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Artículo 4
El gobierno de la Nación es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo. Se divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Estos tres poderes son independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones. Sus encargados son responsables y no pueden delegar sus atribuciones, las cuales son únicamente las determinadas por esta Constitución y las leyes.
Articulo 6
Todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado. Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución.
La administración pública encarna, conforme los criterios más depurados, una de las tres funciones que a su vez definen los poderes del Estado. En este caso, se refiere a las que están a cargo del Poder Ejecutivo, sustancialmente a lo que toca a la prestación de los servicios públicos organizados, la gestión o manejo de los recursos públicos y el mantenimiento del orden. Para ello, dispone de todo un entramado de servidores, jerárquicamente organizados, que es la administración pública. En este orden de ideas, cabe recordar lo señalado por Manuel Amiama: “Todo lo que no sea legislar o juzgar, constituye en principio atribución del Presidente de la República. Esto se sintetiza diciéndose que el Presidente de la República tiene plenitud de atribuciones en lo administrativo.”
Artículo 4
El gobierno de la Nación es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo. Se divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Estos tres poderes son independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones. Sus encargados son responsables y no pueden delegar sus atribuciones, las cuales son únicamente las determinadas por esta Constitución y las leyes.
Articulo 6
Todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado. Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución.
La administración pública encarna, conforme los criterios más depurados, una de las tres funciones que a su vez definen los poderes del Estado. En este caso, se refiere a las que están a cargo del Poder Ejecutivo, sustancialmente a lo que toca a la prestación de los servicios públicos organizados, la gestión o manejo de los recursos públicos y el mantenimiento del orden. Para ello, dispone de todo un entramado de servidores, jerárquicamente organizados, que es la administración pública. En este orden de ideas, cabe recordar lo señalado por Manuel Amiama: “Todo lo que no sea legislar o juzgar, constituye en principio atribución del Presidente de la República. Esto se sintetiza diciéndose que el Presidente de la República tiene plenitud de atribuciones en lo administrativo.”
Artículo 4
El gobierno de la Nación es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo. Se divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Estos tres poderes son independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones. Sus encargados son responsables y no pueden delegar sus atribuciones, las cuales son únicamente las determinadas por esta Constitución y las leyes.
Articulo 6
Todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado. Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución.
La administración pública encarna, conforme los criterios más depurados, una de las tres funciones que a su vez definen los poderes del Estado. En este caso, se refiere a las que están a cargo del Poder Ejecutivo, sustancialmente a lo que toca a la prestación de los servicios públicos organizados, la gestión o manejo de los recursos públicos y el mantenimiento del orden. Para ello, dispone de todo un entramado de servidores, jerárquicamente organizados, que es la administración pública. En este orden de ideas, cabe recordar lo señalado por Manuel Amiama: “Todo lo que no sea legislar o juzgar, constituye en principio atribución del Presidente de la República. Esto se sintetiza diciéndose que el Presidente de la República tiene plenitud de atribuciones en lo administrativo.”
Presentado a los 24 días del mes de marzo del año 2018.
Distinguido Participante: 1-Luego de investigar en la bibliografía básica de la asignatura, los recursos colgados en este espacio y las demás fuentes complementarias, realiza la siguiente actividad:
a- Realiza de informe de lectura relativo a la función administrativa.
b- Visita el Ministerio de Administración Pública (MAP) y entrevista un funcionario
sobre la actuación de la administración y las consecuencias de estos actos, en cuanto a la responsabilidad, luego realiza un informe de lectura. Enviar a este espacio en el plazo establecido.
Criterios de evaluación:
Claridad, coherencia y originalidad de las ideas externadas.
Utilización de un lenguaje técnico adecuado. El plagio en las tareas será sancionado con la anulación de la misma.
