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TRAS LA HUELLA

HICSA
BREVE ANÁLISIS DEL PROBLEMA HICSO DESDE
LA PERSPECTIVA DE LA INTERCULTURALIDAD
EGIPCIO-LEVANTE SIRIO-PALESTINO

JUAN FRANCISCO BERMÚDEZ CALLE


TRAS LA HUELLA HICSA
BREVE ANÁLISIS DEL PROBLEMA HICSO DESDE LA PERSPECTIVA DE LA
INTERCULTURALIDAD EGIPCIO-ASIÁTICA

Juan Fº Bermúdez Calle

Dpto. Prehistoria y Arqueología

Universidad de Granada

INTRODUCCIÓN

PRESENTACIÓN

El período hicso es objeto de polémica desde la Antigüedad, ya que nos encontramos ante un
salto en lo que a relaciones entre culturas supone en el ámbito egiptológico, el cual se ha
caracterizado por su hermetismo teórico que no fáctico, ya que desde el análisis de las evidencias
documentales que disponemos hoy, es interesante plantear que el fenómeno complejo al que
llamamos “hicsos” y su relación con la cultura egipcia, sería la responsable junto a la cultura nubia
de Kerma de una sinergia enterrada tras los sentimientos nacionalistas de los herederos del
llamado Egipto faraónico, los cuales, a su vez, son producto de la misma interculturalidad que
transformó la cultura, los ritos y el devenir histórico de Egipto, siendo esto evidente a partir de la
XVIIª dinastía.

METODOLOGÍA

El planteamiento del presente trabajo se realiza desde la perspectiva de interculturalidad, por lo


tanto, es necesario hacer un acopio de documentación sobre diferentes temáticas como obras más
generales sobre el Segundo Período Intermedio, en este sentido tenemos la obra de Aldred C. Los
egipcios (1983), la cual, junto a la de Aymard y Auboyer. “Oriente y Grecia antigua”, Vol. I. de
Historia General de las Civilizaciones (1958), también la de Daumas F. La civilisation de
l´Egypte pharaonique (1965), Haslam A. y Parson A. Antiguo Egipto (1997), el clásico de Kemp,
B. J. El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización (1992), la obra de Lara Peinado, F. El
Egipto Faraónico (1992), completado por las obras de Leclant J. et alii. “L´Égypte du
crépuscule”. Pt. 3 of Le monde égyptien: Les pharaons (1979); Redford D.B. The Oxford
Encyclopedia of Ancient Egypt (2001), y la de Trigger B.G. et alii. Ancient Egypt. A Social
History (1983), a los que se sumarían trabajos más específicos sobre los Hicsos como la obra de
Bedman G.T. “Los hicsos: Una nueva visión”, VIIº Congreso Internacional de Egiptólogos
(1995), las múltiples obras de Bietak, M. sobre el tema: "Canaanites in the Eastern Nile Delta",
Egypt, Israel, Sinaí: Archaeological and Historical Relationship in the Biblical Period (1980);
Avaris and Piramesse (1981): Avaris: The Capital of the Hyksos: Recent Excavations at Tell El-
Dab´a (1996), y “The Topography of New Kingdom Avaris and Per-Ramesses” Homenaje a K.
Kitchen (2001) junto a Forstner-Muller, I. Por lo tanto, Bietack conforma el eje junto a las obres
del mencionado Redford, el cual tiene sobre esta problemática obras como: History and
Chronology of the Eighteenth Dinasty of Egypt (1967); “The Hiksos invasion in history and
tradition”. Orientalia (1970); Egypt and Canaan in the New Kingdom (1990), y Egypt, Canaan,
and Israel in Ancient Times (1992). Estando completado con las obras de Gardiner A.H. “The
defeat of the hyksos by Kamose: the Carnarvon Tablet No. 1”., Journal of Egyptian Archaeology
(1916); Ordóñez Agulla, S. “Los Hicsos en Egipto”, Revista de Arqueología (1994); Petrie, W.
M. F. Hyksos and Israelites Cities (1906) y la obra de Van S. J. The Hyksos. A New Investigation
(1966). Para complementar esta documentación he tenido la necesidad de recurrir al trabajo de
Martínez Babón, J. “Breve síntesis sobre la introducción de nuevo armamento en Egipto durante
la dinastía XVIII”. Espacio, Tiempo y Forma (2001), para el tema de las contribuciones en
cuestión de armamento, por ser un especialista sobre el tema. Con toda esta documentación una
vez confrontada, se puede partir de un estado de la cuestión que nos permita poder realizar un
estudio desde la perspectiva de interculturalidad que rompa los supuestos canonizados que caen
sobre estas gentes venidas del levante sirio-palestino y que siempre fueron vistos como invasores
detonantes de un periodo de anarquía y caos en Egipto.

