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Estructura química[editar]
Estas neurotoxinas están constituidas por entre 50 a 200 pequeñas proteínas
con péptidos diferentes, muchos de los cuales están formados por entre 7 y 40 aminoácidos,
aunque la mayoría contiene sólo entre 12 y 30. Todos ellos presentan un resto
del aminoácido cisteína lo cual permite la formación de enlaces disulfuro dentro de la molécula
que le proporcionan una alta estabilidad. Los residuos de cisteína han permitido la
clasificación de las conotoxinas, según su estructura química y su número de péptidos Revista
Ciencia:
α-Conotoxinas[editar]
Las α-conotoxinas han sido las conotoxinas más estudiadas debido a su alto grado de
especificidad por un determinado tipo de receptor de Nicotina y Acetilcolina a nivel neuronal.
Las α-conotoxinas actúan como antagonistas competitivos en la interfase de dos subunidades
α o en la interfase de una subunidad α y otra cualquiera, es decir,
son antagonistaspostinápticos Dos destacadas α-conotoxinas son la α-ImI y la α-ImII, las
cuales se extraen del Conus imperialis, ambas constituidas por 12 Aminoácidos. Ambas se
unen al receptor Nicotinico-Colinérgico en la subunidad α7. La α-ImI se une de manera
competitiva, mientras que la α-ImII lo hace de manera no competitiva.
Aplicaciones terapéuticas[editar]
La actividad biológica primaria de las conotoxinas se produce a través de interacciones
con canales iónicos específicos. Más comúnmente, estos péptidos modulan canales
dependientes de voltaje e inhiben la entrada de Na +, K +, e iones Ca2 + en las células.
Conotoxins son algunos de los venenos de alrededor de 100.000 pequeños péptidos ricos en
sulfuro producidos por depredadores caracoles cono (género Conus). La notable diversidad de
estructura farmacológico, función y utilidad ha sido revisado recientemente. [1] El papel
fisiológico típico de los canales iónicos dependientes de voltaje es la producción, la
modulación, y la transducción de las señales eléctricas. Por lo tanto, la utilidad clínica
potencial de estos agentes serían alteración de los procesos biológicos que dependen de la
señalización eléctrica, como puede ser el dolor. Por ello estas toxinas han sido utilizadas en la
elaboración de analgésicos, especialmente los utilizados en caso de dolor crónico, como es el
caso del ziconotide, administrado por vía intratecal en caso de dolor crónico y dolores
refractarios a tratamientos convencionales como los opiáceos. [3]
Toxicidad y Toxinología[editar]
El rasgo en común a todas ellas es el bloqueo de la conducción nerviosa y la parálisis de los
músculos. La inyección de este péptido a un sujeto de ensayo produce hiperactividad inicial,
seguida por contracción y extensión continuas de las aletas mayores, sin parálisis ni muerte.
Algunos subtipos de conotoxina, en cambio, provocan una disminución en la actividad
locomotora, que deriva en espasmo y parálisis rígida generalizada que conduce a la muerte.
Las especies más venenosas son sin duda Conus geographus, Conus tulipa y Conus striatus,
las tres piscívoras. No parece haber una relación entre el tamaño del espécimen y su
peligrosidad. [4] La gravedad de las picaduras se relaciona más con el tiempo de contacto, ya
que la cantidad de veneno disponible después de una picadura sigue siendo casi la máxima.
Conviene recordar que un cono dispone de varias docenas de aguijones venenosos por lo que
las picaduras pueden ser múltiples. El recolector imprudente sentirá inicialmente un dolor
agudo, seguido por una parálisis progresiva que puede llevarle a la muerte en un lapso de 2 a
6 horas. 1
Según el tiempo de exposición y la gravedad de los síntomas, podemos clasificar el cuadro
clínico en cuatro etapas:
Tratamiento[editar]
En caso de picadura puede utilizarse algún tipo de dispositivo aspirante e inmovilizar lo más
posible la zona afectada y realizar un torniquete para ralentizar la dispersión del veneno en la
sangre. Se debe procurar también conservar el cono para mostrarlo a los médicos. No existe
antídoto contra el veneno de los conos, o más exactamente contra las moléculas responsables
de su toxicidad, las conotoxinas; el tratamiento es por lo tanto sintomático. Para combatir el
dolor se recomienda una inyección de analgésico. En todos los casos, incluso si el dolor no es
fuerte y la picadura no parece peligrosa, avisar a un médico.
Mecanismo de acción[editar]
Todavía se desconoce el mecanismo de acción del ziconotide en los seres humanos. Los
resultados en los estudios con animales sugieren que el ziconotide bloquea los canales del
calcio tipo N en los nervios nociceptivos primarios en la médula espinal.
Uso terapéutico[editar]
Tanto por la importancia de los efectos secundarios como por la ineficacia absoluta en su
administración por vía oral o vía intravenosa, el ziconotide debe ser administrado por vía
intratecal (directamente en el fluido de la médula espinal). Esto supone que su administración,
además de resultar costosa (económicamente), se lleva a cabo de la forma más invasiva (vía
intratecal) lo que implica riesgos adicionales.4
La terapia con ziconotide se considera indicada solamente para el tratamiento del dolor
crónico severo en aquellos los pacientes para quienes se autoriza la terapia intratecal (T.I.) y a
quienes son intolerantes o refractarios a otros tratamientos, tales como las
terapias analgésicas sistémicas y la terapia intratecal con morfina5
Estas circunstancias debe valorarse junto con el grado de dolor, -tanto en términos de
cantidad como duración-, y la ausencia de signos de tolerancia6 o dependencia7 incluso
después de la prescripción del tratamiento y valorando otras terapias que no se hayan
probado con el paciente. Ziconotide está contraindicado en pacientes que hayan
padecido trastorno psicológico (psicosis) ya que son más susceptibles a ciertos efectos
secundarios severos.8
Reacciones adversas[editar]
Los efectos secundarios más comunes son vértigos, náuseas, confusión, y dolor de cabeza.
Otros pueden incluir la debilidad, hipertonía (rigidez), ataxia, visión
anormal, anorexia, somnolencia, insensibilidad en los pies y problemas de memoria. Los
efectos secundarios más severos, pero más raros son las alucinaciones, los pensamientos
de suicidio, aparición o empeoramiento de la depresión y meningitis. Por lo tanto, está
contraindicado en enfermos con antecedentes de psicosis, esquizofrenia, depresión clínica,
y desorden bipolar.