Requisitos de forma del informe:
El informe debe estar redactado en Word,
Letras en Arial 12, Textos justificados. Márgenes 2.5 Valor 15 puntos a- Realiza de informe de lectura relativo a la función administrativa. INTRODUCCIÓN La Función Administrativa es la actividad que corresponde al poder ejecutivo, se realiza bajo el orden jurídico y limita sus efectos a los actos jurídicos concretos o particulares y a los actos materiales, que tienen por finalidad la prestación de un servicio o la realización de las demás actividades que le corresponden en su relación con otros entes públicos o con los particulares, regulados, por el interés general y bajo un régimen de política o control. Andrés Serra Rojas. En este sentido la actividad que corresponde a la función administrativa es encausada por el derecho administrativo, que forma el conjunto de normas que rigen a la administración pública, a los servidores públicos a las demás actividades que corresponden normalmente al poder ejecutivo. El Poder Ejecutivo, se integra con todos los órganos a los que encomienda la función administrativa, que se resuelve en conjunto de los actos administrativos, de connotación y alcances jurídicos variados. -----------------------o---------------------o-----------------------o---------------------o--------------- Se entiende por Función Administrativa a una de las funciones jurídicas del Estado. Se ha sostenido que el poder del Estado se actualiza en la función asignada a cada uno de los órganos: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Estas funciones estatales pueden clasificarse desde distintos puntos de vistas, el sustancial o material, el orgánico o subjetivo, y el formal. Desde el punto de vista sustancial o material, se analiza el contenido de la función. Lo importante, lo trascendente, es analizar la naturaleza de la función. Por ello, la función legislativa se caracteriza por crear el orden jurídico. Esta función dicta normas jurídicas que regulan las conductas tanto de las personas jurídicas como de las personas físicas, y esas normas son generales e impersonales y rigen para el futuro. La función administrativa en cambio, es aquella que provee a la satisfacción de necesidades colectivas, que actúa sobre el presente, es continua, permanente, y es por ello que esta función no se puede interrumpir por huelgas ni por lock out que realicen las empresas a cargo de la prestación de los servicios públicos. Esta función administrativa puede ser ejecutada por cualquiera de los tres órganos, y al respecto enseña Lascano que el Poder Judicial realiza función administrativa no sólo cuando designa su personal, o cuando llama a licitación pública para contratar algún servicio, sino también en el caso de los denominados “actos de jurisdicción voluntaria”. Teoría que comparto y agrego que la función deja de ser administrativa y pasa a ser jurisdiccional en el caso que exista contienda entre dos o más personas que pretendan tener el mismo derecho. Finalmente, la función jurisdiccional es la que aplica el derecho en el caso concreto, es una función que actúa sobre el pasado, es la encargada de juzgar conductas ya acontecidas. Sostiene también Lascano, siguiendo las enseñanzas de Chiovenda y de Carnelutti que la jurisdicción es la función que ejerce el Estado, cuando entre dos partes media un conflicto de intereses, para resolver dicho conflicto como tercero imparcial, con el fin de procurar la actuación de la ley. Afirma que la función jurisdiccional es la realizada por una autoridad que no es parte en las relaciones jurídicas y en las situaciones jurídicas que la misma considera. Desde el punto de vista orgánico o subjetivo, la distinción se hace teniendo en cuenta el órgano del que emana la función, y para esta teoría, la función administrativa, sólo la realiza el órgano ejecutivo, la función legislativa: el Congreso de la Nación, la Legislatura Provincial, y el Concejo Deliberante Municipal. A su vez la función jurisdiccional está a cargo del órgano judicial.- Esta teoría tuvo gran desarrollo en virtud de la doctrina sustentada por Montesquieu en su conocida obra “El espíritu de las leyes” que sostenía que el que hace las leyes no sea el mismo que las aplique, ni el que las ejecute; el que las ejecute, no pueda hacerla ni juzgar acerca de su aplicación; y el que las juzgue, no las cree ni las ejecute. La función estatal desde el punto de vista formal tiene en cuenta el procedimiento para su dictado y la forma propiamente dicha del acto con prescindencia del órgano del que emane, y por ello, para esta teoría, todo acto que tenga forma de ley, será actividad legislativa aunque se trate de un acto individual y concreto como es la aprobación de un contrato suscripto por el Presidente de la República, por ejemplo. En este caso, considero que estamos en presencia de una función administrativa, y no de una actividad legislativa, y se trata de un acto administrativo que tiene forma de ley, ya que soy de opinión que el acto administrativo puede emanar de cualquiera de los tres órganos del Estado, y por lo tanto, está sujeto al control del órgano judicial por la vía contencioso administrativa. En este, orden de ideas, sujeta a los principios teóricos de la jurisprudencia y la doctrina los principios fundamentales de organización de la Administración pública son los que refuerzan la institucionalidad del Estado y garantizan el cumplimiento eficaz y eficiente de sus fines. La institucionalidad del Estado es asunto de derecho y de tiempo. Progresa a medida que se solidifica el sistema de órganos, normas y procedimientos por los cuales se expresa la potestad pública y se realiza lo que justifica a la vista de los administrados que estos le obedezcan: la fe que el Estado, en su estructura, está organizado para la realización del bien común, entendido, a nuestro juicio, como tendencia hacia el ideal democrático. No hay Estado hasta que el poder no sea regulado por el Derecho -no un galimatías de normas dictadas a la voluntad de mayorías momentáneas, sino un corpus de normas organizadas con el correr del tiempo, en un sistema coherente. De la calidad y estabilidad del sistema jurídico se deducen la credibilidad, previsión, fiabilidad de los órganos del Estado; sin institucionalidad fuerte del Poder, una sociedad política no tiene perspectiva de desarrollo sostenible; en vez de la continuidad del Estado, reina el eterno caos vinculado a la discontinuidad de las mayorías políticas; se sacrifica el profesionalismo en la Función Pública sobre el altar del clientelismo. Durante la última década, los países desarrollados han hecho del tema de la eficacia de la Administración Pública y del Derecho un requisito de la competitividad de sus economías. Reevalúan la organización de sus Administraciones públicas y legislaciones a consideración de los valores de seguridad y fiabilidad para el funcionamiento de los mercados y también para el respeto de los derechos subjetivos. Las organizaciones de las Naciones Unidas también están apuntando la relación de causalidad existente entre el subdesarrollo socioeconómico y la institucionalización débil de los aparatos estatales. Después de décadas de incitación a la privatización de los servicios públicos, la Declaración del Milenio para el Desarrollo contempla que “la Administración Pública desempeña un papel fundamental para promover y coordinar el proceso de desarrollo sostenible y prevenir los conflictos”. El escaso grado de institucionalidad del Estado es el primer factor de fracaso de las políticas de reforma en los países subdesarrollados. Planteando los retos de la reforma constitucional, el Presidente Leonel Fernández dijo que “esa dimensión institucional es parte íntima, indisoluble de una estrategia de desarrollo sostenible” (Discurso del 9 de octubre de 2006, Aula Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo).
