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La educación desde la perspectiva de

la Gestalt
Arturo Chávez marzo 10, 2017 No hay comentariosen La educación desde la
perspectiva de la Gestalt

Por: Noemí Arcos Aviña, alumna del Doctorado en Innovación y


Administración Educativa en la Universidad Gestalt.

1. Introducción

La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones en Educación


Superior (ANUIES, 2000), en el documento “La educación Superior en
el siglo XXI”, menciona que para dar respuesta a los progresos de la
ciencia y a las necesidades de la sociedad mexicana, es necesario
que la función educativa esté orientada a la formación integral desde
la perspectiva humanista, en donde los conceptos de paz, libertad,
justicia, igualdad, derechos humanos y solidaridad precisan los
contenidos, independientemente de la naturaleza y los objetivos de
cada programa académico.

Al mismo tiempo, la Organización de Estados Iberoamericanos para la


Educación, la Ciencia y la Cultura, asume entre sus objetivos
prioritarios la formación integral de las personas, por lo tanto,
establece que para fortalecer la conciencia, la cultura, la identidad y
los valores, es necesario de una educación basada en el arte. Como
se observa, estos organismos impulsan políticas educativas con el fin
de mejorar el desarrollo económico y el bienestar social de personas
en todo el mundo y proponen la formación integral desde la
perspectiva humanista como un medio para dar respuestas
satisfactorias a las necesidades y exigencias de una sociedad que
cambia y evoluciona continuamente.

A partir de éstas políticas, se promueve en diferentes partes del


mundo reformas educativas que tienen la finalidad de mejorar la
educación y de preparar jóvenes con la capacidad de enfrentar los
cambios sociales, económicos y políticos del país. Las reformas
centran su práctica educativa en el aprendizaje, propician el desarrollo
integral de los estudiantes y promueven una educación continua
donde el estudiante aprende a aprender a lo largo de la vida.

Sin embargo, pese a las reformas, el sistema educativo sigue


conservando su sello discriminatorio, autoritario, deshumanizado,
egoísta, competitivo e individualista en donde lo que importa es el
intelecto y no la persona (Mendoza, 2009).
Por ello, en este ensayo se presentan los principios más importantes
de la teoría gestáltica como uno de los elementos más adecuados
para fomentar el desarrollo del potencial humano, desde la visión
holística, es decir, la formación integral de las personas.

2. Desarrollo

A mediados del siglo XX, físicos y psicólogos de la Gestalt empiezan a


cuestionar la razón de ser de la educación, expresan abiertamente su
desacuerdo con el positivismo y con la tesis central que afirma que el
conocimiento únicamente puede surgir mediante la afirmación de
teorías que han sido comprobadas a través del método científico, más
tarde lingüistas, biólogos y filósofos manifiestan que ya no es posible
continuar con un modelo que promueve solamente las habilidades
cognitivas y en donde se presta poca atención al desarrollo de los
valores y las emociones y que además, genera estudiantes con baja
autoestima, inmaduros, sin carácter, sin proyectos de vida, sin valores,
incapaces de analizar y reflexionar los problemas de su entorno.

De ahí que, la Gestalt surge como un modelo de pensamiento


filosófico y epistemológico que intenta modificar las nociones
defendidas por la ciencia tradicional (Duero, 2003). Este cambio lo
pretende lograr mediante la visión que tiene de la naturaleza humana,
la cual considera al hombre como un ser único y personal que posee
una identidad individual que lo distingue de los demás y que es capaz
de reflexionar, ejercer libertad, de recrearse, de ser co-creador de su
vida y de trasformar el medio en el que habita.

La teoría Gestalt se basa en el concepto holístico, por esta razón, se


vuelve obligatorio entender el origen y los principios que la
fundamentan, ya que éstos son los cimientos de la educación
holística. Pero, antes de explicar los principios de la teoría Gestalt es
importante conocer dos significados, el primero es el de Gestalt y el
segundo el de holismo.

