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La pobreza de los pueblos

indígenas
 Publicado el 29 de marzo de 2016

Cristina Loayza
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Project Coordinator at UNDP EL SALVADOR

Es muy difícil estimar cuantitativamente los términos de pobreza de


pueblos indígenas en los países de América Latina y mucho menos
los aspectos cualitativos de la misma, a pesar del gran esfuerzo
realizados por los últimos censos nacionales. Se estima que los
pueblos indígenas representan el 10%[1] de la población de América
Latina y la restitución de los derechos y la identidad de los mismos
son necesarias para el desarrollo social y económico de la región, la
relación existente entre los pueblos indígenas y pobreza reflejan
inequidades de la sociedad que se ha venido arrasando durante las
últimas décadas. Entre algunas de las características de los pueblos
indígenas se encuentra el hecho de que este grupo de personas es el
más pobre, aparentemente tienen su propia agenda de desarrollo de
acuerdo a sus tradiciones ancestrales, tienen una valoración diferente
de los aspectos materiales y culturales, tratan de participar
equitativamente en el desarrollo nacional, y son partícipes de la
autonomía, autodeterminación y el autodesarrollo[2]. Y es
precisamente este tema de desarrollo social de los pueblos indígenas
que ha generado a nivel regional una serie de políticas públicas para
reducir la pobreza y promover la inclusión social de los pueblos
indígenas generando varios retos.

Los determinantes de la pobreza indígena son básicamente el


limitado acceso a la tierra para producirla, la precariedad del trabajo
que realizan y el limitado acceso a mercados para la venta de sus
productos que datan desde hace siglos atrás[3]. Como resultado de
estas prácticas se evidencia hoy en día la limitada capacidad de
subsistencia adecuada que tienen los pueblos indígenas, que
soportan a los masivos movimientos migratorios del campo a la
ciudad, que llevan a considerar la inmigración urbana como la ruta
más prometedora para salir de la pobreza extrema. Se ha intentado
restituir los derechos de los pueblos indígenas en la región, sin
embargo existen conflictos de intereses por motivo de la extracción
de recursos no renovables de suelos ancestrales, que ha provocado
varias confrontaciones con respecto a la redistribución de los
beneficios económicos de los mismos. Por otro lado, una
distribución justa y equitativa de los recursos económicos entre las
comunidades indígenas no precisamente garantizará la corrección de
la pobreza entre éstos pueblos.

Entre las acciones inmediatas que se deben incluir para la restitución


de derechos colectivos están la elaboración de mecanismos
adecuados de consulta para discutir temas legales y políticas más
amplias e inclusivas, incluyendo las políticas agrarias, las políticas
de descentralización, de infraestructura y del mercado de trabajo;
además de las reformas judiciales y la modernización del estado, la
ejecución de proyectos de títulos de tierras y de catastro, formas
extralegales de resolución de conflicto y otros demás asuntos. Desde
luego esta es la preocupación convencional del tema de la pobreza
indígena, los conceptos de bienestar y pobreza indígena son muy
complejos y no hay indicadores acertados que puedan captar toda la
diversidad y complejidad de las distintas situaciones con que se
enfrentan los pueblos indígenas[4]. Los estudios y los números no
pueden definir quién es un indígena, qué significa ser indígena en el
Ecuador actual, y mucho menos pueden los números explicar en qué
consiste la pobreza indígena, y el por qué siguen siendo pobres los
indígenas y cómo se empobrecen[5].

Para dar un ejemplo de las dimensiones de pobreza, se citará un


ejercicio de participación ciudadana para la asignación
presupuestaria entre cantones de la provincia de Pastaza en la región
Amazónica del Ecuador realizado en 2014. En el debate surgió el
tema de reducir los niveles de pobreza por medio de la provisión de
servicios de agua entubada en la selva con el fin de mejorar los
niveles de salud de la población. La respuesta de los Achuar, que es
un grupo indígena que habita la selva, fue que ellos “no son
pobres”, argumentando que tienen miles de hectáreas de selva
otorgadas con títulos de propiedad, ellos tienen ríos, cascadas y una
selva con cientos de plantas medicinales y animales que podrían
cazar cuando ellos quisieran, no padecen de dolencias extrañas, no
pagan arriendo ni servicios básicos y son felices. La pobreza para los
Achuar, es la de los mestizos, que tienen que tener dinero para pagar
servicios básicos, viven en reducidos espacios de concreto y pagan
arriendo, no tienen selva ni ríos, padecen de estrés, tienen que
trabajar toda una vida para tener escrituras de una pequeña
propiedad y comen alimentos azucarados.

