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Características ANARQUISMO SOCIALISMO SINDICALISMO COMUNISMO

Frente a la organización Apoliticismo. El partido como el El sindicato como ámbito Partido revolucionario de
del partido y la Anarcosindicalismo. medio de privilegiado de para la base obrera. Toda
participación política. Sindicatos y representación de los organización obrera. No participación en el sistema
organizaciones obreras trabajadores. El rechaza totalmente el partido y político era entrar en la
como ámbito de sindicato estaba la participación en política. lógica política burguesa.
participación y subordinada al Más tarde participarían del
representación del partido. sistema político.
proletariado.
Se lo puede considerar una
La organización de base. La acción colectiva antes La militancia en el Organización de la clase
posición intermedia entre el
que la individual. partido y en el obrera a través del partido
anarquismo y el socialismo,
sindicato. Promovían y de los movimientos
pero más tendiente a los
la nacionalización de obreros.
primeros. Muchos obreros que
los obreros para que
no acordaban con los Las comisione internas son
se encontraran e
postulados de las otras el ámbito natural de la
condiciones de votar.
tendencias ideológicas solían democracia obrera.
inclinarse a la militancia
sindical. Siempre el sindicato
como ámbito de militancia.

Táctica de lucha Huelga general Lucha política a través La huelga y la negociación con Batalla contra el
de la de la democracia el gobierno. imperialismo y la clase
parlamentaria. terrateniente.
Promover leyes que
mejoren la situación
de la clase obrera.
Reformismo.

Objetivos (estratégicos) de Liberación del proletariado La abolición del Lograr las mejores condiciones Abolición del estado
la lucha. abolición del Estado y la Estado burgués. de vida para la clase obrera burgués.
sociedad burguesa. dentro del marco de la
sociedad burguesa.
JULIO ARRAGA
El sindicalismo frente a socialismo y anarquismo
Dr. Julio A. Arraga: El sindicalismo, los partidos políticos y las sectas. Buenos Aires, Biblioteca de “La Acción
Obrera”, Vol. IV, 1918.
Los socialistas políticos o de partido han constituido una agrupación con elementos de
distintas categorías económicas, con el objeto de conquistar el Estado, el poder político de la
burguesía, esperando con él realizar la revolución social.
El partido se llama la clase obrera organizada políticamente. No se necesita mucha
perspicacia para advertir que los componentes del partido no son todos obreros, ni el partido
concentra toda su actividad y anhelos en defender los derechos de la clase obrera. […] El
partido tiene otros propósitos: él sirve otros intereses que el de los trabajadores.
[…] El proceso de transformación de las relaciones sociales de las clases es la
evolución de la revolución, que sólo puede llevarse a cabo por el Sindicato, en su carácter de
órgano de clase.
[…] El ciudadano vota y se retira; los partidos siguen dirigiendo en su nombre: tienen
su representación. El pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes
En el Sindicato, como órgano revolucionario de clase, sólo se puede realizar el proceso
económico y político de capacitación que debe preceder a la toma de posesión de los
instrumentos de producción para que el movimiento no vuelva a fracasar, como ya fracasó
durante la Comuna de París, al pretender tomar la dirección de la producción, sin estar
preparado para ello. […]
EMILIO LÓPEZ ARANGO
Anarquismo y comunismo
Carlos M. Rama y Angel J. Cappelletti, El anarquismo en América Latina, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1990.
El anarquismo es una concepción moral, en oposición a los dogmas consagrados y a
los prejuicios hechos ley o costumbre. El comunismo es la utopía social, el hecho económico
aún no realizado, el medio de convivencia que, si tiene algunos antecedentes históricos en
las ciudades libres de la Edad Media y en las primitivas comunidades religiosas, no puede
sin embargo ser definido ni con las muertas experiencias del pasado ni con las demasiado
agobiadoras del presente. […]
Para los pregoneros del comunismo industrial ––que como vemos es una negación
del comunalismo––, no tiene importancia ese problema posrevolucionario. […] Pero el
Estado económico, que es en resumidas cuentas una supervivencia del capitalismo, aun
cuando cambie el orden de las clases en el usufructo del poder y de las riquezas, ¿no
necesitará de un aparato gubernamental, de leyes y de ordenanzas para regirse y de ejércitos
y policías para mantener su equilibrio?
El anarquismo, idea de libertad y justicia, tiene en la comuna su base económica. Hoy
resulta un tanto difícil concebir el valor de sus principios. El proletariado industrial, movido
por necesidades perentorias, hecho a imagen y semejanza de la sociedad que lo esclaviza,
ignora el trabajo verdaderamente creador y útil; vive desarraigado de la tierra, fuente de toda
riqueza. […]
¿Podrá el proletariado llegar a vencer las preocupaciones que hoy esterilizan sus
mejores energías y libertarse de la cadena que lo ata al régimen social que cree combatir y
demoler imitando a sus enemigos?
EMILIO LÓPEZ ARANGO
Anarquismo y sindicalismo
Carlos M. Rama y Angel J. Cappelletti, El anarquismo en América Latina. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1990.