En ningún momento pretendo adjudicarme la excepcionalidad y originalidad de la temática


tratada en el presente trabajo, ya que es posible a los trabajos de egiptólogas y egiptólogos
consagrados, los cuales he analizado y procesado, siendo un ensayo sin ánimo de autoría, todo lo
contrario, invito a los interesados en el tema a que lean, trabajen y confronten las obras
mencionadas en este ensayo desde sus propias inquietudes.

Cuando me refiera al Segundo Período Intermedio usaré el acrónimo SPI.

OBJETIVOS

Partiendo del análisis intercultural de este complejo período, pretendo dar coherencia a una
interpretación transversal a la tradicional, elaborando un breve ensayo de la relaciones y
contribuciones producto de la sinergia emergente de esta interculturalidad, que nos ayude a
entender un importante período del Antiguo Egipto.
TRAS LA HUELLA HICSA

SEGUNDO PERÍODO INTERMEDIO

Durante el desarrollo histórico del Antiguo Egipto asistimos a un largo y heterogéneo proceso
donde los planos económicos, políticos, sociales y religiosos estuvieron expuestos a continuos
cambios los cuales favorecieron su perduración durante más de tres milenios (Aldred 1986: 93),
ya que debemos entender que esta perduración o continuidad, no es sinónimo de similitud (Carlos
Moreno 2013: 1). Hay ciertos periodos que ofrecen datos útiles para entender los cambios y por
ende, el producto posterior a estos. El caso que nos ocupa es el llamado período Hicso, donde
unos soberanos de origen asiático tomaron las riendas del Bajo Egipto (Bedman 1995: 15), lo que
conocemos como SPI, una etapa confusa, caracterizada por la fragmentación y coexistencia de
distintas culturas: los Hicsos, en el Delta, con capital en Avaris, la actual Tell el-Dab´a (Bietak
1996: 67), extendieron su poder e influencia hasta el Egipto Medio; el resto del territorio egipcio,
en su mayoría el Alto Egipto, con capital en Tebas; y, finalmente, el pueblo nubio localizado en
la Alta y Media Nubia (Fig.1.), cuyo principal centro fundamental fue Kerma (Díaz Bravo 2014:
82).

Cada territorio comprendía una dinastía o varias de reyes, algo que hacía que mientras en el
Delta reinaba la XVª dinastía, en Menfis reinaba la XIIIª dinastía, algo aún más complejo ya que
al mismo tiempo se daban otros reinos en el Alto Egipto, con centros políticos en Abidos y Tebas
(Ryholt 1997: 112). Estos reinos del Alto Egipto fueron unificados por la XVIIª dinastía Tebana
a finales del SPI, gracias a una guerra contra los Hicsos conducida por los reyes Seqenenra Taa,
Kamose y su sucesor Ahmose (Vandersleyen 1971: 249).

Durante el SPI., en todo Egipto existieron gobernantes vasallos de Avaris. Este hecho fue
ocultado por las fuentes egipcias siendo vasallos los primeros gobernantes tebanos de la XVII
dinastía hasta que los últimos Seqenenra Taa, Kamose y Ahmose ya de la XVIIIª, unificó Egipto
(Vandersleyen 1971: 73). Después perseguirían y borrarían de la memoria todo lo relacionado
con los hicsos para asentar lazos de legitimad histórica con la dinastía XII (Redford 1990: 236).

HICSOS

El término hicsos (del egipcio heqa khaseshet, “gobernantes extranjeros”, en griego ὑκσώς
“hiksós”) designa al pueblo procedente del levante que tomó el control del Delta a mediados del
s. XVII a. C. (Ordóñez Agulla 1994: 36)

A finales del tercer milenio, el Estado egipcio se descompone en varios poderes regionales
enfrentados entre sí, esto fue consecuencia de una serie de reformas administrativas y fiscales
introducidas a principios de la VIª dinastía (Bietak 1980: 84). Estas reformas se ocuparon de la
creciente presión sobre Delta Oriental por los Amu (término egipcio para los asiáticos) (Kemp
1992: 190).