Esta es otra perspectiva de pobreza de una pequeña comunidad


indígena en la selva del Ecuador, y muy probablemente otras
nacionalidades indígenas en el país la compartan, especialmente en
la región Amazónica. Otras comunidades indígenas a nivel regional
creen que la pobreza es una cuestión de suerte, lo asumen como una
condición normal de vida, y creen que es resultado del poco acceso
al trabajo; además cuentan con la expectativa que el gobierno de
solución a este problema[6]. Con este panorama ¿cómo se debe
abordar el tema de la reducción de la pobreza en los pueblos
indígenas?, ¿qué políticas públicas deben y pueden implementarse
para mejorar la situación de vulnerabilidad de los pueblos
indígenas? Lo que se manifiesta en algunos estudios es que debe
conciliar las comunidades indígenas para que ellos mismos definan
sus estándares de bienestar con el fin de elaborar políticas públicas
más acertadas, y por otro lado se considera necesario implementar
acciones que cubran las necesidades básicas insatisfechas y
estructurales de las poblaciones vulnerables. Sin embargo también
se habla del fortalecimiento de las bases estructurales de las
sociedades indígenas, levantamiento de información necesaria sobre
los pueblos indígenas para la toma de decisiones más efectivas, una
redistribución de recursos de una forma más equititativa, inclusive
se menciona como oportuno, la inserción de los pueblos indígenas
en procesos políticos, entre las observaciones más relevantes.

La pobreza es la falta de capacidades de las personas, son las


múltiples carencias a nivel de los hogares que afecta su nivel de
vida, es la presencia de carencias persistentes en la satisfacción de
sus necesidades básicas, es la falta de medios para acceder a
recursos que permitan tener una nivel y calidad de vida aceptable, es
el procesos de exclusión social, así como la segregación social o
marginación. Todos los esfuerzos realizados para reducir la pobreza
han tenido resultados significativos. ¿Cómo se puede mejorar la
condición de vulnerabilidad de las poblaciones indígenas en
Ecuador? La perspectiva indígena señala que la pobreza es la
carencia de libertades, las políticas públicas aplicadas a este caso en
particular, están relacionadas a la reducción de la pobreza
multidimensional. ¿Acaso parte de las políticas públicas planteadas
en Ecuador no deberán considerar las concepciones indígenas de
pobreza para el planteamiento de estrategias que mejoren su calidad
de vida? Este es un ámbito de investigación cualitativa muy
importante a considerar el futuro para los tomadores de desiciones.

Bibliografía
Chojoj, C. E., & Kaqchikel, M. (2005). Pueblos Indígenas y
Afrodescendientes de América Latina y el Caribe. Chile:
CEPAL.
Gillette Hall, A. P. (2004). Pueblos indígenas, pobreza y
desarrollo humano en América Latina: 1994-2004. Washington:
Banco Mundial.

Jonathan Renshaw, N. W. (s.f.). Indicadores de bienestar y


pobreza indígena. BID.

Medina, I., & Florido, A. (2005). La pobreza desde los


pobres. México DF: Libros en Red.

PARGA, J. S. (1996). POBLACION Y POBREZA


INDIGENAS. Quito: Centro Andino de Acción Popular.

Plant, R. (1998). Pobreza y desarrollo indígena: algunas


reflexiones. Washington: BID.

La discriminación de los pueblos indígenas en


México
25 abril 2016
Alberto Díaz-Cayeros
Categoría: Américas Derechos humanos desigualdad Economía Especial paz
México Indígenas México Política y sociedad

Las comunidades indígenas mexicanas sufren más la pobreza y la falta de oportunidades


educativas, aunque los grados de discriminación varían en los diferentes estados del país.
Un elemento importante de la paz positiva (actitudes, instituciones y estructuras que crean y
sostienen a las sociedades pacíficas) es la aceptación de los demás, en especial de aquellos
que son de diferente religión, nacionalidad o grupo étnico. En muchos países una manera
concreta de medir la aceptación como dimensión de una paz positiva es la ausencia de
discriminación hacia los extranjeros o los inmigrantes. Los inmigrantes de Centroamérica
con mucha frecuencia sufren prácticas discriminatorias en México. Pero la forma de
discriminación más notable en este país no va dirigida necesariamente a ellos sino hacia sus
propios pueblos nativos.

