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Abordar los aspectos más significativos de la Ley del Régimen Penitenciario Venezolano,

no puede hacerse de forma desligada al actual sistema penitenciario de Venezuela que,


cabe destacar, confronta innumerables problemas, tales como el retardo procesal, el
hacinamiento, el precario estado de los penales, la ausencia de una clasificación de
presos, la carencia de servicios básicos indispensables y la presencia de armas y drogas,
todo lo cual contribuye a la excesiva violencia que caracteriza a las instituciones
penitenciarias en Venezuela.

A lo antes expuesto, se debe sumar, escaso número de funcionarios penitenciarios, con


escasa o ninguna formación en el área. Todas estas características, ponen en tela de juicio
la función de "rehabilitación y reinserción social" que en teoría deberían lograr las
instituciones designadas a tales efectos, receptoras éstas, de la población delictiva del país
y que resultan ser el reflejo agravado de los males que afectan a nuestra sociedad,
encontrándose que la permanencia en estos centros de reclusión, lejos de rehabilitar,
propicia vicios y mayores problemas a un sistema penitenciario ya desgastado y obsoleto
en criterio de muchos doctrinarios.

En tal sentido, es necesario su mejoramiento para la exitosa ejecución de acciones


educativas y terapéuticas a largo plazo. Tales acciones deben propiciarse teniendo como
eje la salud del interno, en la convicción de que es un ser humano, miembro de una
comunidad, que proviene de ella y vuelve a ella cuando recupera su libertad.

LEY DEL RÉGIMEN PENITENCIARIO VENEZOLANO

En primer lugar, se debe destacar que la actual Ley del Régimen Penitenciario de nuestro
país no surgió de la nada, ni es única, por el contrario la legislación venezolana referida a
la materia penitenciaria, no deja de ser abundante, desde el año 1.927 hasta nuestros
días, se recoge todo un catálogo de normas; donde se regula el funcionamiento de
algunas instituciones de reclusión, y múltiples aspectos del quehacer penitenciario.

Las referidas normas, ofrecen una visión general de la instrumentación del régimen
penitenciario en el tiempo, a través, de las actividades que el Estado debe realizar para la
prestación de los servicios relativos a la seguridad y al tratamiento penitenciario. Todos
los instrumentos responden a una filosofía positivista del asunto de la reclusión, el
aislamiento, el delito y el delincuente, pasando por la regulación del trabajo con fines
forzosos de provecho para el Estado, hasta la filosofía de la resocialización y readaptación
social.
Se estructura, en doce (12) capítulos y ochenta y siete (87) artículos, encontrándose su
objetivo visualizado hacia la reinserción social del penado durante el período de
cumplimiento de su pena, razón por la cual esta ley estudia aspectos relacionados a
instituciones como el Trabajo Penitenciario, la Educación, entre otros, que obviamente
buscan resguardar el intelecto del penado así como, mejorar su situación dentro del lugar
de cumplimento de la pena.

Esta ley puede considerarse como una Ley, que exalta el cuidado y protección de los
Derechos Humanos, ello en virtud de que dedica algunos de sus capítulos a establecer
normativas, que tienen por finalidad preservar y garantizar derechos humanos
fundamentales, como por ejemplo:

- Educación.

- Salud.

- Asistencia Médica.

Desde el punto de vista legal, al evaluar la situación actual y revisar la Ley de Régimen
Penitenciario, considerando posiciones doctrinales, vigencia y correspondencia con las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos y otros instrumentos en la materia y
de Derechos Humanos del ámbito internacional, se decidió (aparato legislativo) en vez de
presentar un nuevo Código, que por supuesto pasaría mucho tiempo en discusión,
presentar una reforma a la Ley de Régimen Penitenciario que se adecuara a la
Constitución Nacional y se propuso elevar su categoría a Código Orgánico Penitenciario.

En ese orden de ideas en nuestro país, se ha trabajado sobre una adecuación,


introduciéndose algunas innovaciones y resolviéndose algunos nudos críticos que se
habían venido presentando en la aplicabilidad de algunas normas y los problemas de la
realidad. Es menester señalar que el artículo 272 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, textualmente señala:

"El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o
interna y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos
penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación;
funcionarán bajo la Dirección de penitenciaritas profesionales con credenciales
académicas universitarias, y se regirán por una administración descentralizada, a cargo de
los gobiernos estatales o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de
privatización. En general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias
agrícolas penitenciarias. En todo caso, las fórmulas de cumplimiento de penas no
privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las medidas de naturaleza
reclusoria. El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia pos
penitenciaria que posibilite la reinserción social del ex interno o ex interna y propiciará la
creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente
técnico".

REGLAMENTO L R P

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