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52 Cuadernos de filosofía latinoamericana

RORTY Y LOS PROBLEMAS


DE UNA ÉTICA PRAGMÁTICA
Un ensayo de interpretación analógica

Rafael Gómez Pardo


Universidad Santo Tomás

Resumen

Este ensayo expone las ideas fundamentales de la ética pragmática de Rorty, partiendo
de su crítica de la verdad como representación y la propuesta de la solidaridad en un
sentido moral. El autor intenta sentar las bases de una crítica a la ética pragmática y
establece la necesidad de volver a plantear el tema de la persona -desde un cristianismo
más “actualizado”- y se formula el problema de la esencia de lo pragmático al interior
de una metafísica que, fundándose un referente simbólico o analógico, supere el
dogmatismo y logre inspirar sentimientos como la solidaridad.

Palabras clave:

Ética pragmática, persona, analogía, solidaridad, referente.

Abstract

This essay presents the main ideas of the Rorty’s pragmatic Ethics, starting from his
criticism on the truth as representation and the proposal of solidarity in a moral sense.
The author tries to settle the basis for a criticism to the pragmatic Ethics and establishes
the need to pose the topic of the person from a Christianity more “actualized” and is also
mentioned the problem of the essence of the pragmatic within the inner of a metaphysics
that, if founded a symbolic or analogic reference, it would overcomes the dogmatism and
would manage to inpire feelings like solidarity.
Vol. 26, No. 93 (2005) 53

Key words

Pragmatic Ethics, Person, Analogy, Solidarity, Reference.

Rorty no propone una ética en tanto que cien- dad de la realidad con el juicio. La verdad es
cia de lo práctico, esto es, como un sistema algo que se predica de un juicio cuando lo
racional del cual podamos inferir que éste afirma coincide con el ser de la cosa.
normativamente el significado y el alcance La verdad es ontológica. Se supone con ello
de nuestras acciones. En tal sentido, no en- que la realidad está ya dada, y que en sí mis-
contramos una ética en Rorty. Pero gran par- ma no ofrece ningún problema. El problema
te de su filosofía es precisamente una re- está en nuestro intento de conocerla, de co-
flexión sobre la problemática ética y sobre rresponder en el acto de conocerla con “su
aquellos presupuestos implicados en “lo éti- ser”. Esta concepción de la verdad como ade-
co”, no como una teoría, sino como una prag- cuación ha sido muy fecunda, no sólo en la
mática. En este ensayo me propongo esta- tradición filosófica antigua y moderna, sino
blecer cuáles son esos presupuestos, diluci- incluso en la ciencia empirista, o en toda con-
dar sus implicaciones, y formular alguna pre- cepción del conocimiento en la que encon-
guntas o críticas generales. Para ello voy a tremos sedimentos de realismo bajo el pruri-
comenzar desarrollando de manera muy sin- to de objetividad o precisión. La ciencia ha
tética la crítica de Rorty a la teoría del cono- reemplazado esta pretensión de la filosofía
cimiento como “intento de representar la rea- de conocer las cosas en su esencia, por el
lidad”, con lo cual pasaré a considerar la éti- conocimiento de las leyes que gobiernan los
ca como una “práctica de los sentimientos”, fenómenos. Pero al igual que en el realismo,
y por último, ampliando lo anterior, a desa- se supone que el fenómeno está ya dado, con
rrollar brevemente el tema de la relación en- lo cual no hay problema. El problema sigue
tre el pragmatismo de Rorty y algunos de los siendo el mismo: la adecuación del juicio al
problemas más relevantes que, desde un mar- fenómeno. Así, la ciencia sigue pretendien-
co de referencia “más amplio” o diferente do que la verdad se encuentra en la represen-
(analógico), se pueden dilucidar y desarro- tación, en la realidad de algo externo a noso-
llar dentro de una investigación. tros mismos. “Saber es representar con pre-
cisión lo que hay afuera de la mente”1. La
idea de la necesidad de una teoría del cono-
1. Crítica al conocimiento como cimiento basada en la comprensión de los
representación procesos mentales es producto del siglo XVII,
y determina gran parte de la investigación fi-
Desde Aristóteles, la tradición filosofica ha losófica moderna, más reciente entendida
pensado el conocimiento como una represen- como investigación acerca de los fundamen-
tación de lo real. De ahí que la verdad se ha tos del conocimiento, o como la búsqueda
entendido como la adecuación o conformi-

