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Peter Widdowson
y Peter Brooker
La teoría
literaria
contemporánea
La teoría
literaria
contemporánea
Ariel
Titulo original:
A Reader’s Guide to Contemporary Literary Theory. 4tli edition
Traducción dc:
I y 2.a cd. (co rre g id a ): J u a n G a b r i e l L ó p e z G u ix
3.a ed. actualizada: B l a n c a R i b e r a d e M a d a r i a g a
ISBN: 978-84-344-2504-0
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright.
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial dc esta obra
por cualquier medio o procedí miento, comprendidos la reprograffa y el tratamiento
informático, y la distribución dc ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
m em oria de R am an Selden, co m o siem pn
PREFACIO A LA CUARTA EDICIÓN
CONTEXTO
E M ISO R ----- ► M EN SAJE ------► REC EPTO R
CONTACTO
CÓDIGO
CONTEXTO
ESC R IT O R OBRA ------LECTOR
CÓDIGO
MARXISTA
ROMÁNTICA ------► FORMALISTA ------► TEORÍA DE
HUMANISTA ESTRUCTURA LISTA LA RECEPCI(->N
B ib l io g r a f ía s e l e c c io n a d a
Los o r íg e n e s : E lio t , R ic h a r d s , E m p so n
E l f o r m a l is m o m o ra l: F. R . L e a v is
B ib l io g r a f ía s e l e c c io n a d a
Textos básicos
Lecturas avanzadas
EL FORMALISMO RUSO
S h k lo v sk y, M u k a ro v sk ÿ, J a k o bso n
Con el tiem po se vio claro que los recu rsos no eran pie-
7.3.S sstcil^Icícíciss de s nt,cm?.no cj.u+c nwel\ctsvt ττ*ovsrss 3 vo-
luntad en el juego literario. Este descubrim iento hizo que el
concepto fundam ental de «recurso» cediera el paso al de
«función», un cam b io que tuvo grandes repercusiones. El
irresuelto rech azo del «contenido» dejó de atorm entar a los
form alistas, que fueron capaces de asim ilar el principio
cen tral del «extrañam ien to»; esto es, en lugar de hablar del
extrañam iento de la realidad realizado por la literatura, pu
dieron em pezar a referirse al extrañam iento de la literatu
ra m ism a. Los elem entos en el seno de una obra podían
convertirse en «autom atizados» o ten er una función estéti
c a positiva. El m ism o recurso podía realizar distintas fun
ciones estéticas en ob ras diferentes o convertirse en «auto
m atizado». Los a rcaísm o s y las citas latinas, por ejemplo,
pueden tener una función «culta» en un poem a épico, una
función irónica en una sátira o convertirse en autom atiza
dos en la dicción poética. En este último caso, el recurso no
es «percibido» p o r el lecto r com o un elem ento funcional y
d esaparece del m ism o m odo que las percepciones ordina
rias, que se convierten en autom atizadas y se dan por sen
tadas. Las obras literarias pasaron a considerarse com o sis
temas dinám icos en los cuales los elem entos se estru c
turab an según relacion es de fondo y prim er plano. Si un
elem ento p articu lar se «borra» (el estilo arcaico, quizás),
o tros elem entos p asarán a ocupar el lugar dom inante (qui
zás, la tram a o el ritm o ) en el sistem a de la obra. En 1935,
Jakobson estim ó que «el dom inante» era un im portante
concepto del form alism o tardío y lo definió com o: «el co m
ponente central de una obra de arte que rige, determina y
transform a todos los dem ás», subrayando correctam ente el
aspecto no m ecán ico de esta visión de la estructura artísti
ca. El dom inante p roporciona a la o b ra un centro de cris
talización y facilita su unidad o gestalt (orden total). La m is
m a noción de extrañ am ien to im plicaba cam bio y desarrollo
histórico. E n lugar de b u scar verdades eternas que reducen
toda la gran literatura a un m ismo patrón, los formalistas
se inclinaron a co n sid erar la historia de la literatura com o
una revolución perm anente en la que cad a nuevo d esarro
llo era un intento de rech azar la m ano m uerta de la fam i-
56 LA TEORÍA LITERARIA CONTEMPORÁNEA
B i b l io g r a f ía s e l e c c io n a d a
Textos básicos
Lecturas avanzadas