REFORMISMO APOLÍTICO
Se ha generalizado la creencia, que comparten también no pocos camaradas, de que
únicamente son reformistas los elementos políticos del marxismo. Fácilmente se puede
demostrar que están en un error los que tal cosa sostienen. […]
El sindicalismo no llegó a ser una doctrina, pese al esfuerzo de algunos teorizantes
colocados en la guardarraya que separa al marxismo del anarquismo. Por eso estuvo y está
expuesto a todas las incursiones de los fracasados de la política y de todos los aspirantes a
una jefatura en los sindicatos obreros. […]
El apoliticismo es la negación de toda fe en el porvenir de la humanidad, que sólo
podrá redimirse por las ideas. Los neutros, al rechazar sistemáticamente todo compromiso
con un “dogma” dejan sentado el concepto fatalista del marxismo, confían al desarrollo
industrial de las naciones y a la prevalencia cada vez más absorbente del capitalismo, la tarea
de crear en los pueblos y en los individuos las aptitudes necesarias para preparar y realizar la
revolución. Pero como el materialismo histórico sólo se explica mediante realidades
económicas y viejas experiencias sociales que carecen de contenido moral para el hombre
emancipado ––para el propagador de la vida nueva––, los trabajadores no podrán nunca
emplear ese instrumento capitalista en la difícil y penosa tarea de transformar este mundo de
esclavos en un mundo de hombres libres. […]
No basta, pues para dar al sindicalismo una orientación revolucionaria, con sustraer a
los trabajadores a la influencia de los traidores refugiados en la Internacional de Ámsterdam.
También en Moscú está la sede de los conversos a la dictadura y a la reacción y de los lacayos
del capitalismo internacional. […]
JUAN B. JUSTO
La organización obrera y el Partido Socialista
Juan B. Justo, La realización del socialismo, Buenos Aires, La Vanguardia, 1947.
La organización gremial obrera para la lucha directa con los patrones es un
movimiento propio y exclusivamente proletario, simple en sus objetivos y en sus medios de
acción que prácticamente sólo reivindica derechos parciales de gremios determinados, pero
se dirige desde luego a todos los asalariados de esos gremios y puede abarcarlos a todos, tan
al alcance de todos ellos está la acción gremial. […]
Elevando el nivel de vida y la capacidad mental y societaria de los trabajadores, la
acción gremial los capacita para la acción política, función propia del Partido Socialista, que
encuentra así un ambiente obrero mucho más propicio para sus costumbres y sus ideas. […]
[…] Abierto a todos, el Partido Socialista es humanamente más completo que el
movimiento gremial, y más mezclado que éste. Su moral es por eso más amplia y generosa
que la moral proletaria pero menos firme que ésta, expuesto como está el partido, no sólo a
las extravagancias sentimentales de sus miembros, sino también a la acción de las ambiciones
personales, que la política excita mucho más que el movimiento gremial, y a los vicios traídos
de afuera por elocuentes aventureros y dadivosos señores que acaso entren en sus filas.
Necesita entonces el Partido Socialista, para no degenerar en vulgar camarilla política,
mantener siempre en sus principales actos, y esto se lo hace más posible la coexistencia de
un activo movimiento gremial.
[…] El Partido Socialista puede admitir en sus filas a agrupaciones gremiales cuyos
miembros todos le hagan individualmente acto de adhesión, si bien la división de los
ciudadanos según su residencia y su sección electoral tiene que ser la base de nuestra
organización de partido.
Pero el Partido Socialista no debe inmiscuirse en la organización gremial.
Colectivamente sólo puede y debe servirla desde afuera, en cuanto a las leyes, el gobierno y
la administración pública atañen a la organización gremial.
[…] Claro está que los gremios proletarios pueden dirigirse con estos fines a los
representantes de otros partidos en el Parlamento y el gobierno, y alguna vez acaso con éxito.
El Partido Socialista, que toma “motu proprio” la defensa del gremialismo proletario en el
terreno político, sin necesitar ni esperar que se la pidan, recibiría en hora buena la ayuda
eventual de otros partidos en esa defensa.
LAS TÁCTICAS DEL PC
“los obreros organizados en las fábricas mismas. Y en aquellos establecimientos en
que hay muchas secciones, organizados por secciones. Ligados no solamente a las fábricas
de la misma industria, sino también a todas las demás fábricas de otras ramas de la
producción. (…) Organizar a los obreros en las fábricas. Intercambiar experiencias sobre
los métodos de organización y trabajo. Preparar las luchas fuera del marco estrechamente
corporativo. Superar los métodos reformistas y anarco-sindicalistas de trabajo sindical”.
“El ejemplo de Avellaneda”, La Internacional, 20/5/1932, p. 3.
“allí en el fondo de la fábrica, del taller, de la empresa, del campo, debemos unirnos
por encima de todas las influencias burguesas o pequeño-burguesas, por encima de todos
los jefes o caudillos reformistas o sectarios, para trabajar por la creación de fuertes
sindicatos revolucionarios de industria, formando los grupos o secciones sindicales en cada
lugar de trabajo”.
“Llamado de la Conferencia Nacional del Comité de Unidad Sindical Clasista”, Frente Único, diario
obrero de la mañana, 20/10/1932, p. 3.
Es claro que el frente único del proletariado es el factor decisivo, cardinal, que
permite dar al frente popular un contenido combativo antimperialista, para la satisfacción
real de las reivindicaciones de los trabajadores y para la preparación de la revolución
democrático-burguesa. […]La burguesía nacional-reformista ejerce una gran influencia
sobre el campesinado, sobre la pequeña burguesía de la ciudad y hasta sobre capas
importantes del proletariado. La creación del frente único antimperialista facilita la tarea
de la unión del proletariado, el acarreamiento del partido socialista a las filas del frente
popular, el establecimiento de la alianza del proletariado, del campesinado y de la pequeña
burguesía de la ciudad. Facilita y prepara el terreno para la hegemonía del proletariado en
la revolución.
Nuestra perspectiva debe ser la creación y el desarrollo del frente popular
antimperialista. Debemos plantear, después, a título de problema central en el proceso del
desarrollo ulterior, la lucha por un gobierno popular antifascista y antimperialista —un
gobierno que los comunistas no solamente apoyarán, sino que participarán en él. Este
gobierno popular será un poder transitorio que prepare el terreno para la instauración del
poder soviético como forma democrática de la dictadura de los obreros y campesinos.
TORRES, Intervención en la discusión sobre el informe Dimitrov pronunciado el 9 de agosto de 1935.
Tomado de Cuadernos de PyP 76 Fascismo, democracia y frente popular VII Congreso de la Internacional
Comunista.
“consideramos útil que nuestro país estreche las relaciones que nos ligan con los
países democráticos, tanto en lo económico como en lo político. Pero queremos, y esta es ‘la
madre del borrego’, que estas relaciones se realicen sobre un pie de igualdad y comprensión
mutua y no de inferioridad y de menosprecio hacia nuestra soberanía como han tenido lugar
hasta el presente. No nos planteamos hoy confiscar las empresas y capitales yanquis o
ingleses, pero queremos sí un mejor trato, un trato más equitativo”
Sommi, L. La unión del pueblo contra el fascismo. Informe presentado al IX Congreso del PCA,
Anteo, Bs. As. Enero de 1938, p. 11
Programa mínimo de la Confederación General del Trabajo presentado
al gobierno de facto del general José Félix Uriburu en 1931
26 de abril de 1931
Confederación General del Trabajo

