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La ley nº 20 568, que regula la inscripción automática, modifica el Servicio Electoral

y moderniza el sistema de votaciones,1 conocida comúnmente como ley de inscripción


automática y voto voluntario, es una ley chilena que regula la inscripción automática en
los registros electorales, y modifica la ley nº 18.556 Orgánica Constitucional sobre sistema de
inscripciones electorales y Servicio Electoral. Se originó mediante un mensaje presidencial
durante el primer Gobierno de Sebastián Piñera, en el que se expresa la voluntad política de
incentivar la participación en la decisiones públicas por parte de la ciudadanía, en
consecuencia, fueron enviados simultáneamente al Congreso Nacional los proyectos de ley
para el voto voluntario y el sufragio de chilenos en el extranjero.2 Fue promulgada el 23 de
enero de 2012 y publicada en el Diario Oficial el 31 del mismo mes.3

La ley cambió la exigencia previa de dirigirse a una oficina del Servicio Electoral para
inscribirse. En el Registro Electoral quedan automáticamente inscritos todos los ciudadanos
de nacionalidad chilena y extranjeros que cumplan con los requisitos para votar; es decir,
chilenas y chilenos mayores de 18 años que no hayan sido condenados a pena aflictiva (tres
años y un día o mayor) y los extranjeros avecindados en Chile por más de cinco años, que
además no hayan sido condenados a pena aflictiva. El Registro Electoral contendrá también la
información de las personas que tienen suspendido su derecho a voto o que hayan perdido
por cualquier causa la ciudadanía, pues de todas formas para cada elección debe confeccionar
un padrón específico que contenga la información de quienes podrán votar.4

La puesta en marcha de la ley en las elecciones presidenciales de 2013, estuvo caracterizada


por la alta abstención registrada en la segunda vuelta del proceso. Fueron alrededor de
5.672.356 los chilenos que llegaron hasta las a las urnas, de un total de 13.573.000 votantes
según las cifras del Servel. Esto significa que el 58,21 % de los electores no fue a votar.
Michelle Bachelet se convirtió en Presidenta con el 62 % de los votos, versus los 37,8 %
recopilados por la abanderada de la Alianza, Evelyn Matthei. En la primera vuelta de estas
presidenciales, un total de 6.696.229 personas fueron a votar, registrándose una
participación del 49,3 % y hubo una abstención de 50,6 %. Esto significa que, en relación a la
primera vuelta, un 15,29% menos de votantes participaron en el proceso.
En tanto, en las elecciones municipales de 2012, cuando por primera vez se aplicó la ley del
voto voluntario y la inscripción automática, la cantidad de personas que no asistió a las urnas
alcanzó el 60 %. Sin embargo, se esperaba que la cifra de participación repuntara en las
presidenciales.
El año 2013 la cifra de abstención electoral en una elección presidencial es la más alta de la
historia. Con ello, el debut del voto voluntario y la inscripción automática en sus primeras
elecciones presidenciales deja entrever un descontento, o al menos una importante
desconexión con el proceso democrático, de grandes proporciones.

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