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Cuatro décadas de Alberto Casari y otros

Por más de cuatro décadas Alberto Casari ha estado produciendo arte y hace
25 años como PPPP (Productos Peruanos Para Pensar). Usa una diversidad
de heterónimos, de los que destacan Alfredo Covarrubias, Arturo Kobayashi
y Alias el Místico. Como el mismo artista cuenta, él sintió la necesidad de
multiplicarse pues esto le permitió despersonificarse al producir obra en un
estilo más conceptual o literario (Covarrubias), y por otro lado, en un estilo
más manual o artesanal (El Místico). Al reinventarse y multiplicarse en 1994
le permitió a Casari producir obras con las cuales se podía identificar más
que con otras. En más de una oportunidad ha declarado su cercanía con
Covarrubias y ha sido irónico en decir que Kobayashi es un pintor que no se
compromete del todo con las exigencias conceptuales del arte
contemporáneo. En la figura del Místico Casari pudo ampliar su aprendizaje
con el budismo, que empezó en 1989; y con Covarubias tuvo ocasión de
explorar un tema que le interesaba desde hace mucho que era el color y el
tejido andino, que podemos apreciar en la instalación que le da nombre a
esta muestra.

Ampliar sus posibilidades de firmas, vía la invención de los heterónimos, le


permitió a Casari crear un cuerpo de trabajo que no era exactamente solo
suyo. Con ello, por un lado, cuestiona la obsesión por la firma del artista que
ha estado presente en gran parte de la producción pictórica del siglo XX. Por
otro lado, la firma del artista ha funcionado como sello que garantizaba el
fetichismo de la obra como producto, y eso es lo que el artista quería evitar.
Lo singular en el trabajo de Casari está marcado por este mecanismo que
hace que en sus obras sea demasiado difícil rastrear elementos emocionales,
expresivos o que denoten subjetividad.

Esta suma de piezas, reunidas para esta exposición, de carácter sarcástico y


cargadas de ironía giran en torno a ideas como la temporalidad y el absurdo.
La selección propuesta resalta la exploración del material y el gesto de
ocultamiento del significado en algunas de las obras exhibidas. En la
segunda serie hay un trabajo más cercano a la espiritualidad y a las
conexiones que el propio espectador pueda hacer con ellas. En ambos casos
Casari aborda el medio pictórico o escultórico a profundidad pensando con
mucha precisión los materiales sea la tela, el bastidor o el pigmento.

Nicolás Tarnawiecki Chávez


Setiembre 2016

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