Después del Primer Periodo Intermedio, la XIIª dinastía refuerza el Delta Oriental nuevamente
(Bietak 1980: 131), revelando información sobre que comenzaba a ser algo normal la llegada de
población asiática a Egipto a lo largo de la XIIª dinastía (Fig.2.), aumentando a finales de la misma
(Redford 1970: 93).

Siguiendo a Manetón, la penetración de los Hicsos se produjo de manera violenta. Pero


hallazgos arqueológicos en Tell el-Dab´a y en Siria-Palestina demuestran todo lo contrario
(Bietak 1996: 59), que fue una entrada paulatina y pacífica.

En la fase final del poder hicso, Tebas tenía cada vez tenía más poder y contactó con Nubia
porque podía lograr apoyos económicos y militares, esto permitió a su rey Seqenenra Taa iniciar
un enfrentamiento bélico contra los Hicsos (Hayes 1978: 208).

Respecto a la región de Avaris (Fig.3.), de gran importancia estratégica, base de partida de


caravanas comerciales y expediciones desde el Delta hacia el Sinaí y Siria-Palestina (Oren 1997:
94). Además, las excavaciones han revelado que a finales de la XIIª dinastía, los faraones
favorecieron la instalación de población asiática habituada al comercio (Bietak 1996: 60), siendo
su principal cometido la organización y protección de caravanas comerciales. Una actividad
comercial que continuó a lo largo del SPI, manteniendo intensos contactos comerciales con el
Levante.

Las campañas en Tell el-Dab´a identificaron esta con la capital de los Hicsos (Van 1966: 269),
al tiempo que han demostrado que su penetración en Egipto en modo alguno fue violenta. Estas
excavaciones también probaron que, durante su estancia, los Hicsos adoptaron costumbres, ritos
y creencias egipcias (Bietak 1981: 57), transmitiendo las suyas propias en una relación
intercultural.

La llegada de población fue por diversas circunstancias, en oleadas espaciadas en el tiempo y


con un abanico heterogéneo, poblaciones pastoriles, prisioneros de guerra y especialistas cuyas
habilidades podían interesar a los egipcios. Esta llegada a Egipto solía interpretarse como una
invasión favorecida por la inestabilidad interna de Egipto en la XIIIª dinastía y su hegemonía
militar basada en el carro de combate y el arco compuesto, pero las excavaciones en Tell Dab’a,
revelan una penetración pacífica (Bietak 1996: 317), tomando el poder como resultado de la
importancia que habían adquirido en el Delta, una realidad muy alejada de las fuentes tardías
como Manetón y Flavio Josefo (Petrie 1906: 25).

El establecimiento de población asiática en Egipto fue en aumento, existiendo en Tell Dab’a,


una importante comunidad asiática que incluiría soldados (Fig.4.)(por las armas halladas en sus
ajuares funerarios) (Díaz Bravo 2014: 90), comerciantes, marineros, etc., una población que
conservó rasgos culturales propios, como enterramientos en áreas urbanas (adyacentes a
residencias palaciales, con équidos sacrificados a la entrada, armas y escarabeos), la disposición
y tipología de las casas o su cerámica (Bietak 1996: 258). Este desarrollo cultural, con el tiempo
formaría una tradición nueva, producto de la sinergia egipcio-levantina.

Los asiáticos pudieron ser líderes de expediciones y encargados del tráfico comercial (Lara
Peinado 1992: 143), integrando a Egipto en las rutas comerciales del Mediterráneo (Fig.5.), siendo
Avaris la puerta al Delta oriental (Redford 1992: 41), al tiempo que iban impregnando e
impregnándose culturalmente.

Las diferencias sociales y culturales siempre existieron, la separación entre Avaris y Menfis
además de física pudo deberse a la presencia de algún tipo de frontera cultural y política entre
ambas ciudades, pero más allá del ámbito gubernativo, la realidad sociocultural sería más
compleja y difusa (Ryholt 1997: 57). Avaris no sólo tenía contactos con Menfis, también los
mantenía con todo Egipto y Nubia.

