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CONSTRUCTIVISMO

Fundamentos – Precursores

Dra. Analía M. Vázquez

La imagen que cada ser humano tiene del mundo es, y permanece así para
siempre, un constructo de su mente y no puede probarse que tenga otra
existencia. (Schrödinger, 1967)

A lo largo de los siglos, los argumentos utilizados para fundamentar la cuestión

epistemológica han ido variando.

Lo central en dichos desarrollos gira en torno a cómo se obtiene el saber de lo que

afirmamos conocer, y si ese conocimiento respecto de la realidad es adecuado y

“verdadero”.

Mucho es lo que se podría plantear con respecto a términos como “realidad” y

“verdad”, representando interrogantes de los hombres de ciencia de todos los

tiempos.

El presente trabajo se centrará en torno a una de las teorizaciones posibles,

cuestionada y apropiada, que ha generado – y genera- seguidores y opositores: el

Constructivismo, conjunto de elaboraciones teóricas, concepciones,

interpretaciones y prácticas, cuyos planteamientos fundamentales no han sido

generados en un solo acto; contiene muchas ideas que, junto con poseer un cierto

acuerdo entre sí, poseen también una gama de perspectivas diversas que hacen

difícil considerarlas de manera unificada, y que a través de la historia, han

contribuido a su configuración final.


Si se entiende por Constructivismo una teoría que ofrece explicaciones en torno a

la formación del conocimiento, resulta necesario adentrarse en el terreno de las

ideas que marcaron el camino de su desarrollo. Como expresión de la mente

humana tiene raíces profundas en la historia de las ideas filosóficas, las cuales

traslucen concepciones del hombre y del conocimiento, e incluso, para algunos

investigadores, con el de la existencia objetiva de la realidad misma, con

independencia del conocimiento.

Las primeras inferencias se encuentran entre los filósofos presocráticos, en

particular en Jenófanes y Protágoras, luego, siglos después pensadores como

Vico, Kant, Piaget, e investigadores contemporáneos provenientes de distintas

ciencias, continuaron y coincidieron en la misma preocupación, la adquisición del

conocimiento de la realidad, así como el lugar que ocupa el hombre en dicha

actividad.

Además, su actual corpus teórico cuenta con la confluencia de aportes originados

en el seno de terrenos disímiles como la Filosofía, la Física, o la Cibernética,

alcanzando a la Teoría Sistémica.

Señalamos lo diverso de sus orígenes, con bases multidisciplinares, que lo

convierten en su fortaleza, y también en sus debilidades, virtudes y desventajas a

la hora de enfrentar las innumerables críticas recibidas.

El Constructivismo cobra valor epistemológico además, por haberse erigido como

un marco integrador, amplio, que ofrece una concepción del hombre y de la

realidad que lo rodea.

Antecedentes Filosóficos
Tal como planteáramos en párrafos anteriores, el pensamiento constructivista se

remonta a varios siglos a. C., aunque no se lo llamara de esta manera.

El planteo epistemológico de cómo obtenemos el conocimiento de la realidad y la

veracidad de ese conocimiento habría comenzado con las primeras referencias

entre los filósofos presocráticos y, en particular, en Jenófanes (570-478 a. C.).

Su pensamiento traslució un esbozo del vínculo que existe entre el conocimiento y

el esfuerzo voluntario, a través de la afirmación “los dioses no lo han mostrado

todo a los hombres desde el comienzo; sino que los hombres buscan, y con el

tiempo encuentran lo mejor” (Mondolfo R, 1979, p.94). De aquí se destaca no solo

el conocimiento como conquista humana activa y paulatina, sino además la

importancia que adquiere el esfuerzo realizado por el hombre en el proceso de

desarrollo cognoscitivo. Y agrega además, la idea del conocer como un hacer.

Al parecer, Jenófanes ha sido el primero de los pensadores en afirmar que toda

teoría debe ser admitida en competencia con otras y solamente el análisis crítico,

la discusión racional, permitirán aceptar aquellas que mejor se acerquen a la

verdad, entendida ésta justamente como una competencia de perspectivas

diversas sobre un mismo asunto. Ninguna teoría puede ser declarada dominante

si no es en referencia a otras.

Entre los precursores filosóficos, también encontramos a Protágoras (485-410 a.

