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Los articulos de esta publicacién fueron evaluacics por Lifiana Gastrén (Dra. Universidad de Paris 1) Universidad Nacional de Lujén El motivo de tapa reproduce un poster fi volumen V de la ‘Historia de las Mujeres’ de G. Buby y M. Perret. © Marfa Julia Pataclos Impreso en la Direcci6n de Publicaciones de ta UNS Salta, Abril de 1997.- Maria Julia Palacios (con } Violeta Carrigue Lilia Fanny Perez Alicia R. Did Sergio Caftazures ¢cHistoria de las mujeres o historia no androcénirica? Secretaria Académica Universidad Nacional de Salta * 25° aniversario 1972 - 1997 prestaron generosamente a nuestros requerimientos en tantas oportunidades, en especial a las investigadoras que dedicaron su tiempo para responder a nuestros cuestionarios y aceptar_nuestras_—_entrevistas brindéndonos sus refiexiones y sus conocimientos y pandonos sus inquietudes. Queremos mencionar de manera particular a Lidia Knecher, Susana Bianchi, Reyna Pastor, Susan Socolow, Lola Luna, Dora Barrancos, Hiida Habichayn, y a nuestras colegas amigas del CEHIM, Norma Ben Altabef y Beatriz Garrido. Por Gitimo, @ nuestras alumnas y alumnos de los seminarios de Historla ce las Mujeres, porque sus preguntas, sus comentarios y su interés fueron muy motivadores y estimulantes. Nos complace pensar que en esos seminarios no sélo aportamos los conocimientos que fulmos adquiriendo, sino que logrames despertar, en un medio acad tan indiferente, el interés por una temética tan importante. Un parrafo especial para dos queridos amigos, Hebe Clementi y Jean Piel, por sus tan Intellgentes como provocativas conversaciones, su permanente ejemplo de creatividad intelectual y de compromiso social y su generoso € ilimitado apoyo que excede con creces las actividades en toro a la Historia de las Mujeres. Maria Julla Palaclos Salta, febrero de 1997 EI género en Ia encrucijadac) Maria julia Palacios Lola Luna dice con raz6n que ‘ef enfoque tedrico de género atin esté rodeado de gran polémica” (1). En efecto, elas discusiones y controversias que se han suscitado, particularmente en el Ambito de la filosofia, tienen que ver con las dificultades para definir el *género’, para precisar el caracter de esa nocién (ges sdlo un concepto o se trata de una categorfa analitica?), o para determinar cémo se construye el género. Dificultades teéricas, fundamentalmente, pero también son metodolégicas Y que inciden tanto en el ambito de la produccién estrictamente cientifica y académica como en el de la Politica del feminismo. “Género" es un concepto muy nuevo, adoptado por las Ciencias Sociales a fines de la década de los setenta para abordar los estudios sobre jas mujeres. Sefialando los cambios producidos en ese terreno, Mercedes Vilanova dice: ‘Segtin Joan Scoct...en la academia se ha evolucionado desde el feminismo a las mujeres y al género. Es decir, desde Ja politica, a la historia especializada y al andlisis cientifico” (2). Agrego, al anéilsis flloséfico. A pesar de que en las investigaciones contemporineas de las Ciencias Sociales las cuestiones de género estan reconocidas como muy importantes e insoslayables, no. pecas veces el concepto es usado con imprecisiones y ambigiledades, o con significados diferentes segin las diversas disciptinas. En la mayoria de los casos, sin dificultades tesricas que esas iniprecisiones implican. La necesidad de lograr precisiones terminolégicas y conceptuales que hagan més fructifera ia investigacin en esa_diversidad problematica y de enfoques iplinares que conforman los estudios sobre las mujeres, hace que la cuestién del género sea no sélo una de las mas acuciantes para la teorla feminista, sino la que constituye uno de los desafios teéricos de mayor relevancla, puesto que de su esclarecimiento depende en gran medida ei desarrollo y avance de la teoria. En lo que sigue, intentaré mostrar jas variantes que ofrece el concepto de género, esbozar algunos de los aspectos que dan jugar a la controversia y Clertas dificultades que surgen en su uso como categoria de anélisis. * Los usos de "Género". E| térmmino -segtin el diccionario- se usa para =. En la gramética se as por su género (femenino, {Cull es el contenido que el término tiene en relacién con los estudios sobre mujeres? 