1
Richard Rorty, La filosofía y el espejo de la naturaleza, trad. de Jesús Fernández Zulaica (Madrid:
Cátedra,1979), p. 13.
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de un conocimiento sobre el conocimiento, Siguiendo estos lineamientos, la verdad para


y luego, como la elaboración de un lenguaje Foucault no es un asunto que aguarda a ser
preciso, debidamente formalizado2. Todo ello descubierto, definido desde siempre en un
está basado, según Rorty, en la “imagen de ámbito ajeno a la producción del discurso, y
la mente como un gran espejo, que contiene que luego, por obra de un pensamiento aten-
representaciones diversas (algunas exactas, to, disciplinado, ascético, puede ser develado
y otras no) y se puede estudiar con métodos y representado, sino que es una producción
(...). Sin la idea de la mente como espejo, no del discurso mismo. En otras palabras: la
se habría abierto paso la noción del conoci- verdad no está referida a unos objetos o a un
miento como representación”3. absoluto que existe por sí mismo desde siem-
pre y que necesitamos representar. Se trata
Sin embargo, encontramos en la tradición de jugar el juego de interpretar otra vez lo ya
filosófica otro tipo de filósofos que, antes de interpretado como realidad, y producir ver-
Rorty, hicieron una crítica al conocimiento dades y falsedades que nos permitan, no en-
como representación de objetos o de reali- contrarnos, sino desencontrarnos, transfor-
dades universales o esencias inmutables. marnos constantemente a nosotros mismos.
Quizás el más destacado y mencionado de Así, el conocimiento y la verdad se convier-
los que emprenden esta tarea de demoler la ten en un trabajo “estético” de creación in-
representación y el carácter de realidad de cesante, infinita, y no de representación.
un mundo externo (que comienza siendo un
mundo por conocer, y termina en un mundo Con el pragmatismo de Rorty, esta crítica a
“para obedecer”), es Nietzsche. “No hay he- la representación se redefine, llegando a con-
chos, sólo interpretaciones”, dice. Con ello secuencias pragmáticas un tanto diferentes.
se intenta desplazar la ontología a la herme- Rorty denomina a estos filósofos que lo an-
néutica, esto es, desplazar la creencia en una teceden en su voluntad de demoler la creen-
realidad objetiva ya dada, que entrega su cia en la representación, filósofos edifican-
verdad en el proceso del conocimiento, al tes, no sistemáticos, o antirrepresen-
ejercicio de interpretación, pues esa supues- tacionistas. Por el contrario, la filosofía sis-
ta “realidad” es sólo una interpretación más temática es propia de aquellos filósofos que
entre otras muchas posibles. No representa buscan el fundamento del conocimiento en
otra cosa fuera de sí misma, no nos remite a una facultad o en la mente entendida como
un sentido originario que se restituiría por un espejo, y que, con frecuencia, se inspiran
fin a nuestra conciencia para aquietar su in- en el progreso de la epistemología o de una
certidumbre. Es en sí misma un ejercicio de ciencia.
invención nunca terminado, una creación
desde la “voluntad de poder” como expre- Rorty reconoce que esa idea de la mente
sión de afirmación de la voluntad de vida, como un espejo de la naturaleza se puede
autosuficiente; contiene su propia verdad y considerar como un progreso en la medida
su propia necesidad. No se inclina ante nin- en que ha hecho posible la secularización en
gún ídolo porque no traiciona su propia con- las sociedades modernas. Gracias a ella, la
tingencia, o, en términos de Nietzsche, el ciencia tiende a remplazar a la religión res-
sentido de la tierra. pecto a cómo nos representamos la naturale-

