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LA ORGANISTÍA EN LA ÉPOCA

DE ANTONIO DE CABEZÓN: FORMAS


DE ACCESO Y FUNCIONES

Revista de Musicología, XXXIV, 2 (2011) Paulino CAPDEPÓN VERDÚ


Universidad de Castilla-La Mancha

Resumen: El presente artículo se centra en la figura del organista en la España musi-


cal del siglo XVI, teniendo además en cuenta que la principal función que desempeñó Anto-
nio de Cabezón a lo largo de su actividad fue precisamente la de organista al servicio de la
familia real española. Para lograr tal objetivo, tendremos en consideración varios aspectos
con el fin de comprender la actuación y el papel que ejerció el organista español en la vida
musical del Renacimiento, tales como las formas de acceso al cargo teniendo en cuenta las
diferentes modalidades; las retribuciones, estatus social y situación económica; los conflic-
tos y reclamaciones propios de su actividad en su relación con las autoridades capitulares; o
bien las funciones principales que se le encomendaban (participaciones en festividades litúr-
gicas, enseñanza, etc.), establecidas en los estatutos, constituciones o capítulos de los cen-
tros eclesiásticos.

Palabras clave: Organistía, organista, Renacimiento español, acceso, oposiciones,


retribuciones, estatus social, reclamaciones, funciones, liturgia, enseñanza, estatutos.

ORGAN POSITION IN THE TIME OF ANTONIO DE CABEZON: WAYS OF AD-


MISSION AND FUNCTIONS

Abstract: The present article focuses on the 16th century Spanish organist, also
taking into account the primary role played by Antonio de Cabezón through his life
as organist at the service of the Spanish royal family. To achieve this goal we will
consider different aspects in order to understand his activity and the role played by
204 PAULINO CAPDEPÓN VERDÚ

the Spanish organist in the Renaissance musical life, such as ways of admission to
the positions of organist, salaries, social status and economic situation, conflicts and
complaints, as well as his functions (participation in liturgical celebrations, educa-
tion, etc.) regulated in the statutes or constitutions of the ecclesiastical centers.

Keywords: organ position, organist, Spanish Renaissance, admission, oppositions,


salaries, social status, claims, functions, liturgy, education, statutes.

1. Introducción

La organistía constituye uno de los pilares básicos del funcionamiento


de la vida musical de los principales centros eclesiásticos españoles
ya desde épocas anteriores al siglo XVI. Desde comienzos del citado
siglo, el colectivo musical que solemnizaba las principales celebracio-
nes religiosas queda configurado a grandes rasgos de la siguiente ma-
nera: un coro, formado por capellanes y salmistas, encargado de la
interpretación del canto llano y a cuyo frente se situaba el sochantre;
en segundo lugar, la capilla, a la cual se le encomienda el canto de ór-
gano o canto polifónico y cuya responsabilidad recaía en el cantor o
maestro de capilla; en tercer lugar, los mozos de coro; y por último, el
grupo de instrumentistas, formado en un principio por el organista, y
posteriormente se incorporarán de manera progresiva el grupo de mi-
nistriles.
En cuanto al término con el que se designa al músico que toca o tañe
el órgano, además de «organista», también se emplean otros como «so-
nador de órgano», «tañedor de órgano», «músico de órgano» o «músico
de tecla», como tendremos la oportunidad de comprobar a lo largo de
este artículo1. Así por ejemplo, en el caso del organista de la catedral de
La Seo en el siglo XV, Juan de Berdún, las actas se refieren a él en 1465
en su doble condición de organista y de organero: «sonador de los ór-

1. El término «organista» en el sentido de «tañedor de órgano» aparece en las fuentes bien


diferenciado del de maestro de órganos (organero), aunque en opinión de Calahorra «esta pa-
labra [organista] parece que estaba reservada en aquellos tiempos para designar a los que lla-
mamos organeros». CALAHORRA MARTÍNEZ, Pedro. Música en Zaragoza. Siglos XVI-XVII. Zara-
goza, Institución Fernando el Católico, Vol. 1, 1977, p. 12.
2. Ibid., p. 15.
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ganos de La Seo de Zaragoza y maestro de hacer órganos»2.


2. Antecedentes

Aunque es en el siglo XVI cuando se generaliza la presencia de uno o


dos organistas al servicio del culto divino en las instituciones eclesiásti-
cas españolas, algunas catedrales ya disponían de una organistía desde
siglos anteriores al XVI. Así, por ejemplo, conocemos la fecha de ingreso
(octubre de 1394) del organista Steve de Sort en la capilla real de Juan I
de Aragón3. A 1418 se remonta la primera noticia sobre un organista en
la catedral zaragozana de La Seo, Bartolomé Tarragona, quien recibe un
beneficio «con obligación de tocar el órgano»4. Por otra parte, sabemos
que en 1424 el organista titular de la catedral de León, Antonio Fernán-
dez, es sustituido por Sánchez de Buitrago debido al cansancio y a la
incapacidad del primero para ejercer su oficio5. En 1438 reciben en la
catedral de Palencia a Juan de Toledo «porque taña los órganos mayo-
res y menores»6. En la catedral de Burgos es en 1485 cuando encontra-
mos por primera vez el nombre de un organista en la documentación
conservada: se trata del bachiller Juan Martínez, al que se denomina
«tañedor de los órganos»7. Los estatutos de la catedral de Málaga, emi-
tidos en 1488 por el obispo don Pedro de Toledo, hacen constar la pre-
sencia de un organista, además de las dignidades, canónigos, racione-
ros, capellanes, acólitos, mozos de coro y otras personas que formaban
parte del colectivo encargado del culto divino en la citada institución

3. GÓMEZ MUNTANÉ, Maricarmen. Historia de la música en España e Hispanoamérica. 1. De


los orígenes hasta c. 1470. Madrid, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 270 s.
4. CALAHORRA. Op. cit., p. 15.
5. RUBIO, Samuel. Historia de la música española. 2. Desde el el «Ars Nova» hasta 1600. Ma-
drid, Alianza Música, 1983, p. 39.
6. Actas capitulares de la catedral de Palencia (ACP), Cab. de 31-I-1438, vol. sin numera-
ción. Citado en LÓPEZ-CALO, José. La música en la catedral de Palencia. Vol. I. Palencia, Institu-
ción Tello de Meneses, 1980, p. 450. Sobre la actividad de los organistas palentinos del siglo
XVI, consúltese KASTNER, Santiago. «Palencia, encrucijada de los organistas españoles del si-
glo XVI». Anuario Musical, 14 (1959).
7. «Otrosí, deputaron al dicho señor doctor Diego de Miranda para que, so cargo de su
conciencia, determine si el bachiller Juan Martínez, tañedor de los órganos, por el préstamo
que está anexo al dicho oficio de tañedor de los órganos, e Sancho Sanches de Frías, canónigo
sochantre, por el préstamo que está anexo a la sochantría, son obligados a pagar y contribuir
en el subsidio o no, e que lo que él determinare sobre ello, sobre su conciencia, mandaron que
aquello se guarde». Actas capitulares de la Catedral de Burgos (ACB), Cab. de 24-XI-1486,
Registro 28, fol. 21. Citado en LÓPEZ-CALO, José. La música en la Catedral de Burgos. Vol. III:
Documentario musical (I). Burgos, Caja de ahorros y Monte de Piedad del Círculo Católico de
Obreros de Burgos, 1996, p. 32.
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eclesiástica andaluza; gracias a una información recogida por Andrés


