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A medida que el hombre ha ido evolucionando ha tratado de encontrar diversos medios para
solucionar sus diferencias, hasta llegar al ordenamiento jurídico para garantizar condiciones
de vida y normas de conducta dentro de la sociedad, con el fin de mantener la fuerza y evitar
El estado crea el derecho para justificar el carácter público de la entidad jurisdiccional, toda
vez que al imponer la obligación debe respetarla, lo que se traduce en una acción coercitiva
de imposición, así pues en las organizaciones sociales modernas, el estado tiene la facultad
de proveer los órganos que resolverán esas situaciones de conflicto que alteran el orden
hombre ejercía la justicia por su propia mano, haciendo imposible la convivencia social. Ello
explica porque la necesidad de encontrar otras formas alternativas que puedan proveer las
El arbitraje puede ser una de las formas a través de la cual las personas encuentren el acceso
a una justicia eficiente administrada por las mismas partes, dentro de su esfera de libertad y
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Si bien es cierto que descongestionaría la pesada carga procesal, no podemos concebirla
como un competidor de la vía judicial, sino más bien como una vía complementaria, en el
entendido que el arbitraje no es válido para cualquier clase de litigio o bajo cualquier
circunstancia.
EL ARBITRAJE 2
EL ARBITRAJE
Es un proceso en el cual se trata de resolver extrajudicial las diferencias que surjan en las
relaciones entre dos o más partes, quienes acuerden la intervención de un tercero (arbitro o
rol del árbitro es similar al del juez; las partes le presentan el caso, prueban los hechos y sobre
esa base decide la controversia. Sin embargo, no obstante sus similitudes el arbitraje mantiene
con el sistema judicial una gran diferencia, la decisión que pone fin al conflicto no emana de
los jueces del estado, sino de particulares libremente elegidos por las partes.
partes a efectos de resolver el conflicto más bien impone una solución vía Laudo Arbitral,
cuales las partes deciden someter determinadas cuestiones a ser resueltas por el árbitro en
vayan a insertarse.
el arbitraje forzoso en cambio viene impuesto por una cláusula legal o por el
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I.CLASES DE ARBITRAJE:
Dentro de ellas encontramos a varios tipos de arbitraje pero mediante el presente trabajo solo
haremos mención a dos de los cuales consideremos más resaltantes, estamos hablando del
A. ARBITRAJE VOLUNTARIO.
El arbitraje voluntario o contractual se determina por la libre voluntad con que se fija al
árbitro o árbitros, a las reglas procesales para la solución del conflicto y en ocasiones el
derecho sustantivo aplicable al caso; a diferencia del forzoso, donde el árbitro, el proceso y
conocimiento de una controversia por la autoridad judicial, a grado tal que si una de las partes
citase a la otra ante el juez, la demandada podría solicitar que éste se abstenga del estudio de
que las partes prácticamente sustituyen al proceso y optan por arreglarse conforme a la
decisión de un árbitro, quien no será funcionario del Estado ni tendrá jurisdicción propia o
delegada, sino que sus facultades derivarán de la voluntad de las partes expresadas "de
conformidad" con la ley; su decisión será irrevocable por voluntad, pero no ejecutiva por no
ser públicamente exigible hasta en tanto no sea homologada por la autoridad judicial. Así, la
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exclusión del juez en la arbitración puramente voluntaria representa una consecuencia
importante porque la resolución que dirime el conflicto no será una sentencia sino un acto
las acciones judiciales, pues aun con el laudo dictado, las partes podrían convenir el
sometimiento con reservas e insistir en la promoción del problema ante la justicia estatal,
siendo ésta una peculiaridad que evita caer en el equívoco de que el arbitraje permite integrar
la voluntad privada en los aspectos que no fueron tenidos en cuenta al convenir, ni tampoco
implica que la voluntad de un tercero concurra para determinar la voluntad privada, ya que
la única relevante en una decisión arbitral será la proveniente de las partes, quienes se
arreglarán mediante resolución adoptada por ellas mismas a través de su propio representante,
Resulta importante señalar también que los árbitros deben resolver imparcialmente las
decisiones por el común consentimiento de las partes (salvo que se exprese como transacción
para finiquitar el proceso arbitral), porque dicho consentimiento sólo opera en el momento
inicial del arbitraje que es el compromiso- pero después será irrelevante; tan es así que incluso
corroborar la imparcialidad del árbitro, de ahí que sea válido afirmar que los árbitros poseen
"autoridad" pero les falta "potestad", la cual es atributo exclusivo del Estado y por ello podrán
realizar todos aquellos actos para los que baste la simple autoridad, y deberán solicitar la
cooperación de los tribunales respecto de aquellos otros que requieran la potestad, como
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se requiere del auxilio de la jurisdicción estatal para lograr dichas medidas mediante
procedimientos que (por la forma como se debatirán los intereses) serán contenciosos.
