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Las ciudades literarias

F e r n a n d o Cr u z K r o n fi y

Intro cuentros y desencuentros, evoca-


ciones y rupturas.
Quizás l o p r i me r o q u e s e El "s ujet o' humano habitante
impone a nuestra ment e cuando de la ciudad, n o s ólo es sujeto
pensamos en "la c iudad", es ese en c uant o indiv idualidad • ejer-
conjunto urbano de casas, edificios, citante de derechos y obligaciones
avenidas, plaz as , p u e n t e s y respecto de lo público y lo priva-
rotondas. Se trata, desde luego, de do, s ino principalmente en tanto
' una "instalación física" construida, interioridad psíquica sujetada a una
19estruida-vuelta a hac er p o r ar- "ley" de cultura urbana que impo-
quitectos, ingenieros, negociantes ne sus "'reglas' de juego". Ser habi-
inmobiliarios, políticos y planea- tante de la ciudad significa, p o r
dores urbanos, no s iempre guia- sobre t odo, "ent rar" e n e l o r -
dos por una misma racionalidad ni den d e l o urbano, estar psíqui-
mucho menos por una misma vi- camente at rapado e n esas "r e -
sión de lo que hacen. Sin embar- glas d e juego", quedar sujeta-
go, más allá de esa imprescindible do a ellas mediant e acatamien-
instalación física que le sirve de tos, ac ept ac iones y res is t en-
soporte, "l a c iudad' t ambién s e cias, adapt ac iones o rupt uras
impone al pensamiento como una violentas. Y, una vez sujetado a
estructura cultural compuesta por esa lógica, estar dispuesto a com-
"normas", "códigos" y "ConVelle10- portarse según los códigos y con-
b i K R ON FILV,
nes" para su uso, sistemas de re- venciones que la estructura global
Pfoliesortitular dé la Fiiétlitad de Cien- presentaciones,,lugar de utopías y vaya -generando hacia el f ut uro
, ciiks:
LiniverSidad del Valle. miedos, riesgos y aventuras, en- para -su "us o". De esta relación
entre los indiv iduos y las "reglas desvía d e s u p u n t o 4 part ida. de q u e quedaran muert os p o r
de juego" de la c iudad, s urge la Des pos eí do p o r " d e m o l i c i ó n siempre para mí. Su resurrección
cultura urbana. - madernizadora" o p o r "limpiez a ha dependido, c o mo t odas las
tensión-adaptación-resistencia de contemporaneizante" d e los s o- resurrecciones, de un puro azar,
los sujetos brota el mundo de las portes físicos de su pasado -casa, La otra tarde cuando volví helada
evocaciones, las melancolías, las mesas, armarios, calles, parques-, porla nieve y no me podía calentar,
utopías, los valores, las actitudes, el sujeto empieza a sentir que su habiéndome puesto a leer en rt il
los asombros, los imaginarios ur- memoria se convierte en el únic o habitación bajo l a lámpara, m i
banos, Y la ciudad entonces ya no Jugaren el cual, mediante procedi- vieja cocinera me propuso hacer-
es, y a n o parirá s eguir s iendo mientos evocadores, retornan a él me una taza de té, en contra de mi
considerada s ólo c omo una sim- las imágenes del 'pasado, los lugares • costumbre. Y la casualidad quiso'
ple ' i n s t a l a c i ó n • f í s ic a", s i n o del origen, los puntos de part ida que me trajera algunas rebanadas'
c oma lo que realment e es: n del "viaje". Ev oc ar n o es, pues , de pan tostado. Mojé el pan tostada
estructura eminentemente cultural. s ólo rec ordar, -• a m o d o d e en la taza de té, y en el instante en
Objeto, por tanto, de ciiversísirnas pasatiempo o simple ejercicio de que llevé el pan tostado a mi boca
miradas. Entre ellas, la mirada lite-. la memoria. Es,, ante t odo, darle y c uando sentí en mi paladar la
;urja. fundamento al sujeto, volver sobre sensación de su reblandecimiento'
los instantes fundadores, rec abar cargada de un sabor a té, sufrí un
a 'ciudad c omo, alrededor de los acontecimientos estremecimiento, olor a geranios,
evoraci.611•
- •, •y lugares que p o r algún mot iv o a naranjos , u n a s ens ac ión d e
..,• •.•
para nues t ra v i d a s e t o r n a r o n extraordinaria claridad, de dicha:
, . • e vó •fundamentales. Esas evocaciones
permanecí inmóvil, temiendo qué
,oe'rOida,s;•,' b a j o generalmente recaen sobre instan-
un sólo movimiento interrumpiera
alai l e l :••
•r , en s u - . • t e s , objetos, lugares, personas, todo lo que estaba pasando en mí y que
rreCción ;•de • : ello casi siempre :puesto en rela- yo n o comprendía, aferrándome
sacio d d vivencias y a; l'idas ción'. Por lo que 'la casa en todo momento a aquel pedazo:
's i d o siern' Ore: : en el lugar nat uraiy más í nt ima a de pan mojado que parecía p r o
parián. lilerraia,..e•seCreto', ¿le es partir del c ual esas evocaciones " vacar tantas maravillas, cuando de
•eneanto e s c r ó r i C ó M o • oc urren, instantes de rec ogimien- pronto cedieron, rotas, las barre- •
para, ;S.U:11,..erh::;,,quizas, d e to del sujeto en su alcoba-bajo la ras de mi memoria, y los veranoS
lámpara, ante la ventana a través
•• que pasé en la casa de campo que
de la cual se alcanza a adiv inar la he dicho irrumpieron en mi con-
'..inStaries.,,de.•,•:1k. "'fundación" .del ' ciudad, a sentir su 'lejano murmu- ciencia, con sus mañanas, trayen-
•• , . • , • llo. Marcel Proust,'matstro en este
do c ons igo e l desfile, l a c arga •
cidnes. AqUellas imágenes respecto' tipo de evocaciones de aposento, incesante de las horas felices. En-
de lugares p o r - escribe:
tonces me acordé: todos los días,.
un día, - "...Hay una casa de c ampo en cuando estaba vestido, bajaba a la
ñaron, casas qué habitamos, calles donde he pasado Varios veranos habitación de mi abuelo, que aca-
que recorrimos, parques, e n fin, de mi vida. He pensado a veces en baba de despertarse y tornaba su
constituyen un pasado sin el cual aquellos veranos, p e r o n o eran té. Mojaba un bizcocho y me lo
el sujeto a veces s ient e q u e se ellos. Había grandes posibilidades daba a comer. Y cuando hubieron

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pasado aquellos veranos, la sensa- nuestra memoria debe huir a refu- evoca s ino p o r .las diferentes y
ción del bizcocho reblandecido en giarse sólo c o l a pos ibilidad de babélicas racionalidacies que go-
el t é fue uno de los refugios en una evocaciótwesurrección int e- biernan el procesb de modifica-
donde habí an i d o a acurrucarse rior reconstructora, el sujeto siente ciones urbano, incluida,. por su-
•'las horas muertas -muertas para la que ya no•se reconoce ni se refleja puesto, la racionalidad comercial-
inteligencia- y en donde sin duda en su entorno, que su identidad y inmoviliaria, todo sujeto en dicha
no las habría hallado nunca si esta su sentido de pertenencia han sido transformación pierde en cuanto
• tarde de invierno, c uando volvía atacados, y se llena de miedos y de resulta desposeído de parte o de
helado de la nieve, mi cocinera no inseguridades -muchas veces n o todo s u pas ado referencia]. Sin
me hubiera of rec ido la bebida a confesados- p o r c aus a d e es a embargo, la literatura se defiende
que estaba ligada la resurrección, desposesión. De esa clase de mie- mediante su proceso de evocacio-
.en virtud de un pacto mágico que dos está hecha en buena parte la nes, precisamente ahora más Fuer-
yo desconocía. cultura urbana de nuestro t iempo' te en .
Este pacto mágico que Proust en nuestros países. Los campesi- donde l a • casa-cal-le-ciudad hace

desconocía, f ue capaz de unir el nos y provincianas emigrant es , su resurrección desde su y a n o


• pan húmedo en el té con las imá- desposeídos de sus lazos de perte- realidad física. Leamos e n este
nencia comuniiaria, ingresan a la orden de ideas a Fernando Pessoa.
genes de la casa donde él había
pasado sus veranos de infancia, ciudad para perder a empellones y 'Vuelv o la espalda a la Ventana
' c on su carga incesante de horas de un día para dr otro su memoria cenicienta, de cristales fi lON
. felices. Evocar no es, pues, s ólo rural y adoptar rápidamente y a la manos q u e lós;• tocan.. Y liev O:
, • ,, . • .
recordar. Es entrar en un proceso fuerza los códigos y las reglas de, conmigo, , por Un, so,rt.tlegi'o d e .
Fundamental de "resurreCción" de juego que la ciudad ha elaborado ,
momentos y ele objetos" s in los e impuesto para su uso, incluidas te Opt,•de la' dása
cuales el hombre perderí a t oda sus violencias, sus demarcaciones Ir eUki; en' el pano de al [ i do e l
relación de certeza consigo mis - y territorialidades, que definen las. pápagayagritaba.;'•I'OSyójas Se r e
fronteras dentro de las cuales o a .
. mo ,
.- de identidad, toda seguridad. Cuan- través de las cuales el sujeto "debe bilidad de'•'haber.
do d e paseantes v amos p o r las saber moverse": El hombre nacido • v iv id0
calles y vemos los mismos lugares en la ciudad, construida-clestru ida- ' Ca• :casa ' d e

y las 'construcciones que nuestros vuelta a hacer, muy pronto deja de p'itudo Y desde h dasa l. csllç L'
ojos también v ieron de niños un tener ante sus ojos lo que apenas •ciudad: tearryol:de rí‘íOyó.a eessaal•
día, de inmediat o sentimos que ayer era suyo Y . Cuarido Vinep
' nos reconocemos en esos lugares miedo y en el desconcierto de su. l'JiS13¿a,••! había, •'enf:- el •••piS.O
y construcciones y q u e nuestra pérdida, de su Vacío, de su ausen- nciffia de", donde.' vKfiarriOs, uti:
'subjetividad se llena de identidad cia referencial., Pero c omo no es SOnidó .
y seguridad. Pero, inversamente, imposible pretender que el mun- aprendizaje monót ono de, ta
cuando vamos por la calle y cons- do exterior no cambie ni sea trans- señorita que nunca. vi. Descubro
tatamos cómo nuestros referentes formado, c ons t ruido-des t ruido- hoy -
físicos han sido derruidos, c ómo vuelto a hacer aun rit mo y a una infi lt rac ión q u e des c onoz c o,
' desaparecen de la noche a la ma- velocidad determinados, no preci- tengo todavía en las bodegas del
ñana de nuestros ojos, entonces samente por lasáñoranza,s de quien alma, a u d i b l e s s e a b r e n l a

