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Hacia una teoría de la observación de observaciones:

la historia cultural

Alfonso Mendiola*

Objetividad es igual a creer que las de convertir en objeto de estudio a las propias
propiedades del observador no entran en las universidades e institutos de investigación que
descripciones de sus observaciones. hacen historia cultural, ya que éstos a su vez
H einz von Foerster objetivan, a través de la historia cultural, los
fenómenos sociohistóricos.
La práctica histórica se refiere toda ella a la
Hacer una investigación de la historia cul-
estructura de la sociedad.
tural a través de la propia historia cultural es
Michel de Certeau llevar a cabo una autobservación. La historia

E
cultural no será estudiada desde fuera de ella
ste ensayo pretende explicar de manera his- misma, lo que implicaría una heterobservación.
tórica la emergencia, en las últimas dos déca- Para llevar a cabo esta autobservación tendre­
das, de la llamada “historia cultural” francesa. mos que partir de la operación historiográfica
Querer elucidar la historia cultural de manera que realiza la historia cultural, la cual, de ma-
histórica puede parecer extraño, pero más ex- nera simplificada, consiste en estudiar a sus
traño aún es el observar el nacimiento de la objetos como sistemas de comunicación.2 ¿En
historia cultural a partir de los propios métodos
y teorías que ella misma utiliza para sus inves-
tigaciones. El ensayo consistirá en observar la
historia cultural desde la historia cultural. De la objetivación está en sí mismo objetivado: los análisis
lo anterior surge la siguiente pregunta: ¿cómo es más brutalmente objetivantes son redactados con la
posible convertir a la historia cultural en objeto conciencia absoluta de que se aplican a quien los escribe
de estudio de ella misma? Este tipo de investi- y de que, por añadidura, un sinnúmero de los individuos
gaciones se conocen como autológicas, porque los a los que atañen no sospecharán siquiera que el autor
de tal o cual frase un tanto ‘cruel’ la está aplicando a su
esquemas de investigación que aplica una disci- propia persona. Por consiguiente, calificarán de cruel-
plina a sus objetos de estudio se los aplica a sí dad gratuita lo que, en realidad, es un trabajo de anam-
misma. Las investigaciones autológicas buscan nesis, un socioanálisis.” Pierre Bourdieu y Loïc J. D.
objetivar al sujeto objetivante,1 es decir, se trata Wacquant, Respuestas. Por una antropología reflexiva,
México, Grijalbo, 1995, p. 41.
2
Krzysztof Pomian caracteriza a la historia cultu-
*
Universidad Iberoamericana. ral como un tipo de investigación que analiza el mundo
1
“No es posible trabajar sobre determinado objeto de los fenómenos como sistemas comunicativos, él la
sin tener presente en todo momento que el sujeto de llama el estudio de los semióforos. Véase Jean-Pierre

19
qué consiste convertir los fenómenos estudiados además, las experiencias del historiador a
en sistemas de comunicación? Primero, en dejar un sonambulismo teórico.3
de pensar que la sociedad se compone de objetos
y empezar a ver que ésta se compone de infor- El reto que lanza Michel de Certeau se puede
maciones; cuestión que nos muestra que el cre- formular de la siguiente manera: ¿cómo es posi-
cimiento de los medios masivos de comunicación ble describir la historia desde la propia histo-
es una de las condiciones sociales de posibilidad ria?, o mejor dicho, ¿cómo es posible describir
de este tipo de historia. Segundo, la posibilidad de a la disciplina de la historia desde los propios
distinguir comunicaciones de no comunicaciones criterios de investigación que la historia sigue
es a partir del momento de la comprensión, el para tratar sus propios objetos de estudio? Para
cual permite llevar a cabo la distinción entre plantearlo de manera más provocativa: ¿cómo se
información y acto de comunicar. Así conside- observa y describe la historia desde la historia?
ramos que la comunicación se lleva a cabo en Ahora bien, si la ciencia de la historia se observa
cuanto tal hasta el momento de su recepción, por a sí misma, la historia dentro de la historia, nos
ello para la historia cultural se vuelven suma- enfrentamos con una forma peculiar de obser-
mente relevantes los temas de la apropiación o vación, que no es más que una autobservación y
consumo, y no sólo las cuestiones cuantitativas. una autodescripción. Por ello, la pregunta puede
Por ello, la historia cultural verá en la historia resumirse de la siguiente forma: cómo se autob-
serial de la cultura sólo una etapa y no su con- serva y autodescribe la historia cultural.
clusión, pues a ella le interesa la forma como Los criterios metodológicos que vamos a
esas informaciones son entendidas y asimiladas seguir en el análisis de la emergencia de la his-
por los receptores, lo que plantea una distinción toria cultural —que consideramos que son pro-
entre lo que se emite y lo que se entiende de lo pios de la historia cultural— son los siguientes:
que se emite. La forma de argumentación de este
ensayo es un círculo que expresa la forma re- a) Leer todos los textos bajo la lógica de la pre-
flexiva con que deseamos trabajar: la historia gunta y la respuesta; asumiendo que ningún
cultural desde la historia cultural. Esta forma texto (lo que el historiador siempre ha enten-
de autorreferencialidad, según Michel de Cer- dido como fuente) se entiende si se aísla de su
teau, es lo propio de la historiografía: contexto dialógico. Esto implica lo siguiente:
leer todo tipo de discurso, no sólo los que el
El historiador —escribe Michel de Cer- historiador entiende, en sentido estricto, como
teau— sería un cobarde, cedería a una fuente o documento, como corpus documental.
coartada ideológica, si para establecer el Dado que los textos que hay que analizar en
estatuto de su trabajo recurriera a otro esta investigación pertenecen en su mayoría
mundo filosófico, a una verdad formada y a ensayos publicados en revistas, a libros que
recibida fuera de los caminos por los cuales, compilan artículos que promueven la historia
en historia, todo sistema de pensamiento cultural, a obras de filosofía o sociología, etcé-
se refiere a ‘lugares’ sociales, económicos, tera, nos proponemos interpretarlos desde un
culturales, etcétera. Este tipo de dicotomía oficio específico, que es el de historiador. Esto
entre lo que hace y lo que diría, serviría por nos exige tratarlos como emisiones escritas en
lo demás a la ideología reinante protegién- contextos determinados y bajo situaciones de
dola de la práctica efectiva. Condenaría, conflicto mediadas institucionalmente.

Rioux y Jean-François Sirinelli (dirs.), Pour une histoire 3


Michel de Certeau, La escritura de la historia, 2a.
culturelle, París, Seuil, 1997. ed., México, uia, 1993, p. 68.

