primigenias -su- frimiento, inercia 0 enfermedad- esta raiz irradia in- dudablemente connotaciones ética y epistemol6gica- ‘mente negativas, aun cuando vaya emergiendo, poco a poco, dentro de su significado, el magnetismo pro- pio de la pasién tal como la concebimos actualmente. Es decir, subrepticiamente, detras del campo etimol6- jco-seméntico oficial que la vincula con el pecado, la pérdida de control, la enfermedad o el sufrimiento ~antonomasicamente, la Pasién de Cristo-, la palabra pasién se va cargando y apropiando, con todo, del sen- tido germinal del “eis indoeuropeo, resplandor de lo ‘magnificamente intenso, lo subversivo, lo omnipresen- te y omnipotente, la clave del dinamismo central de nuestras vidas. Ya desde Spinoza se dibuja el viraje hacia el sentido positivo de la pasién. El mismo Hegel representa otro cambio del significado de la pasién en el mundo moderno: lo que ve en ella, ante todo, es la ausencia de las mediaciones conscientes, ausencia que ‘expone al individuo a ejercer la violencia y entregarse a la alienacién. El vaciamiento del significado pasivo de la pasi6n es manifiesto aqui. Este pasaje del sufrimiento 0 la pasividad a la 6r- ita de lo pasional, tal como lo entendemos en el mun- do contemporéneo, no puede pasarnos inadvertido. Por algo Freud descarta de su nomenclatura el térmi- no pasiones y habla ante todo de pulsiones. Freud escri- be: “cada pulsién es un fragmento de actividad; cuan- do se habla en forma descuidada de pulsiones pasi- vas, S6lo puede referirse a pulsiones con un objeto pa- sivo”. A diferencia de las pulsiones, sin embargo, no- temos que las pasiones se consideran como fuerzas i Ivonne BoroeLors: conscientes: segiin S. Moravia, la diferencia entre pulsi6n y pasién es que la segunda se constituye a par- tir de un objeto claramente distinguido por el sujeto que lo fabula y se enajena en él, mientras la pulsién es una irresistible necesidad biol6gica, instintiva, que no Mega a reconocer nitidamente sus objetos. La pasion se convierte asf en un término etimol6- gicamente complejo, cargado de lecturas contradicto- rias que involucran a la vez pasividad y vehemencia. (Notemos que lo mismo ocurrié con el cambio de sen- tido de sujeto, que significa, etimolégicamente, “suje- tado”, y sin embargo se vio luego asociado con la idea de accin responsable, individuo no sometido, yo au- tnomo. Estas variaciones hist6ricas y epistemolégi cas merecen mas atencién que la que corrientemente se les otorga.) Una posible sintesis de la historia del origen de las pasiones, segiin los materiales que hemos venido con- siderando hasta aqui, nos diria que en un primer tér- mino las pasiones proceden de los dioses, y por lo tan- tono pueden ser juzgadas; en una segunda etapa, don- de se acenttia el dominio de lo racional, proceden de Jos instintos y son por lo tanto humillantes; en la etapa religiosa provendrin de las tentaciones diabélicas y serdn pecaminosas; en la etapa contempordnea pue- den considerarse como surgidas del inconsciente, es decir, de la fuerza de una libido sublimable. Resulta sugerente que mientras *eis haya deriva- do en ira, una pasién especifica (aunque configura el arquetipo de toda pasién en el mundo helénico), “kzenth sea el antepasaco de nuestro pathos y nuestra pasién, que atin los diccionarios actuales ~curiosamen- 73 ErnoLoata DE Las rasiones te~ deseriben en primer lugar como sufrimiento, La prictica de expulsar los demonios ~y acaso los rituales de sanacién que se efecttian en nuestros tiempos- in- dican que la creencia acerca de un pathos exterior que nos domina, invade y pasiviza, tiene fuerte raigambre cultura de la especie. _ fae viaje—en modo, trayecto del estallido a la represién y Iuego nuevamente estallido- conecta diversos mundos conceptuales a través del transcurso del tiempo, en una mirada diacronica que religa a la palabra con su origen, pero también a través del espa- cio, ya que veremos que en muchos casos el mismo juego de asociaciones se reproduce en lenguas gues: tan lejos de utilizar los mismos significantes. En efec- to: ningtin puente fonético une la pasién romance, vin- culada ala sufriente pasién de Cristo, con la Leidenschaft (pasién) germanica. Pero en