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puit'a.dd"all;.'1-..-ábájo,•.•:1as escalas • El sonido del tranvía lejano deli- de los bosques que salía de caza o'
nea el colorido de las evocaciones, a realizar la recolección de raíces
• su tono, del mismo modo como lo y tallos no era un transeúnte. La
enc eriad e n u n I - blanc o hacen el rumor de los automóviles categoría de transeúnte es exclu-
donde v e d ' a n n e g r o s l ó s en las avenidas, la luz que llega de sivamente urbana, ciudadana.
cipeces Y o era ,un runo.yi • los patios contiguos, las ramas que Ella inaugura u n nuev o t ipo d e
t o r i ó 'lo s oy e l s onido golpean las ventanas. Sigamos le- nomadismo: el nomadismo urba-
S yendo a Pessoa: - no. El habitante de la ciudad que
' dO "Tengo la necesidad.
•. _al ¿lije.
, era e n. - t k v e i sale de paseo por calles, plazas y
. . p e r e n n e me n t e dio d e las conVersaciones c on- avenidas, u n poc o a la deriv a o
vanta de donde fi migo mi s mo q u e f o r ma n l a s con destino preciso aunque siem-
el ru'istnO lent o tecleo, la mis ma palabras d e es t e libro, d e h a - pre regresante a su punto de par-
rítmica monot oní a. J . . . "No lloro la blar d e repent e c o n o t r a p e r - tida, circunscrito de todos modos
pérdida d e m i infancia; - sona, y me dirijo a l a l u z q u e al t errit orio de la c iudad y que
que t odo, y e n e l l o l a inf anc ia planea, c orno ahora, s obre l o s deambula ante la mirada de otros, •
(mí a), s e p i e r d a : Es , l a f u g a tejados de las casas, q u e pare- igualmente nómadas urbanos que,
abstracta d e l cen mojados de ,tenerla al lado; observan y a su vez son mirados,:
Los procesos que genera en la al agitarse blando d e l o s árbo- realiza la imagen del transeúnte. El.
interioridad del sujeto el paso del les altos de la cuesta ciudadana, transeúnte remit e a una realidad
t iempo, c o n s u s i r r e p a r a b l e s que parec en c erc anos e n u n a moderna, a u n espacio urbano'.
pérdidas ocasionadas por el "haber posibilidad de desahogo mudo; a democratizado p o r l a idea d e l
vivido", y e n s u ex t erioridad e l los carteles superpuestos d e las "bulevar", d o n d e el hombre del
proceso de cambio real, causan en casas escarpadas, 'c on v ent anas c omún sale a ver a otros y a ser
él la doble sensación de pérdida por letras donde el s ol h ú me d o visto por todos, lugar de ex hibi-
de lo que huy ó en el t iempo del dora un almidón húmedo"? ción de la moda, de los "afanes' -
sujeto tanto corno en el espacio- ¿Acaso la c iudad n o es, t am- imaginarios °réales propios de los •
tiempo exterior: bién, precisamente es a l u z es - nuevos rit mos d e l t iempo q u e •
En todos estos casos la ciudad
pedal q u e e n 1os . tej ados t o m a impone l o moderno, t empora-
resulta reconstruida, a través de su c o l o r y e n l o s mu r o s s us lidad d e l o actual, L a c i u d a d -
las evocaciones de la casa, la calle, "urbanidades" y refl ejos , e s o s deviene as í entonces c o mo t e-
incluso d e objetos amados o jis- árboles que ya n o r r i t o r i o d e l n u e v o n ó ma d a .
tantos vividos. Para el habitante de
turaleza sino parte del barrio, aque- Leamos d e n u e v o a Fernando
la ciudad, la evocación más íntima llo q u e llega a braz adas a m i Pessoa:
siempre habrá de tener una espe- ventana bajo la f orma de luces y "Y, en medio de todo esto, voy
cie d e ref erenc ia a u n ent orno. murmullos?
por la calle, dormilón de mi vaga-
urbano, que todo lo tintura. Desde
bundeo hoja. Cualquier viento len-
la casa se escucha el s onido del La ciudad c omo luga r to me ha barrido del suelo, y yerro,
piano en el vecindario, el grito del del nue v o n ó m a d a
c omo un final de crepúsculo, en-
papagayo. D e pedazos d e estas
tre los acontecimientos del paisa-
sensaciones auditivas, visuales y Cuando no existía aún la ciudad, je. Me pesan los párpados en los
olfatorias se va armando la ciudad. no existía el transeúnte. El poblador pies arrastrados. Quisiera dormir

R EVIST A D E L A U N IVER S
D A D D E I . • V A L L E 1' A G O S T O D E 1 9 9 6 1 N 1 1 4
•Porque ando,..""...Soy y o verda- dad. Vagar a SC0S entre la mult i- m o n a s de 0 1 : 1 • 0 )
deramente en esta et ernidad ca- tud, recibir la Mirada anónima y aVeriidaS

sual y s imbólic a d e l estado d e ejercer la mirada anónima, eso es figuras - de .
media-alma en que me engaño. precisamente aquello que consti- pasando,.. • i, g O • j ,• á ihiu irá neá-
Una u otra persona me mira como tuye al transeúnte, que constituye Mente ',:por
me conociese y me extrañase. a lo urbano, a la ciudad en toda su por; la.:lecturá..spñáda, mi-
Siento que los miro también con grandeza, en toda su especificidad nos 'son Verdadera.Mente•
órbitas sentidas bajo unos párpados pero también eh:toda su c meldad (.1c5
que las rozan, y no quiero saber de y dureza. E l transeúnte, nuev o estuviese a bordo con e[ nav í a ya
haber mundo' , nómada urbano, c reac ión d e l a en i •
El transeúnte q u e v aga p o r ciudad, es al mis mo t iempo que f a ro l e s M ú e r t o s ' i

Id c iudad es u n produc t o his ió- constituido, constituyente. La Ciu- en •lqs prolongaciones dobles de
rico d e las reglas d e juego u r - dad, además dd la instalación físi- ' una calle larga y•curva. Como un
banas. S i n e l es pac io p ú b l i c o ca donde ocurren estos procesos batacazo, mi tristeza aumenta. Es
Urbano n o sería imaginable s i- del nómada que v aga ant e es a que se ha terminado el libro. Hay
inmensidad de 'ojos en expansión, tan sólo, en la viscosidad aérea de
9
al decir de BaudeIaire, la calle abstracta, un hilo exterior
I n es e es pac io p ú b l i c o q u e
c ons t it uy e a l n u e v o n ó ma d a mente el nuevo espacio moderno de sentimiento, c omo la baba del
Urbano, l a i n t i mi d a d p r i v a d a del transeúnte qu'e se exhibe y se destino idiota, goteando en la con-
no se ex t ingue s irio que p o r el constata en su eXistencia ante los ciencia' riel alma.;±"...Otra vida de
c ont rario s e ac rec ient a. E s o ojos ajenos. Veamos nuevamente la ciudad que anochece. Otra alma
explica l a pos ibilidad d e l a s o- lo que dice al respecto, en exten- la de quien mira a la noche....'
ledad e n mec ho de l a mult it ud. so, Fernando Pessoa, a propós it o El nómada urbano de nuestro
•Soledad inc lus o pot enc iada p o r de su vagabundeo s olo p o r Lis- tiempo, e n sus ensoñaciones de

di a n o n i ma t o u r b a n o , v erc la- boa; paseante y en su deriv a urbana,
-cera s oledad q u e era- inc lus o "En las vagas sombras de luz regularment e p e r c i b e e n l a s
f t n por t erminar antes q u e l a t ar- instalaciones físic
' l b subjetivo en las culturas cons- de sea pront b noc he, dis f rut o mucho más que- eso. I r p o r l a
tituidas por lazos todavía comuni- de v agar s in pens ar ent re l o ciudad, v agar p o r ella, p o d r í a
tarios y míticos. En la c omunidad que la ciudad se vuelve, y ando rememorar e l ejercicio primario
Oretirbana y premoderna, el hom- como Si nada tuviese remedio. del paseante del ant iguo bosque
bre no podí a ser solo, n o podía Me agrada, má s a l a imagina- poblado de árboles por donde el
-• ensimismarse sin ent rar en el te- ción que a los' sentidos, l a t ris - caminante de hoy. avanza ligera-
••rrcno de la sospecha, de la locura, teza dispersa que está c onmigo. mente p e r d i d o d e l s endero y
de la expulsión. En cambio, en la Vago, y hojeo e n extraviado, acompañado tan sólo
••ciudad, rotos los lazos comunita- libro i n t e r s p e r s por el chasquido:producido por el
nos y constituidos en su reempla- pidas, del que v oy f ormándome quiebre de las ramas y las hojas
o los lazos políticos y civiles, la indolentemente Una idea que nun- secas en el suelo. A esto se refiere
auténtica soledad del nuev o nó- ca se completa..." "...Así saco del precisamente Walter Benjamin en
. libro que se me :hojea en el alma sus metáforas memoriosas sobre
nueva dimens ión de la subjetivi- una historia vaga por contar, me- su infancia en Berlín: •