Llordén conocemos el nombre del primer organista de Málaga (Mansi-
lla): «que estando en su cabildo ajuntados y habiendo platicado sobre esto
otras veces, dijeron que por auto del señor Obispo envió un organista
para provisión de esta Santa Iglesia, diciendo que se le dé el salario que
se le daba a Mansilla, que eran 20.000 maravedíes, los cuales salían de
la suma de la erección de esta iglesia»8.
Ello no significa que en otros centros no hubiera provisión de órga-
no; sin embargo, la pérdida de la documentación de siglos anteriores al
XVI, e incluso de parte de este último, nos ha impedido conocer la acti-
vidad musical en general y la organística en particular, como ha ocurri-
do en centros como la catedral de Zamora o la de Valladolid.

3. Formas de acceso a la organistía en la España del siglo XVI

Son dos las modalidades principales para acceder al cargo de orga-


nista durante el Renacimiento. En primer lugar, la oposición: una vez que
fallecía el titular de la organistía o quedaba vacante por dimisión o des-
titución, el Cabildo publicaba edictos convocando a los músicos que
estuvieran interesados en participar en un examen ante un tribunal, pre-
sidido normalmente por el maestro de capilla de la institución que do-
taba la plaza o por un organista invitado por el Cabildo: es lo que ocu-
rre en la catedral de Segovia con motivo de la oposición celebrada en 1532,
ganada por Alonso de Costana, y a la que se presentaron un gran nú-
mero de candidatos, pero la mayoría habían abandonado la oposición
después de haber tocado «o desconfiado de su suficiencia, o porque di-
cen que les fue dicho que era poco el partido»; finalmente fueron dos los
finalistas a la plaza, siendo elegido el citado Costana «porque fallaron
que tenía mejor habilidad en el tañer y en ello hacía ventaja al otro»9. Uno
de los requisitos que podía requerir el Cabildo era la condición previa
de clérigo por parte de los candidatos, independientemente de su valía
artística: éste es el caso de la oposición convocada en la catedral de Pa-
lencia en 1585, cuando se rechaza a José Isasi pese a que «se tiene gran

8. LLORDÉN, Andrés. «Notas históricas de los maestros de capilla y organistas, mozos de


coro y seises de la Catedral de Málaga (1498-1583)». Anuario Musical, 16 (1961), p. 101.
9. Actas capitulares de la catedral de Segovia (ACS), Cab. de 31-VII-1532, vol. de 1532. Ci-
tado en LÓPEZ-CALO, José. Documentario musical de la catedral de Segovia. Vol. I: Actas capitual-
res. Santiago de Compostela, Universidad, 1990, p. 14s.
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noticia y satisfacción de su habilidad y mucha suficiencia, así en esta


venida como otra vez que aquí vino cuando se proveyó la ración a Fran-
cisco Páez»10. En otra ocasión, cuando el propio Cabildo de la catedral
palentina se había planteado cubrir la plaza vacante de organista en 1583,
se renunció al sistema de oposición pública «pues por edictos no vienen»,
al mismo tiempo que algunos capitulares «dieron noticia de algunos muy
suficientes y hábiles, y cometióseles les escribiesen»11.
El segundo sistema de acceso viene dado por el nombramiento directo
de un organista por parte Cabildo sin oposición pública. Ofrece este se-
gundo sistema innegables ventajas de tipo económico al evitarse la ins-
titución contratante el engorroso proceso de la correspondiente oposición
así como los gastos derivados de ella (estancia y manutención de los
opositores, «ayudas de costa» o de viaje, retribuciones de los miembros
del tribunal, etc.), asegurándose por otra parte que el cargo recaía en
persona que gozaba de la confianza del Cabildo o bien venía precedida
de cierta solvencia profesional. Las modalidades que se engloban den-
tro de este sistema de nombramiento directo son las siguientes:
a) Ofrecimiento del Cabildo a un organista, del cual se tiene una re-
ferencia cercana y segura, como tuvo lugar en la catedral de Jaén en 1583.
Se elige en 1580 como nuevo organista provisional, en sustitución de
Jerónimo Núñez, a Francisco Carrillo hijo, el cual ya era conocido por
el Cabildo giennense por haber sido mozo de coro y ser además hijo de
Francisco Carrillo padre, ministril de la propia catedral de Jaén desde
155912. Tras un período de interinidad, tres años después se resuelve su
nombramiento permanente:

Dijeron que atento que los susodichos [Carrillo y dos ministriles] son perso-
nas muy hábiles y suficientes en su ministerio, y que por su mucha habilidad
podría ser que otra iglesia los llamase con salarios aventajados y en el servicio
de esta iglesia habría muy notable falta porque con trabajo se podrían hallar otros
tales en España si no fuese a muy gran costa y por excusar este inconvenien-
te mandaban y mandaron se perpetúen los susodichos en el servicio de esta santa
iglesia y para que se concierte con ellos y el salario que a cada uno se le ha
de dar, y hacer las escrituras que por ello convengan, lo cometían y cometie-

10. ACP, Cab. de 27-XI-1585, vol. de 1581 a 1585, fol. 52v. Citado en LÓPEZ-CALO. La músi-
ca en la catedral de Palencia..., p. 515.
11. ACP, Cab. de 15-VII-1583, vol. de 1581 a 1585, fol. 31. Ibid., p. 510.
12. Sobre este organista y maestro de capilla, véase el documentado artículo de JIMÉNEZ
CAVALLÉ, Pedro. «Francisco Carrillo, organista y canónigo de la catedral de Jaén (1580-1620?).
Notas biográficas». Nassarre, 12-2 (1996), p. 186.
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ron a los señores Deán de Jaén; don Pedro de Monroy, chantre; José de Valdivie-
so, canónigo, a los cuales y a cada uno de ellos insolidam se les dio poder y
comisión cuan cumplida, y baste en tal caso se requiere y es necesaria para
hacerlo»13.