1. En primer lugar, es necesario aclarar que “género* muchas veces usado como sinénimo de *. Asi, se dice indistintamente ‘estudios de jer © estudios de ero", se habla de “conciencia de género* o de itidad de género” Para referirse a estas cuestiones (conciencia, Identidad) en relaci6n con las mujeres. 2. Un uso muy frecuente de ‘género’ asimila este concepto a “sexo" al punto de no constituir conceptos realmente diferentes. Esto ocurre cuando “género” es concebide como ‘conjunto de individuos" que tienen las mismas caracteristicas sexuales. En este caso hay un uso indiferenciado de ambos conceptos, lo cual supone mas bien-que "género" ha sido despojacio de su contenido, quedando sélo ei término y contribuyendo asi a las ambigiiedades que sefialabamos. 3. Un tercer sentido opone "género’ a "sexo". En este caso, ‘sexe’ hace referencia a les caracteristicas biolégicas, anatémicas y fisiolégicas -tigadas fundamentalmente con la repreduccién- de los miembros de la especie, y "género’, al conjunto de cualidades, propiedades y funciones que se consideran “propias’ de cada sexo, es decir, a lo *masculinc’ y lo "“femenino’. De esta manera, ‘sexo" resulta ser una categoria blojégica y “género’ una categoria cultural. 4. Un cuarto sentido esté dado por la aplicecién de estos conceptos a! orden social. En este caso se habla de “sistema sexo-género” y ya no se trata de sefiaiar aspectos de los individuos, sino de hacer referencia a la estructuracion social fundada en Ia diferencia de sexes. Diferencia que se ha concebido jerarquica: lo “masculino' ha sido tradicionaimente valorado como superior. A esa estructuracién social que priviiegié lo mascutlino y que estabiecié la hegemonia del var6n, se la ha denominado ‘patriarcado’. * Dificultades y coniroversias. 1°. En primer lugar, plantear a ‘sexo’ como una categoria blolégica no meramente distinta, sino puesta a "género" como categoria cultural, puede conducir a reeditar una antigua oposicién entre ‘naturaleza’ y ‘cultura’, que funcioné como soporte de dos _y discutidos Intentos de explicaciones tas de la realidad. En este sentido, es necesario loiégico de Io cultural? zes nacesario distingui »gico de lo cultural? zhace falta distinguir sexo de Mis adn, 2cémo puede mantenerse esa caer en la dicotom‘a "naturaleza-cultura’? Se ha argumentado suficientemente que resulta bastante dificil establecer una distincién fuerte entre "naturaleza" y "cultura’. En este caso, por una parte debe admitirse que el cimulo de significados asociades a cada sexo no, puede ser considerado meramente una suerte de prolongacién, de extension © de derivacién de lo biolégice. Por mucho que "sexo’, en su uso, implique algo més que las diferencias anatémicas, no “dice” lo que ‘dice’ el género, no hace referencia a las relaciones entre Sexos, no alude a los aspectos culturaies, sociales histéricos que condicionan la identidad de las Personas y tampoco tiene la carga valorativa y simbélica que sf tiene el concepto de "género". 