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BOLETÍN DE INFORMACIÓN DISCOGRÁFICA

AÑO X - Nº 98 - NOVIEMBRE 2001


c/ELOY GONZALO, 27 • 28010 MADRID • TFNO.: 914 47 77 24 • FAX: 914 47 85 79
e-mail: diverdi@diverdi.com

El disco del mes


ENSAYO presenta un gran recital de zarzuela con Carlos Álvarez y la Sinfónica de Galicia

El barítono y la tiple

Diverdi entrevista: Juan Carlos Rivera

El esplendor del Toledo tridentino, en GLOSSA

En MYTO, novedades ~Butterfly, con Scotto y Carreras,


y Réquiem verdiano con Corelli~ y reediciones de Gencer

Bianca e Falliero, de Rossini, última propuesta de OPERA RARA

Oro alemán, o la Tetralogía al alcance de todos

Final de viaje: el último Albéniz de Esteban Sánchez, en ENSAYO

Cowell y Feldman, dos grandes americanos en COL LEGNO

W&W prosigue sus reediciones jazzísticas de JMT

Ópera y ballet en los nuevos DVDs de PIONEER


Wagner/Knappertsbusch:
otro Anillo... y van tres
Sellos en Distribución
G
OLDEN MELODRAM añade a su ya impresionante colección de testimonios wag-
nerianos, entre los que brillan con luz propia los ciclos completos que del Anillo
exclusiva del nibelungo dirigiera Knappertsbusch en 1956 y 1957, una nueva edición de la
(Noviembre 2001) monumental tetralogía, en este caso la de 1958. Junto a los ya experimentados Hotter,
Varnay, Windgassen y Greindl, comparecen Leonie Rysanek (sustituyendo a Brouwenstijn
Los sellos indicados con un ✺ y Nilsson en el papel de Sieglinde) y Jon Vickers (reemplazando a Vinay y Windgassen en
disponen de catálogo gratuito a Siegmund). Aunque no podremos, evidentemente, deleitarnos con la imaginativa esceno-
disposición de nuestros lectores grafía e iluminación de Wieland Wagner, que pasaron a los anales del Festival bayreut-
hiano, sí podremos disfrutar de un soberbio sonido monoaural que ha sido reprocesado
ACCENT con la meticulosidad y el cuidado habituales del sello. Todo ello, claro está, nos lo expli-
cará como es debido don Ángel–Fernando Mayo en el boletín de diciembre.
AGORA✺
ALIA VOX✺
ALMAVIVA✺
AMBROISIE✺
ARCANA✺
ARKADIA
ARSIS
ARTS✺ R. WAGNER: El anillo del nibelungo [Edición
completa] / Hotter, Varnay, Leonie Rysanek,
BBC LEGENDS✺ Vickers, Windgassen, Andersson, Greindl,
Wiener, Uhl, Stolze, Von Ilosvay, Gorr,
BIS Kónya, Saedén, Grümmer, Adam, Siebert,
Boese, Hellmann, Scheppan, Lotte Rysanek,
BONGIOVANNI✺ Hoffman, Madeira, Schärtel, Siemeling / Coro
y Orquesta del Festival de Bayreuth. Dir.:
COL LEGNO Hans Knappertsbusch (Bayreuth, 1958) /
GOLDEN MELODRAM / Ref.: GM 1.0052
CPO✺ (14 CD) D10 x 14
DURIAN
DYNAMIC✺
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ENCHIRIADIS
ENSAYO✺ EL TELETIPO
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EUFODA
GLISSANDO✺ GOLDEN MELODRAM no descansa. Aparte del nuevo Anillo de Knappertsbusch de 1958 que se
anuncia más arriba, nuestro sello wagneriano por excelencia anuncia otro Parsifal del mismo direc-
GLOSSA tor, en este caso el que dirigiera en Bayreuth, en 1954, con el reparto habitual en esos años. Vendrán,
GOLDEN MELODRAM✺ asimismo, una Elektra del 71 dirigida por Carlos Kleiber con Martha Mödl, Enriqueta Tarrés y Wolfgang
KOCH Windgassen, una Cuarta de Mahler por Klemperer (1956) y un álbum doble en el que Kubelik y Barenboim nos
ofrecen los dos conciertos brahmsianos.
LINDORO
MYTO✺ Pero MYTO no se queda atrás. Llegarán un espléndido Aragall con Marton y Pascalis en Tosca
(1977), una Turandot con Nilsson y Di Stefano (1961), uno de los relativamente raros encuentros
NUOVA ERA✺ entre Sutherland y Cossotto –Norma, 1969, dirigidas por Bonynge–, una primicia de Christa
OLYMPIA Ludwig en CD, en el papel de la Ariadna straussiana (1964), y otra novedad en el mismo soporte: Carteri como
Traviata y Valletti en un excelente Alfredo, ambos junto a un magnífico Warren y todos a las órdenes del gran
ONDINE✺ Monteux (1956).
ON STAGE
Y, hablando de voces, más de uno se alegrará de la iniciativa que ha emprendido TESTAMENT para con-
OPERA RARA✺ memorar la concesión del premio A Lifetime Achievement de Gramophone a nuestra Victoria de los
OPERA TRES✺ Ángeles: el sello británico reedita bajo el título The Fabulous Victoria de los Ángeles un recital de magní-
ORFEO✺ fico sonido estéreo en el que la gran soprano, acompañada alternativamente por Moore y el egregio Beecham, nos
ofrece obras de diversos autores, de A. Scarlatti, Haendel, Schubert y Brahms a los españoles Turina, Granados,
PANTON✺ Guridi y Nin.
PEARL✺
Tantas, y tan interesantes, son las nuevas propuestas que adelanta BIS que se impone ser
PIONEER DVD esquemáticos: aparte de nuevas entregas de las Cantatas de Bach y de un recital de obras
PREISER✺ para piano de Anton Bruckner, llegarán nuevas composiciones camerísticas de Nikos
Skalkottas, un divertido registro de canciones de cabaret con obras de Britten, Weill, Höllander y Bolcom, un
RICERCAR espléndido monográfico Purcell de los London Baroque y, por fin, dos obras líricas, género muy poco frecuentado
RICORDI hasta ahora por este sello: una singular ópera de cámara –La Pasión de Santo Tomás Moro– del compositor norte-
americano Garrett Fisher, y una no menos sugerente ópera en dos actos –El caballero y el dragón– del finlandés
ROMOPHONE✺ Mikko Heiniö. Ambas, por supuesto, en absoluta primicia discográfica.
STRADIVARIUS✺
SUPRAPHON✺ Y hablando de novedades operísticas no podemos dejar de mencionar el Attila verdiano
que nos anuncia DYNAMIC. Donato Renzetti, conocido especialista de ópera italiana del
SYMPHONIA✺ XIX, dirige a la Orquesta del Teatro Verdi de Trieste, con Ferruccio Furlanetto y Dimitra Theodossiou en los pape-
SYMPOSIUM les protagonistas. Además, un festival violinístico en el que Ruggiero Ricci compara el sonido de 18 instrumentos
contemporáneos (formato Digibox con libro incluido) y, ya en la serie IDIS, un monográfico Knappertsbusch con
TESTAMENT✺ obras de Brahms (3ª) y Haydn (94ª).
TIMPANI✺
Y, por fin, el siempre sorprendente sello alemán CPO nos anuncia –aparte de novedades más «habi-
WERGO✺ tuales», como nuevas obras de cámara de Pftizner, Tríos para piano de Marschner y recuperación de
WINTER & WINTER✺ un nuevo «olvidado» (en este caso las dos primeras sinfonías de Christian Sinding [1856–1941])– dos
interesantísimos registros, a saber: Dirna, melodrama indio en 3 actos de E.T.A. Hoffmann, y Flammen, ópera en un
acto que supuso el bautismo lírico de Frank Schreker y que aquí se ofrece por vez primera en su versión original.
(2)
Carlos Álvarez presenta un magnífico recital de zarzuela en el sello ENSAYO EL DISCO
El barítono y la tiple
E stábamos el astuto Lucas y yo sentados ante una magnífica fuente
de setas –lactarius deliciosus, pleurotus eryngii, boletus edulis–
cuando, con su sonrisa de Dorian Gray que todavía no ha
emprendido la carrera de desórdenes tan sabiamente descrita por
Thomas de Quincey en El asesinato como una de las bellas artes, me
comienzo de jornada más feliz y más zarzuelero?
El CD de Carlos Álvarez responde a este patrón
bien conocido: el cantante está en plena ascensión
a la fama, un recital de romanzas de zarzuelas será
recibido en consecuencia con expectación, dará
DEL MES
dijo: «Traigo aquí una cosa que no vas a atreverte a comentar». una imagen castiza del joven artista y divulgará su nombre antes de que
Golpeado así en el amor propio, contesté: «¿Cómo que no? Mientras no llegue la hora de empeños discográficos mayores; además suena aún su
sean las Klavierstücke de Stockhausen...». Entonces, el ladino echó reciente éxito en el Real como Rigoletto y conviene aumentar la inten-
mano a la bolsa que tenía al lado y extrajo de ella el CD que aquí se sidad de la onda expansiva. Dicho esto, ha de precisarse que el conte-
reseña. Lo cogí, asombrado, me reí para mis adentros: «¿Tanto misterio nido de la edición es musicalmente muy bueno. La selección está bien
para esto?», y pinché con el tenedor la primera seta de cardo. hecha –Guerrero, Sorozábal, Soutullo y Vert, Chapí, Moreno Torroba,
Ruego a los parroquianos que ahora me permiten hablar un poco de Luna, Guridi– e incluye la relativamente poco conocida «romanza de
mí mismo. Soy español no sólo en el DNI, madrileño de tercera gene- Rafael», de Maravilla, de Moreno Torroba, cuyo cálido melodismo
ración, aunque con ancestros leoneses y riojanos. Tengo por lo menos ayuda a que Álvarez consiga aquí uno de sus mejores momentos. Hay
diez años más que don Nadir Madriles, benefactor del discófilo y del además tres dúos –La del manojo de rosas, La revoltosa, La del soto del
lector mediante su página mensual en Scherzo, quien presume de vie- parral–, tres fragmentos instrumentales y un final en punta con la «can-
jales. Quiero decir con esto que un español –capitalino por más señas– ción de Leonello» de La canción del olvido. El programa aparece sabia-
de mi edad hubo de salir forzosamente aficionado a los toros, zarzue- mente dosificado para evitar la sensación de monotonía que puede pro-
lófilo y entusiasta del Real Madrid de Di Stefano, Puskas, Rial y, no en ducir un cantante ya decididamente operístico y que no acude a tran-
último lugar, don Santiago Bernabeu: sobre esto último dije aquí algo quillos o golpes de efecto casi propios del género. Lo que nos capta de
aún no hace mucho. La musicopatía fue ya una bendición singular que inmediato es la calidad baritonal auténtica, sin la menor duda sobre su
me cayó del cielo –«esto para ti, majo»–, y la wagnerofilia, la fuente de condición, y la homogeneidad de la voz en todos los registros: no hay
la vida que buscaba el anciano lama en Kim de la India y que yo tuve modificaciones del bello color, tampoco estrechamientos arriba ni falta
la suerte de hallar muy pronto en mi camino. de peso abajo. La voz de barítono es la propia del género –manes de
En la llamada Edad de oro del toreo, el escritor y periodista Eugenio Marcos Redondo, de Luis Sagi Barba y de Manuel Ausensi entre otros–
Noel atribuyó todos los males de España en general –Noel fue un rege- a distancia de la de tenor, y en este sentido Carlos Álvarez es hoy el
neracionista directamente procedente de Joaquín Costa (no de la calle astro solar y entra en comunicación fácil con el oyente. Ya he apunta-
de tal nombre, claro)– al flamenquismo y a su caldo de cultivo, la fies- do que la línea operística de su canto puede parecer algo apartada de
ta de los toros. Por otra parte, he conocido personalmente a seres sin la tradicional; mas no diría yo que esto sea un defecto. Pero creo que
taras mentales evidentes que despotricaban de la zarzuela como la res- en el futuro sería bueno para él aparecer de vez en cuando en los esce-
ponsable de la indigencia musical española del siglo XIX y de nuestro narios de la zarzuela, sencillamente para no olvidar las raíces y mante-
atraso en la cosa. Mientras tanto, Ortega y Gasset afirmaba que los ner el contacto con ese público que no va a encontrar normalmente en
toros constituyen el suceso común que más intensamente y durante los encopetados escenarios mayores.
más tiempo ha hecho más felices a los españoles. Yo me atrevo a apos- Colabora en el programa una soprano de voz cálida y carnosa que
tillar que ha sido así junto con la zarzuela. Ésta se ha cantado por gru- tiende a perder el control en los pasajes fuertes altos –posiblemente la
pos de aficionados de todas las regiones de España. Sus argumentos voz original sea la de una mezzo–, pero que posee la rara virtud de que
valencianos y gallegos, catalanes y andaluces, aragoneses y extreme- se le entiende casi todo lo que canta. Para saber su nombre hay que irse
ños, vascos y castellanos; sus tipos, cercanos aún al mundo rural, al a la contraportada del cuadernillo, y para ver su foto –es mucho más
menestral y al urbano de andar por casa; sus ritmos, melodías y can- guapa que el barítono– también hay que buscar entre las hojas (pocas).
ciones nacidos de nuestro riquísimo folclor, todo esto llegaba y llega Esto me trae al recuerdo El caballero de la rosa que oí en el Teatro de
aún directamente al corazón español no corrompido por el menospre- la Zarzuela hace ya casi veinte años. Un matrimonio viejísimo y a todas
cio de lo propio. Es más, la decadencia de la fiesta, aunque todavía se luces muy adinerado ocupaba sendas butacas dos filas detrás de mí. Yo
venden al año más de sesenta millones de localidades, acosada por el me había fijado en la pareja, ella enjoyada y ausente, él elegantón y
antitaurinismo global, y el desdichado abandono en que cayó durante rudo. De repente, se oyó la bronca voz del susodicho: «¿Cómo se llama
decenios la zarzuela, sí que son un síntoma, a mi juicio, de la ya casi la tiple?». Silencio. «¡Te estoy diciendo que cómo se llama la tiple!».
imparable destrucción del ser, del sentir y del vivir españoles. Aun así, Otro silencio. «¡Estás sorda!». Algunos siseos en la sala. «¿Pero me
los toros persisten y la zarzuela ha recuperado posiciones como espec- dices quién es la tiple, desgraciada?». En ese momento cruzó el pasillo
táculo, sobre todo en su sede de la calle de Jovellanos, de Madrid. No un estupendo melómano y amigo mío, por desgracia ya fallecido en el
tengo el menor recato en declarar que entre los mejores actos musica- ínterin, quien al tiempo que metía el programa de la representación
les que he presenciado hasta ahora durante este año 2001, por lo entre las manos del matusalén casi rugió: «¡Vea usted mismo aquí
demás nefasto, figura por derecho propio una función de El niño judío: quién es la tiple!». Pues bien, la tiple que canta con Carlos Álvarez se
hacía lustros que no me reía tanto y tan a mi gusto en un teatro, vien- llama Ana Ibarra.
do la escenificación de «De España vengo» y oyendo, cantada con vis La Orquesta Sinfónica de Galicia es una de las dos punteras hoy en
cómica inigualable, la historia de «Desiderio, siempre triste y siempre España, y aunque tiene en plantilla a numerosos extranjeros no hay
serio», iluminado por su rayito de luna. ¡Y cómo reía todo el público! duda de que estos saben ya bien lo que es el pulpo a feira, la empana-
¡Y qué felices fuimos durante más de dos horas todos los nativos y los da de berberechos y el lacón con grelos. Por su parte, Miguel Ortega
extranjeros, estos un puñado de buenos catadores, que llenábamos dirige con conocimiento del estilo. Ya he dicho que el trabajo es musi-
aquella tarde el santuario de nuestro prodigioso género musical autóc- calmente impecable.
tono! Por el contrario, he de reprochar dos cosas a los productores ejecu-
Conservo en mi discoteca antigua casi todas las zarzuelas que grabó tivos: las notas de la carpetilla son birriosas, mera publicidad y, ade-
Argenta y algunas dirigidas por Sorozábal. No faltan allí registros de más, mala; la mercadotecnia del producto es un desastre, pues si se
Alfredo Kraus o de Teresa Berganza. He adquirido grabaciones recien- trata de vender en todo el mundo la imagen de Carlos Álvarez y de
tes –El barberillo de Lavapiés o La verbena de la Paloma– y he regala- nuestra zarzuela, apreciadísima en muchos lugares, no se entiende que
do copias a queridos amigos alemanes, que me lo agradecieron con no se haya hecho el esfuerzo de dar la letra de las romanzas en espa-
cerveza y un buen Wurstbrot. Me leo de cabo a rabo, para aprender, ñol, inglés, francés y alemán. Para nosotros, los hispanos que peinamos
los programas de las representaciones que presencio. Por desgracia, canas y nos sabemos de memoria el texto y su solfa, la carencia no
como tengo una voz opaca y nada rica en armónicos, nunca me he tiene importancia. Pero para el mercado extranjero, este servicio com-
atrevido a cantar, por ejemplo, aquello de «Fiel espada triunfadora», ni plementario me parece imprescindible. Las piezas, la orquesta, el
siquiera bajo el chorro de la ducha. Pero ayer sábado, después de director, el barítono y la tiple merecían haber comparecido ante el
haber oído ya el viernes el recital grabado por Carlos Álvarez, en el público mejor arropados editorialmente.
trance del cotidiano lavatorio me puse a berrear: «Dame como el sol Ángel–Fernando Mayo
de la mies tu calor, / dame tus caricias, mi bien, / besos calmarán mi
amargura, / besos de tus labios, mujer». En ese momento se abrió la
puerta del cuarto de baño, apareció mi mujer y me dijo: «Calla, que ZARZUELA GALA – Romanzas para barítono, dúos y piezas orquestales de La rosa del
azafrán, La del manojo de rosas, La del soto del parral, Los gavilanes, La revoltosa,
aún va a llover más. Sal de ahí pronto y te daré otra cosa». Cinco minu- Maravilla, Molinos de viento, El caserío, Luisa Fernanda y La canción del olvido / Carlos
tos después empecé a desayunarme con las porras y los churros que mi Álvarez (barítono); Ana Ibarra (soprano) / Orquesta Sinfónica de Galicia. Dir.: Miguel
legítima había ido a comprar a una churrería del barrio. ¿Cabe un Ortega / ENSAYO / Ref.: ENY 9811 (1 CD) D3

(3)
RICERCAR publica su sexto volumen de El legado de Monteverdi

Petrarquismo musical
C omo sexta entrega de «El legado de Monteverdi» se nos ofre-
ce esta nueva muestra musical del Cancionero de Petrarca
(1304–1374). Pero si nos atenemos a las fechas de naci-
miento de los compositores que integran el volumen, comprobare-
mentales. Los cantados por el
tenor (Stephan Van Dyck)
son el soneto CLVI: I’ vidi in
terra angelici costumi, de
mos que unos son anteriores: Bassani, Lambardi, Peri, y otros pos- Gagliano; la sextina XXII: A
teriores a Monteverdi: Rossi, Trabacci, Gagliano, D’India, Merula, qualunque animale alberga
Presenti, Riccio y Borboni, por lo que no cabe tanto hablar de in terra, de Landi; y el soneto
«herederos» como de integrantes de aquel curioso fenómeno cul- XXXV: Solo et pensoso i piú
tural que se llamó el Petrarquismo. Desde que Pietro Bembo edita- deserti campi, de Borboni. La soprano (Maria Cristina Kiehr) canta
ra en Venecia, en 1501, el famoso códice Vaticano Latino 3.195, los sonetos CLIX: In qual parte del ciel, in quale ydea, de Peri; el
que contenía el manuscrito en buena parte autógrafo de las Rerum LXI: Benedetto sia ‘l giorno, e ‘l mese, e l’anno, y el prologal I: Voi
vulgarium fragmenta, popularmente conocido como Il Canzoniere, ch’ascoltate in rime sparse il suono, ambos de D’India; y la prime-
la fama del Petrarca en vulgar, autor de las más celebradas rimas ra estrofa de la última canción, la CCCLXVI: Vergine bella, che di
amorosas, no cesó de crecer, extendiéndose sus imitadores y segui- sol vestita, de Gagliano. Soprano, tenor y bajo (Stephan McLeod)
dores no sólo por Italia sino por muchos de los países de Europa en cantan conjuntamente el soneto CCXLV: Due rose fresche, et colte
incluso de la América hispana durante los siglos XVI y XVII. in paradiso, de Presenti. El álbum se cierra con el célebre madrigal
Petrarca era el modelo para los nuevos poetas, y sus Rimas un ver- de Monteverdi, el soneto CLXIV: Or che ‘l ciel et la terra e ‘l vento
dadero código de amor y un paradigma de perfección formal. Los tace, para 2 sopranos, alto, 2 tenores y bajo, con su respectivo
poetas valoraron en él la musicalidad de sus versos, y los músicos acompañamiento instrumental.
no pudieron resistirse a la fascinación de un lenguaje que combi- El conjunto es una magnífica muestra del mejor petrarquismo
naba sabiamente los efectos vocálicos y consonánticos con los rít- musical que nos legó la Italia barroca. Una interpretación cálida y
micos como expresión de un mundo sentimental de una riqueza sobria que nos transmite la vigencia de unos textos y una música a
hasta entonces desconocida. Ellos se aplicaron, pues, a la explora- todas luces ejemplares. El único lunar que señalaría en la edición
ción de ese lenguaje poético, de tan altos valores musicales, con la es incluir algunos de los poemas del ciclo in vita en los del in morte
pasión y el rigor de unos creadores que en la competencia entre y viceversa. Resulta un tanto inexplicable y puede con facilidad
ellos mismos y con los demás artistas de su época –poetas, pinto- inducir a error a lectores y oyentes.
res, dramaturgos, arquitectos, etc., tenían el mejor acicate para sus
realizaciones. Jacobo Cortines
De los 366 poemas, entre sonetos, canciones y otras formas bre-
ves, que componen el corpus de las Rimas, en el presente disco se IL CANZONIERE (El legado de Monteverdi – VI) – Obras de Da Gagliano, Rossi, Peri,
Merula, D’India, Landi, Riccio, Pesenti, Trabacci, Lambardi, Borboni, Bassani y
incluyen 10 textos que se alternan con pequeñas piezas instru- Monteverdi / Haller, Bertin, Van Elsacker, McLeod / La Fenice / RICERCAR / Ref.:
233402 (1 CD) D2

Polifonía y obras instrumentales españolas de los siglos XVI y XVII, en ARSIS

Cantos de alabanza GLOSSA

C
onsecuencia inequívoca del creciente interés que en los últimos
años ha despertado la música española, incluso entre nuestros
propios compatriotas, mucho más centrados hasta hace poco en
autores y repertorios más conocidos y por lo tanto más comerciales, es
la aparición en nuestro país de nuevos y audaces sellos discográficos
que van a ir permitiéndonos conocer un legado musical, hasta ahora iné-
dito, de indudable valor histórico y de una singular calidad técnica. Fiel
a todo lo dicho, el sello ARSIS, que ya nos deslumbró hace algunos
meses con la edición de un compacto consagrado a los maestros de
capilla de la Catedral de Valencia en el siglo XVIII, nos vuelve a sor-
prender con un lanzamiento dedicado en exclusiva a la música españo-
la del Siglo de Oro, en el que se nos presentan una diversa variedad de
autores y obras escritas en el quinto tono gregoriano, aquel que según
Pablo Nasarre «...destierra las tristezas, mueve a lágrimas de gozo y alegría...». M. D’AGINCOUR: Piezas para clave /
Hervé Niquet (clave) / GLOSSA / Ref.:
Estamos ante una producción que desde los primeros minutos de escucha nos produce una gran emoción GCD 921702 (1 CD) D2 [20% des-
por la belleza de las obras grabadas, desde el soberbio Magnificat de 5º tono a 4 y 6 voces de Melchor cuento ~ Precio especial de lanza-
Robledo (ca. 1510–1566), que abre el compacto, ejemplo de destreza contrapuntística del Renacimiento his- miento]
pano, al no menos hermoso Tiento de 8º tono de Juan Cabanilles (1644–1712), o la Gaytilla de 6º tono con
dos tiples de Pablo Bruna (1611–1679), sin olvidar el descomunal Magnificat quintus tonus sex vocibus de
Sebastian Aguilera de Heredia (ca. 1565–1627), verdaderos espejos de la gran obra polifónica del mejor arte
Barroco español.
El quinteto de violas Banchetto Musicale, que toma su nombre de la colección de danzas publicada por
Schein en 1617, y en el que participan algunos de los más veteranos intérpretes de la viola da gamba en
España como Itzíar Atutxa o Pere Ros, con la colaboración en las partes vocales de la soprano ibicenca
Estrella Estévez (una verdadera revelación en el panorama actual de la música antigua española) y el tenor
madrileño Miguel Mediano, buenos conocedores ambos del repertorio, nos ofrecen un interesante programa
en el que a las ya citadas calidades y cualidades musicales, debemos añadir una toma sonora de gran nitidez
que contribuye en buena medida a resaltar más aún el sonido aterciopelado, sensual y perfectamente afina-
do del conjunto de violas de gamba.
Gracias a sellos como ARSIS y a lanzamientos como éste, la música antigua española menos conocida
pronto habrá de gozar del lugar que por derecho propio le hubiera correspondido desde hace mucho tiem- M.A. CHARPENTIER: Te Deum / Le
po. Concert Spirituel. Dir.: Hervé Niquet /
GLOSSA / Ref.: GCD 921603 (1 CD)
D2 [20% descuento ~ Precio especial
Francisco de Paula Cañas Gálvez de lanzamiento]

Y TEMPLANDO POR CUERDAS RUISEÑORES – Polifonía del Renacimiento y obra instrumental española / Obras de Robledo,
Correa D’Arauxo, Bruna, De Cabezón, Di Lasso, Selma y Salaverde, Cabanilles y Aguilera de Heredia / Banchetto Musicale / ARSIS
/ Ref.: ARSIS 4181 (1 CD) D2
(4)
Luca Marenzio protagoniza un nuevo Una Misa para la Asunción de la Virgen en la
registro madrigalístico de La Venexiana Catedral de Toledo por la Orchestra of the Renaissance

Madrigales de El esplendor del


la incertidumbre Toledo tridentino
L
a Orchestra of the Renaissance, de la mano del sello español GLOS-

