Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Lucio Ernesto
Maldonado Ojeda*
A N T R O P O L O G Í A
Haciendas
y propiedad agrícola
en el México independiente
3
A N T R O P O L O G Í A
1
Estadística del Departamento de México formada por la comi-
sión nombrada por el Ministerio de Fomento, pp. 144.
4
2
Ibidem, pp. 941, 963. Madame Calderón de la Barca, La vida en México, trad. y
3
Elvia Montes de Oca Navas, “Las haciendas”, en Gerald L. pról. de Felipe Teixidor, México, Porrúa (Sepan cuantos...), 2000
McGowan (coord.), Historia general del Estado de México, 4, Inde- [1920], pp. 118-119.
5
pendencia, Reforma e Imperio, Zinacantepec, Gobierno del Estado Ignacio Manuel Altamirano, Obras completas. Crónicas I, edi-
de México / El Colegio Mexiquense / LIII Legislatura del Estado de ción, prólogo y notas de Carlos Monsiváis, México, Conaculta,
México / Tribunal Superior de Justicia, 1998, p. 396. 1987, pp. 410-411.
4
A N T R O P O L O G Í A
5
A N T R O P O L O G Í A
Hacienda de Texcoco
6
A N T R O P O L O G Í A
Flores, al decir del historiador Charles Macune.12 La Otras posesiones de relativa importancia de los
primera era propiedad, desde el siglo XVIII, de los mar- Cervantes en Texcoco eran las haciendas La Grande y
queses de Vivanco, y la segunda estaba en manos de la La Chica, cuyo valor ascendía entonces a cien mil pe-
familia Cervantes. El Molino de Flores fue fundada por sos.15 Los ex marqueses de Salvatierra las adquirieron
merced real otorgada a Pedro de Dueñas en 1585. Más de los misioneros dominicos de las Filipinas en enero de
tarde la finca fue comprada por la familia de Antonio 1830.16 En La Chica “se cultivaba trigo, maíz, cebada,
Ruiz de Contreras, para recaer (ca. 1667) en el mayo- frijol, haba, alverjón y lenteja”, destinándose el grueso
razgo de Urrutia de Vergara, representado por Antonio de su producción al consumo de la ciudad de México.
Urrutia de Vergara y su yerno Alfonso Flores de Valdés. Tenía fama en la región porque, según una vieja conse-
El mayorazgo poseía en la zona, además del Molino, El ja, existió en ella una arboleda llamada Acayacac, for-
Batán, una fábrica de paños y jerguetas. Finalmente mada por sabinos y ahuehuetes, para recreo de los
ambas propiedades pasarían a manos de la familia príncipes de Texcoco.17
Cervantes y Velasco, en la rama de los marqueses de Pero, sin duda, la hacienda más importante de la
Salvatierra por vínculos de parentesco con la descen- región era la de Chapingo. Por el valor de sus tierras, la
dencia de los Urrutia de Vergara, establecidos en el variada producción y cercanía con la ciudad de Mé-
siglo XVIII. Uno de los herederos de la propiedad, xico, se convirtió en base económica para sus propieta-
Miguel de Cervantes y Estanillo, dueño también de la rios durante los siglos XVIII y XIX. La hacienda y sus 16
hacienda La Grande, “trazó —en la época del Segundo
Imperio— los jardines que le dieron fama al Molino. 1a. ed. México, Centro de Estudios Históricos-El Colegio de
Lo hizo con terrazas en las laderas del barranco, ram- México / Instituto Mora, 2000, p. 267. En realidad no se trataba
de los últimos titulares de ambas ramas genealógicas de los
pas y escalinatas entre las que circulaban corrientes de Cervantes como afirma dicha historiadora. Como exponemos en
agua que formaban cascadas y fuentes con estatuas, este trabajo, el último descendiente del presunto marquesado de
kioscos y arboledas entre ellas. Al lado opuesto se Salvatierra era Miguel Cervantes y Estanillo; y por la rama de los
condes de Santiago, José Juan Cervantes y Michaus, casualmente
levantaba la capilla del Señor de la Presa y el panteón ambos jueces de vagos.
familiar”.13 En la misma se hallan depositados los restos 15
Reynaldo Sordo Cedeño, El Congreso en la primera República
de su progenitor, el general Miguel Cervantes y Centralista, México, El Colegio de México/ITAM, 1993, p. 435,
Velasco, y el de su tío, el también general y penúltimo “propiedades de algunos de los congresistas”.
16
Jan Bazant, Los bienes de la Iglesia en México (1856-1875),
conde de Calimaya, José María Cervantes y Velasco: México, El Colegio de México, 1984, pp. 30-31.
17
Elvia Montes de Oca Navas, op. cit., p. 392.
[…] en la hacienda del Molino de las Flores,
cercana a Texcoco, se conoce una capilla donde
se concentraron los miembros de la familia de
los marqueses de Salvatierra y Salinas del Río
Pisuerga, condes de Santiago Calimaya. En ella
está sepultado el último titular de Salvatierra
[?], fallecido en 1864. Igualmente, reposa allí el
último conde de Santiago [?], cuyos restos fue-
ron trasladados a ese lugar en 1894, después de
haber sido sepultado en el convento de San
Francisco.14
12
Charles Macune, El Estado de México y la federación
mexicana, México, FCE, 1978, p. 9.
