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Avalokiteshvara es el buda de la Compasión. Es conocido


en Tíbet con el nombre de Chenrezig y en Japón como
Kannon. En China, Avalokitesvara fue sincretizado con la
figura de la Diosa Madre, dando lugar a la bodhisattva
Kuan Yin.
El nombre Avalokitesvara se compone de las siguientes
partes:
- ava, prefijo verbal que significa "abajo";
- lokita, participio pasado del verbo lok ("notar, observar,
contemplar"), que aquí se usa en sentido activo (una
irregularidad ocasional en la gramática sánscrita); y

- īśvara, "señor", "gobernante", "soberano" o "amo". De acuerdo con las reglas del sandhi, īśvara deviene
en eśvara.

Al combinar estos elementos nos queda: "el señor que mira hacia abajo (el mundo)". La palabra loka
("mundo") no está presente en el nombre, pero se entiende implícita.

Otro epíteto de Avalokiteśvara es Lokeśvara-rāja (Rey de la soberanía del mundo). La interpretación china
de este nombre es Shìzìzàiwáng "rey soberano del mundo".

Sin embargo, la investigación reciente señala que la forma original y el significado del nombre eran muy
diferentes: Avalokitasvara con la terminación -svara ("sonido, ruido"), de modo que la palabra se traduce:
"quien ha percibido un sonido" (un compuesto brahmi con un participio pasivo como primer elemento). Esto
es, avalokita: "ese que ha sido percibido" y el compuesto es literalmente "el que ha un sonido percibido",
vale decir, percibidor del sonido sufriente de los mundos (los 6 reinos). Éste es el equivalente exacto de la
traducción china Kuan Yin. Este nombre fue posteriormente suplantado por la forma que contiene la
terminación -īśvara, lo que no sucedió en sánscrito antes del siglo VII, mientras que la forma original
Avalokitasvara ya aparece en fragmentos sánscritos del siglo V.

El significado original del nombre calza con la comprensión budista sobre el rol de un bodhisattva, en tanto
que la reinterpretación que lo presenta como un īśvara muestra una fuerte influencia del śaivismo, donde el
término īśvara está relacionado usualmente con la noción hindú de un dios creador y gobernador del mundo.
Tales atributos divinos fueron transmitidos al bodhisattva, pero la mayoría de los adoradores de
Avalokiteśvara sostiene el rechazo budista a la doctrina de un dios creador primordial.

Origen.
Los eruditos occidentales no han llegado a consenso sobre el origen de la veneración de Avalokiteśvara.
Algunos han sugerido que Avalokiteśvara, junto con muchos otros seres sobrenaturales del budismo, fue un
préstamo o absorción que el Mahāyāna tomó de una o muchas deidades hindúes, en particular de Śivá o
Viṣṇu. En el Theravāda, el nombre búdico Lokeśvara, “el señor, gobernante o soberano que observa el
mundo”, fue probablemente un desarrollo de la idea de Brahmā, Viṣṇu o Śivá como ‘’Lokanātha’’, “señor de
los mundos”. En Indo-China se refiere especialmente a Avalokiteśvara, cuyo rostro es frecuentemente
representado en forma masculina, por ejemplo en Angkor. Es el buda bajo quien Amitābha ingresó a la vida
ascética e hizo sus 48 votos en una existencia previa.

Relato mahāyāna.
Según la doctrina mahāyāna, Avalokiteśvara es el bodhisattva que hizo un gran voto para escuchar los
ruegos de todos los seres sensibles en momentos de dificultad y posponer su propia budeidad hasta haber
ayudado a cada ser sobre la tierra a alcanzar el nirvana. Entre los sūtras mahāyānas asociados con
Avalokiteśvara aparecen: el Sūtra del Corazón (como discípulo del buda histórico Śākyamuni) y el Sūtra del
Loto, particularmente el 25º capítulo, el cual es a veces referido como el “Sūtra Avalokiteśvara”.
Las seis formas de Avalokiteśvara en el mahāyāna son:
- gran compasión,
- gran bondad,
- valiente como león,
- luz universal,
- líder de los dioses y de los hombres,
- el gran Brāhma omnipresente.

Cada una de estas seis cualidades de este ‘’bodhisattva’’ rompe los respectivos obstáculos de los 6 mundos
budistas: infiernos, pretas (espíritus hambrientos), animales, asuras (titanes), hombres y devas (dioses).

Mantras.
El budismo tibetano relaciona a Chenrezig con el mantra de seis sílabas Om mani padme hum, motivo por el
cual recibe también el nombre de Śadakśarī. La conexión entre este famoso mantra y Avalokiteśvara ya
aparece en el Karandavyuha Sūtra (probablemente a fines del siglo IV o principios del V), uno de los
primeros trabajos budistas que llegaron al Tíbet (poco antes de finalizar el siglo V).

En el budismo Shingon, el mantra que se emplea para alabar a Avalokiteśvara es el On Aro-rikya Sowaka
(¡Oh, Inmaculado, Salve!).

Los mil brazos de Avalokiteśvara.


Avalokiteśvara con mil brazos, parte de los Relieves en Piedra de Dazu en el monte Baoding, distrito de
Dazu, Chóngqìng, ChinaUna conocida leyenda budista narra que Avalokiteśvara hizo el voto de nunca
descansar hasta haber liberado a todos los seres sensibles del saṃsāra. A pesar de su agotador esfuerzo, se
dio cuenta de que todavía quedaban muchos seres desgraciados por salvar. Después de luchar para
comprender las necesidades de todos, su cabeza se dividió en once partes. El buda Amitābha, al observar su
apremio, le dio once cabezas para oír los lamentos de los sufrientes. Al oír esos clamores y comprenderlos,
Avalokiteśvara intentó alcanzar a todos aquellos que necesitaban ayuda, pero encontró que sus brazos se
destrozaban. Una vez más, Amitābha vino en su ayuda y lo dotó con mil brazos para que pudiera ayudar a la
las multitudes sufrientes.

Muchas versiones himalayas de este cuento incluyen ocho brazos con los cuales Avalokiteśvara hábilmente
sostiene el dharma, cada uno de los cuales posee su implemento particular, mientras que las versiones chinas
más específicas dan diferentes cuentas sobre su número.

En el budismo tibetano, Tārā la Blanca actúa como la consorte y vigorizante de Avalokiteśvara/Chenrezig.


Según la creencia popular, Tārā vino a la existencia de una simple lágrima derramada por Chenrezig.
Cuando la lágrima cayó al suelo se formó un lago, y un loto que se abrió en el lago reveló a Tārā. En otra
versión de esta leyenda, Tārā emergió del corazón de Chenrezig. En otra, es el fluir de la compasión de
Chenrezig lo que se manifesta en Tārā como ser.

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