E
l conjunto La Venexiana añade un capítulo más a su SA, prosigue su brillante periplo por algunas de las capillas catedrali-
colección «El madrigal italiano» que, con la compli- cias españolas más representativas del Siglo de Oro. En esta ocasión
cidad del sello GLOSSA, va llenando importantes se han centrado en la recons-
vacíos discográficos. En esta última entrega le toca el trucción de los oficios lutúrgi-
turno al Sexto libro de los madrigales de Luca Marenzio, co– musicales celebrados en la
un autor que ya les ha resultado muy congenial. Su ante- Catedral Primada de Toledo
rior grabación del Noveno libro de los madrigales de con motivo de la festividad de
Marenzio encontró una extraordinaria acogida por parte la Asunción de la Virgen tal y
de la crítica, quedando como una de las pruebas más como se podría haber realiza-
redondas en la discografía del joven grupo italiano. do en torno al año 1580. El eje
Hay que decir de antemano que el Sexto libro, publi- central de esta científica y
cado en 1594, todavía se queda lejos de las cimas del excelente labor de reconstruc-
Noveno, cuyo experimentalismo se traducía en algunas ción gira en torno a la misa
construcciones Benedicta es caelorum regina
de visionario del gran Cristóbal Morales, ver-
atrevimiento. dadero paradigma de los maes-
Fue editado al tros catedralicios españoles del
final de un pe- siglo XVI. Esta deslumbrante
riodo particu- obra, publicada junto a otras
larmente turbu- 15 misas más en Roma el año de 1544, está en parte basada en el mote-
lento en la vida te homónimo de Jean Moutón (ca. 1459–1522), en la melodía gregoriana
del compositor, del mismo texto, y en algunos momentos, sin duda, en un ejercicio de
cuando, a la sapiencia y elegancia musical, en la versión escrita por Josquin a comien-
muerte de su zos del siglo XVI sobre aquellos mismos versos.
entonces pro- Uno de los aspectos más interesantes de esta grabación podría residir
tector, el carde- en la utilización, hasta ahora inédita, de una copia de esta misa conser-
nal Luigi d’Este, vada entre los libros de coro de la Catedral Primada. También se han
siguió para Ma- incluído, como parte integrante del desarrollo litúrgico, dos motetes más
renzio una fase de Morales, Exaltata est Sancta Dei Genitrix (aquí interpretado por los
de incertidum- ministriles altos siguiendo la costumbre española de la época) y Ave
bre y dificultades. En 1592 el compositor encontró en el Regina caelorum, que abren y cierran, respectivamente el compacto; tam-
cardenal Cinzio Aldobrandini un nuevo mentor, lo que bién, en un intento máximo de aproximación musical a lo que debió de
condujo dos años más tarde a la publicación de los madri- interpretarse en aquella festividad en la ciudad imperial, se han recogido
gales que ahora nos ocupan. En cuanto a los textos utili- obras de dos de los maestros de capilla más representativos de la Sede
zados, Marenzio muestra un progresivo alejamiento de los Primada, Bernardino de Ribera (ca. 1520–1571), del que se ha grabado un
tonos «arcádicos» en favor de temáticas introspectivas. El deslumbrante Beata Mater, y Andrés de Torrentes (que lo fue tres veces no
tono es severo, polifónicamente pleno, con un evidente consecutivas; verdadero protagonista del cambio de gustos y repertorios
gusto por la pintura sonora de palabras clave del texto. musicales experimentado en la Catedral de Toledo en torno a la década
Respecto a la producción anterior, Marenzio revela un de 1540), representado, por su parte, con un impresionante Asperges me,
gusto más sobrio, la reducción cuantitativa y cualitativa de obra de gran destreza polifónica que en Toledo sólo se habría de cantar
los adornos y los melismas junto con la predilección por cuando la festividad de la Asunción cayera en domingo y la misa fuera, a
la declamación silábica y homófona del texto. Tendencia su vez, celebrada por el deán, además de varias piezas sacras interpreta-
ésta que se irá intensificando en los sucesivos libros de das únicamente por los ministriles altos como el ya citado Exaltata est
Marenzio y en el madrigal tardío, y en la que se pueden Sancta Dei Genitrix de Morales y el bellísimo Dulcissima Maria de
detectar los reflejos de la naciente monodía florentina Francisco Guerrero, apodado el cantor de María, por el gran número de
(recordemos que entre 1588 y 1589 Marenzio estuvo en composiciones dedicadas a la Virgen, para concluir con el místico y con-
Florencia). Sin renunciar a la estructura polifónico–imitati- movedor motete de Ceballos O pretiosum et admirabile sacramentum,
va, el músico delata su atención por la sensibilidad verti- obras todas que se van alternando con partes de canto llano, procedentes
cal de las armonías, tal como queda al descubierto en de cantorales custodiados en la Catedral de Barcelona y el Monasterio de
Donna de l’alma mia. No faltan momentos de extremo El Escorial.
interés. Entre los más altos podríamos citar Udite lagrimo- Estamos, sin duda, ante un trabajo musicológico de gran precisión téc-
si, una pequeña obra maestra de contrapunto disonante y nica en el que las cuestiones tanto litúrgicas como puramente musicales
doloroso, Amor se giusto sei, con su lirismo aéreo, o las se han cuidado en extremo, basándose en buena medida en la ingente
líneas melódicas caprichosas y volátiles de Hor chi, Clori documentación histórica, apenas estudiada, que se conserva en el impre-
beata. sionante archivo de la Catedral de Toledo (las notas del libreto, en las que
En las últimas grabaciones, La Venexiana muestra una se aportan datos inéditos sobre la actividad musical en esta sede episco-
plantilla cada vez más renovada en las voces femeninas, pal, son excelentes). Sobre esta base, y contando con la alta calidad ya
mientras que mantiene inalterados sus puntos de fuerza en contrastada en anteriores producciones (y también en concierto) de los
el bajo Daniele Carnovich, los tenores Sandro Naglia y cantores y ministriles (la Alta Capella es excepcional) que conforman la
Giuseppe Maletto, y sobre todo en el alma mater del Orchestra of the Renaissance, sólo podemos esperar que una grabación
grupo, el contratenor y director Claudio Cavina. Su pre- como ésta, brillante, estimulante, espectacular, emocionante, pulcra y
sencia aporta un sello de garantía en la continuidad y las apasionante, sólo sea uno de los primeros eslabones del largo recorrido
siempre elevadas prestaciones de La Venexiana. por las capillas musicales, tanto reales como catedralicias, del Quinientos
español.
Stefano Russomanno F.P.C.G.
MISA DE LA ASUNCIÓN – Una reconstrucción musical con obras de De Morales, Ceballos,
L. MARENZIO: Sexto Libro de Madrigales, 1594 / La Venexiana / GLOSSA Guerrero, Ribera y Torrentes, etc. / Josep Cabré (canto llano) / Orchestra of the Renaissance.
/ Ref.: GCD 920909 (1 CD) D2 [-20% descuento ~ Precio especial de lan- Dir.: Michael Noone / GLOSSA / Ref.: GCD 921404 (1 CD) D2 [-20% descuento ~ Precio espe-
zamiento] cial de lanzamiento]

(5)
Suzuki prosigue su grabación integral Hermosa antología instrumental y vocal
de las cantatas de J.S. Bach en BIS de G. Frescobaldi (1583–1643) en BIS

Más cantatas Ahora, Frescobaldi


E
n la décimocuarta entrega de su serie de las cantatas bachianas

P
Masaaki Suzuki continúa explorando las que el cantor compu- or si quedaba algún recoveco de la música barroca sin explo-
so en 1723, recién llegado a Leipzig, eligiendo cuatro que rar por los japoneses, aquí los tenemos, envueltos en italia-
corresponden a los meses de septiembre y octubre. Consciente o nizante apelativo (Anthonello, en homenaje al compositor
inconscientemente, pretendía Bach convencer al consejo municipal trecentista Anthonello da Caserta),
de lo acertado de su elección –¿habría llegado a sus oídos que el interpretando a Frescobaldi. En
regidor A.C. Plaz dijo cuando se realidad, no todos los integrantes
supo que Telemann y Graupner reti- del grupo son japoneses, que de la
raban su solicitud que «ya que no se cuerda pulsada (tiorba, guitarra
podía contar con los mejores se barroca) se ocupa Rafael Bonavita,
tenía que elegir a los mediocres»?– y, uruguayo de nación. Pero no es
aunque son obras de dimensiones sino uno entre cinco: el sol nacien-
modestas, realizó en ellas un consi- te domina claramente al ponien-
derable despliegue de sus aptitudes te... Aunque en esto de la música,
como compositor, quedando paten- como en tantas otras cosas, el
tes, entre otras cualidades, su domi- pasaporte y los rasgos faciales son
nio de la escritura fugada, su talento elementos muy secundarios, casi
como melodista y orquestador y su meramente anecdóticos. Y, digá-
enorme capacidad para la imagine- moslo desde ahora mismo, en
ría y la evocación musical. asuntos como la técnica, la comprensión y el espíritu de lo que se
Ignoramos –ni siquiera sabemos si lo interpreta se muestran tan occidentales como los centros donde
expresaron en público– el juicio de sus superiores. En cualquier han estudiado (Schola Cantorum Basiliensis, principalmente), los
caso, a casi tres siglos de distancia, ya no sería sino una anécdota, maestros que han tenido (gente como Bruce Dickey, Jordi Savall
como la misma frase del reticente Plaz. A nosotros nos basta con o Christophe Coin) y los grupos en que han tocado (La Petite
admirar la jubilosa BWV 148 y su deslumbrante coro introductorio, Bande, Concerto Vocale o el Ensemble Elyma).
en cuya instrumentación el clarín, dos oboes d’amore y uno da cac- Para esta grabación han seleccionado un puñado de piezas
cia se suman a la cuerda y el continuo; el recogimiento de la BWV instrumentales entre las más conocidas de las Canzoni... per
48, recorrida por el sentimiento de horror al pecado, patente en el sonare de 1628 (no faltan «La Bernardina», «La Tromboncina» o
aria de contralto; el clima interrogante, entre la severidad y la mag- «La Lucchesina»), que se intercalan con otras vocales, profanas y
nanimidad divinas, de la BWV 89, la única del programa, por otra sagradas, de los dos libros de arie... per cantarsi de 1630, com-
parte, que no comienza con un coro, sino con un aria (de bajo: otra pletando el programa un par de fragmentos para clave de las
peculiaridad) de compleja y brillante instrumentación; y cómo esa Toccata de 1615. No es más que una pequeña muestra del inmen-
duda se refuerza hasta hacerse casi angustiosa, en la BWV 109, de so corpus frescobaldiano, pero extraordinariamente sugestiva y
elevado dramatismo general. bella. Y poniendo en práctica la libertad que el compositor deja-
Suzuki ha debido tomar algunas decisiones sobre detalles pro- ba en este campo, emplean como instrumento fundamental para
blemáticos (instrumentación de las BWV 148 y 89, modelación del el canto la sensual y untuosa corneta (en una ocasión, sustituida
coro de la BWV 109) que justifica cumplidamente en el folleto. Y por la flauta dulce) y para el basso, la viola de gamba sobre un
en su interpretación subraya los rasgos expresivos señalados, y de entramado de clave y tiorba (sustituidos ocasionalmente por arpa
forma muy particular, el intimismo fervoroso de la BWV 48. La o guitarra), el mismo tejido que, con el frecuente añadido de la
orquesta –esta vez, sin refuerzos occidentales– y el coro responden viola de gamba, sostiene a la voz en las arias. La soprano Midori
con la precisión y musicalidad de siempre y entre los solistas sobre- Suzuki desgrana éstas con refinamiento y elegancia (y sin dejar
sale, como era de esperar, el tenor Gerd Türk. Y tanto el contratenor escapar los matices religiosos allí donde se precisan), proporcio-
Robin Blaze –aunque su timbre no sea del gusto de todos– como la nando el adecuado complemento vocal al sólido, virtuoso y emo-
soprano Midori Suzuki y el bajo Chiyuki Urano –estos últimos, con tivo cuarteto instrumental –en el que es justo destacar la labor del
intervenciones muy breves– alcanzan un nivel envidiable. Un cornetista Yoshimichi Hamada– con el que comparte protagonis-
disco, en conclusión, en la excelente tónica de la integral a que per- mo. En definitiva, que los japoneses, con el añadido del urugua-
tenece. yo, firman una recomendable antología de aquel compositor que
estuvo al servicio del obispo de Roma.
Mariano Acero Ruilópez
M.A.R.
J.S. BACH: Integral de las Cantatas (Vol. 14) – Cantatas núms. 48, 89, 109 y 148 / Bach
Collegium Japan. Dir.: Masaaki Suzuki / BIS / Ref.: BIS 1081 (1 CD) D2
[Volúmenes anteriores también disponibles] G. FRESCOBALDI: Arias, Toccatas y Canzonas / Ensemble Anthonello / BIS /
Ref.: BIS 1166 (1 CD) D2

Imaginativo programa de obras humorísticas de la familia Bach, en CPO

Música, familia y buen humor


P or si habíamos olvidado que los innumerables miembros de
la familia Bach demostraron a menudo poseer un agudo sen-
tido del humor y que, al menos durante algún tiempo, se reu-
nían cada año para regocijarse y hacer música relajadamente,
alternando lo serio, lo jocoso y hasta lo escabroso, aquí están
(1669–1753). Cuatro generacio-
nes, pues, y un denominador
común: la música alegre, ligera,
despreocupada, pero no falta de
inspiración.
Hermann Max (con Das Kleine Konzert, por supuesto) y el sello De Johann Christoph se ha
CPO para recordárnoslo. No pretende el incansable director hacer elegido un hermoso diálogo
una reconstrucción de lo que podría haber sido una de aquellas nupcial –para quien esto escribe,
reuniones (sería inútil intentarlo, por lo demás: predominaría la lo mejor del disco– interpretado
improvisación), sino simplemente ofrecernos una muestra de la en 1694, probablemente con escenificación, en la boda de un her-
música vocal humorística escrita por compositores que llevaron el mano de Johann Sebastian; una obra que combina las frases amo-
apellido. No está Johann Sebastian el grande (aunque dejó alguna rosas del Cantar de los cantares con la invitación a los asistentes a
que otra prueba de que el humor tampoco le era ajeno). Pero sí su comer y beber abundantemente, que también la comida y la bebi-
hijo Johann Christian (1735–1782) y su nieto Wilhelm Friedrich da son dones divinos. Lástima que las curiosas y clarificadoras glo-
Ernst (1759–1845). Y de las ramas colaterales, el primo de su padre sas debidas a Ambrosius, el padre del genio, se presenten única-
Johann Christoph (1642–1703) y el hijo de éste Johann Nicolaus mente en alemán y sólo se haya incluido algún fragmento en otros

(6)
Sonatas para flauta dulce y oboe de G.F. Haendel (1695–1759) en AMBROISIE

Joyitas
L
a mayoría de los compositores tardobarrocos rindió tributo a la Walsh y las interpolaciones
música de cámara instrumental. En ciertos casos porque, sien- de Chrysander, rebasaría el
do virtuosos instrumentistas, constituía el vehículo ideal para espacio de que dispone-
sus exhibiciones personales. Otros la compusieron para amigos o mos.
compañeros igualmente virtuosos. Algunos más, con fines docentes. Todas ellas, especial-
Y casi todos porque, teniendo una demanda segura y relativamente mente las sonatas para flau-
amplia de profesionales y aficionados, proporcionaba una buena ta dulce, son unas joyitas,
oportunidad de conseguir ingresos extras, siempre –entonces y pequeñas obras maestras, y
ahora– bienvenidos. Haendel, por supuesto, no fue una excepción, figuran entre las favoritas
aunque no siempre conozcamos con exactitud las circunstancias en de los modernos intérpretes, muchos de los cuales las han llevado
que escribió las no excesivamente abundantes obras que en este al disco. El joven sello AMBROISIE nos trae hoy la versión de
campo nos ha legado. Héloïse Gaillard, flautista y oboísta que ya ha dejado en discos ante-
Poco o nada se sabe de los destinatarios de sus sonatas para oboe riores suficientes pruebas de su valía. Lástima que haya selecciona-
y continuo. Y resulta extraño que hayan sobrevivido sólo tres, cuan- do sólo cinco de las sonatas para flauta (falta la HWV 377) y dos de
do parece que en sus años mozos era éste su instrumento favorito y las de oboe (excluye la HWV 357), dejando espacio vacío en el
más tarde contó en su orquesta con extraordinarios oboístas disco: si no nos falla la memoria, habría sido la primera doble inte-
(Sammartini, por ejemplo). Mainwaring, su primer biógrafo, afirmó gral en CD realizada por el mismo solista (la que Michel Piguet
que se habían perdido muchas de sus obras de juventud; más de una grabó en 1985 no se ha transferido a este soporte sino fragmentada-
pieza para oboe habría entre ellas. Sí sabemos, por el contrario, que mente). Al margen de esto, su interpretación, de la que emana un
cuatro de sus seis sonatas para flauta dulce y continuo fueron inconfundible aroma haendeliano, es sumamente elegante, con
empleadas –¿también concebidas?– para tareas pedagógicas, y lla- tiempos ajustados y una discreta ornamentación, extrayendo un
man la atención, además de por su sencilla pero luminosa y bella sonido carnoso del oboe y finamente sensual de la flauta. Y se bene-
línea melódica, por su complejo y variado bajo continuo, materia ficia de un imaginativo bajo continuo servido por sus compañeras
en que la princesa Ana, su discípula predilecta, llegó a ser consu- del trío Amarilis, Ophélie Gaillard (violoncelo) y Violaine Cochard
mada especialista. Las otras dos, denominadas «Sonatas (clave y órgano). Interesante.
Fitzwilliam» (nombre de la institución que custodia sus autógrafos)
por su descubridor a mediados del siglo XX, son contemporáneas de M.A.R.
las anteriores (c.1724–26) y pudieron ser compuestas para los solis-
tas de la orquesta de la Royal Academy of Music. La historia de sus G.F. HAENDEL: 2 Sonatas para oboe; 5 Sonatas para flauta dulce / Héloïse Galliard
(flauta dulce y oboe); Ophélie Gaillard (cello); Violaine Cochard (clave) / AMBROISIE /
ediciones antiguas y modernas, salpicada por los pirateos del editor Ref.: AMB 9910 (1 CD) D2

idiomas más asequibles por Música para viola de gamba de Konrad Höffler (1647–1705?) en SYMPHONIA
estos pagos en el folleto expli-
cativo (por lo demás, tan
completo como es habitual en
el sello). Johann Nicolaus,
La cálida e íntima viola de gamba
que dirigía el Collegium

N
Musicum estudiantil de Jena, o hace mucho tiempo, aun sabiendo que había sido un instrumento muy difundido en su tiem-
aporta en un delicioso sings- po, sólo conocíamos a un reducidísimo grupo de compositores que escribieron para viola de
piel una historia escolar de gamba. Poco a poco el paisaje se ha ido poblando de figuras de mayor o menor tamaño, situa-
novatos, burlas y alabanzas al das en primer plano o casi perdidas junto a la línea del hori-
vino y la cerveza. A Johann zonte, delineadas con trazos claros y precisos o apenas esbo-
Christian pertenecen dos lie- zadas en una mancha borrosa –todas, no obstante, necesa-
der juveniles escritos cuando rias–, y aunque dista mucho de estar completo, se nos pre-
vivió en Berlín con su medio senta lleno de vida, movimiento, color y, sobre todo, música,
hermano Carl Philipp abundante y buena música. Hoy podemos añadir al cuadro
Emanuel. En uno de ellos, que un nuevo y no diminuto personaje: Konrad Höffler.
ironiza sobre los viajes de un
Nacido en Nüremberg a mediados del siglo XVII, fue dis-
fantasmón, afloran unos
pocos compases de una de las cípulo de Gabriel Schütz –que nada tenía que ver con el gran
sonatas para viola de gamba Enrico Sagitarius– y trabajó prácticamente durante toda su
del padre: puestos a tomar vida en las cortes de Bayreuth y Halle–Weissenfels. Excelente
prestado, mejor que todo violagambista, su recuerdo como compositor está vinculado a
quede en casa. Y, por último, Primitiae Chelicae (1695), una serie de doce suites para viola
Wilhelm Friedrich Ernst está de gamba y bajo continuo en la que se funden, como era fre-
presente con cuatro obritas en cuente en su entorno, las influencias italianas, francesas e
las que muestra su habilidad inglesas con las tradiciones autóctonas. Su estructura es la clá-
para traducir musicalmente sica en los cuatro movimientos de danza (Allemande
las humoradas del texto. ¿Hay –Courante–Sarabande–Giga), precedidos en ocasiones por un preludio (cuando éste no existe, los
que extenderse demasiado en intérpretes, con buen criterio, lo han suplido con fragmentos de J. Krieger, para clave, y de J.
elogiar la interpretación, Pachelbel, en transcripción para archilaúd) y presentan pasajes melódicos y armónicos, retazos de
sabiendo quién y a qué grupo estilo improvisatorio y otros de compleja textura polifónica y están sembradas de mil detalles virtuo-
dirige y que al fortepiano, en sos... Todo un desafío para el intérprete que Guido Balestracci, a quien acompaña un sobrio, pero efi-
los lieder, está Ludger Rémy? ciente equipo al bajo continuo (violón, archilaúd, clave/órgano), resuelve con la difícil facilidad a que
Los solistas vocales, al mismo
nos tiene acostumbrados, regalándonos con un sonido rico en matices, intimista, cálido, y aterciope-
nivel. Un disco refrescante.
lado y demostrando que es una de las figuras punteras del actual panorama de ese difícil y hermosí-
simo instrumento. Aunque no se informa sobre el particular, a los amantes de la viola de gamba nos
M.A.R.
gustaría que las Primitiae Chelicae se completaran en breve con la grabación de las seis últimas sui-
EL HUMOR MUSICAL EN LA FAMI- tes.
LIA BACH – Obras de Johann M.A.R.
Nicolaus, Wilhelm Friedrich Ernst,
Johann Christian y Johann Christoph
Bach / Rheinische Kantorei / Das
Kleine Konzert. Dir.: Hermann Max / K. HÖFFLER: Primitiae Chelicae – 6 Suites para viola da gamba I–VI / Guido Balestracci (viola da gamba) / SYMPHONIA / Ref.:
CPO / Ref.: 999797–2 (1 CD) D2 SY 01186 (1 CD) D2 [-20% descuento ~ Precio especial de lanzamiento]

(7)
Las obras camerísticas para clarinete de Mozart, en interpretación de Dieter Klöcker

Música con destinatario


E
ste disco del sello CPO se trata de una remasterización de una de su último periodo creador (al igual que, posteriormente,
grabación efectuada en 1974. Una afortunada recopilación Bärmann inspirara a Weber o Mühlfeld a Brahms, contribuyendo al
que tiene como protagonista fundamental un instrumento de desarrollo del instrumento en cuestión). El presente CD incluye una
la familia de las maderas, como es el clarinete, al que Mozart dedi- obra de Stadler, un Trio en Fa mayor para tres corni di basseto; sabi-
có importantes páginas de su producción y del que salieron soni- do es que este instrumentista lo tocaba maravillosamente. El men-
dos de belleza sobrecogedora. cionado artilugio no era ni más ni menos que
Como obra principal el registro integra el un clarinete contralto, de tesitura más grave, y
Quinteto para clarinete KV 581 que el músico que estaba acodado en su parte media; gozó de
salzburgués daría a conocer el 22 de diciembre gran estima hasta los tiempos de Mozart. Este
de 1789, con Antón Stadler –uno de los mejo- Trío es susceptible de ser atribuido a Mozart,
res clarinetistas del siglo XVIII, al que iba dedi- dado que la composición no puede dejar de
cado– como solista. La partitura, notabilísima, esconder reminiscencias muy claras de su músi-
estará poseída de la misma atmósfera de despe- ca, aunque Stadler conoce bien la materia que
dida y mórbida belleza que el Concierto para trata. Por otra parte, parece ser que Constanza,
clarinete KV 622, acabado dos meses antes de en una carta del 31 de mayo de 1800 dirigida a
su muerte. Para muchos, la más conmovedora un editor, denunciaba que Stadler poseía aún
de sus obras de cámara, teñida de melancolía. una copia de unos tríos para el instrumento
Acompañan al mismo dos movimientos de mencionado, que pertenecían a Mozart y que
Quinteto para el mismo instrumento, piezas desaparecieron. Posteriormente, el afamado
éstas que no se descartan como estudios preli- clarinetista declararía que el baúl donde tenía
minares al KV 581. Si el KV 516c sostiene la ordenado sus papeles le había sido robado. A
misma instrumentación, es decir, el clarinete y el cuarteto de cuer- partir de ahí que cada cual piense lo que quiera.
da, no ocurre así con Movimiento de quinteto, KV 580b, composi- Se completa la audición con el Dúo para violín y viola en Si
ción que nos parece particularmente interesante por la gran cali- bemol mayor, KV 424. Fruto de un espíritu de generosidad hacia su
dad de algunos de sus compases. La distribución instrumental se amigo Michael Haydn, es obra de un admirable equilibrio entre los
verá alterada, y al clarinete se unirá el corno di basseto y un trío de dos instrumentos, un espléndido juego con las dobles cuerdas.
cuerdas. Interesante disco y de sobrada calidad interpretativa si lo avala el
Hoy no dudamos en afirmar que Mozart creó las excelentes Consortium Classicum con Dieter Klöcker.
composiciones para clarinete que se encuentran en su catálogo
gracias a la estimulante personalidad de Stadler, que gozaba en Manuel García Franco
aquél tiempo de una gran popularidad en Viena. Él sería el desti-
natario de las creaciones para el subsodicho instrumento, y el ins- W.A. MOZART: Quinteto para clarinete en la mayor, KV 581; Movimientos de quin-
teto KV 516c y 580b – A. STADLER: Trío en fa para 3 corni di bassetto /
pirador, por su arte, del compositor en esa etapa de su madurez y Consortium Classicum. Dir.: Dieter Klöcker / CPO / Ref.: 999802–2 (1 CD) D5

Volumen tercero de la integral de los tríos para piano por el Trio 1790, en CPO

El talento del genio


U no de los géneros más desatendidos
dentro la ingente producción came-
rística de J. Haydn continúa siendo
el de sus tríos para piano. Quizá a ello haya
musical. Los cuatro tríos aquí grabados fue-
ron compuestos a mediados de la década
de 1780 por encargo de los editores londi-
nenses Longman & Broderip, que terminarí-
tral y protagonista (no en vano el propio
compositor los calificaba de Sonatas para
tecla), que las hace extremadamente atrac-
tivas para el intérprete y el oyente. Así han
contribuido que un primer grupo de estas an publicándolos, después de varios años parecido entenderlo los miembros del Trio
obras, escritas en torno a 1760 (algunas de 1790, verdaderos conocedores del reperto-
ellas incluso de dudosa atribución), cuando rio de cámara de finales del siglo XVIII y
el joven Haydn trabajaba al servicio del comienzos del XIX, que nos regalan, una
Conde Morzin, estén todavía impregnadas vez más, la interpretación atinada y repleta
de las influencias del último barroco y del de sutilezas que la música camerística de
gusto rococó que comenzaba a imponerse Haydn requiere. El medido equilibrio y la
en las músicas cultas del Viejo Continente, perfecta afinación de instrumentos origina-
y en los que el papel desempeñando por el les y su objetiva utilización, en especial del
teclado fuera todavía el de mero acompa- pianoforte con el veterano Harald Hoeren
ñante, presentando estas obras, en general, al frente, viejo conocido de los seguidores
para algunos musicólogos e intérpretes del de CPO, contribuyen a crear el ambiente de
siglo XX, un aspecto de simplicidad, en recogimiento y de interior necesario para el
cierto modo merecido, que las ha relegado disfrute en toda su plenitud de estas obras
a una situación de casi olvido hasta nues- rebosantes de gracia, lirismo y melancolía.
tros días. Sin embargo, existe un segundo
(ca. 1770–1783) y tercer grupo (ca. F.P.C.G.
1784–1794) deTtríos para pianoforte, escri-
tos en plena madurez compositiva del de litigios provocados por las ediciones F.J. HAYDN: Integral de los Tríos (Vol. 3)
Tríos Hob. KV:5, XV:18, XV:19 y XV:20 / Trio 1790
maestro, que presentan ya unas característi- piratas a las que estuvieron sometidos en CPO / Ref.: 999468–2 (1 CD) D5
cas musicales mucho más cercanas al espí- varias ciudades europeas, tras el segundo
También disponibles:
ritu creativo y genial del mejor Haydn, y viaje de Haydn a Gran Bretaña, a finales de F.J. HAYDN: Integral de los Tríos (Vol. 1) – Tríos Hob.
han despertado el interés por parte de algu- 1794, siendo dedicados a la condesa María XV/6, 7, 8, 9 y 10 / Trio 1790 / CPO /
Ref.: 999466–2 (1 CD) D5
nas compañías discográficas, entre ellas Teresa, viuda del Príncipe Pablo Antonio II
CPO, que lanza ya el tercer volumen dedi- de Esterházy. Se trata de obras que nos F.J. HAYDN: Integral de los Tríos (Vol. 2) – Tríos Hob.
cado a estas obras compuestas por el genio muestran el gran talento del Haydn madu- XV:11, 12, 13 y 14 / Trio 1790 / CPO /
Ref.: 999467–2 (1 CD) D5
de Rohrau en los años finales de su carrera ro, donde el teclado ya ocupa un lugar cen-