20
b) Partimos de que no hay ninguna observación sivamente la historiografía francesa— carac-
o lectura que no esté situada socialmente. terizan, dentro de la evolución de la operación
Aún más, toda lectura sigue las reglas que ha historiográfica moderna, a la historia cultural;
construido convencionalmente la comunidad a segundo, estudiar el concepto de cultura de
la que se pertenece, por esto vamos hablar de manera histórico. Si los conceptos determinan
comunidades de interpretación. En este caso las formas de experiencia de las sociedades,
la comunidad es la de los historiadores, y lo ca- intentaremos elucidar qué observa la sociedad
racterístico de las convenciones de lectura de moderna a través del concepto de cultura. Para
esta comunidad es la de historizar el acto esto situaremos dentro de las transformaciones
de leer. Por ello, nuestra forma de lectura se de la estructura social el momento histórico en
remite a un conjunto de reglas, por supuesto que se construye la noción de cultura. Tercero,
convencionales (históricas), y se hace desde un expondremos la teoría de la observación de
lugar específico, que determina nuestro hori- segundo orden elaborada por el sociólogo alemán
zonte hermenéutico: las instituciones histo- Niklas Luhmann. Y por último, trataremos los
riográficas mexicanas. Con esto tenemos una criterios teóricos y metodológicos que se deben
apropiación, desde los márgenes, de una pro- seguir para investigar observaciones de obser-
ducción cultural del centro, que es la llamada vaciones.
historia cultural francesa.
c) Por último, consideramos que lo básico de la
historia cultural es que ella no trabaja sobre Del pasado como real al pasado como
un ámbito de objetos que habría que delimi- observación de lo real
tar, sino que lo hace sobre las maneras en
que ciertos colectivos sociales observan lo La historia cultural ha generado una serie de
real. Aquello que Roger Chartier ha deno- conceptos que tratan de dar cuenta de la unidad
minado como representación, subrayando el de las oposiciones que la historia y las ciencias
hecho de que la historia cultural construye sociales han creado a lo largo de los dos últimos
su refe­rencia a lo real por la mediación de las siglos. Por ejemplo, la historia cultural objeta
observaciones. (Anticipándonos a lo ambiguo las oposiciones entre agente y normatividad, lec-
o complejo que puede ser entender la pala- tor y libro, hecho y teoría, etcétera, pues para
bra observación, o aún más observación de ella a lo que tienen acceso los historiadores es
observaciones, como caracterizamos a la his- a las interrelaciones entre los miembros de las
toria cultural, aclaramos que se desarrolla- distinciones, es decir, que no hay un agente que
rá pormenorizadamente este concepto en las se sujete a normas para actuar, sino que aque-
páginas 29-35). Por supuesto, este observa- llo que tenemos son agentes que hacen un uso
dor no es un sujeto aislado y, por eso mismo, estratégico, dependiendo del lugar que ocupan
siempre está situado. Con ello se distingue en el campo social en el que actúan, de las nor-
del observador que construyó la filosofía idea- mas bajo las cuales se encuentran. Lo mismo
lista, es decir, el sujeto trascendental. Debido podemos decir de las otras oposiciones, pues no
a lo anterior no puede sostenerse, desde la tenemos libros sin lectores ni lectores sin libros,
historia cultural, que exista una lectura de y por eso se habla en la actualidad de recep-
las fuentes que no parta de ciertos presupues- ciones o apropiaciones. Por último, la teoría de
tos, es decir, no hay lectura —como creía la la ciencia poskuhniana, junto con los trabajos
Ilustración— sin prejuicios, o mejor dicho sin de los epistemólogos franceses,4 nos ha revelado
juicios previos.

El ensayo se compone de las siguientes partes: 4


Me refiero a los trabajos de Alexander Koyré, Gas-
primero, exponer cómo los historiadores —exclu- ton Bachelard, George Canguilhem, etcétera.

21
que los hechos son constructos de la ciencia, o quita presidentes, etcétera. Pues cada siste-
dicho de otra manera, que el objeto de estudio ma tiene su propia regulación.
no pre-existe a su construcción por medio de la b) Partimos de que la sociedad se reproduce a
investigación. Ahora, trataremos de analizar través de comunicaciones, y por comunica-
por qué la historia cultural se preocupa por este ción entendemos un sistema de interacciones
tipo de unidad de las oposiciones.5 Quizás sería mediadas simbólicamente. Es decir, el yo sólo
más correcto decir que buscaremos explicar en forma parte de la sociedad a partir de su rela-
qué consiste, para la historia cultural, el fijarse ción con un tú, pero nunca de manera aislada o
en la unidad de las oposiciones. Además, debere- psicológica. El yo se constituye en tanto que yo
mos plantear la pregunta acerca de quién es el a través de formas específicas de sociabilidad.
que observa la unidad de la distinción. c) Por último, si la sociedad se reproduce a par-
Los criterios de la sociología de la ciencia,6 tir de una operación que es comunicación, y
bajo los cuales estudiaremos la manera como la la historia es una ciencia de la sociedad, por
comunidad de historiadores crea la historia cul- lo tanto, la historia debe entenderse como
tural, son los siguientes: un tipo de comunicación peculiar. La historia
como ciencia de la sociedad moderna produce
a) La ciencia de la historia se va a entender comunicaciones acerca del pasado que tratan
como una ciencia de la sociedad. Igual que de sujetarse a ciertos criterios de validez.
como cuando hablamos de la economía sabe- Aunque estos últimos sólo sean convenciones
mos que nos referimos a la economía de la que construye la propia comunidad de histo-
sociedad, o de la política o del arte, etcétera. riadores, y nada más. Con esto destacamos
Lo que pretendemos evitar es el tipo de pre- que estudiaremos los libros que se producen
guntas que hacen abstracción de la sociedad, como historia cultural como mensajes que
como por ejemplo cuando preguntamos qué se hacen bajo un soporte específico que es
es la historia sin referirla a una sociedad la escritura y dentro de una institución de-
específica. Esto impide que imaginemos a la terminada.
disciplina de la historia de manera separada
de la reproducción de la sociedad en la cual La emergencia de la historia
ella existe. Lo anterior no niega que las cien- cultural francesa
cias, en la modernidad, tengan una cierta
autonomía, es decir, que la política no pro- El tipo de historia cultural que construyen los
duzca enunciados verdaderos, cosa que bajo historiadores franceses se da a conocer de ma-
ciertas convenciones, sí produce la ciencia; nera explícita por medio de la revista de los
pero tampoco, de manera directa, la ciencia Annales en 1989. Esta revista representa el
órgano de difusión de una de las “tradiciones”
historiográficas más relevantes de este siglo.
En ese momento el director de la misma era el
5
Más adelante, en el apartado en que presenta- historiador Bernard Lepetit, quien pertenece a
mos la teoría de la observación de Niklas Luhmann, la cuarta generación de la llamada “escuela de
se entenderá que esta unidad de las oposiciones con-
ceptuales tradicionales de las ciencias sociales se logra los Annales”. Él mismo es el que en un edito-
gracias a una observación de segundo orden. Pero estas rial de la revista del año anterior invita a los
unidades que encuentra la historia cultural también se historiadores a participar en un debate sobre
constituyen por medio de oposiciones, ya que se logran el lugar de la historia en lo que él denomina la
mediante observaciones. La observación como operación “crisis de las ciencias sociales”. Y el artículo en
sólo alcanza la identidad por medio de diferencias.
6
Seguimos las propuestas de la llamada escuela que se describe la historia cultural es el famoso
de Edimburgo, cuyos autores más conocidos son Barry trabajo de Roger Chartier, El mundo como re-
Barnes y David Bloor. presentación.

