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PRIMERO
SEGUNDO
TERCERO
CUARTO
QUINTO
SEXTO
SÉPTIMO
OCTAVO
NOVENO
DÉCIMO
UNDÉCIMO
VISTO:
En estos autos Rol N° 4.640-2003 del Undécimo Juzgado Civil de Santiago, seguidos en juicio
ordinario de cobro de pesos, don E.P., en representación de sociedad Equipos y Camiones
Europeos Limitada, dedujo demanda en contra de don F.P.A..
La demandante explicó que esa hipoteca se constituyó para garantizar a su parte cualquier
obligación, presente o futura, que hubiere contraído la sociedad Transportes Pizarro S.A. con la
actora. Añadió que en la cláusula sexta de ese instrumento se expresa que esa demandante
podrá exigir el pago total de todas las sumas adeudadas por el garante y/o la sociedad
Transportes Pizarro S.A., en cualquier calidad que sea, causa o título en los siguientes casos: a)
Si don F.P.A. y/o Transportes Pizarro S.A. no pagaren deudas para con la sociedad Equipos y
Camiones Europeos Ltda., sus respectivos intereses o cualquier cantidad adeudada, en los
plazos que se hubieren pactado y b) el no pago oportuno en la fecha de su vencimiento de
cualquiera de las cuotas, sean correspondientes al capital, intereses o gastos de cargo de los
deudores, hará exigible sin más trámite el pago total de lo adeudado, o del saldo a que se haya
reducido la obligación no cumplida.
Añadió que en causa Rol N° 4134-2000 seguida ante el Vigésimo Primer Juzgado Civil de
Santiago, incoada por la misma demandante en contra de Transportes Pizarro S.A., consta que
esta última no ha pagado a la actora la suma de $83.101.510, según liquidación de la deuda
efectuada por el señor S., la que se encuentra aprobada por resolución firme o ejecutoriada.
En consecuencia ? continuó diciendo ? debido a que Transportes Pizarro S.A. dejó de pagar
una deuda contraída con la demandante, el demandado, en su calidad de fiador hipotecario de
esa deudora, se encuentra obligado a pagar a su parte la señalada suma.
Sin embargo ? prosiguió la demandada, del contrato de hipoteca de autos, fluye que no tiene
relación alguna con un contrato de fianza hipotecaria, pues no existe ninguna convención por la
cual el demandado se constituya deudor directo ni fiador de las obligaciones a que se refieren
las cláusulas primera y segunda de dicho contrato.
Resaltó que de esa escritura pública de 10 de septiembre de 1999 aparece que Transportes
Pizarro S.A. adquirió de la demandante unos determinados vehículos y la primera reconoció y
repactó de c omún acuerdo la deuda originada por la compra de dos camiones, ascendentes a
US$ 103.948,65 y que será cancelada por el deudor en treinta y nueve cuotas mensuales,
iguales y sucesivas de US$ 2.665,35 cada una, venciendo la primera con fecha 15 de octubre
de 1999 y la última el 15 de octubre de 2002. Con lo anterior, para la demandada es claro que
su parte no es fiador hipotecario; de hecho ? enfatiza ? en la escritura de ?Contrato de prenda
Por sentencia de veinticuatro de agosto de dos mil seis, escrita a fojas 267, dictada por el señor
J. titular del tribunal mencionado en el primer párrafo, se acogió la demanda y se condenó al
demandado a pagar a la demandante la suma de US$ 77.875,15, en su equivalente a moneda
nacional a la época de pago efectivo, con intereses corrientes a contar del día 30 de mayo de
2003.
Recurrido de casación en la forma por la demandada y apelado ese fallo por ambas partes, la
Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de doce de mayo del año dos mil nueve, escrita
a fojas 376, previo al rechazo del primero de tales arbitrios, lo confirmó, con declaración que la
deman dada debe pagar a la actora la suma de $54.746.233, en los términos que indica la
sentencia de primer grado.
CONSIDERANDO:
PRIMERO
Que el recurso de casación en la forma se sustenta en las causales cuarta y quinta del
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil.
La primera de ellas ? el haber sido dada la sentencia ultra petita -, se basa en que la actora, al
demandar, solicitó que se condenara a la demandada a pagarle la suma de $83.101.510, más
reajustes, intereses y las costas de la causa; esto es, circunscribiendo el valor de capital de la
supuesta deuda a aquella suma, ni un peso más ni menos.