ambos términos esta pre~ sente la connotacién de sufrimiento. La derivacién en alemén es tan clara como notable en el desfasaje de sentidos: Leid significa mal, pena, dolor, aflicci6n, pe- sar, disgusto, ofensa, desgano. Leiden -el verbo rela- cionado- quiere decir, previsiblemente, padecer, per- mitir, tolerar, aguantar, suftir, pasar, soportar, experi- mentar, (Se relaciona con este verbo el adjetivo laid ~feo- en francés.) Leideform significa voz pasiva. Pero Leidenschaft, nombre que se construye sobre la base morfol6gica del verbo, pasa a significar pasion, gran afecto, amor, mania, impetu, vehemencia. Y este dra- itico pasaje no puede quedar inadvertido”. * En aleman, ademas de Leidenschaft existe Selmsucht, anbelo, de- seoardiente,literalmente, busqueda del deseo. 80, Ivonne Bosotio's Notemos que la contigiiidad entre pasién y sufri- miento no se reduce al mundo griego 0 al germanico. En su diccionario de raices indoeuropeas, Buck, que subraya la falta de distincién entre emocidn y pasién enel pathos griego, dice que la mayoria de las palabras que designan la pasi6n en los idiomas indoeuropeos significa originariamente sufrimiento, cualquiera sea su forma o su origen. Asf tenemos en irlandés cessad, que significa al mismo tiempo sufrimiento y pasién. En gético, winna significa pasion, y winnan, sufrir, Stradati, en ruso, significa sufrimiento, y se vincula con el estro original y sus connotaciones pasionales. Ob- viamente, no hay puente fOnico que religue estas pala- bras: la intuicion de que sufrimiento y pasién forman una dupla indisoluble parece trascender las fronteras lingiifsticas y manifestar acaso una extendida experien- cia humana. Es curiosa la persistencia de las acepciones nega- tivas para los descendientes romances de passio. Un ejemplo pertinente es la definicién que da el dicciona- rio de Littré para el francés passion: “Sufrimiento, ha- blando de Cristo y los mértires. Antiguo término de ‘medicina: asi se denominaba la histeria, la pasién his- térica, el fleo, la pasi6n ilfaca. Impulso del alma hacia el bien o hacia el mal, por placer o por dolor”. La pregunta que aquf se impone es si la conviven- cia lingiifstica de sufrimiento y pasion es un préstamo conceptual que a través de estructuras politico-cultu- rales dominantes -digamos, el Imperio Romano y la Iglesia~ se extendié desde el latin a otras lenguas, 0 bien sila percepci6n de la pasién como unida inexora~ blemente al padecimiento constituye una suerte de EnMoL0cla De LAS PASIONES 81 primitivo que se estableci6 histéricamente entre los descendientes de la cultura indoeuropea. Naturalmente aqui el estudio detallado, asi como el examen de len- guas ajenas a ese ambito, puede resultar decisivo en la resolucién de este enigma. Apasionante como es, no entra dentro de nuestras posibilidades actuales el re- solverlo, y por lo tanto lo dejamos abierto a futuras investigaciones" ‘Atin hoy en dia se mantiene el curioso rango de significados que privilegia al sufrimiento como rasgo definitorio de la pasi6n, sino en la mente colectiva, en los diccionarios autorizados y de uso corriente. Ast, textos tan clasicos anteponen, en la entrada correspon- diente a pasién, passion, respectivamente, la acepcién de sufrimiento a la de emocién o impulso violento, oponiendo, en particular, pasién a accién, Es sintomsti- co gue el Drat (Diccionario de la Real Academia Espa- fola) dé la siguiente definicién de pasién: “Del latin passio, -onis. f. 1. Accién de padecer. 2. Por antonomasia, la de Jesucristo. 3. Lo contrario a la accion. 4, Estado pasivo en el sujeto. 5. Cualquier per- turbacién o afecto desordenado del animo. 6. Inclina- ci6n o preferencia muy vivas de una persona a otra. 7. Apetito o aficién vehemente a una cosa. 8. Sermén so- bre los tormentos y muerte de Jesucristo, que se predi- ca el Jueves y Viernes Santo. 9. Parte de cada uno de los cuatro Evangelios, que describe la Pasion de Cris- * Ceram een hero ningi min ge define psn a su desis) -frevest etusato, Revo, la, ma floc tdne que vercon a nocion de sitniet, de mod ie no Eaves de ning modo ane un univers zAenso la eeu Sign pason-sutintentosea exclusiva del mundo cstano 82 a Ivonne Boroeo1s to. 10. Antiguo término médico: afecto o dolor sensible de alguna de las partes del cuerpo enfermo. 