2
En particular, los intentos de formalización de teorías lógicas y matemáticas, como la lógica de primer
orden y la teoría de los números, campos donde surgieron los resultados más importantes de Gödel. Véase:
Francisco Rodríguez Consuegra, ed., Kurt Gödel, ensayos inéditos (Barcelona: Mondadori, 1994) 23.
3
Rorty, La filosofía y el espejo …, p. 20.
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za. En la ilustración, el filósofo pretende pro- cluso el conocimiento. Ello implicaría que
teger a los hombres ante las ideas de la su- él sigue atrapado en la necesidad imaginaria
perstición, pero creando nuevos “territorios de creer que hay esencias como realidades
de objetividad” que serán colonizados por la objetivas, y de suponer que la filosofía debe
ciencia. La pregunta acerca del universo, descubrir y mostrar su verdad, o corregir
acerca del hombre, es respondida ahora por aquellas teorías que no han podido dar cuen-
las ciencias. En el ámbito de la psicología, la ta de ellas. Rorty elude completamente ese
realidad se da en el conocimiento científico tipo de indagación. No es que la representa-
de la naturaleza humana; en el de la ética, la ción sea falsa, ni que necesite ser corregida,
realidad como ideal es la idea formal de bien o reemplazada, pues no se trata de indagar la
a través de un imperativo categórico univer- “esencia” de la representación, sino que es
sal; y así, en todos los ámbitos, se nos sigue más útil, ventajoso y esperanzador abando-
remitiendo a algo universal, objetivo ya no nar ese criterio anticuado. Hay que reempla-
tanto de carácter religioso sino secular, cien- zar el conocimiento por la esperanza, dice, o
tífico. Esta supuesta objetividad científica es en otras palabras por “aquello que más nos
un remante que ha quedado de la religión y conviene creer”5. La pretensión de conoci-
la metafísica, al cual nos debemos adecuar, miento en tanto que representación de algo
y así realizar nuestra esencia moderna como nos ha de llevar siempre a algún nuevo tipo
seres que conocen o que buscan la verdad de objetividad, a algún absoluto, científico o
(quizás ya no la verdad absoluta, pero al fin filosófico, y estos, a la intolerancia, a la ne-
al cabo, la verdad científica respecto a algo). gación de la libertad. La ciencia moderna está
Frente a esta nueva forma de autoridad se- construida sobre los sedimentos de la meta-
cular y anónima, el objetivo de Rorty, como física.
él mismo dice, es ayudarnos a liberarnos de
actitudes y vocabularios caducos, “acaban- La crítica a la teoría de la representación en
do con la confianza que el lector pueda tener Rorty se presenta desde dos temáticas rela-
en la mente en cuanto algo sobre lo que se ha cionadas entre sí: en primer lugar, el tema de
de tener una visión filosófica, y en el cono- la filosofía como el espejo de la naturaleza,
cimiento, en cuanto algo que debe ser objeto y en segundo lugar, el tema de la verdad
de una teoría y que tiene fundamentos, y en como justificación de las creencias. La pri-
la filosofía tal y como se viene entendiendo mera de estas se encuentra sintetizada en el
desde Kant”4. capítulo 8, titulado “Filosofía sin espejos”,
del libro La filosofía y el espejo de la natu-
Rorty anota como un progreso indudable para raleza. Allí desarrolla lo fundamental de su
la investigación filosófica el abandono de la posición respecto a una crítica al conocimien-
representación como criterio para validar el to científico y a la pretensión del conocimien-
conocimiento. Sin embargo, él no intenta to en general. Dice: “En toda cultura sufi-
proponer un criterio distinto, porque no se cientemente reflexiva hay quienes seleccio-
trata de que él conozca mejor que sus ante- nan un área, un conjunto de prácticas, y la
cesores la “cosa misma”, sea naturaleza hu- consideran como el paradigma de la activi-
mana, mundo físico, verdad o esencia, o in- dad humana”6. En la modernidad se ha adop-

4
Rorty, La filosofía y el espejo …, p. 16.
5
Rorty, La filosofía y el espejo …, p.19.
6
Rorty, La filosofía y el espejo…, p. 331.
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tado el paradigma del conocimiento científi- al ser reflejadas, nos muestran lo que somos.
co, y del conocimiento, esto es, de la episte- En otras palabras: “La idea de un ser huma-
mología, como el modelo de validez más ri- no cuya mente es ese espejo limpio, y que
guroso. La imagen que representa el objeto sabe esto, es la imagen, como dice Sartre, de
y que se refleja en el espejo es dada hoy por Dios, porque esa imagen y lo que refleja, al
la ciencia. Allí es donde actualmente ocurre ser un perfecto reflejo, no serían sino una sola
la adecuación. El filósofo tendría que cosa. Este ser no se enfrentaría con algo ex-
remodelar todas las actividades de la cultura traño que le imponga la necesidad de elegir
y de su conocimiento inspirándose en el una actitud hacia él o una descripción del
modelo del último logro cognitivo. “Ahora mismo. No tendría ninguna necesidad ni ca-
que tal o cual línea de investigación ha con- pacidad para elegir acciones o descripciones.
seguido un éxito tan sorprendente, vamos a Puede ser llamado Dios, si pensamos en las
rehacer toda la investigación y toda la cultu- ventajas de esta situación, o una simple má-
ra inspirándonos en su modelo, haciendo así quina, si pensamos en sus desventajas. Des-
posible que se impongan la objetividad y la de este punto de vista, “el buscar la
racionalidad en áreas anteriormente oscure- conmensuración en vez de limitarse a conti-
cidas por la convención, la superstición y la nuar la conversación es intentar escapar de
falta de una adecuada comprensión la condición de hombre”9, es el no querer
epistemológica de la capacidad del hombre asumir responsabilidad frente a lo contingen-
para representar con exactitud a la naturale- te. Es el deseo ancestral de convertirse en
za”7. En efecto, este ideal sistemático pro- una cosa, de no tener qué elegir, qué creer,
viene de aquellas filosofías que intentan ha- qué considerar más verdadero. Es el deseo
cer extrapolaciones de los logros de la cien- imposible de negar la contingencia median-
cia en todas las áreas del saber. Hay en estos te la imagen de algo verdadero y absoluto,
proyectos un ideal de conmensurabilidad referente objetivo que no me plantea más pro-
universal que sigue siendo heredero de la blemas con mi libertad, y frente al cual me
metafísica como un intento por descansar por alieno completamente, intentando escapar de
fin en lo absoluto, en el conocimiento defi- la condición humana e incierta. Si hay una
nitivo de la verdad. verdad, yo me transparento con ella, y no
tengo ya problemas. Soy su representación.
Este ideal de conmensurabilidad proviene de En términos de Sartre, me he convertido en
la idea de que la mente refleja, es decir, de un en sí.
que es un espejo de la naturaleza totalmente
limpio, una vez corregidos todos los errores. En tal sentido, Rorty relativiza el valor y el
Pero si ello es así, esto supone la idea utópi- alcance de las pretendidas verdades científi-
ca de un espejo que no podría distinguirse cas y de la ciencia misma. La ciencia no es
de lo que se ha reflejado, y que, por lo tanto, sino una descripción más entre muchas des-
“no sería un espejo en absoluto”8. Por ejem- cripciones posibles, a pesar de la importan-
plo: no nos podríamos distinguir de las des- cia que muchos de los filósofos y científicos
cripciones que hace una ciencia o de las que le otorgan en tanto que conocimiento verda-
hace una religión, pues cualquiera de ellas, dero. Ella ha heredado sedimentos de meta-

