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Examen: Trabajo practico N° 2

Catedra: Filosofía de la Religión


Carrera: Lic. En Filosofía
Profesor: Dra. Patricia Cinner
Año: 2018

“David Hume y la creencia religiosa”

Alumno: Lucas Hernán Tello Rivoletti


Registro N°: 35620
David Hume y la religión

Resumen:
En este trabajo se intentara analizar el pensamiento de David Hume con respecto a la
creencia religiosa, su acérrimo escepticismo marcará su rechazo a la construcción de
cualquier fe con especial atención al cristianismo.

La cuestión del milagro


Gerardo López Sastre se propone estudiar la postura escéptica de Hume sobre el
mundo religioso, sus argumentos y sus orígenes. Expresa que hay dos posibles defensas
para la creencia religiosa, destacar que se fundamentan en la mera fe y la incuestionable
utilidad que esta reviste para el individuo y la sociedad. El empirista ingles sostiene que
corrompen los sentimientos morales naturales de los hombres y que lejos de ser una
fuente de satisfacción para los mismos; son el origen gratuito de numerosos males y
terrores.
Como es de esperarse Hume fija su lupa en los fenómenos religiosos, esto quiere
decir que estudia lo que la experiencia les ofrece a los hombres para realizar una
conclusión en este caso religiosa. En primer lugar, trata sobre la noción de milagro, que
es aquella experiencia comunicada por la divinidad a los hombres, el pensador duda de
la legitimidad de su procedencia divina y que esto puede ser producto de la fantasía o de
determinados individuos.
El milagro, en cuanto al cristianismo, se presenta como verdad revelada por Dios, sin
intermediarios. Pero ¿que es un milagro? Es un hecho sobrenatural, algo que transgrede
las leyes de la naturaleza y que supera la comprensión física del hombre. Es un hecho
excepcional que se presenta como singular y distinto; algo improbable para nuestra
razón y contraria a nuestras experiencias pasadas.
Hume recurre a los evangelios para tratar sobre los milagros, expresa que cristo es el
depositario del poder de Dios y que esto posibilitaba los numerosos milagros que
realizó, o al menos es lo que dicen las escrituras, textos producidos por personas que
intentan detallar los hechos que transcurrieron en los albores del cristianismo y que, a
palabras del pensador ingles son escritos de “un pueblo bárbaro e ignorante” narrado de
manera fabulosa.
La condición para aceptar este quiebre del espacio donde experimentamos el mundo,
es que tenemos una visión compendiada del mismo y que, a raíz de esto, nos da la
certidumbre de las experiencias venideras de esto se sigue que este fenómeno se nos
revela como expresión e intervención divina. Esto es rechazado por Hume y expresa que
la experiencia del milagro o cuando un hombre define un evento como milagro, es causa
del escaso conocimiento del hombre con respecto a algo y, como se dijo anteriormente,
los escritores de los evangelios eran “ignorantes” la doctrina cristiana no puede ser
aceptada ya que sus cimientos nos son firmes.
Entonces, Hume dice que la razón es una construcción que nos proveen las diversas
experiencias y que de aquello que tomamos como universal es porque de esas
experiencias se realiza un habito, de esto se sigue que la ruptura del espacio habitual, de
lo cotidiano, por un evento excepcional, se da porque nuestra razón no puede dar crédito
a lo que se experimenta y por esto se lo define como genuinamente divino, y que esto
debe permanecer como improbable para que conserve su carácter milagroso. La
solución a esto es que se debe realizar una investigación que de pruebas que el hecho
que se presencia tiene sentido científico.
Reflexión: Lo religioso está destinado a perecer en el sistema del empirista porque pone
foco en el desarrollo científico de la razón y este el encargado de juzgar los hechos del
mundo. Ante un nuevo y excepcional evento, Hume dirá que es porque nuestra razón,
hasta ese momento, simplemente lo ignoraba y que se debe recurrir a una investigación
para corroborar que esto tiene explicación racional; y que todo aquel que afirme de que
se trate de un milagro es producto de su ignorancia. Ahora bien, si la explicación
racional de algo se da por las experiencias pasadas y que esto nos da certidumbre de
experiencias futuras, debemos decir que la repetición de hechos es el fundamento de la
ciencia, pero, ¿si algún evento natural hasta ese momento desconocido no se repite, por
más que intentemos darle explicación por diversos medios no podemos probar su
veracidad?
A mi ver, Hume, da sustento a la noción de milagro ya que su propio sistema provee
la posibilidad del mismo, si definimos a la experiencia como sustento de la racionalidad
necesariamente debemos aceptar que, un evento único en su género con la condición de
irrepetible e improbable bajo los preceptos empiristas de Hume, es de característica
divina; o sea que necesariamente debemos tomarlo como un milagro. Además se dijo
que, bajo este pensamiento, la creencia religiosa nunca tendrá sustento y está destinada
a perecer, esto es porque Hume toma al conocimiento empirista como inacabable, para
éste la ciencia siempre tendrá una respuesta para definir al mundo, toma el contexto de
las santas escrituras para afirmar que se trataba de una sociedad ignorante ante los
hechos del mundo, debemos aceptar también que para la época del autor esto persistía
de esta manera y¿ que pasaría para los contextos actuales o venideros, donde todavía
surgen testimonios de eventos milagrosos? Evidentemente el desarrollo de la ciencia, en
comparación con la antigüedad, ha evolucionado y ha sido perfeccionado de manera
más compleja. Pero, sin embargo, siguen surgiendo “milagros”, es decir eventos que la
ciencia no puede dar explicación, la Iglesia Católica ha establecido un protocolo en el
que se somete a rigurosas pruebas científicas al evento presuntamente milagroso, se
pautan instancias en la que se decide finalmente si el evento es de carácter divino o no.
Aunque Hume persiste en su argumento en que la experiencia es la que nos proveerá
finalmente una explicación acabada de algo; a mi ver cae en un dogmatismo ya que no
establece límites a la razón empírica, su pensamiento nos deja entrever que la razón, que
solo se construye por las experiencias, es la que explicará cada evento del mundo y que
todo evento excepcional “en algún momento” podrá ser probado por algún análisis
futuro del que el pensador ni siquiera tiene seguridad de exista; de esta manera su
dogmatismo empirista-racional frente a la creencia religiosa se vuelve anuladora de toda
experiencia religiosa, pero solo en deseo ya que deja la puerta abierta a que, ante un
fenómeno que no pueda ser explicado por su sistema de conocimiento del mundo; tenga
(y no digo que estrictamente deba ser así) otra explicación que no proceda de saberes
construidos tradicionalmente para conocer el mundo