(8)
La Tapiola Sinfonietta nos ofrece dos serenatas Il filosofo di campagna, de Baldassare Galuppi,
mozartianas, las KV 100 y 361, en BIS una rareza operística de TESTAMENT

Tras las huellas del La esencia del filósofo


salzburgués alegre
B
aldassare Galuppi, que compuso una enorme cantidad de
óperas desde que comenzara su actividad a los dieciséis

L
os nombres de Tapiola Sinfonietta y Jean–Jacques Kantorow van años, y cuyas páginas musicales formaron parte de la coti-
unidos desde el año 1993, fecha en la que el violinista y direc- dianeidad de sus contemporáneos, es hoy apenas una referen-
tor de orquesta francés resultara elegido director artístico de la cia enciclopédica, a lado de otros compositores coetáenos que
agrupación instrumental finesa. De su buen quehacer al frente de monopolizan más fama, como Gluck o Pergolesi. Galuppi
las partituras del genial Mozart tenemos el ejemplo de sus cuatro merece mayor atención, como la están consiguiendo paulati-
Conciertos para trompa y orquesta, con Christian Lindberg como namente otros nombres cercanos, temporal y estéticamente,
solista (BIS–CD–1008). Ahora es cual Traetta, Piccinni y Jommelli. La partitura autógrafa de Il
el turno de la serenata, en un filosofo di cam-
nuevo registro que incluye dos pagna fue des-
de las más apetecibles, sugeren- cubierta en el
tes y deleitosas del maestro de la Museo Británi-
Getreidegasse nº 9, me refiero a co a mediados
la KV 100 y a la denominada del siglo pasa-
Gran Partita, KV 361 (370 a). do por el musi-

E
n su orígen, la serenata se cólogo Taddeo
destinó a ser interpretada al Wiel. Ermanno
anochecer, teniendo una Wolf–Ferrari,
vinculación directa con el diver- con ocasión
timento y empleando instrumen- del bicentena-
tos de cuerda y viento. Así, la rio del naci-
Serenata nº1 en re mayor, KV miento de Car-
100 (compuesta durante el vera- lo Goldoni, li-
no de 1769), recibe de Michael Haydn su influencia más sobresa- bretista de la
liente, siendo en fechas posteriores revisada por el propio composi- ópera, realizó
tor, y añadiéndosele al Finale una nueva variación en forma de una adaptación
rondó. de la misma
En el primero de los movimientos de esta pieza se intercala un que se dio a
concierto para violín, oboe y trompa, con una ligera tendencia al conocer en Ve-
modelo antiguo de concerto grosso, alternando los momentos de necia en 1954, a doscientos años justos del estreno allá en el
tutti y de solo, al estilo de Eberlin y Adlgasser. Teatro San Samuele (que tuvo lugar exactamente el 26 de octu-
La Serenata KV 361 (370 a) nº8, Gran Partita, fue escrita a bre de 1754). En los años cincuenta del siglo veinte se rescata-
comienzos de 1781 en la ciudad de Munich. Las bandas de instru- ban con cierta prudencia estos títulos añejos. De ahí esta adap-
mentos de viento gozaron de una asombrosa fama y moda en la tación wolferrarriana, en la que se eliminaron personajes, se
Viena de comienzos de 1780 –el mismo emperador poseía una– y cambiaron arias de lugar y de cantante, se rehicieron los reci-
muchas de las óperas de nuestro músico fueron transcritas para tativos (escúchese el de tenor y barítono en pizzicati) y se com-
estos conjuntos. primió la acción, pero sin que se perdiera la esencia musical y
Como una obra maestra se cataloga la Serenata para trece ins- teatral de la obra. Su interpretación se confió a varios cantan-
trumentos de viento (KV 361), aunque sea actualmente para doce, tes del momento, de un carisma y un encanto tan peculiares
añadiéndose un contrabajo. Existen algunas dudas sobre el motivo como los de Anna Moffo o Rolando Panerai, cuya estela se
de su composición, si fue escrita pensando en su propia celebración mantiene actualmente, a los que se sumaron el enorme talento
de boda con Constanze Weber o, como parece tener una mayor fia- escénico–musical del tenor Florindo Andreolli y el bajo todo-
bilidad, para un concierto benéfico dedicado a su viejo amigo y cla- terreno que fue Mario Petri, quien acabara su actividad artísti-
rinetista Anton Stadler ( Bruck an der Leitha, 1753 – Viena, 1812). ca como actor en peplums de Cinecittà. La parte instrumental
Clarinetes y corni di bassetto (similares a los anteriores instru- y directiva se encomendó a un conjunto casi mìtico de la inter-
mentos) dos a dos, siguiendo una trayectoria conjunta que culmina, pretación setecentesca de entonces: los Virtuosi de Roma con
proporcionando un verdadero momento de éxtasis en el oyente su director y creador Renato Fasano. Para quien quiera cono-
durante el tercer movimiento, con una melodiosa introducción cer a este «filósofo» en su edición más completa puede hacer-
desde la cual aparece repentinamente una larga nota sostenida del lo gracias a la grabación de Bongiovanni de Rovigo 1999, en
oboe. Con el séptimo y último tiempo, Mozart nos sumerge en la una revisión de Franco Piva y con una duración cercana a las
jocosidad, lo danzable y lo cortesano. tres horas. Pero si quiere gozar igualmente de una interpreta-
Las cuatro trompas, los dos fagotes y el contrabajo contribuyen a ción fresca, desahogada, regocijante de alguna de las páginas
crear esta atmósfera «mágica» o, simplemente mozartiana. más selectas de esta encantadora partitura, mejor que acuda a
Tanto la orquesta como su director han demostrado, con su esta reedición de TESTAMENT (antes de La Voz de su Amo),
segundo CD destinado a la figura de Wolfgang Amadeus Mozart, ser con un Panerai magnífico (valga de ejemplo «Vado quell’albe-
unos completos conocedores de la obra del autor de Don Giovanni. ro») y una sedosa y sensual Anna Moffo, sumados a la gran vis
Las secciones de cuerda y viento coordinan a las mil maravillas, con cómica de Petri dentro de la mejor tradición italiana («La mia
refinamiento, precisión y criterio. ragion è questa»), además de una deliciosa Lesbina («Son fres-
Espero que los señores de BIS sepan sacar provecho de la Tapiola ca, son bella») en la voz de Elena Rizzieri, quien años después
Sinfonietta y de Jean– Jacques Kantorow para enriquecer su escasa- intervendría igualmente en otro llamativo rescate: el de La
mente nutrido catálogo orquestal mozartiano. Clementina de Boccherini. Intérpretes todos que luego podían
Están ustedes ante un disco que hará melómanos a aquellos que pasar a hacer un buen Verdi o un comunicativo Puccini, sin
no se consideraban anteriormente así e incrementará en su gusto especializaciones a veces dictadas más por las carencias que
por la buena música a aquellos que ya poseían otras versiones de por las virtudes del cantante.
ambas obras.

Jaime Arroyo Moya Fernando Fraga


jimmysalieri@terra.es
W.A. MOZART: Serenata para instrumentos de viento, KV 361, Gran Partita; Serenata B. GALUPPI: Il filosofo di campagna / Moffo, Rizzieri, Andreolli, Panerai, Petri /
nº 1 en re mayor, op. 100 / Tapiola Sinfonietta. Dir.: Jean–Jacques Kantorow / BIS / Ref.: I Virtuosi di Roma. Dir.: Renato Fasano / TESTAMENT / Ref.: SBT 1195 (1 CD) D2
BIS 1010 (1 CD) D2

(9)
Scotto y Carreras, en una Butterfly «sanfranciscana» de 1974 Corelli, Jones, Bumbry y Flagello, en un

La Scotto, che piacere! Réquiem verdiano a las órdenes de Mehta

Corelli se
R hace religioso
enata Scotto y el personaje de Cio–Cio–San en la Madama
Butterfly pucciniana protagonizaron una verdadera historia
de amor, iniciada muy tempranamente en 1953 en el
Teatro Pergolesi de Jesi, siendo de hecho su tercer papel operís-

E
n un recital dedicado a varias interpretaciones en vivo, Melodram
tico en escena y acabando por montarlo escénicamente en la adelantaba algunos fragmentos de la única interpretación que
Arena de Verona por ejemplo, con Mietta Sighele de protago- existe grabada de Franco Corelli de una parte que le iba mucho,
nista. En 1966 la Scotto protagonizó una edición completa en tanto por sensibilidad como por voz y personalidad artística: la del
disco, en compañía de Carlo
tenor de la Misa de Requiem de Giuseppe Verdi. Aunque al comien-
Bergonzi y Rolando Panerai,
zo de su carrera discográfica grabara el Ingemisco, sólo se contabili-
con la Ópera de Roma y la
za después una interpretación completa del papel. Aclaremos algo
soberbia dirección de Sir
este dato: Marina Boagno, en las notas que acompañan al disco
John Barbirolli. Un año des-
pués, para la RAI de Turín, MYTO, afirma que Corelli sólo cantó una vez esta obra verdiana, no
volvía a ser Scotto, en una llegando a término otra prevista
menos cuidada edición pero posteriormente con Leonard Berns-
igualmente emotiva, otra vez tein a causa de una enfermedad del
la piccola Butterfly. Con un cantante. Sin embargo, la propia
señalado cambio de reperto- Boagno como biógrafa del tenor,
rio, a partir de mediados los señala que en octubre de 1971, en
años setenta la soprano de Hamburgo, Corelli volvería a ofre-
Savona volvió a protagonizar cer completo este papel. Que lo
para el disco en 1977 otra cantara una o dos veces sólo intere-
lectura completa de la heroí- sa al maniático o minucioso segui-
na pucciniana. La voz, ahora más oscura y densa, le permitió dor del grandísimo tenor de An-
erigir un perfil menos frágil e infantil, pero mucho más emocio- cona. Lo importante es que ahora
nante. Entremedias de estas lecturas aparece ahora una inter- nos llegue esta interpretación de la
pretación en vivo en la Ópera de San Francisco, un escenario costa oeste norteamericana de
que la cantante privilegió dadas las simpatías y cariño que allí 1967, donde el tenor tiene a su lado
despertaba. Es una interpretación cantada entre dos papeles ver- una compañía de voces potentes,
dianos de soprano auténticamente spinto, la soprano del riquísimas, capaces de cantar con fuerza y empuje, combinando estas
Requiem en la Arena de Verona y la Elena de I vespri siciliani cualidades después con otros momentos de arrebatado lirismo. Es
para el Metropolitan, lo que indica el momento vocal de la pro- decir, voces que se equilibren con la sonoridad opulenta y la riqueza
tagonista. Con timbre rico y lustroso y unos agudos de una fir- de colores que tenía la del tenor. Son la galesa Gwyneth Jones, enton-
meza pocos veces expuesta con tamaña generosidad (ya a par- ces en una situación vocal envidiable, capaz de emitir unos mágicos
tir de la peliaguda nota final de Ancora un passo or via), carga- pianissimi impensables en ese torrencial sonido sopranil que era el
do de esa especie de emoción que era patrimonio exclusivo de suyo. La mezzo es Grace Bumbry, donde la sensualidad natural de
esta artista, la Scotto va edificando esta japonesita única que una voz de mórbido terciopelo oscuro se mezcla con el recogido e
compartió laureles con las grandes y mejores intérpretes del íntimo sentido del canto religioso, propio de una cantante de una
papel. El acto primero de la ópera es para la soprano el más humanidad universalmente reconocida. El bajo es Ezio Flagello, ya
«cantable», y la Scotto aprovecha esos despliegues melódicos protagonista de una versión de estudio con Birgit Nilsson, Carlo
del dúo con el tenor, consiguiendo un «Vogliatemi bene» de Bergonzi, Lily Chookasian y Erich Leinsdorf, que canta sumando auto-
antología. En el segundo, el expresivo recitativo impone a la ridad solemne con acentos de terror y de esperanza, en una de las
cantante unas dotes de actriz que a la de Savona le sobran, interpretaciones más sinceras de esta enérgica y viril parte escrita para
encontrando instantes de auténtica vibración dramática en la la cuerda masculina grave. La orquesta de Los Ángeles encuentra en
lectura de la carta y en el patético «Che tua madre», donde la la batuta de Zubin Mehta un respetuoso traductor del conflicto
cantante alcanza cotas tan sublimes como las logradas por vida–muerte, desesperación–confianza, terror– serenidad, sensacio-
Maria Callas. El tercer acto, de una sencillez de recursos apabu- nes que se pasean intermitentemente por esta magna partitura verdia-
llante, obliga por ello a la actriz a sacar de sí su mayor carga na. Pero el protagonista que mayores atenciones atraerá es, sin duda,
expresiva, en esas frasecillas donde el matiz ha de ser preciso Corelli. ¡Qué voz! ¡Qué generosidad! ¡Qué fortaleza! ¡Qué variedad
para que salga al exterior todo el desaliento de la muchacha. de acentos! Para dorar al píldora, se ofrecen como bonus otras inter-
Escúchese, por ejemplo, el abandono sin retroceso que la Scotto pretaciones, ahora operísticas y cancioneriles, del fenómeno de
pone en «Tutto è morto per me, tutto è finito», es la prueba de Ancona, en solitario o en compañía de dos colegas del Metropolitan:
que nos hallamos ante una interpretación por encima de cual- la exuberante Renata Tebaldi y la sofisticada Dorothy Kirsten.
quier vulgaridad y rutina. Un sonido excelente ayuda a la reno-
vada satisfacción estética, que no encuentra el más mínimo des- F.F.
fallecimiento por parte de esta soprano excepcional. Scotto
encontró en aquellas funciones sanfranciscanas nada menos G. VERDI: Requiem / Jones, Bumbry, Corelli, Flagello / Orquesta Filarmónica de Los
que a tres tenores: Jaime Aragall, José Carreras y Giorgio Ángeles. Dir.: Zubin Mehta (1967) / MYTO / Ref.: 2MCD 013.245 (2 CD) D10 x 2
Merighi. La grabación benefició al segundo de los citados.
Felizmente, porque la belleza de la voz, la musicalidad del
intérprete (es un placer escuchar como recrea sus intervencio-
nes más melódicas del acto primero) colocan a su Pinkerton
muy por encima del que grabó posteriormente en estudio, y
también como uno de los más fascinantes de la discografía. En
el resto del equipo destaca la Suzuki de la mezzo canadiense OSTINATO - Obras de
Judith Forst y la labor directiva de un animal de teatro que fue Falconiero, Marini, Merula,
Kurt Herbert Adler, afecto al escenario de San Francisco duran- Ortiz, Pachelbel, Purcell,
Rossi, Valente y autores anó-
te muchísimos años y en diversas tareas administrativas y musi- nimos / Hespèrion XXI. Dir.:
cales. Jordi Savall / ALIA VOX /
Ref.: AV 9820 (1 CD) D2
F.F.
G. PUCCINI: Madama Butterfly / Scotto, Carreras, Patrick, Forst, Frank / Coro y
Orquesta de la Opera de San Francisco. Dir.: Kurt Adler (1974) / MYTO / Ref.:
2MCD 013.248 (2 CD) D10 x 2

( 10 )
Nuevos títulos operísticos en DVD: Aida con Studer y Roméo et Juliette con Alagna y la Vaduva

Telones cercanos
P IONEER y Covent Garden unieron sus
fuerzas para hacer llegar los espectá-
culos del primer escenario operístico
inglés a todos los rincones conocidos del
vestuario de Michael Yeargan que parecía
evocar una China estilizada en lugar de un
Egipto intemporal o concreto. Los ballets se
convirtieron en escenas de mimo, y la mar-
da, fraseo imaginativo, musicalidad de ley,
hace una Juliette luminosa, ardiente y apa-
sionante.
Esta ópera cuenta con un peligro añadi-
orbe lírico. Primero permitieron ese acceso cha triunfal en lánguidos paseos de com- do al hecho de encontrar una pareja sopra-
en laserdisc; ahora, en DVD. Esta especie parsería y coro. Como siempre, la cámara no–tenor de considerable envergadura
de acuerdos se hacen, sin duda, previa- de Brian Large da sobrada cuenta de lo que canora y actoral: el largo y comprometido
mente, sobre el papel, suponiéndole al ocurre en el escenario inglés. equipo acompañante, con papeles de
espectáculo unas cualidades en vías de Cheryl Studer hace una Aida dulcemen- imprevista y relevante importancia, como
captación visual que luego, en la práctica, te melancólica y apesadumbrada, O’Neill Stephano (que tiene a su cargo una bellísi-
pueden no coincidir con los resultados o no un valiente Radamés (traicionado por un
responder a las expectativas. físico liliputiense), Agache un Amonasro de
En la temporada 1993–94 del Covent cierto nivel, Lloyd el esperable Ramfis de
Garden se ofrecieron, entre otras, L’italiana rutina y Mark Beesley un demasiado juvenil
in Algeri (con la Horne, Bruce Ford, Rey de medios interesantes. La d’Intino es
Raimondi y Corbelli, producción de lo más sobresaliente del reparto con una
Ponnelle), Eugene Onegin (con Catherine voz de calidad, aunque demasiado clara
Malfitano, Giuseppe Sabbatini y Dmitri para Amneris, y un temperamento genuina-
Hvorostovsky), Elektra (con Marton, mente meridional.
Secunde, Lipovsek, producción de Götz Pocos meses después de esta Aida, se
Friedrich y dirección de Thielemann), montó en Covent Garden Roméo et Juliette
Cherubin de Massenet (con María Bayo, la de Gounod con uno de los cantantes que
Gheorghiu, Susan Graham), Fedora (con andaban ya camino del olimpo tenoril,
Freni y Carreras), Manon (con Leontina Roberto Alagna, y una soprano rumana
Vaduva y Sabbatini)... equipada con una nutrida carrera francesa
A todas éstas prefirió plasmarse la Aida en papeles líricos y lírico ligeros, Leontina
verdiana, por el indudable gancho de la Vaduva.
obra en sí y por la presencia de Cheryl La itinerante puesta en escena de
Studer (una de las sopranos a la sazón de Nicholas Joël se había presentado en
moda) en el papel protagonista, que canta- Toulouse, luego en París–Salle Favart, y lle-
gaba a Londres avalada por el gran éxito
precedente, en el que había colaborado sin
duda el tenor parisino de ascendencia ita-
liana, y dos sopranos, la rumana ya citada y
la italiana Nuccia Focile.
El desigual Nicholas Joël, capaz de ofre- ma canción), el padre Laurent, Mercutio (a
cer espectáculos magníficos al lado de quien se permite lucirse con la magnífica
obviedades repelentes o aburridas, encon- balada de la reina Mab) o Capulet.
tró en esta bellísima partitura de Gounod Todo el equipo, sin excepción, puede
uno de los mayores aciertos de su carrera. codearse desde su respectiva parte con la
La sencillez de los decorados van confor- pareja central. François Le Roux pone toda
mes a su efectividad teatral, el estupendo su sabiduría de melodista insigne para sacar
vestuario de Carlo Tommasi (como el deco- a la luz no sólo la balada sino el resto de
rado) se acopla a la atmósfera del drama y sus participaciones. Anna Maria Panzarella
define muy bien a los personajes, que son hace un Stephano de manual, con un físico
movidos por la escena con una eficacia que ayuda incluso a la comprensión del
ejemplar y marcados en gestos y movi- personaje. Robert Lloyd transmite a Laurent
mientos con un cuidado inusual. Todo esto ternura y acentos de autoridad y tanto el
no luciría en imágenes si, tras la cámara, no tenor Paul Charles Clarke (que ahora ya es
estuviera la sapiencia y el buen ojo de Brian una primera figura) como Peter Sidhom
Large. revelan el lado más asociable a las entida-
Por si fuera poco, esta producción des dramáticas de Tybalt y Capulet.
coventgardiana es asimismo extraordinaria Estamos ante una joya de la videografía
musicalmente. Alagna encuentra en Roméo moderna, sin duda ninguna.
el papel de su vida por belleza tímbrica,
ba entonces por primera vez. El resto de los colorido juvenil, musicalidad, dicción natu- F.F.
papeles fueron encomendados a gente más ral, valentía instrumental y elegancia de
o menos afín a los repartos de la house: el canto. Incluso físicamente, su Roméo es G. VERDI: Aida / Studer, D’Intino, O’Neill, Agache,
Lloyd / Orquesta de la Royal Opera House. Dir.: Edward
animoso Dennis O’Neill como Radamés, el creíble y admirable. El mayor elogio a este Downes / PIONEER / Ref.: DVD 8924 (1 DVD) P.V.P.:
todoterreno Robert Lloyd como Ramfis y el gran cantante es compararle con otros 5.495 ptas.–
respetable barítono rumano Alexandru Roméos del pasado. En la confrontación C. GOUNOD: Romeo y Julieta / Alagna, Vaduva, Le
Agache, que hacía así su primer Amonasro. sale airoso, aunque el modelo tomado sea Roux, Clarke, Sidhom / Orquesta de la Royal Opera
House. Dir.: Charles Mackerras / PIONEER / Ref.: DVD
Luciana d’Intino, la única presencia italiana Georges Thill, que dejó unos impagables 8925 (1 DVD) P.V.P.: 5.995 ptas.–
del equipo, era una sólida e internacional- fragmentos de la obra con la Juliette de
mente reconocida Amneris que debutaba in Germaine Feraldy. También disponibles:
G. VERDI: Otello / Domingo, Te Kanawa, Leiferkus,
loco. No es menos atractiva la labor de la Leggate, Earle, Powell, Lackner, Beesley / Orquesta de la
La dirección de escena se encomendó a Vaduva, soprano asociada durante un tiem- Royal Opera House. Dir.: Sir Georg Solti / PIONEER /
Ref.: DVD 8920 (1 DVD) P.V.P.: 5.995 ptas.–
Elijah Moshinsky, con continuados trabajos po a la carrera del tenor (hasta que apareció
escénicos en el teatro londinense, que se Angela Gheorghiu, rumana como ella), con G. VERDI: Stiffelio / Carreras, Howell, Yurisich, Paxton,
Leggate, Atkinson, Malfitano / Orquesta de la Royal
esforzó en huir de tópicos, pintando un cuya voz y arte se equilibraba homogénea Opera House. Dir.: Edward Downes / PIONEER / Ref.:
Egipto desnudo de objetos, de colores más y perfectamente. Leontina Vaduva, actriz DVD Stiffelio (1 DVD) P.V.P.: 5.495 ptas.–
orientales que africanos, acentuados por el exquisita y profunda, de dicción inmacula-

( 11 )
Antonieta Stella, Di Stefano y Gobbi, El sello TESTAMENT presenta
en una Traviata milanesa de Tullio Serafin tres monográficos Souzay