1) Reconocimiento de los sindicatos. Por el mero hecho de existir los sindicatos serán
considerados como instituciones de bien público, con facultades para vigilar la aplicación
de la legislación social.
2) Jornada de trabajo y vacaciones. 8 horas de trabajo para adulto en trabajos diurnos y 6
horas en trabajos nocturnos y en las industrias insalubres. El ciclo semanal será de 5 días
como máximo. Vacaciones anuales con goce de sueldo.
3) Derecho de vida y seguro social. Salario mínimo fijado periódicamente por representantes
de los sindicatos obreros y de organizaciones patronales de industria o región.
Establecimiento del seguro nacional sobre la desocupación, enfermedad, vejez y
maternidad.
4) Intervención obrera. Intervención y contralor de la organización obrera en diversos
organismos del estado.
5) Oficinas de colocación. Supresión de las agencias particulares; las oficinas de colocación
serán establecidas por las municipalidades y en su administración tendrán intervención
directa en los sindicatos.
6) Protección a la maternidad. Pensión proporcional al número de hijos menores de 14 años
a toda mujer sin marido y sin recursos.
7) Defensa de la infancia. Insturcción pública obligatoria, laica y gratuita, hasta los 14 años,
debiendo el estado proveer, también gratuitamente, alimentos, vestidos y los útiles
necesarios a la enseñanaza.
8) Ley 9.688 (accidentes de trabajo). Reforma de la ley en estos aspectos: las incapacidades
se contarán desde que se produce el accidente. Extensión de la ley a todos los asalariados
indistintamente. Aumentar los beneficios de la indemnización parcial al 100% del salario.
Elevar las indemnizaciones máximas a $15.000. supresión del límite de salario para tener
derecho a los beneficios de la ley. Los seguros por accidente estarán a cargo del estado.
9) Estabilidad y escalafón para los trabajadores del estado y demás entidades de carácter
público.
10) Carestía de la vida. Fijación de los alquileres rústicos y urbanos con arreglo al valor;
construcción de casas económicas ara obreros por cuenta del estado y las municipalidades.
11) Derogación de la ley 4.144