Los árbitros voluntarios no integran organización estatal alguna pues no son auxiliares de la
principio de libertad y disposición de las partes para elegir la vía para resolver sus diferencias
y conflictos. Asimismo, cabe agregar que el arbitraje voluntario puede dar origen al
denominado arbitraje ad hoc o casuístico, en donde las partes someten la decisión a una
tercera persona con base en un procedimiento elaborado por ellas mismas para el caso
concreto.
El arbitraje privado en ocasiones puede ser institucional, el cual es una modalidad del
arbitraje voluntario en donde las partes someten la controversia mediante libre compromiso
ante una institución especializada -nacional o internacional, pública o privada que organiza
y asiste en la conducción del procedimiento arbitral, el cual puede realizarse según sus
propias reglas.
B. ARBITRAJE FORZOSO.
conflictos a un árbitro cuyo nombramiento está determinado por la ley aplicable que es un
tercero discernido que no representa a las partes y es imparcial respecto del objeto debatido,
por ello, al emitirse el laudo en esta variante del arbitraje, el árbitro no representa voluntad
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alguna de las partes más que la propia, de manera que su decisión está revestida de un sentido
de justicia suficiente como para darle una razón jurisdiccional y, por ende, puede sostenerse
que en esta modalidad los árbitros gozan de jurisdicción derivada del Estado, mas no de las
Ahora bien, la figura tradicional del arbitraje o del convenio arbitral implica que éste sea
pactado voluntariamente por las partes, ya que la autonomía de la voluntad de las partes
la propia ley y su inclusión en todo contrato que celebre el Estado para proveerse de bienes,
Sobre este tema, Kundmüller nos dice que en el caso de las contrataciones y adquisiciones
del Estado, las vías de arbitraje y conciliación han quedado establecidas legalmente como
contratos con el Estado sean resueltas a través de un arbitraje, sin que quepa la posibilidad
de que esta función pueda ser realizada por los órganos jurisdiccionales, vía originaria
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A entender de los citados autores, lo indicado tiene mayor sentido, si consideramos que detrás
A. ARBITRAJE DE DERECHO.
pongan de acuerdo sobre varios temas. Uno de esos temas es decidir respecto cuál debe ser
La primera alternativa es que el arbitraje sea resuelto “en derecho”. Esto significa que el
tribunal arbitral se fundamentará en las leyes y reglamentos que aplican al contrato. Por
aplicarían las normas del Código Civil y de la Ley de Inquilinato y para los contratos
B. ARBITRAJE DE CONCIENCIA.
interesante, tanto por su importancia como por su novedad: la distinción entre el arbitraje de
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A alguno le puede llamar la atención que se diga que el arbitraje hoy llamado de consciencia,
Roma el arbitraje tenía incluso más de arbitraje de equidad que de derecho pues Cicerón
indicaba que era una forma de escapar al rigor de la ley y resolver así la cuestión quantum
aequius et melius sit, es decir, en la mejor y más equitativa forma que sea. A su vez, el
Por otra parte, dentro del Derecho medieval español y especialmente en las Partidas de
Alfonso el Sabio, se distingue entre los alcaldes avenidores que resolvían en derecho y los
equidad ha sido incorporado en casi todas las legislaciones, con diversos nombres: los
arbitradores" debido a que gozan de un amplio arbitrio; nuestra ley actual lo llama "arbitraje
de consciencia".
preciso tener en cuenta que la Ley General de Arbitraje que ha entrado en vigencia en Enero
del presente año, invierte la relación entre el arbitraje de derecho y el de equidad. Recordemos
que tradicionalmente, el arbitraje de derecho era la regla, mientras que el arbitraje de equidad
era la excepción: si las partes no habían determinado el tipo de arbitraje, debía entenderse
que era de derecho. En cambio, el artículo 3o. de la nueva Ley dispone que, salvo que las
partes hayan pactado expresamente que el arbitraje será de derecho, el arbitraje se entenderá
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de consciencia: ahora, pues, el arbitraje de consciencia deviene en la regla y el arbitraje de
derecho en la excepción.