15 at acy Pero, por otra parte, también parece conveniente sefaiar que, aunque el concepto de género remita primordiaimente a un campo de felaciones, a un universo simbélico, y a aspectos histéricos de la construccisn de la identidad personal, a la hora de la definicién de “género" no puede descuidarse cierta referencia a las diferencias que la naiuraleza pone, lo cual, por cierto, no significa sostener la tesis biologicista de la conformaci6n del género. Sin embargo, el uso social generalizado de "sexo" parece hacer referencia a diferencias que no son meramente anatémicas, por lo que importa interrogarse acerca de la posibilidad de pensar en una diferencia sexual sin la interpretacién de esa diferencia; si hay tal cosa como un cuerpo “distinto’ o “distinguible’ de otro, que preexista a su interpretaci6n cultural. Lo que de algGn modo hace Judith Butler: ‘S# ef cuerpo es un ‘locus’ de los significados (cufturales) de género -dice- gqué aspectos del cuerpo son naturales?" (3). 2%. Tradicionaimente se reconocié una diferencia sexual binaria: varén y mujer. Desde ia idea de que la diferencia sexual es el sostén y el funciamento de la diferencia genérica, ésta también se ha concebido binaria: masculino-femenino. Se trata de una binariedad entendida como oposicién, pero, ademés, jerérquica, lo que explica que se aceptara y se Justificara que uno de los términos dominara (lo , Superior) y ei otro fuera dominado (lo femenino, inferior). Esto ha lievado a los movimientos de mujeres a plantear la necesidad de superar esa concepcién de oposicién y jerarquia genérica en la que se ha sostenido la desigualdad que han sufrido y sufren las mujeres. Este es un tema muy importante, porque no existe acuerdo entre las feministas acerca de las formas como podria alcanzarse esa superaci6n. Para algunas, come Chantal Mouffe, la propuesta es deconstruir las identidades esenciales, atender a las formas como hist6ricamente s= construy6 la categoria ‘mujer’ y construir una identidad politica de ciudadanos democraticos (varones y mujeres), fundada en el principio de equivalencia que no elimine las diferencias. Para otras, se trata de favorecer un orden social donde la diferencia entre lo masculino y lo femenino desaparecerfa al pasar las caracteristicas de ambos a formar parte ‘de cada Individuo, cualquiera fuera su sexo. En tal caso, jarfa de tener utilidad como instrumento Is porque no habria necesidad de distingulr *femenino’ de ‘masculino’ (4). En otros casos las propuestas de anulacién de todas las diferencias, como instancia superadora de las relaciones inequitativas entre los sexos, o van en la linea de sostener la capacidad de los individuos de “metamorfosearse’, como parece desprenderse de la obra de Angela Carter (5), 0 en la de propugnar una suerte de “transexualismo" 0 “suprasexualidad’, que algunas identifican con el lesbianismo, como ocurre con Monique . Para Wittig el concepto de lesbiana es ‘el Gnice que yo sepa que est més alld de la categoria de sexe’. Butler observa que para que ‘ser lesbiana” escape a otra telacién binaria -lesbianismo. versus heterosexualidad- “debe convertirse en un fenémeno cutural mittiple, un género sin esencia univoca’ (6). Me parece que en estos casos hay clerta confusion respecto de la iguaidad que se busca: ase trata de ausencia de toda diferencia o de superacion de la desiguaidad social?. Las ielaciones sociales inequitatives -que son miiltiples y de diverso origen- ddesaparecerian por el hecho de borrar las diferencias entre los sexos? ¢acaso se piensa que las con reales de existencia de los sujetos dependen sdlo de la condicién sexual? zno se trataré més bien de encontrar mecanismos de socializacién que se sostengan en otros valores culturaies que hagan posible y favorezcan relaciones diferentes, relaciones equitativas entre los sexos? 