L A S C I U D A D E S L I T E R A R I A S /' F E R N A N D O C R U Z K R O N E L Y
"Importa poc o no saber orien- tintineo de la moneda. Sinembargo, colinas en donde realmente hay
tarse en una ciudad. Perderse, en nada c omo e l merc ado para e l puentes y arcadas, y 'en l u g a r
cambio, en una.cludad como quien pavoneo del nuevo nómada urba- de callejuelas senderos q u e s e
se pierde en el bosque, requiere no, q u e se of rec e é l mi s mo a l
internan p o r el bosque y donde
aprendizaje. • Los rót ulos d e las consumo de los otros ojos que lo se escucha e l c rujir d e las t a :
calles deben - manosean corno -
mas y las hojas secas. Se t rat a
que va errando c orno el crujir de quiera. Leamo en es t e c as o d e u n transeúnte
las ramas secas, y las callejuelas de a Wa l t e r Benjamin: ensimismado en sus ensoñaciones
los barrios céntricos reflejarle las "...así, p o r l a c os t umbre d e respecto de otros lugares tal vez
horas riel día tan claramente corno pasearme p o r •ese merc ado, s e perdidos, simplemente u n soña
las hondonadas del mont e, Este desgastaron las,: imágenes q u e dor simbólico que donde hay una
arte lo aprendí' [arde, c umpliéndo- presentaba, de modo que ninguna cosa ve otra mediante la aparición
se así el sueño del que los laberin- se prestaba al primit iv o concepto de una metáfora, donde escucha
tos sobre el papel secante de mis de la compra y de la venta. Después algo escucha "lo otro" que se im-
cuadernos f u e r o n l o s primeros de dejar atrás el vestíbulo con sus
pone, donde huele algo mediante"
rastros..." "...El c amino a ese _labe- pesadas puert as : que giraban en ese o l o r rememora o' s imboliz a
rinto, que no carecía desu Ariadria; forma de fuertes espirales, la vista
otra cosa. Evocaciones del tran:-
iba por el puente de-Bendler,.cuyo se fijaba en las baldosas resbala-
seunte que recorre la ciudad como
suave arco dizas por las astra,s sucias proce- estimulo deseneadenante de otro.
• pr.imra
• • c o - dentes de lo,s fregaderos o de los mundo, y para quien !as instala--;
•SaS p r b i n e c í a , . : 0 0 t puestos de pescado, yen las cuales • dones físicas urbanas son al mis-
, . ; ! , k v enida' c le' . 1OS se podí a res balar f ác ilment e a l
mo t i e mp o s oport e y ref erent e
.•.•cUán• • p i s a r z anahoria S u h o j a s d e
concreto de su vagabundaje pero
c s rt c ahif érj. • lec nuga. . . "". . . Luego, c uando, a t ambién p u n t o d e part ida d é
media luz , s e cansaba uno, i b a ensoñaciones evocadoras.
, p 'On st hundiéndose cada vez más, corno
embargo, existe otro tipo de tran-
•rojas blat un nadador agotado, y finalmente
eas, y • 2 1 seúnte: aquel que ya no esta ins-
• fl ot aba en la tibia; corriente de los
' crito predominant ement e e n e !
clientes mudos qué, c omo peces,
orden de lo simbólico (donde hay
rdOncleetin n o , ...q•ki.e'es miraban fi jament e l o s -
puentes él ve en cambio laderas),
espinosos, e n los : que náy ades sino u n transeúnte muc ho má s
fofas llev aban ü n a v i d a r e g a - "urbano': situado más en el orden
sina k o , n ( r e t ó : „ , •i n to , lada ...“H•
de los signos, algo así c omo un
n ir, cuaiito' r •, • El t rans eúnt e, n u e v o n ó -
todo mercado «s r i s co rn o un vagabundo testigo que convierte •
mada u r b a n o , , ha c a m b i a d o
, • r lo cotidiano en motivo de recono-
espacio c on sinembargo c o n •• el t rans c urs o
cimient o y f epreSent adÓ n. Vea-
ca a la c ompra y a la V'enta, lugar del t i e mp o . L o t r a n s e ú n t e s
mos el modo como Peter Handke,
del no-oc io donde el •"vaga bu n- urbanos d e s a r r a i g a d o s d e l también transeúnte, da cuenta de
cito hoja" de PesSoa podría tornar-
campo en una expulsión de pri- lo q u e observa en su peregrinar •
se u n zi o f e n s a a n t e l o s o j o s mera generac ión, quiz ás c o n - por la ciudad:
acuciosos de l a mercadería y el
tinúen "v i e n d o ' '.en l a c i u d a d
"Percepciones involuntarias, de •

R EVIST A D E L A U N I V E R S I D A D D E L V A L L E / AG D ST O D E 1 9 9 6 / /0 1 4
camino hacia casa: las gomitas que más próx imo del testimonio a se- se vuelve CrliOrIC:0; conciencia de
colgaban de la muñec a de la de- cas del que ve yen su ver seleccio- si misma en la representación que
pendienta de la t ienda de ultra- na. Pero, por supuesto, la selec- de sus imágenes Más fugaces, pe-
, marinos; al v er una bolsa marrón ción sígnica que realiza el t ran- recederas e intras'cenclentes, lleva
con l a marc a d e unos grandes seúnte urbano a lo Peter I-landke, a cabo un artista capaz de "ver." lo
almacenes sobre el asiento trasero también está llena de posibilida- invisible e n l a marejada diaria,
de un coche, la súbita idea de que des poéticas. El transeúnte "nor- capaz de 'poner'

esa era mi bolsa (tan importante es mal" no "ve" lo que
, Kandke con su queños detalles de la "casualidad'
ya semejante tipo de envoltorio en fino ojo observa •en lo "cotidiano" del m u n d o , d o n d e e l l e c t o r
mi v ida cotidiana); a una mujer mas simple, intfascendente e in- "clesolvida" l o .fugaz y s e r e -
que comía pan mientras andaba, significante de •lo urbano. Las mi- encuentra con su humanidad con-
se le iban cayendo las migas que gas de pan que caen de los labios vertida en objet o de observación
resplandecían al sol poniente como de la mujer que come en la calle y de ese nuevo nómada urbano de
gotas de agua,.." "...La dependien- que, al desgratúirse, brillan con el nuestro tiempo. ¿Si la ciudad no es
ta de la tienda que no cierra nunca sol, la pareja de en ot ro t iempo precisamente esto, qué otra cosa
a medio día (ahora vacía) mordis- amigos que forceje:a en el intento podría ser?
queo ens imis mada u n boc adillo de quizás un últ imo beso, hac e
• '(lo escribí delant e d e l a puert a nacer para Handke un ballet hijo La ciu d a d cómIS u to p ía ,
'
abierta de una tienda, que cerra- de una común historia cotidiana. - o b j e t o de de s e o'
ron acto seguicio)..."",,•El hombre Y de t odo esto t an s imple, e n •••
de delante de la estación que trata apariencia tan "ordinario" y coti- La
. diano, Handke levanta un inventa- duclq<45 a
se, y l a mujer, probablement e rio de finas observaciones capaces ak iÓn
amiga suya hasta hace poco, que de "rescatar" lo .Más esencial de lo .:Ppr. 1antia cidd'ad n i
opone resistencia c on e l c uello humano' , con seguridad demasía- •.s
•• rígido: los movimientos que reali- do humano, a .partir de la tranS- • •de •I91:'; ,
•- humancia diaria,. El lector entien- • •h-leLn-'mientos çlei - t l -
, .
• sa regularidad, parecen una nueva de entonces que la ciudad es el lógicá '
forma de danza, más hermosa que espacio p ú b l i c ó de! 'p01,:es
todas las variantes "establecidas'', se convierte en espectáculo para ,
más v iv a - y f ui testigo, p o r así el transeúnte uh tanto "boyerista"
, •, .
decirlo, del nacimiento de un ba- que, a l a vez .que s ujet o de l a empresa d e . conStrUCci'óh-,
llet, hijo de la más común historia observación, se.convierte también tu,tr'iró
en objeto de otros observadores,
Como puede observarse, esta- De e s t e t e j i d o " I n u t u á m e n t e
• • ' r•eti
. Yi
• can,• • .• • ,
. mos frente a dos maneras de "re- boyerista" de• lbs transeúntes está nos, convertidos enprueba. y al
•gi,strar" el transeúnte lo observado hecha u n a part e absolutamente • .miSMo t i e m p o . e r r e s
en su "vagabundeo hoja". El modo ,signrl'icativa d e la c iudad, y n o los nnev
simbólico met af óric o, c o mo e n poco de su encanto derivado del ante el "avance" urbano, del que
Benjamin, y e! inodo puramente " chi sm e todos se felicitan corno -
si•gnico, corno en 1-landke, muc ho de lo público, La ciudad cotidiana privilegiados. Para e l habit ant e

