Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
La industria utiliza materias primas, energía, capital y trabajo humano para generar
bienes socialmente deseables, pero también, sus procesos productivos arrojan al
ambiente subproductos indeseables para los cuales, generalmente, no hay precios
positivos ni mercados. Entre ellos están las emisiones de contaminantes a la
atmósfera, las descargas de aguas residuales y los residuos peligrosos y no
peligrosos.
Crecimiento demográfico
A lo largo del siglo XX, la población mundial se ha más que cuadruplicado y sigue
aumentando en unos 80 millones cada año, por lo que puede duplicarse de nuevo
en pocas décadas. Es preciso por ello valorar el papel de esta explosión
demográfica, junto al hiperconsumo de una quinta parte de la humanidad, en la
actual situación de auténtica emergencia planetaria, así como reclamar la
desaparición de las leyes que criminalizan en muchos países los medios mal
llamados “anticonceptivos”. Medios gracias a los cuales las concepciones pueden
ser el fruto de decisiones responsables y no la consecuencia indeseada del
desconocimiento o de la imposición de fundamentalismos religiosos que exigen
asociar sexualidad exclusivamente a procreación.
¿Por qué constituye un problema el crecimiento demográfico?
Desde la década de los años 40, en una economía cerrada y bajo la estrategia de
sustitución de importaciones, el despegue industrial en México favoreció la
concentración territorial de la planta industrial. Dicho despegue fue sostenido,
principalmente, por la siderurgia, los productos metálicos y químicos, los alimentos,
bebidas y tabaco, los textiles, ropa y calzado.
En esta etapa operaron como factores claves el contexto bélico internacional y el
despliegue de una estrategia interna de fomento industrial. Frente a la imposibilidad
de mantener las importaciones desde los Estados Unidos como resultado de la
guerra y ante la existencia de una planta industrial importante en México, fue posible
reorientar su producción hacia adentro. La inversión extranjera se dirigió a las ramas
más dinámicas y fue regulada, protegiendo a los capitales nacionales. En los años
50 se inició la construcción de parques industriales públicos, pero dentro de políticas
que reforzaron el efecto concentrador.
La industria y el medio ambiente
Esta dinámica influyó en el deterioro del ambiente, aunque no se tienen cifras ni
referencias suficientes para cuantificar su impacto. Se sabe que, hasta 1970,
prácticamente no se aplicó ningún criterio ambiental para el desarrollo industrial,
aunque había indicios de impactos crecientes, particularmente en términos de
contaminación atmosférica y la generación de desechos. Se estima que entre 1950
y 1960 estos efectos se incrementaron conforme la industria fue recomponiéndose,
aumentando la presencia de ciertas ramas y tecnologías más contaminantes.
Adicionalmente, las afectaciones ambientales derivadas de la industria eran
asumidas como efectos locales y eran percibidas a una escala que, se pensaba, no
ameritaba una preocupación mayor. En cuanto al uso de recursos naturales,
predominaba la idea de su explotación como fuente inagotable y, por tanto, sin
necesidad de imponerle restricciones.
La promulgación de la Ley Federal para Prevenir y Controlar la Contaminación
Ambiental, en 1971, marca el surgimiento de una normatividad que, aunque estaba
más orientada por criterios de salud, incorporaba elementos para el control de
emisiones, lo que comprometía a la industria en el logro de procesos cada vez más
limpios. Posteriormente, la aparición de un nuevo Código Sanitario, en 1973,
introdujo normas más específicas relacionadas con emisiones y descargas
industriales y la generación de residuos peligrosos. Se expidieron también
reglamentos para la prevención y control de la contaminación atmosférica por
humos y polvos, de control de la contaminación de aguas, de prevención y control
de la contaminación del mar por desechos y otros ordenamientos que directa o
indirectamente se relacionaban con la industria.
La Energía
Acerca de la energía
Consumo y energía
La necesidad de aumento productivo de las sociedades industrializadas lleva parejo
un incremento de los bienes de consumo y la creación de un mecanismo en el que
se establece una equivalencia entre el confort y el consumo. Ello ha supuesto en
las últimas décadas una avidez consumista, en donde el consumo es una finalidad
en sí misma. La acumulación de bienes, útiles o no, el despilfarro como signo de
poder adquisitivo y distinción social, la exigencia de gasto de elementos
perecederos, son consecuencias del mecanismo de sostenimiento que el sistema
económico de las sociedades desarrolladas ha establecido para mantener la
capacidad productiva creciente que lo sustenta. Así, la demanda de energía no sólo
ha tenido que crecer en la industria, sino también en los consumidores de los
productos manufacturados, dado que estos precisan mayoritariamente energía para
cumplir con su finalidad. Para satisfacer esta demanda no sólo de bienes, sino de
exigencia de nuevas cotas de confort, se hace precisa una mayor generación y
oferta de energía. Por ello, se ha hecho necesario dotar de grandes centros
generadores de energía excedentaria, ante la eventualidad de poder satisfacer la
demanda que pueda ser requerida.
Problemas sobre el consumo desmedido de la energía: En primer lugar, un deterioro
del entorno; en segundo lugar, un paulatino agotamiento de los recursos naturales;
y en tercer lugar, un desequilibrio irracional en el reparto del consumo y uso de la
energía. Ante esta situación, las energías de origen renovable adquieren un papel
primordial, necesario y urgente tanto en su aplicación como en la difusión de su uso.
Ejemplo:
En Colombia el consumo de energía eléctrica ha aumentado. De acuerdo con un
estudio de la empresa XM, filial de la estatal Interconexión Eléctrica S.A (ISA), entre
julio de 2011 y junio de 2012 la demanda de energía eléctrica creció 3,1 por ciento,
mientras que en los primeros seis meses de 2012 registró un crecimiento de 2,7 por
ciento.
Igualmente, según la EPM, una persona promedio usa 38KVh (Kilovatios hora mes).
Esto quiere decir que una familia de cuatro personas tiene un consumo medio
mensual de cerca de 152 KVh. El problema de un gasto excesivo y poco
responsable de la energía eléctrica es la contaminación lumínica, la cual no resulta
tan perceptible como otro tipo de contaminación.