7
Rorty, La filosofía y el espejo…, p. 332.
8
Rorty, La filosofía y el espejo…, pp. 331-332.
9
Rorty, La filosofía y el espejo…, p. 340.
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física, en la medida en que aún necesita “re- raleza intrínseca de la realidad consiste en
presentarse” el mundo, crear un nuevo crite- átomos y vacío es para el pragmatista una
rio de “objetividad”. Sin embargo, según manera de decir que nuestras explicaciones
Rorty, ya no necesitamos de esas bases: po- científicas más exitosas interpretan el cam-
demos desmontarlas. Necesitamos concebir bio macroestructural como un resultado del
la ciencia fundamentalmente como una prác- cambio microestructural”11. Estas afirmacio-
tica de creencias que tienen un relativo éxito nes no se refieren a la naturaleza de la mate-
y cuyas justificaciones están en constante ria o a lo que realmente ocurre respecto a un
progreso. Lo que hay que preguntarse res- objeto de conocimiento, sino son recomen-
pecto a la ciencia no es acerca de la verdad daciones prácticas acerca de interpretaciones.
de sus pretendidos conocimientos, sino acer- Lo que está en juego es la pregunta acerca
ca de su utilidad10. Con ello, Rorty intenta de qué queremos obtener respecto a qué
abandonar la epistemología y pasar a un cri- creencia. Quizás la sociedad deba abando-
terio pragmático para entender la ciencia y nar el criterio de la objetividad, propio de la
su progreso. Mientras sigamos dependiendo ciencia, para pasar al criterio de la solidari-
de la epistemología, tendremos que retomar dad. Abandonar el paradigma del conoci-
el tema de la verdad como representación de miento para que sea remplazado por la espe-
algo que existe fuera de la mente. Y ello su- ranza.
pone seguir anclados en un lenguaje caduco
que, en la perspectiva de Rorty, limita el ejer- Reemplazar el conocimiento por la esperan-
cicio de la libertad. za significa “dejar a un lado la idea kantiana
de que hay algo denominado la naturaleza
Rorty elabora un diagnóstico acerca de la del conocimiento humano o la situación
herencia nefasta de la epistemología para la cognoscitiva humana o la extensión y los lí-
filosofía. Consiste en pretender, por parte del mites del conocimiento humano que los fi-
filósofo, extraer legitimidad a partir de la lósofos estudian y describen”12. Lo que es-
validez del conocimiento científico. Ello su- tos filósofos describen no son sino sus nece-
pone que la filosofía está, como la ciencia, sidades de creer en esas ideas. No hay un
necesitada de representarse el mundo con modo en que el mundo es, y no hay un modo
toda precisión (desde una filosofía como en que pueda ser fielmente representado. En
ciencia estricta hasta la precisión de los con- otras palabras: no hay algo así como un car-
ceptos en la filosofía analítica, por ejemplo), tesiano orden natural de la razones que se
y que la ciencia le da su verdad desde la idea debe seguir para justificar las creencias. No
de una filosofía como sistema. El valor de la hay ninguna actividad llamada conocimien-
ciencia no está en su verdad; estriba más bien to que tenga una naturaleza a describir y para
en ser un instrumento mejor que otros, no la cual los científicos naturales estén espe-
para explicar algo referido a la realidad, sino cialmente dotados. “No nos conocemos me-
para llevar a cabo algo. Decir que “la natu- jor a nosotros mismos conociendo un con-