A juicio de quien recurre, la sustitución que hacen los sentenciadores de segundo grado de US$
77.875,15 por la suma de $54.746.233, no resulta una equivalencia en moneda nacional a la
época del pago efectivo, sino que se utiliza una equivalencia en moneda norteamericana al año
2004.
Se sostiene por la recurrente de nulidad de forma que los sentenciadores no resolvieron esta
excepción de fondo planteada.
SEGUNDO
Que el artículo 768 de la Codificación procesal del ramo, en sus causas cuarta y quinta dispone:
?El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas
siguientes: 4ª En haber sido dada la sentencia ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido
por las partes, o extendiéndola a puntos no sometidos a la consideración del tribunal, sin
perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley;
5ª En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el
artículo 170?.
En lo que toca a la ultra petita y, según ha determinado uniformemente esta Corte Suprema, el
fallo que la contiene es aquél que se aparta de los términos en que las partes situaron la
controversia por medio de sus respectivas acciones o excepciones, alterando el contenido de
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TERCERO
Que, ya repasado el sustrato básico de las causales de casación en la forma postuladas en el
recurso, fluye patente que, para zanjarlas, se hace necesario analizarlas justamente en el orden
inverso al que han sido formuladas.
En efecto, mientras con la ultra petita, en su significado más simple y general, se busca
determinar si existe un desajuste entre el fallo judicial y los términos en que las partes
formularon sus pretensiones, esto es, ?la falta de adecuación entre las pretensiones de las
partes formuladas oportunamente y la parte dispositiva de la resolución judicial? (M.S.D., ?
Derecho Procesal Civil?, Ed. España, pág. 395), con la segunda de las referidas causales de
nulidad se trata de esclarecer la existencia de un defecto todavía más de forma ? entendida
como la configuración externa o modo de proceder en algo -, como es si el fallo se hizo cargo de
todas las cuestiones propuestas, sea por v 'eda de acción o de excepción, por los litigantes.
Así, parece más articulado el pronunciamiento que se aboque a definir, primero, si la sentencia
decidió todo aquello que fue planteado por las partes en sus tesis fundamentales de acción o
defensa, para una vez despejado ello, analizar la congruencia entre lo sometido a esa decisión
y lo que en definitiva haya sido resuelto.
De esta manera, entonces y, no obstante haberse interpuesto la ultra petita antes que la falta de
requisitos legales del fallo cuestionado, para su examen, se procederá a alterar esa formación,
en aras de una mejor racionabilidad en el análisis.
CUARTO
Que el artículo 5° transitorio de la Ley Nº 3.390, de 15 de julio de 1918, dispuso: "La Corte
Suprema establecerá, por medio de un auto acordado, la forma en que deben ser redactadas las
sentencias definitivas para dar cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 170 y 785 del
Código de Procedimiento Civil", ante lo cual este Tribunal dictó el Auto Acordado sobre la forma
de las sentencias, de fecha 30 de septiembre de 1920, expresando que las definitivas de
primera o de única instancia y las que revoquen o modifiquen las de otros tribunales,
contendrán: "5° Las consideraciones de hecho que sirvan de fundamento al fallo. Se
establecerán con precisión los hechos sobre que versa la cuestión que deba fallarse, con
distinción de los que hayan sido aceptados o reconocidos por las partes y de aquellos respecto
de los cuales haya versado la discusión; 6º En seguida, si no hubiere discusión acerca de la
procedencia legal de la prueba, los hechos que se encuentren justificados con arreglo a la ley y
los fundamentos que sirvan para estimarlos comprobados, haciéndose, en caso necesario, la
apreciación correspondiente de la prueba de autos conforme a las reglas legales; 7° Si se
suscitare cuestión acerca de la procedencia de la prueba producida, la exposición de los
fundamentos que deben servir para aceptarla o rechazarla, sin perjuicio del establecimiento de
los hechos en la forma expuesta en los párrafos precedentes para los fines consiguientes; 8°
Establecidos los hechos, las consideraciones de derecho aplicables al caso; 9° La enunciación
de las leyes o en su defecto de los principios de equidad con arreglo a los cuales se pronuncia
el fallo; 10° Tanto respecto de las consideraciones de hecho como las de derecho, el tribunal
observará al consignarlas el orden lógico que el encadenamiento de las proposiciones requiera,
y, al efecto, se observará, en cuanto pueda ser aplicable a tribunales unipersonales, lo dispuesto
en el artículo 186 del Código de Procedimiento Civil ", actual artículo 83 del
Código Orgánico de Tribunales. ?11° La parte resolutoria del fallo comprenderá todas las
acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio; expresando de un modo
determinado y preciso las acciones, peticiones y excepciones que se acepten o rechacen. Podrá
omitirse la resolución de aquellas acciones y excepciones que fueren incompatibles con las
aceptadas; en este caso el tribunal deberá exponerlos motivos que hubiere tenido para
considerarlas incompatibles?.