11. Triste- za, depresi6n, abatimiento, desconsuelo.” Notemos que 1a acepcién que resultaria mas co- rriente y aceptable, aun con sus resabios escolasticos, para el hablante contempordneo, “cualquier perturba- cién oafecto desordenado del énimo”, aparece s6lo en quinto término. De los once significados consignados, ocho se refieren al sufrimiento 0 a la pasividad del su- jeto de la pasi6n. No deja de impresionarnos, ademés, el tono religioso-moral del enfoque, imbuido de la in- fluencia judeocristiana. Sin duda, este tipo de defini- ciones nos alerta en cuanto a la politica lexical y cultu- ral que implican los diccionarios oficiales -a ios cua- les, en general, no se recurre, afortunadamente, en es- tos casos-. En nuestro hablar contemporadneo, expre- siones como “una novela apasionante”, “apasionado por la musica”, “pasién por el projimo”, lejos de ex- presar pasividad 0 matices reprobatorios, son altamen- te positivas. Ha habido sin duda un rescate vital y una reapropiacién de signo muy distinto con respecio a la asin en la conciencia moderna. Es interesante notar, con todo, que la conexién se- ‘méntica entre pasién y sufrimiento también se traslada alaesfera simplemente sentimental: “lo siento”, sin otros modificadores, quiere decir: “Io lamento” o “compadez~ co”. (L. Kancyper apunta que en andlisis, sobre todo en el lacaniano,el sentimiento por antonomasia es la angus tia.) Pero para nosotros, hablantes del tercer milenio, la palabra pasién slo secundariamente evoca la nocién de suftimiento y aun mas lejanamente la idea de inaccién, que para algunos resulta totalmente ajena a su interpre- IMOLOGIA DE LAS PASIONES 83 taci6n y uso més corriente. Com-pasidn, que significa compartir una pasién, un padecimiento, conlleva toda- via, sin embargo, el significado sufriente primitivo. En resumen, nos parece haber asistido al duelo de dos raices pasionales lingiifsticas conviviendo o dispu- tando: el “eis indoeuropeo, que revela movimiento, sacralidad, impetu, fervor, inspiraci6n y sexualidad des- bordante de ira, y, por otra parte, el pathos griego, patior latino ~descendientes del *kwventh indoeuropeo-, que denotan originariamente pasividad y sufrimiento. Cabe pensar que entre la ira y la pasi6n, entre la ira de Aquiles y la pasi6n de Cristo Se mueve, a través de la historia, una suerte de polaridad manijaco-depresiva, que va de laomnipotencia agresiva desplegada en la c6lera de los héroes homéricos a la depresién culpable de la pasién dolorosa y pasiva que hemos heredado del mundo grecolatino, acentuada luego por la ética cristiana. :Aca- so no dice Susan Sontag que el culto del amor en Occi- dente es un aspecto del culto al sufrimiento -el sufri- miento como simbolo de Seriedad-? “Asi, noes el amor Jo que sobreestimamos, sino el sufrimiento.” Una dialéctica interior parece producirse entonces dentro de la historia de la palabra: su arqueologia etimolégica -accién de padecer o de doler, opuesta a Ia acci6n, dice Maria Moliner- nos advierte en su for- ‘ma misma con respecto a lo negativo desu origen y su etiologia; pero el contexto hist6rico y cultural en el que ella misma se desarrolla acaba por incorporar finalmen- te el sentido de un glorioso exceso ~propio del *eis pri- mitivo-. Perturbacién violenta del énimo, define tam- bién Moliner: ante ese magnetismo, fatalmente, todos los seres humanos sucumbimos. 34. Ivoune BorDeto1s Acaso esta historia pueda verse como un inter sante movimiento pendular desde los indoeuropeos a nosotros. Como lo hemos visto, ellos privilegiaron la ira como pasi6n central, y asintieron a su desborde porque en él se expresaban ante todo los dioses; los humanos eran para ellos s6lo vehiculos de lo divino. Nosotros, los contempordneos, en la medida en que atin somos roménticos, pretendemos que nuestra pa- sién central es el Eros ~aun cuando reconozcamos, unida a él, la sombra de Ténatos-. Pero aunque, si- guiendoa Nietzsche, hemos destituido a los dioses, nos avergonzamos todavia por la pérdida de limites. De algiin modo, nos hemos dulcificado reemplazando la ira con el amor; de algiin modo también, correlativa- mente, nos hemos