22
Lo primero que hay que destacar es que la his- Lo segundo es que el lugar desde donde se
toria cultural se presenta como una continuación produce el ensayo de El mundo como repre-
de la historiografía de Annales. La historia cultu- sentación obliga a que la historia cultural se
ral se describe como perteneciente a esa tradición. autodescriba en relación con las formas histo-
Pero sabemos que presentarse como heredero de riográficas que Annales generó anteriormente.
un pasado, la mayoría de las veces, implica rein- Con esto vemos que la historia cultural se funda
ventar ese pasado. O mejor dicho, implica un a través de un balance de la historiografía de
conflicto de interpretaciones entre grupos que Annales, de tal modo que este tipo de historia
se creen los herederos de esa tradición. En este se presenta como una respuesta a la “crisis de la
caso ese conflicto se da entre los grupos que historia social” de ese momento, y por eso Char-
se consideran con derechos a representar la tier la llamó “historia cultural de lo social” en
continuidad de Annales, pues ocupar ese lugar oposición a una supuesta “historia social de lo
da poder y legitimidad. ¿Hasta dónde los his- cultural”. Es importante no olvidar que la obra
toriadores de la segunda generación de Anna- programática de Annales de 1995, Las formas
les consideran que la historia cultural es una de la experiencia,8 regresa a identificar el tipo de
traición a los ideales de los fundadores? Esto historia que desean hacer con el nombre historia
es algo que deberemos tomar en cuenta, pues social, aunque adjetivándola como “otra forma”
basta recordar los últimos ensayos y ponencias de historia social. Aunque la historia cultural
de Fernand Braudel, de cuya propuesta se hace buscará su validación en la primera generación
cargo François Dosse en su libro La historia en de la escuela: en Lucien Febvre9 y Marc Bloch.
migajas,7 título que muestra el fin de la denomi- Lucien Febvre por medio de su concepto de uti-
nada “historia total”. Parece que tanto Braudel llaje mental y Marc Bloch con su obra de Los
como otros miembros de esa generación no esta- reyes taumaturgos.10
ban de acuerdo con lo que empezaba a desarro- El problema que tenemos que enfrentar es
llarse como historia de las mentalidades, que el siguiente: la historia cultural, tal y como se
como veremos más adelante es muy cercana de entiende en la actualidad en Francia, aparece
lo que después se llamará historia cultural. Esa como expresión de un conflicto en torno a la
historia de las mentalidades encabezada por dos sucesión de la tradición de Annales. Y en este
grandes medievalistas de la tercera generación conflicto hay dos posturas, una, la de quienes
de Annales: Georges Duby y Jacques Le Goff. El la impulsan, y que en ese momento dirigen la
hecho de que sean ellos los que impulsaron la his- revista (la cuarta generación) y, la otra, quienes
toria de las mentalidades, nos muestra que las se aglutinan en torno a una supuesta memoria
insuficiencias de las interpretaciones que se ha- de Braudel, y consideran que tanto la historia
cían desde la historia económica y social se cultural como los que dirigen la revista han
percibieron primero en la investigación de las traicionado a los fundadores de Annales. Por
sociedades premodernas que en la moderna, otro lado, los que defienden la historia cultural
como es el caso de la sociedad medieval. Pues encontrarán un vínculo, respecto al tipo de his-
en ellas el sistema económico no había logrado toria que proponen, con la primera generación
aún independizarse de las cuestiones morales,
o con mayor precisión, religiosas. ¿Y quiénes de
los historiadores de la cuarta generación sienten
que son los continuadores de la tradición? Pues 8
Bernard Lepetit (dir.), Les formes de l’expérience.
los que se encuentran alrededor de la revista en Une autre histoire sociale, París, Albin Michel, 1995.
ese momento.
9
La obra más representativa de esta tendencia en
Lucien Febvre es El problema de la incredulidad en el
siglo xvi. La religión de Rabelais, Madrid, Akal, 1993.
7
François Dosse, La historia en migajas, Valencia, 10
Marc Bloch, Los reyes taumaturgos, México,
Alfons el Magnanim, 1988. fce , 1988.

23
de la escuela. En consecuencia nos enfrentamos subjetividad situada y no abstracta. La noción
con dos interpretaciones distintas del pasado que ha caracterizado esta nueva forma de ver y
de Annales. Mientras unos afirman que la histo- estudiar la subjetividad es la de representación.
ria cultural sólo tiene sentido como un momento La tematización de este tipo de historia ha
de la realización de la historia total, otros sos- pasado por distintos nombres: la historia de las
tienen que la historia total es irrealizable, y mentalidades, la antropología histórica, la his-
que por eso la historia cultural se puede prac- toria de lo imaginario hasta llegar al de historia
ticar independientemente de ese objetivo. El cultural. Este movimiento expresa la lucha teó-
dilema se discute como si se tratara de tomar rica y epistemológica que ha tenido que reali-
posición a favor o en contra de la “historia to- zar la historia cultural en contra de la llamada
tal”. Creemos que éste es sólo un aspecto del historia de las ideas; precisamente una de sus
problema, pues hay otro que corresponde a la preocupaciones es la de distanciarse de ella,
transformación de la modernidad que también y para ello ha insistido en que las ideas circulan
debe ser tomado en cuenta. La imposibilidad de por medio de soportes materiales y de prácticas
la “historia total”, que plantea la cuarta gene- sociales. Primero, las ideas existen sobre sopor-
ración, no es más que una de las consecuencias tes materiales que permiten su difusión: la ora-
de la crítica a la Ilustración que se da después de lidad, la escritura, la imprenta, los medios de
los sesenta. Y no sólo es una expresión de la comunicación masivos, etcétera. Y segundo, esta
voluntad de los historiadores. difusión se hace a través de formas de sociabi-
La historia cultural es definida por la cuarta lidad: el sermón, las academias, los salones, los
generación de Annales como una historia en cafés, las universidades, etcétera.
contra de las insuficiencias de la historia econó-
mica y de la historia social. La primera está re- Así, los sistemas socioeconómicos y los sis-
presentada por los trabajos de Ernest Labrousse temas de simbolización —escribe Michel de
y la historia social por la segunda y tercera Certeau— se combinan sin identificarse ni
generación de Annales. Ambas historiografías, jerarquizarse. Un cambio social puede com-
la económica y la social, entran en crisis junto pararse, desde este punto de vista, con una
con el marxismo y el estructuralismo. Para el modificación biológica del cuerpo humano:
marxismo lo cultural es periférico a la socie- forma, como ella, un lenguaje, pero propor-
dad, pues ésta se rige en “última instancia” por cionado a otros tipos de lenguaje (verbal,
lo económico. Al caracterizar a la cultura co- por ejemplo). El aislamiento “médico” del
mo una forma de la conciencia ésta será vista cuerpo resulta de una división interpreta-
como algo superestructural. Mientras que el tiva que no tiene en cuenta el paso de la
estructuralismo planteará una historia sin su- somatización a la simbolización. Por el con-
jeto. La cultura vista como algo secundario, y trario, un discurso ideológico guarda siem-
además, como algo que sólo se explica, o tiene pre una proporción fija de un orden social
sentido, inmerso en la dinámica económica (la determinado, así como cada enunciado in-
cultura según la Ideología alemana no tendría dividual se produce en función de organi-
una historia propia), fue olvidada por la investi- zaciones silenciosas del cuerpo. El hecho de
gación de los cuarenta a los sesenta. Por eso la que el discurso, en sí mismo, obedezca a
historia cultural se presenta como una recupe- reglas propias, no impide que se apoye en
ración de la constitución histórica de las formas lo que no dice —en el cuerpo, que habla de
de subjetividad. Por supuesto, esta subjetividad un modo especial.11
ya no es vista como la vio la Ilustración del siglo
xviii; como una subjetividad capaz de autodeter-
minarse y autoproyectarse de manera libre. Con
la historia cultural tenemos un retorno a una Michel de Certeau, op. cit., p. 73.
11