13
Elvia Montes de Oca Navas, op. cit., p. 391.
14
Verónica Zárate Toscano, Los nobles ante la muerte
en México: actitudes, ceremonias y memoria, 1750-1850,
7
A N T R O P O L O G Í A
8
A N T R O P O L O G Í A
1791, el mismo año en que obtendría de la corona de haciendas, además de portavoz y representante cor-
española el título de marqués de Vivanco y vizconde de porativo o gremial de tales intereses. Ambos reconocí-
Bolaños. El mayorazgo incluía —según su testamento an al Ayuntamiento de México un capital redimible
fechado el 26 de junio de 1796—, además de las refe- por la cantidad de dos mil pesos sobre tal hacienda.26
ridas haciendas, los ranchos Santa Gertrudis y Los
Arquitos, una residencia en la calle del Espíritu Santo Haciendas de Tlaxcala y Puebla
en la ciudad de México —que será la sede de su des-
cendencia durante el siglo XIX— y dos pulquerías: una Traspasando los límites orientales del Estado de Méxi-
ubicada en la calle de Maravillas y otra en el callejón co, al norte del volcán La Malinche, en la confluencia
de San Juanico.22 Es pertinente mencionar que estos de Tlaxcala y Puebla, se situaban las haciendas de la
comercios de la bebida lactescente le eran relativamen- familia de José Manuel Velázquez de la Cadena, primer
te redituables, pues la de la calle de las Maravillas, presidente del Tribunal de Vagos. Su familia descendía
adquirida en 1796, producía 1095 pesos, en tanto la de un oficial real que había venido a Nueva España
otra 568.23 antes de 1543. Hablamos de Antonio de la Cadena, ori-
La hacienda de Chapingo, y su rancho anexo Santa ginario de Burgos y el primer factor real de la tesorería
Cruz, fueron inventariados en 1800 arrojando un valor de México, casado con una hija del conquistador y
de 390 767 pesos, en función de “la calidad y extensión encomendero de Pachuca, el bachiller Pedro de Soto-
de la tierra, siembras, semillas existentes, ganados, edi- mayor: “La familia de los Cadenas se enlazó en México
ficios e instrumentos de trabajo”.24 Después de la Inde- con la de los Velázquez, de donde resultó la mucho más
pendencia, ratificado el decreto de extinción de los numerosa de los Velázquez de la Cadena, en que hubo
mayorazgos por el gobierno republicano en 1823, el un mayorazgo de este título, que llegó hasta nuestros
patrimonio del primer marqués de Vivanco fue repar- días. Después de este enlace vino á unirse con la de los
tido entre sus descendientes: la hacienda de Chapingo
26
y los ranchos anexos pasaron a manos de Antonino Archivo Histórico del Distrito Federal (AHDF), Hacienda-
Contribuciones [1842], vol. 2020, exp. 33. Las relaciones de la
Morán, hijo de doña María Loreto Vivanco y el gene-
familia del general Morán con Delmotte parecen haber sido esta-
ral José Morán. blecidas desde años atrás. En 1828, el segundo, en representación
Los Vivanco adquieren en 1839 la hacienda de de la familia Vivanco y de otros cosecheros del neutle del Estado de
Nalvarte, o Narvarte, resultado de la unificación de los México, dirigió a la legislatura local una solicitud de reducción
de gravámenes y del costo del flete que gravitaban sobre el trans-
terrenos de labor “Juan de Dios” y “Dolores”, y donde porte y distribución hacia la ciudad de México del lactescente néc-
se formaría la colonia del mismo nombre en el siglo XX. tar. Todo indica que Delmotte se quedaría con la hacienda referida,
Además de una pulquería localizada en un jacalón de la pues así lo consigna de manera tangencial Bustamante en su Diario
3a. calle de la Santísima, y que aún después de muerto histórico, con fecha del 23 de agosto de 1847: “la casa del señor
don José del Mote (sic), situada en el punto del Narvarte, objeto de
don José Morán la gente de la ciudad solía nombrar sus esmeros y afanes, ha sido de todo punto robada y maltratada”
“del general Vivanco” hacia 1842.25 por las tropas yanquis, en su avance hacia la Capital, después de la
Con el tiempo resultaría copropietario de la hacien- batalla de Churubusco. Aunque siempre negó ser propietario o
comerciante, sino administrador de “intereses ajenos” como suce-
da de Nalvarte, o Narvarte, José Delmotte, un hombre de dió en febrero de 1834, cuando protestó ante el Cabildo de Méxi-
negocios con intereses en la minería y en la propiedad co, por su inclusión entre tales grupos sociales, con el fin de evitarse
el pago de una contribución para el sostén del Batallón del Comer-
22
Guillermo Fernández de Recas, Mayorazgos de la Nueva cio. Negativa también asumida por otros connotados miembros de
España, México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas-UNAM, la elite capitalina como la esposa de Lucas Alamán, doña Narcisa
1965, p. 284. Castrillo. Lo cierto es que el mismo Delmotte admitía, ante los
23
John Kicza, op. cit., pp.140-141, 143. registradores electorales del padrón de la Municipalidad de México
24
Elvia Montes de Oca Navas, op. cit., p. 392. de 1842, su calidad de "labrador", esto es, propietario de hacien-
25
Archivo General de Notarías de la Ciudad de México das avecindado en la ciudad; AHDF, Milicias cívicas, vol. 3275, exp.