TEORÍA DE LA RECEPCIÓN
CÓDIGO
E M IS O R ----- + - M EN SA JE -----* - R EC EPT O R
CONTACTO
CO N TEXTO
F e n o m e n o l o g ía : H u sserl, H e id e g g e r , G a d a m er
F is h , R if f a t e r r e , B l e ic h
B ib lio g r a fía s e le c c io n a d a
Textos básicos
Lecturas avanzadas
TEORÍAS ESTRUCTURALISTAS
E l t r a s f o n d o l in g ü ís t ic o
SÍMBOLO = COSA
Y su propio modelo:
significante
StGNO = — —----- -------;—
significado
rojo - ám b ar - verde
significante («rojo»)
significado («parar»)
Sistem a Sintagm a
«Conjunto de alim entos con «Secuencia real de los
afinidades o diferencias en el elegidos duran te una co
in terio r del cual se elige un mida: m enú.»
p lato co n vistas a cierto signifi
cad o: tipos de entradas, asados
o dulces.»
Sujeto/Objeto
Rem itente/D estinatario
Colaborador/Oponente
M e t á f o r a y m e t o n im ia
plomiza que se veía más allá era el río; y que la salvaje y lejana
guarida desde la cual el viento se lanzaba sobre nosotros era el
m ar; y que el pequeño manojo de nervios asustado de todo y a
punto de llorar era Pip.
E ste ejem plo nos previene co n tra un uso dem asiado in
flexible de la teoría de Jakobson.
que lim ita en una teoría que trata los m ovim ientos inter
pretativos com o sustanciales y el contenido de lo s'm o v i
m ientos co m o inm aterial. Después de todo, puede háber
una base histórica para co n sid erar una form a de aplicar un
m odelo interpretativo co m o m ás válido o plausible que
otro, m ientras que la lectu ra de los diferentes grados de
plausibilidad puede muy bien com partir las m ism as co n
venciones interpretativas.
Com o ya hem os señalado, Culler sostiene que no es po
sible u na teoría de la estru ctu ra de los textos o géneros por
que no hay ninguna form a subyacente de «com petencia» que
las produzca: tan sólo podem os hablar de la com petencia
de los lectores para que lo que leen tenga sentido. Los poe
tas y novelistas escriben sobre la base de su com petencia:
escriben lo que se puede leer. P a ra leer los textos co m o li
te ratu ra tenem os que poseer u n a «com petencia literaria»,
del m ism o modo que n ecesitam os una «com petencia lin
güística» m ás general p ara en co n trar sentido a las expre
siones lingüísticas que encontram os. E sta «gram ática» de la
literatura la adquirim os en las instituciones educativas.
Culler recon oció que las convenciones que se aplican a un
género no se aplicarán a o tro y que las convenciones de la
interpretación diferirán de un período a otro, pero co m o es-
tru cturalista creía que la teo ría está relacionada co n la es
tadística, los sistem as sin crón icos de significado y no con
los históricos diacrónicos.
L a principal dificultad del planteam iento de Culler pro
viene de lo sistem ático que se puede ser a la h o ra de anali
zar las reglas interpretativas utilizadas por los lectores. Re7
co n o ce que los procedim ientos utilizados -por los lectores
cualificados varían según el género y la época, pero no tie
ne en cu en ta las profundas diferencias ideológicas entre lec
tores, que pueden alterar las presiones institucionales ten
dentes al conform ism o -en la p ráctica de la lectu ra. Resulta
difícil con ceb ir una m atriz de reglas y convenciones que lle
gue a explicar la diversidad de interpretaciones derivadas de
los textos individuales de un período concreto. E n cualquier
caso, no podem os asu m ir sin m ás la existencia de una enti
dad llam ada lector cualificado, definida co m o el producto
de las instituciones que llam am os «crítica literaria». Sin
TEORÍA S ESTRU CTU RA U STA S 107
B ib l io g r a f ía s e l e c c io n a d a
Textos básicos
L ecturas avanzadas
TEORÍAS MARXISTAS
h acia una con tin u ación del debate dentro de la crítica m ar
xista sobre la im p o rtan cia relativa de la forma y el conteni
do ideológico en las obras literarias.