En verdad, existen varias razones por las que las partes pueden preferir un arbitraje de
El arbitraje de consciencia goza muchas veces del favor de los hombres de negocios porque
Acostumbrados a cerrar contratos fundamentalmente sobre la base a la buena fe, quieren que
la solución de los conflictos que se originan de ellos, se encuentre basada también en la buena
Otras veces, se escoge el arbitraje de consciencia porque el problema excede el ámbito de las
leyes nacionales. En estas condiciones, para evitar tener que fijar una ley nacional que
gobierna el contrato entre las varias posibles, se opta por un arbitraje de consciencia que
permite al árbitro usar varias leyes nacionales a la vez desde la perspectiva de lo que fue la
técnicos tan complejos que las normas generales del derecho de obligaciones no aportan
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Sin embargo, no todo son virtudes atractivas en el arbitraje de consciencia. También hay
siempre el temor de que este tipo de arbitraje sea arbitrario, caprichoso o, cuando menos,
demasiado subjetivo.
que dice que a la mujer del César no le basta ser honesta sino que también tiene que parecerlo:
los arbitrajes no sólo deben ser objetivos -incluso los de consciencia- sino que también tienen
que parecer objetivos. Las partes deben sentir que no se han puesto en las manos de la
emoción irracional de un buen señor sino que han entregado su controversia a alguien que ha
utilizado criterios objetivos para pesar los argumentos y las pruebas de cada parte y que
Pero, ¿cuáles son los criterios que el árbitro de consciencia utiliza? La ley peruana -y también
un buen número de tratadistas- responden con esa frase antigua que ya se ha vuelto un lugar
común: el leal saber y entender. Sin embargo, esta fórmula claramente no es satisfactoria
porque si decimos que el árbitro no puede ser arbitrario ni irracional sino que tiene que
entender no da cuenta de estos criterios sino que, por el contrario, parece dejar todo en manos
Por ello, la doctrina avanza un paso más y nos explica que ese leal saber y entender se
encuentra orientado por la idea de equidad. De ahí que este tipo de arbitraje haya sido llamado
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usualmente "arbitraje de equidad". Sin embargo, cuando queremos comprender mejor esta
aparente explicación y saber en concreto lo que puede y no puede hacer este tipo de árbitro,
círculo vicioso: el arbitraje de consciencia, se dice, funciona conforme al leal saber y entender
del árbitro; a su vez, el leal saber y entender es guiado por la equidad; pero cuando
preguntamos sobre lo que es la equidad, nos encontramos con la extraña respuesta de que es
lo que según el leal saber y entender de los árbitros, éstos consideran equitativo. Como puede
verse, caemos en esta forma en un perfecto razonamiento circular: una suerte de calesita
conceptual donde, a pesar de todas las vueltas que le demos, cada cierto tiempo pasan los
Para complicar aún más las cosas, hay quien ha dicho que el arbitraje de consciencia admite
dos variantes. Una que es calificada como "libre" en la que los árbitros laudan en favor de
quien creen que tiene la razón y que podría ser la aplicación del leal saber y entender in
el papel que la equidad cumple dentro del primero, podemos encontrarnos con una dificultad
Porque ¿acaso el Derecho no es siempre, como decían los antiguos, ars boni et aequi? El
Derecho ¿no es el arte de lo bueno y lo equitativo? Así planteadas las cosas, parecería que
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todo arbitraje como todo juicio sería ex aequo et bono y, por consiguiente, la identidad
los dos arbitrajes, ya que ambos utilizarían la equidad como instrumento de realización de
En principio, es cierto que la equidad no es sino una forma de realizar la justicia; y el Derecho
tiene como objetivo la realización de la justicia. Por consiguiente, justicia y equidad e incluso
Derecho y equidad no son términos opuestos sino que en la justicia involucra a la equidad
la justicia.
ley. Pero, en ciertas circunstancias, la generalidad de la ley puede llevar a una injusticia
respecto del caso concreto. Recordemos cómo Aristóteles explica esta paradoja: "La causa
de esta diferencia", decía el Filósofo, "es que la ley necesariamente es siempre general, y que
hay ciertos objetos sobre los cuales no se puede estatuir convenientemente por medio de
disposiciones generales". De manera que la equidad se instituye como un camino para buscar
III. CONCLUSIÓN.
Procedimiento por el cual las personas naturales pueden someterse, previo convenio, a la
decisión de uno o varios mediadores las cuestiones litigiosas, surgidas o que puedan surgir,
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transacción, en que en realidad se trata de un juicio, pese a no celebrarse ante los tribunales,
y las partes no resuelven sus diferencias mediante reciprocas concesiones, sino que encargan
a un tercero la decisión. La resolución adoptada por los árbitros se denomina laudo arbitral y
tiene eficacia de cosa juzgada, pudiendo ser ejecutables de manera forzosa por los tribunales
un conflicto lo más antes posibles y con ello evitar el sobrecargo del poder judicial.
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BIBLIOGRAFIA:
del Perú"; Revista Jurídica Del Perú; Año LI; Nº 18; Editora Normas Legales SAC.;
Enero 2001.
Ley General de Arbitraje – Ley Nº 26572"; Revista Ius Et Veritas; Año VII; Nº 12;
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