La palabra Gestalt proviene de la lengua alemana que se ha traducido


como forma o configuración, sin embargo, también puede traducirse
como figura, estructura o creación. La palabra Gestalt puede aplicarse
siempre que uno se refiere a “cualquier todo separado” (Köhler, 1929),
por otro lado, el término holismo fue creado por el filósofo Jan Smuts
en 1926 y se deriva del griego holos que significa “todo”, “entero”,
“total”. El holos constituye una unidad que es múltiple en sus
manifestaciones, que se expresa en un contexto de relaciones e
interacciones multidimensionales constantes.” (González, 2009, p. 31).
El principio que ha caracterizado a la teoría Gestalt es “el todo es más
que la suma de las partes”, es decir, cada parte es un principio y fin,
es vital y concreta, principios que la autorregulan y a su vez le
permiten retroalimentar todo (Salama, 2008, p. 80).

La teoría Gestalt desarrolla una visión holística del ser humano, de tal
forma que lo considera una totalidad, por tanto, se integran a la vez
sus dimensiones sensoriales, afectivas, intelectuales, sociales y
espirituales, permitiendo una experiencia global donde la vivencia
corporal puede traducirse a palabras y la palabra pueda ser vivida
corporalmente. Favorece un contacto auténtico con los otros y con uno
mismo (Santacruz; Valiente; Lazcano, 2011).

A partir de esta visión, se plantea que la educación parte de la premisa


de la unicidad del hombre en su ser y su quehacer en el mundo, al
mismo tiempo, defiende conceptos como subjetividad, experiencia o
construcción de significado, no considera como fragmentarias las
conductas humanas, toma en cuenta las emociones, los sentimientos,
las cuestiones éticas, las relaciones interpersonales afectivas, los
valores y aspectos físicos como la muerte, la sexualidad, etc. (García
Fabela, s.f.)

Por lo anterior, se deduce que aplicar la teoría Gestalt a la educación


posibilita la formación integral de los estudiantes, ya que permite el
desarrollo cognitivo, afectivo, social y espiritual, además de favorecer
el desarrollo de la conciencia (capacidad que tiene una persona para
darse cuenta de quién es, en donde está y de cómo debe actuar en el
mundo y en su contexto cercano). No obstante, para lograr la
formación integral en los estudiantes es indispensable aplicar e
implicar los principios que sustentan a la teoría Gestalt en la
educación (Salama, 2008, p. 210):

 Entrar en contacto con la experiencia y por tanto considerar que


la emoción, además de la cognición y la conducta, también
forma parte de esta experiencia
 Centrarse en el aquí y el ahora: Se refiere a estar en el
momento presente
 Atender a lo obvio: Es la atención y el darse cuenta en el aquí y
ahora.
 Atender al proceso, al cómo ocurre lo que ocurre, al cómo se
aprende y no sólo al “qué” pasa y al “qué” se aprende.
 El darse cuenta de lo que hacemos para afrontar conflictos y
asuntos pendientes o inconclusos. “La toma de conciencia es
una propiedad de la Gestalt que conduce a la integración
creativa del problema”
 Equilibrio: Se trata de un ir y venir dinámico
 Permitir el fluir natural de las cosas: No poner trabas al
desarrollo

Así mismo, la educación gestáltica tiene como objetivo fundamental ir


de afuera hacia adentro para ayudar a los estudiantes a ser más
conscientes de sus hábitos, comportamientos y costumbres; al mismo
tiempo que de su cuerpo y de sus emociones, el conocimiento, desde
esta perspectiva, es el “vehículo” que posibilita el viaje por la
consciencia (Arteaga, 2011), además, está centrada en la formación
humana, en la aceptación y en el amor, desarrolla las habilidades
cognitivas, emocionales y motrices que se necesitan para enfrentar a
un mundo tan difícil y complejo, también, desarrolla en los estudiantes
autoestima, autoconfianza y autonomía, igualmente, serán capaces de
analizar y reflexionar los problemas de su entorno, para así, movilizar
sus conocimientos, sus habilidades y sus destrezas en la solución de
los mismos, y también, serán personas críticas, éticas y con valores
(Tobón, 2008).