24
En suma, la historia cultural francesa nace “representarlo”, podemos concluir lo siguiente: la
luchando contra dos frentes. El primero es el de historia cultural produce comunicaciones (tex-
la tradición inmediata de los Annales: la historia tos, descripciones) sobre lo contingente. De aquí
económica y social, representada en el fantasma surgen dos interrogantes: la primera, ¿cómo la
de la “historia total”. El segundo es el de la his- modernidad puede observar una realidad que
toria de las ideas del siglo xix. Contra la historia se caracteriza por su relativismo, pluralismo e
económica y social se quiere rescatar al obser- historicismo?, y la segunda, ¿de qué manera,
vador en oposición a una noción de realidad en esa realidad que carece de absolutos, le sirve
sí; en contra de la historia de las ideas se desea de orientación a la modernidad? Dicho de otra
rescatar a un observador empírico (situado en manera, ¿cómo puede reproducirse una sociedad
un cuerpo y en una sociedad) en oposición al sin ontologías?13 Antes que otra cosa, debe que-
observador puro (el sujeto trascendental). Por dar claro que si la modernidad se orienta por
esto, la historia cultural no define su campo de medio de contingencia es porque ésta no produce
investigación en relación con una clase de obje- caos ni arbitrariedad. Lo contingente, como lo
tos que se diferenciaría de otros, sino a partir contrario de lo necesario y lo imposible, durante
de un modo de enfocar los problemas: el de la mucho tiempo se creyó que iba a producir des-
representación. Por representación entendemos orden, pero no ha sido así.14 Por esto surge la
el estudio, no de los objetos en el mundo, sino necesidad de contestar a la pregunta de cómo
de las observaciones de los objetos. La historia la contingencia produce orden. El camino que
cultural es una forma de aprender a observar seguiremos para resolver esas preguntas es el
cómo uno o los otros observan el mundo. “El de la historia de los conceptos. Por consiguiente
concepto moderno de cultura —escribe Niklas lo que expondremos —esquemáticamente— es
Luhmann— implica tanto reflexividad en el una historia del concepto cultura.
sentido de autoanálisis como constatación de la El territorio de la historia de los conceptos15
existencia de otras culturas, es decir, la contin- fue estructurado por la historiografía alemana,
gencia de que determinados ítems sean especí-
ficos de formas de vida concretos.”12 La historia
cultural al centrarse en la representación, la 13
Primero, con esta pregunta me hago eco de un
observación de observaciones, produce contin- pensamiento filosófico que desde Nietzsche hasta
Derrida, pasando por Heidegger y la neohermenéutica,
gencias, por ello nos debemos preguntar ¿cómo ha tratado de desprenderse de la metafísica veteroeu-
una sociedad, la nuestra, es capaz de orientarse ropea; segundo, por ontología entiendo el postulado de
por medio de contingencias? la existencia de una realidad que es independiente
de todo observador.
14
“El temor frecuente de que una teoría cognitiva
relativista finalmente ya no podría distinguir entre ver-
La cultura como un tipo de dad y falsedad y que tendría que permitir todo, siendo
observación de segundo orden que para una nueva opinión simplemente debería de
de la modernidad constituirse un nuevo representante de esta opinión,
es una conclusión obviamente errónea. Probablemente
Si la pregunta que hace la historia cultural fran- resulte del individualismo implícito de la epistemología
clásica, es decir de la idea de que el correlativo subjetivo
cesa es por la representación del mundo, y las de la cognición sea un individuo (o quizás una plura-
respuestas que nos da es que éste se ha visto de lidad de individuos que exista aisladamente). En todo
distintas maneras, es decir, que el mundo cambia caso, la conclusión errónea desaparece cuando se toman
según las distinciones que usa una sociedad para en cuenta las dependencias sociales y temporales (histó-
ricas) en el proceso de la cognición.” Niklas Luhmann,
La ciencia de la sociedad, México, Anthropos, uia /iteso,
12
Josetxo Beriain (comp.), Las consecuencias per- 1996, p. 76.
versas de la modernidad, Barcelona, Anthropos, 1996, 15
Una introducción a la historia conceptual alemana
p. 173. (Begriffsgeschichte) se encuentra en la introducción que

25
26
algunos de los representantes más conocidos realidades esenciales. Por ejemplo, el derecho
de esta historiografía son Hans-Georg Gad- dejará de regirse por el derecho natural y lo
amer, Otto Brunner y Reinhart Koselleck. ¿En hará por el derecho positivo; la economía aban-
qué consiste la historia de los conceptos? Esta donará la normatividad moral del “precio justo”
clase de historia parte de la idea de que la evo- y se regulará por el precio variable de la oferta y
lución estructural de la sociedad va unida a la demanda; la política se aleja de la idea del
la aparición de palabras que, cuando expresan poder que viene de Dios y se observa a través
cuestiones básicas de ella, se transforman en de la opinión pública, etcétera. Esta división de
conceptos.16 Los conceptos serían términos que funciones en la reproducción de la modernidad
se vuelven indispensables para la autodescrip- hace que la sociedad deje de orientarse por rea-
ción de la estructura social. Esto nos señala que lidades que aparecían como extrasociales, por
no todas las palabras que aparecen se convierten realidades ahistóricas (ontológicas). Antes de la
en un acervo semántico de la sociedad. La cris- modernidad existía una finalidad esencial ins-
talización de un concepto es un indicio de que la crita en las cosas y, por supuesto, también en la
estructura social ha cambiado, y que necesita de sociedad. Mientras que a partir de la modernidad
ese nuevo concepto para dar cuenta de sí misma. las finalidades se vuelven internas y relativas
El concepto de cultura, según los estudios de a las funciones y, por lo tanto, deben explicitar-
Niklas Luhmann,17 adquiere sus característi- se los motivos de esos fines. La cultura no vie-
cas más constitutivas a mediados del siglo xviii. ne siendo más que otra forma de ese conjunto
Además, los conceptos sintetizan el significado de observaciones de observaciones que permite
de un conjunto de experiencias históricas. ¿Qué que la sociedad moderna se reproduzca.
experiencia histórica condensa la aparición del La cultura, en tanto que observación de se-
concepto de cultura en el siglo xviii? gundo orden, es la estructura de la memoria de
El concepto de cultura es uno de los muchos la modernidad. De manera muy breve podemos
que surgen durante los siglos xvii al xviii para decir que las sociedades, en tanto que sistemas
expresar el paso que se está dando de una so- temporalizados que se reproducen recursiva-
ciedad diferenciada en estratos a una que se mente (que operan siempre en el presente y a
diferencia funcionalmente. Los sistemas fun- partir del estado que han alcanzado), necesi-
cionales (la economía, el derecho, la política, la tan estructurar una relación específica con la
ciencia, el arte, etcétera) se regulan por medio temporalidad. Estos regímenes de historicidad
de observaciones de segundo orden (observacio- (formas de la memoria o estructuraciones de
nes de observaciones): dejan de orientarse por la temporalidad) pasaron de la historia retó-
rica, propia de las sociedades premodernas, a
la historia ciencia de la actualidad. La cultura,
como la forma de la memoria de la modernidad,
opera realizando comparaciones entre aquellos
hacen José Luis Villacañas y Faustino Oncina al libro fenómenos u objetos que desde el presente son
de Reinhart Koselleck y Hans-Georg Gadamer, Histo- considerados como “interesantes”.
ria y hermenéutica, Barcelona, Paidós ice / uab, 1997.
16
“Una palabra se convierte en concepto si la tota-
lidad de un contexto de experiencias y significaciones Lo primero que aparece a la vista —escribe
sociales y políticas, en el cual y para el cual se usa una Niklas Luhmann— es que el siglo xviii,
palabra, entra, en su conjunto, en esa única palabra”, con la expansión de sus horizontes de
Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semán- observación regionales e históricos, cultiva
tica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidós, 1993,
p. 117. intereses de comparación y los aplica en
17
Véase Niklas Luhmann, “La cultura como un con- aquello que considera “interesante”. A esta
cepto histórico”, en Historia y Grafía, núm. 8. capacidad se la conceptualizó como el quid