Una niña indígena en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. Gabriel Bouys/AFP/Getty Images
La pobreza más persistente se encuentra en México precisamente entre su población
indígena. A pesar del reciente empoderamiento de estas comunidades por toda América
Latina (con representación política y reconocimiento legal de sus derechos étnicos), la
diferencia de ingresos laborales en la región entre trabajadores indígenas y no indígenas
con un nivel de formación equivalente oscila entre el 27% y el 57%. La discriminación
explica gran parte de esta disparidad de ingresos.

La tasa de pobreza extrema entre la población que habla alguna lengua indígena en México,
según CONEVAL, la agencia responsable de la medición de la pobreza, es del 38%. Este
porcentaje cuadriplica el de la población general clasificada como extremadamente pobre
en 2012, que se situó en el 9,8%. Según esta agencia, solo un quinto de los mexicanos
pueden ser considerados como no pobres, o no vulnerables al riesgo de caer en la pobreza.
Pero para los mexicanos que hablan una lengua indígena, este indicador de bienestar es solo
del 3,5%. Esto significa que el 96,5% de los habitantes indígenas de México son, o bien
pobres porque su nivel de ingresos no cubre necesidades básicas como alimentación,
vestido o costes de vivienda, o bien vulnerables a la pobreza porque carecen al menos de un
servicio público básico como saneamientos, electricidad, sanidad, seguridad social o
escolarización.

Los pueblos indígenas históricamente han carecido de oportunidades educativas


equivalentes a las del resto de ciudadanos. Por lo tanto, los primeros cuentan con menos
años de escolarización y tienen unos niveles educativos más bajos. Una gran parte de la
incidencia de la pobreza entre las comunidades indígenas está relacionada con esta falta de
capital humano. Aunque la discriminación puede ser responsable de la diferencia de
oportunidades en educación, es importante calcular la brecha en cuanto a ingresos aislando
los efectos de la formación de capital humano. En una sociedad con paz positiva, la
identidad étnica indígena no debería ser una desventaja en el mercado de trabajo, cuando se
entra en la comparación de trabajadores igualmente cualificados, comparados a su vez a lo
largo de los mismos niveles de educación.

La compensación también será determinada por una combinación de otros factores más allá
de la educación, incluidos factores como las habilidades propias de cada individuo o las
diferencias en talento innato. Se producen también diferencias ya conocidas en los ingresos
de un individuo a lo largo del ciclo de su vida; y tampoco sería sorprendente descubrir que
existen algunas diferencias de renta regionales y sectoriales dependiendo de la ocupación o
de la actividad económica. Pero todas estas variaciones de las condiciones laborales pueden
ser observadas y medidas, y por tanto pueden tenerse en cuenta a la hora de medir también
las diferencias de ingresos.

Dado que el talento innato no está distribuido de manera diferenciada a lo largo de grupos
étnicos, si se encuentra una diferencia sistemática residual en los ingresos de pueblos
indígenas y no indígenas (y aislando los efectos de las diferencias en habilidades, capital
humano y otras circunstancias observables), es bastante probable que el diferencial restante
sea producido por la exclusión social y la discriminación. La comparación tiene que
realizarse dentro de un marco contrafactual, calculando cuál sería el ingreso equivalente de
un individuo que es indígena en el caso de que no lo fuera.

En un esfuerzo preliminar por proporcionar una metodología y algunas reflexiones sobre


cómo calcular la discriminación étnica como componente de una paz positiva en México, se
llevó a cabo una estimación por pareamiento. Este método aprovecha el enorme tamaño de
la muestra del censo mexicano (el 10% de la población) en 2010, que permite la
comparación de ingresos en individuos contrafactuales que tienen exactamente las mismas
características de un asalariado indígena, excepto por el hecho de que no son indígenas. El
ejercicio fue realizado con información sobre diferencias lingüísticas, así como de
autoidentificación voluntaria.