La Traviata que La exquisitez


no grabó Callas
C uando en 1956 La Voz de su Amo
puso a la venta una nueva versión
de La Traviata, en franca compe-
les de Serafin. El peor defecto de Stella es
haber nacido en 1929, a siete años del
nacimiento de Tebaldi y a seis del de la
E s siempre una alegría reencontrarse con el
arte de Gérard Souzay, un cantante de
múltiples resortes expresivos, de una ver-
satilidad rara, de un enorme talento. La prue-
tencia con la de Decca –protagonizada Callas, por lo que muchos años de su ba más palpable de que para entonar, decir,
por Renata Tebaldi, Gianni Poggi y Aldo carrera tuvo que compartirlos rivalizando expresar, emocionar, servir a un texto y a una
Protti– y la de RCA, cantada por Rosanna con las dos míticas sopranos. Sin el pro- música no es necesario contar con una gran
Carteri, Cesare Valletti y Leonard Warren, fundo talento dramático de Callas, sin la voz, ni por volumen, ni por extensión, ni
la primera reacción del público fue la de belleza vocal y la seducción innata de siquiera por belleza tímbrica. El artista francés
perplejidad. Tenor y barítono, orquesta y Tebaldi, Stella ganaba a la primera en (Angers, 1918), nacido en el seno de una aco-
coro, director musical y hasta el equipo «simpatía» tímbrica, con una voz, positi- modada familia de músicos, no poseía, en
de secundarios que formaban parte del vamente hablando, más convencional; a efecto, un instrumento privilegiado. No tenía,
equipo registrador eran los habituales la segunda la superaba en imaginación por ejemplo, la frescura tímbrica de un
acompañantes de escénica y en tener Rehkemper, la calidez de un Hüsch, la ampli-
Maria Callas. ¡Y la mejor equilibrados tud de un Schlusnus, la riqueza monumental
soprano griega no los tres registros de la de un Hotter; ni tampoco la sutileza y facilidad
formaba parte de la voz. Además, por en todos los órdenes y registros de un Dieskau,
grabación! La per- otros flancos, la Stella de voz irregular pero de mayor encanto. Por
plejidad se multi- sufría la competencia dar unos
plicaba, cuando peligrosa de Victoria cuantos
tras la reacción ini- de los Ángeles, Leyla nombres de
cial venía la pre- Gencer y Rosanna barítonos
gunta inmediata: si Carteri. Sin embargo, que canta-
Violetta era uno de hizo una brillante y ron mucho
los papeles clave larga carrera y ocupa lied, y bien;
de la cantante, que un lugar de privilegio como Sou-
acababa de conse- en el recuerdo de los zay, que era
guir con él un triun- aficionados. sin duda
fo sin precedentes en La Scala en la pro- Bien demuestra su categoría la sopra- campeón
ducción de Luchino Visconti, ¿por qué no en esta Traviata, superando con hol- en la mélo-
esa Violetta Valéry no la cantaba la diva gura el dificultoso acto primero y cons- die y la
de divas que era artista exclusiva, ade- truyendo paso a paso, frase a frase, canto chanson,
más, de La Voz de su Amo? Fueron razo- a canto a esa joven delicada y noble, aventajan-
nes de simple y vulgar mercantilismo atormentada y condescendiente, genero- do clara-
contractual. Callas había grabado para sa y sacrificada, atributos propios de su mente, pese a sus posibles limitaciones, a sus
Cetra una versión previa (con Francesco gigantesca humanidad y no derivados de colegas de la misma nacionalidad: Mauclair,
Albanese y Ugo Savarese), y durante un cualquier moral religiosa o social al uso, Panzera, Bernac, de voces más reducidas, de
período de tiempo el contrato le impedía que es la Violetta Valéry que todos quere- menor interés. La de nuestro protagonista, y
realizar una nueva versión de la obra ver- mos ver reflejada en la interpretación de esto es algo que ya todo el mundo conoce, era
diana destinada al disco para otro sello. una cantante. Su personificación es tan de rango lírico, de un timbre no específica-
Pese a todo, sin desconocer los términos convincente como para ofuscar un poco mente encantador, algo nasal en ocasiones.
del contrato, la más sorprendida (y luego a sus dos compañeros de equipo, dado No demasiado extensa y algo forzada en el
irritada), fue la propia soprano, que como que su papel es de superior entidad musi- agudo, que en ocasiones tenía fibrosidades
pataleta consecutiva se enfadó con Tullio cal y dramática que los de Alfredo y cuando no clareaba tenorilmente ante la falta
Serafin y le retiró por un tiempo el salu- Germont. Aunque ¿cabe encontrar un de una proyección adecuadamente orientada,
do. Alfredo más juvenil, apasionante y mór- de un carne baritonal más robusta. El cantante
El paso del tiempo puso las cosas en su bido que Di Stefano? La respuesta está en solía abrir excesivamente la emisión. Pero,
sitio. Callas dejó Violettas varias para el disco, no en los comentarios presumi- frente a ello, ¡qué magistral manera de mane-
satisfacer cualquier gusto: Traviatas opu- blemente pródigos del comentarista. Y jar el aliento, de ligar, de decir, de colorear, de
lentas de voz y de empuje (como la de la ¿cabe hallar un Germont más rígido, regular! ¡Y qué soberanos pianísimos en un
RAI citada o alguna de México), Traviatas entreverado por destellos de ternura y falsete o media voz privilegiados! De todo hay
quebradizas y frágiles (como las de paternalismo, que el de Gobbi, un fantás- en estos tres discos, que son disfrutables de
Lisboa o Londres 1958), además de esa tico barítono–actor? Para cualquier duda arriba a abajo, aun cuando en algunos casos el
joya de la discografía pirata que es no sobre ello, es preciso que se escuche la artista ande por los sesenta y se note que el
sólo uno de los momentos cumbres de la manera con que le espeta a la soprano fiato falla y que el timbre anda escaso de loza-
interpretación callasiana sino posible- esas tres frases, al comienzo del dúo del nía. Emulando a sus colegas alemanes y aus-
mente la mejor versión de la obra por acto segundo, «Non è cio che chiedo... triacos, el francés nos da una soberana lección
parte de soprano: la de La Scala de Milán Pur non basta... È d’uopo!» Jamás se en la interpretación de una escogida selección
1955, con Di Stefano, Bastianini y habrán escuchado con tanto autoritaris- de obras maestras de Schumann. Hay detalles
Giulini. mo y tan cruel frialdad. Una Traviata que realmente soberanos, como, por individuali-
El tiempo delimitó espacios también, vuelve del pasado para emocionarnos el zar, ese hermoso pianísimo en Stirb, Lieb und
dio al césar lo que es del césar y a Dios presente, acercándonos a una época Freud!, del op. 35 en un momento en el que el
lo que es de Dios, pues permitió también donde quizás se cantaba técnicamente cantante había sobrepasado con creces la cin-
a una excelente intérprete dejar legado peor pero sí se hacía con mayor pasión y cuentena. Magistral la recreación, asombrosa-
de esta frágil y emotiva heroína verdiana: generosidad. mente regulada, de la dramática Stille Tränen
Antonietta Stella. La discografía no fue del mismo opus sobre textos de Kerner.
avara con esta soprano de Perusa, pero si F.F. Curioso y divertido el disco dedicado a can-
no fuera por esto que se ha contado, no ciones populares de las más diversas latitudes,
alcanzaría la oportunidad de grabar esta G. VERDI: La Traviata / Stella, Di Stefano, Gobbi, cada una con su acento, su gracia, su particu-
Galassi, Mandelli / Coro y Orquesta del Teatro alla laridad, que Souzay atiende con una solicitud
Violetta, con dos acompañantes de enor- Scala de Milán. Dir.: Tullio Serafin / TESTAMENT /
me encanto musical y personal y con un Ref.: SBT 2211 (2 CD) D2 x 2 y una versatilidad sólo al alcance de los más
director de la solidez y la eficacia teatra-
( 12 )
Bianca e Falliero, repropuesta por Parry para OPERA RARA

La sombra de Rossini se alarga


E
s de emocionar que, en apenas quince Larmore vuelve a sacar a la luz las diferen-
años, una ópera de Rossini olvidada cias de color entre registros de una voz que
durante lustros consiga dos lecturas dis- por momentos suena, incluso, ahogada.
cográficas: una, extraordinaria; otra, con sufi- Graves velados o entubados y agudos resuel-
cientes méritos para competir con aquélla y, tos con diversa calidad se combinan con una
hasta por secciones, superarla. Hablamos de línea de canto segura, una voluntad expresi-
Blanca e Falliero, la última obra que Rossini va convincente y una pintura del personaje
destinó a la Scala de Milán, el 26 de diciem- de perfil realmente atractivo. Pero la joven y
bre de 1819, con libreto del luego «bellinia- bella mezzo de Atlanta, como si quisiera
no» Felice Romani. Tras el estreno milanés, confundirnos, es capaz, de repente, de asom-
grandes. Una de estas piezas, la obra obtuvo la habi- brarnos en el dúo con
Jägerleben, arreglada por tual difusión de las ópe- Bianca («Va crudel!...
Dorumsgaard, tiene un sorprendente ras rossinianas hasta vedrai l’efetto») con una
parecido, en el ritmo y en la melo- desaparecer práctica- interpretación ejemplar
día, a la conocida El hijo de las mente de los escenarios de su parte, mientras
musas de Schubert. Muy entonada hacia 1846. En agosto que reserva la sorpresa
traducción de dos canciones espa- de 1986 (¡hagan las final para su gran esce-
ñolas armonizadas por Nin, Paño cuentas numéricas!) esta na con coro «Tu non sai
murciano y Granadina. Hay efectos historia veneciana rea- qual colpo atroce»,
maravillosos, de la cosecha del artis- pareció con todos los donde está francamente
ta, como ese dulcísimo y casi inau- honores en el Festival brillante.
dible falsete en Karjalan Kunnailla, Rossini; un año después El tenor Barry Banks es
arreglada por el citado se cantaba en el Miami el Contareno, con la
Dorumsgaard. El espíritu de las Dade Country Audito- peliaguda tarea de riva-
Bachianas aparece en la pieza de rium y en 1989 de nuevo retornaba al lizar con los agudos insolentes y los graves
Villa–Lobos Cançao do carreiro. Las Auditorium Pedrotti de Pésaro. Después de oscuros y rotundos de Merritt. En su salida,
canciones finales del recital, de este radiante y fugaz resurgimiento, la obra en una magnífica página a dos con Capellio,
Grieg y Respighi, fueron grabadas parece haber vuelto al anonimato (injusta- precedida por una breve exposición orques-
por Souzay en 1983, es decir, a los mente, claro). Discográficamente hablando, tal que cuenta con una de las modulaciones
65 años. La voz aún se mantiene de manera aislada, páginas del personaje tra- más extrañas e intrigantes del genio rossinia-
aparente y aún tiene fuelle para vestido de Falliero tuvieron ganas de resca- no (y que luego reaparece sosteniendo el
regular admirablemente el ya un tarlas la siempre inquieta Della Jones, la recitativo del bajo), Banks se queda algo
tanto temblón sonido. El tercer com- intrépida Jennifer Larmore y la sedante corto, no soporta la comparación. Pero
pacto está ocupado por páginas del Vesselina Kasarova, mientras que David luego, las cosas cambian a partir de «Figlia
más rancio abolengo francés. En Parry grababa para OPERA RARA el cuarteto mia», la perorata que lanza a su hija Bianca
estas piezas, de Chausson –Poema del acto segundo «Cielo, il mio labbro ispi- para convencerla de que se case con quien
del amor y del mar– y Duparc –algu- ra». no ama, como suele pasar a menudo en las
nas de sus más bellas mélodies–, con Pero he ahí que, de nuevo el tándem mejores familias operísticas italianas. Con
la voz también mayor, en torno a los OPERA RARA y Parry han unido sus fuerzas y otro tipo de voz, más clara, más de tenore di
sesenta, el artista sortea hábilmente anhelos artísticos en una nueva grabación grazia, pese a algunos sonidos que parecen
los peligros, abre en los agudos y completa de la obra, cuando ya parecía que de poco apoyo tímbrico, Banks tiene poco
denota esfuerzos suplementarios, sobre ella hubiera caído la peor de las losas que envidiar a su colega Merritt. En cuanto a
con el consiguiente detrimento para funerarias del olvido. Majella Cullagh, gracias a esta heroína here-
la calidad del sonido, apreciable de Volvamos al principo: la grabación extra- dera directa de la Amenaide de Tancredi y,
manera clara en el primer movi- ordinaria aludida es la toma en vivo en algo menos, de Elena en La donna del lago
miento de Chausson. Colabora con Pésaro 1986; la que compite posteriormente (con quien comparte escena final), que se
mesura la Orquesta de Cámara de la con ella es ésta dirigida en estudio por David llama Bianca, rubrica las esperanzas ya
Radio televisión belga dirigida por Parry en noviembre de 2000. Ambas utilizan anunciadas (y muchas veces cumplidas ya
Doneux. Las piezas de Duparc son la edición crítica de Gabriele Dotto, aunque aquí) de las grabaciones completas de
recreadas de la forma en que sólo un los recitativos de Parry suenan más livianos y Maritana de Wallace y Zoraida di Granata de
francés, y de la estirpe de Souzay y etéreos que los de Renzetti que además del Donizetti. Además, su voz funde idealmente
sus congéneres, puede hacerlo. No piano y el chelo utiliza un contrabajo. con el colorido de la Larmore, logrando
importan en este caso los problemas La grabación de 1986 reunía un equipo de ambas esa deseable siempre comunicación
puramente vocales. L_invitation au ensueño, sobre todo por parte de la contralto vocal, en especial, en el distinguido «Questo
voyage en particular tiene una lectu- músico (Marilyn Horne) y de baritenor (Chris istante, mia speranza».
ra de prodigiosa expresividad. Merrit). A esta pareja imbatible se le suma- Magnífica la presencia de Ildebrando
ban Katia Ricciarelli –en una de las en ver- d’Arcangelo como Capellio, una inesperada
Papageno dad pocas heroínas rossinianas con que fue sorpresa el Doge Priuli del joven bajo Simon
capaz de emocionarnos y hasta disuadirnos– Bailey, y un pequeño pero agradable reen-
CANTOS DE TIERRAS DIVERSAS – Obras de y el muchas veces respetable bajo Giorgio cuentro con el mozartiano y rossiniano
Mendelssohn, Kilpinen, Buratti, Mussorgsky,
Ginastera, Guarnieri, Caplet, Liszt, Respighi, Surjan (o Surian), en el papel menor de Ryland Davies, son tres comentarios que nos
Grieg, Roussel, Massenet y autores populares / Capellio. Donato Renzetti dirigía con su sirven para celebrar finalmente la aparición
Gérard Souzay (barítono); Dalton Baldwin peculiar diligencia. Ricordi distribuyó a los de esta excelente joya del tesoro rossiniano,
(piano) / TESTAMENT / Ref.: SBT 1207 (1 CD)
D2 rossinianos nacionales y a los de todo el pla- un tesoro que sabe custodiar Parry como
neta esta joya de la discografía del pesaren- mejor puede hacerlo un director serio y pre-
E. CHAUSSON: Poème de l’amour et de la
mer, Op. 19 [Orquesta de Cámara de la se. parado, mimando y coloreando su música.
Radiotelevisión Belga. Dir.: Edgard Doneux] – El reto de Parry, ante aquel modelo,
H. DUPARC: 12 Canciones [Dalton Baldwin
(piano)] / Gérard Souzay (barítono) / TESTA- comienza con el dato de ofrecer entera la F.F.
MENT / Ref.: SBT 1208 (1 CD) D2 partitura, incluyendo los recitativos que
Renzetti cortaba, en complicidad con Pier G. ROSSINI: Bianca e Falliero / Cullagh, Larmore, Banks,
R. SCHUMANN: 10 Canciones; 12 Poemas, D’Arcangelo, Colecchia / Orquesta Filarmónica de
op. 35; Nachtlied, op. 96/1 / Gérard Souzay Luigi Pizzi, el director de escena. Continúa Londres. David Parry / OPERA RARA / Ref.: ORC 20 (3
(barítono) / TESTAMENT / Ref.: SBT 1209 (1 con la elección de los cantantes. Jennifer CD) D1 x 3
CD) D2

( 13 )
Una Walkyria berlinesa, y Rheingold y Siegfried por Karajan en el Bayreuth inaugural de 1951, en MYTO histórico

Cromos repetidos
L
os chavales de mi tiempo coleccionábamos cromos, y las chi- ni el parigual, prematuramente desaparecido, de Solti. Salvo el pre-
cas alfileres con cabezas de colores, que llevaban clavados en ludio y el final del acto primero, dirigidos con esa precipitación
alfileteros de papel, confeccionados por ellas mismas con gran atosigante que se halla en casi todos, incluido Furtwängler, el
habilidad. Los cromos eran muy diversos: películas de terror y de tempo, el fraseo y la construcción son amplios y Fricsay ofrece una
indios, aviones, barcos, animales, educativos y hasta ideológicos. Walkyria más dramática que lírica, en parte también porque la
Recuerdo, y creo que la conservo, una Historia de España que mayoría de las voces pertenecía al reino de los pesos pesados. De
comenzaba en Altamira y acababa en las glorias del Régimen, esta línea se apartaban Herrmann, más barítono que bajo, con
donde cada uno de los 35 reyes godos tenía su viñeta. Esto nos buen timbre y suficiente registro expresivo, aunque la voz le sona-
venía muy bien para memorizarlos, porque saber la terrible lista ba demasiado fija, y sobre todo la gran Maria Müller, ya gastada,
que iba desde Ataúlfo al desdichado don Rodrigo era condición pero que aquí se muestra sorprendentemente en mejor estado
indispensable para aprobar la asignatura histórico–hispánica en vocal que en 1947, cuando cantó en Múnich dirigida por el nova-
segundo o tercero de bachillerato. Quizá fue allí donde leí por pri- to Solti. Por el contrario, «pesados» eran Suthaus, de voz y hechos
mera vez esta ominosa leyenda, siempre actual: «Oscuro se pre- que tienen parentesco con los de Vinay; la Buchner, quien al abrir
sentaba el reinado de Vitiza». fuego con los terribles gritos de las walkyrias parece que no va a
El caso es que comprábamos el álbum correspondiente, nos dar la talla y luego nos convence, pese a la oscuridad de una voz
hacíamos la lista numérica de los cromos y semanalmente nos sin esmalte, con su talento dramático; nuestro bien conocido
pasábamos por el quiosco donde también nos proveíamos de tebe- Greindl, un Hunding de libro; y la eminente Margarete Klose, tam-
os, para adquirir los sobres con los cromos «nuevos»; y cuando bién algo gastada, pero en posesión de un timbre de mezzo autén-
teníamos efectivamente la fortuna de conseguir alguno que nos fal- tica y de una autoridad que hoy no se halla en ninguna Fricka: la
taba, lo pegábamos en el álbum y tachábamos su número de la Klose era la diosa, la esposa de Wotan, ofendida por éste y sus hijos
lista. Los editores, ladinos ellos, imprimían al principio muy pocos terrenales, que viene a reclamar reparación por las «leyes sagradas
ejemplares de determinados números, para forzar a la chavalería a del matrimonio», violentadas. Queda aún aquello del hiperrealis-
comprar más y más sobres. En algunas papelerí- mo, palpable en la grabación: en la partitura
as te vendían las piezas más raras a precio de están indicados por Wagner efectos tempestuo-
incunable. También había críos con instinto sos, viento, relámpagos y truenos, que Tietjen
comercial, que te cambiaban un cromo goloso ofreció con generosidad, pues en la cabalgata
por veinte, treinta o aun más de los corrientes, oímos cuatro insólitas tronadas recias y estraté-
pues este capital cromolitográfico nos servía gicamente distribuidas. El efecto es curioso y
para otros pagos y trueques y para jugárnoslo a presta cierta singularidad al bonito cromo. El
cara o cruz, dejando deslizarse dos o tres uni- violento corte en el monólogo de Wotan –único
dades al suelo tras mantenerlas apoyadas en lunar importante en el documento– desde «Der
una pared a un metro de altura. En cierta oca- Liebe fluchtet» hasta «Den Freier erlang ich mir
sión me regalaron un maravilloso álbum de los nicht» deja espacio para el bonus de Suthaus,
años treinta, de lepidópteros, y allí descubrí que donde se aprecia el peso de esta voz y también
nuestros cromos –algunas colecciones eran su escasa ductilidad.
realmente vistosas– pertenecían ya a tiempos de La historia del Anillo bayreuthiano de 1951
decadencia. quedó suficientemente contada en la Hoja
Así, los tres álbumes wagnerianos que hoy parroquial cuando comenté la edición TESTA-
me corresponde reseñar no son cromos nuevos, sino repetidos, MENT del legendario Ocaso de «Kna». Ahora hay que completar-
pero tampoco podemos llamarlos corrientes, pues todos ellos esta- la con la constancia de algunos incidentes producidos en el segun-
ban agotados en las ediciones anteriores. La Walkyria berlinesa do ciclo –Elisabeth Höngen (Fricka) tuvo que ser intervenida de
apareció en MYTO hará ahora unos ocho años, si bien DIVERDI la apendicitis e Ira Malaniuk la sustituyó en El oro del Rin después de
importó más tarde, y los registros karajanianos lo hicieron primero estudiar el papel en cuarenta y ocho horas (1), la amplificación de
con el sello CETRA, en disco de vinilo, y después con el de HUNT, la voz de Fafner como dragón falló durante la primera aparición y
ya en formato CD. Al reaparecer ahora en MYTO Historical Line luego se pasaron de volumen en la segunda– y con el dato de que
presentan dos ventajas y un inconveniente: por una parte, están el éxito del Festival permitió prolongarlo improvisadamente una
mejor reprocesados, aunque sin alcanzar las excelencias de GOL- semana más con varias representaciones de Parsifal y Los maestros
DEN MELODRAM, y pertenecen además a la gama del llamado cantores (2). Así, si se considera que Windgassen cantó Froh sólo
precio medio si bien en su cota superior; por otra parte, se pres- en el primer ciclo, es evidente que Karajan se encontró con un
cinde del libreto y se suministra sólo un comentario en inglés y en reparto peor cuando llegó el turno de su Rheingold. Este reparto fue
alemán. en todo caso muy desigual. Björling debía de haber cantado antes
La Walkyria con Fricsay se representó en Berlín cuando faltaban muy poco el Wotan joven, pues aquí aparece monótono y con
poco más de cuarenta días para la reapertura del Festival de sonidos fijos. Walter Fritz era un Loge inadecuado desde todo
Bayreuth, pero no tiene nada que ver con la revolución que pre- punto de vista. Pflanzl bramó «furiosamente» la parte de Alberich,
paraban los hermanos Wagner. La función del día 10 de junio de para templarse en las jornadas. Bernauer (Froh) fue otra (mala)
1951 fue hiperrealista –después explicaré lo que quiero decir con solución improvisada. Paula Brivkalne vino, cantó su anodina Freia
esto– y se fundamentó en el pasado no en cuanto a Fricsay ni a y desapareció de Bayreuth con la Ortlinde de 1952. Todo lo demás
Greindl, pero sí en lo relativo a la producción y al conjunto del sí tuvo gran nivel: allí estaban Weber y Kuën, el terceto de ondinas
reparto. Maria Müller había nacido en 1898, Paula Buchner lo era de primera e incluso Ira Malaniuk cumplió con solvencia. Se ha
había hecho en 1900, Margarete Klose era de 1902, Josef dicho en relación al Ocaso de «Kna» que éste se había beneficia-
Herrmann de 1903 y Ludwig Suthaus de 1906: se trataba, pues, de do de los ensayos de Karajan y que la impronta del austriaco se
voces de los años treinta y cuarenta, que habían padecido las notó en la marcha fúnebre. No hay aquí espacio para demostrarles
secuelas de la Segunda Guerra Mundial. De nuevo regía el incom- a estos sabihondos su ignorancia. Podría argumentarse a contrariis
bustible Heinz Tietjen los destinos de la Ópera Municipal de que algo de «Kna» persistió en el segundo ciclo (por ejemplo, la
Berlín, la actual Deutsche Oper. Es instructivo volver a leer el aparición del motivo de la espada). Sobre la cuestión de los ensa-
comentario, pues ya vino con la edición MYTO, sobre el mundo de yos también habría mucho que hablar: ahí está ese impagable tes-
intrigas, enfados, celos y desplantes que constituía el medio vital timonio de la colegialidad reinante aquel verano, la fotografía que
del astuto intendente. Sólo Fricsay (37) pertenecía a la nueva gene- muestra a Karajan y a una asistente sentados al piano de ensayos
ración de directores, pues sus colegas se llamaban Karl Rankl, mientras «Kna», instalado en la silla de dirección, mira atentamen-
Arthur Rother y nada menos que Leo Blech (80). Mas esto no sig- te al escenario y tiene a mano –bueno, «a pie»– uno de aquellos
nificaba ruptura alguna, pues el gran maestro húngaro procedía pulverizadores de émbolo con el depósito lleno de maloliente
también de la tradición alemana, es decir, no fue un segundo Szell DDT, pues en Bayreuth los mosquitos guardaban relación con el

( 14 )
tamaño de Fafner(3); o la anécdota, transmitida por el La Gencer canta Donizetti y Verdi, en dos registros MYTO
propio salzburgués, de otro ensayo en el que él y
Kojetinski, de voz más que aguardentosa, suplían a
los cantan- Por siempre Leyla
tes no pre-

P
s e n t e s , ese a que en muchas ocasiones nos hemos ocupado en este Boletín de
dando así a la soprano Leyla Gencer (Ankara, 1924), la escucha de estos dos regis-
«Kna» opor- tros, distantes entre sí 14 años, vuelve a suscitar perplejidad: ¿cuál era
tunidad su voz real? Creo que la respuesta se halla en este Trovador grabado por la
para una de RAI para televisión en 1957. La Gencer poseía una voz de soprano lírica,
sus humora- clara, de delicado empaste, más bien pequeña pero manejada con maestría
das: «Muy excepcional y emitida de modo natural y
bien, están fácil. No se trata sólo de la elegante soltura
ustedes con- en la ejecución de los adornos, como ates-
tratados». tigua un ejemplar «Di tale amor», ni de la
Hay asimis- sorprendente facilidad para el pianísimo,
mo antici- incluso en el sobreagudo (re bemol5 en
paciones «Tacea la notte») sino, sobre todo, en la
del alambicadísimo estilo del «dios» Karajan, como la capacidad para cantar «D’amor sull’ali»
interminable subida de los nibelungos desde sus cue- con legato sin mácula y frasear con una
vas hasta la superficie de la tierra. Pero si este intere- variedad de colores camaleónica. Un últi-
sante Oro del Rin fluctúa o vacila un tanto, Sigfrido mo ejemplo: la memorable frase «Sei tu dal
alcanzó una representación lograda e indiscutible- ciel disceso?», al final del Acto 2. En con-
mente superior, cuestiones de sonido aparte, a los dos clusión: una Leonora digna de Callas o de
documentos posteriores, relacionados con el Karajan Leontyne Price (con Mehta), próxima al
del Festival salzburgués de Pascua. Ya he anticipado ideal verdiano, que vista desde 2001 nos
que Pflanzl se templó; no hay ahora que insistir en la parece irreal.
calidad del Mime de Kuën; Dahlberg asustó al perso- Catorce años después la escuchamos en un personaje de escritura no
nal con sus cavernosos acentos; Björling había supe- opuesta a la de Leonora, pero que Gencer liga a sus experiencias, a lo largo
rado con distinción la prueba de La Walkyria; Ruth de los años sesenta, con Lady Macbeth, Gioconda, Norma o las reinas doni-
Siewert no demereció a su lado como Erda; Aldenhoff zettianas. Para todas ellas empleaba y emplea en Lucrezia Borgia una emi-
dio todo lo que tenía, que no era poco, e incluso se sión más oscura y «cupa», menos libre y natural, y apoyada con frecuencia
inventó aquel terrible Do de cierre, que le salió, –excesiva, diría yo– en el golpe de glotis, todo ello orientado a oscurecer un
como ya he escrito en otro lugar, «a la buena de timbre claro en origen, y adaptarlo a la sicología de un personaje que busca
Wagner»; y la Varnay estaba tan fresca como una siempre el misterio. Pese a todo, la Gencer sigue brillando en el canto de agi-
rosa, con la voz intacta y dispuesta a apabullar a la lidad, como demuestra en «Com’è bello» y en el final alternativo que cantó
clientela. Incluso Wilma Lipp cantó con finura la poé- en La Scala con Raimondi en 1970, ofrecido por MYTO como propina; en
tica parte del pájaro del bosque, lo que hace incom- Bérgamo, 1971, la Gencer canta el original y se suprime la gran escena «Era
prensible que nunca volviera a Bayreuth. Sobre el desso il figlio mio». En toda ocasión refleja magistralmente esa dualidad entre
director me limitaré a decir que este Sigfrido forma lo frágil y lo implacable, ese misterio que
con los Maestros de Dresde y con el Tristán de 1952 rodea cualquier aparición de Lucrecia, y
la trilogía del mejor Wagner que nos ha legado. que la convierten en uno de los grandes
Y ahora, ¿a quién le cambio yo las primeras edi- personajes de Donizetti. Todo ello, en
ciones en CD de estos cromos repetidos («repes», suma, hace de la Borgia de Gencer una
decíamos) por alguno nuevo? Claro que siempre referencia a la que sólo cabe oponer la
puedo insertar en Internet un anuncio que diga: deslumbrante perfección de la primera
«Cambio Walkyria aguerrida por Catwoman ronrone- Caballé (RCA), vocalmente superior pero
ante», y a ver que pasa. menos creíble en lo dramático. Junto a la
Gencer, un reparto de provincia pero no
Á.-F.M. desdeñable, a condición de olvidar el
Gennaro de Kraus y el Orsini de Horne.
Notas: Umberto Grilli y Anna Maria Rota cum-
(1) Para la Fricka de La Walkyria se acudió a Hanna Ludwig. plen muy correctamente, al igual que
(2) Este curioso hecho quizá justifica la desaparición de
Karajan el día de la última función (Maestros) sin necesidad Casarini, bien guiados por Adolfo
de buscar la causa en el rumor de que corrió en pos de una Camozzo, que obtiene buen rendimiento de los conjuntos bergamascos.
belleza que él había conocido en Bayreuth. Por otra parte, En Il Trovatore, Gencer está rodeada de voces fenomenales de los 50,
¡qué bendición llegarse a la taquilla y encontrar a la venta pero ninguna alcanza su altura como cantante. A veces se le acerca la
entradas para esa misma tarde! Aún así, quiero aprovechar
la oportunidad para salir al paso de a quienes a tontas y a Barbieri, cuando olvida el énfasis verista; y es entonces cuando más lucen su
locas afirman sin más que en nuestros días hay que estar en voz, aún espléndida en 1957, y su alta escuela, que le permitió ser una estu-
la lista de espera del Festival siete años, para obtener locali- penda Azucena. Del Monaco canta mejor de lo previsible «Ah sì ben mio»,
dades. Esto es oficialmente cierto; pero a la persona decidi- hace una «Pira» espectacular (aunque medio tono baja) y consigue algunas
da que se líe la manta a la cabeza, viaje a Bayreuth y deam-
bule alrededor del Festspìelhaus con el letrero: «Suche frases imperiosas de imponente efecto; pero no es un Manrico ideal, pues
Karte» (para la función del día) o, por ejemplo: «Suche ensucia su legato de modo casi continuo, con aspiraciones. Otro tanto cabe
Parsifal IV», muy mal tienen que irle las cosas para que no decir de Bastianini, cuya línea noble se desluce por falta de matices; pero la
logre su propósito. voz es incomparable. Bastante bien Clabassi como Ferrando. Previtali no
(3) Los mosquitos siguen siendo descomunales, pero apenas
llegan ya hasta el Festspielhaus urbano, rodeado aún en puede competir con Karajan o Mehta, pero concierta con maestría los con-
1951 de campos de centeno y prados. juntos de la RAI. La grabación, de estudio, suena muy bien. Como bonus,
MYTO propone un dúo de la Forza entre Del Monaco y Guichandut, intere-
R. WAGNER: El oro del Rin / Björling, Malaniuk, Fritz, Pflanzl, Kuen, sante pero de muy deficiente sonido.
Weber / Orquesta del Festival de Bayreuth. Dir.: Herbert von Karajan
(1951) / MYTO / Ref.: 2CD011H054 (2 CD) D10 x 2
Roberto Andrade
R. WAGNER: Sigfrido / Aldenhoff, Varnay, Björling, Kuen, Pflanzl /
Orquesta del Festival de Bayreuth. Dir.: Herbert von Karajan (1951) /
MYTO / Ref.: 3CD011H055 (3 CD) D10 x 3 G. DONIZETTI: Lucrezia Borgia / Gencer, Grilli, Rota, Casarini, Sebastian, Manganotti / Coro y
Orquesta del Teatro Donizetti de Bérgamo. Dir.: Adolfo Camozzo (1971) / MYTO / Ref.: 2MCD
R. WAGNER: La walkyria / Suthaus, Müller, Buchner, Herrmann, 013.246 (2 CD) D10 x 2
Klose, Frick / Orquesta de la Ópera Estatal de Berlín. Dir.: Ferenc
Fricsay (1951) / MYTO / Ref.: 3CD012H058 (3 CD) D10 x 3 G. VERDI: Il trovatore / Gencer, Del Monaco, Bastianini, Barbieri, Clabassi, Cesarini / Coro y
Orquesta de la RAI de Milán. Dir.: Fernando Previtali (1957) / MYTO / Ref.: 2MCD 013.247 (2 CD)
D10 x 2