E l r e a l is m o s o c ia l is t a s o v ié t ic o
L ukács y B rech t
lidad que tiene relación no ú nicam ente con ios objetos, sino
también co n la naturaleza hum ana y las relaciones sociales.
Para Lukács, un reflejo puede ser m ás o menos co n creto.
Una novela puede conducir al lecto r «a una visión m ás co n
creta de ia realidad», que trasciende la simple com prensión
de las cosas prod ucto del sentido com ún. Una obra litera
ria no refleja fenóm enos individuales aislados, sino m ás
bien «una form a especial de reflejar la realidad».
Por lo tanto, según Lukács, un reflejo «correcto» de la
realidad es algo m ás que la presentación de las simples apa
riencias externas. E sta concepción es interesante, ya que se
opone al m ism o tiempo al naturalism o y a la modernidad: no
hay nada falso en afirm ar que una secuencia de imágenes
presentadas al azar puede ser interpretada com o un reflejo
objetivo e im parcial de la realidad (com o Zola y otros expo
nentes del «naturalism o» dem ostraron) o com o una im pre
sión puram ente subjetiva (com o Jo yce y Virginia Woolf pare
cen m ostrar). L a aleatoriedad puede ser contemplada en
tanto propiedad de la realidad o en tanto percepción. E n
cualquier caso, Lukács rechazó este tipo de representación
puramente «fotográfico»; en su lugar, describe la verdadera
obra realista, que nos transm ite la sensación de «necesidad
artística» de las imágenes que presenta, unas imágenes que
poseen la «intensa totalidad» que corresponde a la «extensa
totalidad» del m undo mismo. L a realidad no es sólo un flujo
o un choque m ecánico de fragm entos; también tiene un «or
den» que el novelista expresa en una form a «intensiva». E l es
critor no im pone un orden abstracto al mundo, lo que hace
es presentar al lector una im agen de la riqueza y la com ple
jidad de la vida, de donde em erge la sensación de un orden
en el interior de la complejidad y la sutileza de la experiencia
vivida. Y ello se consigue si todas las contradicciones y ten
siones de la existencia social se realizan en un todo formal.
El principio del orden y la estru ctu ra subyacentes, sobre
el que insiste Lukács, está tom ado p o r la tradición m arxista
de la concepción «dialéctica» de la.historia de Hegel. L a evo
lución histórica no se produce al a z a r ni de modo caótico,
ni es una progresión clara y lineal. Se trata, m ás bien, de un
desarrollo dialéctico. E n cad a organización social, el m odo
de producción hegem ónico da lugar a contradicciones in-
TEORÍAS MARXISTAS 121
M a r x is m o d e « N u e v a I z q u i e r d a »: W il l ia m s ,
E ag leto n , J a m eso n
B ib l io g r a f ía s e l e c c io n a d a
Textos básicos
Lecturas avanzadas
TEORÍAS FEMINISTAS
La p r im e r a o la d e c r ít ic a f e m in is t a : W o o lf y De B e a u v o ir
biología
experiencia
discurso
el inconsciente
condiciones económ icas y sociales
con stru cción de los roles de género. Penny Boum ehla, Cora
Kaplan y otros m iem bros del M arxist-Fem inist Literature
Collective (véase la interpretación que h ace este grupo de
Ja ne Eyre en A Practical Reader, cap. 3) en lugar de esto han
aplicado a los textos literarios el tipo de análisis ideológico
desarrollado por Althusser y M acherey (véase cap. 5), con
el fin de com prender la form ación histórica de las catego
rías de género. No obstante, el feminismo m arxista actual
carece de los más altos perfiles, sin duda a cau sa de ía «con
dición» política de la posm odernidad, pero tam bién quizás
p or el efecto agotador del «debate» entre los feminismos
angloam ericano y francés.