domesticado y pedimos excusa in- cesantemente, a nosotros mismos y a nuestros seme- jantes, por nuestros descontroles. Alguien podria decir, cinicamente, que en el fon- do nos hemos vuelto, con el tiempo, més hipécritas y cobardes, ya que negamos obstinadamente la centralidad de la violencia y la agresividad en nues- tras vidas -una violencia y agresividad que nuestros ancestros reconocfan con mayor lucidez-. Esta nega- cién se ve desmentida en particular por la escalada universal de la violencia en la vida politica de las na- ciones. Algunos de entre nosotros, mas pesimistas 0 realistas, siguen a Hobbes y entienden que el hombre es el lobo del hombre y su pasin més fuerte, la codicia del dinero y del poder. Pero si la ira de Aquiles condensa la pasién grie~ ga, a partir del Medioevo~ya se trate de Tristan e Isolda, de Abelardo y Elofsa 0 de Paolo y Francesca~la pasién IMOLOGIA OE LAS PASIONES 85 por antonomasia sera el amor: y es precisamente la pasion la que conduce al amor a su apogeo y ala veza su perdicisn irremisible. A él, en consecuencia, le de- dicamos las siguientes reflexiones. 3. £1 amor Del amor en Roma y sus alrededores: raices latinas del amor In lengua, como resulta obvio, 1g es un sistema comvenido de signos. Wauter BeNiaminy La etimologia ofrece una entrada inesperada, sorpren- dente y al mismo tiempo extrafiamente familiar, a la muy socorrida visi6n del amor. En verdad, resulta cu- rigso que hasta ahora no se hayan explorado las rique- zas de enigmas y sabiduria que ofrece el despliegue geneal6gico de las palabras referidas al amor cuando Jas remontamos en el tiempo. Circunstancia doblemen- te curiosa si pensamos que nuestra época, a través de la lingiiistica y el psicoandlisis, se jacta de haber ido mucho més lejos que otras en la indagaci6n del len- guaje y en la observacién de los fenémenos conscien- tes e inconscientes tocantes al universo pasional. Podemos empezar advirtiendo que, dentro del gru- po indoeuropeo, las lenguas nérdicas y las meridiona- les exhiben diversas consonantes para nombrar al amor, Pero tanto en el caso de la M del amor de las lenguas romances, meridionales, como en el de la L (presente entre otros ejemplos en el inglés love) de las lenguas 86 Ivonne Boroe.o%s germénicas, septentrionales, la relaci6n se ofrece a tra- vés de dos onomatopeyas centrales, que reproducen los gestos de la boca y dela lengua, respectivamente. Estos gestos, en ambos casos, se refieren, reproducen y apun- tan al acercamiento al pez6n y al lamer o paladear pro- pios del amamantamiento. El acontecer del amor se cen- tra fundamentalmente, desde el punto de vista del ra- cimo de raices indoeuropeas del que disponemos, en la relacién reefproca de madre y criatura, y s6lo por tras- lacién se expande hacia las zonas del abrazo de la pare- ja humana. En otras palabras, el lenguaje sabe que las madres no pueden divorciarse de sus hijos ni los hijos de sus madres, y por eso prefiere denominar amor a esta relacién verdaderamente indisolubl Para comprobar esta afirmacién, escuchemos la palabra amor. Su raiz se encuentra en el indoeuropeo *ma, madre, raéz imitativa de la voz infantil, que repro- duce el balbuceo del bebe al mamar. Su derivado es amma, voz familiar, que también significa madre. EL espaiol, con su habitual fidelidad y transparencia, guarda esta rafz practicamente intacta, en expresiones como ama de leche, es decir, la que amamanta. Amita significaba, dentro del recinto indoeuropeo, hermana de la madre o tia, es decir, persona que puede ocupar- se de un recién nacido o eventualmente actuar como nodriza””. De amma proviene amor, ® Nitese que nadriza proviene de nutricia, Nurse, en inglés, de la ‘misma raiz, significa a la vez, como sustantivo, enfermera y no- driza, y como verbo, amamantara un nino y cuidar a un enfermo. En cierto sentido, el cuidar a un enfermo es como amamantarlo, alimentarlo, regresarioa la 6poca en que recibia amorosamente el ‘uldado y a leche materna. También podemos pensar que et hain- 87 La M maternal se transmite en muchos casos alos nombres de la hermana, la abuela, la tia, la cufiada, la prima y la sobrina, como si el poder de lactancia de la madre se irradiara a través de todos los miembros fe- meninos de la familia, Existe también mater, que signi- fica propiamente madre, con el sufijo -ter que indica parentesco y aparece también en pater, frater, etc. En latin se asocian con mater palabras como miateria, que hemos heredado directamente, asf como su derivado ‘madera. Materies es, en efecto, el tronco o madera dura interna del érbol que produce retofios. La ra{z.