10
Dice Rorty: “Nuestros críticos no creen que la distinción útil inútil pueda reemplazar la vieja distinción
apariencia realidad”. Richard Rorty, Verdad y progreso, Traducción de Ángel Manuel Faerna García Bermejo
(Barcelona: Paidós, 2000) p. 12.
11
Richard Rorty, ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo, traducción de Eduardo
Rabosi (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1994), p. 96.
12
Rorty, ¿Esperanza o conocimiento?..., pp. 27-28.
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junto de hechos objetivos”13. Hay que aban- la responsabilidad, y la ética sería sencilla-
donar la idea del filósofo, e incluso del cien- mente un catecismo prescriptivo para
tífico, “como alguien que conoce algo sobre adecuarnos a la representación de una ética
el conocer que ningún otro conoce tan al interior de una teoría filosófica, o, en otras
bien”14. “Existe, sencillamente, el proceso de palabras, para adecuarnos a la voluntad, o
justificar las creencias ante una audiencia. Y mejor, a la creencia de “otro” (un filósofo),
ninguna audiencia está más próxima a la na- considerada como verdadera, desde un im-
turaleza ni es mejor representante que cual- perativo categórico o desde cualquier esen-
quier otra”15. cia universal. Para Rorty, sólo en la contin-
gencia, en la aceptación de que todos los dis-
Siguiendo a Gadamer, Rorty afirma: “Las cursos, sean o no científicos, no pueden re-
ciencias naturales, por sí solas, no llegan a presentar la verdad, ya que ésta no es algo
convencernos de que sabemos lo que somos en sí sino una justificación de ciertas creen-
y lo que podemos saber (...) aun cuando se- cias, puede haber libertad, tolerancia y espe-
pamos todas las descripciones objetivamen- ranza, y la filosofía, en lugar de ser un siste-
te verdaderas de nosotros mismos, quizás ma que pretende fundar desde el conocimien-
sigamos sin saber qué hacer con nosotros”16. to de la esencia del conocimiento o lo que
Para Gadamer –comentado por Rorty– la sea (la esencia de Occidente como la histo-
hermenéutica no es un método para encon- ria acerca del olvido del ser, por ejemplo), se
trar la verdad que encaje en la imagen clási- convierte en una conversación. La ciencia no
ca del hombre como ser que conoce. Más nos ofrece sino una descripción del mundo
bien, lo que hace Gadamer es preguntar “qué en tanto que “objetividades”, que deja por
conclusiones se pueden deducir del hecho de fuera otra serie de problemas mucho más
que tenemos que practicar la hermenéuti- interesantes y útiles, como por ejemplo: ¿en
ca”17, o, en otras palabras, cuáles son las más qué debemos creer en una sociedad secular?,
útiles e interesantes consecuencias que po- ¿cómo reemplazar el criterio de objetividad
demos sacar del hecho de que no hay una por el criterio de solidaridad? Si las ciencias
objetividad absoluta ni una verdad objetiva, humanas, por ejemplo, se representan, me-
y de que, en esa condiciones, tenemos que diante sus teorías, lo que somos como esen-
interpretar. Tenemos que dejar de lado la pre- cia o como una naturaleza humana, y lo ha-
gunta acerca del método correcto para inter- cen de manera “objetiva”, “exacta”, enton-
pretar o para conocer, propio de una filoso- ces serían como las religiones o algunas fi-
fía cuyo centro es la epistemología y no la losofías, en las cuales se nos ofrece la expli-
hermenéutica, y pasar a una filosofía que no cación verdadera acerca de nuestro ser. No
tome en serio ninguna representación, que habría necesidad de elegir, pues tales teorías
la interprete como la expresión de una creen- habrían conseguido llegar a resolver todas
cia más entre muchas posibles. las preguntas. Nosotros tendríamos que
adecuarnos a la manera como ellas nos re-
Pero volviendo al planteamiento de Sartre
presentan. Es aquí donde la misma comuni-
comentado por Rorty, la creencia en alguna
dad científica haría las veces de una nueva
objetividad en el plano ético nos liberaría de

13
Rorty, La filosofía y el espejo…, p. 337.
14
Rorty, La filosofía y el espejo…, pp. 353-354.
15
Rorty, ¿Esperanza o conocimiento?..., p. 32.
16
Rorty, La filosofía y el espejo…, p. 328.
17
Rorty, La filosofía y el espejo…, p. 234.
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casta sacerdotal, empeñada en defender sus denominamos contradicciones y a otras ten-