Estatuto de la Confederación General del Trabajo de 1936


Sancionado entre el 31 de marzo y el 2 de abril de 1936 Confederación General del Trabajo
Estatutos de la C.G.T. Independencia, sancionados los días 31 de marzo y 2 de abril de 1936, y
reformados por el Primer Congreso Ordinario reunido los días 14,15 y 16 de julio de 1939.
PREÁMBULO
La Confederación General del Trabajo, declara:
Que el actual régimen social capitalista, fundado en la propiedad privada de los medios de producción
y de cambio, es para la clase trabajadora una permanente causa de explotación, injusta y mísera.
Que la evolución de la sociedad capitalista puede ser acelerada por la clase trabajadora por medio de
su organización, teniendo en ésta también un modo de evidenciar su importancia social, técnica y
económica, y de acentuar su influencia en el gobierno de los intereses colectivos. Que los
antagonismos existentes en la sociedad capitalista obligan al proletariado a organizarse para defender
sus intereses de clase y preparar su emancipación, creando un nuevo régimen social fundado en la
propiedad colectiva de los medios de producción y cambio. Sin excluir ningún medio eficaz de lucha,
la Confederación General del Trabajo llama a la clase trabajadora a organizarse en el terreno sindical
para conquistar, desde luego, mejores condiciones de trabajo y remuneración, hacerse respetar por la
clase patronal y bregar por la completa emancipación del pueblo productor de acuerdo con el siguiente
estatuto:
Capítulo 1.
Objeto y constitución
Artículo 1. La Confederación General del Trabajo se rige por el presente estatuto y tiene por objeto:
1º. Reunir en su seno a todas las organizaciones obreras, sociedades de oficio, sindicatos de industria
o profesiones liberales, federaciones locales, regionales, provinciales o nacionales, que acepten los
principios de la Confederación General del Trabajo y tengan por objeto la defensa de los intereses
económicos, sociales y profesionales y la constante y permanente capacitación intelectual, moral y
física de sus componentes.

Cuadros
Cuadro 10. Trabajadores sindicalizados en algunas ramas de la industria.