a a
0 r
O C
I
E l prim er signo es «icónico» y describe la correspon
dencia «natural» entre palabra y co sa. El signo resum e la
vieja noción presaussureana del lenguaje según la cual las
palabras y las cosas aparecen unidas de m odo natural en un
significado universal. El segundo d iagram a destruye la vie
ja arm onía: los significantes «señoras» y «caballeros» están
asignados a puertas idénticas. De la m ism a m anera, «m u
jer» es un significante, no una hem b ra biológica. No existe
una correspondencia simple entre un cuerpo específico y el
significante «m ujer». Sin em bargo, esto no significa que si
suprim im os la distorsionadora inscripción del significante,
vaya a salir a la luz una m ujer «real» y «natural», tal com o
lo habría sido antes del inicio de la sim bolización. No po
dem os apartarnos del proceso de significación para pisar
un terreno neutral. Cualquier resistencia fem inista al falo-
centrism o (el dom inio del falo co m o significante) debe pro
venir del seno del proceso de significación. Com o veremos
en el capítulo 7, el significante es m ás poderoso que el «su
jeto», que se «m archita» y sufre «la castración». «Mujer» re
presenta una posición de sujeto desterrada a la oscuridad
exterior («el continente oscuro») por m edio del castrante po
der del falocentrism o y, en realidad, puesto que sem ejante
174 LA TEORÍA LITERARIA CONTEMPORANEA
T extos b á sico s
L e c t u r a s avanzadas
TEORÍAS POSTESTRUCTURALISTAS
R oland B a rth es
Placer
«placer» «goce»
H erm enéutico
Sém ico
Sim bólico
P roairético
Cultural
T e o r ía s p sic o a n a lític a s
I. Ja cqu es Lacan
den ada sirve p ara cre a r una mente ordenada. Sin em bargo,
la razó n nunca ha tenido ¡.odas ias cosas controladas; siem
pre se ha visto am enazada por los ruidos subversivos del
p lacer (vino, sexo, m ú sica), la risa o la poesía.. Los racion a
listas puritanos, com o Platón, siempre han vigilado esas pe
ligrosas influencias, que pueden resum irse todas en un solo
con cep to: «deseo». L a alteración puede ir desde el nivel
sim plem ente literario h asta el social. El lenguaje poético
m u estra cóm o los discursos sociales dom inantes pueden
verse alterados p o r la creación de nuevas «posiciones del
sujeto». E sto im plica que, lejos de constituir u na tabla rasa
que espera su rol social o sexual, el sujeto se halla «en cu r
so» y es capaz de ser o tro que el que es.
Los escritos psicoanalíticos de Lacan han p rop orcion a
do a los críticos una nueva teoría del «sujeto». Los críticos
m arxistas, form alistas y estructuralistas habían m enospre
ciado las críticas «subjetivas» por rom ánticas y reaccio n a
rias, pero la crítica lacaniana ha desarrollado un análisis
«m aterialista» del «sujeto hablante» que ha sido m uy acep
tada. De acuerdo co n el lingüista Ém ile B enveniste, «yo»,
«él», «ella», etc., no son m ás que posiciones del sujeto en
las que el lenguaje se asienta. Cuando hablo, m e refiero a
m í m ism o com o «yo», y a la persona a la que m e dirijo
co m o «tú». Cuando el «tú» responde, las personas se in
vierten: el «yo» se convierte en «tú», y así sucesivam ente.