O
LAS CI UDA DE S LI T E RA RI A S F E R N A N D O CRUZ K RO NF LY
n, ' iodç ni"de I I artefacto donde ponen sus manos carse tanto la gran Fedora de pie-
haCeldíh'tla'nlehte ese:arlefaCro", las más div ers a. lógicas y racio- dra c omo las pequeñas esferas de
: ,có rho-, ,t3. t i e r r a nalidades, ha s ido vista t ambién las Fedoras de vidrio, No porqUe
. •0 por la luz del deseo y la utopía. todas sean igualmente reales, sino
. Leamos a Ralo Calvino: porque todas son sólo supuestas.
_ "En el centro de Fedoia, metró- Una encierra aquello que se aceP-
esPectaeu d e , b r g ' poli de piedra gris, hay un palacio ta c om6 necesario mientras toda:-
una , ', O, I MOs t ra de metal con una esfera de vidrio
vía no- lo es; las otras aquello que
le que laIt'OPía'eSta• al aloa nCe - en cada aposento. Mirando dentro se imagina c o mo pos ible y u n
las Manos. Perola utópla, así cómo de cada esfera se v e una ciudad
minut o después deja de s erlo". "
tiene de e n s azul que es e l . modelo d e ot ra La idea de la "perf ec t ibilidad"
de. peligrosa. 'y :de despótica " La Fedora. Son las humana y sus hechuras, tan p i
utopia social :y polí t ic a c onduc e ciudad habría podido adopt ar si, pia d e l a ment alidad moderna,
ciegamente a• la dic t adura y a l por una u otra razón, no hubiese elevada. incluso a la categoría de
despotismo, en su búsqueda de la llegado a ser corno hoy la vemos. "axioma" indiscutible, c uando se
perf ec c ión , que r e c h a i a t o d a En todas las épocas alguien, mi- aplica a la ciudad se convierte eh
divergencia y t rat a a l dis iden- rando a Fedora tal como era, había punt o de partida de la utopía urbai
te c omo a u n enemigo del pro- imaginado el modo de convertirla na, de la ciudad como deseo ince-
pós it o c o l e c t i v o , Del m i s m o en la ciudad ideal, pero mientras sante de otra cosa que todavía n9
modo, l a utopía d e a q u e l l o s construía su modelo en miniatura, es. Desde cierto punto de vista, la
urbanistas que s u e ñ a n l a c i u -
Fedora dejaba d'e' ser la misma de
ciudad es por excelencia el objeto
dad c orno un t o d o c oherent e,
antes, y aquello' que hasta ay er sobre el cual se inclina reverente
- había s ido u n o de sus posibles el mit o moderno del Progreso, del
pa renteniente planeado, d o n d e futuros era sólo un juguete en una mis mo modo c omo sobre ella Se
cada l u g a r debe s er e l res ult a- esfera de v idria: " "...Fedora tiene
inclinan la ciencia y la tácnica,
do de un frío cálculo y cada Cosa ahora en el espacio de las esferas hijas suyas, bajo la f orma de l a
debe ocupar el,justo lugar que un su museof cada h ingeniería y la matemática. Pero
"pian" dis pus o para ella, n o se elige la ciudad que corresponde a mientras la ciencia y la técnica sé
queda atrás ens u despotismo. No sus deseos, la cOntempla imagi- realizan en escenarios ocultos a la
obstante, el deseo de una ciudad
nando que se refleja en el estan- mirada del hombre del c omún
"siempre mejor", "perf ec t ible" in- que d e las medus as d o n d e s e
quizás para él s ólo accesibles a
cesantemente, 'siempre estará allí recogía el agua del canal (s i no
través de tos medios masivos de_-
y seré la tentación de todos, empe- hubiese sido desecado), que reco- información, en su deslumbramien-
zando por los comerciantes inmo- rre desde lo alto ',del baldaquín la to, y a pesar de que de ellas sólo
biliarios y aquellos que creen que avenida reservada a los elefantes
se conozcan y disfruten sus aplic a
siempre hay q u e estar quit ando (ahora expulsados de la ciudad), ciones más o menos comerciales,
aquí y poniendo allá. Desde luego que resbala a lo largo de la espiral en c ambio la dudad c omo "arte- -
que t ambién para la c iudad cada del minarete de caracol (perdida facto" visible se "perfecciona" ante-
día t rae s u af án y c ada nuev o ya l a base s obre la c ual debí a
la mirada de todos, públicamente,-
automóvil requiere de su avenida, levantarse).-" "...En el mapa de su y su proceso de cambio cotidiano
La c iudad, p o r , lo t ant o, hija y imperio, oh gran Kan, deben ubi- suele ser visto a la luz del axioma

REVISTA DE LA LINIVEIRSIDAD DEL VALLE/ AGOSTODE 1995f N


del progres o c o mo u n proc es o bano, en su:vagabundeo-hoja p o r . -"Lnll'Midid • máz'i'„Ir.i.ri
positivo d e mejoramient o c ont i- parques, calles y avenidas, merca-- • allá, lejoSd t l
nuo del que las masas se sienten •dos y tiendas,..entra necesariamente olor, » en
ufanas. El habitante de la ciudad ' en contacto con Una compleja red
suele esgrimir como suyos y corno de sensaciones y estímulos emiti- • :la Ven ta r i t . l . k . t r b a n o
parte d e s u orgullo los nuev os dos por la ciudad, generalmente ñ su fa n tásía ,.er,0éntlose
edificios, las nuevas avenidas, los no suficientemente rec onoc idos ••••:lá de 0
puentes elevados, Prisioneros d como parte sustancial de su reali- •:
la mitologí'a del progreso, la mayo- dad. Dic ho de otro modo: la ciu- mordiendós o
ría de los habitantes de la ciudad dad es también, y de qué modo, .
imaginan que t odo allí puede ser el t e j i d o d e s us s ens ac iones .
'mejorado', es dec ir, demolido- Las ciudades s on pues los olo- erecía e l
vuelto, a hac er, incesantemente, res, l a s imágenes , l o s r u m o - listada d e l a s pers ianas q u e
No faltara quien ,se duela del costo res urbanos : El t rans eúnt e v a .dejaban ent rev er a l o t r o l a d o
cultural que esto pueda significar por la c alle, ele l a c alle una hilera d e árbo-
respecto de la memoria histórica y rrado" a lo que de la c iudad ve, les c on sus ramas peladas c uy o
arquitectónica. Pero siempre exis- escucha, huele, toca y gus t a. Y nombre ella -no s upo dec irle y
tirán razones superiores o simple- la c iudad, ; una l i l a d e c as as d e l a d r i l l o
mente más fuertes, casi s iempre sustantiva, ' rojo c on dinteles de piedra, c on
empujadas por la racionalidad mer- para e l pas eant e s e c onv iert e llamadores dorados y puert as
cantil y e l int erés especulativo en ese c omplejo t ejido d e s en- pintadas d e u n negro brillant e
inmobiliario, agentes de la utopia saciones orgánic as . S o l i t a r i o , que a e l t e ...daban l a t ranqui-
que imagina a toda hora una c iu- encerrado en s i mis mo, el t ran- lizadora ,sensación de estar en Lon-
dad que aún no es, que nunca es, seúnte a b r e •dres o en c ualquier otra c iudad
una c iudad s iempre imperf ec t a tas de sus sentidos y entonces la anglosajona y _silenciosa, a pesar
susceptible de c ont inuos perfec- ciudad p a r a d se torna en sensa- del ruido del trafico que llegaba
cionamientos e intervenciones, en ción. La literatura , hija de la vida, desde las avenidas, de las sirenas
fin, u n a c iudad deseada y s ólo también registra de manera preci- de los coches de la policía y de los
completa en la utopía de lo que sa esta otra dimens ión de la ciu- camiones de bomberos, un pesa-
todavía no ha sido terminado, en dad. do rumor que envolvía el núcleo
el "no topos'', A estas alturas, la c iudad s e de silencio en que los dos respira-
nos pre,senta icomo una "s umma" ban igual que la ciudad ilimitada y
La c i uda d c o m o f ue nt e de ev oc ac iones y rec uerdos , temible e n v o k
de sensaciones instalacioneS'fisicas, lugares para del departameno, la cámara segu-
el vagabundeo del transeúnte, lo ra como un submarino en la que si
Las s ens ac iones q u e llegan otro de lo privado donde lo priva- se paraban a pens ado era casi
hasta los órganos de ios sentidos do s e c omprende y s e realiza, imposible que 5
del habitante de la ciudad son muy utopía de perfectibilidad y objeto trarlo, ent re •tantos millones d e
precisas y muy particulares. Olo- de deseo y, ahora, tejido de sensa- hombres y- mujeres, de caras, de
res, soniclo,s, imágenes, sobre todo. ciones. Sensaciones que el habi- nombres, de gritos, de idiomas, de
El transeúnte, nuev o nómada ur- tante de la ciudad registra desde su conversaciones telefoniea.s".'

12 L A S C i L ID A D E S L i T E R A F D A S F E R N A N D O C R U Z - KR O N F L Y
El abigarrado .tejido de sensa- pues no sólo le brinda su atmósfe- de t o n o s t a n ardient es c o mo
ciones q u e Nluñoz Mo l i n a hac e ra cada estación, s ino cada clase Venec ia". '