3®, Pero, ademés, vinculada con esta cuestion del género y lo sexual biolégico, aparece otra dificultad, ya que hoy, a Ja luz de numerosas Investigaciones genéticas, podemos preguntarnos qué pasa con las diferencias blolégicas sexuales no reconocidas soclaimente, que son minoritarias por certo, pero que existen. La genetista norteamericana Anne Sterling (7), por ejemplo, sostiene que Tnenos cinco sexes _biolégicos: rodita/pseudohermafrodia masculino y pseudohermafrodita femenina, Desde Ia Idea de que es en las diferencias piolégices donde se sostienen jas diferencias de género, ¢podria en estes casos mantenerse la diferencia binaria "ferenino-masculino'?, como deberd entenderse el género en casos como ios que las diferencias iduos generadas por la asuncién de lo que imente se concibe como el género del sexo opuesio, el travestismo, por ejempic?. La suposi de que se trata de un ‘“desorden’ o una ‘desviacién’, iclo moralista con e! que la sociedad responde répidamente a estas cuesticnes, no es, desde luego, una explicacién. Es necesarlo reconocer que esa expilcacién debe buscarse en la estructuraci6n social y ene! sistema de valores que la sige, porque la insercion 0 la exclusién sociai de los explican por la intenclén 0 la accién individual. 4*. El carécter "constructive" de género ha sido trabajado por la mayorfa de las investigadoras. Simone de Beauvoir decia: ‘ef cuerpo de la mujer es uno de ios elementos esenciales de su situacién en el mundo. Pero ese cuerpo no basta para definirla como mujer’, a \o que agregaba ‘no se ON eR nl A RS nace mujer, se Iega a ser’ (8), con lo cual puso el acento en los aspectos soci Intervienen en la construccién de la identidad: ‘mujer €s una construcci6n, el “género" se construye. Por su parte, M.l. Santa Cruz dice (9) que género ‘es ef “Jugar’ desde el cual cada sujeto se ubica en determinadas circunstancias para construir practicas y significados’. Entiende por “lugar’_un ‘acto de pensamiento’, un “gesto de existencia’, con los cuales un individuo va construyendo su identidad personal. Pero, resulta que es el propio ‘lugar’ el que se construye, ya que la identidad personal, la subjetividad, en tanto es resultado de un conjunto muy complejo de experiencias personales, de normas sociales, de valores y cédigos culturales, de interrelaciones sociales de diverso tipo, de expectativas diversas, es social € hist6ricamente construi ‘género’ resulta ser, de ese modo, una_vari personal, no s6lo la consecue de distinta indole sino construfde por accién positiva de los individuos. Judith Butler sostiene, en esa linea, que género es una ‘forma contempordnea de organizar Jas normas culturales pasadas y futuras, de situarse eny a través de esas normas, un estilo activo'de vivir el propio cuerpo en el mundo" (10). 5%. Aqui surge otro aspecto que algunas nocién de género pasa a ser una eategorfa ontolégica, dado que se sostiene que las diferencias entre mujeres y varones abarcan todo €! espectro de la Indi ne sélo cuerpes y experiencias sociales y, por io tanto histéricas, diferentes, sino psicologias diferentes, rentes, discursos diferentes, desarrollos ~“ merales diferentes, y hasta una racionalidad diferente. Las feministas alineadas en otras corrientes, en particular en lo que se conoce como “feminism de Ja Iguaidad* (11), han sefialado que ese planteo -aunque tenga otros objetivos y responca a otros criterios y puntos de vista- termina apoyando y reforzando las tesis del patriarcado cuyas consecuencias pretende combatir. Con el agravante de que las nuevas argumentaciones aportadas por aquel otro feminismo, no permiten superar la desiguaidad social que las mujeres cuestionan y que 2 tiene su origen en la concepcién patriarcal de la ferencia. La historia de las sociedades ofrece una constante vaioraci6n, que en el patriarcado se manifiesta en la cara pri cia Ge los valores asociados a la dad. ‘Diferente’ equivale en los hechos, en la sociedad patriarcal, a “desigual’ (12). Y como bien lo hizo notar Carol Gilligan, ‘..es dificit decir ‘diferente’ sin decir al mismo tiempo ‘mejor’ y ‘peor’..... Pero tampoco basta con declarar que “ , Necesariamenite “desigual” para que las cosas sean de otro modo, como la propia autora parece luego pretender (13). Para que lo ‘diferente’ de las ‘minorfas’ (14) sea sociaimente