27
y se le definió como habilidad de encontrar así porque crecimos en determinada cultura. El
similitudes que están alejadas.18 concepto de cultura ayuda a relativizar lo que
hacemos. La observación de los fenómenos desde
Si asumimos la función social que cumplió la cultura genera contingencia. Así, la sociedad
el concepto de cultura históricamente, debemos moderna puede relativizar constantemente las
dejar de pensar que se refiere a un conjunto par- soluciones que encuentra a los problemas, pues
ticular de objetos y darnos cuenta de que desig- siempre puede descubrir que existen otros modos
na una forma de observar cómo observamos o de resolverlos. Al afirmar que las cosas pueden
de observar cómo observan otros; de esta ma- verse o hacerse de otra forma, o que otras cultu-
nera el concepto de cultura adquiere precisión y ras las hicieron y las vieron de otra manera, la
se vuelve operativo. Lo específico de esta obser- sociedad descubre la riqueza de lo contingente.
vación de segundo orden es que su finalidad es Aquello que la historia cultural pretende es
llevar a cabo comparaciones entre formas de investigar y comunicar, en este ámbito de las
vida distintas. Ahora, el problema de la com­ contingencias, acerca de lo relativo de toda for-
paración de regiones distantes o de sociedades ma de vida. En suma, la cultura es la obser-
separadas por el tiempo exige grados de abs­ vación de observaciones que tiene por finalidad
tracción muy altos, puesto que tiene que encon- comparar lo “interesante”, y no la designación
trar lo que puede ser semejante en mundos de un mundo particular de objetos.
diferentes. Por otro lado también es necesario Ahora, no se puede olvidar que la compara-
definir el punto de vista desde donde se reali- ción que realiza la observación cultural se ha
za la comparación. “Nos encontramos entonces hecho desde el presente europeo, cuestión que
—según Luhmann— en el nivel de segundo ha llevado a resolver la contingencia por medio
orden, y la pregunta es: ¿quién es el que com- de nociones como progreso, racionalidad, univer-
para y qué intereses son los que lo llevan a salidad, pero esto ha sido puesto en duda por los
efectuar tal comparación?”.19 El concepto de movimientos poscoloniales. Veamos lo que dice
cultura duplica el mundo de los objetos: por un Niklas Luhmann:
lado existen como objetos en el mundo (obser-
vación de primer orden), y por otro, como obje- Alrededor de 1800 fue reconocible una
tos que pueden ser comparados. La sociedad tendencia eurocentrista aunque histórica-
moderna crea la condición de posibilidad de mente ingenua. Y que inficionó a una mul-
comunicar en dos niveles contiguos. El primer titud de conceptos, que tienen actualmente
orden comunica lo real en el nivel lógico de una validez mundial —los conceptos de
la necesidad; el segundo en el nivel lógico de la racionalidad y los conceptos políticos, como
contingencia. La observación de primer orden es los derechos humanos, el Estado y la demo-
siempre ingenua en su operar, mientras que la cracia—. Hasta la alocución de Husserl sos-
observación de segundo orden rebasa la ingenui- tenida en Viena (7 y 10 de mayo de 1935)
dad de la observación de primer orden al comu- pone de manifiesto este eurocentrismo sor-
nicar que la realidad que ella describía podría presivo. La preocupación, entendible por la
ser de otra manera. situación por la que pasaba Europa, con-
La sociedad moderna permite que después sistía en que la salvación sólo podría venir
de actuar nos interroguemos por los motivos de Europa misma, es decir, de una mirada
que tuvimos para actuar de esa manera y no sobre el principio de finalidad enraizado
de otra, y de este modo descubrir que lo hicimos en la razón humana. Después de la Segun-
da Guerra Mundial ya no se puede pensar
así. Bajo las condiciones actuales del mundo
Op. cit., p. 15.
18 esta postura postcolonial del imperialismo
Ibid., p. 18.
19
cultural conduce a contradicciones y a que

28
se le rechace, pero sin que haya podido sus- rencia se fundamentaba en el supuesto de que la
tituírsele por un adecuado concepto social. realidad existía independientemente del obser-
En ello la utilización de representaciones vador. En la actualidad existe cierto acuerdo de
culturales político-ideológicas se llevan que a la referencia sólo se llega por la mediación
hasta la deformación al no querer ya com- del significado, y no de manera directa. Si que-
parar y reflexionar. Ya lo que sólo se puede remos saber qué designa una palabra estamos
reconocer son desviaciones a la norma —y obligados a analizarla en su contexto sintácti-
guerras.20 co, semántico y pragmático, pues el significado
depende del uso social de la palabra. A manera
de ejemplo, podemos ver cómo el término “hom-
Hacia una teoría general de la bre” no designa lo mismo en una sociedad feu-
observación de observaciones: dal que en una sociedad moderna, lo mismo
el problema de la referencia en podemos decir de esa palabra si la referimos al
la modernidad uso que puede hacer de ella un científico social
o ese mismo científico en una conversación de
La cuestión de la referencia de una palabra o café. Por esto, vamos a enfrentar el problema
concepto, en la modernidad, no es fácil de resol- de la referencia de los conceptos siguiendo el
ver. La problemática de la referencia, entendida siguiente postulado: sólo se puede acceder a la
como aquello que designa un término, ha sido referencia si se observa al observador, esto es, si
problematizada en los últimos treinta años por se reconstruyen las distinciones que el observa-
distintas disciplinas, entre ellas se encuentran: dor usó para designar lo real.
la lingüística, la filosofía analítica, las ciencias Las conclusiones que se siguen de esta aproxi-
cognitivas, la sociología, la cibernética de segun- mación constructivista al problema de la refe-
do orden, etcétera. Antes de esas problematiza- rencia son las siguientes:
ciones se partía del supuesto de que lo designado
existía antes de ser nombrado, o aún más, que a) La referencia externa o designación se realiza
la palabra se construía para expresar eso que ya por medio de una distinción. Sólo se puede
siempre había estado ahí21 presente: la llamada indicar algo (identificar algo) si antes hemos
definición ostensiva. Esa explicación de la refe- llevado a cabo una diferenciación o un trazo.
Dicho de otro modo, se llega a la identidad por
medio de la diferencia o distinción. Presen-
20
Ibid., p. 31. temos un ejemplo: las ontologías veteroeuro-
21
Esta problematización de la referencia, que sos- peas creyeron que existía la naturaleza en sí
tiene que sólo se llega a ella de manera mediata y no
inmediata, es expresión del fin de las ontologías pro-
pias de las sociedades premodernas europeas. Jacques
Derrida las denomina como ontologías de la presencia, era el tercer excluido de la observación de la realidad.
y nosotros las llamaremos como la creencia en que lo De esta manera, el observador no era necesario para
real tenía consistencia independientemente de cual- fundamentar lo real, pues lo real era lo mismo, inde-
quier observador, es decir, que el que decía o escribía pendientemente de quien lo constituyera. Las semán-
algo de lo real era excluido de eso que decía. Podemos ticas de la modernidad, de manera lenta y difícil, han
simplificar de la siguiente manera: la modernidad en construido conceptos adecuados para referirse a lo real
razón de su configuración estructural (igualitaria y, por por la mediación del observador. Estas semánticas en
lo tanto, policontextual), que ya no es jerarquizada y la actualidad se conocen como negación de toda meta-
estratificada, va lentamente abandonando las semánti- narrativa (Lyotard), como deconstrucción (Derrida),
cas propias de las ontologías veteroeuropeas, las cuales como epistemología constructivista (Watzlawick), etcé-
no tenían necesidad de considerar al quién del enun- tera. Véase el ensayo “La modernidad de la sociedad
ciado, pues creían, debido a su estructura social estrati- moderna”, en Niklas Luhmann, Observaciones de la
ficada y centralizada (aristocratizante), que la realidad modernidad. Racionalidad y contingencia en la socie-
era una y la misma para todos. Por ello el observador dad moderna, Barcelona, Paidós, 1997.