llegar desde el 'ex t erior" hasta los de tiempo, c omo Un instrumento Proust se detiene y se ent re-i
organos.de los sentidos del perso- concreto en el q u e ejecutará l a tiene en otra forma de registrar las
naje que, junt o a su amada y en tonadilla siempre 'parecida de su sensaciones que la ciudad le hace
medio del amor Mordiente, siente rodar y de su campanilla; y esa llegar hasta el lugar cle su ventana,
"de lejos" la ciudad, es puramente misma tonadilla no. sólo llegará a o de su lecho, donde él no t ant o --
enumerativo, signico. El autor aquí nosotros distinta, sino que tomará las enumera sino que las reelabora
no evoca. Tampoc o construye me- un color y un significado, ex pre- y
táforas, de modo que la sensación sando un sentimiento totalmente c ómo la ciudad llega a él bajo la
pudiera e n s u 'registro significar diStinto, si se ensordece c omo un forma de ruido de tranvía, luz en la
por analogía otra cosa. Sólo enu- tambor de bruma, se fl uidifi c a y cortina, mu r o c olor rosa dOnCle::
mera, des c ribe limpiament e, re- canta corno un violín, plenamente han pegado carteles amarillos y
gistra los signos escuetos. Sin em- dispuesto entonces a rec ibir esa azules, árboles desnudos. Se trata,... -
bargo, las sensaciones pueden, orquestación coloreada y ligera en mas bien, d e c ómo esas sensa-
para ot ro t i p o - la atmósfera en l a ciones se matizan por la acción de.
la c iudad u n poc o maS quejum- hace dis c urrir s us la humedad q u e deja l a lluv ia
broso y ev oc ador, c onv enirs e corta con el silbido > sobre los rieles del tranvía, y cómo •.
en mo t i v o p a r a c o n s t r u i r s o - hielo azul de un tiempo soleado y entonces el tranvía suena diferen-
bre ellas aquellas met áf oras , o frío..." "•..Los primeros ruidos de la te según la estación del año; cómo.:•
aquellas evocaciones q u e hac en calle me traen el tedio de la lluvia los carteles sobre el muro se ven,
de l a c i u d a d , d e c i d i d a me n t e , en donde se hielan,. la luz del aire diferentes según la luz que baje
mucho más de lo que á una mirada: gélido en donde vibran, el descen- sobre ellos; c ómo la cortina de su
simplista pudieraparécenluna,Sinn- so de la niebla qué los apaga, l a ventana, según la luz que hay en
ple,injtalació2á •física"- suavidad y las bocanadas de u n ella, permitirá adivinar con certeza,
r-ingen i " ' e día tempestuoso ytibio.„" "...Frente el t iempo que hace.
-mos,; en ést'e ord¿n d e a l',i ventana la avenida resulta fea; Pasemos a ver ahora el modo
rát et entre los árboles 'desnudos por el corno Pes s oa regist ra l a c i u -
qu'e sea otor'io se ve esa . dad, c onv ert ida t a mb i é n p a r a
'e n c i - repintado de un rosa demas iado él en tejido de sensaciones:
ma • -vivo y sobre la que se han pe- "El olfato es una vista extraña..
• tielt;Po,...we h e , , e í riClus : gado carteles amarillos y azules. Evoca paisajes sentimentales me-
•tés':d e d'eAí t 'hiet Pero el ray o de o l ha brillado, diante u n dibujar s úbit o d e l o
••I'• inflama t odos esos c olores , l o s subconsciente, Ele s ent ido es t o • .-
y funde, y con el rojo de los árboles, muchas veces. Paso por una calle,.
el rosa de la tapia, el amarillo y el No veo nada o, mejor, mirándolo -
d o r el sonido del primer tran azul de los carteles y con el cielo todo, veo como todo el mundo ve.
a".• , azul que aparece por encima entre Sé q u e -
••' 'niflá pç iedq afi rñai-. il.:n:leda 'con : • dos nubes, regala 'a la vista u n existe con lacios hechos de casas -

resignacion.,.bajo lá.ltuvia, o siesta' palacio t an encantado, c o n u n a diferentes y construidas por seres
-a punt o :de v olar , hac ia 'el,.azur, - irisación tan deliciosa a la mirada, humanos. Paso por una calle. De

REVI ST A D E L A U N I V E R S I D A D D E L V A L L E / AGOSTO DE 1996 / NvI A 13


una panadería sale un olor a pan enumeración, s ino f undament al-
Hago u n a ensoñación abstracto-
que da náuseas por lo dulce de su mente evocación y recuerdo, re-
concreta. Mi div án es una barca
Olor: y mi infancia se hiergue des- cuperación_ del pasado a partir de perdida sobre las ondas; ese silbido
,de det erminado barrio distante, y los estimuiás y sensaciones que la súbito, es el viento entre las velas
otra panaderí a m e s urge desde ciudad va •causando en él, t ran-
El aire furioso 'claxonea” por todas
aquel reino de hadas que es todo seúnte
partes. Y me digo a mí mismo para
lo que se nos ha muerto. Paso por Veamos ahora el modo reflexi-
animarme: mi r a , t u es quif e e s
una calle. Huele de repente a las vo y analítico c omo Bachelard se
sólido, estas seguro en tu barca de
frutas del t ablero inc linado de la refiere a las sensaciones. De nue-
piedra. Du e r me a peSar d e l a
tienda estrecha; y mi breve vida en vo volvemos a la privacidad del
el c ampo, n o s é y a c uándo n i
aposento para "des de allí " v er,
tempestad.
Du e r ImeDuerme'en
enc tu valor,
a la feliz
t ten-es
de.

dónde, t i e n e árboles a l fi nal y sentir el mundo urbano exterior:
sosiego en mi corazón, indiscuti- ser un .hombre • asaltado p o r las
"Cuando-t i insomnio, mal de
blemente niño. Paso por una calle. ..cila's„ Y me c . . , I C t e r r n a :
filósofos, aumenta con la nerv io-
Me trastorna, sin e,sperármelo, un
sidad debida a los ruidos de l a
f' Bá c in e la T d ; d e ' s d e , 4 1 e g o f
olor a los cajones del cajonera: oh,
ciudad, c u a n d o e n l a p l a a 240 un rho:0C), P r ' e l 6 . 0 : 0 1
Cesado mío, te apareces ante mí y Maubert, ya tarde en la noche, los
:te refl ex iv o I n t
soy, por fin, feliz porque he regre- • automóviles 'roncan, y e l pas o -• .1: S i g n i fi c a d o p ,S '
sacio, grac ias a l rec uerdo, a •la de los c amiones m e induc e a
• sensaiohei,-arializ,át:órrioílai?5i.
única v erdad, q u e es l a lit era-
maldecir rni'• destino c it adino,
t ura". " dad
enc uent ro '-paz v i v i e n d o l a s . al i r i o d o ,
El t o n o d e Pessoa a l regis - metáforas d e l oc éano. S e s abe •
na-:
trar las sensaciones q u e la c iu- que la ciudad C 5
m
dad le v a of rec iendo a su vaga- so, s e h a dic ho muc has veces'
duórmev la s o b r o el lomo de las
bundeo c allejero y a n o deriv a que París deja oír, e n el c ent ro
aquí d e l a s imple enumerac ión 1,1
de la noc he, •:sol aclori rnet21,forá: de la madre
de esas sensaciones, c orno e n sante d e l a o l a y las mareas .
Muñoz Molina, o de las met áf o- •
Entonces c onv iert o es as i má -
ras y matizaciones, corno en Prou,st, bi-ázos etirnedio:Odbfavío,óreaje ,..1
genes manidas e n u n a imagen Skni;blas,'57 metáforas; ',eso es. lo
s ino má s b i e n d e s u p o d e r sincera, una imagen que es mí a
evocador. El olor del pan que sale 'que
corno s i la inVentara y o mis mo,
-
de la panadería p o r donde pasa, según mi dulce manía de creer que
remite a Pessoa a la panadería de sólo esto, s ino, princ ipalment e,
soy siempre el sujeto de l o que
su infancia, e n t ant o recuerdo y intento por encontrar secretas sig-
pienso. Si el rodar de los coches se
evocación, de todo cuanto en él ha nificaciones de -
hace más doloroso, me ingenio símbolos para nuestro ps iquis ma
muerto; el olor de los frutales que para encontrar en é l !a v oz del
se exhiben en el tablero inclinado Ya no simples metáforas a monto
trueno, de unirueno que me habla
de la tienda por donde pasa, remi- de elaboraciones poéticas por com-
y me regaña.. Y tengo compasión paración, fi guras literarias, s i n o
te de inmediat o a su infancia de.
de mí mis mo :• iAhí e,stas, pobre
niño e n s u brev e estadía e n el ahora claves cic significación psi-
filósofo, de nuevo en la t empes - cológica acerca de esos mis mos
campo. Aquí no hay metáfora ni tad, en las tempestades de la vida!
símbolos y metáforas, La c iudad
14
L A S C I U D A D E S L I T E R A R I A S F E R N A N D O C R U Z l< R D N F L Y
suma ahora, de esta manera, una, ción de "lo últ imo" en la moda y en incluso contrarios y hasta ant a-
dimensión más a las que ya había- las aplicaciones tecnológicas, s e gónicos. Las ciudades v ieron lle-
mos anotado ant eriorment e: e l l a levantaban frente:•a lo rural c omo gar caravanas migratorias africa-:
puede verse, y de qué modo, no la prueba indiscutible de ese irre- nas, asiáticos, americanas, euro-.
sólo c omo un t ejido de sensacio- versible marc har hacia adelante'', peas. La premodernidad
nes y estímulos para nuestros seri:- De este modo, la ciudad se llenaba debió aprender a c oex is t ir y a
tidos, de origen típicamente urba- de sentido, pues 'expresaba tanto convivir con la modernidad espiri—
no, sino c omo pos ibilidad de ela- el entusiasmo del hombre "supe- tual y , ahora, c o n los actuales.
boración rior" de la modernidad, c omo la estilos del pensar-vivir denomina:
— de Metáforas,
_ •.•• sírnbolos y
:iedes de s i g n i fi d o suposición de que, precisamente dos postmodernos. De este modo,
• de UM,pg..iqlli,sn'tb,- allí, en la ciudad, - el ideal moderno utópico de hacer.
•_
1.s -In t fo 5 . ' orden ut ópic o, •que realiz aba e l de la ciudad una "instalación", una
oband sueño de un des arrollo dirigido, "hechura", un "artefactr)" racional- •
,ellaS,r planeado, racionalmente orienta- mente controlado, c ont rolable y
, i do a unos determinados fines. En ordenado, capaz de expresar el.
;d0 suma, l a c iudad' gran "sentido" del orden como un
'ni.10•1oS , "hechura" má s . todo coherente y calculado, n o
•••lit k i0aS "horno faber", del hombre c omo puede ahora estar más en crisiS.
Siiprerno hacedor.' Sinernbargo, la Las múlt iples lógicas y racionali-
••••.... • •
•q! uoak i. : •9prno' • ciudad se convirtió muy pronto en dades que se tornaron la c iudad
dél•s n. t ed-c r, algo que se salía dé las manos, que • por asalto o que la ciudad misma
huía de todo control racional para desencadenó, ambas cosas juntas
ifasvi b a ñ e Ipdn'a'S unas d e caer en el absurdo, Pues en ella hicieron de la ciudad del Fin del
. comenzaron de I nmediat o a ex - Siglo en casi todos los lugares del -
f aniaSif d e q i presarse todos e x c e s o s huma- mundo la mejor expresión de la •
estábil dotada. de un ,sentido prd- nos, t o d a s I as.:conchretas e n crisis d e l ,sentido: "Las grande,s
gresiVo de perfeCcionamiento con- contravia, c omo en un teatro para ciudades desgarradas p o r c rec i-
tinuo y de que la-humanidad avan- el espectáculo, todos los delirios mientos erráticos y una multicuI-:
zaba siempre "hacia adelante". La de novedad, toda - turalidad conflictiva son el esce-
ciudad f ormaba part e •sustancial las múltiples racionalidades e inte- nario en que mejor se ex hibe la
de tal fantasía y tanto en su creci- reses, las velocidades. En ella el declinación d e los met arrelat os
miento c o mo e n s u espeil•taculo imperio d e l o ef í mero s e h i z o históricos, de las utopías que imagi—
público de construcción-destruc- fuerte. Hasta allí llegaron las mi - naron un desarrollo h t m
ción-vuelta a hac er, e n c uant o graciones incontroladas e inc on- dente y conesionado a través del :
hechura humana, ofrecía a todos trolables de toddslos países, pro- tiempo.,." ",.,Lo que nos turba es.
la certeza de que el met arrelaro del vincias, etnias y 1 que se están desvaneciendo los .
"progreso" era c iert o. D e algún pronto las ciudades f ueron el re- mapas que ordenaban los espa-
modo las c iudades ceptáculo babélico donde debían cios y daban un sentido global a.
excelencia del hombre ilustrado y por fuerza coexistir culturas y es- los comportamientos, a las trave-,,
civilizado, l u g a r de la fábrica, el tilos de vida de origen espacial y sias”. 19
laboratorio científico y la ex hibí - temporal n o s ólo diferentes s ino El nuev o nómada urbano en •