“am dard lugara palabras como amar o amor entre nosotros, ya que se proyecta, en espejo, en la raiz: *ma’®, Esta rafz *ma tiene tres entradas en los dicciona- rios indoeuropeos: en una significa lo propicio, lo bue- no (citalidad que todavia se proyecta actualmente en ‘ma-tutino 0 ma-duro, es decir, lo que esta fresco 0 lo que esta a punto para ser comido); en otra, la madre; enotra, lo hiimedo. Lo bueno, lo comestible, lo hime- do, lo maternal, lo que fluye parecen entretejerse aqui. Ma-mé en espaiiol -mamma en italiano- es la reduplicacién infantil de esta rafz ancestral. Cuando bee es una suerte de enfermedad, y la alimentacién, su cura -lo ‘cual tiene una magica 0 mitica verosimilitud~ Noes ningiin azar el que una “receta” sea un téemino culinario y médico a la vez: tuna buena estrategia culinaria es lo mismo que una dieta que evi tnenfermedades, ' Estas inversiones o metétesis son naturales en todas las lenguas: baste pensar, por ejemplo, en la alternancia skop-spee que se da en la raiz griega shop (skopeo es mirar), de la que deriva episcopo y de alli obispo, que significa “el que mira o vigila desde arriba”. Spec, su equivalente latino, también significa miar, y la encontramos enniimerosas derivaciones, como espectéculo, por ejemplo, 88 Ivonne BoroE.os los chicos hoy dicen ma para llamar a sus madres estén deshaciendo ~“deconstruyendo”~ la reduplicacién y volviendo a la forma primitiva. Cuando el adulto dice ‘mama se refiere al seno materno ~de hecho, esta pidien- do la teta~: mamma es a la vez madre y teta en latin; ‘manté-fero, el animal que lleva tetas. Amamantar viene de mamar, pero mamar, a su vez, viene de mama —es decis, primero viene la leche (el seno que la lleva) y luego el deseo y el acto de tomarla-. Hay una coincidencia notable quese extiendea tra- vés de muchos idiomas de origen diverso, indicando que las palabras que designan a la madre, con una fre~ cuencia que desafia las leyes de probabilidad, presen- tan una M. En lenguas remotas dentro del grupo indo- europeo, como el hitita, el nombre de la diosa madre ‘era mamma, Pero debemos pensar que la tendencia va ‘més allé del indoeuropeo y se remonta probablemente a una lengua madre originaria. Enty Ab, en hebreo, sig- nifican respectivamente madre y padre. Paralelamente, encontramos imuchi y fuchi en chino;en quechua, madre sedice ma;en tupi-guarant, amoté es amar, desear, anol, Patiente, y anui, hermana, Estos datos ~a los que pue- den agregarse muchos otros-parecen apuntar a la exis- tencia de una lengua madre en la que se anudaria el indocuropeo con otros grandes grupos lingiiisticos y de donde derivarian ciertos gestos lingiisticos primordia- les. El gesto de adelantar los labios para producir esta sonorante nasal se asocia sin dificultades con el acerca- miento de la boca del nifio al pezén materno. Es tam- bién el gesto necesario para el beso. Persuadida de la realidad de este vinculo, que por Ja frecuencia y el radio de expansién con que se da no ErmoLOGIA 9 Us Pasones 89 ibuir al azar, Sabina Spielrein, una deslumbran- aictpala de Jung y de Freud cuya obra deberia ser mejor conocida, propuso una interesante teorfa, Seguin ella, las primeras expresiones verbales del infante tie- nen su origen en el acto de succién, su primera activi- dad voluntara.Enausenca delamadre,latentativa de succin produces sonidos mdm. Estos sonidos + gan luego al acto dle chupar y proporcionan, por lo tan- to alprefigurarlo,un cierto placer. un segundo ests dio, se da la fase magica, cuyo principio reposa en la semejanza de la accién levada a cabo con el evento cuya realizacién se desea, ya que, mediante la secuencia mb- m9, e1infante es capaz de evocar el objeto magico, por- ‘que su llamado puede ocasionar la presencia materna’ Originariamente, dice Spielrein, todo deseo se satis- face de modo