Aunque los resultados son bastante preliminares, emergen algunos patrones interesantes. El
único estado que no tiene una diferencia negativa para las mujeres es Aguascalientes. Los
otros estados que no parecen presentar ingresos estadísticamente diferentes para los
habitantes indígenas son Zacatecas, Guerrero y Nayarit. Además, Chiapas, Chihuahua,
Querétaro y San Luis Potosí no muestran una diferencia estadística significativa para las
mujeres. La diferencia salarial para los hombres indígenas es normalmente mayor que para
las mujeres, alcanzando una enorme magnitud en Yucatán. Esto sugiere que en muchos
estados las mujeres no están discriminadas por su estatus indígena, aunque podrían existir
algunas discriminaciones de género. Sin embargo, es importante subrayar que los puestos
más bajos en el caso de las mujeres corresponden a los dos estados con la más importante
producción de petróleo: Tabasco y Campeche.
Los cinco estados que ocupan las primeras posiciones en este ranking de no discriminación
son Aguascalientes, Zacatecas, Distrito Federal, Tlaxcala y, quizá sorprendentemente,
Guerrero. Algunos de los estados más indígenas del país (Oaxaca o Puebla) ocupan puestos
intermedios en el índice. Los últimos cinco son Sonora, Michoacán, San Luis Potosí y, en
último lugar, Yucatán.

https://www.esglobal.org/la-discriminacion-de-los-pueblos-indigenas-en-mexico/

MARGINACION EN LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Por Guadalupe Araceli Díaz Miguel

Según el diccionario de la Real Academia


Española la palabra discriminar significa “Dar trato desigual a una persona o colectividad
por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, etc.”, para el Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación “la discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar
un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces
no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido”. Es con estas
definiciones donde nos podemos percatar que este fenómeno social conlleva a la marginación
y exclusión de la persona o personas que están sufriendo ese trato desigual.
Los grupos afectados y que sufren tratos desfavorables son los indígenas, los homosexuales,
los adultos mayores, los discapacitados, entre algunos otros más.
Los grupos indígenas sufren discriminación por distintos motivos, por sus culturas y
costumbres, por hablar una de las lenguas indígenas que existen y no entender en su totalidad
el español, por su forma de vestir y que con estos motivos se provoca la marginación social
que, lamentablemente, va aumentando día a día.

No hace falta viajar tan lejos para darnos cuenta del problema, ya que aún existen pueblos en
la ciudad de México en donde este fenómeno es frecuente y por desgracia no es atendido,
pero es aún más grave el problema que se presenta en los estados del interior de la Republica,
como Oaxaca, Chiapas, Veracruz, por mencionar algunos; estos grupos indígenas, ubicados
en alguna región de la republica que, por lo regular, se encuentra en un área que es de difícil
acceso, al ver las pocas oportunidades que se les brindan deciden, muchas veces, abandonar
su pueblo de origen para vivir en las grandes ciudades, teniendo el sueño y el deseo de que
se les puedan brindar mayores oportunidades de desarrollo sin darse cuenta que lo único que
encontraran y a lo que se deben enfrentar será con algún tipo de discriminación.
Discriminación que sufren en todos los ámbitos,
ya que llegan a la ciudad pensando que podrán ingresar a alguna escuela y continuar con sus
estudios, teniendo esperanza que si en sus regiones la educación es precaria, en la ciudad
podrían recibir una educación de mayor calidad, que si en sus comunidades existe un maestro
o dos para atender todos los niveles de escolaridad que existan en las escuelas , en la ciudad
tendrán un maestro que atenderá a un solo grupo y no tendrán que compartir aula con
compañeros de un grado inferior o superior; emocionados por que por fin ya no tendrán que
viajar 2 horas para poder llegar a tomar clases, dos horas que, si son afortunados, podrán ser
en camionetas que funcionan como transporte dentro de su pueblo, o que si no tienen la
oportunidad, serán dos horas caminando y cruzando veredas y ríos para poder llegar a tiempo
a su escuela y poder tomar una clase. Llegan con tantas ilusiones, sin saber que en la ciudad
podría ser peor el trato, en la ciudad la gente se toma el papel de juzgador y comienza a crear
opiniones y críticas sobre los indígenas, los comienzan a tratar con inferioridad, se tiene la
idea que si es de “pueblo” no tiene el mismo trato que alguna persona que nació en la ciudad,
trato desfavorable que no tienen ningún fundamento, que no existe ningún motivo por el cual
existan distinciones entre nosotros, al final todos somos seres humanos, unos tenemos la
dicha de tener más oportunidades que otros, pero eso no nos hace diferentes, eso no nos da
un grado de superioridad frente aquel que no tuvo oportunidades.