C.), quién centra la idea de conocimiento en su famoso aforismo: El hombre es la

medida de todas las cosas.

Pero esta afirmación está recortada por lo que hemos decidido completarla para

su mayor comprensión: “Yo [Protágoras] digo que, en efecto, la verdad es tal como

he escrito acerca de ella, es decir, que cada uno de nosotros es la medida de lo


que es y de lo que no es; y que hay una diferencia enorme entre uno y otro

individuo, justamente porque para uno son y parecen algunas cosas, para otro

otras. Y estoy muy lejos de negar que existan la sabiduría y el hombre sabio a

quien nos hace parecer y ser buenas, por vía de nuestra propia transformación

[transformación del sujeto y no del objeto], cosas que nos parecían y eran malas

[…]”. (Mondolfo, 1979, p. 100)

La realidad no presenta una sola cara, ni de una sola manera ya que no todos los

hombres podrían tener la misma experiencia de las cosas. De ahí que resulte

imposible expresar una sola descripción o un solo argumento.

Lo fundamental de su pensamiento es, pues, que el hombre no conoce las cosas

como son en sí, sino como son para él, como él las internaliza en el momento de

captarlas. Por esto, el conocimiento puede variar en el tiempo para la misma

persona, ya que dependerá de su nueva captación.

Gorgias (483-375 a. C.), otro sofista, apunta que conocer es un acto personal,

elaborado al interior de cada individuo. El conocer está, según él, limitado por las

siguientes proposiciones: el ser invariante no existe, si existiera, no podría

conocerse y, si pudiera conocerse, no sería comunicable de una persona a otra.

(Mondolfo, 1979)

Un cambio en el conocimiento se lograría si mediara un cambio en el sujeto, es

decir, su disposición interior, sin la pretensión de que la nueva impresión sea más

verdadera que la anterior, sino reconociendo la posible diferencia entre ellas.

No es cuestión de verdad o falsedad, sabiduría o ignorancia, sino que todas las

impresiones son verdaderas para quien las experimenta, y lo que se le aparece es

realidad para él.


Esta postura no pudo sostenerse como válida. Desprestigiado y negado, el

pensamiento de las sofistas fue olvidado, de maestros de la sabiduría pasaron a

ser considerados comerciantes de apariencias, no permitiendo emerger la

posibilidad de resolver la dicotomía sujeto-objeto.

En resumen, lo proveniente de algunos representantes del pensamiento griego,

aquí muy brevemente planteados muestran algunos de los intentos realizados por

romper la hegemonía del ser, de la verdad, del conocimiento único y dominante,

con el fin de asignar preponderancia a la diversidad, a lo cambiante, a las

construcciones particulares, a las verdades construidas desde perspectivas

individuales, al esfuerzo de análisis, de crítica y de refutación.

Aporte fundamental: Giambattista Vico

En pos de destacar un aporte indiscutible, nos remontamos hasta 1710, año en

que aproximadamente el filósofo Giambattista Vico, representante de las raíces

del pensamiento constructivista, afirmaba: “así como la verdad de Dios es lo que

Dios llega a conocer al crearlo y organizarlo, la verdad humana es lo que el

hombre llega a conocer al construirlo, formándolo por sus acciones. Por eso la

ciencia (scientia) es el conocimiento (cognitio) de los orígenes, de las formas y la

manera en que fueron hechas las cosas” (Glaserfeld, von E. en Watzlawick, 1998,

P. 28)

En su libro Scienza Nuova propone, a sugerencia misma del título, una ciencia

nueva, que si bien aspira a verdades universales y eternas, no es imprescindible

requerir para el conocimiento un emparentamiento con un ámbito inmutable del

ser.
En la Scienza vincula la filología – que estudia lo cierto – y la filosofía – que

estudia lo verdadero-, entonces, el conocimiento científico depende del

conocimiento de las causas.

De ello se deriva cierta crítica al conocimiento que pueden lograr las diferentes

ciencias, al no cumplir con dicho requisito infaltable.

La física y las matemáticas, por ejemplo, no lo cumplen, así como afirma que el

conocimiento de la naturaleza solo es reservado a Dios, y por otra parte lo

concerniente a las naciones, al mundo civil, a las instituciones humanas si le es

posible al hombre su conocimiento, porque las ha hecho, las ha pensado y

realizado.