(AGNCM), escribano José Ignacio Montes de Oca, notario núm. 45; y Padrón de la Municipalidad de México de 1842, vols. 3406-
417, año de 1839. 3407.
9
A N T R O P O L O G Í A
10
A N T R O P O L O G Í A
11
A N T R O P O L O G Í A
1831, la viuda de Guerrero se encontró con una deuda de [...] las fincas azucareras —muchas de ellas cedidas por
63511 pesos. En 1833, Mariano Riva Palacio logró la sus herederos a particulares mediante contratos [o censos]
transferencia del arrendamiento de La Compañía por enfitéuticos a comienzos del XVII— se acomodaron a la
nueve años. Mientras era diputado federal, entró en geografía local y donde, tanto por su presencia como por
sociedad con Atilano Sánchez, dueño del Moral y jefe su ausencia, habían ordenado la subdivisión del estado
notarial de la ciudad de México. El contrato de arrenda- [de Morelos] en seis regiones distintas, sin ajustarse a los
miento expiró en 1840 con deudas no pagadas desde el linderos casuales o administrativos”. Fuera de la monta-
inicio del arrendamiento hecho a Guerrero. En estas con- ñosa zona norte, desde la población de Huitzilac, al noro-
diciones la hacienda fue rematada en 1842 a favor de este de Cuernavaca, hasta las laderas del volcán
Manuel Escandón, quien se comprometió a pagar las Popocatépetl, cuya economía local se sustentaba en la
deudas y sanearla.34 explotación de sus bosques, la entidad “se había subdivi-
dido en cinco sectores azucareros según la disponibilidad
Haciendas de Cuernavaca, Cuautla, Yautepec y de agua, los linderos naturales y el grado en que cada
Jonacatepec hacendado individual había logrado multiplicar sus pro-
piedades en el transcurso de generaciones.36
Otra clase de hacendados, no menos acaudalados ni
con menor influencia y representación política que to- A mediados del siglo XIX las zonas cañeras del terri-
dos los anteriores, fueron los dueños de las haciendas de torio de la hoy entidad morelense estaba dominada por
caña o ingenios de la región sur del entonces Estado contadas familias de hacendados. Había diferencias
de México (hoy perteneciente al de Morelos. Desde entre ellas,
finales del siglo XVIII, y hasta el periodo de la Revo-
lución mexicana, un sector privilegiado de la elite na- [...] puesto que los principales dueños, comerciantes-
especuladores, residían en la ciudad de México (como Pío
cional tuvo como base de su poderío económico la
Bermejillo, Escandón, Icazbalceta, De la Torre, Del
explotación de los recursos de esa región, concentrán-
Barrio, F. Cortina González), y tenían simultáneamente
dose principalmente en el cultivo de la caña y el proce-
muchas otras empresas e intereses en ramos tan diversos
samiento de sus derivados: aguardiente y miel. Las como el comercio de importación y exportación, la pro-
familias de connotados miembros del Tribunal de ducción minera, la producción textil, la agroganadera y la
Vagos fueron propietarias de algunas de las haciendas producción azucarera. Otros dueños de haciendas resi-
más productivas y ricas de la zona. dían en su propia hacienda y solamente se dedicaban a la
La región la conformaban los distritos de Cuerna- producción.37
vaca, Yautepec, Cuautla y Jonacatepec. Su producción
agropecuaria era muy variada: además de caña de azú- Una familia del selecto primer grupo era la consti-
car, se cultivaba maíz, trigo, frijol, chile, café, arroz, tuida por los García Icazbalceta, poderosos “labrado-
ixtle y diversos frutos tropicales, así como ganado y el res” y comerciantes propietarios de los principales
chito, uno de sus productos.35 Sin embargo, desde el si- ingenios del Distrito de Jonacatepec, al oriente del
glo XVI la comarca se estructuró históricamente alrede- estado. Pertenecieron a esa familia Mariano, adminis-
dor de la producción cañera. Posesión original del trador de las propiedades agrarias y de otros negocios
marquesado del Valle, es decir, del conquistador de su familia, además de regidor y juez de vagos en
Hernando Cortés y su descendencia,
36
Dewitt Kenneth Pittman Jr., Hacendados, campesinos y políti-
cos. Las clases agrarias y la instalación del Estado oligárquico en
34
Ibidem, p. 404. México, 1869-1876, México, FCE, 1989, p. 47.