b) Nombramiento directo por parte del Cabildo, encargando al maes-


tro de capilla la gestión de la contratación de un nuevo organista. Se da
este caso en la catedral de Jaén: es de suponer, aunque el acta no lo cita,
que se trataría de un segundo organista pues, como acabamos de com-
probar en el anterior apartado, la plaza principal de organista la estaba
desempeñando Francisco Carrillo. Así pues, se comisiona para proveer
organista al «racionero Francisco Ruiz de Espinosa, Maestro de capilla,
escriba a Córdoba a un organista que allí está para que venga y vean la
habilidad que tiene, que para ello se le da comisión»14.
c) Otra posibilidad viene dada por la iniciativa del propio Cabildo,
tal como se comprueba por las actas capitulares de la catedral de Palen-
cia en 1589: ante la vacante producida por la ausencia de José Isasi el
Cabildo palentino decide escribir a Madrid para ver si hay «personas
señaladas para henchir esta plaza»15; las gestiones capitulares parece que
dieron fruto, pues al poco tiempo se contrató sin escucharlo previamen-
te al nuevo organista: se trataba de Bernardo Clavijo del Castillo, «mú-
sico de tecla, que reside en la ciudad de Palermo y al presente está en
Madrid»16.
d) Ofrecimiento al Cabildo cuando un candidato tiene noticia de una
vacante, como puede observarse en la catedral burgalesa en 1558 cuan-
do se recibe la oferta de Vicente Alemán, «vecino de esta ciudad, en que
pidió le recibiesen en el dicho oficio por muerte del maestro Eloy; los
dichos señores le recibieron según está en la dicha su petición a que me
refiero»17.
En otros casos, como acaece en la catedral de Sigüenza, se opta por
recurrir a ambos sistemas en caso de que uno de los dos no dé el resul-

13. Actas capitulares de la Catedral de Jaén (ACJ), Cab. de 7-X-1583, vol. 9º (1569-1589),
fol. 141v. Citado en JIMÉNEZ CAVALLÉ, Pedro. Documentario musical de la catedral de Jaén. I. Ac-
tas capitulares. Granada, Centro de Documentación Musical de Andalucía, 1998, p. 45.
14. ACJ, Cab. de 5-XI-1584, vol. 9º (1569-1609), fol. 209v. Ibid., p. 47.
15. ACP, Cab. de 3-XI-1589, vol. de 1586 a 1590. fol. 42. Citado en LÓPEZ-CALO. La música
en la catedral de Palencia..., p. 524.
16. ACP, Cab. de 14-XI-1589, vol. de 1586 a 1590. fol. 43v. Ibid., p. 525.
17. ACB, Cab. de 22-VIII-1558, Registro 51, fol. 387v. Citado en LÓPEZ-CALO. La música en
la catedral de Burgos..., p. 129.
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tado apetecido. El primero de julio de 1558 se llevó a cabo el examen de


los candidatos a la organistía que habían acudido a la oposición, pero
ninguno reunió los requisitos necesarios para ocupar la plaza18. Poste-
riormente, y ante el fracaso derivado del resultado de la citada oposi-
ción, el Cabildo optó por contratar directamente a Francisco Fernández
Palero, organista de la Capilla Real de Granada, «teniendo entendido la
suficiencia y habilidad de Francisco Fernández Palero, músico del órga-
no de la Capilla Real de Granada, y como está en estos capítulos dichos,
ser uno de los más insignes del reino y clérigo limpio y conveniente»19.
Sin embargo, Palero rehusó abandonar Granada y fue finalmente Fran-
cisco Salinas el elegido, de nuevo sin oposición previa, dado que se tra-
taba de una de las «personas insignes del arte y música de la tecla, uná-
nimes y conformes fueron del voto y parecer se le diese la dicha prebenda
de organista concurriendo en él las cualidades de limpieza»20. Tanto en
el caso de Palero como en el de Salinas desempeñó un papel de primor-
dial el prestigio que gozaban ambos en la España musical de su tiempo.
Cuatro años después, en 1563 se despidió Salinas de Sigüenza para to-
mar posesión de la organistía leonesa, siendo sustituido por Hernando
de Cabezón: que éste, quien a la sazón contaba con 23 años, fuera capaz
de sustituir a una de las grandes personalidades del órgano español, habla
a favor de la esmerada educación que debió recibir de su padre.
Durante las etapas de interinidad hasta que se cubrieran las plazas
de organista, y con el fin de garantizar la continuidad del culto, los ca-
bildos podían recurrir a la contratación provisional de organistas, como
se comprueba en la catedral de Valladolid en 1560: «Este día mandaron
los señores prior y Cabildo que el mayordomo de fábrica dé a un tañe-
18. «Este día sus mercedes mandaron que los opositores que de presente están en la pre-
benda de organista, toquen esta tarde de oposición y que su Maestro de Capilla esté presente
a ello y les examine, según y como hizo en la votación pasada, y en todo lo que pudieran ser
examinados, y se vayan por cuanto el edicto está prorrogado hasta Nuestra Señora de Agos-
to, y para ayuda al camino se de a cada opositor seis ducados a cuenta de la dicha prebenda
y que no vuelvan acá hasta que por sus mercedes sea proveída y manden llamar al proveído
en ella». Actas capitulares de la Catedral de Sigüenza (ACS), Cab. de 1-VII-1558, vol. de 1558,
fol. 231v. Citado en ÁLVAREZ PÉREZ, José María. «Nuevos documentos sobre Francisco Salinas,
organista en la catedral de Sigüenza. Enero 1559-Agosto 1563 (precedentes)». Tierras de León,
11 (1970), p. 61.
19. ACS, Cab. de 30-VII-1558, vol. de 1558, fol. 238r-v. Citado en LÓPEZ-CALO. Documen-
tario musical de la catedral de Segovia..., p. 62.
20. ACS, Cab. de 2-I- 1559, vol. de 1559, fol. 276r-v. Ibid., p. 63.
21. Actas capitulares de la catedral de Valladolid (ACV), Cab. de 22-VI-1560, vol. I (1547-
1579). Citado en LÓPEZ-CALO, José. La música en la catedral de Valladolid. Vol. VII: Documentario
musical (I). Actas capitulares (1547-1829). Valladolid, Ayuntamiento y Caja España, 2007, p. 38.
210 PAULINO CAPDEPÓN VERDÚ

dor de órganos, que es ciego, dos ducados, porque ha venido y viene a


tañer entre tanto que no hay organista»21.
Por lo que se refiere a su permanencia en los centros, puede afirmar-
se que, por regla general y salvo excepciones, los organistas españoles
del siglo XVI no tienden a una movilidad tan acusada como los maestros
de capilla. Por sólo citar un ejemplo, piénsese que el organista de la ca-
tedral de Badajoz, Juan de Trejo, permaneció 47 años al servicio de la
catedral pacense (1525-1572)22. Una de las aspiraciones de los cabildos
de nuestro país durante el Renacimiento consistía precisamente en ase-
gurarse una permanencia lo más duradera posible, como se desprende
de la condición que se le impuso en 1587 al organista de la catedral de
Palencia, José Isasi, para concederle el salario más elevado que había
solicitado previamente: la condición de perpetuarse en el servicio orga-
nístico so pena de tener que devolver dicho salario, salvo que fuera lla-
mado por la Casa del Rey23.