verdades18, sus mejores representaciones de siones. Satisfacemos ambas mediante diver-
la objetividad fundante, mediante nuevas sas técnicas. Por ejemplo, podemos simple-
estrategias de adoctrinamiento y difusión. mente desechar una creencia o deseo anti-
guo. O bien podemos crear una nueva serie
de creencias y deseos para encerrar al mo-
2. La verdad como justificación de
lesto intruso, reduciendo la presión que las
las creencias
antiguas creencias y deseos ejercen sobre él
y que este ejerce sobre aquellas. O bien po-
La crítica al conocimiento como representa- demos deshilar, y por lo tanto borrar, toda
ción desemboca en el tema de las creencias, una serie de creencias y deseos –podemos
y de la verdad como justificación de éstas. dejar de tener actitudes hacia las oraciones
El tema es desarrollado en casi todas las obras que utilizan una determinada palabra (por
de Rorty, pero especialmente en Objetividad, ejemplo, la palabra Dios o flogisto)”20.
relativismo y verdad, y en ¿Esperanza o co-
nocimiento? “Las creencias son reglas para Es evidente que Rorty no pretende definir
la acción más que intentos de representar la aquí qué es una creencia como si indagara
realidad”19. Toda la ciencia se puede leer aho- por la esencia de ella. Sólo aspira a describir
ra como el lenguaje de algunas creencias y su funcionamiento, su praxis. Tampoco nos
sus múltiples mutaciones. No tiene sentido dice en qué hay que creer. Sólo en tal senti-
preguntarse acerca de la verdad de su len- do el tema de las creencias es, a la postre, su
guaje, sino de la siguiente manera: ¿es capaz “filosofía primera”. No hay una diferencia
de justificar plenamente sus creencias? En esencial entre verdad y justificación de sus
efecto, en la imposibilidad de conocer obje- creencias. Davidson, uno de los autores que
tos y de dar cuenta de ellos, queda la posibi- Rorty considera paradigmáticos del
lidad de “justificar creencias”. Pero, ¿qué es pragmatismo actual21, y que cita con mucha
una creencia? Rorty nos da la siguiente defi- frecuencia, es quizás mucho más contundente
nición: “Concibamos a la mente humana respecto a la relación de igualdad entre creen-
como una trama de creencias y deseos –una cia y verdad. Dice: “Si tengo dudas concre-
trama que continuamente se vuelve a tejer a tas y específicas respecto a la verdad de una
sí misma para adaptarse a nuevas actitudes de mis creencias, sólo puedo resolverlas pre-
oracionales. No nos preguntemos de dónde guntando si está adecuadamente justificada
proceden las nuevas creencias y deseos. Ol- (...). No me puedo saltar la justificación para
videmos, por el momento, el mundo exte- centrar la atención en la verdad: cuando la
rior (...) supongamos simplemente que cada pregunta se refiere a qué debo creer en este
vez surgen nuevas creencias y deseos, y que momento, evaluar la verdad y evaluar la jus-
algunos de ellos ejercen una presión sobre tificación constituyen una misma activi-
los antiguos. A algunas de estas presiones las dad”22. Así como Wittgenstein consideraba

18
Para establecer una relación entre las comunidades científicas y la religión, véase Thomas Kuhn, La
estructura de las revoluciones científicas (México: Fondo de Cultura Económica, 1992).
19
Rorty, ¿Esperanza o conocimiento?..., p. 32.
20
Richard Rorty, Objetividad, relativismo y verdad, traducción de Jorge Vigil Rubio (Barcelona: Paidós,
1996), p. 131.
21
Véase: Rorty, ¿Esperanza o conocimiento? …, p. 10.
22
Véase: Rorty, Verdad y progreso, p. 31.
60 Cuadernos de filosofía latinoamericana

que el significado de una palabra se deriva se puede o se intenta –según Heidegger– re-
de su uso, de manera análoga Davidson con- dimir esa historia. Eso es lo que Heidegger
sidera que la verdad de una creencia está en viene a hacer, al intentar plantear de nuevo
su justificación. El que la verdad de una la pregunta por el Ser.
creencia se dé en su justificación coloca a la
persuasión y a la retórica como aspectos Para Rorty, no se debe aceptar que Heidegger
esenciales en el discurso filosófico. haya podido establecer la esencia de una cul-
tura entendida como la historia del ser. Esta
es sólo una teoría más que aspira a encontrar
3. Ética de los sentimientos ese hilo conductor invisible de la historia de
Occidente, esa esencia a partir de la cual
A partir de la crítica a la representación po- podemos explicar el devenir de la historia
demos entender que la problemática ética en como el movimiento pendular del olvido y
Rorty pasa por una crítica a las teorías filo- la rememoración progresiva del Ser. Pero no
sóficas23. De esa crítica él va a derivar una son las teorías filosóficas –dice Rorty–, como
posición alternativa, que se encuentra las de Heidegger, e incluso las de Horheimer
ejemplificada en la lectura de novelas mora- y Adorno, etcétera, las que pueden dejarnos
les. ¿En qué consiste esa crítica a las teorías entender mejor el devenir de la historia como
filosóficas? En el ensayo “Filósofos y nove- algo abierto, como una novela, y no como
listas”, Rorty califica como esencialismo el una teoría, esto es, como un sistema cerrado
intento por parte de la filosofía de sustituir en sí mismo, autorreferencial, insensible ante
una narrativa por una teoría. La teoría de la el dolor ajeno24. Mediante la novela (espe-
esencia acerca de Occidente, por ejemplo, cialmente la novela moral cuyo ejemplo se
llevó a Heidegger a reconstruir la historia de encuentra en Dickens) se aprecia la positiva
la región como la historia del Ser, y a consi- relatividad de los asuntos humanos, sin lle-
derar a los filósofos, poetas y pensadores gar a ninguna descripción correcta y exclu-
como guardianes y protectores de esa histo- siva de ese devenir, dispuesto a la aventura,
ria. El olvido del Ser es, entonces, el olvido sin concluir ni siquiera con un modelo de
de esa esencia primordial. Pero hay momen- novela. En cierto modo, la novela está más
tos en la historia en que, mediante una debi- cerca de la ironía. Supone un mundo contin-
da fundamentación, que viene a ser interpre- gente, puesto que los personajes de la nove-
tada como una reapropiación de la tradición, la envejecen y mueren; no nos vemos tenta-