35
Jorge Silva Riquer, “El abasto al mercado urbano de la ciudad 37
Brígida von Mentz, Beatriz Scharrer, Alfonso Toussaint,
de México, 1830-1860”, en Regina Hernández Franyuti, La ciudad Haciendas de Morelos, México, Gobierno del Estado de Morelos/
de México en la primera mitad del siglo XIX. Tomo I Economía y estruc- Instituto de Cultura de Morelos/Conaculta/Miguel Ángel Porrúa,
tura urbana, México, Instituto Mora, 1994, p. 80. 1997, p. 139.
12
A N T R O P O L O G Í A
13
A N T R O P O L O G Í A
el décimo, y en quien recaería a la postre la herencia de propició que las tres importantes haciendas de Tenan-
las haciendas del clan después de 1850. go, Santa Clara y San Ignacio permanecieran unidas, y
Después de la Independencia, a raíz del decreto así las hereda Joaquín García Icazbalceta.
sobre la expulsión de los españoles que afectó algunos Mariano García Icazbalceta se desempeñó como
de sus miembros, las fincas de la familia quedaron bajo administrador de las haciendas de la familia.42 Al
el control de Nicolás Fernando Icazbalceta, que mal las mediar el siglo —momento en que se desatan rebelio-
administró y para 1846 se declaró concurso necesario nes campesinas en varios puntos del país, destacando
de acreedores, nombrándose como depositario de los las guerras de castas en el sureste, y en el Estado de
bienes a Eusebio García. Éste había vuelto de un for- México las invasiones de tierras por parte de los pue-
zoso exilio en Burdeos, pues en 1829 se halló com- blos indígenas— se cuenta entre los hacendados que
prendido entre los peninsulares erradicados del país, decidieron armarse y pedir autorización al Congreso
llevándose consigo a sus hijos.40 A la muerte de Nicolás local para formar una fuerza rural que protegiera las
Fernando, en 1847 García quedó como curador testa- propiedades y el orden.43
mentario, así como albacea y tenedor de las propieda- En la capital de la República los García Icazbalceta
des del clan familiar, ya que los herederos eran menores poseían negocios de comercio y de servicios, algunos
de edad. El año siguiente, para poner fin al concurso se de ellos administrados por el propio Mariano, quien
ofrecieron en venta las fincas y fueron compradas por vivía en la 3ª Real del Rastro núm. 8. Antes de que las
el propio apoderado y ello suscitó un pleito judicial haciendas pasaran en propiedad de Eusebio García y su
por parte de los Icazbalceta, alegando abuso de su con- descendencia, hacia 1842 Nicolás Icazbalceta, como
dición de albacea, pleito que todavía en 1867 se en- otros hacendados del sur del Estado de México, poseía
contraba en litigio y finalmente no prosperaría.41 Esto un almacén de azúcar en la calle de Montealegre núm. 5,
contiguo a su casa.44 Una vez en manos de los García
40
Joaquín García Icazbalceta, Escritos infantiles, México, FCE, Icazbalceta, la producción de sus fincas hallaba salida
1984. La introducción.
41
Joaquín García Icazbalceta, Alegato de bien probado hecho ver- en el almacén o “despacho” de azúcar ubicado en la 1ª
balmente de primera instancia del departamento del Valle por el Lic. calle de la Merced núm. 3.45
Don Juan B. Alamán por parte de don Joaquín García Icazbalceta,
por sí y como apoderado de sus hermanos en el pleito promovido por
don Tiburcio Icazbalceta sobre nulidad de la venta de las haciendas de Tenango y San Ignacio y ranchos anexos, México, Imprenta de San-
tiago White, 1867.
42
Antonio Velasco de la Torre et al., Representación
que hacen al Congreso del Estado de México los propietarios
de haciendas de caña del mismo estado. Con motivo de las
contribuciones que la Comisión de Hacienda del propio
Congreso propone se establezcan en su dictamen de 18 de
marzo de 1828, México, Imprenta a cargo de José Már-
quez, 1828.
43
Elvia Montes de Oca Navas, op. cit., pp. 362-363.
44
Guía de Forasteros político-comercial de la Ciudad de
México para el año de 1842, México, impresa por J.M.
Lara, 1842 pp. 136-138.
45
Los García Icazbalceta fueron dueños del hotel
“Del Refugio” y sus baños públicos anexos, ubicado en
el número 18 de la calle del mismo nombre; Calendario
del Comercio y Guía de Forasteros para el año bisiesto de
1860, publicado por M. Payno, México, Imprenta de Ig-
nacio Cumplido, 1859, pp. 60-66; Juan N. Valle, op. cit.,
pp. 152 y 222-223; Eugenio Maillefert, Directorio del
Comercio del Imperio Mexicano para el año de 1867 (ed.
facs.), México, Instituto Mora, 1992, pp. 248-249, 286.
