La fuerza del viento es una forma de energía que indirectamente proviene de
la energía solar. El Sol calienta la tierra y las aguas y éstas, a su vez, elevan la temperatura del aire. Los rayos solares al atravesar la atmósfera, dejan en ella un mínimo de calor que se incrementa al contacto con la tierra y las aguas calientes. Pero como las aguas y la tierra se calientan en forma desigual, debido a complejas razones geotérmicas, se producen movimientos en las masas del aire, por las presiones que tratan de igualarse, generándose así los vientos.
La energía eólica es una forma de energía cinética, por generarse del
movimiento de moléculas de gases que causan una reacción en cualquier elemento con el que chocan. Es el caso de las aspas de un molino de viento, cuyo movimiento rotatorio obedece al choque del viento contra su superficie.
Esta no es, en sentido estricto, una fuente nueva de energía ya que se ha
venido utilizando desde hace siglos. Hoy se ha producido un redescubrimiento de las posibilidades energéticas del viento. Se estima entre tres y once metros por segundo, la velocidad de la fuerza eólica que la tecnología puede someter en la actualidad. Teóricamente, es factible aprovechar un 60% de la energía del viento, pero las pérdidas originan que sólo se aproveche un 35%. Esta última cifra es cercana a la deficiencia en las plantas eléctricas de vapor, con la ventaja de que la fuente de generación no tiene costo directo.
En Sudamérica, las zonas costeras de Colombia, Venezuela, Brasil, Uruguay,
Argentina, Chile, Perú y Ecuador, presentan condiciones razonablemente aceptables para el aprovechamiento del viento. Es en el Sur de Argentina y Chile donde existen condiciones excepcionales que merecen un esfuerzo en el diseño de equipos apropiado para utilizar el potencial que generan sus intensos vientos.
La energía eólica para la producción de electricidad, tiene limitaciones
(escasa potencia de las instalaciones), pero se aprovecha muy bien en molinos de bombeo de agua y como los de Vichayal y Miramar en Piura, Perú, también utilizada para molienda y en otros de energía mecánica que, en épocas pasadas, tuvieron gran importancia. Hoy sólo se recurre a ella en Holanda y Dinamarca y en menor escala en Argentina.
Ésta fuente de energía ofrece una serie de ventajas: es limpia, ilimitada, de
fácil instalación y conversión en trabajo útil. El territorio peruano, en general, está sometido a vientos moderados. Particularmente en la región de la Costa Norte, que es barrida por los vientos del sur con velocidades estables de cinco metros por segundo. En la sierra montañosa o zona altoandina, la velocidad presenta promedios superiores. En la Ceja de Selva, no se ha logrado detectar aún vientos con potencial energético. El potencial de energía eólica en el Perú no ha sido geográficamente evaluado, aún no se ha levantado el Mapa Eólico Nacional.
ELECTRICIDAD DEL VIENTO
Unos 140 Kms al este del centro
de Los Angeles, las montañas de San Bernardino, al norte, y las de San Jacinto, al sur, forman un embudo cuyo extremo – El Paso de San Gorgonio – da lugar a una gran extensión de terreno: el desierto de Mojave, cerca de la ciudad de Palm Springs. La topografía ha creado un trínel natural de viento que contiene una de las mayores centrales eólicas del mundo: una formación compacta de más de 4000 molinos de viento gigantes. La central eólica de San La producción de energía eólica es aún Gorgonio, junto a una situada cerca de la inviable económicamente – en cuanto a costos – en comparación con otras fuentes ciudad de Mojave y otra, en el paso de convencionales.
Altamont, cerca de San francisco,
general casi el 80% de la energía eólica producida en el mundo, es decir, alrededor de 1600 MW, lo que representa el 1% de la demanda eléctrica anual de California.