4. Situación económica y estatus social

4.1. Retribuciones

Las retribuciones que perciben los organistas españoles del siglo XVI
varían notablemente dependiendo de la pujanza y de las posibilidades
económicas de los respectivos centros eclesiásticos. El régimen adminis-
trativo-económico de las catedrales dependía de dos organismos: la mesa
capitular y la fábrica. Tal como señala José López-Calo, los ingresos de
la mesa capitular eran distribuidos entre los miembros del Cabildo, in-
gresos que eran divididos en portiones o rationes, según la categoría de
los canónigos: mientras que la autoridad suprema del Cabildo, el deán,
y las dignidades (estamentos superiores entre los canónigos), recibían dos
raciones y una y media, respectivamente, los canónigos simples sólo
percibían una ración. Estas cantidades dependían del valor de las ren-
tas anuales y, además, estaban sujetas a prorrateo, según la asistencia de
los canónigos del Cabildo a los actos del Oficio divino. Pronto se insti-
tuyó una nueva categoría capitular: los racioneros, cuya situación varió

22. KASTNER, Santiago. «La música en la catedral de Badajoz (años 1520-1603)». Anuario
Musical, 12 (1957), p. 132.
23. ACP, Cab. de 13-IV-1587, vol. de 1586 a 1590, fol. 12v. Citado en LÓPEZ-CALO. La músi-
ca en la catedral de Palencia..., p. 518.
LA ORGANISTÍA EN LA ÉPOCA DE ANTONIO DE CABEZÓN 211

de un sitio a otro, pero según López-Calo su sueldo podía equivaler


aproximadamente a las tres cuartas partes del de un canónigo simple, y
al igual que ocurría con los canónigos del Cabildo, su salario estaba sujeto
a la recaudación de las rentas anuales y a la participación en las celebra-
ciones litúrgicas. Por otra parte, los ingresos obtenidos por la fábrica se
destinaban a sufragar los gastos corrientes del culto y de mantenimien-
to, entre los que cabe destacar los salarios de los servidores de la cate-
dral o institución eclesiástica (capellanes, mozos de coro, campanero,
personal de servicio, etc.)24.
La presencia de un nuevo colectivo de profesionales de la música –
entre ellos el organista–, en las catedrales, colegiatas y otros centros ecle-
siásticos, planteó el problema de cómo retribuir a los miembros de la
capilla musical. Dado que no podían cobrar de la mesa capitular, cuyos
ingresos, como acabamos de comprobar, estaban reservados a los miem-
bros titulares del Cabildo (canónigos y racioneros), ni la fábrica podía
hacer frente a nuevos gastos, se acudió a una solución, bastante genera-
lizada a lo largo del siglo XVI, que consistía básicamente en solicitar a la
Santa Sede la supresión de una o varias canonjías o raciones para de esta
manera asumir los salarios del nuevo colectivo musical25 (salarios que
serán motivo de continuas reclamaciones, como tendremos la oportuni-
dad de comprobar en el apartado 5.1). La aplicación en la práctica de este
principio presentó a su vez una doble modalidad: la admisión como
canónigos o racioneros –privilegio que sólo gozaron algunos maestros
de capilla y en menor medida los organistas o sochantres– o bien la su-
presión directa uno o varios canonicatos o raciones, cuyas rentas se apli-
caban en abonar sus salarios al músico o músicos, a los que estaba des-
tinada la medida26.

4.2. Estatus social

La citada medida de admitir como canónigos o racioneros a miem-


bros del colectivo musical, como el maestro de capilla y el organista,

24. LÓPEZ-CALO, José. «Catedrales». En: Diccionario de la música española e hispanoamerica-


na. Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, vol. 3, 1999, p. 437s.
25. Por otra parte es necesario tener en cuenta que dichos salarios se componían de una
retribución económica y de otra en especie, consistente ésta última en fanegas de trigo o ce-
bada o bien en gallinas.
26. LÓPEZ-CALO. «Catedrales...», p. 439.
212 PAULINO CAPDEPÓN VERDÚ

pronto se convirtió en una fuente de problemas ya que se instauraron


cláusulas según las cuales los músicos-canónigos no tendrían voz ni voto
en las reuniones capitulares, que no disfrutarían de preferencia en el coro,
procesiones y demás actos protocolarios, lo cual conllevaba que el mú-
sico-canónigo no podía ascender en la escala social-administrativa del
Cabildo respectivo27. Aun así, hubo excepciones como la protagonizada
por Francisco Carrillo, organista de la Catedral de Jaén y uno de los pocos
organistas españoles del siglo XVI que adquirió la categoría de canónigo
en el ejercicio de su profesión: sin embargo, las responsabilidades inhe-
rentes a su nuevo cargo contribuyeron a su renuncia como organista en
1594 («hizo dejación del órgano»); a partir de entonces se convertirá en
la principal autoridad del Cabildo giennense en materia musical28.
La mayor parte de las catedrales, sin embargo, adoptaron el sistema
de repartir las rentas de una canonjía o ración entre uno o varios músi-
cos, lo cual se tradujo en un salario no precisamente boyante, razón por
la que son continuas las quejas. Es significativo el caso de Hernán Ló-
pez, organista de la catedral de Málaga, quien tuvo que acudir en 1519
al rey Carlos V y al obispo de Cuenca (administrador apostólico en aquel
entonces de la diócesis de Málaga), para obtener las correspondientes
autorizaciones con el fin de tomar posesión de una ración perpetua (hasta
entonces vacante) y de una silla en el coro de los racioneros de la cate-
dral malacitana. La oposición de una parte significativa del Cabildo de
la mencionada catedral venía dada asimismo por el carácter seglar de
López. Ante la decisión final del monarca, no tuvieron más remedio que
aceptar al nuevo miembro del Cabildo, pero le dejan claro su estatus
inferior al indicarle su ubicación en las reuniones capitulares e imponerle
la prohibición de participar en determinados actos:

Determinaron que Hernán López, organista, no se sentase en las sillas altas


porque su oficio no requería silla, y que, si quisiere estar en el coro, lo hiciese en
las sillas bajas, donde se sentaban los beneficiados, que no eran ordenados de
misa y que no le echasen semana de misa, ni de epístola, ni evangelio, y que no
ganase su prebenda más que de lo que ganaban los familiares del señor Obispo,
o los que son inquisidores, cuanto al cuerpo de la prebenda y no más, aunque
algún otro opinó le parecía que debía ganar las misas de alba y los maitines que

27. Ibid., p. 440.


28. ACJ, Cab. de 20-VI-1594, vol. 10º (1590-11594), fol. 449v. Citado en JIMÉNEZ CAVALLÉ.
Documentario musical de la catedral de Jaén..., p. 53.
29. Actas capitulares de la Catedral de Málaga (ACM), vol. nº 5, fol. 242v. Citado en LLOR-
DÉN. Op. cit., p. 105.
LA ORGANISTÍA EN LA ÉPOCA DE ANTONIO DE CABEZÓN 213

tañía, porque tales actos venía a tañerlos29.

5. Reclamaciones y conflictividad

5.1. Reclamaciones salariales

La percepción salarial del organista constituye sin duda alguna el


principal motivo de queja por parte los organistas españoles del Rena-
cimiento. La mayor parte de la información relacionada con el organista
en las reuniones capitulares versa de alguna u otra manera con este
aspecto. Las razones aducidas por los organistas son variadas y van
desde la carestía de la vida hasta cargas familiares, pasando por deudas,
actuaciones extraordinarias o simplemente el largo tiempo de permanen-
cia. Habitualmente se dirimían las reclamaciones salariales de los orga-
nistas mediante la votación secreta entre los miembros del Cabildo30,
como ocurre en 1559 en la catedral de Burgos con su organista titular,
Pedro Gómez de Gobantes, quien aduce la dificultad de sostenimiento
debido a la cortedad de su salario31; al día siguiente tiene lugar la corres-
pondiente votación, que es favorable a los intereses del organista32. En
otra ocasión, el propio Gobantes razona ante el Cabildo que ha debido
tomar parte en festividades semidobles y durante las octavas de santos,

30. Las votaciones sobre cualquier asunto en las reuniones capitulares solían efectuarse
de forma secreta empleando habas: las blancas significaban un voto positivo mientras que el
voto negativo era expresado por medio de habas negras.
31. «El dicho señor arcediano de Palenzuela propuso diciendo que Pedro Gómez de Go-
bantes, organista, ha servido y servía muy bien, y el salario que se le daba no era competente
y no podía sustentarse con él, que les pedía y pidió por merced que le acrecentasen el dicho
salario; los dichos señores mandaron llamar a cabildo por casas para tratar si se le dará o no,
martes, treinta días de este dicho mes de mayo». ACB, Cab. de 29-V-1559, Registro 51 (1556-
1559), fol. 482v. Citado en LÓPEZ-CALO. La música en la catedral de Burgos..., p. 131.
32. «Pidieron y tomaron habas blancas y negras para votar si acrecentarían el salario a Pedro
Gómez de Gobantes, organista de esta santa iglesia, y declaró el dicho señor Deán que la blanca
le da el salario a cumplimiento de cien ducados y la negra se los deniega; y votaron secreta-
mente, y regulados los votos, fueron veinte de blancas y cuatro de negras, y así le acrecenta-
ron el dicho salario, el cual dijeron que le comenzase a correr desde primero día del mes de
junio de este dicho año adelante». ACB, Cab. de 30-V-1559, Registro 51 (1556-1559), fol. 483.
Ibid., p. 131.
33. «Leyóse una petición de Pedro Gómez de Gobantes, organista de esta santa iglesia: su-
plicaba a los dichos señores le aumentasen algún salario, atento que ha más de treinta años
que le sirve y está necesitado, y que de pocos días a esta parte el Cabildo le ha mandado ta-
ñer el órgano los días de fiesta semiduples y octavas de santos, y él no solía tañer sino en las
fiestas dobles y solemnes, y se le acrecienta doblado trabajo; trataron de ello y mandaron lla-
214 PAULINO CAPDEPÓN VERDÚ

las cuales no le correspondían, añadiendo, con el fin de influir en la


decisión final del Cabildo burgalés33, que lleva más de treinta años sir-
viendo a la catedral, finalmente, se aceptó la petición formulada por Go-
bantes34.
En algunos casos, la situación económica de los organistas es tan
desesperada que el titular de la organistía de la catedral de Palencia, José
Isasi, es encarcelado en abril de 1589 a causa de las deudas contraídas35.
Una vez liberado, Isasi transmite al Cabildo palentino su deseo de cesar
su puesto: para evitarlo, las autoridades capitulares le ayudan a condo-
nar sus deudas36. A pesar de este gesto de buena voluntad, Isasi acaba
por abandonar Palencia con destino a Santiago de Compostela, no sin
antes dejar tras de sí un cúmulo de deudas, «agradeciendo tan mal la
merced que se le había hecho desde que entró en la iglesia en darle el
aumento de los 25.000 maravedíes y últimamente en prestarle doscien-
tos ducados para pagar sus deudas, y otras muchas comodidades que
se le habían hecho»37.

5.2. Licencias

Las licencias o permisos de ausencia con el fin de resolver asuntos


profesionales o de carácter personal, de recuperarse de una enfermedad
o con el fin de visitar a familiares que viven fuera de la ciudad donde
se encuentra la organistía, constituyen en algunas ocasiones causa de fric-
ción entre el organista y el Cabildo. Una de las preocupaciones comu-
nes a todos los cabildos españoles de la época es que el culto no quede
desasistido a causa de la ausencia del organista, razón por la que nor-
malmente se condiciona el otorgamiento de la licencia a que el organis-
ta deje un sustituto, como puede observarse en el siguiente acuerdo ca-
pitular de la catedral de Segovia en 1531: se concede una licencia al

mar para ello a cabildo para el lunes primero siguiente». ACB, Cab. de 17-VIII-1584, Registro
61 (1580-1586), fol. 512v. Ibid., p. 272.
34. ACB, Cab. de 20-VIII-1584, Registro 61 (1580-1586), fol. 513v. Ibid., p. 272.
35. ACP, Cab. de 7-IV-1589, vol. de 1586 a 1590, fol. 14v. Citado en LÓPEZ-CALO. La música
en la catedral de Palencia..., p. 523.
36. ACP, Cab. de 14-VII-1589, vol. de 1586 a 1590, fol. 24. Ibid., p. 524.
37. ACP, Cab. de 6-XI-1589, vol. de 1586 a 1590, fol. 42v. Ibid., p. 524.
38. ACS, Cab. de 27-IX-1531, vol. de 1531, fol. 62. Citado en LÓPEZ-CALO. Documentario
musical de la Catedral de Segovia..., p. 14.
LA ORGANISTÍA EN LA ÉPOCA DE ANTONIO DE CABEZÓN 215

organista Alonso de Torres para que pueda ausentarse todo el mes de


octubre de aquel año «con tal que deje quien taña los órganos»38.
Cuando se incumple el plazo otorgado en la licencia, se opta por di-
ferentes medidas que oscilan entre el apercibimiento y el despido fulmi-
nante, pasando por la multa. Así por ejemplo, el despido se adopta en
relación a la ausencia injustificada del organista de la catedral de Palen-
cia, Juan de Peñalosa, en 1564: «...y que aunque venga, no se le dé la
ración, sino que se provea a otra persona pues conforme a la bula del
organista es amovible ad nutum de sus mercedes»39.