14
A N T R O P O L O G Í A
A contrapelo de la opinión negativa de David Vera Zapata adquirió la propiedad, la cual pasaría a
Brading acerca de la viabilidad de la hacienda mexica- sucesivas manos el resto de esa centuria y la siguiente,
na en general, no mayor a las tres generaciones entre las hasta que en 1791 compró la finca José Salazar Serfate,
familias propietarias, fue notable el caso de las fincas en cuyo poder permaneció hasta su muerte, ocurrida
unidas a Santa Clara, Tenango y San Ignacio, que per- en la época de la guerra de Independencia, y entonces
manecieron más de 150 años en manos de una misma la hereda su hija, doña Luisa Salazar, casada con el
familia: los García Icazbalceta, y ello sólo puede com- entonces capitán realista Francisco Pérez Palacios.
pararse en esa misma región con la hacienda de Atlaco- A mediados de siglo XIX la producción del ingenio
mulco, perteneciente a los descendientes de Hernán llegó a cerca de 480 toneladas de azúcar y 550 tonela-
Cortés. das de miel, además de los beneficios de una fábrica de
Otra familia propietaria de ingenios en la región aguardiente. La imprescindible madame Calderón de la
sureña era la de Francisco Pérez Palacios, unos de los Barca llegó a conocer la hacienda y a su propietario en
primeros presidentes del Tribunal de Vagos. La familia 1841. De éste afirmaba que era “un anciano caballero
era dueña de San Salvador Miacatlán, principal hacien- de hermosa y noble presencia”. Los hijos de Pérez
da del distrito de Tetecala, localizada al suroeste de la Palacios, Ángel y Luis, se harán de otras haciendas en
Villa de Cuernavaca. La explotación de ésta y otras el propio municipio de Tetecala, la de Acatzingo y la
propiedades anexas le permitió, lo mismo que a sus Nigua, y dos más en la región de Yautepec: Apanque-
herederos, erigirse en “hombres fuertes” de la zona de zalco y Michote; todas productoras de aguardiente de
Cuernavaca, de la que presumiblemente era oriundo. A caña, aunque la más importante de ellas era la de Apan-
principios del siglo XIX Francisco Pérez Palacios poseía quezalco. Complementaba patrimonio de la familia
en la ciudad de México una panadería y un almacén de una casa solariega situada en el centro de Cuernavaca.
azúcar contiguo a la casa del conde de Santiago de la Después de la muerte del general Ángel Pérez
Calle Real. En los días de la guerra de Independencia, Palacios (1802-1867), albacea y heredero principal de
mediante su enlace con doña Luisa Salazar —vincula- los bienes de don Francisco, el poderío económico y
da a una familia propietaria de la región— entró en político de la familia parece eclipsarse. Su patrimonio,
posesión de la hacienda de Miacatlán, base de las acti- consistente en las fincas mencionadas y las tiendas esta-
vidades económicas de esa familia.46 blecidas en ellas, entrará pronto en litigio con sus acree-
La hacienda de San Salvador Miacatlán se localizaba dores, representados por Anastasio Zerecero en nombre
al suroeste de la población del mismo nombre, cercana del señor Emilio Lynch Zaldívar. Por parte de la fami-
también a la laguna del Rodeo. Según los títulos de pro- lia, Francisco Pérez Palacios Cañedo, hijo del general,
piedad del ingenio, sus tierras originalmente pertene- trató de retener inútilmente sus posesiones, debiendo
cieron al marquesado del Valle. Al inicio del siglo XVII desprenderse de ellas.47 Para 1872 el antiguo ingenio de
uno de sus descendientes, Pedro Cortés, otorgó una Miacatlán estaba ya en manos de la firma Barrón-
merced de dos sitios de estancia para ganado menor Forbes, compañía formada en un inicio por Guillermo
mediante un censo enfitéutico a Francisco de la Fuente, Barrón, cónsul inglés en San Blas y socio de los
vecino de la villa de Cuernavaca, en cuarenta pesos Escandón. En esa misma región también poseían, entre
anuales. La posesión se extendió con otra merced de un otros negocios, el gran ingenio de Atlihuayan y sus
sitio más en quince pesos anuales de censo, a condición anexos.
de dejar pastar allí a las mulas que el marqués tenía en Otra familia con importantes propiedades en la par-
sus estancias de Tehuantepec y Mazatepeque. Pocos te sureña del entonces Estado de México era la de José
años más tarde, en 1626, el alférez Hernando de la Juan Cervantes y Michaus, cuya presencia en la zona
46 47
María Teresa Huerta, Empresarios del azúcar en el siglo XIX, 1a. Anastasio Zerecero, “Remitido”, en El Siglo XIX, 7 de agos-
ed., México, INAH, 1995, pp. 112-113. to de 1867, núm. 24.