Sólo nos podrem os co m u n icar si aceptam os esta extrañ a re
versibilidad de las personas. P o r lo tanto, el ego que-utiliza
la p alab ra «yo», no se identifica con este «yo». C uando digo
«M añana yo m e licencio», el «yo» de la d eclaració n recibe
el nom bre de «sujeto de lo enunciado» y el ego que la h ace
es el «sujeto del enunciado». El pensamiento p o stestru ctu
ralista registra la diferencia entre los dos sujetos, el ro m án
tico la suprim ía.
L a ca n considera que los sujetos hum anos penetran en
un sistem a preexistente de significantes que sólo co b ran
sentido en el interior de un sistem a de lenguaje. L a en trad a
en el lenguaje nos perm ite encontrar la posición del sujeto
en eí sistem a relacional (m asculino/femenino, pad re/m a-
dre/hija, etc.). E ste p ro ceso y las etapas que lo preceden es
tán regidos por el inconsciente.
200 LA TEORÍA LITERARIA CONTEMPORÁNEA
III. D e le u z e y G u a tta ri
La d ec o n str u c c ió n
I. Ja cqu es Derrida
un juram ento), Derrida recon oce que esto supone una rup
tura con eí pensam iento iogoccntrico, al reco n o cer que lo
hablado no tiene que representar algo para tener sentido.
Además, Austin distingue varios grados de fuerza lingüísti
ca. Realizar una simple declaración lingüística (d ecir una
frase en un idiom a) constituye un acto locativo. Un acto de
habla con fuerza ilocutiva im plica realizar el acto (prom e
ter, jurar, sostener, afirmar, etc.). Un acto de habla tiene una
fuerza perlocutiva si produce un efecto (te persuado al sos
tener, te convenzo al jurar, etc.). Según Austin, los actos de
habla deben tener contextos: un juram ento sólo puede lle
varse a cab o en un tribunal, dentro del m arco judicial apro
piado, o en cualquier otra situación en que los juram entos
se lleven a cabo convencional m en te. Derrida cuestiona esto
al sugerir que la repetibilidad («iterabilidad») del acto de
habla es m ás im portante que su relación con un contexto.
Austin señala que para ser ejecutivo un enunciado debe
ser dicho «en serio», no com o brom a o en una obra de tea
tro o un poem a. Un juram ento en un decorado de Holly
wood que simule un tribunal es «parasitario» con respecto
a un ju ram en to en la vida real. E n «Reiterating the differen
ces», la réplica a Derrida, John Searle defiende la posición
de Austin y sostiene que un discurso «serio» tiene lógica
mente prioridad sobre las citas ficticias y «parasitarias» que
se hagan de él. Derrida exam ina esta cuestión y dem uestra
claram ente que un enunciado ejecutivo «serio» no puede te
ner lugar a m enos que sea una secuencia de signos repeti-
ble (lo que B arth es llamó lo «ya escrito»). Un ju ram en to ju
dicial de verdad es sólo un caso p articular del juego que la
gente realiza en las películas y los libros. Lo que tienen en
com ún los enunciados ejecutivos puros de Austin y las ver
siones p arasitarias e im puras es que implican cita y repeti
ción, lo cu al es típico de lo «escrito».
Desde su trabajo de 1966, D errida se convirtió en una
celebridad acad ém ica en Estados Unidos. La deconstruc
ción se extendió am pliam ente por los departam entos de
hum anidades y Derrida obtuvo una plaza de profesor en la
Universidad de Yale.
Prueba la fuerza del m ovim iento deconstructivista el
que haya obligado a una reestru cturación de las posiciones
214 LA TEORÍA LITERARIA CONTEMPORÁNEA
II. La d e c o n s t r u c c ió n n o rte a m e r ic a n a
Glas es, por lo tanto, el Diario del ladrón del propio Derrida
y revela la vol-un-teología del escribir. Escribir es siempre robo
o bricolaje del logos. El robo redistribuye el logos según un
nuevo principio de equidad... como si se tratara de la volátil se
milla de las flores. La propiedad, incluso bajo la forma de nom
propre, es non-propre y escribir es un acto de tachar la línea del
texto, de hacerla indeterminada o de descubrir el midi en tanto
mi-dií.