23
No me voy a referir aquí a la ética individual frente a la ética social que Rorty desarrolla en Contingencia,
ironía y solidaridad, traducción de Alfredo Eduardo Sinnot (Barcelona: Paidós, 1996), segunda parte.
24
Véase: “Filósofos, novelistas y comparaciones interculturales: Heidegger, Kundera y Dickens”. Aunque en
este ensayo Rorty deforma el planteamiento de Heidegger, y parece desconocer el sentido originario de lo
que los griegos consideraban como teoría (contemplación), es conveniente señalar que, en efecto, la teoría
moderna, desarrollada especialmente por la ciencia, y emulada por la filosofía, no nos sensibiliza, como él
afirma, ante el dolor ajeno. Sin embargo, esto no es toda la verdad. En la práctica de la ascesis, a la cual
estuvo ligada la filosofía durante algunos momentos de su historia, y considerada precisamente como el
deshacer toda comprensión, toda teoría del mundo, se da la experiencia del otro como otro, se abre la
sensibilidad ante lo otro. Rorty desconoce ingenuamente esto. La teoría de Rorty sobre la ascesis es sólo un
prejuicio más que proviene de las teorías metafísicas racionalistas, que pretenden dar cuenta de algo, sin
experimentarlo, esto es, como si fuera un “objeto”, siendo insensibles ante la verdad misma de lo que está
en cuestión, y generalizando a partir de datos particulares, contingentes, que por lo demás están
incorrectamente interpretados. Veáse: Eliot Deutsch, comp., Cultura y modernidad: perspectivas filosóficas
de Oriente y Occidente, traducción del inglés de David Sempau (Barcelona: Kairós, 2002).
Vol. 26, No. 93 (2005) 61

dos a adoptar una actitud ante ellos para lue- para toda otra comunidad. Con ello quedan
go extenderla a todo tipo de personas. En puestas las bases para el ejercicio de la cruel-
cambio, “los libros que tratan de ideas –dice dad a nombre de la moral. El que no es cris-
Rorty– tienen el aspecto de descripciones de tiano no es ser humano, y el que no es
relaciones eternas entre objetos eternos”25. kantiano está en un error (no ha alcanzado la
mayoría de edad), así como un judío para un
La ironía es el saber acerca de la contingen- fascista no es un ser humano. Desde concep-
cia del propio vocabulario concluyente. Es ciones ahistóricas de lo humano se ejerce la
decir: es un saber que acepta su propia im- crueldad a nombre de una comunidad que se
posibilidad de convertirse en algo definiti- representa a sí misma como el paradigma de
vo, absoluto, que pueda ser considerado le- lo humano. De esta manera, en la moral no
gítimamente como paradigma para todos los importan en ningún sentido los argumentos
hombres y para todos los tiempos y culturas. fundadores, porque la moral no pasa por el
La filosofía tradicional, la que considera que conocimiento sino por los sentimientos. De
la moral descansa en la metafísica, ha inten- igual manera, no tiene ningún interés para
tado hacer valer sus derechos a la universa- un pragmatista rebatir o refutar los argumen-
lidad mediante la representación de la exis- tos de quienes aún intentan fundamentar la
tencia de un Dios, o de un a priori (impera- moral en un concepto universal, porque de
tivo categórico) no discutible, ahistórico y lo que se trata es de la utilidad. Decir que
eterno. En esos casos, la moral se da como Dios quiere que demos la bienvenida al ex-
el conocimiento de esa ley fundamental que traño que golpea nuestra puerta no es decir
nos prescribe (por deducción) la forma de que Dios exista, o que no exista; es decir que
nuestra conducta. La moral pasa por el co- “la hospitalidad es una de la virtudes de las
nocimiento de esa esencia, pero no por los que nuestra comunidad más se enorgulle-
sentimientos, o, en otras palabras, por la re- ce”26. En otras palabras: no importa lo que
presentación de un objeto, esto es, el objeto alguien personalmente crea como fundamen-
de la moral y su fundamento. Esa es una he- to de su moral; lo que importa es el resulta-
rencia socrática y platónica: la de que el pro- do de su creencia como extensión de la soli-
greso en la moral es consecuencia del cono- daridad en una comunidad de la que él hace
cimiento de las ideas, así como el progreso parte. Según Rorty, buscar qué es lo que tie-
en la ciencia es consecuencia del progreso nen en común todos los hombres siempre se
de la representación de los objetos. hará desde las condiciones contingentes de
lo que tienen en común unos pocos. Más que
Sin embargo, en todos estos casos se puede
tener una visión más clara de lo que tienen
estar extrapolando, como dogma, las creen-
de común todos los hombres, se trataría de
cias contingentes de una comunidad, lláme-
tejer una práctica de la solidaridad27 con la
se cristiana, moderna, europea, musulmana,
mayor cantidad posible de seres humanos.
etcétera, en suma, haciendo aparecer sus
En otras palabras: no encontrar o indagar lo
creencias contingentes como teorías univer-
común a todos a partir del conocimiento de
sales, y, mediante la manipulación de los sen-
algo universal, que actúa como pegamento
timientos (culpa, castigo, miedo, etcétera),
absoluto (y que no expresa sino la contin-
difundiendo tales teorías como un deber ser