15
A N T R O P O L O G Í A
databa del siglo XVI, cuando uno de sus ancestros —el resultado de créditos no pagados por el anterior posee-
licenciado Juan Gutiérrez Altamirano, primo de dor. De esta congregación religiosa el ingenio pasaría
Hernán Cortés y encomendero del pueblo de Santiago por distintos manos, hasta que en 1796 adquiere la
de Calimaya— pretendió, aparentemente sin éxito, la finca el comerciante Martín Ángel de Michaus, quien
hacienda de Axomulco, uno de los primeros trapiches de la integra con la vecina de Buenavista para formar una
la región, ubicado en el perímetro de la Villa de Cuer- misma unidad de producción. Para 1851 Santa Inés
navaca.48 Empero, las posesiones particulares de José estaba considerada de segunda clase, por arriba de sus
Juan Cervantes en la entidad le venían dadas por hermanas de San José Buenavista y El Hospital. En
herencia de Martín Ángel Michaus, su abuelo materno 1870 se le asignó un valor fiscal de 177 070 pesos. Su
un acaudalado comerciante de origen peninsular y producción en 1874 era de 724.5 toneladas de azúcar
miembro prominente del Consulado de México, pro- y 828 toneladas de miel. Muertos sus propietarios,
pietario de las haciendas de Santa Inés, San José Miguel Michaus y José Juan Cervantes, éste en 1874,
Buenavista y El Hospital, tres propiedades de primer la hacienda pasaría a ser propiedad de Agustín Rovalo.
orden ubicadas en la cuenca del río Cuautla- Para la época del Porfiriato las haciendas Buenavista y
Chinameca. Santa Inés eran propiedad de la acaudalada familia
La historia de la hacienda de San José Buenavista, Escandón-Barrón.
localizada junto con la de Santa Inés en las inmedia- Al poniente de la población de Cuautla se hallaba la
ciones de la ciudad de Cuautla de Amilpas, no era muy hacienda del Hospital de Nuestra Señora de la Con-
antigua, pues aparece registrada por primera vez en cepción. Era la más antigua de las tres, ya que su ori-
1732, mediante la relación de bienes rústicos ordenada gen se remontaba a finales del siglo XVI, cuando
levantar por el virrey Juan de Acuña y Manrique, mar- Bernardino Álvarez obtiene del quinto virrey de la
qués de Casafuerte. Para 1796 el propietario era ya Nueva España, Lorenzo Suárez de Mendoza, conde de
Michaus. Un sólido acueducto —terminado de cons- la Coruña, una merced de dos caballerías de tierra
truir a principios del siglo XIX y que atravesaba la po- (85.6 hectáreas) en los límites del pueblo de
blación de Cuautla— surtía de agua potable a la Ahuehuepan, a favor de la congregación de los herma-
hacienda. Hacia 1830 la heredan, junto con las ya nos de san Hipólito. La finca permanece como propie-
mencionadas de El Hospital y Santa Inés, José Juan dad de la congregación religiosa cuando menos 200
Cervantes y Michaus, su hermana Guadalupe y Miguel años. No se tiene certeza en cuanto a la fecha en que
Michaus, nietos todos de Martín Ángel Michaus. En deja de pertenecer a esa orden, aunque para 1831 se
1851 el valor catastral de la hacienda ascendía a 200 encontraba ya en posesión de las familias Michaus y
mil pesos y estaba considerada de tercera clase en tér- Cervantes. En 1851 estaba catalogada para efectos fis-
minos fiscales, por la que se pagaba 150 mensuales de cales como de tercera clase, entre siete existentes. Para
impuestos.49 1870 su valor catastral ascendía a 120 mil pesos y pro-
Los orígenes de la hacienda de Santa Inés datan de ducía 471.5 toneladas de azúcar y 529 toneladas de
1605, cuando se le otorgan a Diego Caballero siete ca- miel. En 1887 pasó a ser propiedad de José Toriello
ballerías de tierra (casi 300 hectáreas) mediante una Guerra, dueño también de la hacienda de Temixco,
merced real. Por situarse en tierras realengas, la merced cercana a Cuernavaca.
la otorga el virrey, quedando fuera del control del mar- El papel económico de José Juan Cervantes en la
quesado del Valle. Hacia 1668 el trapiche era propie- región no se limitó a sus actividades agrarias, sino fi-
dad del convento de monjas de Santa Inés, como guró también como socio de una empresa que se pro-
puso construir el camino México-Acapulco, de vital
48
importancia para las actividades de los ingenios de la
Brígida von Mentz et. al., op. cit., pp. 33-34.
49
Dewitt Kenneth Pittman Jr., op. cit., p. 95; Brígida von Metz
tierra caliente. En tal empresa participaban los princi-
et. al., op. cit., pp. 146 y ss. pales dueños de las haciendas cañeras y connotados
16
A N T R O P O L O G Í A
17
A N T R O P O L O G Í A
18
A N T R O P O L O G Í A
Fuente: José L. Cossío, ¿Cómo y por quiénes se ha monopolizado la propiedad rústica en México?, México, Tipografía Mercantil Jesús
Laguna, 1911, anexo 2.
porcino, bovino y a la producción lechera. San Ángel, Barca, quien las llegó a conocer de manera personal; las
con numerosas casas de campo, huertas y jardines, pro- más importantes eran las de San Xavier y Lechería.