Los hábitos funerarios se transformaron del Reino Medio al SPI. Los tebanos continuaron la
línea heredada de sus antepasados del a la dinastía XVII (Leclant et alii 1979: 216), al contrario
de lo sucedido en Kerma y Avaris que desarrollaron una transformación similar (Oren 1997: 271).
No se sabe si este parecido se debe a influencias interculturales de ambos pueblos. Por ejemplo,
la orientación de las tumbas y cuerpos tiene la misma dirección para ambas culturas. También
común es el enterramiento de animales en las tumbas. Las tumbas hicsas se caracterizan por tener
enterramientos de équidos y en los túmulos nubios carneros (Díaz Bravo 2014: 91). En Avaris se
producen enterramientos desde la dinastía XII hasta mediados de la XVIIIª, siendo tumbas en el
interior o bajo las viviendas (característicamente cananeas). También en fosas individuales
excavadas en la tierra con formas rectangulares o circulares, cubiertas con tierra o adobe (Bietak
1996: 199).

Estudios de las estelas funerarias y otros materiales de la dinastía XII han contabilizado que de
2600 personas que aparecen en estos objetos, 800 eran Aamu (asiáticos) o con parientes Aamu
(Hayes 1978: 327). Parece demasiado que 1 de cada 3 egipcios fuera asiático o con antecedentes
asiáticos, pero está claro que los egipcios de origen asiático vivían integrados, manteniendo su
identidad asiática mediante el término Aam (Díaz Bravo 2014: 83).

Por otro lado, los gobernantes y la élite hicsa no se consideraban Aamu/Aamet (Fig.6.). Los
nombres hicsos de los gobernantes tienen un carácter semita. Algo todavía por investigar
(Bedman 1995: 45).
Tradicionalmente se ha considerado que Avaris fue conquistada y destruida por Ahmose, para
eliminar toda huella hicsa. Sin embargo, las excavaciones en Tell el-Dab´a han revelado una
continuidad cronológica de la ciudad hasta Tutmosis III, incluso la existencia de un palacio del
propio Ahmose (Bietak 1996: 274). Prueba de esa continuidad son los frescos minoicos (Fig.7.)
de tiempos de Hatshepsut y de Tutmosis III (Redford 1967: 63), coincidiendo con las menciones
a los Keftiu (Cretenses) que se encuentran en varias tumbas de nobles tebanos.

Avaris no fue destruida y, posiblemente, la población asiática continuó viviendo en ella y en el


Delta Oriental, integrados en el nuevo marco político. Es probable que estos asiáticos siguiesen
con las mismas actividades, la dirección de caravanas comerciales y aportar a los nuevos reyes
tebanos todos sus conocimientos sobre las rutas comerciales del Mediterráneo Oriental, ya que
Egipto iba a poner las bases de su imperio en Siria-Palestina.

CONTRIBUCIONES

Los estudios de Hayes, Martínez Babón, Redford y Bietak han permitido precisar que es en este
momento cuando se introducen en Egipto algunos hitos que serán de una gran importancia, como
la utilización del telar vertical (Hayes 1978: 49), los instrumentos musicales de cuerda (Bedman
1995: 51), el arco compuesto (Fig.8.), la cota de malla (Fig.9.)y yelmos, las dagas, hachas más
eficientes y espadas curvas de bronce (Fig.10.) con importantes avances en la metalurgia
(Martínez Babón 2001: 16) (el Levante fue por delante de Egipto en esta tecnología), el carro ,los
cultos del llamado Set de Avaris bajo varias formas: con la figura de Baâl (cananita), Reshep
(fenicio) o de Tesud (hitita). Pero no fue el único. Horus fue vinculado con Hurón, Astarté con
Sekhmet y Anta (Isit) fue considerada la consorte de Set (Redford 2001: 284).

Las empuñaduras de dagas y cabezas de hacha correspondientes a los yacimientos hicsos tienen
formas de creciente lunar, transmisión de este tipo de armas con similar iconografía de Sumer y
Elam hacia la primera mitad del tercer milenio (Martínez Babón 2001: 20). También podemos
afirmar que es en este momento cuando se adoptan ciertas joyas que son de origen totalmente
asiático como pendientes y alfileres (Ordóñez Agulla 1994: 39).