29
misma, o sea, independientemente de aquello postulado: los dos lados de la distinción exis-
de lo que se distinguía la palabra en cada ten en simultaneidad, pero a pesar de eso,
época; por eso se pensó que no era necesa- sólo somos capaces de referirnos a uno de
rio reconocer el otro lado de la distinción del ellos en cada momento, y no es posible señalar
término naturaleza, puesto que ella era algo ambos al mismo tiempo. Esto provoca que el
que ya siempre estaba delante de nosotros. lado de la distinción no designado sólo exista
Las teorías de la referencia actuales nos indi- como trasfondo o condición de posibilidad de
can que la Edad Media no designaba con la la referencia (como excedente). Esto es lo que
palabra naturaleza lo mismo que la moderni- se conoce como punto ciego de la observación.
dad, ni el siglo xix lo mismo que el xx, pues c) De los dos postulados anteriores se deriva
aquello de lo que se distinguía la palabra el siguiente: la referencia o identificación de
naturaleza no ha sido lo mismo a lo largo algo sólo se constituye a través de la realiza-
de la historia. Veamos estas diferencias: la ción de una forma que consiste en una ope-
Edad Media observaba a la naturaleza bajo ración que distingue e indica uno de los lados
la distinción naturaleza / gracia; el siglo xviii la de la distinción. De aquí se extrae la conclu-
designa a partir de la diferencia naturaleza sión más importante de las teorías de la re-
/ libertad; el siglo xix en función de la dis- ferencia contemporáneas: el mundo no es el
tinción naturaleza / espíritu y, por último, el conjunto de los objetos (la filosofía veteroeu-
siglo xx sigue la distinción naturaleza en opo- ropea los llamaba entes), sino el conjunto de
sición a artificial. Por ello, sólo se es capaz de las formas.23 Es decir, el mundo sólo se vuelve
saber qué designa la palabra naturaleza si se designable si se realiza una distinción e indi-
conoce aquello de lo que se diferencia. De lo camos un lado de la misma; por ello el único
anterior se deriva el siguiente postulado: sólo acceso a lo real es a través de observaciones,24
se accede a la referencia a través de la distin- y las distinciones son formas.
ción que lleva a cabo un observador.
Queda claro que no partimos de los presu-
La referencia (lo que designa una observa- puestos ontológicos que supondrían que la rea-
ción) —dice Luhmann— ciertamente tiene lidad es independiente de la operación que la
que ser distinta de la operación que refiere; hace posible. Por ello, para saber qué es lo que
pero esta distinción debe entenderse de se designa o describe, en la modernidad, es nece-
manera puramente funcional y no ontoló- sario observar al observador, y de esta manera
gica; no se refiere a mundos ónticamente erradicar el relativismo. Con esto sostenemos
separados (ser, o pensar), sino que caracte- que no se debe hablar de objetos (como cosas en
riza únicamente la correspondiente opera- sí), sino de formas.
ción de la observación.22

b) Esta conclusión se sigue del postulado ante- 23


Al decir que el mundo no se compone de objetos
rior, la designación o referencia externa sólo sino de formas (distinciones), lo que pretendemos resal-
se logra si después de hacer la distinción llevo tar es que el mundo no se compone de sustancias sino
de relaciones. Por ello, la escritura no es una sustan-
a cabo la indicación de uno de los dos lados. cia, siempre idéntica a sí misma a lo largo de la his-
Esto significa que la operación que produce la toria, sino una distinción que va cambiando social y
referencia externa consiste en realizar una temporalmente.
distinción e indicar uno de los lados de la dis- 24
Es importante aclarar que las distinciones no se
tinción, lo que no es otra cosa que realizar una pueden hacer arbitrariamente, sino que dependen de la
sociedad y la época en la que se vive. Esto no quita que,
observación. De aquí se deriva el siguiente cuando reflexionamos en ellas, nos demos cuenta de su
contingencia, es decir, que el mundo se podría observar
22
Ibid., p. 60. de otra manera.

30
Esta teoría de la referencialidad como forma tinción—, y además una de las más antiguas del
y no como objeto, nos obliga a que siempre que pensamiento occidental: razón y voluntad). En
nos preguntemos por lo real (por qué eso es así), este caso no va a ser así. Antes que nada enten-
hagamos una pregunta más: ¿para quién lo real deremos a la observación como una operación:
es así? Esto ha hecho indispensable que se cons- insistiremos en que cuando se observa se rea-
truyan teorías que nos permitan observar obser- liza algo. Por ello sólo nos referimos a “lo real”
vaciones, y no lo real de manera directa. Por cuando se ha realizado una operación particu-
ello, la única manera de saber qué es el pasado lar, la cual es una observación. Lo real existe
es preguntándonos para quién, o mejor dicho, como aquello a lo que nos referimos por medio
bajo qué distinciones el pasado es así. de una operación que es una observación. Como
Como se puede ver, el cuestionamiento de la se puede ver, estamos haciendo un uso especial
referencia, en la modernidad, nos lleva al pro- del concepto de observación. Por esto nos gusta-
blema de la observación de observaciones. Este ría de inmediato explicar quién lleva a cabo esa
problema lo hace explícito el historiador del arte operación que llamamos observación.
Michael Baxandall cuando aclara el objetivo de Estamos acostumbrados a referir toda obser-
sus investigaciones: “yo no describo cuadros, sino vación al sujeto individual, o al sistema psí-
que describo observaciones de cuadros”. 25 Lo quico, y de esta manera reducir la observación
mismo sostenemos con respecto al quehacer de a una percepción. Si es cierto que los sistemas
la historia cultural: “ella no describe el pasado, psíquicos observan, sin embargo hay que tomar
sino que describe observaciones del pasado”. El en cuenta que lo hacen por medio de la concien-
planteamiento de la historia cultural se basa cia y a través de ideas; mientras que cuando
en el siguiente presupuesto: la realidad es siem- hablamos de la operación historiográfica nos es-
pre realidad observada.26 Aquello que se busca tamos refiriendo a un tipo de disciplina cientí-
destacar con esa afirmación es que no hay una fica (independientemente de lo que entendamos
realidad independiente de la observación: no exis- por ciencia), y ésta, como toda ciencia, observa
te una realidad en sí. Por realidad en sí enten- por medio de comunicaciones y no por medio
deríamos una realidad que se expresara a sí de percepciones. Las observaciones que hace la
misma, sin la necesidad de un observador. A ese historia como ciencia se notifican por medio de
tipo de realidad el pensamiento veteroeuropeo textos escritos, y por lo tanto, no se quedan en
la llamó ontología. Para evitar confusiones, pre- el interior de la conciencia. Por ello partimos de
cisaremos en qué consiste esta observación que la siguiente precisión con respecto a la opera-
constituye lo real. ción de la observación: hay distintos sistemas
La observación normalmente se distingue de que observan (el psíquico, el biológico, el social,
la acción o del hacer. Por un lado, la observa- etc.), pero cuando nos referimos a la historia
ción se piensa como algo receptivo o pasivo, y estamos hablando de una operación que realiza
por otro, la acción como algo productivo (debe la sociedad. Puntualicemos lo siguiente: no es el
quedar claro que distinguir la observación de la historiador como individuo aislado, en su inte-
acción ya es una observación —es decir una dis- rioridad y privacidad, el que observa, sino es la
ciencia de la historia la que observa, la cual en
la modernidad tiene una estructura operativa
específica. Debe quedar claro que no se escribe
25
Algunas de la obras que se pueden consultar en historia porque se crea estar escribiendo histo-
español de Michael Baxandall son Giotto y los oradores, ria, sino porque uno se sujeta a una serie de pro-
Madrid, Visor, 1996, y Las sombras y el Siglo de las cedimientos que la disciplina de la historia ha
Luces, Madrid, Visor, 1997.
26
Para profundizar en la epistemología constructi-
venido conformando desde que apareció a fines
vista se puede leer la siguiente obra: Paul Watzlawick del siglo xviii. La historia como disciplina cientí-
et al., La realidad inventada, Barcelona, Gedisa, 1994. fica es un saber narrativo acerca del pasado con