Sin embargo, es importante señalar que para fomentar el desarrollo


integral en los estudiantes desde la perspectiva gestáltica, se necesita
que los docentes diseñen, organicen y conduzcan sus estrategias
didácticas para fomentar el autoaprendizaje y la creatividad, por lo
tanto, es indispensable que los docentes conozcan los escenarios en
los que se impulsa el desarrollo de la conciencia para promover la
formación integral en los estudiantes (González, 2009, p. 180).

El primer escenario, promueve una educación transdisciplinar por eso


en las estrategias didácticas el docente debe incluir todas las ciencias,
disciplinas, opciones filosóficas, credos e ideologías religiosas, el
segundo, promueve la diversidad, por ello, el profesor debe integrar y
articular distintos estilos de aprendizaje, diferentes inteligencias,
métodos, procedimientos y recursos diversos en su práctica docente,
para favorecer el aprendizaje significativo, el tercero se aboca a
favorecer la conciencia nacionalista y el compromiso, libremente
asumido, con la justicia social, la defensa de los derechos humanos, la
democracia, la paz y la ecología, el cuarto, impulsa el desarrollo de la
conciencia planetaria, por tanto, los estudiantes deben experimentar
un sentido de pertenencia y de amor a la comunidad humana entera y
una profunda gratitud a la Tierra y el quinto, se dirige al desarrollo de
la dimensión espiritual en la que se integran las dimensiones biológica,
psicológica y social de nuestra naturaleza

Por otro lado, para que el docente logre aplicar cada escenario a
cabalidad en su práctica educativa, es indispensable que el docente
se detenga a reflexionar sobre su quehacer pedagógico,
generalmente, la mayoría de los docentes, desarrolla su práctica de
forma intuitiva, sin analizar si los métodos y los recursos didácticos
que utiliza contribuyen al aprendizaje autónomo de los estudiantes, es
más, tampoco medita si la evaluación que emplea con sus estudiantes
desarrolla la autorregulación del aprendizaje y la reflexión acerca de
sus fortalezas y deficiencias (Díaz Barriga Frida, 2005).

No hay duda, que para lograr el desarrollo integral en los estudiantes


se requiere que el docente conozca, comprenda y aplique los
principios de la educación Gestalt holista, también que entienda cuál
es su papel como formador, que deje las prácticas tradicionales de
enseñanza y ceda el papel protagónico, al mismo tiempo que centre
sus estrategias de enseñanza-aprendizaje en los estudiantes para que
sean protagonistas de su propio aprendizaje.

Por esto, es importante que el docente siempre cuestione su práctica


pedagógica y que se pregunte ¿Estoy preparado para impartir clases?
¿Soy claro y preciso al impartirla? ¿Mediante la enseñanza conecto la
escuela con la vida cotidiana de los estudiantes? ¿Logro despertar el
interés por la materia? ¿Motivo a los estudiantes para que siempre
estén interesados por la materia? ¿Qué impacto tiene mi enseñanza
en los estudiantes? ¿Los métodos y estrategias que empleo logran el
desarrollo integral de los estudiantes? ¿Mi práctica docente favorece
el desarrollo de valores?, etc., la reflexión de la práctica docente debe
orientar siempre el proceso formativo.

Por lo anterior, es importante señalar que para ayudar a los


estudiantes en la formación integral, será indispensable, que el
docente en el proceso de formación “acepte la diversidad, promueva la
comunicación y el discurso, incluya contenidos y perspectivas
disciplinares en los proyectos de investigación, fomente la interacción
entre los alumnos y maestros y desarrolle modelos contextuales y
culturales” (González, 2009, p. 208), más aún que los motive, ya que
la motivación es una herramienta fundamental de la educación
gestáltica porque logra el interés y el entusiasmo de los estudiantes,
pero, ¿qué es motivar?

Es orientar hacia una meta partiendo de lo que ya existe,


aprovechando lo que ya interesa al alumno y no lo que le “debería
interesar” y eso implica necesariamente admitir que la cognición y
emoción van unidas y que no podemos suscitar aprendizajes sin tomar
en cuenta cómo se aprende ni desarrollar destrezas cognitivas al
margen del afecto (Salama, 2008, p. 213)
Es decir, la motivación y la emoción contribuyen a dar dirección a la
conducta. Los motivos provocan el movimiento o acción del ser
humano para satisfacer una necesidad o para lograr una meta.