La más discutida de todas es la introducción en Egipto del caballo y el carro de guerra


(Fig.11.), elemento hurrita de los Hicsos, sería el responsable de esta introducción. La primera
mención del caballo, la encontramos en la segunda estela de Kamose, pero ya hemos visto
enterramientos anteriores en el Delta (Habachi 1972: 11).
CONCLUSIONES

Tras un proceso de fragmentación política y debilitamiento acaecido a partir de la XIIIª Dinastía,


Egipto fue gobernado por tebanos en el Alto Egipto (dinastía XVII) y en el Delta, con la llegada
en momentos anteriores de una serie de pueblos que se confederan y tras su relación con los
egipcios se transforman, tomando el poder el Bajo Egipto durante las XVª y XVIª dinastías.

Los soberanos hicsos no interrumpieron las costumbres egipcias, se apropiaron en parte de ellas.
Se copiaron papiros que recogían tradiciones anteriores como legitimación ante sus súbditos
egipcios. Se mantuvieron las redes comerciales, muestra de un momento de paz y florecimiento
económico.

No hay un mismo origen étnico para los Hicsos. Este pueblo se nutrió de hurritas (al menos de
tradiciones), pero sobre todo de sirios, cananeos y palestinos.

Ver a los Hicsos como guerreros y destructores, lo considero un error. En su mayoría


comerciantes, agricultores y emigrados por una caída en los mercados tradicionales de Biblos y
Meggido. Que su gran importancia, no se debió a una expansión territorial de conquista por las
armas, sino a razones de índole comercial y cultural.

Las relaciones egipcio-levantinas se producen desde fechas muy tempranas, con asentamientos
de población asiática en el Delta oriental, con un desarrollo dentro de circuitos interculturales,
desde un trato horizontal, donde los hechos pacíficos son el terreno donde se cimientan los
acontecimientos posteriores. En este proceso hay momentos donde los egipcios necesitan a estas
poblaciones para diversas actividades, en otros controlan su entrada y asentamiento, y llegados a
un momento, se convierten en señores del Delta, entendiéndolo fruto de una sinergia cultural
amasada durante un largo periodo de tiempo, donde los pueblos asiáticos se transformaron al
contacto egipcio, y estos egipcios también sufrieron un proceso similar, por lo que las dinastías
XVIIª y XVIIIª son producto de esta sinergia (Fig.12.), del contacto intercultural de la cultura
egipcia con estos pobladores, a los que conocemos a sus gobernantes como Hicsos.
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- Vandersleyen C. 1971: Les guerres d´Amosis. Fondateur Elisabeth 1. Bruselas.

- Van S. J. 1966: The Hyksos. A New Investigation. New Haven. Londres.


ANEXOS

Fig.1. Mapa de Egipto y Nubia durante el IIº Período Intermedio con las influencias hicsas,
tebanas y nubias. (Díaz Bravo 2014: 83)
Fig.2. Escena de la tumba de Khnumhotep II en Beni Hasan que muestra la llegada de un Amu
beduino a la corte nomarca del nomo XVIº del Alto Egipto. Fechada en el sexto año del reinado
de Sesostris II. Un ejemplo de estas poblaciones que penetraron en Egipto en número creciente
en la última parte de la XIIª dinastía. Es uo de los beduinos, llamado Absha, lleva el título heqa
khaseshet. Es el primer ejemplo conocido del término más tarde utilizado para designar a los
hicsos. (Díaz Bravo 2014: 80)
Fig.3. Entorno del asentamiento de Tell Dab’a. (Bietak y Forstner-Muller 2011: 25)
Fig.4. Tumbas de guerreros hicsos y su ajuar (Dinastía XIII). (DÍAZ BRAVO, 2014: 90)
Fig.5. Posición de Avaris en el Delta. (Bietak y Forstner-Muller 2011: 24)
FIG. 6. Estatua de un gobernante Hicso (XIII dinastía). (DÍAZ BRAVO, 2014: 85)
Fig.7. Dibujo del un fragmento de los frescos minoicos en Avaris. (Duhoux 2003: 96)
Fig.8. Asiático con arco compuesto. (Martínez Bravo, 2001: 22)
Fig.9. Cotas metálicas y detalle de placas metálicas de la misma. (Martínez Bravo, 2001: 27)
Fig.10. Espadas curvas y rectas pintadas en tumbas tebanas, algunas como ofrendas. (Martínez
Bravo, 2001: 16-24-25)
Fig.11. Carro de combate egipcio. (Martínez Bravo 2001: 31)
Fig.12. Taller egipcio de armamento. (Martínez Bravo 2001: 29)

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