Su concepción asevera, reivindicando un pensamiento constructivista, que el

conocimiento depende del conocimiento de las causas, por lo tanto no es posible

conocer el mundo independiente, sino lo que hacemos o producimos.

Asimismo, respecto de la naturaleza podemos tener un acercamiento, una

aproximación a su conocimiento, a través de modelos que la reflejan parcialmente.

Tanto la mecánica newtoniana como la relatividad de Einstein descansan en

modelos conceptuales que nos permiten una comprensión parcial o aproximada

de lo que existe. Lo que podemos conocer enteramente es la sociedad. La teoría

de Vico del conocimiento es, por consiguiente, una teoría del conocimiento de la

sociedad basada en la idea de que el conocimiento de las causas significa que no

podemos conocer objeto alguno que en cierta manera no hayamos construido

Asimismo, entendió las demandas del conocimiento como si necesariamente

surgieran dentro pero no dependiendo del proceso histórico.


Su teoría de la ciencia nueva incluye una concepción de la ciencia como fuente de

la verdad, entendida en la manera tradicional como la comprensión de principios

universales y eternos.

Desde siempre, las teorías del conocimiento se han preocupado y ocupado en

consignar de qué manera conocemos el mundo.

Algunos pensadores han afirmado que dicho conocimiento solo lo pueden

alcanzar algunos hombres. Asimismo, el consignar que lo importante y necesario

es el conocimiento de las causas, el constructivismo reivindica que conoceremos

todo aquello que – en algún sentido- producimos, hacemos, o causamos.

Esta manera de obtener conocimiento implica otorgarle a la experiencia personal

un lugar de importancia, destacando entonces, el saber humano y su posibilidad

de construcción.

Así es como Vico, uno de los más importantes representantes de la innovación

epistemológica en el campo del conocimiento de los tiempos modernos, entendió

que como no se puede conocer de manera independiente a la realidad, las

circunstancias del conocimiento son, en cierta manera, formas de constructivismo.

Quizás en la expresión del filósofo, Verum ipsum Facttum, es decir, lo verdadero

es lo mismo que lo hecho, se pueda resumir su pensamiento respecto al

conocimiento de la realidad, fenómeno complejo por donde se lo mire.

En síntesis:

El punto común de las actuales elaboraciones constructivistas está dado por la

afirmación de que el conocimiento no es el resultado de una mera copia de la

realidad preexistente, sino de un proceso dinámico e interactivo a través del cual


la información externa es interpretada y reinterpretada por cada uno que la recibe

y así va construyendo progresivamente modelos explicativos cada vez mas

complejos.

Esto significa que conocemos la realidad a partir de los modelos que construimos

para explicarla y movernos en ella, y que estos modelos son siempre susceptibles

de ser mejorados o modificados.

Los investigadores que se encuentra enlistados en dicha línea de pensamiento

son incontables, algunos de los cuales datan de los primeros tiempos, otros se

corresponden son los albores de la nueva epistemología, y algunos otros, más

recientes en el tiempo, muestran aires renovados.

El despliegue de todos ellos sería imposible volcarlos en el presente trabajo, por

su magnitud y profundidad de sus posturas y sus aplicaciones.

Hacemos referencia a Norbert Wiener, Francisco Varela, Humberto Maturana, Von

Foerster, E. von Glasersfeld, Paul Watzlawick, G. Kelly, entre otros, quienes han

realizado aportes fundamentales al pensamiento en general, y a los enfoques

terapéuticos en particular.

REFERENCIAS

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(1981) - La realidad inventada. ¿Cómo sabemos lo que creemos saber?

Barcelona, Gedisa

- GLASERSFELD, von E. (1981) - Introducción al pensamiento radical. en

WATZLAWICK, P.- La realidad inventada. ¿Cómo sabemos lo que creemos

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- GLASERSDELD, von E. (1994) – La construcción del conocimiento, en Nuevos

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- MONDOLFO, R. (1979) - La comprensión del sujeto en la Cultura Antigua. Bs.

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- WATZLAWICK, P.- RODRIGUEZ CEBERIO, M. (1998) - La construcción del

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- WATZLAWICK, P. (1994)- ¿Es real la realidad? Confusión-desinformación-

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