Critica a la creencia en la religión natural


Gerardo López Sastre destaca que, Hume, se opone la idea de creencia, fundamentada
en dos nociones básicas:

1. La existencia de un Ser supremo creador del mundo


2. La inmortalidad del alma
1. Hume expresa que, en cuanto a la existencia de Dios, se parte de dos tipos de
argumentos: argumento del designio y argumento a priori.

Argumento del designio

Parte de la constatación de que el universo, en su conjunto, es parecido a una


maquina bien ordenada. Ahora bien, una maquina es el resultado del esfuerzo
intelectual del hombre, de esto se sigue que el mundo se ha diseñado y elaborado
por una inteligencia similar a la del hombre, pero dotada de facultades mucho
más amplias. Hume expresa que esta “vieja hipótesis epicúrea” no es necesaria
ya que es en vano recurrir a la idea de un diseñador inteligente; sino que basta
con las combinaciones que sufre la materia en continuo movimiento. Afirma
también, que el mundo parece más a un animal o a un vegetal que a cualquier
máquina. Con esto intenta expresar que uno puede hacer hipótesis fantasiosas al
respecto y que es lo mismo optar por cualquiera de ellas. También se pregunta
¿cómo es posible el mal del mundo? Porque, si un diseñador de manera
inteligentísima creó el mundo, bien podría haberse propuesto quitar los males
que aquejan al hombre. Entonces, de lo único que podemos estar seguros es de la
“absoluta indiferencia” divina hacia la felicidad del hombre. De esto define que
el argumento del designio no es válido.
Pero, dice el pensador, si aceptáramos el argumento del designio, nos surgiría
otro problema el del politeísmo o monoteísmo. Expresa que el argumento del
designio acaba pronunciándose, finalmente, a favor de una única divinidad y que
sospechosamente la tradición filosófica ha tendido a esta noción, la de confirmar
una “religión verdadera” monoteísta.

Argumento a priori

El argumento a priori nos habla de que todo lo que existe debe tener una causa
o razón de su existencia y que por esta razón podemos ascender hasta llegar
finalmente a una causa última, o sea a un Ser cuya existencia sea razón de su
existencia. Aquí, Hume, esboza su noción de causa-efecto, el argumento a priori
expresa que a partir de una causa necesariamente se sigue un efecto, de esta
manera podemos ascender hasta llegar a una causa última.; el pensador dice que
esto no implica necesariedad.

2. Inmortalidad del alma

Cuando Hume habla del alma, lo hace a través del termino mente, alma y
mente son lo mismo para el empirista. En efecto, el pensador tratara sobre la
supuesta inmortalidad del alma, y expresara que, por argumentos físicos, cuando
un objeto está estrechamente relacionado con otro, las alteraciones que sufra uno
se traducen en alteraciones en el otro. De esta manera, las alteraciones en el
cuerpo humano repercuten proporcionalmente en la mente, entonces el alma no
es inmortal, ya que algo que supuestamente es eterno no debería sufrir
alteraciones.
A propósito de esto Hume, afirma que nada es eterno en el mundo porque
todo cambia y está sometido a un flujo continuo.
Origen de las creencias religiosas