1935-36 1941 1945-46

Ocupados Atiliados % Ocupados Afiliados % Ocupados Afiliados %

Alimentación y bebidas 98.702 10.688 11 139.373 29.171 21 189.084 97.426 51

Imprenta y publicaciones 20.181 3.700 18 25.444 5.045 20 34.632 3.713 11

Madera 30,91 8.827 28 53.454 6.304 12 98.114 6.885 7

Metales 39.020 1.975 5 61.163 4.459 7 91.146 5.992 6

Textiles 50.212 5.500 11 76,02 12.504 16 117.110 2.613 2

Electricidad, gas y agua .. 10.062 600 6 13.272 650 5 14.972 812 5

Químicas 12.644 166 1 21.557 250 1 38.052 5.884 15

Promedio 11 12 14

Cuadro 8. Número de afiliados a organizaciones sindícales


1936 1937 1939 1940 1941

CGT 262.630 289.393 270.320 311.076 330.681

USA 25.095 32.111 26.980 23.039 14.543

FACE* 8.012 8.079 18.500 18.675 13.550

Autónomos 72.834 68.105 120.809 120.038 82.638

indefinidos 1.398 21.214 — — —

Total 369.969 418.902 436.609 472.828 441.412

Ni 100 113,23 118,01 127,8 119,31

*Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas (no desarrollaba


actividades propiamente sindicales, sino de carácter exclusivamente
mutual, y agrupaba sobre todo a empleadas de comercio y del Estado).
Fuente: DNT, Organización sindical. Asociaciones obreras y patronales,
1941, Buenos Aires, págs. 2 y 27
Cuadro 9. Número de organizaciones sindicales y de afiliados por rubros

1936
1 1941 1945
Org. Afil. Org. Afil. Org. Afil.
Actividades primarias 3 2100 10 4267 44 9203
Alimentación 18 10688 39 29171 205 97426
Comercio, bancos, oficinas v seguros 80 64976 69 60841 77 29849
Comunicaciones 3 4779 2 3200 32 2889
Confección 7 9428 10 12906 37 14410
Construcción y materiales 14 35.588 34 74238 79 14336
Electricidad, gas y agua. 2 600 4 650 8 812
Espectáculos públicos 14 6.170 4 8589 32 15873
Gráficas, prensa v papel. 4 3.700 2 5045 29 3713
Hotelería 8 9519 25 3470 46 6139
Madera 5 8827 10 6304 17 6885
Métales 3 1975 4 4459 21 5992
Profesiones liberales 1 620 5 1821 14 3047
Químicas 2 166 2 250 29 5884
Servicios sanitarios de higiene y limpieza 4 1218 8 3679 30 6351
Textil 2 5 550 2 12504 8 2613
Transportes marítimos, fluviales y servicios portuarios 28 10.272 14 14306 31 9611
Transporte terrestre 57 141.576 30 140601 91 109023
Actividades del Estado, provincias , municipios 14 44655 15 31480 42 41471
Varios 57 10 576 57 23566 97 142986
Total 296 369.969 356 441.412 969 528.523
Fuentes: “Primer censo de asociaciones profesionales obreras”, en DNT, Boletín Informativo, año XVIII, época VI.
Septiembre-octubre 1936, pág., 4.732 y DES* Investigaciones sociales, 1943-45, pág. 29.

Cuadro 11 Principales organizaciones sindicales: número de afiliados


1936 1941

Afiliados b Afiliados c

Unión Ferroviaria 100.000 39 90.000 37


Fed. Obr. Nac. de la Construcción 4 28.500 19 56.800 20
40.000 e
Conf. Gral. de Empleados de
18.489 12 35.000 16
Comercio
Fed. Obrera de la Alimentación 500 1 19.513
6
6.000 e
La Fraternidad 15.000 10 12.795
11
15.000 e
Unión Tranviarios 10.000 9 13.000
10
1.500 e
Asoc. Trabajadores del Estado-CGT 30.000 6 10.000 7

8.000 e
Asoc. Trabaj. del Estado-Autónoma — — 8.165 —
Unión Obrera Textil 5.000 5 10.000 6
MONSEÑOR MIGUEL DE ANDREA
Causas que favorecen la difusión del comunismo
Monseñor Miguel de Andrea, Obras completas, tomo IV, Buenos Aires, Difusión, 1946.