31
pretensiones de validez.27 Por eso sostenemos lo obliga a que si se pretende indicar el otro lado
siguiente: la que observa es la operación histo- de la distinción (aunque insistimos que existen
riográfica, y esta operación particular la lleva en simultaneidad) debemos pasar el trazo que
a cabo la sociedad moderna desde uno de sus permitió hacer la diferencia. Pasar al otro lado
subsistemas funcionales (el de la ciencia). de la distinción exige tiempo, en tanto que no
Si nos preguntamos quién observa cuando se podemos ver los dos lados al mismo tiempo o en
hace historia, debemos contestar la ciencia de la el mismo momento, pues esto significaría que
historia, y además no observa por medio de ideas no llevamos a cabo ninguna indicación. Con
o percepciones propias de la conciencia, sino por esto alcanzamos lo siguiente: sólo se logra la
medio de comunicaciones, y en este caso, comu- identidad de lo observado por medio de diferen-
nicaciones escritas, propias de la sociedad. En cias. Ahora elucidemos cómo se observan obser-
suma, la operación que realiza la sociedad para vaciones.
observar es la comunicación, y dentro de ella Observamos lo que observamos gracias a la
existen comunicaciones con pretensiones de vali- distinción que usamos para referir algo en el
dez. En el caso de las ciencias modernas como mundo. Pero como somos incapaces de ver la
la historia, esta comunicación es a través de unidad de la distinción en el momento en que
un medio de difusión: la escritura. Ya tenemos la usamos, por esto toda observación tiene un
claro quién es el que observa en la ciencia de la punto ciego. El que observa, en el momento en
historia, ahora expliquemos en qué consiste la que lo hace, no es capaz de ver —al mismo tiem-
operación de observar. po— lo que observa y la distinción que usa para
Como hemos dicho, la operación de observar observarlo. El observador no se puede observar
consiste en indicar un lado de una distinción. a sí mismo en el momento en que observa. El
Primero para observar se debe trazar una dis- observador es el tercer excluido de su observa-
tinción: “esto y no lo otro”, y segundo, para que la ción, o aún mejor, el observador es el parásito
observación se lleve a cabo se debe indicar uno de de su observación. El que observa, en el ins-
los lados de esa distinción, pues no habría obser- tante en que lo hace, no se puede observar a
vación alguna si se permaneciera en la indiferen- sí mismo. Por ello, él es el punto ciego de su
cia de la distinción,28 es decir, si no eligiéramos observación. Para poder observarse a sí mismo
un lado de la distinción. Sólo podemos observar en tanto que observador se necesita tiempo, ya
si realizamos una distinción, por ello, el mundo o que debe realizarse una distinción diferente
lo real antes de toda distinción es inobservable, de la que se hizo para llevar a cabo la primera
o mejor dicho invisible. La realidad aparece, de observación. La primera distinción nos permite
esta manera, como el soporte de toda distinción. ver algo en tanto que algo, la segunda consiste
Dicho de otra manera, no hay acceso a lo real si en preguntarse por qué se ve lo que se ve. Por
no llevamos a cabo un trazo que constituya un esto, toda observación en tanto que operación es
límite. Pero, y esto es sumamente importante ingenua, pues desconoce la distinción que usa
para nuestro tema, aunque sólo se indique uno para observar. Sólo realizamos una observación
de los lados de la distinción, sin embargo los de observaciones cuando nos preguntamos por
dos lados de ella existen en simultaneidad. Esto qué al usar tal distinción se ve el mundo de tal
manera y no de otra. Por esto una observación
de observaciones es una observación de segundo
orden. Al realizarla descubrimos la contingen-
27
Véase Gérard Noiriel, Sur la ‘crise’ de l’histoire, cia de la observación de primer orden, en otras
París, Belin, 1996. palabras, historizamos la primera observación.
28
La obra en que Niklas Luhmann profundiza más
en la operación de indicar un lado de la distinción, es
La observación de segundo orden, en tanto que
decir, en la observación, es en La ciencia de la socie- operación, también es incapaz de ver la distin-
dad, op. cit. ción que usó para ver la observación de primer

32
orden, para lograr verla se necesitaría tiempo, que una clase social interpreta la sociedad de
es decir, otra observación. Con esto señalamos determinada manera porque hay algo latente,
que no hay una observación última que sirviera que son los intereses de clase, que le impiden
de fundamento absoluto de toda observación, verla de otra forma. Lo que Marx trataba de
por el contrario, toda observación, por ser una significar con el término de ideología es que
operación, es empírica y por lo tanto observable, hay una realidad latente que quien observa no
y nunca trascendental. Para terminar veamos alcanza a ver. El otro gran momento del estudio
por qué la historia cultural es una observación de lo latente es el del psicoanálisis. Freud, con
de segundo orden. el descubrimiento del inconsciente, nos muestra
La historia cultural es una observación de que los motivos por los cuales una persona desea
segundo orden porque siempre está obligada a algo, son para ella misma desconocidos. En otras
situar lo que se dice del pasado. Ella debe des- palabras, hay algo que se le oculta al que actúa
tacar los esquemas de distinción que permiten y eso es lo latente: especie de punto ciego que el
ver lo que se comunica de lo real. La historia que observa o actúa no puede distinguir.
cultural no se pregunta por el qué de lo que se El concepto de lo latente —epistemológica-
ve, sino por el cómo es que se ve lo que se ve. La mente— es paradójico, pues cómo es posible que
historia cultural no describe el pasado, sino que se pueda hablar (hacer manifiesto) de lo que está
describe observaciones acerca del pasado. oculto (no se ve y sin embargo condiciona lo que
se ve). Lo latente funciona como condición de
posibilidad que sólo se puede hacer manifiesto
¿Cómo aprender a observar después de haber operado. Dice Luhmann:
observaciones?
El interés se vuelve asimismo válido res-
La historia cultural, en tanto que investiga por pecto a la observación de su propio punto
qué la gente ve, siente o actúa como lo hace, se ciego. Es válido también para convalidar
orienta al estudio del punto ciego de toda obser- lo que es posible ver con ayuda de su propio
vación: a lo latente. La epistemología tradicional instrumental teórico. Se observa (se dis-
no supo qué estatuto darle a lo latente.29 Pues tingue) entonces la distinción con la que el
lo latente es lo no dicho que permite el decir. Y primer observador observa, y cómo él en la
sin embargo, quizás lo latente sea lo moderno de realización de la observación de esta dis-
la sociedad moderna. Uno de los primeros usos tinción no puede distinguirlas, y por tanto
sociológicos del concepto de lo latente es el del se observa lo que para él es inconsciente o
concepto de ideología de Marx. Marx explica permanece incomunicable. En jerga espe-
cífica de la sociología se puede decir: el
observar se dirige ahora a las estructu-
29
“Así se comprende que la teoría cognitiva acadé- ras y funciones latentes del observador
mica no pudo asimilar, sino debió marginar el descu- observado.30
brimiento más excitante de la investigación cognitiva
moderna: el descubrimiento de la latencia. El término La sociedad moderna ha creado el concepto de
designa la posibilidad de observar y describir lo que
otros no pueden observar. En la epistemología clásica lo latente, porque el fundamento operativo de su
no existía esta posibilidad (a no ser disfrazada como reproducción es la observación de observaciones.
error o como fuente de error). No cabía en el esquema de
observación lógico / ontológico. La incapacidad misma
para comprender la latencia permanecía latente, era el
punto ciego, era la condición de poder observar con este 30
Niklas Luhmann, “El programa de conocimiento
esquema. Sin embargo, hoy en día es posible observar del constructivismo y la realidad que permanece desco-
también y sobre todo esto.” Niklas Luhmann, La ciencia nocida” (trad. de Javier Torres Nafarrete), p. 16 (texto
de la sociedad, op. cit., p. 69. mecanografiado).