alucinatorio, El mundo magico presupone el poder ejercer una influencia sobre el mundo exterior. En dj, la palabra puede reemplazar una acci6n, porque en el mundo primitivo la palabra era una accin”. donde se experimenta una vinculacién con dioses personales, ad- 90 owe Borosiois __ Aquies donde, crucialmente, se constituye la rela- cién objetiva entre la palabra y su significado: cuando ‘a mé-m6 corresponde la presencia de la madre. El acto de mamar es esencial més que ningiin otro para fun. dar la experiencia del nifo, no sélo en tanto nutricién sino como gesto de amor: contacto con otro ser como beatitud suprema. Freud lo dice taxativamente: “Enum Principio la satisfaccién de la zona erdgena aparece asociada con la del hambre. La actividad sexual se apo- ya primeramente en una de las funciones puestas al servicio de la conservacién de la vida, pero luego se hace independiente de ella. Viendo a un nino que ha saciado su apetito y que se retira del pecho de ia ma dre con las mejilas enrojecidas y una bienaventurada sonrisa, para caer en seguida en un profundo sueno, hemos de reconocer en este cuadro el modelo y la ex, presion dela satisfaccién sexual que el sujeto conoceré _ Por algo los griegos representan a Eros como un nifto.Yla palabra oreis, en griego, del verbo rego: ten. der, llegar a, aleanzar, significa deseo de comer, y lue- 80 se extiende naturalmente a la voluptuosidad en ge- neral y al deseo sexual en particular ~de alli anorexia, que es la privacién de estas tres tendencias~. Freud nos cults le pala sree un igo destnae soa ciclonyslantamacon Pronseapasmentnadaons ninists ysgrades dels plbrs pessten for seals esa oblenaparecen agus entemnczdle seeds re Sencs morn eategucepusmocmanscesing ee Sines dl sna Son materia canescens afte ones ellenguseexainn modulate cadepahese ree 1 EnMo.0cia DE LAs rastones dice: “Con la palabra libido designamos en qué forma se manifiesta la pulsién sexual andlogamente a cémo, enun ser humano, se exterioriza el ansia de absorcién dealimentos”. No hay duda, por otra parte, de que en el nifio el placer de mamar constituye un jalon defini- tivo para el placer sexual ulterior. “Es indudable ~dice Spielrein- que el instinto de autoconservacién o de nutricién esta muy estrechamente ligado al instinto de conservacién de la especie, y por lo tanto, al instinto sexual.” Spielrein cita asimismo la opinién de un au- tor francés que compara el solaz que experimenta la madre al amamantar a su nifo al placer que procura el coito al eliminar tensiones que se vuelven excesivas. “Los sintomas neurdticos ~dice Freud- son satis- facciones sustitutivas. Comprobamos la extraordina~ ria frecuencia con que los 6rganos de absorci6n de ali- mentos Ilegan a constituirse en portadores de excita~ ciones sexuales...” Notemos que, curiosamente -0 no tan curiosamente, acaso, teniendo en cuenta la fuerte raigambre patriarcalista de las opiniones de Freud, se habla aqui de las excitaciones sexuales de los 6rga- nos de absorcion de alimentos y no de los 6rganos de portacién de alimentos, como el clasico seno materno. Es decir, es el proceso de alimentaci6n en su pleni- tud activa y pasiva -teta fluyente y boca absorbente~ el que se vincula al proceso de fusiGn sexual, activa y pasiva -si bien no se puede hablar de plena pasividad en ninguno de estos casos-. Y en cuanto al cardcter neurético sustitutivo de los érganos de absorcién de alimentos como portadores de excitaciones sexuales, nos atreveriamos a decir que en un primer estadio, sin embargo, el primer vislumbre de sexualidad se alean- 92 Ivonne Borosios za a través de la experiencia mamaria: el sexo, podria- mos decis, es una extensién de nuestra necesidad de dar y recibir en una relacién nutritiva; podriamos in- cluso pensar que, posteriormente, no se trataria s6lo de sustitucién, sino también de regreso a un lugar de origen. En el alimentar al nifto desde el pezdn, asegu- rando asi su subsistencia biolégica y afectiva, la madre Prefigura el acto posterior de la cépula, donde, com- plementando el ciclo vital, el varén alimenta la boca- vagina de su mujer desde su pene, asegurando asf la supervivencia de la especie. Las lenguas del mundo evidencian una amplia gama de metaforas