REVI ST A D E L A U N I V E R S I D A D D E L V A L L E I AG DST O D E 1 9 9 6 ( N 15
las ciudades que han sufrido este para lo que antes servía, tal c omo fuera una pista de atletisMo o un
proc es o d e m i g r a c i o n e s y sucedió con los aleros de las casas, aparato de gimnasia. No hay otra
superposiciones multiculturales, lo los tranvías y los sombreros de los justificación para esos paseos. Es
que presencia ya no es el espectá- transeúntes. Poco a poc o las ciu- una calle que sin ser un laberinto
culo de un orden, de una cartografía dades se convierten en una estruc- no me lleva a ningún sitio: nadie
con sentido, de una memoria, sino tura al servicio de la velocidad y vive cerca y el trabajo queda de-
más bien e l espectáculo d e u n del desplazamiento. Su crecimien- masiado lejos para i r a pie. . . "
circo que monta y desmonta. Las to y s u c omplejidad hac en d e l "...Abandonada por el peatón, se
calles son ahora t odo menos un aut omóv il u n art ef ac t o p r i v i - acerca rápidamente a ese arqueti-
lugar de encuentro, salvo peque- legiado. Par a l o s aut omóv iles po de vía pública que sólo acepta
ños y marginales rnichos que aún las avenidas y los puentes, y de automóviles y altas velocidades,
resisten pero que están a las puer- ahí a la e5peculación inmobiliaria La calle deja de „ser así un espacio
tas de ser demolidos y barridos y a la ingeniería voraz disfrazada humano para convertirse en u n
por la ola. "...De manera gradual, de urbanismo, Ese es e l precio. tubo por el cual circulamos: nos
sin darno,s cuenta casi, hemos re- Con lo cual el "sentido" que gober- alegra que el asfalto esté en per-
nunciado a la calle. No es ya un naba la ciudad moderna tradicio- fectas condiciones, nos impacien-
lugar de convivencia o de encuen- nal cambia, haee crisis. "Las calles tan -como en la carretera las vacas-
tros; es, más bien, el prec io que definen la ciudad. Están las que los transeúntes que pretenden cm-
pagamos por llegar de una casa a prolongan l a casa, e l cuarto, e l zarla, anhelamos la sincronización
otra. Nos hemos resignado a que espacio íntimo donde guardarnos de los semáforos, elogiamos l a
sean feas, duras e inhóspitas. Nos la cama, la ropa, la comida. Son las amplitud y las curvas bien traza-
parece la consecuencia de un pro- calles que el artesano utiliza para das".'
ceso oscuro, vasto e incontrolable. trabajar, las calles en las que se Asistimos asi a una especie de
El mis t erio es e l ref ugio d e l a trafica y se juega. Ruidosas y pro- proceso d e .
indolencia..," ''...Un ma l p o e ma miscuas, p r o mu e v e n ! a i n d i s - la clUdad, d e las calles y, de sus
implica u n mal poeta, u n relato creción, e l afecto, difi c ult an e l lUgare's, derivado de la crisis de su
defectuoso supone un escritor in- anonimato e impiden la soledad. sentido anterior por causa de su
hábil y un cuadro bobo nos hace El caso opuesto es la calle que se •crecimiento, de su -'rt-funcionali-
siempre pens ar en aquel pint or. caracteriza c omo un territorio ex- . ac ión y de todOS a u e l l o ót ros •
•,. • . • ••
Una ciudad deshecha remite, por tranjero señala, de manera tajan- • factotts. que la„hicie'rcin-•definitiya-
el contrario, a múlt iples autores: te, la división entre el mundo pú- .
arquitectos avaros, f unc ionarios blico y ei privado..." "... La calle en.. diferente deI oque
complacientes, especuladores, ciu- la que vivo es-Menos árida, pero 'niño cilgía que
dadanos sumisos y fraccionadore,s interviene poc o e n mi v ida. Es . "Tninable. -és y il' je: , : llOs «allz á
disfrazados de urbanistas. Perso- ancha*, tiene aceras y unos peque- •
najes activos, terrnitas infatigables ños árboles la bordean, La recorro cle511,110
que trabajan, roen, des de hac e porque t engo ganas de caminar,
anos".'" La calle en estas ciudades, porque me gusta mov er las pier- •'11
quién sabe si para bien o para mal, nas, porque me siento nervioso, podían •14nPik l. ii'-
ya no es capaz de "s ignifi c ar' l o porque estoy harto de estar senta- • : •,esffiair,10.:
que antes significaba, ni de servir do en un sillón. La u5o c omo si • recorrik5 eent enareS„de¿al

:
16 L A S C IL J O A D ES L I T E R A R I A S F E R
salidaS•. hacia loS barrios y l o Mente respecto ‘ recer, pues la velocidad de t odo

• camPestres ,rr4s próx imos . ten que los han perdido. Pero los como valor de nuestro tiempo y la
jóvenes, t al c orno nosotros mis - fugacidad que t orna desechable
Era inex plic able c omo de pront o
lo urbano concluía en una colina. mos lo vivimos, otro día, encuen- cualquier cosa, como realidad ad,-

tran que para ellos la ciudad, sus mitida o como fragilidad inherente
Fue entonces cuando, b a
viciad de junio c al mundo en que vivimos, quizás
tes prec is os d e a q u e l minin10 esta redefinición es "normal' en esté produc iendo en los jóvenes
mundo y ya no se interesó más en medio del proCeso d e construc- de ahora el desaparecimiento o al
I"," De hec ho, l a c iudad mu y Ci ó n - d e s t r u c c i ó n menos el declive de la nostalgia
pronto deja de s er lo que era, y l como ac t it ud ant e l o perdido.
como c uerpo •en proceso se usiu- proceso de resignificación, aman En la educación sentimental del
ma ante los ojos (lel observador. El los automóviles en que se despla- Fin del Siglo ya no hay afecto pdr
significado, el sentido de la ciudad zan y asumen la congestión vial lo "duradero", pues nada o muy
y de sus calles y lugares para los como un c os t o del des arrollo y poco está hec ho para durar. Las
jóvenes de nuestro t iempo termi- al mis mo t iempo c omo un lugar identidades del joven de nuestros
na siendo otro. La calle ya no es para s umergirs e e n l a s e s t r i - días s e es t án del i neando al r ede-

para ellos lugar de encuentro, ya ciencias d e l roc k , mient ras l o s dor d e las
no significa sitio de convivencia y tubos de escape ex pelen su v e- abs olut ament e c ambi ant es -
zuTernolinamie nto. Y no puede sig- nenosa fragancia, pues saben muy desterritorializadas, alrededor de
nificar lo Mis mo que pudo haber bien que la ciudad ha c ons t ruido músicas de moda que, al día si-
. significado algún día, en cuanto su para ellos otros.. lugares d e e n - guiente deben ser otras, en medio
actual f unc ióny su razón de ser se cuentro, que es. hada donde se de ciudades que se construye'n-
tornan diferentes. Ni mejor ni peor, dirigen. En estas condiciones, por destniyen-vuelven a hac er ant e
sino algo distinto. Los encuentros supuesto, la nostalgia corno pro- sus ojos que ven en esto algo no
y las convergencias se desplaza- ducto dela evocación de los luga- sólo normal sino debido. Este pro-
ron ahora a otrOs si t io res desaparecidos p o r causa del ceso de r e

no es Para rt.:UnifS'e, debido quizás impacto que en el habitante tradi- dad, de sus calles y lugares, desde
a kt misma lógica por la cual los ci onal pr oduc e l a m ut ac i ón e n l a luego, hace parte de lo que aciiií
aleros en favor del peatón desapa- ,significación y er'í la f unc i ón de las denominamos crisis del sentido,•
recieron para dar p a calles, objetos 'Y lugares, n o es Sinembargo, la crisis del senti-
jardines y C:nra arquit ec t unrs ; la para los jóvenes una dimensión de do en la ciudad tiene otro origen
. .
calle v a n o - p a r a : detenerse su espíritu. Lo será, quizás, en su más complejo. Hablo de la veloci-
-salvo•algunas debida oportunidad, cuando para dad, ese ritmo en el abigarramiento,
ver y en e s e r p a r a ellos empiecen a:desaparecer SUS esa manera de la ciudad convertid
-
' lugares, sus significados, sus refe- se en espectáculo simultáneo de
- 1 t a g k r é s rentes y sus funciones. Aunque todo, lugar donde todas las "of ed.
perdidos, eón, quién sabe si con la misma sensa- tas" de la sociedad de consumo se
• -antenOr-si.ohillrciivn ción de ja¿Irdida-que hoy podemos expresan de manera p o r demás'
1-triad i s i ' corno en.„ favpr de los tener nosotros ante nuestros luga- delirante bajo ia forma de imáge-
e :¿1 res, signi ficadoS Y funciones desa- nes visuales y ruidos superpuestos.
' Y r L1e ' I k X p parecidos o en r trance de desapa- Este fenómeno produce no sólo el

