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En primer lugar, se debe destacar que la actual Ley del Régimen Penitenciario de nuestro
país no surgió de la nada, ni es única, por el contrario la legislación venezolana referida a
la materia penitenciaria, no deja de ser abundante, desde el año 1.927 hasta nuestros
días, se recoge todo un catálogo de normas; donde se regula el funcionamiento de
algunas instituciones de reclusión, y múltiples aspectos del quehacer penitenciario.
Las referidas normas, ofrecen una visión general de la instrumentación del régimen
penitenciario en el tiempo, a través, de las actividades que el Estado debe realizar para la
prestación de los servicios relativos a la seguridad y al tratamiento penitenciario. Todos
los instrumentos responden a una filosofía positivista del asunto de la reclusión, el
aislamiento, el delito y el delincuente, pasando por la regulación del trabajo con fines
forzosos de provecho para el Estado, hasta la filosofía de la resocialización y readaptación
social.
Se estructura, en doce (12) capítulos y ochenta y siete (87) artículos, encontrándose su
objetivo visualizado hacia la reinserción social del penado durante el período de
cumplimiento de su pena, razón por la cual esta ley estudia aspectos relacionados a
instituciones como el Trabajo Penitenciario, la Educación, entre otros, que obviamente
buscan resguardar el intelecto del penado así como, mejorar su situación dentro del lugar
de cumplimento de la pena.
Esta ley puede considerarse como una Ley, que exalta el cuidado y protección de los
Derechos Humanos, ello en virtud de que dedica algunos de sus capítulos a establecer
normativas, que tienen por finalidad preservar y garantizar derechos humanos
fundamentales, como por ejemplo:
- Educación.
- Salud.
- Asistencia Médica.
Desde el punto de vista legal, al evaluar la situación actual y revisar la Ley de Régimen
Penitenciario, considerando posiciones doctrinales, vigencia y correspondencia con las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos y otros instrumentos en la materia y
de Derechos Humanos del ámbito internacional, se decidió (aparato legislativo) en vez de
presentar un nuevo Código, que por supuesto pasaría mucho tiempo en discusión,
presentar una reforma a la Ley de Régimen Penitenciario que se adecuara a la
Constitución Nacional y se propuso elevar su categoría a Código Orgánico Penitenciario.
"El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o
interna y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos
penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación;
funcionarán bajo la Dirección de penitenciaritas profesionales con credenciales
académicas universitarias, y se regirán por una administración descentralizada, a cargo de
los gobiernos estatales o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de
privatización. En general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias
agrícolas penitenciarias. En todo caso, las fórmulas de cumplimiento de penas no
privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las medidas de naturaleza
reclusoria. El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia pos
penitenciaria que posibilite la reinserción social del ex interno o ex interna y propiciará la
creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente
técnico".
REGLAMENTO L R P