donde el acto sexual y las expresio- nes afectivas que lo rodean y preparan se designan con imagenes alimenticias: s6lo én espaiiol encontramos “me gustas”, “me lo com‘ a besos”. Hay numerosas compro- baciones independientes en este sentido: por ejemplo, Eduardo Galeano menciona que entre los guaranies la palabra che hau designa a la vez el acto de comer y el de hacer el amor; numerosas metéforas populares y colo- quiales corroboran esta identificacién. En el lenguaje se anudan y evidencian los misterios biolégicos que pro- claman la unidad de la vida. Estos ejemplos remiten ine- vitablemente a la pregunta acerca de la prioridad de lo nutricio sobre lo sexual, o mejor dicho, acerca de la po- sibilidad de considerar simbélicamente lo sexual como tuna extension de lo nutricio, y no viceversa. Lo impor- tante es que mientras la alimentaci6n produce el man- tenimiento y el crecimiento de los seres vivos ~y tam- bién sus excrementos-, la a6pula engendra seres vivos, La metéfora que une lactancia con amor no es ex- clusiva del indoeuropeo. L. Kancyper nos hace notar jones B Eryuocta 9 US PA : \ebreo se menciona a Dios como El-shiadai: Dios fis a seno del que yo.mamo; shadain significa se~ Nos. Shatiad quiere decir ser fuerte, poderoso, violento, shadi, Dios Seftor omnipotente. Al parecer, hay aqui tuna confluencia natural no solo ente lactancia ¥ amor sino entre lactancia y poder que seria interesante € plorar. tras confluenciasentte la biologia mate y amor divino aparecen en la designacion de EI Rajan, Dios misericordioso: fem quiere decir ‘tero yspoéticamente, muchacha, Pero también la misma rai aparece en el amor human: raj €3 enamoratse, Y también compadecerse; rejom (0 rejtint, segtin las dis: grafias) es el amado. oes emos a que la mama y el itero se relacio- nan con el amor a través de fronteras lingtisticns En el vocabulario que hemos estudiado, no parece haber, en cambio, rastros de palabras que unan los 6rganos de reproduccién masculinos con el afecto o el a Engeneral, ena tradicion latina y germenica, los nom- bres del varén y dela viriidad estén unidos alos del virtua, la vida, la fuerza y la guerra, Esta interesante dicotomia merece reflexiones que dejamos para més adelante. una excursién onomatopéyica En el examen de la carga semantica de “am y oe nos aparece con fuerza la nociGn de onomatopeya, pala- bra heredada del griego, que se forma con la conjun- cin de onoma, onomatos, el nombre (como en onomastico, elaniversario dela fecha en que se nos torg6 un nom bre), y poiesis, creacién, accién, fabricacion, arte de la 94 Ivonne Borottois poesia ~de donde se origina la poesia, que es, precisa- mente, el prototipo de la creacién-. La onomatopeya es entonces el nombre que crea, la palabra o el nombre que evoca magicamente, por analogia, aquello que dice, Muchas raices tienen que ver con el lugar de la boca en que se pronuncian las consonantes: La M in- dica el adelantamiento de los labios en el mamar; la L implica el acto de lamer, ya que para pronunciarla la lengua debe rozar el paladar; la §, pronunciada hacia adentro, indica succién, como en el inglés suck (chupar). “Toda palabra y toda la lengua es onomatopéyica”, ha dicho Walter Benjamin, en un estudio demasiado poco frecuentado. La onomatopeya suscita, por evo- caci6n o imitacién, su propia referencia, porque la lle- va en su sonoridad misma. El frufrii de la seda, el cru jido de pasos en un pinar, no son nombres arbitrarios sino que identifican en su materia f6nica misma, frufn, crucrti, aquello de lo que hablan, proyecténdolo magicamente hacia la realidad Podemos imaginar que, mucho antes de los indoeuropeos, habia en la lengua original, como com- ponente de la estructura basica, grupos de palabras “afi- nes” que se expresaban con una consonante o una do- ble consonante, cuyo sonido (onomatopeya) o cuyo lu gar de emisi6n en el aparato fonico (algo que podria mos denominar, quiz, topopeya) evocaria por sf mis- mo la realidad que se queria designar. Como lo dice luminosamente Benjamin: “Y sila lengua, como resul- ta obvio, no es un sistema convenido de signos, sera necesario siempre acudir a ideas que se presentan, en su forma mas rudimentaria, como explicaciones