Por lo anterior, se infiere que ya no es suficiente con dominar una


disciplina, se requiere de docentes que motiven el aprendizaje
mediante la implementación de estrategias y métodos didácticos, ya
que aprender desde la Gestalt es descubrir que algo es posible y esto
implica vivencia y experiencia consiente, por eso es indispensable que
en el diseño de las estrategias se tome en cuenta las necesidades,
inquietudes y saberes previos de los estudiantes, para así, realizar
una formación pertinente de acuerdo a las necesidades del contexto.

3. Conclusiones

Es evidente que la teoría Gestalt en educación rompe con la


concepción tradicional de la enseñanza-aprendizaje, por eso, es
imprescindible que el profesor tome conciencia acerca de su labor
docente, que reconozca que su práctica educativa ya no da respuesta
satisfactoria a las necesidades e intereses de los estudiantes, que no
puede seguir improvisando en su práctica educativa y que requiere
replantear sus principios teóricos, morales, para así modificar sus
estrategias, al mismo tiempo, necesita desarrollar habilidades para
aprender a: Aprender, hacer, ser y convivir, también, debe capacitarse
continuamente para que pueda hacer frente a los retos de una
sociedad que está en constante cambio.

Es importante que la práctica educativa esté orientada desde la


Gestalt para formar alumnos que desarrollen sus habilidades,
destrezas, conocimientos, valores y espiritualidad, para ello se deben
“Crear situaciones de aprendizaje donde los alumnos se vean en la
necesidad de analizar problemas que entrañen conflictos de valores,
adopción de posiciones que se consideren justas…, adaptándolas a la
capacidad del niño de razonar su juicio moral…”. (María Ramos, 2004)

Es decir, se tienen que implementar actividades de forma sistemática


que incluyan hechos reales y que presenten conflicto de valores, para
fomentar el diálogo y la discusión, la auto observación y el auto
conocimiento, además que se puedan desarrollar en equipos.

Así pues, se deben promover proyectos de intervención que aumenten


el comportamiento prosocial altruista en los alumnos y, en este tipo de
programas el profesor debe convertirse en un modelo a seguir, debe
propiciar un ambiente positivo en el aula, reforzar comportamientos
sociales altruistas, alentar una conducta responsable, practicar la
amabilidad con sus estudiantes y fomentar la toma de conciencia.

4. Referencias

Arteaga, J.C. (2011). Educación Gestáltica: La confluencia entre el


pensamiento y las emociones.

Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación


Superior (2000). La educación superior en el siglo XXI. Líneas
estratégicas de desarrollo. Una propuesta de la ANUIES. México:
ANUIES.

Delors, J. (1989). La educación encierra un tesoro. Informe a la


UNESCO de la Comisión Internacional sobre educación para el siglo
XXI. México: Ediciones UNESCO

Díaz Barriga, A. (2005). El enfoque de competencias en la educación.


¿Una alternativa o un disfraz de cambio? Disponible
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Duero, D. G. (2003). La Gestalt como teoría de la percepción y como


epistemología. Disponible
en http://psicologiamonserrat.zonalibre.org/Monserrat%20(Gestalt).pdf

García, J. L. (s.f). ¿Qué es el paradigma humanista? Disponible


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Köhler, W. (1929): Psicología de la forma. Editorial Argonauta, 1948.

Mendoza, E. (2009). Tópicos en Educación Superior. Una mirada


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Ciencia y la Cultura (2010). Metas 2021 Educativas. La educación que
queremos para la generación de los bicentenarios. Disponible
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Tobón, S. (2010). Movilización de saberes y prácticas metacognitivas


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Vargas, J. C. (2010). De la formación humanista a la formación


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educación superior .Disponible en
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=209019322008> ISSN 0120-
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5. Bibliografía

Gonzáles, A. (2009). Educación holística: La pedagogía del siglo XXI.


Madrid: Kairós

Salama, H. (2008). Gestalt de persona a persona. México: Alfaomega

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