M ic h e l F o ucau lt
E l N u e v o H is t o r ic ïs m o y e l m a t e r ia l is m o c u l t u r a l
rai'ios nunca están totalm ente fijados por algún criterio uni
versal, sirvo cstuii sisruprc en juego y sujclos a asigna
ciones específicas (a m enudo políticas radicales), incluyen
do a las de los propios m aterialistas culturales. Catherine
Belsey ha utilizado el térm ino m ás neutral de «historia cul
tural» para d escrib ir su perspectiva aguda y política de la
tarea que queda pendiente. Insta a la nueva historia a adop
ta r la perspectiva del «cam bio, la diferencia cultural y la r e
latividad de la verdad» y a dar prioridad a la «producción
de conocim ientos alternativos» y de «posiciones alternati
vas som etidas», algo que ella pretende h acer en obras m ás
recientes co m o The Subject o f Tragedy (1 9 8 5 ), y Desire: Love
Stories in Western Culture (1994).
Algunas de las herram ientas teóricas que requiere el
p rogram a de B elsey han sido desarrolladas en la n gua ge, Se
m antics and Ideology (1 9 7 5 ) de Michel Pêcheux. Com bina el
m arxism o althu sseríano, la lingüística m oderna y el psico
análisis en un intento p o r desarrollar una nueva teoría del
discurso y la ideología. Althusser describió el proceso de la
«interpelación» p o r el cual los sujetos identifican con los
discursos de determ in ados aparatos ideológicos estatales.
Pêcheux re co n o ce la necesidad de desarrollar la teoría de
m odo que p erm ita la posible resistencia del sujeto a las for
m aciones discursivas que transm iten posiciones ideológi
cas. Puede se r cie rto que la ideología religiosa funciona in
terpelando a los individuos com o sujetos de Dios. Sin
em bargo, tam bién necesitam os térm inos para describir la
respuesta negativa o subversiva de los ateos y las nuevas re
ligiones. Péch eu z resuelve este problem a proponiendo tres
tipos de sujeto:
B ib l io g r a f ía s e l e c c io n a d a
Textos básicos
Barthes, Roland, 'S/Z (1970), trad. R. Miller, Hill & Wang, Nueva
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238 LA TEORÍA LITERARIA CONTEMPORANEA
Lecturas avanzadas
TEORÍAS POSMODERNISTAS
J e a n B a u d r il l a r d
J e a n - F r a n ç o ïs L yo ta r d
POSMODERNISMO Y MARXISMO
B ib l io g r a f ía s e l e c c io n a d a
Textos básicos
Lecturas avanzadas
TEORÍAS POSCOLONIALISTAS
E dw ard S aid
G a ya tri C h a k r a v o r t y S piv a k
firma que: «la d eco n stru cción sólo puede hablar en el len
guaje de la co sa que critica... Las únicas cosas que real
mente deconstruye son las cosas co n las que uno está ínti
m am ente ligado». E s to lo convierte en algo muy diferente
de la crítica ideológica; com o lo expresó en otra ocasión, la
investigación deconstructiva te perm ite m irar «las form as
en las que eres có m p lice de aquello a lo que co n tanto cu i
dado y celo te opones».
La crítica poscolonial en general llama la atención hacia
cuestiones de identidad en relación con historias y destinos
nacionales m ás am plios; y la obra de Spivak es de especial
interés porque ella ha convertido los desincronizados y co n
tradictorios factores de la etnicidad, la clase y el género que
com ponen esas identidades en su propia «m ateria». Señala
esta «difícil situ ación del intelectual poscolonial» en un
mundo neocolonizado en su propio caso y tam bién en los
textos de las trad icion es occidentales e indios que exam ina.
