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7 Lo refinado y lo popular Un ensayo sobre Me Kim, Mead, White y Ia tradicion norteamericana Poter Smithson La tradicion arquitecténica més fuerte de los Estados Unidos es la del cuidado de los detalles y la do su realizacién en materiales costosos: granito, traver- tino, bronce, cristal y, ullimamente, acero Inoxidable. ’ ‘Se puede afirmar sin vacilaciones que los iniciadores de esta tradicién fueron McKim, Mead y White. Una monografia reciente sobre su obra! cubre el pe- riodo de 1879 a 1915 —seguramente el momento més brillante de su carrera— aunque siempre se supuso que las obras por las que se los conocia en el ‘exterior —es decir, edificios como los de Selfridges, Bush House y el Rootes Group de Picadilly— en realidad todavia se estaban terminando a fines de la década del 20. La arquitectura de Skidmore, Owings y Morrill, que hoy continda esta tradicién, 5 la Unica arqultectura de los Estados Unidos que los arquitactos extranjeros consideran realmente norteamericana. Y, junto con los automéviles de Detroit, la admiran por su incomparable capacidad tecnolégica y sin las roservas quo tendrian si esa arquitectura fuoso un producto de su propia cultura. Tienen, or supuesto, perfecta conciencia de que esté planteada sobre modelos sub- yacentes, que pertenecen a un academismo tardio, banal, Infatuado y oficial (fig. 32). Pero Ia pericia técnica con que ha sido realizada puede elevar el producto a la categoria de 10 nuevo. Y esto es lo que resulta fascinante: el indicio de que existe “otra arquitectura” fuera de las tradiciones de Europa y Japén, Esto, por supuesto, s6lo hemos podido advertirio recientemente y en muy pocos cedificios, aunque algunos atisbos pueden descubrirse en las obras de los fun- dadores de la tradicién: Mc Kim, Mead y White. Pero no hay duda de qua el edificio del Unién Carbide (fig. 31) y el Chase: Manhattan Bank (fig. 12) de Nueva York, obras de Skidmore, Owings and Me rril, estén tan bien realizados y utilizan materiales tan costosos que uno no puede Imaginarse quién pudo haberlos construlde. Son estos edificlos los que suscitan mayores sentimientos de admiracion en los extranjeros, y constituyen ‘embargo, el Connecticut General Building de los mismos arquitectos os la nada (uno siente, on cierta manera, que la vida de sus ocupantes realmente disminuye); en a misma tra- dicién, el Lincoln Centre es una nada casi inioua (en’ realidad, una especie de corrosive moral)? verdaderos Indiclos de une architecture autre. E! soplo de “otra arquitectura” en la firma fundadora de la tradicién puede advertirse ain hoy en el exterior de su University Club (en la esquina de la Quinta Avenida y Ia calle 54 (fig. 15). 0 en las reproducciones de Ia Iglesia Presbiteriana del Madison Square (fig. 13) que figuran en la monogratia citade, Los detalles de estos exteriores estén realizados con un culdade que excede todo lo que podria imaginar un extranjero. Ningin edificio del Renacimiento fue construido con tanto esmero. Esta clase de perfeccién slo se encuentra en edificios tan singulares como el Partendn o el Santuario de Ise, que en su 4poca no revestian el aspecto terminante de maquina que tienen, o parecen tener, en la actualidad, En Inglaterra no existe ningin mojén tan bien realizado como el del Arco de Washington (fig. 14). Esa superticie de granito de seccién cuadrada que yace tan simple, tan cos- tosa, tan elocuente, entre el pavimento y el edificio del nuevo Museo de Arte Moderno, resulta inalcanzable para nosotros, porque nos hallamos fuera de esa tradicién especial de preocupacién por los detalles de que gozan los norte- americanos. Y los bafios son lo que més les envidiamos. Esas divisiones Iv Josas de esmaitas vitrificados, esos lavabos de gruesa porcelana, esos distri- buldores de toallas de acero inoxidable satinado, Todo de catdlogo. jQué cul tura la que puede proporcionar tales placeres para todos los hombres! Y en yerdad esos placeres oxisten potencialmente para todos los hombres, como Io ha demostrado Detroit 1" EI chase Manhattan Beni, Nueva York, Mae filyn Monroe un’ jeep del eléreto. norte. Parece haber una linea directa entre la casa de estructura de madera y el edificio de Pepsi (fig. 33), que para los norteamericanos se hace evidente sin necosidad de una reflexidn especial. Los arquitectos norleamericanos que se preocupan por la creacién espacial, H. Hk Richardson o Louis Kahn, hacen nuestra clase de arquitecture. Mies van der Rohe nunca dejé a Alemania en su pensamiento, En su sspecto material, por supuesio, Mies surgié do una tradicion paralela a la de McKim, Mead y White. Aun sus primeras obras estén realizadas con materiales de la més fina calidad, trabajados con gran cuidado: el mérmol, el travertino, el cristal y el acoro cromado del Pabellon de Barce- Jona; las amolias puertas enchapedas en madera y ol culdadoso trabajo do mamposteria do las casas de Krefeld. Poro, inclusive con el ejemplo de Mies, Skidmore, Owings y Merrill no hubie- ran