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Hay tres infecciones víricas que cursan con granos-manchas en la piel, y que muchas
veces generan confusión entre los padres de los niños que las padecen.
Sarampión, varicela y rubéola son enfermedades virales muy contagiosas y, en
ocasiones, son difíciles de diferenciar, sobre todo para los padres, ya que el elemento
común en ellas son los granos rojos y el escozor en la piel. Sin embargo, además de
estos granos, hay varios puntos clave que diferencian unas de otras.
Esta enfermedad cursa con fiebre alta, de 39-40º de al menos tres días de duración,
asociada a tos, mocos y enrojecimiento ocular (conjuntivitis). Desde el punto de vista de
los “granos”, lo que diferencia el sarampión, de la rubéola y varicela es que, afectan las
palmas de las manos y las plantas de los pies, y no se blanquean cuando apretamos la
piel que los rodea.
En esta enfermedad, las manchas en la piel son rosadas, pueden producir picor, y
típicamente comienzan en la cara; conforme pasan los días, se van visualizando también
en el tórax, abdomen y miembros inferiores. Las complicaciones son poco frecuentes,
destacando las neurológicas, el descenso de plaquetas y la artritis. También se puede
prevenir, a través del uso de la vacuna. A destacar la importancia de prevenir la
aparición de la rubéola congénita (que aparece en embarazadas no vacunadas de esta
entidad).
Varicela en los niños
En la varicela tampoco suele haber fiebre alta. De forma característica, en la varicela las
lesiones de la piel pican mucho. Éstas se suelen encontrar en distintas fases (manchas,
granos, vesículas, pústulas y costras), y se distribuyen por todo el cuerpo. La
complicación más frecuente es la sobreinfección por bacterias de las lesiones cutáneas.