5.3. Multas por incumplimientos

Los incumplimientos de las obligaciones de los organistas y las fal-


tas cometidas en el ejercicio de su profesión son asimismo motivo de la
imposición de multas y prohibiciones por parte de las autoridades capi-
tulares. Las causas de dichas multas son muy variadas y por centrarnos
en una sola catedral, la segoviana, pueden destacarse, entre otras, las
siguientes: permitir el acceso de personas ajenas a la catedral a la tribu-
na del órgano40, la no asistencia a los oficios divinos41, o la participación
sin permiso a festividades fuera de la catedral (1585)42. Esta última cau-
sa constituye una continua fuente de problemas en la relación de los
Cabildos, por una parte, y sus organistas y músicos en general, por otra:
en la catedral de Valladolid se impone una multa de un ducado a cual-
quier músico que tome parte en una celebración ajena a la catedral,
«Mandaron que los músicos de esta iglesia no vayan a hacer fuera de esta
iglesia a otra alguna oficio público sin el maestro de capilla, en manera
que hagan capilla, so pena de un ducado a cada uno que lo hiciere, apli-
cado para la fábrica de esta iglesia»43. La misma falta aumenta a tres

39. ACP. Cab. de 5-I-1564, vol. de 1564 a 1569, fol. 3. Citado en LÓPEZ-CALO. La música en
la catedral de Palencia..., p. 474.
40. «Mandaron que el organista no consienta entrar en los órganos a persona alguna de
fuera de la iglesia, so pena de cuatro reales por la primera vez y por la segunda, ocho reales,
y por la tercera, privación de organista; y mandaron a mí, el dicho notario, se lo notificase.
Este dicho día notifiqué este auto al dicho San Juan, organista». ACS, Cab. de 8-VI-1524, vol.
de 1524, fol. 38. Citado en LÓPEZ-CALO. Documentario musical de la catedral de Segovia..., p. 12.
41. ACS, Cab. de 27-VI-1582, vol. de 1578 a 1582, fol. 161v. Ibid., p. 60.
42. ACS, Cab. de 17-VII-1585, vol. de 1582 a 1591, fol. 66v. Ibid., p. 62.
43. ACV, Cab. de 7-IV-1570, vol. I (1547-1579), s/f. Citado en LÓPEZ-CALO. La música en la
catedral de Valladolid..., p. 55.
216 PAULINO CAPDEPÓN VERDÚ

ducados en la catedral de Segovia: «Que de aquí en adelante el maestro


de capilla ni los músicos, juntos ni cada uno de por sí, no puedan salir
ni salgan a cantar ni hacer oficio alguno fuera de esta iglesia, si no fuere
mandándolo el Cabildo, so pena de tres ducados de pena a cada cual que
de lo contrario hiciere, irremisibles una haba contradicente»44.
Incluso en algunas catedrales como la de Valladolid se establece un
catálogo de multas para las posibles faltas que los músicos pudieran
cometer: así por ejemplo, y en referencia al organista, por cada día obli-
gatorio que no asista se le multará con cuatro reales: «Que venga tañe-
dor de órgano, sirva todos los días que hubiere órgano, y que cuando
falte le ponga el puntador cuatro reales de pena, y si fuere en día se-
ñalado, quede a disposición del Cabildo»45. La misma falta es penada
en la catedral de Jaén de forma más severa, concretamente con seis
reales: «Porque así conviene a la honra del culto divino de esta santa
iglesia, que cada uno que faltare alguno de los cantores u organistas de
esta santa iglesia en los días que son obligados a cantar canto de órga-
no o a tañerle, que pierda cada uno que faltare de su salario seis reales
cada vez...»46.

5.4. Honorarios de los entonadores

Asimismo, otro motivo de discordia del organista con las autorida-


des capitulares viene dada por las disputas sobre quién debía abonar los
gastos de los afinadores o entonadores. Así por ejemplo, el Cabildo de
la catedral de Badajoz recuerda en 1560 a su organista Juan de Trejo que
el aumento salarial concedido incluía los honorarios del entonador o
afinador de órganos, Jerónimo de León:

Este día y cabildo los dichos señores Provisor, Deán y Cabildo nombraron por
tañedor de órganos en la dicha iglesia este presente año al bachiller Juan de Tre-

44. ACS, Cab. de 11-XII-1579, vol. de 1578 a 1582, fol. 60v. Citado en LÓPEZ-CALO. Docu-
mentario musical de la catedral de Segovia..., p. 57.
45. ACV, Cab. de 26-IV-1563, vol. I (1547-1579), s/f. Citado en LÓPEZ-CALO. La música en
la catedral de Valladolid..., p. 47.
46. ACJ, Cab. de 24-III-1564, vol. III (1548-1568), fol. 318. Citado en JIMÉNEZ CAVALLÉ. Do-
cumentario musical de la catedral de Jaén..., p. 25.
47. Actas capitulares de la catedral de Badajoz (ACBa), vol. de 1549 a 1568, fol. 149. Cita-
do en KASTNER. Op. cit., p. 135.
LA ORGANISTÍA EN LA ÉPOCA DE ANTONIO DE CABEZÓN 217

jo con treinta y siete mil quinientos maravedíes de salario, que de ellos pague al
entonador pues se le acrecientan al punto sobre el salario que tenía y que se le
dio a la persona que entonase47.
Por otra parte, en la catedral de Burgos, ante la ausencia del entona-
dor oficial (Vicente Alemán), el organista de la catedral (Pedro Gómez
de Gobantes) había asumido tal función, por lo que reclamaba que se le
abonase los honorarios destinados a Alemán48.