Marco Constitucional de la Administración Pública Dominicana
Nuestro proceso de reforma constitucional ha sido altamente regresivo, y pese al avanzado texto de 1844 que nos legó el constituyente del 6 de noviembre que dotado de una intuición sorprendente y con pleno conocimiento de la realidad nacional, diseñó una Ley de Leyes que puede reputarse como una de las más avanzadas de la época1 y sus múltiples paradigmas de gestión pública, de manera especial la inamovilidad del agente en el cargo, están insertos en las más modernas constituciones iberoamericanas contemporáneas, los cuales tuvieron una supremacía en el constitucionalismo regional en el campo de la Administración Pública hasta la aparición de la Constitución de Cuba de 1940. En primer término, para erradicar esas dualidades conceptuales vigentes en la Administración del Estado, procede replantear el concepto de Gobierno y considerar Gobierno al Poder Ejecutivo y sus dependencias de Derecho público; y en consecuencia sería de lugar reformular el Artículo 13 estableciendo la Ciudad de Santo Domingo de Guzmán como asiento de los Poderes Públicos. En ese orden de ideas, resulta imperativo adecuar el contenido de los Artículos 4 y 7 para que rece así: El Estado Social y de Derecho de la República Dominicana es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo. Se divide en Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Estos tres poderes son independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones. Actúan limitada y separadamente, pero en armónica colaboración. Sus encargados son responsables y no pueden delegar sus funciones, las cuales son únicamente las determinadas por la Constitución y las leyes. Evidencia lo antes dicho con respecto al retroceso constitucional, que de revisar la actual Constitución Dominicana advertiremos que el término Administración Pública sólo aparece en dos situaciones de manera incidental, y su ejercicio, la función pública no ha merecido la debida atención del legislador que le sucediera en el exagerado número de 39 reformas o revisiones. La Constitución dominicana en su Artículo 122 erige al Presidente de la República como Jefe de la Administración Pública, Jefe Supremo de todas las Fuerzas Armadas y Policiales. Además de ese cúmulo de funciones sustantivas se le proclama como Jefe de Estado. La importancia de la Administración Pública influyó en el connotado tratadista español Adolfo Posada para considerarla como un Poder público distinto a la trilogía tradicional de Montesquieu. Esta tesis fue colaborada por reconocidos tratadistas en el Nuevo Mundo, como el Dr. Troncoso de la Concha y el norteamericano Francisco J. Goodnow, autor de dos volúmenes de Derecho Administrativo Comparado. La Administración Pública es un complejo orgánico en el cual participan todos los Poderes del Estado, es un hecho real que la mayor participación ha estado y está atribuida en todos los países al Poder Ejecutivo. El papel del Poder Ejecutivo es tan central en la Administración Pública, que se considera generalmente titular de este Poder al Presidente de la República, como el Jefe de la Administración Pública. En nuestra Constitución ese reconocimiento es expreso. La principalidad de esa posición del Poder Ejecutivo en la Administración tiene dos expresiones. En primer lugar, es una cuestión de volumen. El número de atribuciones administrativas del Poder Ejecutivo es siempre incomparablemente mayor que el de los otros Poderes del Estado. En los países en que, como Inglaterra y Francia, las Constituciones se limitan a lo fundamental, este hecho está aún más acusado. En segundo lugar, aun en muchos de los casos en que otros Poderes, a parte del Ejecutivo, tienen atribuciones administrativas, el Poder Ejecutivo tiene alguna participación, unas veces a priori y otras veces a posteriori.