considerado igualmente valioso, hace falta poder imponer esa valoracién. Lo que la historia nos muestra, no es precisamente que tal cosa sea posible desde el propio lugar de las minorlas que, justamente, denuncian y cuestionan su lugar de ‘no poder’. ferente’ no im; Para las teéricas que afirman el carécter hist6rico de la nocién de género, ésta se convierte en una categoria instrumental ya que, en este caso, sirve para explicar la diversidad de las relaciones entre varones y mujeres teniendo en cuenta las diversidades que muestran las culturas, las circunstancias y Ios tiempos, en las sociedades en las que aquellas relaciones se dan. G*. Sin embargo, a partir de sostener el cardcter histérico de género, muchas investigadores de ias en especial de la storia, se limitaron a constatar, as Como se manifest inaria. “masculino- pemmitieran explicar las las rupturas que offecen las laciones entre los sexos en la historia, en, una a, poder dar cuenta de jas diferencias importantes que el proceso hist6rico muestra. 7*, En estudios més recientes, ‘género* aparece como una "categoria dtil para el an come lo sostiene Joan Scott a propésito de la historiografia (15). Esto significa que "género" no es entendido sélo como una nocién con Ia cual se atiende !a particular situacién de las mujeres, sino que /@ para problematizar las reiaciones intergenérices. Asi entendido,'género" permite considerar no sélo las diversas formas como se relacionan varones y mujeres, sino elaborar explicaciones que tengan en cuenta el peso que esas relaciones tienen en la construccién de las sociedades. Se registra aqui un paso teérico importante en el uso de “género’, que tiene que ver con la propia evolucién de los movimientos de mujeres: de la actividad politica, de la lucha relvindicativa a la 23 actividad tedrica, a la investigacion cientifica, como lo sefalabamos en el inicio de este trabajo. De una conceptualizacion de geénero que era mas una identificacion con ‘mujer’ que un concepto nuevo, se Paso a esta otra que convierte a "género’ en una herramienta analitica, cuyo uso en la investigaci6n social posibilita anélisis mas profundos, de mayor alcance, y explicaciones mas completas. 8°. En relaci6n con este Gitimo punto, trabajos recientes (16) han sefialado la importancia y la necesidad de articular la categoria “género’ con otras, que ya estan incorporadas en ias diversas di: y con las cuales -a pesar de la falta de unanimidad que también existe acerca de ellas- ha sido posible abordar con éxito otras situaciones de conflicto o de tension social. Ya no parece posible realizar ninguna investigaci6n que pretenda dar cuenta de la complejidad de los procesos sociales, sin apelar a categorias como ‘clase’, ‘etnia’, ‘edad’. Las Investigaciones de estos Gitimos treinta afios han probado la utiiidad analitica de "género’. Lo que aqui se est diciendo es que los estudios sociales no ceben hacer uso de estas categorias aisladamente: su poder analitico se potencia en la articulacién. 9°. Por ditimo, las investigaciones més actuales se orientan a vincular ‘género" con "poder’. Numerosas feministas (17) plantean hoy que las relaciones de género pueden ser comprendidas s6!o si s@ enmarcan en un campo ri socio-politica, y por lo ta de pede: Segin este planico, tas relaciones de género son una expresién particular, entre las miiltipies y diversas relaciones de poder poslbles, que dete: {Aves @ Ocupar y las funciones @ cumplir por los Integrantes de una sociedad. En secuencia los estudios de género deben abocarse ar las formas como se vinculan estos la practica social, teniendo en cuenta e! objetivo particular de estos estudios: mecanismes de reproduccién de las relaciones Inequitativas entre los sexos, para poder revertirlas. nocer ios Aunque Incompieto, y tal vez demasiado conciso, lo expuesto sirve para mostrar que la cuestién del género, considerado tanto en su aspecto de elemento esencial en la construcci6n de la identidad individual o como variable de ané prescindible a ta vez que Insustitufbie, en la Investigacién social contempordnea, constituye un campo insoslayable para la critica feminista y constituye un reto para las investigadoras alcanzar en ese terreno las precisiones conceptuales y terminolégicas necesarias que hagan posible avances sustanciales en la teorfa. 