ducía hortalizas y flores, y también se daba el cultivo de Debemos a la misma autora la descripción, quizás úni-
maguey y la producción de pulque; Xochimilco, Milpa ca, de esas haciendas de los Fagoaga, acompañada de
Alta y Tláhuac, por su clima semihúmedo y disponibi- un comentario sobre las vicisitudes que atravesaban sus
lidad de agua, fueron favorables para el cultivo de huer- propietarios con la inestabilidad política de la nación
tas y sus áreas chinamperas. Y finalmente, las ubicadas recién independizada:
al norte de la capital, sobre todo en Azcapotzalco y
Tlalnepantla, fueron productoras de maíz y trigo, y por […] la Hacienda (de San Francisco Xavier), que está a
cuya producción pecuaria se conformó la llamada tres leguas, más o menos, de México, es un edificio de
“cuenca lechera” de esa parte del valle. vasta e irregulares proporciones, enclavada en unos terre-
nos un tanto bajos, y que rodean unos cerros de un negro
azuloso... contiene el usual quántum de muebles de todas
Haciendas de Tlalnepantla
las casas de campo, y ciertamente ya no es motivo de sor-
presa para nosotros esa carencia de interés de los propie-
E n esta demarcación descollaban las posesiones agra-
tarios para embellecer sus residencias. Una casa que
rias de la familia Fagoaga, tan acaudalada en el siglo
puede convertirse cada año, probablemente en un cuar-
XVIII por sus inversiones en minería como lo sería en la
tel, vale más que permanezca con sus piezas desnudas y
centuria siguiente por su cantidad de fincas rústicas. no llena de elegantes muebles. Esta casona ha sido des-
Aparte de las haciendas de beneficio y de labor encla- truida más de una vez por esta misma causa, y la última
vadas en Zacatecas, la antigua Valladolid y otras zonas en que fue ocupada por las tropas la dejaron como los
del país, poseían en el Valle de México algunas de las establos de Augías […] Lechería, donde los generales
más fértiles en las jurisdicciones de Tlalnepantla y Bustamante y Paredes celebraron su última y singular
Cuautitlán. Propietarios “cuyas fincas de campo pare- entrevista, después de haber pasado viejas iglesias y otras
cen no tener fin”, a decir de madame Calderón de la haciendas, también pertenecientes a los Fagoagas, es un
19
A N T R O P O L O G Í A
20
A N T R O P O L O G Í A
regalo de Cortés [fue] propiedad de los frailes agustinos, Alcántara don Antonio de Trebuesto y Alvarado.
y luego de una familia mexicana que perdió su fortuna Abarcaba lo que son ahora las Colonias Roma y Condesa
por descuido o prodigalidad. El propietario actual la y la casa estaba situada a la entrada de Tacubaya. En
compró por una cantidad relativamente corta, y le pro- cuanto a la Hacienda de la Teja, propiedad antaño de la
duce una renta anual de treinta y cinco mil pesos, por tér- familia Sánchez Espinoza, comprendía todo lo que es hoy
mino medio. la Colonia Cuauhtémoc y parte de la de Juárez y del
Paseo de la Reforma.59
La “familia mexicana” arruinada a que se refiere
madame Calderón de la Barca son los González Cal- Eran tan extensas ambas propiedades, que inevita-
derón, quienes la habían adquirido del marqués del Valle blemente al cruzar sus campos con rumbo hacia
de la Colina en diciembre de 1764. Fue el titular de esa Tacubaya, dice don Manuel Orozco y Berra, “del
familia, José González Calderón, quien mandó construir Bosque [de Chapultepec] á Tacubaya hay solamente
el casco de la hacienda, “clara muestra del auge que, cosa de mil y quinientas varas, y el camino va practica-
tanto en las ciudades como en los campos, alcanzó la do por en medio de los terrenos pertenecientes a los
arquitectura civil en México durante el siglo XVIII”, Sres. Flores”.60
según Manuel Romero de Terreros, ex conde de Regla.58 Estanislao Flores había comprado en 1842 la hacien-
A la muerte del coronel Bezares, en 1840, sus hijos da de la Teja y sus ranchos anexos llamados los Cuartos,
la vendieron a los señores Manuel Castro, Juan de la Santa María [la Ribera] y Anzures, con la alberca gran-
Cajiga y Francisco Fuente Pérez. Al poco tiempo pasa- de de Chapultepec, a José Mariano Sánchez y Mora por
ría a manos de una familia de apellido Muriel, quien 72 mil pesos. El motivo de la venta eran las hipotecas
la retendría hasta finales del siglo, cuando en 1881 la que tenía la hacienda con varios capitales de particula-
compró un miembro conspicuo de la elite porfiriana, res y obras pías, y que el arruinado ex conde del Peñasco
Nicolás de Teresa. evidentemente no podía saldar. El monto de las hipo-
tecas ascendía a más 60 mil pesos que Flores recono-
La municipalidad de México ció y quedó obligado a pagar, exhibiendo al momento
de la compra 11 mil pesos de contado. Después de
A lgunos de los más notables propietarios de haciendas 1856 los hermanos Flores fraccionarían y urbanizarán
y potreros de los alrededores de la ciudad de México sus ranchos anexos (el de Santa María la Ribera, en
fueron los hermanos Estanislao y Joaquín Flores. Sobre particular), pues los restos de la vasta propiedad serían
estos personajes, comerciantes de El Parián, vale decir fraccionados para ser parte del desarrollo urbano em-
que lograron adueñarse de ricas y estratégicamente prendido por diversos empresarios e intermediarios,
bien ubicadas fincas y terrenos, y que con la expansión entre ellos los hermanos Escandón. De su venta surgi-
de la ciudad después de 1850 amasaron una fortuna rán, ya en la segunda mitad del siglo XIX, las colonias
con su fraccionamiento y urbanización. Destacan las Condesa, La Teja, Cuauhtémoc, Indianilla, Roma y
haciendas de la Condesa y de la Teja, la primera otrora San Miguel Chapultepec, entre otras.61
propiedad de los condes de Miravalle, y la segunda de Pero estas haciendas no fueron las únicas fincas pro-
José María Sánchez Espinoza, ex conde del Peñasco. piedad de los Chatos Flores. Numerosos potreros de los
59
Ibidem, pp. 145-147.