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Un Anillo wagneriano en inigualables condiciones de relación calidad–precio

Oro alemán
H
ace muchos años vi en la tienda del lado de la pujante Stuttgart. Karlsruhe es dor –el ciclo quedó truncado– que
–relojería, pequeñas joyas– de un hoy, pues, una ciudad de provincias, indus- Dohnányi comandó en Cleveland: lo que
amigo de mi padre unos gemelos de trial, sin atractivos turísticos como las de las se echa a faltar es que Loge, no mal canta-
camisa de color rojo pardo, esto es, cobri- cercanas Baden–Baden y Heidelberg. Las do por Hans–Jörg Weinschenk, no se eleve
zos. Pregunté por qué tenían este color, y actividades de su Ópera no son difundidas a la condición de protagonista. La Walkyria
me dijeron que eran de oro alemán. ni comentadas internacionalmente. En fin, sorprende también por su calidad media
Después, aunque en el bachillerato se me côté province, como suelen decir los tanto en la orquesta como en la escena.
dio bien la mineralogía, no he prestado empingorotados escribientes de Eduard Cook canta Siegmund con bello
atención a estas cosas, pues aunque sí me L’Avant–Scène Opéra. timbre y notable calidad en los registros
gusta verlas no me atraen las joyas. Sin Por tanto, la condición provinciana ale- central y agudo; en el segundo acto se apre-
embargo, por lo que luego se dirá, última- mana es lo que caracteriza en primer lugar cia ya el escaso desarrollo de los graves,
mente he intentado averiguar algo sobre la a este Anillo: orquesta disciplinada, cono- quizá por tratarse de un cantante joven, que
naturaleza del rojizo oro alemán. Mi con- cedora, más capacitada para las partes fuer- es su mayor lastre al hacer después un
clusión provisional es que se trata del lla- tes, en las que predomina el metal, que Siegfried del Ocaso decente pero corto.
mado oro de Nuremberg, en cuya aleación para las delicadas, que asociamos con la Más importante parece su Sieglinde,
hay fuerte proporción de cobre, pues tiene madera y la cuerda; reparto casi sin figuras Gabriela Maria Ronge, otra voz joven y
sólo catorce quilates (1). Mas ya digo que grata, quien además consigue dar relevan-
soy lego en la materia y puedo así andar cia a Gutrune y a la Tercera Norna. Frode
aquí descaminado. Olsen, Hunding de voz potente pero no
Por otra parte, a punto de cerrar en abril oscura, convence con su actuación, en la
pasado la segunda edición de mi Guía de que se perciben la distancia inicial, la cre-
Wagner (2), un amigo que además es cre- ciente desconfianza y la ferocidad final en
yente y de paso da su importancia a cada presencia del enemigo. Muy bien para los
peseta –pronto tendrá que dársela a cada tiempos que corren John Wegner como
céntimo de euro– me comentó que se había Wotan: los excelentes agudos al final de su
hecho con un Anillo completo, dirigido por arenga a Brünnhilde son la confirmación de
Günther Neuhold, que además de ser dig- alguien que mantiene el mismo nivel en el
nísimo en sí costaba menos que los duros prólogo, en esta jornada y en la siguiente: si
antiguos de Cádiz, de los que todos se hací- este hombre tiene prestancia escénica y no
an lenguas y nadie los había visto. Así, lo ha decaído vocalmente desde que actuó en
recogí en la Guía, advirtiendo al lector mi Karlsruhe, parece que podría aspirar a salir
carencia de datos directos en ese momento. ni nombres conocidos, pero en general del côté province. También mantiene el
Ahora resulta que DIVERDI ha decidido también disciplinado y solvente, en el que mismo nivel continuo Carla Pohl,
distribuirlo aquí en regla, y esta decisión ha sólo Markku Tervo, Hagen, y en menor Brünnhilde, de expresividad más limitada o
de ser alabada ya como una obra de bene- grado Tiny Peters, Pájaro del bosque, que- contenida, pero no fatigada. Con todo, lo
ficencia, pues el estuche con las cuatro dan por debajo de la media; un kapellmeis- mejor se halla en la estupenda Fricka de
cajas sale al mercado al en verdad increíble ter sólido, buen concertador, que no se per- Zlatomira Nikolova, cantante hecha, cáli-
precio de 4.590 pesetas, esto es, los cator- mite casi ni una sola libertad métrica y hace da, con autoridad, quien luego vuelve a
ce CDs cuestan lo mismo que una unidad y tocar las notas al pie de la letra, aunque a convencer como Segunda Norna y como
media de esas presuntas maravillas que hoy veces se le vaya la mano en la intensidad Waltraute: la escena de las dos walkyrias va
aparecen llenas de ínfulas y a menudo –por ejemplo, los inmisericordes timbala- a más y quizá puede ser destacada como el
carentes de sustancia. Algún escéptico me zos que acompañan a la llegada de momento más logrado en todo este Anillo.
devolverá lo de las monedas gaditanas, Waltraute– e incurre en determinadas prác- Como ya anticipé, Sigfrido y El ocaso
diciéndome que nadie da duros a peseta. ticas convertidas hoy en tópico: amplio y son desiguales, aunque tampoco faltan aquí
Bien, vayamos al grano. solemne preludio de El oro del Rin, Viaje de los logros. El Sigfrido de Wolfgang
Este Anillo procede de la Ópera (Teatro Sigfrido por el Rin desbocado. Neuhold Neumann es joven, claramente baritonal,
estatal) de Karlsruhe, la antigua capital del carece de la capacidad para diferenciar las falto de color personal y pobre artística-
gran ducado de Baden. Ha sido grabado allí atmósferas y hacer progresar dramática- mente, incluso he anotado «algo cursi y
durante representaciones dadas entre abril mente la dilatada acción, la cual, por otra tontorrón». Hubiera sido un milagro que
de 1993 y noviembre de 1995. Como todas parte, le dura las catorce horas también estuviera oculto en Karlsruhe al menos otro
las capitales alemanas, Karlsruhe tenía su habituales hoy. Quizá lo peor sea el carác- Kollo o Jerusalem de los buenos (relativa-
Teatro de la Corte. Wagner oyó allí por pri- ter cómico del final del primer acto de mente) tiempos; mas este caballero no hace
mera vez a Ludwig Schnorr von Carolsfeld Sigfrido –¿tuvo que ver algo en ello el des- daño al oído, no hace desear que se calle y
(Lohengrin) y en seguida empezó a preparar conocido régisseur?– y el tufo a grand opéra deje de martirizarnos. Los dos nibelungos,
con él, en Biebrich, la parte de Tristán, pues que dejan los dos primeros actos de El Oleg Bryjak y Hans–Jörg Weinschenk, ele-
el gran duque Federico I le había ofrecido ocaso de los dioses. van aquí algo el discreto nivel del prólogo
su teatro para el estreno de la acción ¡Pues está usted poniéndonos atractivas –donde Mime es Michael Nowak, inferior a
(Wagner dixit), el cual no tuvo al fin lugar las cosas!, dirá quizá el escéptico de los Weinschenk–, el Fafner (con bocina) de
por discrepancias insalvables entre Wagner duros a cuatro reales. Nada de eso, caba- Simon Yang resulta adecuadamente caver-
y su antiguo amigo Eduard Devrient, en llero, me limito a explicar un poco lo que noso, el ave de Tiny Peters no es jilguero o
aquella época –1862– dramaturgo, inten- aquí no se puede pedir y encontrar, esto es, mirlo, sino cuclillo, y la famosa Ortrun
dente y escenógrafo en esta institución. un olmo que dé peras. Pero oídas por sepa- Wenkel, que también canta la Primera
Con el paso del tiempo el Reposo de Carlos rado las cuatro obras –este Anillo no debe Norna, da calidad a Erda, sobre todo cuan-
(Karlsruhe) se convirtió en un importante oírse como ciclo en cuatro veladas conse- do anuncia el final a Wotan. También son
centro de comunicaciones fluvial, ferrovia- cutivas, sino espaciado– no sólo no se sufre cantantes conocidos Bodo Brinkmann, el
rio y rodado. Por ello la ciudad fue arrasa- martirio alguno, sino que a veces se disfru- Gunther de Kupfer y Barenboim en
da por la aviación aliada y supongo que ta, permítaseme la comparación, como Bayreuth, y Mette Ejsing, la actual Erda en
también quedaría destruido el viejo teatro cuando se chatea con clarete. Así, El oro el Anillo de Flimm. Del Hagen de Tervo ya
granducal, pues se levantaba sólo a qui- del Rin tiene buen nivel, es homogéneo, dije que con él baja el nivel: es de lamen-
nientos metros de la estación de ferrocarril está expuesto con claridad y no desmerece tar, porque el papel tiene suma importan-
central. Además, la constitución del land de al lado de los grabados en los últimos vein- cia. Una curiosidad es que, en El oro del
Württenberg–Baden inclinó la capitalidad te años, con la excepción del tan promete- Rin, Wilja Ernst– Masuraitis se hace cargo

( 16 )
de Fricka y de Flosshilde; como esto es impracti- PREISER presenta dos monográficos
cable en la escena final salvo trucaje en cuestión Di Stefano con grabaciones de 1943–1946
de segundos, hay que deducir que aquí hay un
error o que están ensambladas las tomas de al
menos dos representaciones (3). Concluiré con el
Malía
C
elogio del Terceto de ondinas, entre las que desta- omo muchos otros italianos, Giuseppe Di Stefano (Catania, 1921) sufrió los
ca Doris Brüggemann (Woglinde), y del octeto de rigores de la Segunda Guerra Mundial y, cuando ésta ya terminaba, pasó
walkyrias, en el que también se oye a la notable unos meses internado en un campo de refugiados en Suiza. Su voz mara-
Nikolova (Waltraute). villosa fue advertida por el capellán castrense y, al poco tiempo, comenzó a gra-
La ingeniería de sonido responde al estándar bar para la radio de la Suisse Romande. Varios sellos han publicado en parte tales
actual. La presentación es buena, obviamente sin registros; el último fue Tetasment (SBT 1096, comentado en el número 56 de este
los libretos, pero sí con un comentario general y Boletín). Ahora, PREISER recupera las graba-
las correspondientes sinopsis en cinco idiomas, lo ciones realizadas entre 1944 y 1946, que
que revela el propósito de Bella Vista de llegar a recogen una voz llena de hechizo o embrujo.
un público amplio; curiosamente, la traducción al Tal sería nuestra traducción de la canción de
español, anónima, es la más confusa, empezando Tosti, Malía, válida para describir una voz que
ya por el título: El Anello [sic] del Nibelungo. Es no busca imponerse al oyente, como las de
una lástima que no se dé información alguna Corelli o Del Monaco, sino seducirle con su
sobre la personalidad del director y de sus cantan- riqueza armónica, con su dulzura y su ductili-
tes; pero no puede pedirse más a cambio de 959 dad para el matiz.
duros. Aquí hay oro rojizo, oro de Nuremberg (o Peter Hutchinson, redactor del texto que
Karlsruhe) con mucho(s) cobre(s), pero con su acompañaba el CD Testament, ha recopilado
poco de metal noble. Aquí tienen su oportunidad todo el material disponible en la Radio Suisse
quienes quieran iniciarse en los misterios del Romande relativo al joven Di Stefano.
Anillo sin realizar dispendios, los jóvenes que aún También ha redactado unos textos de presen-
dependen del bolsillo paterno, los pensionistas tación entusiastas, aunque a veces discutibles.
como nuestro viejo amigo el lobo wagneriano y, El primero de los dos CD se titula Joyas inédi-
como se leía en los carteles de toros en la época tas y contiene 17 números del Paganini de Lehár cantados en francés, en nueve
de la oprobiosa, los militares sin graduación. de los cuales interviene Di Stefano. Los compañeros de reparto son aceptables, y
También deberían aprovecharla los la Orquesta de la Radio de Lausana (Suisse Romande) toca bien bajo la batuta de
Conservatorios y escuelas y colegios públicos, Victor Desarzens. Pero lo más atractivo, en mi opinión, son las nueve canciones
concertados y privados; pero esto me parece que acompañadas con piano u orquestina, entre ellas Musica proibita, Dicitencello
suena a música celestial. Por último, a los wagne- vuje, Visione veneziana y, cómo no, O sole mio, tan hermosas, tan radiantes del
rianos de pro e incluso a los «creyentes», que sol mediterráneo que brillaba en esta voz privilegiada, como admirablemente
estas Navidades tendrán que hacer cálculos en cantadas. Los registros datan todos de 1946, y suenan de modo aceptable, con
presencia del soberbio Anillo de 1958, sensacio- muy buena presencia vocal.
nalmente reprocesado, puede interesarles esta El otro CD, titulado Tesoros tempranos, se acompaña también de un comenta-
Tetralogía como complemento e incluso para, rio de Peter Hutchinson y de un breve y útil resumen de los textos cantados. Lo
mediante la práctica de «la elegancia social del componen siete fragmentos de ópera y quince canciones de Bixio, Gastaldon y
regalo», ayudar a hacer afición, que buena falta otros autores. Uno destacaría las dos de Tosti, Ideale y L’ultima canzone, precio-
hace. ¡Ah, se me olvidaba! Mi querido don sas ambas, en la primera de las cuales Di Stefano prodiga unas medias voces fas-
Escéptico, aquí no se le engaña. Haga usted pro- cinantes, un tanto al estilo de Fleta, no siempre ortodoxas pero invariablemente
fesión de fe y compre su parte de este oro alemán. cautivadoras. Novedad en la discografía del tenor es el célebre dúo de Pescadores
Me lo agradecerá, si no le parece mal, con un de perlas que Di Stefano canta con un sonoro barítono llamado Marchiò. Muy
euro de plata. bella también la Serenata de Mascagni, el «Lamento de Federico» y el «Adiós a
la vida». En todos los títulos, la dicción de «Pippo» tiene esa inusitada claridad
Á.-F.M. que siempre le conocimos, y la calidez de su fraseo era ya entonces la misma que
iba a prodigar a lo largo de toda su carrera. Conviene reiterar que estos registros
(1) Veit Pogner es orfebre en Nuremberg. Wagner no da de 1945 son diferentes de los incluidos en el CD Testament antes mencionado.
detalles sobre su actividad. ¿Mas utilizaría en sus traba- Estos dos compactos confirman que la voz del joven Di Stefano fue la más
jos el oro autóctono? La cuestión parece menor, pero
quizá daría algo de sí, pues en El oro del Rin se habla bella de posguerra en la cuerda de tenor y que, en estos años mozos, cantaba de
siempre de anillo rojizo; sólo en una ocasión se le adje- modo cautivador. Los aficionados más veteranos acaso aún recuerden una Manon
tiva como amarillo. en la que su voz de oro se unió a la de Victoria de los Ángeles y un Rigoletto con
(2) Esta segunda edición, que se distingue de la primera Carlos Guichandut, óperas que pudieron escucharse en algunas afortunadas ciu-
por un círculo azul que lo advierte en la cubierta y tam-
bién por su peso y volumen (120 páginas más), apenas dades españolas, a finales de los años 40. ¡Qué tiempos!
merecerá cuatro líneas aquí y allá. Así, con toda desfa-
chatez, pero en legítima defensa, aprovecho la oportuni- R.A.
dad para dejar constancia de su aparición y de que con-
tiene varias mejoras. GIUSEPPE DI STEFANO – Joyas inéditas / Grabaciones de autores diversos (1943–46) / PREISER / Ref.:
(3) Según la acotación escénica, Wotan lleva de la mano 93426 (1 CD) D2
a Fricka al empezar a pisar el arcoiris. Sólo se me ocurre
que durante la intervención de Loge –«A su fin corren»– GIUSEPPE DI STEFANO – Tesoros tempranos / Grabaciones de autores diversos (1943–46) / PREISER /
los dioses se acerquen a las bambalinas y allí se produz- Ref.: 93432 (1 CD) D2
ca el cambio de Fricka por su doble. Esto me parece
escena–ficción pura y dura. En el segundo Anillo bay- LUIS DE PABLO: Música de
reuthiano de Wieland Wagner, todos los dioses descen- cámara / Trío; Retratos y trnascrip-
dían de la plataforma y desaparecían, pero esto sucedía ciones (I); Compostela; Cuatro
sólo después de la segunda intervención de Loge fragmentos de Kiu; Federico
–«¡Vosotras, ahí, en el agua!»– y las subsiguientes risas Mompou in memoriam / Diversos
intérpretes / COL LEGNO / Ref.:
de la tropa divina. Loge (Windgassen) se quedaba sólo, WWE 20046 (1 CD) D1
con los brazos cruzados, rodeado de un gran halo rojizo
y mirando al público: cuadro impresionante. En
Karlsruhe, me quedo con la conclusión de que no hubo
escamoteo, sino parche técnico.

R. WAGNER: El anillo del Nibelungo [Edición completa] /


Wegner, Hannula, Muraro, Weinschenk, Bryjak, Nowak, Yang,
Smith, Ernst–Masuraitis, Floeren, Ejsing, Brüggemann, Vode,
Cooke, Olsen, Ronge, Pohl, Nikolova, Chalker, Egler, O’Brien,
Kempa, Wullkopf, Neumann, Wenkel, Peters, Brinkmann, Tervo C.C. DE CASTRO: Obras orquesta- FESTIVAL DONAUESCHINGEN
/ Orquesta Estatal de Baden y Coro del Teatro Estatal de les / O.F. de Gran Canaria / Dirs.: 2000 - Diversos autores, obras e
Karlsruhe. Dir.: Günther Neuhold / Comentario y sinopsis en Adrian Leaper y José Ramón intérpretes / Primeras grabaciones
cinco idiomas / TIM / Ref.: 205200 (14 Cds) P.V.P.: 4.590 ptas.– Encinar / COL LEGNO / Ref.: WWE mundiales / COL LEGNO / Ref.:
20202 (1 CD) D1 WWE 20201 (4 CD) D1 x 4

( 17 )
Obras de Mozart y Beethoven, en cuatro discos TESTAMENT dedicados a Solomon

La verdad de un mito
S
olomon, nombre artístico y compartible al mismo tiempo,
de Solomon Cutner de las cualidades expresivas de
(1901–1988), es no sólo el la forma clásica. No podía ser de
mejor pianista inglés de todos los otro modo en alguien tan poco
tiempos –con perdón de Sir dado a una efusión que no venga
Clifford Curzon y Dame Myra de la mismísima escritura, que
Hess– sino uno de los mitos de la no se revele desde el estilo. En
interpretación musical del siglo ese sentido, cabría hablar de
XX. Protegido de Mathilde Solomon como de un pianista
Verne, su escuela sería, por esencialmente poético, y entre
tanto, la de la mismísima Clara todas las muestras de las que
Schumann. Por la vía Lazare están repletos estos discos uno
Levy emparentaría con Clara Haskil y Monique Haas –como Ivonne destacaría especialmente el inicio del Concierto nº 4 de Beethoven
Loriod o Anne Queffélec, posteriores a él. Es decir, mayoría abru- como ejemplo evidente. Es verdad que el acompañamiento de
madoramente femenina en el árbol genealógico de un artista a André Cluytens colabora con atención extrema, no en vano el belga
quien se ha asociado siempre mucho más con la elegancia, la deli- era un beethoveniano de primera categoría. Él es el mejor director
cadeza, la huida del poderío sonoro, es decir, con cualidades que de los tres que aquí sirven a Solomon, pero tampoco está mal recu-
podrían pertenecer más a las que a los pianistas –poniendo en lo perar las calidades de Ackermann –algo más que el servidor de la
que digo todo el cuidado del mundo para no ser confundido con Schwarzkopf en las operetas que Walter Legge preparó para su
alguien políticamente incorrecto. Solomon poseía, y estos discos mujer en los buenos tiempos de EMI– y reivindicar a Herbert
que recupera TESTAMENT con excelentes grabaciones estéreo y Menges, el más injustamente olvidado de los directores de orquesta
mono de mediados de los cincuenta así lo prueban, un extraordina- ingleses. En fin, no se pierdan ustedes estos discos, que serán una
rio sentido de la construcción de la obra, la veía en su conjunto con revelación para muchos y un placer para todos.
una inteligencia admirable para irla construyendo con similar cui-
dado. Cualidades expresivas como el rubato o las dinámicas no per- Luis Suñén
judican jamás el conjunto, el fraseo es siempre elegante, lejos de
cualquier afectación, y el piano es un primus inter pares ligado, y no L. VAN BEETHOVEN: Concierto para piano nº 1 en do mayor, op. 15; Concierto para
piano nº 2 en si bemol mayor, op. 19 / Solomon (piano) / Orquesta Philharmonia. Dirs.:
enfrentado, a una orquesta con la que colabora, no riñe. Refinado, Herbert Menges y André Cluytens / TESTAMENT / Ref.: SBT 1219 (1 CD) D2
noble, son calificativos que se han aplicado con acierto a la mane-
L. VAN BEETHOVEN: Concierto para piano nº 3 en do menor, op. 37; Concierto para
ra interpretativa de Solomon. No estaría uno tan de acuerdo con piano nº 4 en sol mayor, op. 58 / Solomon (piano) / Orquesta Philharmonia. Dirs.:
quien le ha tachado de austero, tal vez para ligarle a otra leyenda Herbert Menges y André Cluytens / TESTAMENT / Ref.: SBT 1220 (1 CD) D2
igualmente truncada –la enfermedad retiró a Solomon de las salas L. VAN BEETHOVEN: Concierto para piano nº 5 en mi bemol mayor, op. 73, Emperador
de concierto a los cincuenta y cuatro años–: Dinu Lipatti. – W.A. MOZART: Sonatas para piano núms. 11 en la mayor y 17 en re mayor, KV 331
Para Bryce Morrison, el Mozart de Solomon es apolíneo y reser- y 576 / Solomon (piano) / Orquesta Philharmonia. Dir.: Herbert Menges / TESTAMENT
/ Ref.: SBT 1221 (1 CD) D2
vado, mientras que su Beethoven luce dionisíaco y elemental. La
verdad es que, en efecto, el Mozart es tal cual, pero no sé si en W.A. MOZART: Concierto para piano nº 15 en si bemol mayor; Concierto para piano
nº 23 en la mayor, KV 488; Concierto para piano nº 24 en do menor, KV 491 / Solomon
Beethoven no cabría hablar igualmente de un desarrollo de esa (piano) / Orquesta Philharmonia. Dirs.: Otto Ackermann y Herbert Menges / TESTA-
reserva mozartiana, de una conclusión positiva, afirmadora, interior MENT / Ref.: SBT 1222 (1 CD) D2

Los dos septetos de Alexander Ernst Fesca (1820–1849): una magnífica primicia de CPO

Brumas de otoño
N
iño prodigio, pianista de reconocido talento durante sus años de mocedad, afamado compositor de óperas en su juventud, la pre-
matura muerte de Alexander Ernst Fesca, cuando tan sólo contaba con 29 años de edad (lo que no fue óbice para dejarnos un
legado de más de 60 obras entre piezas instrumentales y vocales de gran calidad que abarcan casi todos los géneros de moda en
le época), quizás haya sido, en gran medida, la causante de que un músico con sus cualidades haya
pasado casi de puntillas por la historia de la música. Los dos septetos para piano, oboe, trompa, vio-
lín, violoncello y bajo que ahora presentamos (publicados en torno a 1842 con los números de opus
26 y 28, respectivamente), ambos escritos en tonalidades menores, son, sin duda, dignos continua-
dores de un género que tuvo sus primeros y más destacados ejemplos en las obras de Beethoven,
Ries, Hummel o Moscheles, y que acaso de la mano de Fesca alcanzara su madurez. Se trata, en
todo caso, de obras camerísticas de gran intensidad musical que nos muestran por momentos el lado
más técnico de un Fesca genial, innovador y desbordante del que emanan sin cesar las ideas meló-
dicas y armónicas más audaces y bellas, pero también su vertiente humana, posiblemente también
la más íntima, perfectamente plasmada en la emotiva melancolía y dulce delicadeza de sus movi-
mientos lentos que nos evocan todo un mundo imaginario de ensueños, de fantasías oníricas, de
paisajes otoñales y brumosos (Andante con moto del septeto número 2), tan próximos al espíritu
romántico del compositor, y en la desbordante alegría juvenil de los rápidos, donde la pasión desen-
frenada y una escritura musical de gran talento se mezclan formando un conjunto de inusitada y ele-
gante belleza (Finale. Allegro con fuoco del septeto número 1, con un solo de violín inolvidable).
Los componentes del Linos–Ensemble, habituales en CPO, nos proponen una versión muy equi-
librada, apasionada y hasta genial en la que el perfecto desarrollo de cada una de las voces (en espe-
cial el piano, verdadero protagonista en las dos obras, magníficamente interpretado por Konstanze
Eickhorst), la elegancia del conjunto sonoro, unidas al interés de unas obras desconocidas pero maestras en su género, convierten este
compacto en uno de los referentes indiscutibles para todos los amantes de la música de cámara del primer Romanticismo alemán.