LA t i o n b E 8 s t p 17
• •
•••.-
• es perado ef ec t o d e re-s ignik a- cuerpos Fingidos de las modelos, -do: o lo desposeemos de él. Los
ción nat ural, deriv ado c o mo l o los modelos de nuestros coches y seres -hunlanos rieee,sittamos, de-
hemos adv ert ido del c ambio his- las CCM pu tacluir ,seartiots fervienteMurite la cliMen-
túrico en el uso (le calles y Ligares, das. Todo es denso y fragmenta- sicki d l i i l • s e n t i d, •o . •.... •
incluso de objetos, así como de !a rio. Corno en los videos, s e h a atrii
inauguración de (, hecho la ciudad saqueando ima- j • 'cOntst*ttitie'ri'li:...r
• felacion2 rse c on los s inos y las genes de todas. partes, en c ual- -mundo c om5
cosos, sino un agudo proceso de quier orden. P i l a s er u n b u e n ti o t o e jdaurros •

quiebra, de anulación del sentido lector de la vida urbana, hay que •••;¿It1 i e i c 1, n ci'
- "d e l Mundo plegarse a! r i t t
rente q u e y a, s e s11pone. hac ia nes e fi m e r a s " . . eeS , r i s im .

algún s ino. Defi nit iv ament e, l a e n e e n N e e d e n d i : a , q u e las c i u d a d e s

•. c ompleja urbe de nuestro t iempo de nuestros días. expresan mas la • .,•nosOtos l e , t r a n s . f 1 1 . 1


-,se convierte cada vez Más en una lógica de una gramática y de una •.1:da:loto tbit,..t n o s
,especie d e v i d e o mult ic ult ural, sintaxis de ruidos y de i n • do 'ella es •t it an'. ldle
ni ultitemporal, pantalla gigantesca rragtnerilarios y arlt)itraria mente su- 'fiveto", tina " i V i s t a l ; : t e i f fi
donde t o d o s e mues t ra i mp l o - perpuestos si rr'el menor orden y
sionado, aplanado, des jerarqui- sin atender rc ninguna jerarquía o SentidO;hasidijatii-:i
ando y desprovisto de todo orden criterio de organización, que por Fondo • cultura de:
y todo esto a la mas impresionante definición s e descarta, q u e una ilús t i' o•uk
globalizado y desterri- sintaxis derivada de una gramatica ¿le. nodo que del s'enticlo apenas
• (analizado. ••los coches se detie- urbana donde do q u e existe s e quedan lbs tragmentos 'sueltos_ El
nen. Cambio de estación. Busco deriva de un orden. De este modo, •, S u j e t o S e n a r l ' a , g n i e n t a d O , p r e c i s a -

• ese otro barroco contemporáneo, la ciudad queda .1/lente:en la inistna medida en que
el vértigo del rock. que no preten- auténtico "videoclip", según la ex- el sentido se ha fragmentado y el
dé c onduc ir a ninguna parte: sin- presión. de Gacela Canclini. orden del mundo
.-tOniZa nielOr con !as vías rápidas El sentido n un valor ni entraña una meta anhe-
que se embotellan y el furor de los mismo e n las cosas. Ant es c i d lada. Vivimos entonces en medio
cláxones, c on !os autos trabados hombre apareeer, sólo existían !os de una atroz paradoja: necesita-
por manifestaciones de protesta, procesos nat urales c o mo tales, mos (lel sentido, pero lo ['esti ozzt-
con el les orden de los cruces sin gobernados por MIS propias diná- mos al inismo tiempo que lo cons-
,s e r r & o t micas, pues incluso esas dinámi- truimos como una.
Corno en los videoclips, andar cas aún no habían sido formaliza- da. "Rechazo totalmente las histo-
• • ' p o r la c i u d a d e s r i l e Z e l r i r m ú s i c a s y das p o r el pens amient o bajo rias, pues para mi engendran úni-
d i v e r s r } s e n la i n r i m i d a d d e l forma d e princ ipios o de leyes, camente mentiras, y la tiia granc k
: lut o y c on los ruidos ext ernos. que es lo que Pósteriormente ha- mentira consiste. en que aquellas
Seguir la :die:Ti:int:la de iglesias del cen las ciencias.: El sentido deriva producen un nexo donde no exis-
„siglo xv'tr con edificios del xtx y de entonces siempre de tina opera- te nexo alguno. Empero, por otra
todas las décadas del xx. intermitir- ción de tmnsferencia humana al parte, neCeSilarno
pida por g i p n t esces ca rteles pu- inundo real. 5onlots los hombres ras, a l ex t remo d e q u e c a r
fi lit s ilLinio: - ; d o n d e s e u : • quienes con en mos sentido al roun- totalmente d e s ent ido organi•/,:tu•

18 L AS C I U D A D E S L I T E R A R I A S 1 F E R N A N D O C R U Z .K R O N F L Y
una serie de imágenes sin mentira, La ciudad c omo e s pa c io desempleo nacional e internacio-
sin la ment ira de una historia..." cultural de l c rime n nal y l a marginalidad mundial,
"...En, t ant o q u e l o s h o mb r e s producen en las complejas ciuda-
produc en n e x o s y c onc at ena- No podrí amos c onc luir es t e des del Fin del Siglo de este modo
dones, las historias hacen la vida rec orrido p o r l a s d i f e r e n t e s planet iz adas , u n demenc ia-1 •
soportable y son un aux ilio contra representaciones 'que d e l a c iu- abigarramiento de razas y culturas
el rerror". . dad c ont emporánea logra l a l i - capaz de triturar por completo la
Por so p u e s t o t erat ura, s i n ' h a c e r r e f e r e n - idea de una "verdad" unif orme y
ha h u i d o :definitivamente. d•• la cia, a s í s e a d e : manera m u y única que opere corno' un "agk i-
.,vicla n u r n a n a ; breve y provisional, a la ciudad de úname" c o mú n para t odos 505
,•-estken
• • c.•r i , • • .nuestro tiempo como espacio col- habitantes. Co n l o c ual l o q u a
es .un , -toral del c rimen: Estas ciudades, viene a instatirarse allí es el reino:
zj'ul'tora modeina caracterizadas p ó r una c ompleji- de. la multiplicidad de las "v erda-
lo pe risó:,y• . dad sin antecedentes, abigarradas, des" en competencia, muchas de
Me en muchos casos empobrecidas y ellas empujadas a !a marginaliclacl,..
. tan supternamente•conflictivas del el reino del conflicto y la f r a g
•coflsttuir u r t 7iiiuóc io, , -1>cirqo é • Fin del Siglo, capa' ees de albergar mentación, es decir, por esta vía el"
. en su globalidad bastante esquizo- ' reino de la anornia y el c rimen
a frénica y ciertamente desgarrada como salida o gesto de afirmación •
prox - n o sólo la ausencia y la crisis del o de supervivencia. La presencia •
en o b 1 l a c isu iliçlad trip" sentido •sino la desesperanza, l a de múltiples "verdades" raciales y
blé » . r . q . : 1 1 5 D. , C diversidad conflictiva, l a sensa- culturales coexistiendo a !a brava -
da ción de vacío y de y c ompit iendo cada una p o r lo:
•po,.. es quizas
• .'el espacio
. • por
• or'exc'e anónima y la pluralidad casi siem- suyo dent ro de u n espacio t an
lenéia ciOnde..rnejor,la. venido, a' pre intolerante, han quedado con- restringido como lo es la ciudad es' -•
expresarse esa crisis . vertidas e n priv ilegiado es pac io un hecho que lo relativiza todo, lo
nea• del sentido. P o r esa razón, cultural del crimen como realidad pulveriza todo en términos de un
quizás, sea posible sopo rtar el peso pero, sobre todo, c orno espectá- anhelado "orden" global y eri tér-
• del mundo corno lo describe Peter culo cultural que forma parte aho- MinOs de la interiorización de nor-
Handke, p o r medio de unas imá- • ra y de que manera priv ilegiada mas "únic as " para' el us o d e la
genes que aunque tienen el poder del menú "masmediático". Los emi-
ciudad, debidamente legitiníacias
de aludir a es e mo n d ó , n o l o grantes de todos los órdenes que para t odos . L a c iudad dev iene -
organizan sinembargo, ni lo orde- la c iudad • recepto:
entonces e n u n espacio s uper-
nan, ni lo jerarquizan: "Infancia de encantos y a la pro'rnesa ofertante
con centrado donde compiten codo.
alambradas/ Detrás de una venta- de sus abundantes oportunidades, a c odo culturas y razas que arras- •
na menean a un bebe que Hora/ prov enient es d e l a r o r a l i d a d
tran corno ropa sucia la memoria ..•
De noche, los coches muertos ante desintegrada dentro y fuera de las de pasados despojos, humiIlacio-
la v ent ana". " Co mo se observa, fronteras de cada .país, así c omo nes, marginalidades y ex c lus io-
sólo fragmentación •y ''arbit raria' también de la fugir y el desarraigo nes, cuentas por cobrar y rabias •
superposición. causado por las distintas guerras históricas reprimidas, en la may o- .•
nacionales a internacionales, e l ría de los casos no siempre lleva- •