A la hacienda de La Condesa se le dio ese nombre porque 60
Manuel Orozco y Berra, “Alrededores de México”, en Diccio-
en la primera mitad del siglo XVIII pertenecía a la tercera nario universal de historia y geografía. México, Imprenta de F.
Condesa de Miravalle, doña María Magdalena Dávalos Escalante y Cía., 1854, t. V, pp. 1005-1011.
61
de Bracamonte y Orozco, esposa del Caballero de Jorge H. Jiménez Muñoz, La traza del poder. Historia de la
política y los negocios urbanos en el Distrito Federal, de sus orígenes a
la desaparición del Ayuntamiento (1829-1928), 1a. ed., México,
58
Manuel Romero de Terreros, Antiguas haciendas de México, Dedalo/Codex Editores, 1993, p. 14; Bertha Tello Peón, La colo-
México, Patria, 1956, pp. 108-109. nia de Santa María la Ribera, México, Clío, 1998, p. 29.
21
A N T R O P O L O G Í A
62
Jorge H. Jiménez Muñoz, op. cit., pp. 37-38.
22
A N T R O P O L O G Í A
Como había sido en la época colonial, la capital de Por otra parte, es bien conocida la posición del pro-
la nueva república fue el lugar de residencia de un pio Brading acerca de la baja productividad en general
reducido grupo de propietarios y exitosos hombres de de la hacienda mexicana, que se caracterizaba por sus
empresa que labraron considerables fortunas en la agri- rendimientos decrecientes debido a diversos factores
cultura y el comercio con las provincias. Desde la capi- desfavorables que gravitaban sobre ella —y desde luego
tal controlaban muchas de las empresas del interior, sobre la clase propietaria—, por lo que la rotación en su
haciendo de la ciudad de México un eje articulador de posesión era muy alta, no más allá de tres generaciones
las diferentes áreas productivas de su entorno regional, en manos de la familia propietaria.63 Tal punto de vista
en tanto principal centro de consumo o mercado. La del influyente historiador inglés no se reduce al periodo
propiedad de la tierra fue la base de una cadena pro- colonial, que tan bien investigó para Mineros y comer-
ductiva cuya culminación era la distribución y venta de ciantes del México borbónico, sino que lo hizo extensivo a
su producción en la gran urbe. Algunas de esas familias las épocas subsecuentes del siglo XIX y principios del XX,
de la elite —entre ellas, las de integrantes conspicuos hasta la Revolución mexicana. No siendo el suyo un tra-
del Tribunal de Vagos— lograron integrar en una sola bajo monográfico sobre el tema, ni mucho menos el de
empresa las diferentes fases de ese proceso, lo mismo un especialista, se adelanta tan sólo una observación al
para dueños de ingenios de la Tierra Caliente del anti- respecto: es de llamar la atención la existencia de fami-
guo Estado de México que para haciendas pulqueras en lias de hacendados que en apariencia no se ajustaron a
Apan y Otumba. Por ello la vinculación propiedad de ese patrón general descrito por Brading. Tal es el caso de
la tierra-comercio no permite hablar, en rigor, de gru- algunas familias aquí reseñadas: los García Icazbalceta en
pos sociales independientes ubicados en una u otra la región cañera del hoy estado de Morelos, y los Adalid
esfera económica, como es dable hallar en ciertas inter- en la explotación del maguey y el pulque en Otumba y
pretaciones de la sociología histórica del periodo des- Apan. Los Cervantes representan un caso verdadera-
crito aquí. Más aún, para los miembros de la elite, mente excepcional como dueños de la tierra en México,
como han mostrado los trabajos de David Brading y permaneciendo en tal condición a lo largo de varias cen-
John Kicza para el periodo colonial, la posesión de la turias y generaciones, desde los inicios de la Colonia
tierra no era más que un campo de inversión dentro de hasta prácticamente el Porfiriato. Por ello habría que
la diversidad de sus intereses. profundizar en los mecanismos sociales, económicos y
63
políticos que permitieron a esta familia (y posiblemente
Para sus conclusiones sobre la hacienda mexicana ver pp.
otras) sobrevivir y permanecer entre la elite mexicana
296-298 de David Brading, Mineros y comerciantes en el México
borbónico (1763-1810), México, FCE, 1975. por un periodo tan prolongado.
23