6. Funciones del organista

6.1. Intervenciones y obligaciones

Por lo que se refiere a su intervención en la vida musical de la cate-


dral para la que trabaja, puede afirmarse que, después del maestro de
capilla –considerado como la máxima autoridad en el organigra-
ma musical de la capilla–, el organista ocupa un lugar de gran relevan-
cia. Sus intervenciones y obligaciones están reflejadas en los estatutos,
constituciones, capítulos, etc. de que se dota la respectiva institución ecle-
siástica.
Habría que diferenciar dos clases de actuaciones: una diaria, para lo

48. «El dicho señor abad de Gamonal y canónigo leyó una petición de Pedro Gómez de
Gobantes, organista de esta iglesia, por la cual hace relación diciendo que los dichos señores
habían dado a cargo los órganos de esta santa iglesia a Vicente Alemán, el cual está obligado,
según por la dicha petición el dicho Gobantes decía, [a] afinar los órganos, y que había tres
años que estaba ausente y vivía en Carrión de los Condes, y que así había hecho muy poco o
ningún servicio a esta iglesia más de llevar el salario sin le merecer, y el dicho Gobantes ha-
bía hecho en su ausencia el oficio de afinar los dichos órganos y que no había habido ninguna
falta; suplicó a los dichos señores fuesen servidos de que el salario que se le da al dicho Ale-
mán se diese al dicho Gobantes, que él tendría cuenta con lo necesario para el servicio de esta
iglesia. Como lo había hecho hasta ahora en todo lo que el dicho Alemán había de hacer, y
que con el salario corrido que le diesen, que el dicho Gobantes se obligaría al gobierno de los
órganos y a que todo lo que el dicho Alemán había de hacer, y pues era tan antiguo criado le
hiciesen esta merced, según que en la dicha petición escrita del dicho Gobantes y firmada se
contiene, a que me refiero. La cual oída y vista por los dichos señores y dichos sus pareceres
larga y particularmente sobre lo pedido por el dicho Pedro Gómez de Gobantes por la dicha
petición, dijeron que cometían y cometieron a los dichos señores Diego de Mazuelo y Juan
Martínez de San Quirce y Buenaventura de Lerma, canónigos que viesen si el dicho Pedro
Gómez de Gobantes es capaz y hábil y perito para hacer el dicho oficio de afinar y aderezar
los dichos órganos, y siéndolo le recibiesen con el mismo salario que se daba al dicho Alemán,
el cual salario goce el dicho Gobantes desde el día que fuese recibido adelante, y despidiesen
al dicho Vicente Alemán». ACB, Cab. de 12-I-1565, Registro 53 (1560-1565), fol. 635v. Citado
en LÓPEZ-CALO. La música en la catedral de Burgos..., p. 148.
218 PAULINO CAPDEPÓN VERDÚ

que no era necesario ser un gran virtuoso, ya que consistiría en acom-


pañar la salmodia y rellenar algún pequeño hueco; y una segunda más
comprometida, actuando como solista, razón que explica la presencia de
dos organistas en algunas instituciones, como es el caso de la Catedral
de Burgos en el siglo que nos ocupa.
El Cabildo marca las directrices por lo que respecta al tipo de inter-
vención y ocasión de ésta, estableciéndose así una tradición y una serie
de costumbres propias que no tienen por qué ser coincidentes con otras
instituciones. Así, por ejemplo, las autoridades de la catedral burgalesa
aprueban que se taña el órgano en los días semidobles, a diferencia de
lo que es usual en otras catedrales:

Este día propuso el señor Martín García del Castillo, sochantre y racionero de
esta santa iglesia, que en ella los días semidobles no se tañe el órgano, como se
acostumbra en otras de estos reinos de España; que para que se haga y haya di-
ferencia del semidoble al simple le mandasen tañer de aquí adelante; los dichos
señores, vista la dicha propuesta, dijeron que la tenían por buena, y cometieron
a los señores Juan Ruiz de Santamaría y licenciado Cadena, canónigos, maestros
de ceremonias, que manden a Gobantes, organista, taña el órgano los días de se-
midobles porque se celebren con la solemnidad que conviene y es razón49.

Sobre las obligaciones del organista español del siglo XVI, son nume-
rosas las investigaciones realizadas, entre las que destaca la del padre José
López-Calo sobre la catedral de Granada50 o las del gran hispanista fran-
cés Louis Jambou sobre la catedral de Sigüenza51, que pueden conside-
rarse como modélicas. Quizás este apartado merecería un estudio inde-
pendiente, pero con el fin de ilustrar las obligaciones del organista en la
España del Renacimiento pueden servirnos de modo paradigmático las
introducidas en la catedral de León en su Orden y constituciones, promul-
gada en el año 1548: alternar con los cantores, siempre que hubiere fa-
bordón a las vísperas, durante los salmos primero y último; tañer com-
pletas y maitines en las fiestas de precepto, incluyendo entre éstas las

49. ACB, Cab. de 27-VI-1584, Registro 61 (1580-1586), fol. 502. Citado en LÓPEZ-CALO. La
música en la catedral de Burgos..., p. 269. Ya vimos anteriormente como este trabajo «extra» del
organista Gobantes motivó una petición de aumento salarial apenas dos meses después de
adoptar esta medida: véase la nota 33.
50. LÓPEZ-CALO, José. La música en la catedral de Granada en el siglo XVI, vol. I. Granada,
Fundación Rodríguez Acosta, 1963.
51. JAMBOU, Louis. «Organiers et organistes à la cathédrale de Sigüenza au XVIs». Mélan-
ges de la Casa Velázquez, XIII (1977). ID. «La capilla de música de la catedral de Sigüenza en el
s. XVI. Ordenación del tiempo musical litúrgico: del Renacimiento al Barroco». Revista de Mu-
sicología, 6-1 y 2 (1983).
LA ORGANISTÍA EN LA ÉPOCA DE ANTONIO DE CABEZÓN 219

Pascuas de Resurrección y de Pentecostés, así como los patronos de la


diócesis y de la ciudad, si es que eran distintos; asimismo debía tener
preparados algunos versos para ser tañidos y cantados simultáneamen-
te los días que había fabordón; asimismo debía tener preparados «algu-
nos motetes para que se digan con el órgano»52.
Ni que decir tiene que una de las obligaciones del organista consistía
en su participación en la procesión del Corpus, ocasión para la cual se
utilizarían los realejos, que en las fuentes son denominados «organillo»,
«órgano pequeño» u «organito». La descripción de las normas para el
correcto desarrollo del Corpus malacitano en el año 1535 es bien elocuente
sobre el papel adjudicado al organista:

Comenzarán los cantores con un himno o de Pange lingua o de Sacris solem-


nis, a canto de órgano y dirán un verso, y el órgano, que irá junto a los cantores,
responderá con otro y la clerecía dirá otro a canto llano, hasta acabar el himno,
y luego los niños cantarán y bailarán en el lugar donde les tomare el fin del himno
que se acabare y no en otra parte, y no han de parar mientras cantaren y baila-
ren, mas cantando y bailando irán al paso de la procesión. Acabando los niños
su canto, comenzarán los cantores o el órgano otro himno por el orden sobredi-
cho, y así lo harán hasta tornar a esta santa iglesia53.