33
Lo latente sólo se muestra a un espectador que lo que ve. La diferencia entre los trabajos de los
observa nuestra observación, ya que para el pri- historiadores de la generación anterior (la his-
mer observador éste es su punto ciego (el obser- toria económica y social, como se practicó hasta
vador queda oculto a sí mismo en el momento mediados de los ochenta) y los actuales (la his-
en que observa). El propio observador también toria de las mentalidades y la cultural) está en
puede comunicar lo latente observando su pri- el paso de una realidad dura (ontológica) a otra
mera observación, por medio del esquema tem- que se caracteriza como representación (funcio-
poral antes / después. Éste es el problema con el nal u operativa). El interés que mueve a la histo-
que se enfrenta la investigación de la historia ria cultural es encontrar el cómo de la visión que
cultural: cómo observar lo latente. Tradicional- las distintas épocas han tenido de lo real. Esta
mente, la epistemología académica, y concre- clase de investigación nos lleva a replantear el
tamente la positivista, no ha incluido en sus problema de la realidad del pasado, rompiendo
reflexiones lo latente, ya que tomarlo en cuenta con la noción positivista de la realidad indepen-
significaba destruir la noción de objetividad que diente del observador. Cuando se parte de una
enarbolaba. Finalmente la reflexión epistemo- observación de segundo orden tenemos que acep-
lógica tradicional no es capaz de introducir al tar que las sociedades representan (o mejor dicho
observador en la observación. Lo que esa epis- comunican) su mundo de manera contingente, y
temología hizo fue dejar fuera al observador de que esta contingencia queda oculta a la obser-
la realidad. vación de primer orden. Estas representaciones
El hecho de trabajar con observaciones de contingentes del mundo son comparadas, desde
observaciones nos muestra lo latente: el punto niveles de abstracción altos, para mostrar dis-
ciego de las observaciones de las sociedades tintas maneras de resolver un mismo problema.
pasadas. Por lo tanto, los historiadores cul­ La comparación de regiones y tiempos distantes
turales se preguntan, entre otras cosas, por nos obliga a pasar de una epistemología positi-
qué los historiadores del xix construyeron una vista a una constructivista: de la realidad en sí
Edad Media distinta de la de la historiografía a la realidad como construcción.
actual,31 por qué vieron lo que vieron y no otra La historia cultural busca asumir con radi-
cosa, en otras palabras, les interesa recons- calidad el problema de la observación de obser-
truir lo latente de las observaciones por medio vaciones. En ese sentido, el historiador cultural
de una comparación. asume la concepción moderna de lo real como
Si, como hemos dicho, la historia cultural contingente. Todo ello implica plantearse lo si-
hace un tipo de observación de observaciones, el guiente: ¿cómo pensar la realidad bajo el pos-
problema con el que se enfrenta es el siguiente: tulado de lo latente (de explicarnos por qué sólo
¿cómo construir una epistemología que sea capaz vemos lo que vemos)?, ¿cómo explicar que el sis-
de producir comunicaciones sobre la observación tema observador actúa ingenuamente en rela-
de observaciones y no sólo sobre una realidad ción con las distinciones que usa para observar
en sí? La historia cultural exige un distancia- lo real?, y a su vez, se enfoca a encontrar una
miento de la epistemología tradicional, la cual se teoría y metodología capaz de aprender lo oculto
había preguntado exclusivamente por lo que uno que es condición de todo ver.
ve, y había dejado de lado, el cómo es que uno ve La teoría constructivista32 habla de la reali-
dad como construcción, su premisa fundamental
sería que toda realidad es tal para un observa-
31
La teoría de los sistemas sociales actual sostiene dor, y que no hay realidad sin observador. Por
que las operaciones, en este caso las observaciones, son
recursivas, es decir, que la operación anterior se con-
vierte en punto de partida de la siguiente operación, por
esto se dice que la sociedad es un sistema estructural- 32
Véase Jean-Louis Le Moigne, Le constructivisme.
mente determinado. Tome 1: des fondementes, París, esf, 1994.

34
lo tanto, siempre que hablemos de la realidad, nos encontramos. La crítica del giro lingüístico
debemos tomar en cuenta al observador que la a las filosofías de la conciencia nos reveló que
construye. La teoría constructivista elabora, era necesario, para salir de la privacidad, ela-
como epistemología, una conceptualización su- borar una teoría de la comunicación.
mamente formal y abstracta de lo que es obser- El constructivismo ha venido a problemati-
var. Las epistemologías constructivistas pueden zar lo que la epistemología moderna llamaba
resolver las exigencias de la investigación de la afecciones externas, las cuales eran concebidas
historia cultural porque sostienen lo siguiente: como caóticas, desordenadas. Las afecciones ad-
el conocimiento se constituye por medio de irri- quirían forma o sentido por medio de algo in-
taciones que vienen del entorno, pero estas terno a la conciencia (Kant) o por el lenguaje
irritaciones, en tanto que son caóticas, necesi- (también como interno y previo a la experiencia).
tan ser organizadas por el observador: las ideas Estos elementos que se presentan como inter-
innatas, los a prioris, y después del giro lingüís- nos son aquello que la epistemología actual con-
tico, el lenguaje. ceptualiza como lo latente. Por esto, lo latente
El límite del constructivismo kantiano era su es la distinción que el observador pone en ope-
solipsismo (lenguaje privado), pues se elaboró ración para referirse a lo real. La interrogan-
desde la esfera de la conciencia. Cuando se tomó te que abre la historia cultural es la siguiente:
en cuenta al lenguaje se salió del solipsismo y “a qué estado propio converge un sistema, desde
se adentró en el espacio de lo comunitario, de el momento en que su recursividad lo orienta a
lo colectivo. Resulta que nuestra percepción del lo que el observador no puede observar”.33
mundo está determinada por el lenguaje que
hablamos, en otras palabras, está prescrita por
la cultura en la que vivimos, por los procesos
de socialización que nos permiten convertirnos 33
Niklas Luhmann, “El programa de conocimiento”,
en adultos competentes de la sociedad en la que art. cit., p. 17.

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