Sin dejar de lado, la discriminación laboral a la que están expuestos por querer tener solvencia
económica un poco más favorable que la que tenían en su origen, tanta es su necesidad, que
no importa el trabajo que tengan que desempeñar y la explotación que tengan que soportar,
son más las ganas de salir adelante que cualquier otra cosa.

La discriminación que reciben los indígenas,


comienza cuando llegan por primera vez a la ciudad y es bastante difícil comunicarse ya que,
desde que nacen están en contacto con alguno de los lenguajes indígenas que existen en su
pueblo nativo, por lo tanto, no les resulta necesario aprender y practicar español, entonces,
cuando deciden emigrar a la ciudad no se pueden comunicar con la gente y eso conlleva a
que la gente se aproveche o sufran algún tipo de abuso ya que son presa fácil para los
delincuentes.

Se debe erradicar la discriminación por completo, no solo hacia los grupos indígenas, sino
en general a los grupos vulnerables y aquellos que son catalogados haciendo alguna
distinción sobre ellos, se debe buscar la igualdad entre todos, veamos a nuestro alrededor y
hay que darnos cuenta que no existen diferencias, no debería haber distinción, que en lugar
de discriminación exista unión y solidaridad, exista apoyo mutuo, que dejen de existir
barreras que conlleven a la marginación y exclusión; no dejemos esos problemas a un lados,
busquemos que sean atendidos para que vayan disminuyendo y en un futuro, no tan lejano,
desaparezcan.

Este grupo vulnerable, al igual que muchos otros, está desprotegido, existen marcos de
protección pero no son llevados y aplicados a la realidad, los pueblos indígenas necesitan
más oportunidades para que ellos mismos impulsen el desarrollo de sus comunidades.

Hagamos que la definición que explica CONAPRED acerca de la discriminación cambie,


dejemos de formar parte de aquel grupo que discrimine, no seamos parte de aquellos que ven
diferencias en donde no las hay, realicemos un pequeño cambio en nosotros mismos, si en
nuestras posibilidades está el ayudar a una persona indígena hagámoslo, apoyémosle y no
dejemos que se sienta excluido en la sociedad, brindemos apoyo a

esas personas que no tuvieron las mismas


oportunidades que algunos de nosotros pero que intentan buscarlas; no dejemos que los
indígenas sientan vergüenza por su origen, por sus pueblos o comunidades de donde
proviene, hay que sentir orgullo por ellos, porque forman parte de toda nuestra cultura,
porque es gracias a ellos que las culturas existen, que las costumbres aún son reconocidas y
puestas en práctica, no abandonemos a los pueblos indígenas que están marginados, no se
debe permitir que esa marginación cada día vaya en crecimiento, al contrario, defendamos y
luchemos porque la marginación cada vez vaya en detrimento.

Conservemos nuestra cultura, conservemos a los pueblos indígenas.

https://gradoceroprensa.wordpress.com/2017/05/01/marginacion-en-los-pueblos-indigenas/
Discriminación, injusticia y
pobreza: realidad de Pueblos
Indígenas
10 AGOSTO, 2015| NACIONAL, PORTADA, REPORTEROS| VIEWS: 2967
Los pueblos indígenas son los más olvidados en un país de corrupción, asesinatos y
desigualdad. Pero como cada año en México, se conmemoró el “Día Internacional de los
Pueblos Indígenas”.

Los discursos no dejaron de ser la retórica de una realidad inverosímil; por un lado la
Presidencia de la República, a través de un comunicado, destacó que “en México, nuestra
Constitución reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la
libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para decidir sus formas internas de
convivencia y organización social, económica, política y cultural”.

Mientras que Max Correa, líder de la Central Campesina Cardenista (CCC), advirtió que en
México las condiciones de vida que enfrentan los millones de indígenas en el país han ido en
detrimento.

Correa destacó que los grupos indígenas se enfrentan a una “ofensiva” de parte de compañías
trasnacionales del sector minero, petrolero o generadoras de energía, que los despojan de sus
territorios para apoderarse de sus recursos naturales, por lo que pidi ó que las leyes mexicanas
se armonicen con tratados.