El Conde de Bonaplata
A.E. FESCA: Septeto nº 1 en do menor, op. 26; Septeto nº 2 en re menor, op. 28 / Linos– Ensemble / CPO / Ref.: 999617–2 (1 CD) D5

( 18 )
PIONEER presenta los ballets de Chaikovski La bella durmiente y Cascanueces en soporte DVD

Vástagos de la rivalidad
E l antagonismo no siempre engendra dis-
cordia, sino, a veces, fructuosos logros.
De la competencia entre los dos templos
de la danza rusa en la época zarista –el
Bolshói de Moscú y el Mariinski de San
Petipa, con adiciones debidas a Frederick
Ashton (veterano bailarín y coreógrafo),
Kenneth MacMillan (en los años sesenta direc-
tor del ballet de la Ópera de Berlín occidental)
y Feodor Lopokov. Es de lamentar la supresión
Redmon a la primiti-
va coreografía de
Ivánov. Se trata de
una realización bella
y brillante dentro del
Petersburgo– brotaron los tres ballets com- de varias escenas como en el tercer acto la patrón tradicional,
puestos por Piotr I. Chaikovski, retoños de Variación de Cenicienta y el Príncipe, la desde los elegantes
imperecedera fama diferentes en carácter, ausencia de ambos en el Paso de carácter, decorados oscuros
devenidos en auténticos clásicos y canónicos además de la de Pulgarcito, sus hermanos y el mas no lúgubres
ejemplos para sucesivos cultores del género ogro. Entre los bailarines solistas destacan la hasta el suntuoso
como Stravinski y Prokófiev, merced a una frágil a fuer de filiforme Aurora de Viviana vestuario de sobrias al par que cálidas tonali-
música de superior empaque a la funcional y Durante, la gracilidad de Benazir Hussein en dades, realzada por una idónea luminotecnia.
mediocre habitualmente escrita para la danza el hada Lila y el atractivo aplomo de Zoltán Registrada para la BBC por la experta cámara
decimonónica, por entonces reducida a mero Solymosi (aquí príncipe Florimundo en vez de del ubicuo Derek Bailey en 1990, en el marco
espectáculo decorativo. Primero el teatro Désiré); aunque el principal reclamo lo cons- teatral del Birmingham Hippodrome, el audi-
moscovita encargó al compositor –en aquel tituye la impactante caracterización del pro- torio premia con calurosos aplausos el viaje
tiempo dispuesto a alejarse de la ópera a pio Anthony Dowell cual pérfida y tremebun- de Clara al reino de las golosinas cabalgando
causa de las limita- damente pavorosa hada Carabosse. Asimismo un ave voladora que abre el segundo acto, en
ciones impuestas el lujoso vestuario, la evocativa escenografía señal de reconocimiento a la utilización de
por la palabra, y rococó de caprichosas perspectivas con móvi- maquinaria en beneficio de la fascinación
proclive hacia el les decorados y el tejido musical de la escénica. Desafortunadamente, en este acto
ballet en gracia a Orchestra of the Royal House, estilan una se persiste en la reprobable práctica de supri-
su tendencia a la luminosa y placentera velada. mir en el Divertissement la escena de «Madre
infinitud espacial– Principiando 1891 recibió Chaikovski un cigüeña y los payasos». La orquesta Royal
el alegórico Lébe- nuevo encargo de Vsévolozhski destinado al Ballet Sinfonia es dirigida, igual que la de La
dinoie ózero («El Mariinski: la composición de una ópera en un bella durmiente, por el ducho y diligente
lago de los cis- acto y un ballet feérico basado en un libreto Barry Wordsworth. Encabeza el cartel de bai-
nes»), que se estre- de Petipa, según la adaptación de Dumas larines la figura arrolladora de Irek
nó el 20 de febrero padre del cuento de E.T.A. Hoffmann El cas- Mujamédov en la veste del príncipe
de 1877. canueces y el rey de los ratones. A Piotr no le Cascanueces, ahora en la sazón de su granada
Iván Vsévolozhski, seducía la idea de tal ballet, por lo que logró madurez. En los años ochenta fue un astro ful-
director de los aplazar su entrega para la temporada siguien- gurante en el firmamento del Bolshói, donde,
Teatros Imperiales, te. Esbozó el primer acto, emprendió en pri- con completa identificación, contundente
tenía el deseo mavera una gira por Europa y América –donde seguridad y prodigiosamente musculada téc-
–acaso originado inauguró el Carnegie Hall neoyorquino– y nica, encarnó tanto papeles clásicos de
por la velada pugna antedicha– de un nuevo regresó a Rusia apeteciéndole introducir en su Minkus y Chaikovski como modernos de
ballet de Chaikovski destinado al coliseo pieza danzada la celesta, instrumento que Prokófiev, Shostakóvich, Jachaturián y
petersburgués que se inspirase en La bella acababa de descubrir en París. Reanudó la Melikov; antes de unirse, en los años noventa,
durmiente del bosque, de Charles Perrault. escritura, que le ocupó hasta abril de 1892, a los bailarines soviéticos en su «evacuación»
Entre diciembre de 1888 y septiembre de acuciado por sus sempiternas dudas acerca hacia la tierra de promisión del consumismo y
1889, el no siempre deprimido y gemebundo del valor de su música, para él inferior a la del establecerse en Londres para consolidar su
Petia ultimó la partitura comisionada, atenién- título precedente. Una enfermedad de Petipa reputación en Occidente. A sus flancos, no
dose a las pautas del coreógrafo y libretista hizo que su segundo maestro de baile, Lev desmerecen las notables prestaciones de la
marsellés Marius Petipa, inspector de la Ivánov, llevase a término la coreografía. Antes etérea Sandra Madgwick como Clara o de la
Danza e incuestionable regidor del Ballet de que la partitura estuviese concluida, su alípede hada Confite de Miyako Yoshida.
imperial ruso desde 1859. Tuvo lugar la crea- autor dio a conocer públicamente una Suite Con anterioridad PIONEER había permiti-
ción de Spiashchaia krasávitsa («La bella dur- orquestal en marzo. Finalmente, el telón del do apreciar las cualidades artísticas de Viviana
miente»), Op. 66, en un prólogo y tres actos, Mariinski se levantó el 18 de diciembre de Durante, Zoltán Solymosi e Irek Mujamédov
el 15 de enero de 1890 en el previsto 1892 para ofrecer un programa formado, en la en sus intervenciones en el título Gala home-
Mariinski con la asistencia del zar Aleksandr primera parte, por su postrera ópera Iolanta, naje a Chaikovski. Ahora sus nuevas referen-
III, el cual invitó al compositor a su palco y dirigida por Eduard Nápravnik; y en la segun- cias, servidas con una definición de imagen
festejó con unción real el ballet, calificándolo da por su último ballet, Shchelkunchik de gran calidad en formato para pantalla de
simplonamente de «muy bonito». Pese a la («Cascanueces»), Op. 71, dividido en dos TV normal y excelente sonido estéreo de dos
fastuosidad versallesca de los decorados y el actos y ejecutado bajo la batuta de Riccardo canales, espectacular Dolby digital y apoteó-
vestuario, las infinitas posibilidades de la con- Drigo. Supuso la función un acontecimiento sico Surround envolvente de seis canales, pro-
trastante coreografía, la excelencia de los bai- cortesano que nuevamente contó con la pre- porcionan el gozo de dos sesiones memora-
larines –entre los que figuraba Maria, la hija sencia aprobatoria del zar y una moderada bles.
de Petipa, encarnando al hada Lila– y la mag- aclamación por parte de los espectadores. Si
nitud imperial del evento, el público reaccio- bien se celebró la profusión de sensitivas y José Luis Gómez Lozano
nó sin entusiasmo y acogió con tibios aplau- encantadoras melodías, no gustaron decora-
sos la elaborada revisión del cuento de hadas. dos ni vestuario por encontrarlos faltos de P.I. TCHAIKOVSKY: La bella durmiente [Ballet] /
Después de varios remozamientos, en gusto, y a la célebre Antonietta dell’Era, que Durante, Solymosi, Dowell, Hussein, Tuckett, McGorian
/ Orquesta de la Royal Opera House. Dir.: Barry
1945 se estableció en Londres la compañía bailaba el hada Confite, se le imputó falta de Wordsworth / Coreografía: Marius Petipa / Menú y libre-
británica de danza de mayor prestigio con- ligereza y seducción. En el curso del tiempo la to en castellano / PIONEER / Ref.: DVD 8926 (1 DVD)
temporáneo: entonces con el nombre de obra ha cautivado irresistiblemente a las P.V.P.: 5.995 ptas.–
Sadler’s Wells Ballet y en 1957 rebautizada audiencias, erigida en paradigma de la danza P.I. TCHAIKOVSKY: Cascanueces [Ballet] /
con su actual denominación de Royal Ballet, romántica, y tentado a «creadores» de vario- Mukhamedov, Yoshida, Cipolla, Madgwick / Orquesta
que duraderamente sería dirigida por su fun- pinta laya, como a Maurice Béjart en su del Royal Ballet de Birmingham. Dir.: Barry Wordsworth
/ Coreografía: Peter Wright, Lev Ivanov, Vincent Redmon
dadora, la bailarina irlandesa Ninette de reciente experimento ególatra para el Ballet / Menú y libreto en castellano / PIONEER / Ref.: DVD
Valois (en realidad, llamada Edris Stannus). de Lausanne, aquí rememorado del reposito- 8927 (1 DVD) P.V.P.: 5.995 ptas.–
PIONEER presenta una producción de La bella rio de lo equívoco. También disponible:
durmiente creada para el Royal Ballet por Propone PIONEER la concienzuda y con- GALA TRIBUTE TO TCHAIKOVSKY – Homenaje de la
Anthony Dowell (antiguo y destacado astro de vincente producción ideada para el Royal Opera House y el Royal Ballet a la vida y obra de
P.I. Tchaikovsky / Dirs.: Edward Downes, Barry
la troupe ya retirado), grabada para la televi- Birmingham Royal Ballet por Sir Peter Wright Wordsworth, Stephen Barlow y Plácido Domingo /
sión por Colin Nears en la londinense Royal (anglosajón que desarrolló una importante Subtítulos en castellano / PIONEER / Ref.: DVD 8922 (1
Opera House, e inicialmente editada en 1994. actividad en el Ballet de Munich), el cual DVD) P.V.P.: 5.495 ptas.–
Utiliza esta versión la coreografía original de aporta aditamentos propios y de Vincent

( 19 )
Paavo Berglund presenta una integral Primicia sibeliana de ONDINE: ¿el maestro a la batuta?
sinfónica brahmsiana, en ONDINE
Queremos tanto a Jean
Forma y lirismo
E
ste CD puede servir de introducción a Sibelius o de epígrafe de
toda su obra. Es un buen resumen, y no va mal acompañado al

S
orprende encontrar a un director como Berglund (Helsinki, final, con una obra ultrawagneriana de quien fue su maestro,
1929) dirigiendo música de Brahms. Siempre se le asocia, Robert Kajanus (1856–1933). La inclusión de un poema sinfónico
con razón, a Sibelius (ha grabado tres veces la integral de las de Kajanus indica que no estamos ante el típico disco con antolo-
Sinfonías), Nielsen, Shostakovich o, incluso, los checos. Es un gía, y examinando y escuchando (y disfrutando) el contenido com-
maestro sólido, de los pocos que, por cierto, sujetan la batuta con prendemos que se trata de un compendio que propone un sentido.
la mano izquierda, formado en Finlandia y Centroeuropa, afinca- El sentido es que Wagner, omnipresente y hasta castrante (no por-
do durante años en el Reino Unido. Músico serio, de criterios fir- que la obra de Wagner lo pretendiera, sino porque los discípulos a
mes, que suele dar en la diana en partituras de corte rapsódico, menudo se castran ante la inspiración, el hontanar o el magisterio
de contrastados colores, y que mantiene habitualmente una línea como un sacerdote de Cibeles), es el punto de partida del estro de
constructiva asentada en pautas muy seguras. No es detallista, lo Sibelius. Y que ese estro supo muy pronto huir del modelo y hacer
suyo es el concepto amplio, la gran curva, el dibujo general. Es a algo muy distinto: es ya el
veces curiosamente claro, no ya de gesto, sino en lo que respec- Sibelius de las grandes frases,
ta a la realización de complejos contrapuntos, bien que por su del concepto propio de desa-
mímica, su pesada actitud rrollo, de la inclusión de ele-
en el podio, el espectro mentos populares de una
tímbrico de sus texturas, manera totalmente opuesta a
pudiera parecer más lógi- la de sus contemporáneos
co lo contrario. Las carac- nacionalistas más viejos del
terísticas directoriales de continente, y sin parangón en
Berglund están presentes, los de la generación de
para bien y para mal, en Bartók y compañía, porque
estas versiones de las en éstos la sensibilidad era
Sinfonías de Brahms toca- más moderna.
das por la Orquesta de Si leemos el furioso, el
Cámara de Europa, con- bilioso ataque de T. W.
junto con el que ha traba- Adorno a Sibelius en un escrito de los años treinta que se recogió
jado mucho y con el que en su libro Impromptus, y si al mismo tiempo escuchamos el senti-
ha registrado, por ejem- do de este CD, podemos llegar a una conclusión muy distinta a la
plo, su tercera integral de de sus contemporáneos, sin duda estupefactos ante lo inusitado, lo
Sibelius. El estilo de Berglund es hosco, concentrado en la forma injusto, lo desproporcionado del ataque. Esa conclusión es: a
y no tanto en el fondo, exento de gracia y sobre todo de lirismo, Adorno –que, pese a disfraces ideológicos freudomarxistas, practi-
de hálito poético, algo tan importante en estas obras del compo- caba un fundamentalismo xenófobo de carácter musical, no ya
sitor hamburgués. Es lógico así que algunos de esos momentos eurocentrista, sino germanocentrista– lo que le fastidia es que se
esenciales y claves de esas partituras se le escapen pese a la huya de la tradición wagneriana y se invente una propia en la que
buena –no siempre excelente: ahí están esos compases irregulares el concepto de armonía, melodía, frase, desarrollo y otros por el
del Fugato del Andante de la nº 4– ejecución de la orquesta, que estilo sean ajenos a la fuente que les dio nacimiento. Tanto Sibelius
a veces se nos antoja demasiado liviana, falta de densidad y de como el odiado Stravinski –autor de La historia del soldado, obra
anchura –lo que no está reñido con la transparencia– para dar con que le fascinaba a Adorno, que luchaba con sus cilicios para huir
la almendra de tantos compases: frase de la cuerda que abre el de tentaciones como ésa; inútilmente– demuestran que la descom-
Allegro final de la Primera Sinfonía, coda del Allegro inicial de la posición cromática no es el único camino, que hay muchos cami-
Cuarta, por ejemplo. El comienzo de esta última obra es un caso nos, algunos opuestos y disolventes, y para eso desarrolla toda una
claro de esas carencias poéticas: la célebre frase no sale de la inquisición que tiene por objeto la eliminación histórica de los acu-
nada, se presenta así, de improviso, con un comienzo y un final, sados; inútilmente.
lo que rompe ese efecto milagroso previsto por el compositor y No vamos a referirnos aquí a las obras que recoge este CD, pie-
obtenido por algunos –no muchos– directores. Paradójicamente zas ampliamente conocidas por quien se haya acercado siquiera un
hay instantes en los que se peca por exceso, como en el no menos poco a Sibelius, significativas todas ellas del cómo y del qué de
conocido Poco allegretto de la Tercera, cuya famosa cantilena Sibelius en cuanto forma y en cuanto objetivos, de un nacionalismo
aparece enfáticamente acentuada en la última parte del compás. nada étnico, nunca enojoso en sus expresiones melódicas y dan-
El tono, entre soñador y misterioso, nocturnal, del Andante de la zantes. Certifiquemos con ellas, eso sí, la victoria de Sibelius contra
Sinfonía postrera tampoco acaba de ser localizado y todo nos inquisidores y filisteos. En alguna ocasión hemos oído que si
suena prosaico. Ninguna o poca gracia por su parte en el Scherzo Sibelius está en el repertorio y es tan popular (entre comillas, claro)
de la Segunda, con esa apoyatura tan difícil a veces de definir sin es porque se empeñaron en ello los británicos. Bueno, pues habrá
pasarse, aunque hay que reconocer que el trío está realizado con que agradecérselo a los británicos.
tino y con la ligereza requerida. Porque en esa ligereza y sobre Quien lea los créditos verá que se trata también de una antolo-
todo claridad de voces es en lo que más destaca esta integral. gía de recursos interpretativos de la más veterana tradición de
Seguimos perfectamente la evolución temática y contrapuntística Sibelius, con algún especialista de más o menos nueva generación.
del primer movimiento de la Sinfonía nº 4, cuyo Finale, esa sobe- Lógicamente, las interpretaciones son de altura, alguna de ellas
rana Passacaglia, está muy bien trabajado; bien que, como deci- modélica (En Saga, por Franck y «sus suecos»). Destaca, claro está,
mos existan otras limitaciones que impiden otorgar carácter de la interpretación del Andante festivo en la batuta del propio
grande a la interpretación. Para quien quiera tener una reproduc- Sibelius, en cierto momento de comienzos de 1939, año horrible
ción clara más que minuciosa, bien expuesta antes que extraordi- entre otros muchos de por entonces. No se conservan registros en
nariamente tocada, medida más que poética, hasta cierto punto que Sibelius sea intérprete, así que éste tiene un interés especial, y
rigurosa en lo formal antes que alentadora del poderoso lirismo no sólo para fetichistas y mitómanos. El maestro ya se ha sumido en
que albergan estas composiciones, estas interpretaciones son el silencio desde hace tiempo, y le quedan casi veinte años de vida.
recomendables. La sonoridad general, en lo que puede estimarse ¿Se había creído las acusaciones de tanto moderno, de tanto inqui-
buena grabación desde un punto de vista técnico, es un tanto sidor, de tanto listo?
áspera.
Santiago Martín Bermúdez
Papageno
SIBELIUS FAVOURITES – En Saga [Dir.: Mikko Franck]; La hija de Pohjola [Dir.:
Tuomas Ollila]; Impromptu; El amante [Virtuosi di Kuhmo]; Andante Festivo [1ª graba-
J. BRAHMS: Integral de las 4 Sinfonías / Orquesta de Cámara de Europa. Dir.: Paavo ción mundial – Orquesta de la Radio Finesa. Dir.: Jean Sibelius] - R. KAJANUS: Aino [1ª
Berglund / ONDINE / Ref.: ODE 990–2T (3 CD) D2 x 3 grabación mundial] / ONDINE / Ref.: ODE 992–2 (1 CD) D2

( 20 )
ENSAYO publica un nuevo recital de obras del autor de Iberia

El último Albéniz de Esteban Sánchez


R esulta estimulante, ahora que todo el mundo parece alardear
un día sí y otro también de estar descubriendo nuevas músi-
cas de Albéniz, comprobar cómo el inolvidable gran pianista
Esteban Sánchez grabó ya en los años sesenta y setenta piezas del
compositor de sus amores que nadie hasta entonces había tocado.
mejor de la música española.
Por incomprensible que parezca, únicamente dos pianistas han
llevado a los estudios de grabación la evocadora colección
Recuerdos de viaje, compuesta entre los años 1886 y 1887 y que
incluye dos piezas tan populares como Puerta de Tierra y Rumores
El compacto maravilloso e imprescindible que ahora acaba de edi- de la caleta. Ambos registros proceden de los años setenta. El de la
tar ENSAYO recoge algunas de estas ejemplares grabaciones albe- cretense Rena Kyriakou (1918), apareció publicado inmerso en su
nicianas, últimas de las producidas por el inquieto Antonio Armet, admirable y voluminosa edición de grabaciones albenicianas edi-
fundador y alma máter del admirable sello bar- tada en los años setenta por el sello estadouni-
celonés. Los registros fueron realizados entre dense VOX (SVBX–5403) y permanece aún iné-
1973 y 1974, en Barcelona, y brindan, junto a dito en el digital mundo del disco compacto.
versiones de absoluta referencia de obritas tan La vibrante y extravertida versión de Esteban
conocidas como la Pavana–capricho, el Tango Sánchez, ahora rescatada en este nuevo com-
en la menor o la muy grabada Torre Bermeja, pacto íntegramente dedicado a Albéniz, se
otras obras bastante menos difundidas o incluso caracteriza por su equilibrio y lozanía. Dentro
entonces discográficamente inéditas, como la siempre de un pianismo de la mejor clase y de
Quinta Sonata en sol bemol mayor o las once esa estilizada y congénita elegancia que siem-
páginas que integran la deliciosa colección pre distinguió el arte del insigne pianista extre-
Recuerdos de viaje. meño, confluyen armoniosamente el mundo
Esteban, que adoraba y conocía como nadie dieciochesco tan amado por Albéniz como el
los entresijos de la creación albeniciana, se incipiente influjo nacionalista que enmarca el
sumerge en el mundo neoscarlattiano y al carácter popular de estas siete piezas. Esteban
mismo tiempo decimonónico de la estupenda casi hace oler el mar, sentir la atmósfera nazari-
Quinta Sonata de Albéniz, cuya ausencia en los ta de la Alhambra o vislumbrar un fresco y cris-
perezosos programas de la mayoría de los pia- talino amanecer a través de una realización car-
nistas españoles –que parecen empeñados en ceñir sus incursiones gada de color, calor y riqueza descriptiva. Pocas cosas tan gratifi-
en la obra de este autor a las cuatro páginas de siempre– resulta cantes en la perezosa discografía española como emprender este
verdaderamente imperdonable. Esteban Sánchez imparte con esta viaje verdaderamente cargado de recuerdos y evocaciones guiado
grabación ejemplar una lección del mejor pianismo, pero también por las manos únicas de este intérprete irrepetible.
de inteligente amplitud de miras y sensibilidad hacía nuestro pro- La nueva joya discográfica, que se extiende a lo largo de 61’44»
pio patrimonio musical. Sus generosos medios de gran pianista y y se ilustra con un bien documentado texto de Luis Suñén, se com-
excelso artista sirven una lectura plagada de poesía, belleza y gra- pleta con tres fragantes miniaturas. La Pavana– capricho, Torre
cia dieciochesca. Ya desde los primeros compases del Allegro non Bermeja y el Tango en la menor encuentran sus mejores y más
troppo inicial se siente la contagiosa sinceridad y convicción con absolutas referencias. Sólo Alicia de Larrocha en las dos primeras
que el inolvidable músico extremeño asumía estos ignorados pen- páginas alcanza el nivel de fascinación, autenticidad y frescura de
tagramas. El Minueto del Gallo es llevado a cien por hora (proba- este imparangonable Albéniz.
blemente así lo querría Albéniz, que encabezó la partitura con un
veloz Allegro assai), mientras que el bellísimo tercer movimiento Justo Romero
cobra en manos de Esteban una dimensión que poco tiene que justito@arrakis.es
envidiar a las más hermosas páginas «lentas» de Chopin,
Schumann o Liszt. El Allegro final se convierte en un arrollador y I. ALBÉNIZ: Recuerdos de viaje; Sonata nº 5; Pavana–Capricho; Tango en la menor;
cristalino festín scarlattialbeniciano en el que parece confluir lo Torre Bermeja / Esteban Sánchez (piano) / ENSAYO / Ref.: ENY 9740 (1 CD) D3

BIS propone una curiosa transcripción para órgano de la 9ª Sinfonía de Dvorák

Un nuevo mundo con aromas del pasado


E l organista y compositor húngaro Zsigmond Szathmáry (1939)
ha adaptado para su instrumento una de las piezas más colo-
sales del sinfonismo romántico, la Sinfonía nº 9, Del nuevo
mundo, compuesta por Antonín Leopold Dvorák (1841–1904). La
rio para producir una escuela de música grande y noble».
Pese a lo peculiar del registro, la versión orquestal logra atrapar
al oyente en medio de una amalgama de sonidos, de matices, de rit-
mos que el órgano no llega a «imitar». No digo que al sentarse a
elaboración se llevó a cabo en Nueva York entre escuchar este compacto el melómano quede
el 19 de diciembre de 1892 y el 24 de marzo de defraudado o se sienta engañado, únicamente
1893. El estreno se efectuaría en diciembre, con opino que su versión tradicional consigue embau-
la Orquesta Filarmónica de la ciudad en donde car al oído con una mayor facilidad.
fuera compuesta, con Anton Seidl en la batuta. El Este CD se complementa con un fragmento de
propio Dvorák escribiría: «Es el espíritu de la Silhouettes, op. 8 (1879) y dos extractos de
música nativa americana el que he tratado de Poetické nálady, op. 85 (1889). Piezas, ambas,
reproducir en mi nueva sinfonía. Y no he emple- originariamente escritas para piano. En cuanto al
ado ninguna de las melodías. Sencillamente he instrumento de la Iglesia de San Petrus Canisius
escrito temas originales incorporando las peculia- (Freidrichshafen), es un órgano construido por
ridades de la música india y usando tales temas Gerald Woehl en 1997, de sonido cálido y preci-
como objetos centrales los he desarrollado con so.
todos los recursos de los ritmos, la armonía y el Un pasado lejano vuelve a nosotros mediante la
contrapunto modernos y el color orquestal». melodía del órgano, pero nos trae también algo
La adaptación efectuada por Szathmáry, es muy apropiada en nuevo, una visión distinta de una pieza por todos conocida. Muy
pasajes como el segundo tema del primer movimiento, en el tercer interesante.
tema de este mismo tiempo –en donde la similitud con el espiritual
Swing Loe, Sweet Chariot es considerable– en el Scherzo… El músi- J.A.M.
co bohemio puntualizó: «Estos temas bellos y variados son el pro- jimmysalieri@terra.es
ducto de la tierra. Son norteamericanos. Son las canciones folclóri-
cas de Norteamérica y vuestros compositores deben recurrir a ellos. A. DVORÁK: Sinfonía nº 9 en mi menor, op. 95, Del Nuevo Mundo [transcripción para
órgano de Zsigmond Szathmáry / Zsigmond Szathmáry (órgano) / BIS / Ref.: BIS 1168 (1
En las melodías negras de Norteamérica encuentro todo lo necesa- CD) D2

( 21 )
Versiones originales de los conciertos para piano y orquesta Primero y Cuarto, de Rajmáninov, en ONDINE