podido salvar el vacio que va desde McKim, Mead y White a su estilo actual sin la ayuda de Richard. Neutra, ya que Neutra fue ol primero en lograr que lo preciso resultara atractivo. Sus casas, tal como se las ve en fotogra~ fias, son tan pulidas, tan perfectas, que parecen imposibles de realizar. Es como ei sus constructores llevaran guantes blancos y Tabi a la manera de los japo- noses, y sus propielarios no se permitieran nunca un momento de desculdo. Tienen una especie de encanto desmaterializado, similar al de los avisos de jabén, que es especialmente, més atin, exclusivamente norteamericano. Esta arguitectura norteamericana cargada de un culto por la tecnologia no es ‘exportable. Lo exportable: es algo mucho menos importante, Lo que SOM hizo con Ia Lever House corstituye una trivialidad extrema. Sin buenas proporciones, oarente de sentido on Ia trama urbana (una obra rutina- fla de Emery Roth, aunque parezca maligno decirlo, tlene mas sentido), sv Tenguaje es iletrado. Poro precisamente por esas razones so ha convertido er: tun madelo universel. La Lever House no asusta, no cuestiona nada. No ha hecho a Mies ‘aceptable’, porque Mies todavia tiene secretos, y eso asusta. No tiene secretos, no hay fen ella nada que un arquitecto corriente no pueda coplar si cuenta con una buena cantidad de dinero y una industria bastante desarrollada. Una ‘Lever House’ puede darle a una cluded extranjera la tlusién de poseer tuna genuina cultura tecnolégica, sin que tenga que realizar el esfuerzo de siglo y medio necesario para produciria.? ‘Muy pronto, esas mismas ciudedes extranjoras que poseen ‘Lever Houses! ton- ran copias de las torres de oficinas de. aluminio anodizado y vidrio gris det Nuova York de hace dos afios; posteriormente aparecerén los Seagrams, co- rrientes ya en esa cludad, en versién econémica de. aluminio anodizado marrén (@ corten) y vidrio marrén. (En Inglaterra tuvimos una avalancha de edificlos hnegros este afio, los marrones estén pronosticados para 1968/60). Porque éstos también son encantadores y, a menudo, deseables, a pesar dol clima 0 de la ubicacién. Su presencia en nuestras ciudades esta destinada a ser interpretada como prueba de nuestra proximidad a las fuentes de la cultura tecnologica: son aspectos de la inversion cultural.t Pero no construiremos copias del Chase Manhattan Bank. Nunca ser un mo- dolo porque esta consiruldo con riqueza y recurses inimaginebies, Como las pirdmides. Y resulta casi igualmente remoto, porque también tiene su seoreto. EI secreto de estar seguro de lo que debe hacerse. Un socreto quo han po- seido por turno Egipto, Grecia, Roma, Espafia, Francia, Inglaterra. Que han poseido los holandeses, los Rajputs, otc.: ésta es la historia del mundo. Pareceria que la caracteristica identificadora de una cultura tecnolégica con sistiora on que sus objetos claves —osas cosas en las que la disciplina de su evolucién se muestra més clara y més firme— se presenten como un subpro- ducto de concentraoién, y no resida en nociones tipicas del viejo mundo como 2 ‘Skidmore, Owings y Merci: Chase ‘Manha- tien Bank, Nuova York, 12374, ‘Ia disciplina’, sino en la perteccién det proceso y el detalle, Esto pareceria ser cleriamonte asi porque los Indicios mas paderosos del surgimienta de ‘otra arquitectura’ estén en los eeificios en altura con una gran dosis de repeticién, fen los cuales aquello quo los norteamerioanos canoeen mejor —produecién en masa, control del proceso, etc.— se convierte en ‘el control, antes que cual- quler’nocién de composicién o de arie.® Nosotros hemos tenido indicios mucho mas leves de esta situacién en Europa on a8 primeras escuelas del Hertfordshire y con las obras de Jean Prouve y ‘su escuela: pero sus realizaciones son tan Incomplatas que eatin lejos de ace ‘urames que poseemos roalmente una cultura tecnolégica, Los arquitectos norteamericanos practicaments ya Jo han logrado y Io reallza- flan por entero si pudleran dejar de preocuparse por la arquitectura. (Architectural Design 8, 1965) 1,Paul Wenzel, Mautioe Krakow. A Monosreph on the Work of Me Kim, Mead and iit ‘ws-4e18, Arcttectural Book Publching Ce Nesve York. (arece. na, haber blogats, so: tests’ flia. ‘Constiure un buen tem ‘para una tess europen de doctred3}. 2 Uno puede sor definitive en su Juilo sabre asia expecie de ediicios porque au lenguale farqultetonico ws conccdo, los plaice obvioe y lab Intnciohon domeclado arias 9 La aceptacén del 'molino automdtica' se prodelo en la déoada do 179, Vor Roger Bur- lingam, Mschines that uit Amerien, Signst Key Socks, Te 4 lentes que en 1801 MoKim, Meaa'y white construyron um club de cricket on German town, Fada, Usmaron lite lot tsversores an for planes, eras casas pare dos J Geen, Move Yor Hea oiettss costumes there “AB. Bowlings 7 sonensanos de H. Rustoltltoncoek, Ia Inroduocion integracion do Iplesia presbteriana ¢n Medion Square, ‘c= do Washington, Nueva York, 1852 Me Kim, Mead y write: Unvraity Club, Noe:

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