El reflejo de esta otra realidad, es que cada día llegan más campesinos indígenas a la Ciudad de
México en busca de mejores condiciones para sus familias, o peor aún, dejan en el abandono
sus hogares para emigrar a los Estados Unidos en busca del sueño americano.

Ahora, “nuestros indígenas” como demagógicamente se les ha adoptado, tienen que salir de sus
comunidades sin importar el peligro que corren, ya que pueden morir a manos del crimen
organizado en el intento, ahogados en el Río Bravo¡ o ser presas fáciles de “caza” para los
rancheros estadounidenses.

Y es que mientras el Gobierno de la República, el de los estados y de los municipios, insistan


en que los más de 15 millones de indígenas de México tien en plenamente garantizados sus
derechos, sin que de verdad haya acciones enfocadas al mejoramiento de su calidad de vida, así
como a la generación de mayores oportunidades de desarrollo para los pueblos indígenas, lo
único que se puede observar es pobreza, hambre y desigualdad.

Incluso la Organización de las Naciones Unidas (0NU), pidió de manera diplomática a los
gobernantes mexicanos, garantizar los derechos y aspiraciones de los pueblos indígenas, tal
como se estableció el 23 de diciembre de 1994 la Asamblea General de la ONU.
Pero tal pareciera que, como siempre, todo se queda en un discurso, pues a pesar de que en
México existe la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CNDPI),
organismo descentralizado de la Administración Públic a Federal, la pobreza continúa en
Michoacán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca, como los estados con mayor población indígena.

Estados que, por cierto, también cuentan con el mayor índice de analfabetización, educación de
baja calidad e incluso injusticias sociales y legales a granel, ya que muchos indígenas son
detenidos y consignados debido a que no existe un traductor que los ayude a llevar un proceso
judicial claro.

Al respecto, la CNDPI insistió en que continúa su trabajo con una estructura de diálogo
intercultural e incluyente, orientado a fomentar el bienestar de los pueblos y comunidades
indígenas, para fortalecer su proceso de desarrollo social y económico con respeto y apego a su
cultura y al ejercicio de sus derechos constitucionales.

Pero lo anterior claramente contradice a los datos que reveló este fin de semana Max Correa,
quien destacó que el 31.8% de este grupo poblacional se encuentra en pobreza extrema,
mientras que el 41.4% está en pobreza moderada.

“Situación alarmante, si se considera que México es el segundo país con mayor número de
indígenas en el Continente Americano, sólo después de Perú”, reveló.

Al respecto, y pese a lo que digan las autoridades, la Encuesta Nacional de Discriminación en


México de 2011 dio a conocer que el 23% (2.3 de cada 10) de los mexicanos no compartirían su
casa con personas de otra cultura, y el 14% (1.4 de cada 10) lo haría de manera condicionada;
es decir, los indígenas también sufren discriminación.

Pero la ONU ha reiterado que estos problemas deben abordarse con ur gencia en el marco de la
agenda para el desarrollo 2016, de una manera culturalmente aceptable que se ajuste a las
concepciones y las aspiraciones de los pueblos indígenas en materia de bienestar y desarrollo.

Sin embargo, las acciones gubernamentales a favor de los indígenas sólo se quedan en papel, tal
y como lo señaló este domingo la Presidencia de la República y como se pudo apreciar en otros
estados de la república.

El Organismo Internacional urgió a erradicar con acciones específicas el hambre y super ar la


pobreza extrema en todos los municipios indígenas, así como la construcción de la
infraestructura básica en sus comunidades.

“La Cruzada Nacional contra el Hambre respalda a más de seis millones de personas de origen
indígena”, señala la respuesta de México a la ONU.

Sin embargo, aquí la pregunta es: ¿dónde ocurrió o dónde se aplicó?, porque en México, la
pobreza, el hambre, el analfabetismo y la injusticia, son alugunos de los dogmáticos estigmas
de los pueblos indígenas, pueblos que intentan luchar, sobrevivir y sobreponerse día a día, ante
los constantes rechazos, discriminación y desatención de todas las autoridades del país hacia los
más de 15 millones de ellos.

http://www.siempre.mx/2015/08/discriminacion-injusticia-y-pobreza-realidad-de-pueblos-
indigenas/

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