¿Y cuál es, prácticamente, el programa que nos debemos trazar para restablecer la jerarquía, la
coordinación y la colaboración de las tres fuerzas: la fuerza política, la fuerza económica y la fuerza
religiosa, base insustituible y única para el bienestar común, que es el fin de la sociedad? No debemos
trazarnos ninguno. ¿Por qué? Porque nos ha sido traza- do ya. Nos lo ha trazado la autoridad Suprema, la
autoridad Pontificia, la autoridad del Vi- cario de Jesucristo, en estas palabras que con inmenso júbilo de
mi alma voy a pronunciar. […] “Una sana prosperidad sólo puede obtenerse aplicando los verdaderos
principios de un sano corporatismo”, dice el Papa. Pues bien: esta sana prosperidad relativa- mente
obtenida, ha bastado para inmunizar contra el virus comunista a la parte del pueblo que entre nosotros
se halla organizada.
Tengo aquí a la disposición de quienes deseen documentarse, una copia de la circular de la Juventud
Comunista para el Trabajo Femenino. El procedimiento que aconseja seguir está inteligente, astuta y
minuciosamente expuesto. Era la voz de orden del Comunismo, dada a fines del año 1936. Los
propagandistas se entregaron a su acción proselitista. La contestación que fueron obteniendo de las
numerosas empleadas cuya adhesión procuraron, fue casi en todos los casos del tenor siguiente: “soy
católica y me encuentro beneficiada y feliz en la institución a que pertenezco. Usted pierde su
tiempo”. La campaña proselitista del comunismo quedó suspendida. Este sector de la sociedad
compuesto de hijas y a la vez madres del pueblo, estaba inmunizado. Las emplea- das de las diversas
profesiones, cuya adhesión se había intentado, eran socias de la Federación de Asociaciones
Católicas de Empleadas.
[…] La mejor y la única vacuna que puede inmunizar al pueblo contra el virus comunista, es la
dignificación moral y el bienestar material del pueblo. Estoy seguro de que, con el auxilio de Dios
lograremos este resultado si nos formamos y si actuamos, según lo establece la jerarquía, procediendo
en afectuosa dependencia y de perfecto acuerdo los fieles con los Párrocos, los Párrocos con los
Obispos, los Obispos con el Papa, y el Papa con Jesucristo, porque “Christus vincit, Christus regnat,
Christus imperat”.
Conferencia-lección pronunciada en la primera semana nacional de Estudios Sociales, organizada
por la Acción Católica Argentina del 31 de octubre al 6 de noviembre de 1937.
Discurso en asamblea obrera
(13-5-1939)
Monseñor Miguel de Andrea, Obras completas, tomo IV, Buenos Aires, Difusión, 1946.