Lo que parece a u n a r estos aspectos de su obra es la estra
tegia de «negociar co n las estructuras de violencia» im
puestas por el liberalism o occidental: intervenir, cuestionar
y cam biar el sistem a desde dentro. E sto significa m o strar la
forma en que una etiqueta com o la de «Tercer M undo» o
«mujer del T ercer M undo» expresa el deseo de los pueblos
del «Prim er M undo» de otro m undo manejable y có m o un
texto principal de la literatura inglesa necesita de «otro»
para construirse a sí m ism o, pero desconoce o no recon oce
esta necesidad. Un ejemplo claro de este últim o análisis
aparece en la discusión.de Spivak de las novelas Ja n e Eyre,
E l m ar de los Sargazos y Frankenstein en el ensayo «Three
W om ens Texts an d a Critique of Imperialism» (las partes
del ensayo que tra ta n de los dos prim eros textos están re
producidas en A Practical Reader, cap. 3, sobre Ja n e Eyre).
Spivak ve en Ja n e E y re — por o tra parte, un texto clásico del
feminismo angloam ericano— «una alegoría de la violencia
epistém ica general del im perialism o»; y en su observación
central lee la últim a sección de E l m a r de los Sargazos de
Jean Rhys, donde la novia criolla de Rochester, Antoinette,
es conducida a Inglaterra y h ech a prisionera con el nuevo
nom bre de B erth a, com o una prom ulgación de la narrativa
no escrita de Ja n e Eyre. «Rhys hace que Antoinette se vea a
274 LA TEO RÍA LITERARIA CONTEMPORANEA
H o mi Κ. B h a b h a
grafía sim bólica com ún (una idea que com parte co n H ous
ton A. B aker Jr. y Toni M orrison) y en la corriente principal
de la literatu ra blanca. E sto está ligado a una concepción
deconstructiva de las identidades, m ás allá de las binarias
puras de negro y blanco. «Ya no hay que considerar los co n
ceptos de "negro" y "blanco” co m o preconstituidos», escri
be; «m ás bien son m utuam ente constitutivos y socialm ente
producidos» (1 9 9 0 c ). «Todos som os étnicos», concluye en
un ensayo posterior, «él desafío de trascender el chauvinis
m o étnico es uno al que todos nos enfrentam os» (1 9 9 1 ). Por
lo tanto, ser am erican o es poseer una identidad étnica y con
guiones, fo rm ar parte de «un com plejo cultural de cu ltu ra
viajera», pero esto no quiere decir que esté libre de efectos
reguladores de poder y privilegio. Porque si la cu ltu ra am e
rican a se co n sid era principalm ente com o «una con versa
ción entre diferentes voces», dice Gates, «algunos de noso
tros no hem os podido p articipar en ella hasta h ace poco».
L a p roblem ática de la identidad también ha sido asu
m ida por Cornel W est. W est es un teórico clave de la for
m ación de sujetos culturales posm odernos (m inoritarios)
(un «sujeto fragm entado, que extrae del pasado y del pre
sente, que p ro d u ce un p roducto heterogéneo de fo rm a in
novadora») y W est com parte co n Stuart Hall y Paul Gilroy
el deseo de cre a r un discurso de la diferencia cultural que
luche co n tra la fijeza étnica y representa un discurso m i
noritario m ás am plio que in corp ora tem as de sexualidad,
religión y clase. L a contribución clave de West a los debates
actuales es su con strucción de una «tradición prag m ática
profética» (citad a en The Future o f the Race, 1996, DuBois,
M artin L u th er King, Jam es Baldw in, Toni M orrison), argu
m entando que «es posible ser un pragm ático profeta y per
ten ecer a m ovim ientos políticos diferentes, por ejem plo, fe
m inista, negro, chicano, socialista o de izquierdas» (The
Am erican Evasion o f Philosophy, 1990).
E n la tradición negra am erican a feminista y erudita, el
acon tecim ien to crítico decisivo incluye la pionera recopila
ción de ensayos de B arb ara Sm ith, Towards a Black F em i
nist Criticism (1 9 7 7 ), que esboza los contornos y las dife
rencias de las obras de las m ujeres negras. Al proponer una
estética fem inista negra, tam bién expone y critica de form a
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