ono- nmoi06is DE LAS PASIONES 2 95 cas. Se trata de ver si pueden ser desarrolla- “Laafirmacién de Benjamin es importante porque contradice el postulado fundamental de Ia lingistic ea contemporinea enunciado por Saussure, ue s0s- favo como base inamovible de su eos la abitrarie- dad del signo. Sila misma representacién 0 significa- do mental -por ejemplo, cabllo- puede decirse formas muy diferentes en distintas lenguas ~Pfer . alemén, horse en inglés, cheval en francés, etc esto signifcaria, en principio, que ninguna ligazon “nat: ral” une al significado con el signifcante “Ia cadena fonica que lo representa. La bazra que divide a sig- nificado de significante para constituir el signo e Saussure, es decir: significado Significante es comparable en cierto modo a la que en Occidente, desde el pensamiento platénico, divide al alma del cuerpo, y tendré, de modo andlogo, consecuencias elena eyeing eae migraron sin residuos las mis antiguas fuerzas de produccion y 96 vow Borotios inconmensurables. En la teorfa dicotémica alma/cuer- po, el argumento central es la muerte, que distingue la caducidad fisica de la inmortalidad espiritual. En la teoria significado/significante, la volubilidad de los significantes ~comparables a los cuerpos por su varie. dad y fragilidad- requiere una drdstica distincién con tespecto al orden platénico de los conceptos, que nos garantizan la permanencia de su identidad epistemo- logica. La teoria onomatopéyica, por el contrario, ex- cluye esa dicotomia y mira las variaciones fonol6gicas como distintas expresiones que se irradian desde un determinado centro seméntico, al cual se conectan mediante un lazo signiticativo y manifiesto en si mis- mo. Distintas lenguas pueden aproximarse de distin- tos modos a cada uno de esos centros semAnticos, na- turalmente; pero la vinculacién primigenia no es nun- ca arbitraria Un posible ejemplo: la G sefiala realidades que tienen que ver con la garganta: grito, grunido, garga- za, gula, gusto, golosina, gorjeo. En el material que veremos mas abajo, se da la L para lo relacionado con Ia Iengua, y asimismo con la leche y sus cualidades, mientras que la M se encuentra ligada con la mama y el amor. El adelantamiento de Jos labios del niio en busca del pezén materno esté recordando y a la vez presintiendo y pidiendo la presencia de la mama y la leche: la voz que emite no hace sino reforzar el gesto de reclamo y al mismo tiempo conjurar la presencia de la madre. Pero la nocién de onomatopeya no agota el senti- do mas profundo en esta situacién. Lo que pareceria es queen el grupo con el cual se inauguran, metafori- 7 ryiouoslA OE LAS Pasion 8 mente hablando, las raices indoeuropeas, la forma Siginal de agrupar realiclaces que tenian algo en co- Shun, Io que mas tarde se definiria como creacién de Zonceptos, ideas abstractas, categorias, génerosy pecies,no habriaconsistido primariamente en un pro- ceso puramente intelectual. Antes bien, aquello que acontecia primordialmente era una suerte de “tomar conciencia” de que diversas realidades provocaban tuna misma sensacion, na misma ubicaci6n dela voz en el cuerpo, o tenian todas alguna semejanza con sonidos y uidos que se escuchaban, No se trataba de conceptos abstractes, sino de sensaciones comunes, que correspondia nombrat de la misma manera, Las variaciones dentro del grupo verbal enlazado a /a misma realidad se expresaban modificando el mono- silabo original, raigal, con toda forma de afijos y os similares. : er gando actualmente decimos que las palabras “tienen sentidos”, no sospechamos hasta qué punto derivan realmente de nuestros sentidos y provienen de sensaciones primitivas que ain podemos reavivar en nosotros. Por ejemplo, una palabra como pss alma, comienza con el sonido ps que manifesta el soplo de aire que espiramos;en griego psyeo es so plar, respirar, y psyche, soplo de vida, aliento, alma, 0, “int pasa eta ans ven ain, en latin que sigifica lo mismo, énimo y ima: soplo, aire, brisa, principio vital, via. El alma no es, en 18 vision del lengugje,unenteabstractoseparado del po,sino elsignomés evidente desu vitalidad la respi racidn, Dealgiin modo, cabe decir que la etimologi

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