El origen genuino de su especie


L ograr una obra perfectamente acabada es la ambición legítima de
todo autor. Tal aspiración resulta en muchas ocasiones entelequia
ilusoria, por lo que algunos de ellos se empeñan en revisar sus cre-
aciones tiempo después de concluidas apelando al perfeccionismo. A
pesar de que una de las bases de la genialidad es la insatisfacción, pulir
constituir un inapelable fracaso.
Comenzó Rajmáninov la
gestación de su Concierto nº 4
en sol menor, Op. 40 en 1914,
flanqueado por las obras cora-
y retocar implica modificar y alterar las primitivas intenciones. Inclusive les Kolokola («Las campanas»)
las simples correcciones de las deficiencias técnicas patentes en una y Vsenoshchnoe bdenie
pieza, desvirtúan la visión del nivel alcanzado por el autor en la etapa («Vísperas»), y hubo de inte-
de su elaboración. Una desmedida reforma puede derivar a un impru- rrumpirla durante más de doce
dente rehacimiento. Por ende, cada una de las obras es fruto de la cir- años. Consiguió retomarla y
cunstancia de su artífice. Pretender cohonestar en ellas las motivaciones acabarla una vez superado un
primigenias con los logros de posteriores estratos evolutivos, posibilita prolongado período de silencio
realzarlas mas también tergiversarlas en una versión definitiva comple- creativo debido a presiones
tamente diferente de la inicial. nutricias y anímicas. Acerca de ella consultó confidencialmente al com-
Consciente de que lo original es más genuino, el sello ONDINE recu- positor Nikolái K. Métner, amigo y supuesto dedicatario de esta partitu-
pera las primeras versiones de dos composiciones de Sergéi V. ra que finaliza de modo abrupto con soportables sonoridades siniestras.
Rajmáninov (1873–1943), este talento tripartito (director de orquesta, Bajo apremiantes exigencias de programación, tuvo lugar su desastroso
pianista y compositor) a veces denostado por el morbo contagioso de su estreno el 18 de marzo de 1927 a cargo de la Orquesta de Filadelfia,
sentimentalismo, algunas de cuyas fluidas (y no sólo fáciles) melodías suscitando entre los americanos una gélida acogida y desfavorables jui-
han sido porfiadamente manipuladas, trivializadas y vulgarizadas ad cios críticos. Incluso sometida a variados recortes y rectificaciones por
nauseam. Se remonta el Concierto para piano y orquesta nº 1 en fa sos- su autor, la opinión pública siguió mostrándose adversa. Finalmente,
tenido menor, Op. 1 a sus primordios profesionales: a la época en que Rajmáninov presentó en 1941 su última versión, que entrañaba ampu-
estudiaba con Tanéiev y Arenski, y precede en un año a su primera taciones, reescritura de pasajes y drásticas enmiendas. Bien que algunos
ópera Aleko, completada en diecisiete días, que le valió una medalla de músicos consideran el Concierto demasiado especulativo, animado por
oro en su graduación en el Conservatorio de Moscú. En el curso de las la búsqueda de nuevas maneras o tímidamente aproximativo a la
dos últimas semanas de mayo de 1890 escribió Rajmáninov el primer corriente neoclásica, otros lo estiman una de las mejores obras para
movimiento del Concierto, pero tuvo que interrumpir su prosecución piano y orquesta del autor, junto con la Rapsodia sobre un tema de
para realizar una transcripción para piano a cuatro manos de La bella Paganini (1934).
durmiente, de Chaikovski. Reanudada la composición entre marzo y ONDINE anuncia su registro del Cuarto concierto como la primicia
julio del año siguiente, la concluyó aceleradamente trabajando infatiga- mundial de la versión original, pero ya en 1991 Chandos grabó esta edi-
ble desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la tarde. Tras dedi- ción de 1927 con el pianista estadounidense William Black y la
carla a su primo Aleksandr I. Ziloti, pianista discípulo de Liszt y «buen Orquesta Sinfónica de Islandia, regidos por Ígor Buketov, amigo perso-
amigo» de Chaikovski, el mismo Rajmáninov ofreció la ejecución preli- nal de Rajmáninov. Las grabaciones de los conciertos Primero y Cuarto
minar del primer movimiento en un concierto de estudiantes, celebrado han sido realizadas por ONDINE con relumbrante brillantez técnica en
en el Conservatorio moscovita el 29 de marzo de 1892 bajo la batuta 24 bites, en el marco de la Sala Finlandia de Helsinki el pasado marzo.
del propio director de la institución, Vasili I. Safónov. Ese mismo año Domina con pericia el teclado el moscovita de veinticuatro años
publicó Gutheil la obra que, si lógicamente adolece de falta de madu- Alexander Ghindin, galardonado en 1994 en el Concurso Chaikovski y
rez, desde los primeros compases manifiesta ya los rasgos de su incon- en 1999 en el bruselense Reina Elizabeth, escoltado por la Orquesta
fundible melodismo orientado hacia el pasado, amalgamados con una Filarmónica de Helsinki. Dirige el conjunto con autoridad de especia-
frescura que comporta indicios de genio. Hacia 1900 el compositor no lista un Vladímir Ashkenazy de sesenta y cuatro años, quien en calidad
se sentía satisfecho del todo con la obra, y en 1908 decidió revisarla por de pianista nos ha legado sus célebres registros de los cuatro Conciertos
juzgar su orquestación aún peor que la música. Fue su última labor lle- de Rajmáninov, datados en la década de los setenta bajo la batuta de
vada a cabo en suelo natío, en el otoño de 1917, poco antes de aban- Previn y en la sucesiva a las órdenes de Haitink. ¡Hocemos en el terre-
donar Rusia para siempre con su familia el día de Nochebuena, apro- no del lirismo postromántico ruso, reclinados en el decadentismo!
vechando un contrato para tocar en Estocolmo. Hay quienes reputan
esta revisión la más lograda de cuantas efectuó en sus obras –el Trío ele- J.L.G.L.
gíaco nº 2 (1893), la Segunda sonata para piano (1913), el Cuarto con-
cierto para piano y orquesta (1927), la Tercera sinfonía (1936), además S. RACHMANINOV: Concierto para piano nº 1 [Versión original]; Concierto para piano
de diversas canciones y piezas para piano–, por haber dotado de sutile- nº 4, op. 40 [Versión original – Primera grabación mundial] / Alexander Ghindin (piano)
/ Orquesta Filarmónica de Helsinki. Dir.: Vladimir Ashkenazy / ONDINE / Ref.: ODE
za al previo ensayo inmaduro. No obstante la transformación, la parti- 977– 2 (1 CD) D2
tura no alcanzó el éxito esperado por su autor, sin llegar tampoco a

Los conciertos para dos pianos de Mendelssohn, por la pareja Uriarte–Mrongovius

El talento del adolescente


E stos dos conciertos para dos pianos
no están entre lo más conocido de
la producción concertística del
compositor, entre otras cosas porque el
excepcional nivel alcanzado en las
nal de Mendelssohn, tal como lo conocemos de las obras menciona-
das al principio, aún no es evidente. Cierto es también que, a la luz del
manuscrito, el joven Mendelssohn parece haber sufrido considerable-
mente con la orquestación. Pero el encanto, la brillantez, efusividad y
elegancia, están ahí, y por tanto, son obras que merece la pena cono-
obras de madurez de este género, muy cer y cuya escucha es grata. Uriarte–Mrongovius son, además, intér-
especialmente el Op. 64 para violín pretes de la mayor garantía. Perfectamente cohesionados, sus interpre-
(1844), pero también el Concierto para piano Op. 40 (1837), las han taciones tienen por igual brillantez y encanto lírico, elegancia expresi-
dejado en un –comprensible– segundo plano. Comparativamente, va y belleza sonora. Wit y la Sinfónica de Bamberg acompañan con
claro, lo están, especialmente porque el discurso se hace ocasional- absoluta corrección y la grabación es excelente. Así las cosas, los men-
mente demasiado largo, pero las obras que se nos ofrecen en este disco delssohnianos de pro no deben dudar ante esta oportunidad de cono-
no dejan de asombrarnos, como las Sinfonías para cuerda, como testi- cer otras obras juveniles, no demasiado transitadas, del autor de la
monios de una madurez y talento excepcionales en un muchacho que Italiana.
apenas empezaba la adolescencia cuando las escribió (contaba cator-
ce y quince años, respectivamente, cuando los compuso). Cierto, son Rafael Ortega Basagoiti
obras construidas sobre el molde del clasicismo vienés (la influencia de
Beethoven se aprecia bien en el comienzo del segundo movimiento del F. MENDELSSOHN: Concierto para dos pianos y orquesta en mi mayor; Concierto
primer concierto), y la música es a menudo superficial –¿qué otra cosa para dos pianos y orquesta en la bemol mayor / Begoña Uriarte, Karl–Hermann
Mrongovius (piano) / Orquesta Sinfónica de Bamberg. Dir.: Antoni Wit / ARTS
cabe esperar de un muchacho de esa edad?– por lo que el sello perso- AUDIOPHILE / Ref.: 47621-2 (1 CD) D6

( 22 )
Alexander Lokshin (1920–1987), un nuevo autor Magnífica colección de obras corales del siglo XX,
de nuestro tiempo para el catálogo BIS a cargo de la Schola Heidelberg

Amebas rusas Luces y sombras


de las voces
C
atorce años después de su muerte, llega por fin alguna grabación
de obras de este dodecafónico ruso, uno más de los típicos casos

E
(Karamazov, Nosyrev, y tantos otros) donde la cultura musical n principio fue la luz. Al escuchar este magnífico disco de
soviet coartó la libertad creativa y la individualidad mediante el boicot BIS, podríamos tomar la expresión al pie de la letra. Pese
primero, y el destierro a Siberia en segundo lugar. Si los soviets deno- a los treinta y cinco años que han transcurrido desde su
minaban burguesa y formalista a la música atonal, por ser incomprensi- estreno, Lux aeterna, de Ligeti, sigue confirmándose como
ble para el pueblo llano (y tenían toda la razón, sí señor), Lokshin podría uno de los puntos de arranque en la renovación del reperto-
ser perfectamente considerado el ejemplo simbólico de todo aquello rio para coro a lo largo del siglo XX. Magno ejemplo de las
que rechazaban. Por eso, tras la escucha por parte de las grandes auto- técnicas «micropolifónicas» utilizadas por el autor a media-
ridades musicales especializadas de su poema sinfónico «Las Flores del dos de los años sesenta, la pieza está construida a partir de
Mal», se comentó que cómo un músico joven educado en la era soviet estratos polifónicos muy finos y disonantes que se superponen
podía basarse en una obra tan decadente. Acto seguido se le dio un hasta diluirse en una única colada sonora de color uniforme.
bonito puesto de trabajo en Pero no se trata sólo de una innovación técnica. Lux aeterna
Novosibirsk, Siberia, por cierto contribuyó a abrir la puerta al entendimiento de la voz como
encantadora ciudad (y es que es ver- color puro, luminosidad
dad, por eso los rusos se quejan incorpórea que prescinde
ahora de que el Estado ya no les da de la definición puntual de
trabajo). las alturas. Y como cada
Pues bien, en esa fría gorad, Lokshin elemento acaba reclaman-
se dedica a componer música para do su contrario, dos años
el teatro, el cine, la radio y algunas después a la luz siguió la
misas (eso dice el libreto del CD, yo noche. En Nuits, Iannis
no comprendo bien esto último, y Xenakis exploraba las
más aún porque Lokshin era judío). tinieblas, el lado oscuro de
A pesar de la prohibición gubernati- la plantilla coral. En home-
va de que sus obras fueran interpre- naje a los prisioneros de
tadas, Sasha llega a componer hasta todas las dictaduras, el
once sinfonías, ninguna de las cua- compositor escribía un
les llega a ser conocida hasta que el director Rudolf Barshai se larga de inusitado y extraordinario
Rusia con las partituras de su amigo bajo el brazo. Esta Cuarta es la «madrigal en negro», con aullidos, glissandi y efectos rítmicos
única que no lleva texto. Muy influenciada por el atonalismo blando de de las voces. Las pautas expresivas y los medios utilizados
Berg, esta sugestiva obra, subtitulada «stretta» por su brevedad, es una eran distintos a los de Ligeti pero al mismo tiempo comple-
especie de ameba en crecimiento, en la que partiéndose de un miste- mentarios.
rioso tema inicial, se produce una metamorfosis en sucesivas variacio- Alrededor de este binomio de piezas, los miembros de la
nes que evolucionan en orquestación (por cierto, soberbia) y compleji- Schola Heidelberg han construido una historia del repertorio
dad. Todos los instrumentos están tratados con igual importancia, como para coro a lo largo del siglo XX. Años más tarde, se descubrió
si fueran constantes solistas potenciales. Lokshin quiere reflejar en su que Lux aeterna había tenido a un entonces desconocido
prisma musical la expresión del mundo en movimiento, manifestación antecesor en los Tre canti sacri de Giacinto Scelsi: piezas de
de un eterno ciclo de la vida. extrema finura y que trabajan coordenadas parecidas a las de
En las «Tres Escenas de Fausto», el texto lo puso Boris Pasternak, tra- Ligeti, al explorar las microvariaciones del sonido. De Scelsi
duciendo libremente a Goethe, mientras hacía cura de reposo en la clí- también se incluye en el disco TKRDG, para voces masculi-
nica del Dr. Zhivago. Denominada a veces por él mismo esta obra como nas, 3 percusionistas y guitarras amplificadas. En esta segunda
su «Duodécima sinfonía», o como «Ópera de cámara», en esta cente- obra, el compositor italiano insiste en los aspectos rituales y
lleante y expresionista autodeclaración de locura de Margarita, la sopra- percutidos del lenguaje, aquí reducido a simples fonemas. En
no checa Vanda Tabery llega al paroxismo de sus cuerdas vocales, en su Ave Maria, de 1991, el japonés Hosokawa realiza un punto
37 minutos de exaltación de sentimientos imposibles, a lo largo de un de fusión entre las conquistas tímbricas y de escritura de Ligeti
crucero sinfónico vocal que va desde el Cabo de la Desesperación hasta y Scelsi, y la lentitud oriental del recorrido sonoro, que se abre
la Isla de la Fiebre. gradualmente hacia regiones de serena luminosidad.
En un frente opuesto, se sitúan aquellas obras de raíz dode-
Mel Smith–Window cafónica o serial, en las que la investigación de los autores se
concentran en el lirismo de un flujo melódico ordenado por
A. LOKSHIN: Sinfonía nº 4, Sinfonia stretta; Tres escenas del Fausto de Goethe / Vanda alturas. Empezando por la intacta y cándida pureza de los
Tabery (soprano) / Orquesta Filarmónica de Bremen. Dir.: Michel Swierczewski / BIS / Ref.: Lieder, op. 18 y op. 19 de Anton Webern. Los contrastes entre
BIS 1156 (1 CD) D2
luz y sombra se producen de nuevo al pasar por el sombrío
De Profundis de Schoenberg, mientras que los seriales Two
Settings, de René Leibowitz, intentan buscar un punto media-
no entre los dos extremos anteriores, en nombre del visiona-
rio misticismo de William Blake. Veinte años más tarde, deuts-
che tänze de Cornelius Schwer toma conciencia de la afasia y
la crisis de los lenguajes, en una pieza en la que el texto de
Brecht se reduce a un fragmentado murmullo de sonidos
hablados y cantados.
CIACCONA - El gozo de la música en
Un programa muy inteligente en interpretaciones excelen-
la Italia del siglo XVII / Obras de tes, para un disco –como ya apuntamos– magnífico. En breve,
Merula, Frescobaldi, Selma y una de esas experiencias que hacen bien a la música contem-
Salaverde, Monteverdi, Rossi,
Bartolotti, D’India, Ferrari, Storace, poránea.
Falconieri y Kapsberger / Ensemble
Anthonello. Dir.: Yoshimichi Hamada
/ SYMPHONIA / Ref.: SY 01187 (1 S.R.
CD) D2
NOCHES... BLANCAS COMO LOS LIRIOS – Obras para coro y diversos instru-
mentos de Hosokawa, Scelsi, Schönberg, Leibowitz, Webern, Schwehr, Xenakis
y Ligeti / Schola Heidelberg / ensemble aisthesis. Dir.: Walter Nussbaum / BIS /
Ref.: BIS 1090 (1 CD) D2

( 23 )
DIVERDI ENTREVISTA
Juan Carlos Rivera

J
uan Carlos Rivera nace en Alcalá de Guadaira (Sevilla) en 1957. Realizó sus estudios musicales en el Conservatorio Superior de Música
de Sevilla con un brillante expediente académico jalonado de premios. Su interés por la música antigua fue temprano, y decidió tra-
bajar el repertorio de los instrumentos de cuerda pulsada, comenzando así una carrera que le ha llevado a actuar en toda Europa,
Centroamérica, Estados Unidos y Norte de África. Su primera aventura discográfica se remonta al año 1992, y desde entonces ha graba-
do una veintena de discos de los que habría que destacar los grabados como solista para los sellos ALMAVIVA y LINDORO, si bien sus
trabajos con Al Ayre Español, Poema Harmonico y Marta Almajano han merecido también unas excelentes críticas. Las dos incursiones
en el repertorio barroco internacional dentro del sello Lindoro han tenido una estupenda acogida y esperamos nuevos trabajos suyos en
lo sucesivo.

DIVERDI: ¿Cómo y cuándo se produjo su interés por la música J.C.R.: Hubiera sido imposible realizar una transcripción coheren-
antigua y, más concretamente, por la música para instrumentos de te sin haber trabajado con anterioridad otras muchas obras de
cuerda pulsada? Bach. Yo había estudiado todas sus obras para laúd y tocado en
concierto repetidamente las suites BWV 995, la BWV 1006 para
J.C. RIVERA: Desde mis estudios de guitarra en el conservatorio de violín en su versión para laúd y la Sonata BWV 1001 para violín,
Sevilla me interesé especialmente por el repertorio antiguo: las además de haber tocado el continuo con la tiorba en muchas obras
obras para vihuela que yo tocaba en la guitarra me parecían mara- de Bach, entre ellas todos los recitativos del Evangelista y varias
villosas, pero intuía que aquella música debía interpretarse de otra arias de La Pasión según San Mateo. Sin el conocimiento de los
manera. Mi afición por el repertorio antiguo se convirtió en pasión recursos armónicos propios del lenguaje bachiano que me propor-
el día en que por primera vez tuve la ocasión de escuchar un laúd cionó este trabajo de continuista difícilmente podría haber empren-
en vivo. El abandono de la guitarra clásica se produce casi inme- dido con garantías el reto de estas transcripciones.
diatamente, y eso que en aquel momento comenzaba para mí una
prometedora carrera como solista, después de haber conseguido D: Háblenos de lo que ha supuesto en su discografía este disco de
varios premios en concursos y numerosas proposiciones de con- las Suites BWV 1007, 1008 y 1009. ¿ Podemos tener esperanza de
ciertos. que realice en una segunda entrega el resto de este ciclo bachiano?

D: En su carrera musical se observa una continua ampliación de J.C.R.: Siendo Bach una de las figuras claves en la historia de la
perspectivas a través de sus incursiones en repertorios que requie- música occidental, no podía dejar de hacer un disco dedicado a su
ren distintos instrumentos, desde la vihuela hasta la guitarra rena- obra. Para mí supuso un gran esfuerzo, pues estuve trabajando
centista y barroca, desde el laúd a la tiorba. ¿Puede hablarnos de estas tres suites durante un larguísimo período de tiempo, revisan-
este recorrido? do una y otra vez el trabajo de transcripción,
estudiando todos los detalles de articulación en
J.C.R.: Recuerdo que comencé a estudiar el los diferentes manuscritos, adaptando mi técni-
repertorio renacentista del laúd y la vihuela, ca a las dificultades que en un principio pare-
pero al poco tiempo adquirí un laúd barroco y cían insalvables. Respondiendo a la segunda
me sedujeron tanto su sonido y su música que parte de su pregunta le diré que la tentación es
pasé unos siete u ocho años trabajándolo a fuerte porque además de que estas otras suites
fondo y haciendo fundamentalmente recitales me apasionan tanto o más que las ya grabadas,
con dicho instrumento. Más tarde me sentí más me ha animado mucho la excelente acogida
en consonancia con el hermoso mundo de la del disco en mercados tan exigentes como el
vihuela, tanto por la belleza intrínseca del soni- norteamericano o el japonés. Le puedo decir
do del instrumento como por la cultura de la que el trabajo de base está hecho, pero quiero
época en que alcanzó su plenitud. Al mismo madurar suficientemente las obras antes de lle-
tiempo, y por necesidades profesionales, la tior- varla al disco.
ba y la guitarra barroca empezaron a ser mis
amigas inseparables en el ámbito del continuo. D: Después de esta experiencia bachiana, vuel-
De ahí a trabajar el repertorio solista para ambos instrumentos ve por así decirlo al repertorio de raíz española, esta vez con su
había un solo paso y los dos discos grabados para LINDORO son disco «Armoniosi Concerti sopra la chitarra spagnuola», ¿ podría
consecuencia directa de ello. hablarnos de su génesis?

D: ¿Podría hablarnos de la aventura que le supuso realizar una J.C.R.: El repertorio elegido para este disco fue consecuencia del
transcripción para chitarrone de tres de las Suites para Violoncello encargo por parte del festival Los Siglos de Oro, de Caja Madrid,
de Juan S. Bach? de un recital de música española de la época de Velázquez. A pro-
puesta tan estimulante no tenía otra alternativa que ofrecer músicas
J.C.R.: Pues, como bien dice, fue toda una aventura. Es verdad que que imaginamos pudiera el pintor haber escuchado en sus viajes
tenía la referencia fundamental de la versión del Bach de su V Suite por Italia, porque hacer Gaspar Sanz o Santiago de Murzia, aparte
de violoncello al laúd, pero este instrumento es muy diferente de de recurso fácil y manido, me parecía totalmente inadecuado por
la tiorba, y los retos técnicos que conllevaba la adaptación a este ser autores tardíos que no encajaban en la época velazqueña. Se
último eran muy grandes. De hecho, tuve que cambiar mi técnica me dio carta blanca para elegir el programa más adecuado, y des-
de mano derecha para poder abordar las dificultades que presen- pués de haber trabajado a fondo prácticamente todo el repertorio
tan estas obras, pues la técnica habitual no me era suficiente. En el italiano para tiorba y guitarra de la época me decidí por lo que más
terreno estrictamente musical tuve muy en cuenta las transcripcio- tarde daría lugar al disco, en el que ciertamente podemos apreciar
nes que en la época hizo para la tiorba Robert de Visée de músicas raíces españolas en algunas de las obras, sobre todo en chaconas,
de Couperin o Lully, pues una de mis preocupaciones principales canarios, caponas...
era hacer una versión idiomática explicitando todas las armonías,
tal como es habitual en un instrumento armónico, que a menudo D: La magnífica acogida de crítica que ha tenido este disco ¿ le
subyacen ocultas en la obra violoncelística de Bach. confirma en la elección de compositores, en la visión interpretati-
va y en el enriquecimiento y novedad que supone el acompaña-
D: Pero, el hecho de llegar a realizar esa transcripción ¿supone una miento de dos intérpretes más?
experiencia Bach anterior?
J.C.R.: Siempre es agradable y estimulante que los críticos alaben

( 24 )
tu trabajo, te anima a Tras las sinfonías, CPO acomete los cuartetos
seguir esforzándote. de Ernst Toch (1887–1964)
En cuanto a la elec-
ción de los composi-
tores, realmente no
Un cuarteto
he creído necesitar la
opinión de los críti- de degenerados
cos pues estaba muy

D
seguro de la excelen- e adolescente, Ernst Toch ya era un completo degenerado, pues
cia de la música se iba a su habitación, solo, por la noche, antes de lo normal,
seleccionada. Otra para hacer cositas. Lo que los nazis, y Decca, no sabían cuan-
cuestión muy distinta do le aplicaron ese calificativo, los primeros como discriminatorio y
es la de hacerme los segundos como operación de marketing, es que lo que hacía Toch
acompañar en algu- era empollarse a fondo los cuartetos de Mozart, cuyas partituras se
nas piezas por dos había comprado en una edición de
excelentes intérpretes bolsillo sin que sus padres lo supie-
como son Consuelo Navas y Antonio García, pues no estan- ran. Toch vivía en una familia muy
do escritos originalmente tales acompañamientos los críticos pobre, y sus padres querían que
o el público aficionado pueden estar o no de acuerdo con el fuera algo económicamente renta-
añadido. No obstante, creo que el resultado es altamente ble, como por ejemplo médico. Por
satisfactorio y desde luego hemos trabajado al detalle el esti- otra parte, tampoco estaba la situa-
lo de cada autor para hacer la versión más adecuada. En mi ción como para pedir una beca de
trabajo, siempre he sido muy respetuoso con el autor y su estudios musicales para un niño
obra, y como intérprete no me siento más que un vehículo judío, así que Toch, autodidacta,
necesario para que sus músicas puedan ser escuchadas. Entre tuvo que aprender a componer a
otras cosas, de ahí mi obsesión por reflejar claramente las solas.
«diabólicas» articulaciones de un autor como Kapsperger, Este aprendizaje a través de
que en una lectura superficial de su obra pueda inducirnos Mozart, copiando una y otra vez
incluso a pensar que existan errores en las tablaturas. Nada todos sus cuartetos, primero con la
más lejos de la realidad: un estudio en profundidad de su partitura al lado y más tarde de
estilo nos da luz para entender unas figuraciones métricas y memoria, puede que sea la causa de esta cristalinidad de los cuartetos
giros melódicos que parecen más bien sacados de obras del de Toch. Los dos que se nos ofrecen en este compacto, interpretados
siglo XX que no de la primera mitad del XVII. espléndidamente por el Cuarteto Buchberger, son mucho más intere-
santes por el momento que sus sinfonías (otra de las integrales que pro-
D: ¿Podría hablarnos de su interés por la música española del sigue en CPO), ya que tenemos que tener en cuenta que éstas escon-
Renacimiento y primer Barroco? ¿ Qué rasgos de esta músi- den una cierta falta de imaginación tras un telón de estruendo sonoro
ca despiertan su interés? enardecido por instrumentos extravagantes. Por el contrario, los cuar-
tetos son puros, sencillos y diáfanos. Casi 25 años separan unas obras
J.C.R.: La música del Renacimiento español siempre ha sido de otras.
un repertorio fundamental en mi carrera. De hecho, ahí están El nº 11, compuesto en Alemania en 1924, utiliza sigilosamente el
los tres discos de vihuela que he grabado para ALMAVIVA. atonalismo, pero lo hace de una manera tan sutil que casi no nos
En el último año y medio me he interesado especialmente damos cuenta, ya que la estructura es de perfecta forma sonata, y a
por el repertorio polifónico tanto del Renacimiento como del pesar de todo, se capta cierto optimismo, cierta liberación y paz inte-
primer Barroco y para trabajar este repertorio he creado el rior descargada. En los años 20 este cuarteto tuvo bastante éxito en
grupo «La Correnta», con el que puedo realizar ensayos regu- Europa y Estados Unidos, lo que no es de extrañar, ya que su conjun-
lares para dotarlo de un sonido propio y empastado. De la to resulta bastante impactante, más que nada por la sensación de no
música española de esos tiempos me seduce todo: desde la saber a qué atenerse, sumado a momentos de gran espectacularidad
elección por parte de los compositores de textos de los mejo- (no sé si es apropiada esta palabra al referirse a un cuarteto), especial-
res poetas coetáneos, la perfección de estilo contrapuntístico mente en el antológico Vivace molto y en su final fulgurante.
de autores conocidos tanto como de otros injustamente olvi- Sin embargo, todo es oscuridad y tenebrismo en el Cuarteto 13,
dados, la gracia y expresividad de tantos y tantos villancicos escrito en Estados Unidos en 1953. Toch emplea sin reparos la técnica
y tonos humanos, hasta la música de los riquísimos archivos dodecafónica (parece mentira cuántos compositores siguieron utili-
catedralicios de Hispanoamérica. zando algo tan desfasado e insoportable hasta casi los setenta). Pero,
lógicamente, se dio cuenta a mitad de la composición de que utilizar
D: Finalmente, ¿puede hablarnos de sus proyectos más inme- técnica tan estúpida, y que ya entonces nadie aguantaba, mermaba
diatos? considerablemente las posibilidades expresivas de su música. Así que
utilizó finalmente el dodecafonismo en los pasajes más patéticos, lo
J.C.R.: En la actualidad estoy muy volcado en la música espa- que según el libreto de CPO ocasionó un escándalo entre los puristas
ñola a la que hace referencia su pregunta anterior. Entre otras seguidores de Schönberg. Toch consideró el experimento un éxito, ya
cosas el grupo «La Correnta» va a presentarse en importantes que sus admiradores ni se enteraron de que había dodecafonismo en
festivales el próximo año con repertorio estrictamente espa- esta obra. La verdad es que imaginar a dodecafonistas norteamerica-
ñol e iberoamericano del Renacimiento y primer Barroco y nos escandalizados en los años cincuenta da terreno para escribir un
espero ofrecer una visión interesante del mismo. Por supues- guión de ciencia–ficción. ¿Cómo debían de ser estos señores? ¿Qué
to sigo trabajando con el grupo «Poema Harmonico», del costumbres tendrían?
que saldrá al mercado en breve un disco en el sello LINDO- El Cuarteto nº 13 no es tan brillante como el 11, pero está vigoro-
RO por completo dedicado al compositor francés Louis samente construido y, si no eres propenso a depresiones, resulta muy
Gabriel Guillemain. También estoy profundizando en el interesante. Yo, en concreto, lo escuché la tarde del 11 de septiembre
camino emprendido con el disco «Armoniosi Concerti» en el y casi me da algo, parecía compuesto especialmente para ese día, con
sentido de preparar nuevas músicas junto a colegas de la su impresión de pesimismo total, unida a constantes alusiones de sire-
cuerda pulsada que espero vean la luz en disco en el año nas de ambulancias. De sonido vibrante y juvenil, el Cuarteto
próximo. Buchberger, de Frankfurt am Main, comunica con la máxima expresi-
vidad obras tan complicadas de equilibrar, en una interpretación sub-
ARMONIOSI CONCERTI para la guitarra española / Obras de Kapsberger, yugante.
Pellegrini, Negri, Caroso, Corbetta, Castaldi, Bartolotti y Piccinini / Juan Carlos
Rivera (tiorba y guitarra barroca) / LINDORO / Ref.: MPC 0707 (1 CD) D2
M.S.-W.
También disponible:
J.S. BACH: 3 Suites BWV 1007, 1008, 1009 / Juan Carlos Rivera (chitarrone) / E. TOCH: Cuarteto para cuerda nº 11, op. 34; Cuarteto para cuerda nº 13, op. 74 / Cuarteto
LINDORO / Ref.: MPC 0704 (1 CD) D2 Buchberger / CPO / Ref.: 999687–2 (1 CD) D5