25 CITAS y NOTAS (1) LUNA, Lola: ‘La historia de las mujeres y la renovacién de la historiografia’, en LUNA y VILLARREAL (comps.): Historia, Género y politica, SIMS-Barcelona, 1994. (2) Cf. "Mujer, género y poder’, en VILANOVA, M. (comp.): Pensar las diferencias, SIMS, Barcelona, p.14. (3) BUTLER, Judit: “Variaciones sobre sexo y género: Beauvoir, Wittig y Foucault, en BENHABIB y ‘CORNELLA (comps.): Teoria feminista y teoria critica, Alfons el Magnanim, Valencia 1990. (A) Cfr. IZQUIERDO, Marfa Jess: “Uso y abuso del concepto de género’, en VILANOVA, M. (comp.): obra citada. (5) Cir. HILLEN, Mirta: ‘Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes’, trabajo presentado en las IV® Jomadas de Historia de las Mujeres y Estudios de Género, UNT, 1996. (6) Ver el comentario de BUTLER a la obra de WITTIG, en el articulo citado. (7) STERLING, Ann: ‘Los cinco sexos’, en The Sciences, abril 1993. 26 (3) DE BEAUVOIR, Simone. EL: eee segundo sexo, Sigio (9) SANTA CRUZ, Mazi comprender el género: precisiones epistemologicas’, ANTA CRUZ y ots: Mujeres y Filosofia. CEAL, 1994, (10) BUTLER, judit: Ob. cit. (11) PERONA, Angeles: ‘Sobre esencias y género: el tema de la definicién de! genérico’, Hiparquia, plantea que no es correcto oponer igualdad a diferencia, que se trata de una falsa oposicién que ha obligado a las feministas también a falsas opciones. En tanto el concepto de iguaidad admite la diferencia, jon es, entonces, igualdad vs. desigualdad 0 inequidad. (13) Carol GILLIGAN sostiene la tesis Ge que varones y mujeres tenemos desarrolles morales diferentes -los varones hacia una ética de hacla una ética dei cuidado- lo cua! no implica que deban calificarse como ‘mejores/ peores’ 0 *superlores/inferiores’, simplemente, ‘diferentes’. La moral y la teoria. FCE, 1985. 27 a a eT eee ad (14) No debe entenderse en sentido cuantitativo, aqui sefiala el aspecto de subaltemidad que caracteriza a los llamados “grupos minoritarios’, entre los cuales, siendo la mitad de la humanidad, se cuenta a las mujeres (1) (15) SCOTT, Joan: "EI género: una categoria ati! para el _anilisis histérico" en CANGIANO y DUBOIS (comps.): De mujera género. CEAL, 1994, (16) Las obras citadas de SCOTT, por ejempio. (17) Lola LUNA y las investigadoras reunidas en el Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad de la Universidad de Barcelona; Celia AMOROS y la gente Nucieada en el Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid, los Gitimos trabajos de Arlette FARGE y Joan SCOTT, por ejemplo. é£s la Historia de las Mujeres una “Nueva Historia"? Maria Julia Palacios 1, La Historia de las Mujeres: nuevos interrogantes. En 1984 Michélle Perrot se preguntaba z'Es Posible una historia de las mujeres’? (1), La pregunta resumia los varios Interrogantes planteados por una nutrida —produccién —historiografica-originada alrededor de veinte afios atrés- sobre las mujeres, ‘su’ historia, ‘su’ cultura, su ausencia, © su opacada Presencla en la historia de la humanidad. Hoy, a poco més de diez afios de aquellas, reflexiones y a la luz de una producci6n incrementada de manera sorprendente (2), lo que hace que ya nadie discuta la presencia de las mujeres como co- agentes de la historia y se reconozca las diversas maneras como ellas han contribuldo al desarrollo social, la pregunta cobra mayor relevancia. De lo que

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