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García Arriola Kenya María

Textos filosóficos ll

La lógica de Crisipo de Solos

Según Crisipo y los estoicos existe una clara diferencia entre las representaciones
y lo representado. Mientras que lo representado es aquello que se genera a partir
de las cualidades de las cosas que se aprehenden con los sentidos, las
representaciones son lo que se genera en el alma a partir de lo representado y
causa un impacto en ésta. De manera similar ocurre con la imaginación y lo
imaginado, pues la imaginación es una afección del alma que, a diferencia de la
representación, no proviene de ningún representado, sino que se genera de una
manera vana. Lo imaginado, en cambio, es aquello que se construye a partir de la
imaginación, llevando a los hombres a actuar de manera extraña.

También Crisipo divide las cualidades de los objetos en genéricas y


particulares. De las genéricas se dice que son inteligibles y de las particulares que
son puramente sensibles, pues se presentan directamente en el alma.

Para sacar la mayor utilidad del lenguaje, Crisipo considera que se deben
agrupar las cosas que comparten el mismo género y atribuirles las mismas
posibilidades. También, respecto al lenguaje, se afirma que éste está
necesariamente ligado al contexto, pues cuando no se considera éste último, sólo
se emiten palabras sin sentido. En cambio, cuando las palabras se colocan
cuidadosamente en el lugar apropiado, es cuando propiamente se puede hablar
de leguaje. Para esto es fundamental la consciencia, porque es lo que articula las
palabras y el contexto, o sea, aquello a lo que éstas se refieren.

Para emitir discursos se deben considerar sus partes más importantes:


nombre, nombre común, verbo, conjunción y artículo. También, en relación con
esto, debe considerarse que las palabras no son partes individuales, sino que toda
palabra deviene de otra. Es por esto que es posible afirmar que una misma
palabra puede tener varios sentidos.

Respecto a los juicios, Crisipo dice que existe una clara diferencia entre el
juzgar bien o perjurar y el hacer un juicio verdadero o falso. La diferencia consiste
en que los juicios pueden ser verdaderos o falsos desde el momento en que se
emiten, pues estos solamente se basan en las reglas lógicas. En cambio, sólo se
puede hablar de perjuicios o de buenos juramentos únicamente cuando se ha
cumplido el tiempo al que se remiten estos juicios, pues ellos más bien tienen que
ver con la realidad.

Crisipo considera implicaciones a las premisas que no están divididas y


disyunciones a las que sí lo están. Estas dos, a su vez, tienen, respectivamente,
dos silogismos.

Asimismo, asegura que existen cinco argumentos indemostrables: el que


surge a partir de una implicación, el antecedente y el consecuente; el que resulta
de una implicación y la contradictoria del consecuente; el que resulta de una
conjunción negativa y el que se genera a partir de una disyunción y la
contradictoria de uno de los miembros de la disyunción.

En lo que respecta a la retórica, Crisipo afirma que, puesto que es el arte de


hablar rectamente, aquellos que la ejercen deben necesariamente tener buenas
costumbres y comportarse de igual forma, pues no puede hablar bien quien no sea
bueno.

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