( 25 )
La música completa para violín Dos clásicos y un inédito en formato digital componen
de Arne Nordheim (n. 1931) la nueva entrega jazzística de WINTER & WINTER

Este violín vino Segunda hornada


del espacio de reediciones JMT
exterior E l suculento programa de reediciones
JMT prosigue con una triple entrega
compuesta por dos títulos clásicos del
sello alemán, protagonizados por Steve
siderarse el punto de partida de una apa-
sionante trayectoria que todavía hoy sigue
devorando etapas con pantagruélico apeti-
to creativo. El disco tiene el atractivo adi-

E
ste tal Nordheim es el compositor noruego Coleman y Cassandra Wilson, y una atrac- cional de contar con la participación de
contemporáneo de más prestigio internacio- tiva rareza, inédita hasta ahora en formato Cassandra Wilson, protagonista de la ter-
nal, y con razón, pues su Concierto para digital. cera reedición JMT.
cello (llamado «Tenebrae»), el de oboe (llamado Hay que rastrear a fondo La cantante de Jackson,
«Boomerang»), y sobre todo éste para violín y la historia del jazz para Mississippi, era en las
orquesta, son obras impactantes, de espléndida encontrar una pareja de fechas que grabó Point
factura, que recuerdan mucho a otros tiempos en improvisadores tan dis- Of View una estricta
los que la música era entretenida. Nordheim tinguida y peculiar como seguidora de las reglas
explora por igual neoclacisismo y serialismo, y la que formaban Jay estéticas del movimiento
también gusta de adecuar sonidos electrónicos a Clayton y Jerry Granelli. M–Base, y no es extraño
los tradiciona- El carácter excepcional que Coleman, su princi-
de este dúo no se debe pal promotor, le devol-
les. Y además
únicamente a la inusual viese la cortesía en el que
lo hace de una suma de voz y percusión significaba el primer
manera funcio- que proponen, sino a la disco de la dama para el
nal e inteligen- originalidad y frescura sello germano. Además
te, pues la at- con que la alianza trata del saxofonista, Wilson
mósfera volu- el material escogido en está arropada con esmero
ble de estos su Sound Songs (grabado casi paternal por el vete-
«Cuadros de en diciembre de 1985). rano Grachan Moncur III,
una Exposi- El título del disco no un soberbio trombonista
ción de Paul puede ser más exacto y de olvidado talento (sus
Klee», titulados descriptivo: las cancio- discos Evolution y Some
«Partita para nes trascienden los lími- Other Stuff son dos
Paul», para vio- tes convencionales para recónditas joyas del catá-
convertirse en sonidos logo Blue Note). El sector
lín y sintetiza-
puros que eluden cual- joven de la plantilla se
dores, generan una atmósfera sónica y antigravi- quier categorización. completa con Jean–Paul
tatoria mediante la distorsión, difuminación o Clayton, tan familiariza- Bourelly, camaleónico
estiramento en el tiempo del sonido del violín, da con la interpretación guitarrista; Lonnie
que ya en esta breve pieza utiliza todos los recur- ortodoxa de standards Pláxico, tan seguro y con-
sos más virtuosos posibles, a la manera de un jazzísticos como con la fortable con el contrabajo
Ysaÿe interplanetario. improvisación libre y las como con el bajo eléctri-
Con los pies más en tierra tenemos un dúplex, innovaciones vocales co; y Mark Johnson, todo
pero este no es para entrar a vivir, sino para vio- que Berio puso en boca un experto en ritmos
lín y cello, y como protagonista soberano del de Cathy Berberian, complejos. En tan selecta
compacto, este monumento dedicado al tema de resulta ideal para este compañía, Cassandra
la lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuri- proyecto especulativo demuestra que era ya una
dad, que es el Concierto para violín y orquesta. pero siempre revelador vocalista impregnada de
Esta obra rezuma modernidad por los cuatro cos- que Granelli, dueño de fragancias sureñas y deci-
un envidiable currículo dida buscadora de futuros
tados: pocas veces hemos escuchado combina- en el que figuran colaboraciones con músi- tentadores a través de su cabal compren-
ciones instrumentales y rítmicas más llamativas e cos del calibre de Hampton Hawes y sión del blues. Escucharla con atención es
innovadoras al mismo tiempo. En ella se combi- Ornette Coleman, apoya con exquisita dis- toda una experiencia.
nan, por lo tanto, elementos estilísticos de van- creción, siempre alerta para crear atmósfe- Federico González
guardia con otros procedentes de la tradición ras sugerentes y crear ritmos invitadores y
romántica. A una ya nutrida orquesta se le aña- flexibles. Sound Songs, basado en compo- CASSANDRA WILSON – Point Of View / Cassandra
den tres grupos diferentes de percusión que siciones espontáneas con excepción de Wilson (voz); Steve Coleman (saxofón alto);
Grachan Moncur III (trombón); Jean–Paul Bourelly
imprimen a la pieza insospechadas posibilidades una evocadora versión del Good Bye Pork (guitarra); Lonnie Plaxico (bajo); Mark Johnson
de color. El violín tiene la posibilidad de demos- Pie Hat de Charles Mingus, merece una (batería) / WINTER & WINTER – JMT EDITION /
especial bienvenida porque, además, es el Ref.: 919004–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
trar el límite de sus posibilidades técnicas.
Agotado debió quedar el joven violinista Peter único documento disponible del preciso STEVE COLEMAN & 5 ELEMENTS – On The Edge Of
Herresthal, que por cierto se permite su propia entendimiento artístico de la pareja. Tomorrow / Steve Coleman (voz, saxofón alto);
Otra idea bien distinta alienta el disco Graham Haynes (trompeta); Cassandra Wilson (voz);
cadenza, absolutamente imposible. Geri Allen (sintetizador); Kelvyn Bell (guitarra eléc-
de Steve Coleman que ahora recupera JMT. trica, voz); Kevin Bruce Harris (bajo, voz); Marvin
En este Concierto, que Nordhem define como
On The Edge Of Tomorrow (1986) supuso «Smitty» Smith y Mark Johnson (percusión, batería) /
«una larga canción de funeral», asistimos a un una vigorosa vuelta de tuerca en la trayec- WINTER & WINTER – JMT EDITION / Ref.:
inmenso viaje espacio–temporal, cual tripulantes 919005–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
toria de este saxofonista de Chicago intere-
de la «Enterprise», desde el Barroco al período sado en todas las variantes de música JAY CLAYTON & JERRY GRANELLI – Sound Songs
romántico, y de allí hasta el caótico lenguaje de negra, tanto las de sustancia puramente /Jay Clayton (voz); Jerry Granelli (batería y percu-
sión) / WINTER & WINTER – JMT EDITION / Ref.:
la música contemporánea. Especial mención acústica como las de vocación netamente 919006–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
para el clarinete, que juega un especial papel, a eléctrica. Coleman ha demostrado después
la manera de pícaro escudero contrapuntística- que es bien capaz de sacar lúcidas conclu- También disponibles:
THE STEVE COLEMAN GROUP – Motherland Pulse
mente opuesto al diablesco y demencial solista. siones de ambas, pero en su segundo disco / WINTER & WINTER – JMT EDITION / Ref.:
para la etiqueta alemana, el primero al 919001–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
M.S.-W. frente de su grupo Five Elements, parecía
HERBERT ROBERTSON – Transparency / WINTER
particularmente interesado en combinar & WINTER – JMT EDITION / Ref.: 919002–2 (1 CD)
A. NORDHEIM: Integral de la obra para violín – Concierto para las posibilidades de los metales tradiciona- P.V.P.: 2.995 ptas.-
violín; Duplex, para violín y cello; Partita para Paul; Peter les con la de ciertos instrumentos eléctri-
Herresthal (violín) y otros solistas / Orquesta Sinfónica de JANE IRA BLOOM & FRED HERSCH – As One /
Stavanger. Dir.: Eivind Aadland / BIS / Ref.: BIS 1212 (1 CD) D2 cos, y de encontrar un cauce más abstrac- WINTER & WINTER – JMT EDITION / Ref.:
to y significativo para la declamación rape- 919003–2 (1 CD) P.V.P.: 2.995 ptas.-
ra. On The Edge Of tomorrow puede con-
( 26 )
COL LEGNO desvela el legado pianístico de Henry (Dixon) Cowell (1897–1965)

Viaje al país del cluster


P ocas obras tan ciclópeas y, a la vez, tan ignoradas como la del
californiano Henry Cowell. Anclado cronológicamente a mitad de
camino entre la generación de Ives y la de Cage, constituye el
ejemplo acabado de compositor más conocido por sus ensayos teóricos,
sus innovaciones técnicas y sus múltiples actividades docentes que por
te recuperación a la que sin duda con-
tribuirá esta extraordinaria y trascen-
dental grabación en la que, a través de
algunas de sus obras más representati-
vas para piano solo o con orquesta,
su propia obra musical; Cowell comenzó a estudiar violín a los cuatro podemos acceder por vez primera en
años y a componer a los once. Ya había escrito un centenar de obras unas condiciones interpretativas y sono-
cuando en 1914 se formó con Charles Seeger –el futuro esposo de la ras difícilmente superables a este uni-
genial compositora Ruth Crawford– en la Universidad de California. verso extravagante y profético, personalísimo y fascinante, hecho de pri-
Muy pronto alcanzó notoriedad en los círculos más vanguardistas por su mitivismo y sofisticación, de armonías politonales y contrapuntos diso-
innovadora técnica de escritura pianística, que incluía el empleo masi- nantes, y provisto de la más inimaginable exuberancia sonora. Quienes
vo de clusters (esos «racimos» de notas muy próximas, ejecutados con gusten del recuerdo de las raíces folklóricas americanas e irlandesas –el
el puño o la palma de la mano, y que con Stockhausen llegarán hasta el padre de Cowell procedía de este país– encontrarán claras referencias
antebrazo ¿recuerdan a Pollini en mangas de camisa en su recital madri- en los Four Irish Tales para piano y orquesta, The Tides of Manaunaun o
leño de hace dos años?). el bellísimo Concerto Piccolo. Los degustadores de manjares exóticos
Pero Cowell no permaneció, como algunos de sus compatriotas, paladearán los ecos lejanos del gamelán en The Hero Sun (1922) o el
ajeno a la revolución que en la Europa de entreguerras se estaba ges- sorprendete augurio del Final de la Turangalîla de Messiaen en The Lilt
tando. Entre 1923 y 1933 realizó cinco giras por el viejo continente que of the Reel (1928/1940). Los partidarios de un lenguaje de mayor abs-
le permitieron entablar amistad con Bartók, Berg y Schnabel, estudiar en tracción podrán hallarlo en la espléndida Sinfonietta (1928), que
Berlín con Schönberg y ser el primer compositor norteamericano invita- Webern dirigió en Viena en 1932. Y los fanáticos del pianismo tumul-
do a visitar la Unión Soviética en 1929. El inquieto músico inventó nue- tuoso y agresivo, percutivo y disonante que en aquella misma época –la
vos métodos de notación musical y, con Theremin, creó un primitivo década de los veinte– en la lejanísima Unión Soviética, practicaban
instrumento electrónico denominado rhythmicon al tiempo que, en la maestros como Roslavets o Mossolov, tendrán aquí su disco de cabece-
década de los treinta, se convertía en verdadero precursor de las técni- ra. Tan indispensable –en lo que supone de recuperación de uno de los
cas aleatorias y se interesaba igualmente por la música persa, india y pilares ocultos de la vanguardia americana, al que John Cage llamó
japonesa y la cultura musical primitiva americana. Fue amigo y biógra- «Ábrete Sésamo de la Nueva Música en América»– como para cualquier
fo de Charles Ives y enseñó en la Universidad de Columbia contando estudioso de la contemporánea «generación perdida» supondría el des-
entre sus alumnos a Gershwin y Cage. Si todo esto y mucho más basta- cubrimiento de un texto inédito de E.E. Cummings o Thomas Wolfe. Así
ría para colmar toda una vida musical, Cowell compuso; y compuso de claro.
nada menos que casi ¡un millar! de obras entre las que se cuentan vein-
tiuna sinfonías, varios conciertos, una asombrosa cantidad de música de Jean Marie Viardot
cámara, piezas para órgano, obras vocales y corales y hasta una ópera
incompleta, O’Higgins of chile (1947– 1950). Si el noventa y nueve por H.(D.) COWELL: Concierto para piano y orquesta; Irish Jig (Allegro rubato); Domnu, la
ciento de este inabarcable legado se ha evaporado por los desagües del madre de las aguas; Cuatro cuentos irlandeses; 3 Leyendas; Sinfonietta; Concerto pic-
olvido, su importantísimo corpus pianístico merece una más que urgen- colo / Stefan Litwin (piano) / Orquesta Sinfónica de la Radio de Saarbrücken.Dir.:
Michael Stern / COL LEGNO / Ref.: WWE 20064 (1 CD) D1

El piano de Morton Feldman, de nuevo en COL LEGNO

El ángel sin memoria


M arkus Hinterhäuser, que
ya ha grabado para este
mismo sello otras obras
para piano del período de madurez
de Morton Feldman, nos ofrece
zadas luces y sombras alberga un diálogo fondo–figura de gran interés
y, en esta ocasión, tomado en vivo entre el piano de Hinterhäuser y la
orquesta RSO Frankfurt que dirige el español Arturo Tamayo. A propó-
sito de esta pieza, Feldman hacía alusión al ángel sin memoria citado
en el Talmud para declarar cómo precisamente la ruptura de ésta, la
ahora una excepcional oportuni- proximidad a un estado de amnesia, es lo que posibilita que su escri-
dad para adentrarse en la evolución tura no se detenga y atienda a lo esencial en cada momento. La estruc-
de la exquisita escritura del músico tura repetitiva minimalista genera un espacio sin memoria, en suspen-
neoyorquino, que falleció en 1987 so, apelando al presente que el compositor emplea para crear ese
dejándonos una obra sencillamente clima introspectivo de apariencia estática (aunque de gran movilidad
enorme, admirable por su vastedad, calidad e interés artístico. interna) que le caracteriza.
A mi modo de ver, la música de Feldman configura un abierto Y así ocurre también con Piano, de 1977, obra en la que un envol-
camino de reflexión hacia una refinada depuración formal libre de vente sereno y de apariencia humilde contiene una compleja estructu-
retórica, abstracta, esencial, que nos conduce directamente a planos de ra formada por la unión y superposición de diferentes temas a modo de
intangible y estática belleza con esa sencilla elegancia que destila la collage, contrastes entre densos acordes y finas líneas, y texturas en
sabiduría. En paralelo a los hallazgos y propuestas de sus íntimos ami- pianissimo que se van desenvolviendo en un amplio registro y distin-
gos, los pintores abstractos de la Escuela de Nueva York, Feldman, tos tempi, colocando el listón muy alto para el intérprete. Feldman
como músico visual, fue desentrañando la compleja ambigüedad de la comunica en voz baja, requiere un alto grado de intimidad y exige del
superficie, situándose en un espacio intermedio de tensado equilibrio oyente (y del intérprete) una concentración máxima para saborear un
que trata de reconciliar pares de conceptos opuestos; de modo que si bellísimo continuo musical próximo a la frontera del silencio.
estructura sus composiciones mediante diseños regulares o repetitivos, En 1986, nueve años más tarde, escribirá la que es su última obra
su propia intuición se encarga de añadir irregularidad, haciéndolas dis- para piano, Palais de Mari que, junto con Triadic Memories y For
currir en los márgenes de lo imprevisible, de la sorpresa, rompiendo Bunita Marcus forman una trilogía esencial por su radicalidad y caudal
simetrías para producir sutilísimas desproporciones. La cuidada emi- poético. En esta ascética obra, las sombras y el gesto dramático del
sión del sonido en el espacio, que fluctúa libremente entre lo tonal y expresionismo abstracto se despejan definitivamente al encuentro de
atonal, no se concibe sin el valor musical del silencio, del intervalo. Y, una nueva luz más nítida, clara y transparente, de delicados colores y
naturalmente, ¿no es hacia la quietud adonde se dirigen esos serenos contrastes. La estructura se apoya en motivos más leves, evolucionan-
movimientos llenos de delicadeza? Un atractivo halo de misterio, una do abiertamente, de nuevo, en pianissimo, con un intervalo más dila-
secreta vibración, envuelve la meditativa música de Feldman. El arte, tado, flotantes, ingrávidos (memoria del pintor Mark Rothko) utilizan-
tal y como diría Chikamatsu, vive en el delgado margen que separa lo do el pedal para proporcionar a cada nota limpia vibración, dejándo-
real de lo irreal. las desvanecerse y diluirse en el espacio irradiando quietud, consu-
La transición del expresionismo abstracto al minimalismo late de mando de forma conmovedora el poético acto de su extinción.
forma genuina en Piano and orchestra (1975). La flexibilidad de la
superficie es explorada por Feldman experimentando gradaciones, Manuel Luca de Tena
transiciones, novedosas articulaciones de tempo y diversas posibilida-
des tímbricas, anunciando en determinados pasajes su incursión en los M. FELDMAN: Piano and Orchestra; Palais de Mari; Piano / Markus Hinterhäuser
modelos repetitivos de desarrollo posterior. Un juego interior de tami- (piano) / RSO Frankfurt. Dir.: Arturo Tamayo / COL LEGNO / Ref.: WWE 20070 (1 CD)
D1

( 27 )
Arturo Tamayo y la Filarmónica de Luxemburgo, en un monográfico Xenakis para TIMPANI

Inolvidable Xenakis
por José Luis Téllez

H
ace cosa de un año saludábamos en esta misma hoja la aparición del primer volumen de los dos que, consagrados a la obra orquestal
de Iannis Xenakis, se anunciaban en el sello TIMPANI a cargo de Arturo Tamayo al frente de la Filarmónica de Luxemburgo. En su
momento calificamos aquel registro como ejemplar e imprescindible: dé el lector por repetidos los encomios y encarecimientos enton-
ces escritos, aplicándolos ahora a la grabación que acaba de hacerse pública y que completa (como también anunciábamos, bien que fuera
con una anticipación excesiva, ya que ha tardado más de siete meses en materializarse) el centón de obras orquestales del autor grecofrancés,
del que solamente cabe lamentar su brevedad (ocho composiciones en total), aunque hay que reconocer que no pueden estar mejor elegidas,
tanto por representar todos los períodos creativos de la madurez del músico (desde Antikhton, de 1971, hasta Roaï, veinte años posterior) como
por la altísima calidad de todas las obras seleccionadas, más de la mitad de las cuales estaban disográficamente inéditas. En el caso del volu-
men que ahora se comenta, casi puede incluirse en tal categoría la ya citada Antikheton (inicialmente se había anunciado Synaphaï) cuyo único
registro, debido a Edgar Howarth, fue grabado por Decca hace ya un cuarto de siglo y (que uno sepa) no se transfirió a compacto, resultando
hoy por completo inhallable. Se trata de un ballet escrito para Balanchine (que ya había coreografiado Metastaseis y Pithopraktha a finales de
los sesenta) inspirado en una metáfora pitagórica (la otra Tierra invisible que duplica la visible) cuya escritura nace a partir de juegos topológi-
cos.
Los años ochenta (los más prolíficos del autor en el ámbito orquestal) están representados por Lichens (una de las primeras obras basadas en
lo que, en nuestra anterior reseña, denominábamos algoritmos dendríticos) y por Shaar, escrita para cuerdas y una de sus más felices partituras
constituidas por glissandi de diferente amplitud y duración, que transcriben una multiplicidad de campos vectoriales: campos de velocidades
de gradiente variable que modulan el espacio acústico desde diferentes perspectivas simultáneas, llevando a un notable extremo de elabora-
ción lo que en aquella pieza augural denominada Metastaseis había sido una idea puramente intuitiva (genial, eso sí), derivada del análisis de
las proyecciones ortogonales de superficies regladas que, pocos años después, daban lugar a esa fascinante intersección de tres conoides abier-
tos de hormigón pretensado que articulaban el Pabellón Philips de la Expo de Bruselas de 1958 (y que significó la ruptura entre Xenakis y Le
Corbusier): ahí, en una visión sin precedentes, la música, arte del tiempo (y una música concreta: justamente Metastaseis), había engendrado
un espacio físico inmóvil, preciso y mensurable, demostrando hasta qué extremo era correcta la célebre afirmación de Goethe: la Arquitectura
es Música petrificada.
Pero el punto culminante del registro, como no podía ser menos, viene dado por Jonchaies: obra maestra absoluta del siglo recién conclui-
do y, probablemente, la obra máxima de Xenakis en el terreno orquestal. Aquí, el compositor ha dado un paso fundamental en su técnica de
escritura, abandonando sus procedimientos gráficos iniciales para aplicar las funciones de la estocástica markoviana a la descripción de los
movimientos brownianos (los de las moléculas de un gas) en función de cuyas colisiones múltiples e impredecibles pueden expresarse la pre-
sión, la temperatura y las demás funciones de estado. Si identificamos la unidad de volumen con la correspondiente amplitud del espacio acús-
tico elegido (que se modula de acuerdo con la teoría de cribas según una distribución de escalas que no se reproducen a la octava, ideada por
el autor) y hacemos corresponder las diferentes variables con los parámetros musicales (alturas, duraciones, formas de ataque, densidades, diná-
micas, color instrumental...) obtenemos una música que, al tiempo que es el exacto reflejo del esqueleto de un proceso físico preciso (la expan-
sión simultánea de diferentes masas gaseosas: nubes de diferentes colores y espesores que se interpenetran, por buscar un símil visualmente
inteligible), traza líneas, volúmenes y superficies que poseen igualmente un significado estrictamente musical que se justifica y explica por sí
mismo. De ahí esa fascinante ramificación polifónica con que se abre la composición y en la que, además de una suerte de difracción de cam-
pos de velocidades y de choques de partículas (unísonos en diferentes registros simultáneos), hay un maravilloso juego de glissandi que recu-
peran desde una nueva perspectiva la dimensión melódica, y en los que, por momentos, es perfectamente posible leer verdaderas líneas moda-
les (Re, con tercera mayor, segunda menor, quinta disminuida y sin sexta), en una superposición a seis partes reales que juega con las inver-
siones y retrogradaciones de un material que prolifera incesantemente.
De las versiones discográficas existentes, la de Tamayo, cuarta hasta el presente y única realizada en estudio que uno sepa, resulta ser, con
diferencia, la de mayor nitidez y transparencia, y también la más cuidadosamente matizada: el bruitismo que, en ocasiones, acarrea la difícil
escritura de Xenakis, se ha reducido aquí al mínimo, devolviendo una imagen orquestal harto más diáfana y menos abigarrada que aquella a
la que solemos estar habituados. Habituados escuchando discos, se entiende: como bien dice Stéphane Topakian al hablar de la grabación en
las notas que acompañan al disco (con artículos excelentes de Halbreich de Rof Gehlhaar y Nouritza Matossian –la biógrafa del compositor–
y de Rudolf Frisius, vaya lujo de libreto), «cualquier grabación de esta especie de tsunami sonoros resulta forzosamente frustrante, y sólo puede
incitar al oyente a buscar la experiencia de la escucha en vivo». Profunda verdad que la realidad diaria hace impensable, toda vez que las
orquestas (y los adocenados públicos que normalmente van a escucharlas) siguen sin otro horizonte, al parecer, que la Cuarta de Tchaikovsky
o el Concierto de Aranjuez. Y así va el mundo.

Edita y realiza: DIVERDI, S.L. - Imprime: ESTUDIO - Dep. legal: M-10066-94

I. XENAKIS: Obras para gran orquesta ~ (Vol. II)


Jonchaies; Antikhthon; Shaar*; Lichens*
[*] 1ª grabación mundial
Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. Dir.: Arturo Tamayo
TIMPANI / Ref.: 1C1062 (1 CD) D2

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