Las obligaciones del organista español del siglo XVI podían llegar a ser
tan intensas que motivan reclamaciones para aligerar la carga de trabajo.
Es lo que ocurre con el organista de la catedral de Palencia, Bernardo Cla-
vijo del Castillo, cuando se dirige al Cabildo en 1590 afirmando que «la
residencia de esta santa iglesia era tan grande que a él no le quedaba tiem-
po para poder estudiar en su arte lo que le convenía, para poder mejor
servir a esta santa iglesia»54. A pesar de que el Cabildo relajó las obligacio-
nes de Clavijo del Castillo, exactamente cuatro meses después vuelve a
quejarse de su trabajo «oneroso» en una carta dirigida al maestro de
capilla de la catedral de Palencia, citando además la «obligación de rezar»
que le impone el Cabildo: dice que se ha ido «con voluntad de volverse
a Palermo a su antiguo partido, y en caso que no lo hiciese, buscar otro
en España que no fuese tan oneroso como la ración que tiene en esta
santa iglesia, por su mucha residencia y obligación de rezar»55. Pese a los
intentos del cabildo palentino por satisfacerle, poco tiempo duró Clavijo
52. RUBIO. Op. cit., p. 40.
53. ACM, vol. nº 7, fol. 160v. Citado en LLORDÉN. Op. cit., p. 110s.
54. ACP, Cab. de 24-I-1590, vol. de 1586 a 1590, fol. 6v. Citado en LÓPEZ-CALO. La música
en la catedral de Palencia..., p. 526.
55. ACP, Cab. de 25-V-1590, vol. de 1586 a 1590, fol. 21. Ibid., p. 527.
56. ACP, Cab. de 20-II-1592, vol. de 1591 a 1595, fol. 14v. Ibid., p. 533.
220 PAULINO CAPDEPÓN VERDÚ

en la organistía en Palencia pues aceptó el ofrecimiento de la catedral


de Salamanca en 1592 para convertirse en su nuevo organista titular56.

6.2. Enseñanza del órgano

Aunque no es habitual que se mencione este hecho en la información


que se ha conservado, otro aspecto de gran interés en torno a las fun-
ciones del organista del siglo XVI es el relacionado con su actividad pe-
dagógica: un buen número de estudiantes (fundamentalmente mozos de
coro de la capilla musical) se formaron aprendiendo el oficio con los
organistas titulares de las capillas musicales. Aquellos que demostraban
aptitudes se preparaban para convertirse en ayudantes del organista
primero para sustituir en el futuro al titular de la organistía o bien para
opositar en otra institución musical cuando hubiere una vacante. Así, por
ejemplo, al organista de la catedral de Jaén se le requiere en 1565 que
en sus ausencias sean sus alumnos los que asuman sus obligaciones,
encargándose él mismo del coste de esta medida:

Y mandaron asimismo que Jerónimo Núñez gane por organista de esta igle-
sia desde el principio del año venidero de sesenta y seis cuarenta y siete mil
quinientos maravedíes y cuatro cahíces de trigo con condición que ha de tañer
el órgano todos los días de todo el año y si alguna vez entre semana estuviere
ocupado, provea con discípulos de los suyos el más hábil que supla por él, al cual
le pague y satisfaga él del dicho su salario porque la iglesia no ha de dar otro
salario alguno más de los dichos57.

Pero la actividad pedagógica del organista español de aquella época


no se limitaba a los alumnos oficiales de la catedral, sino que se exten-
día también al ámbito privado, como lo demuestra la escritura notarial
suscrita el 13 de enero de 1585 entre el organista titular de Cáceres, Fran-
cisco de Salazar, y el padre de un alumno particular (Antón Durán),
comprometiéndose el primero a enseñar su oficio al hijo del segundo
(Juan Rodríguez Durán) en el plazo de cuatro años a cambio de veinte
ducados:

Sepan cuantos esta carta vieren como nos, Federico de Salazar, organista, de
la una parte y de la otra, yo, Antón Durán, vecinos que somos de la villa de
Cáceres, decimos que, por cuanto somos convencidos y concertados en esta for-

57. ACJ, Cab. de 15-X-1565, vol. III (1548-1568), fol. 346v. Citado en JIMÉNEZ CAVALLÉ.
Documentario musical de la catedral de Jaén..., p. 28.
LA ORGANISTÍA EN LA ÉPOCA DE ANTONIO DE CABEZÓN 221

ma, yo, el dicho Francisco de Salazar, organista, tengo que mostrar a Juan Ro-
dríguez Durán, hijo de mi, el dicho Antón Durán, que sepa tañer el órgano en lo
tocante a una misa a vísperas y en las demás habilidades tocantes al dicho ofi-
cio; lo cual le mostraré y enseñaré dentro de cuatro años cumplidos siguientes
que comenzaron a correr el día de los Reyes de este presente año y cumplirán el
día de Reyes del año venidero de quinientos ochenta y nueve, el cual dicho ofi-
cio le enseñaré a contento de Alonso Rodríguez, cantor y maestro de capilla de
la parroquial de Nuestra Señora de esta villa, y de Lorenzo Sánchez Zamora,
clérigo organista de la parroquia de Señor Santiago, y yo, el dicho Antón Durán,
digo que por razón del susodicho, tengo de dar e pagar a vos el dicho Francisco
de Salazar, veinte ducados...58.

Por último, como buena muestra de la actividad educativa de los


organistas españoles del siglo XVI, citemos el caso del propio Antonio
Cabezón, el cual se encargó de instruir a su hijo Hernando. La obra de
Cabezón, tal como remarca Samuel Rubio, «es la muestra más explícita
y elocuente, desde sus dúos y tríos para principiantes, de lo que aque-
llos aprendices tañían desde sus comienzos hasta la consumación de la
carrera»59.

58. Archivo Histórico Provincial de Cáceres, Sección Protocolos, Caja 3971, fol. 8r-v. Es-
critura otorgada ante Pedro López, escribano público de Cáceres. Citado en BARRIOS MANZA-
NO, Pilar. Historia de la música en Cáceres, 1590-1750. Cáceres, Institución Cultural «El Brocen-
se», p. 131.
59. RUBIO. Op. cit., p. 41.

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