Los argumentos de Hume en contra de las creencias religiosas le resultan


insuficientes al hombre religioso ya que basara su creencia en la Fe por más que sus
argumentos carezcan de un respaldo racional.
Intenta encontrar las causas psicológicas que provocan esas creencias para los que es
difícil encontrar justificación racional, su intención será situar el origen de la religión en
la naturaleza humana. Afirma que las religiones primigenias estaban basadas en un
politeísmo partiendo de los elementos básicos de la vida humana elevándose
gradualmente. Esto quiere decir que va de lo inferior a lo superior, partiendo de una
creencia “domestica” hasta llegar a la idea de un espíritu puro ordenador del universo.
Según el pensador, las primeras ideas religiosas surgen a partir de una preocupación
del hombre primitivo por los sucesos que afectaban su vida, las cosas que atentaban o
favorecían a su supervivencia generaban miedo o esperanza en los hombres que a partir
de esto formulaban fantasías al respecto. La imaginación supuso que, para cada mal o
bien, existía una divinidad que los impulsaba. Cada suceso, flagelo o beneficio era
producto de la atención o despreocupación de un Dios y por esto, era menester intentar
tejer una relación con la deidad para obtener un trato privilegiado por medio de la
oración y que, a su vez, estas mismas terminan siendo una divinidad privilegiada en la
morada de los hombres. De esta misma manera pasaba con las ciudades, que quedaban
sujetas a la jurisdicción de una divinidad particular, según los fines de las mismas. El
culto privilegiado hacia un tipo de divinidad que se erige como protectora de la ciudad
va evolucionando hasta definirse como una única y exclusiva deidad existente, esto
quiere decir que se tiende al monoteísmo.

Reflexión: Aun así, en el caso del cristianismo, se ha creado un sistema de adoración


o veneración la cual consiste en un monoteísmo, pero con la particularidad de tener una
especie de sub-divinidades que actúan de nexo con el Dios supremo; son recetores de
veneración en cuanto a necesidades particulares de los hombres a la manera del
politeísmo que plantea Hume. Entonces se puede afirmar que el cristianismo es un
monoteísmo que permite un politeísmo que recurre a las cuestiones particulares. Pero
con la excepción de que el cristiano de ninguna manera convertirá a algún Santo en la
única divinidad objeto de su adoración ya que, a esta, la considera como ente “auxiliar”
que lo conecta con Dios.
Pero, en clave de Hume, estas sub-deidades satisfacen las urgencias psicológicas de
los hombres, en este sentido no debe entenderse que la creencia religiosa es producto de
un estadío histórico primigenio de la civilización, sino que se lo debe entender como un
estado permanente psicológico permanente de los hombres.
Hume expresa que el origen de la religión parte de las necesidades o estados
psicológicos de los hombres en las civilizaciones primeras y que de estas surgen las
diversas divinidades que atienden a las mismas; y de esta manera, el hombre dio trato
privilegiado a una deidad terminando en un monoteísmo, en cierta forma,
históricamente, esto es así pero el cristianismo pudo ver que estas necesidades
psicológicas siempre están presentes, esto quiere decir que el hombre busca solución
inmediata a sus requerimientos cotidianos y por esto surge la figura del Santo. En efecto
el politeísmo siempre estará latente ya que las necesidades de supervivencia de los
hombres siempre están presentes, y el cristianismo encontró, ya sea por mero artificio o
por fe, la llave para satisfacer estas necesidades inmediatas y recurrentes.
Valoración moral de la religión
El creyente afirma que una vida religiosa es beneficiosa para su vida. Hume se opone
a esta concepción, si bien todos partimos y aprobamos conductas que resultan
agradables y útiles para todas las conductas cristianas no son ejemplo para la vida
moral.
Algunas prácticas cristianas son desaprobadas por el pensador y expresa que estas no
revisten utilidad y son desagradables ya que no aumentan la fortuna del hombre en el
mundo y tampoco le convierten en un miembro valioso de la sociedad; y que estas
prácticas tienden al vicio, a la locura o decepción religiosa.

Reflexión: Hume solo toma aquellas prácticas que corresponden a su tiempo, ya que las
mismas ya no tienen vigencia o no revisten importancia en la actualidad, aun así, hay
practicas más importantes que declara el cristianismo y que David Hume no presta
tratamiento, tal es el caso de la piedad, la solidaridad y la compasión, practicas morales
que se erigen como pilares de la moral cristiana y solo fija su crítica o evaluación al
celibato, al ayuno, a la mortificación o a la penitencia; prácticas que no se consideran
principales en el camino ascético del religioso. Su pensamiento moral tiene la
característica de que si algo es útil y digno de aprobación debe ser arquetipo de la
moralidad, es un pensamiento pragmático de la conducta humana, pero deja de lado la
lógica que persigue el hombre religioso que al fin de cuentas no propende al mal.

Conclusión
David Hume opta por un escepticismo a ultranza que no deja espacio para la reflexión
crítica, pero deja puntos endebles o dudosos, que pueden ser estudiados y debatidos
como la cuestión de los milagros, el origen de la creencia religiosa o la moral religiosa.
Su pensamiento se reduce a casos muy particulares y por esto mismo están
imposibilitados para debates mas generales y mas completos.

Bibliografía:

 Filosofía de la religión, Manuel Fraijo.


David Hume o la reflexión escéptica sobre el mundo religioso, Gerardo López
Sastre, pag. 159-177

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