En diferentes ocasiones - entre las que destaca la sentencia publicada en la Revista de Derecho
y Jurisprudencia Tomo XXV, Sección 1°, Pág., 156, año 1928 -, esta Corte Suprema ha
resaltado la importancia de cumplir con tales disposiciones, tanto por la claridad, congruencia,
armonía y lógica en los razonamientos que deben observar los fallos.
QUINTO
Que, mirando los antecedentes del proceso, acotados a lo que interesa a los basamentos del
remedio procesal en estudio y como ya se reseñara en lo expositivo de este fallo, la demandada
concurrió a la litis refutando los fundamentos de la pretensión de cobro de la contraria, para lo
cual, entre otros argumentos, sostuvo la inexistencia de la fianza hipotecaria enunciada por la
contraria en su demanda, basada en la inexistencia de convención alguna en que su parte se
hubiera constituido en deudor directo o fiador respecto de las obligaciones de Transportes
Pizarro S.A.
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SEXTO
Que, si bien el fallo objeto del recurso, por la vía de confirmar la sentencia en alzada, hizo suyo
lo considerado en sus motivos vigésimo octavo y vigésimo noveno, en los cuales el a quo se
refirió a las defensas presentadas por el demandado al con testar y, entre ellas, la de
inexistencia de una fianza hipotecaria, lo que se hace notorio a este Tribunal de Casación es
que, amén de no llegar a determinar categóricamente la concurrencia del contrato de fianza, el
que no es dable presumir, como estatuye el artículo 2347 del Código Civil y cuya ausencia el
demandado había hecho notar, los sentenciadores no emitieron pronunciamiento acerca del
indebido ejercicio de la acción personal deducida; alegato que no fue sino una derivación
directa de la inexistencia de la fianza antes anotada.
Es más, los jueces de segundo grado, al hacerse cargo del recurso de casación en la forma
interpuesto en contra del fallo de primera instancia, expresaron que, dado que la excepción por
el indebido ejercicio de la acción personal había sido opuesta sólo al duplicar, escapaba de las
ampliaciones o modificaciones admitidas en el artículo 312 del Código de Procedimiento Civil,
con lo cual se constituía en una pretensión tardía, sin relación con las acciones y defensas
promovidas al contestar, por lo que no era procedente resolver sobre ella.
SÉPTIMO
Que, de acuerdo a lo preceptuado en la norma recién mencionada, en los escritos de réplica y
dúplica podrán las partes ampliar, adicionar o modificar las acciones y excepciones que hayan
formulado en la demanda y contestación, pero sin que puedan alterar las que sean objeto
principal del pleito.
Teniendo en cuenta que la forma verbal ?alterar?, según el Diccionario de la Lengua Española
(vigésimo segunda edición), tiene como primera acepción: ?cambiar la esencia o la forma de
alguna cosa?, es dable advertir que, con la disposición en referencia, el legislador procesal civil
ha definido que lo expresado por los litigantes en sus respectivos escritos de demanda y de
contestación de la misma será aquello con lo cual quedarán fijados los contornos de la
controversia, en cuanto a la pretensión y causa petendi que se encuentran en la base de la
acción incoada y la oposición que respecto de la misma pueda plantear aquél en contra ella se
dirige.
En este punto, conviene recordar la distinción entre lo que constituye la oposición del sujeto
pasivo de la litis y las alegaciones o defensas que éste pueda hacer sobre el particular, dado
que entre ellas existe una relación de género a especie. Mientras la oposición del demandado
se traduce en la posición o lugar jurídico que asumen o en que se sitúa dicho litigante frente a la
posición de la contraria, la defensa se traduce en la figura o instituto jurídico conforme al cual se
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puede encaminar la oposición y, por último, la alegación será cada argumento que se
proporcione a objeto de construir el sustento de la defensa.
OCTAVO
Que no debe perderse de vista que la contestación de la demanda y la dúplica constituyen actos
jurídicos procesales independientes. Es por ello que la norma del artículo 312 en mención tiene
por finalidad cardinal la de precaver un cambio en la causa de pedir en la litis.