Antes de entrar en materia quiero adelantarme a dar a quienes las necesiten algunas razones de mi
activa intervención personal en esta campaña de tanta trascendencia. Las diversas organizaciones
obreras, y no precisamente católicas, que en los últimos tiempos se me han acercado a reclamarla,
las recibirán complacidas.
Heme aquí desempeñando de nuevo el papel de vocero del más necesitado y más indefenso sector
de mi pueblo: el de las costureras a domicilio.
¿Por qué? Porque soy asesor de una de las entidades sindicales de la costura, y por- que las otras dos
juntamente con ella, así lo quieren. Ocupo esta tribuna de la casa del trabajo por la voluntad expresa
de los sindicatos de la Federación Obrera del Vestido, de la Aguja y de las Costureras.
¿Por qué más? Porque es ésta la segunda etapa de una misma jornada. Cuando inicié en público desde
este mismo lugar la campaña pro aumento del salario, dije que no la emprendía para hacer ruido, sino
para hacer bien. Y si este bien todavía no se ha lo- grado, la campaña quedaría trunca y no valdría la
pena haberla iniciado. Quiero por lo tanto y debo llevarla hasta el fin; y heme aquí dispuesto a soportar,
por la gracia de Dios, todo cuanto para ello sea necesario. Un poco más de bienestar para el pueblo,
bien me- rece el sacrificio de un hombre.
El 21 de noviembre de 1936 la Federación de Asociaciones Católicas de Empleadas, en
representación del Sindicato de la Aguja, elevó al señor Presidente del Departamento Nacional del
Trabajo una nota pidiendo la constitución de una Comisión Paritaria con la misión de proceder a la
tarifación de las confecciones de la costura, que aún no ha sido establecida. Esta comisión debía
constar de representantes de los patrones y de las costureras.
La gestión obtuvo éxito, y poco tiempo después quedó constituida la Comisión, que venía a llenar un
vacío lamentable.
Hecha la promulgación por parte del Departamento Nacional del Trabajo, las nuevas tarifas se
pusieron en vigencia y un rayo de luz entró en los humildes hogares de las costureras a domicilio.
Muchas de las que sólo ganaban sesenta y setenta centavos diarios, trabajando de día y de noche,
podrían en ocho horas de trabajo ganar cuatro pe- sos con cincuenta centavos.
Pero pronto comenzó a cundir el desencanto. El trabajo se hacía, la entrega se realizaba, pero el
salario se frustraba. Después de haber sido íntegramente ganado, se les entregaba cercenado,
mutilado. La insaciable avaricia, acuciando su astucia, ha halla- do el medio de burlar los justos y
humanos propósitos de la ley.
Es la denuncia que vengo a hacer ante el tribunal de la opinión y ante el tribunal de los encargados de
hacer justicia. ¡Yoacuso!
¿Con qué fundamento? Helo aquí. Según la última estadística oficial, existen 1.381 establecimientos
que ocupan 24.943 trabajadores a domicilio. En su inmensa mayoría son mujeres. Y una gran
cantidad de estas pobres mujeres se debaten en la miseria y en la burla de su miseria. ¿De qué manera?
De muchas. Entre ellas figuran las más inverosímiles. Enunciaré algunas solamente de las más
utilizadas. Se hace figurar como recibida una cantidad de trabajo menor que la real. Se hace anotar
en el libro y en la libreta respectivos, como abonados, importes que no lo han sido y que según las
falsas anotaciones se ajustarían a las tarifas reglamentarias.
[…] ¿Cómo son posibles estos intolerables abusos? A causa de la deficiencia de la vigilancia. Ella
queda explicada, sin investigar otras causas, por la sola confrontación del número de
establecimientos con el del personal de inspección. ¡Dos auxiliares técnicos y cuarenta empleados
no técnicos para vigilar el cumplimiento de la Ley 10.505 en 1.381 establecimientos!
No somos revolucionarios sino para alzarnos contra todo lo que está incubando la revolución. Somos
en este caso colaboradores de una dependencia del Estado a la cual ojalá se la invistiera de mayor
autonomía, eficiencia y autoridad: del Departamento Nacional del Trabajo.
Estamos frente a violaciones flagrantes de preceptos humanos y divinos. La justicia humana es
lamentablemente deficiente para impedirlas y para vengarlas. En el Decálogo divino hay una
denominación para clasificar toda sustracción de salario. Al acto de cercenar lo que corresponde, como
al de sustraer lo que se tiene, se le denomina: robo. Al necesitado que toma lo necesario para no morirse
de hambre, se le castiga. Y el usurero sin entrañas que aumenta sus caudales con lo que roba a los pobres,
¿ha de quedar impune?
[…] La característica de mi predicación estrictamente evangélica es la caridad. ¿Pe- ro cómo se puede
hablar de caridad a los que violan la justicia? Mi Divino Maestro sacó del Templo a latigazos a los
que traficaban con las víctimas destinadas al sacrificio. El Universo es también un templo que no debe
ser profanado, y yo fustigo a los mercaderes que sacrifican a sus pobres víctimas. Hablar así no es
faltar ni a la caridad, ni a la justicia. Todo lo contrario, ¡es tener caridad con las víctimas y hacer justicia
con los victimarios!
La expoliación se vuelve tanto más inicua, cuanto más indefensas son las víctimas contra las cuales
se ejercita. Son tratadas peor que los esclavos a quienes se negaba el derecho de propiedad de su
trabajo, y peor que las bestias a quienes se da el alimento suficiente para que no perezcan de hambre.
La Sociedad que tolera una abominación semejante tiene su castigo.
[…] ¿Habré provocado con las palabras que acabo de pronunciar algunas reacciones patronales? Si
así fuera lo lamento, pero no porque las tema. Ellas sólo servirían para ratificar la justicia de mis
acusaciones. Porque procederían de los patrones deshonestos. Los patrones honestos me las aplauden
y las suscriben por dos razones: porque se sienten perjudicados por la competencia desleal y porque
se sienten incómodos por la complicidad que injustamente se les atribuye.
No hay, por lo tanto, nada que pueda detenernos en la pacífica marcha de la victoria que hemos
emprendido. Termino incitando a todos a que con toda lealtad aunemos voluntades, arrimemos los
hombros y nos demos la mano. No nos preocupemos de dónde venimos. Miremos solamente a dónde
vamos: a la conquista patriótica y cristiana del mayor bienestar del pueblo, base única y firme de la
paz social.

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