R EVIST A D E L A U N IV E R S r O A D D E L V A L L E
19
das a cabo por las primeras gene- formar parte del "repart o' natural tituible del menú que hoy requiere
raciones victimadas sino casi siem- de la obra teati'al del "orden" y del la "intensidad" de la fáustica expe-
pre porsus descendientes, en quie- conflicto ent re el bien y el ma l riencia diaria.
nes ias cuentas p o r c obrar y las • puesta en escena y siempre repe- Leamos esta dimens ión de la
rabias históricas suelen salir a flote tida, gracias i n v i s i b l e " e inasi- ciudad, .tal como aparece en uno
-• cargadas ya con toda la fuerza de ble del crimen, de los relatos de] escritor c olom-
su fermento, s in dirección deter- rodea los hechos y a la fuga casi biano Darío Ruiz Gómez:
minada y expresadas "en abstrac- siempre exitosa de SUS auto res 'a lo "Al t omar la 'oreja del puen-
to" y contra todos, es decir, contra largo de las avenidas que terminan te casi derrapó la radíopatrulla,
la humanidad o alteridad en gene- siempre c onduc iendo a int rinc a- chirriaron las llantas, espantadas,
ral y p o r c ualquier mot iv o. L a dos recovecos . pero la motocicleta c on los dos
ciudad contemporánea, abigarra- rriada laberíntica hecha de calle- policías tomo la curva con absolu-
da así por las migraciones de todo juelas, típica de las grandes urbes ta maestría. Cuando subieron por
orden, queda de hecho convertida de nuestro tiempo, constituye un Colombia la motocicleta práctica-
entbnce,s e n u n espectáculo de espacio que no. sólo potencia en mente les había dado alcance. Cre-
• esplendor pero t ambién en una sumo grado la "inv is ibilidad" y el yeron oír la ráfaga de metralleta y
especie de concentrado y a la vez carácter inasible del crimen, s ino descubrieron espantados que no
potencial c ampo de batalla y de su consecuencia] impunidad, e l se habí an c oloc ado e l c halec o
•- cinismo oficial, el simulacro y el antibalas, Por eso, al llegar a la
dientes, estrategias delincuenciales realismo pragmático de las auto- sesenta y cinco, saltaron el sardinel
no sólo de supervivencia sino de ridades d e r i v antes de que el semáforo se pusie-
reconocimiento y posicionamiento. cia, c uy a malt rec ha ef ec t iv idad ra en rojo y regresaron hacia el
Y t o d o es t o e n me d i o d e u n a debe ent onc es escenificarse y centro alcanzando a ver c ómo la
espacialidad geográfi c a urbana teatralizarse ante motocicleta c on los dos policías
hecha de elevadas torres, puentes, blica mediante. e] expediente de trataba desesperadamente' de fre-
avenidas 'y rápidos viaductos que los c as t igos 'eemplariz ant es y nar, eludiendo un bus. Y vieron a
todo l o interconectan, pero tam- el reiterado recurso a la técnica del la radiopa trulla se,guir adelante sin
bién hecha de barriadas margina- "chivo expiatorio", todo esto con- darse cuenta de la rápida tinanio-
les gigantescas, callejuelas labe- vertido en suculento espectáculo . bra: que l l o s
rínticas e intrincadas capaces de "masmediálico",• Queda así abier- para,
produc ir por sí mismas, como uno to el c amino para el justicialismo pI lóh
de sus efectos, l a ausencia casi urbano pOr prbpia mano, la ley del :c o n t mp a ,•t5reLcsarnCnm••, en
•proverbial del Estado respecto de silencio que gobierna la barriada, •direecióiri n c Fi ,i0ilgaf; la rtriiv•Igi-•...
• la cotidianidad del c rimen por la el principio de la "invisibilidad" de • -bilidáct,• la inI is ibillic l: adr•y . : 121
vía de su impot enc ia. Di c h o de lodo y el predominio de los "códi- rit
otro modo, muc ho más que s u gos d e shethip':. Di c h o d e o t r o .rneríte a l a i
ausencia, s u inc apac idad y s u modo, la ciudad como espacio de .cio karba hpir • - r
consecuencial c i n i s mo c ont em- esta finisecular cultura del crimen, jin effibargO[..rl'OpodílreiVapta
porizador, todo lo cual conduce a ingrediente natural e infaltable de •-•
victoria, y eh la:p"rin•ie,l'a:bocacrille':.'.
que las "antoriciades" entren así a la canasta f amiliar y plat o insus- : •nineroi, . " n t n rzcnti

20
LA S C EU D A D ES L I T E R A I R i A S i : F E R S A
,
cruzaron por el sendero peatonal la fuga veloz, vieja f órmula de la sólido se desvanece en e( aire, apropósito del
humanidad ahora a s us anc has Bulevar de Paris y la Avenida Ntevski en San
aprovechando la soledad , •y álcan- Petersburgo, Editorial Siglo XXI, Santafe
zoron la orilla de la. carialiZaci6n, desplegada en esta nueva geogra- de Bogotá, 1991.
birscancio l a sesenta • y fía urbana, dedicada a saldar una y 7. Ob. Cit. pág,134.
• , mil veces esa en abstracto v ieja 8. Baudelaire, Carlos: Pequeños
s ' • • un poemas en prosa, Edit orial Sopena,,
,, Puente'para•.•
•, , • • -• adentra re,• cuenta sin fondo de la sangre insa-
Buenos Aires, 1941.
•pt'iCji.isryó.,laberinto d e ciable y sus rencores, fascinaciones 9. Ob, Cit. pág 159.
las.- llenas de • a t i t o mo v i l e s , de protagonismo anómic o y d e 10. Benj am i n, W al ter , Infanci a
en • re pa ra•elop:.. crueldad c onv ert idas a h o r a e n en Berlín 1900, Ediciones Alfaguara, Ma-
drid, 1982, pag 15.
•cía e n t ( a r allí y'ellos menú televisado, radiodif undido y 11_ Oh. £11. 0 8 . 4 7 .
• d profusamente impreso. La ciudad 12. H a n d k e , P et er : E l peso del
••carhuflaclOS.'en•••:eb•- \>iejá : Fara de • finisecular, c on s'u c roquis y s u mundo, Edi tor i al Laja S.A. Bar celona,
págs. 61, 63 y 335•
Mon Cho';Pidireji'l dos'agtiardi(tri factura espacial diSeñados de he-
13. v éas e a l r especto E r a n o i s
y -. 'cho por la lógic a factual' de los Laplantine: Las tres voces de la imagina-
1cippli•sintieriddpOT. p n r r i e i acontecimientos, hervidero de múl- ción colectiva, Editorial Gedisa„ Barcelo-
_ • ' „ • na, 1977.
: tiples verdades y, por lo tanto, en
• , , • • • • - .• , - - • - 24. C al v i n° , I n d o : Las ciudades'
":..El c roc ii I e la ciudad ultimas espacio cultural de ningu- invisibles, - Edicioncs M i notaur o, Bar -
ará ellos y'. en 'cualquier' ,circunr- na verdad única y triunfante sino celona, 1984, pág 42. •
(anda ese tipb• • • M uñoz M ol i na, Ant oni o: E l ...
más bien lugar de la perplejidad
jinete polaco, R B A Edi tor es , Bar c e
La c iudad ,del Fin. del 'Siglo, múltiple, l a f ragment ac ión, l a lona, 1993, pág: 7.
laberíntica Y plural, escenario, de anomia generalizada y el c rimen 16. Proust, Marcel; Oh. Cii. págs 62,
97,
múltiples e insólitas migraciones•y veloz e invisible— Salvo e n los
coexistencias a la brava y teatro 17. Pessoa, Fernando: Ob.Cit. pág:
medios masivos de inf ormac ión, 132.
donde sus actores ya no van por el donde t odo es vertido al lenguaje 18. Bachelard, Gastón:Lapoéiica del
mundo cargados sólo COrl el peso de la imagen para el ambivalente espacio, Fondo de Cultura Económica,
de la ausencia d e l s ent ido y la México, 1965, pag: 59• •
pero de todos modos gozoso es-
19. G a r c í a C anc l i ni , N e s t o r : .•
desesperanza, s ino c on el miedo pectáculo urbano: del c rimen y la' Consumidores y ciudadanos, E di t or i al
propio derivado de la inminenc ia sangre. Grijalbo, M éxico, 1995, pág. 100.
del crimen y el invisible y anónimo 20. Rossi, Alejandro: Manual
Notas del distraído, M o n t e Av i l a Edi tor es,.
rostro d e s us protagonistas. L a
Caracas, 1987, Pág, 27.
ciudad, espacio' cultural adaptado 21, Ibídem, pág. 26.
históricamente a las nuevas v er- I. Pr oust, M ar cel: Ensayos literario 22, Balza, José: Ejercicios narrativos,'
Edhasa, Barcelona, España, 1971, pág. Universidad N aci onal Autónom a d e
siones del crimen, poblada ahora 43.
de motocicletas c o mo sustitutas México, México O. F. 1995, pág.
2, Martín Barbero, Jesús: P r e 23. García Canclini, Néstor: Ob. Cit
de los briosos y legendarios caba- Universidad del valle, Cali, Colombia, pág:101.
1995. 0179. 24. Win Wenders, citado por Néstor
llos del OeS'te, pero también de la
3. Pessoa, Fernando: Libro del
García Canclini, Oh. Cit, pág. 102.
Antigüedad y del Medioevo, ahora desasosiego, S ei x Bar r a], Bar c el ona, 25_ Handke, Peter: Ob. Cit. Fág: 66.
corceles tan negros corno platea- España, 1984, pág. 180, 26, Ruiz Gómez, Darlo: En Uerra de'
dos en los tiempos del rock y los 4, Ibídem, pag.185, paganos, Edi tor i al El Pr opi o Bol si l l o,
5. Ibídem, pag 182. Medellín, Colombia, 1991, 0172. - ••
consumos narcóticos. El crimen y 6. véase Marshall Ber m an, Todo lo

REVISTA DE LA 1MIVERS1DAD Pm_ VALLE / AWDSTO DE 1996 W 14 • 21

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