De este modo, atendido que el demandado contestó refutando desde un inicio la calidad de
fiador hipotecario que le atribuyera la contraria al demandarlo, debido a que ninguna convención
generadora de derechos y obligaciones habrían suscrito entre ambos que ameritara tenerlo por
su deudor, no cabe sino concluir que cuando, más tarde, al evacuar la dúplica, opuso la ?
excepción de indebido ejercicio de la personal?, no estaba sino abundando en alegaciones
respecto de la misma oposición que ya había planteado al contestar.
En efecto, aquella excepción ? cuya denominación no viene dada expresamente por la ley, sino
que emana del demandado ? arranca de la misma médula que la oposición a la demanda
mediante el argumento de faltar la fianza hipotecaria que respalda la acción ejercida en la
especie y, que no es otra que la excepción de falta de legitimación pasiva, de naturaleza
perentoria y de previo y especial pronunciamiento, conforme a la cual el demandado intentó
desde un principio eludir los eventuales resultados del cobro de pesos intentado en su contra,
argumentando que sólo tenía el carácter de garante hipotecario de las obligaciones que el
deudor principal contrajo con la demandante y, por ello, debía estarse al cariz real de ese
vínculo, como asimismo, a los alcances del derecho de persecución que le es consustancial.
NOVENO
Que en este punto y teniendo en cuenta lo que ya se ha dicho respecto a los términos en que se
desarrollaron los planteamientos propios del período de discusión de la causa, resulta pertinente
destacar la vigencia la máxima jurí dica iura novit curia ? el juez conoce el derecho ? con arreglo
a la cual corresponde al juez decidir, de acuerdo al ordenamiento jurídico, aun cuando las partes
no hayan expresado las leyes en que fundan sus derechos o hayan enunciado sus
argumentaciones jurídicas dotándolas de calificaciones que no vienen reconocidas literalmente
o hayan invocado otras distintas de las que el tribunal considera aplicables en la especie, de
acuerdo a las alegaciones de las partes, a los hechos expuestos y las pruebas tendientes a
comprobarlos en el proceso. Tal será el caso en que las partes enuncien sus argumentaciones
jurídicas dotándolas de calificaciones que no vienen reconocidas literalmente por el legislador,
sino que resultan acomodaticias a los aspectos propios de la controversia o cuestión en
desarrollo; allí cabrá al sentenciador zanjar la litis con arreglo a lo que manda el ordenamiento
legal, encuadrando éste las pretensiones y oposiciones de los litigantes.
Este principio, cuyo sentido radica en que la resolución judicial se basará en el derecho vigente,
descarta la posibilidad de que la interpretación que hace el juez de la normativa aplicable,
ajustándose para ello a los planteamientos efectuados en la etapa de discusión, a los hechos y
pruebas de autos, pueda originar un vicio formal asociado a una extralimitación del ámbito del
asunto sometido a la decisión del juzgador.
DÉCIMO
Que lo antedicho deja en evidencia que, aun cuando la parte demandada postuló a su favor la
falta de legitimación pasiva, a objeto de enervar la pretensión de cobro de la contraria basada en
un arbitrio de índole personal que no guarda correlato con el negocio celebrado entre ambas, los
jueces del grado pasaron de esa excepción de fondo, dejando de emitir pronunciamiento sobre
ella, pese a que justamente ameritaba que su destino fuera decidido antes que las demás
cuestiones de fondo ventiladas en el pleito.
Esa omisión detectada en la sentencia importa que al fallo objetado le faltó resolver sobre una
excepción perentoria oportunamente traída a la discusión por el demandado y, por ello,
constituye el vicio de casación en la forma previsto en la quinta causal del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil, en relación con la exigencia contemplada en el artículo 170 Nº
6, del mismo ordenamiento, por la omisión de la decisión cabal del asunto controvertido.
UNDÉCIMO
Que debido a que los razonamientos precedentes denotan que se hará lugar al recurso de
nulidad de forma por uno de sus capítulos, se hace innecesario proseguir con el análisis de
aquel otro concerniente a la ultra petita por el que también se impetrada la casación.
Y visto lo dispuesto en las normas legales citadas y, también, en los artículos 764, 765 767 y
805 del Código de Procedimiento Civil, se acoge, sin costas, el recurso de casación en la forma
deducido en lo principal de fojas 384, por don J.L.S.L., en representación del demandado don
F.P.A., en contra de la sentencia de doce de mayo de dos mil nueve, escrita a fojas 376, la que
se invalida y se reemplaza por la que se dicta acto continuo, sin nueva vista, pero
separadamente.
Regístrese.
N° 6.100-09.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M., Sres. J.A.E. y G.S.G.
En Santiago, a tres de enero de dos mil once, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.