25
Rorty, Contingencia…, p. 127.
26
Rorty, ¿Esperanza o conocimiento? …, pp. 96 97.
27
Rorty, ¿Esperanza o conocimiento?…, p. 99.
62 Cuadernos de filosofía latinoamericana

gencia como categoría generalizada), sino ir nos primitivos cuando explicaron que la di-
uniendo entre grupos particulares y diferen- ferencia entre judíos y griegos no era tan
tes mediante un millar de puntadas, invocan- importante como se había pensado. Es prac-
do mil cosas menudas en común entre sus ticada por las feministas contemporáneas,
miembros, en lugar de invocar una única cosa cuyas redescripciones del comportamientos
grande 28 . “Eso no quiere decir –agrega sexual y de los acuerdos matrimoniales sue-
Rorty– que los intentos de pensar en térmi- nan tan extrañas a muchos hombres como
nos de abstracciones tales como hijo de Dios sonó a los escribas y fariseos la indiferencia
o de humanidad o ser racional no hayan he- de San Pablo a las distinciones tradicionales
cho bien”29. Pero estas se basan en el proce- judaicas”31. Siguiendo a Rorty, podríamos
so de reconocer una solidaridad ya dada, afirmar en el mismo sentido: son más útiles
mediante abstracciones de condiciones his- las descripciones de Bartolomé de las Casas
tóricas contingentes, y no en la práctica de respecto al trato que sufrieron los indígenas
crearla. “Debiéramos tener en la mira a los en la conquista española que los tratados de
marginados –dice Rorty–: personas que Hegel. En suma, lo que nos une en la solida-
instintivamente percibimos aún como ellos ridad no es la razón, sino la creciente prácti-
y no como nosotros”30. Rorty afirma que hay ca extensiva de ser sensibles ante el dolor
un progreso moral en la medida en que po- ajeno dentro de condiciones contingentes,
demos ya no servirnos para la moral de esas esto es, limitadas a una comunidad específi-
categorías abstractas, donde la moral se pre- ca, y cuyo porvenir es desconocido pero
tende deducir a partir de principios, y acce- esperanzador. Sólo así se supera una moral
der a la experiencia de solidaridad referida de la obligación de la éticas racionalistas y
al dolor y a la humillación del otro. Para ello, dogmáticas, desde cuyas abstracciones, se-
son más útiles las novelas o las descripcio- gún Rorty, se ejerce la crueldad.
nes de ese dolor y esa humillación.

Para Rorty, la moral es propia del sentimien- 4. Problemática general


to, no de la razón. La razón está motivada
por la abstracción y lo universal. El senti- En síntesis, la crítica a la representación en
miento se dirige siempre a lo particular, a lo Rorty desemboca de igual manera en una
concreto, y, al mismo tiempo, a una situa- ética, en la que no es el conocimiento ni nin-
ción social. Se requieren descripciones, na- guna ciencia la que puede otorgar el sentido
rraciones, donde la sensibilidad puede ser de una práctica moral como solidaridad.
afectada, involucrada. Son más útiles las Hasta aquí queda claro sólo lo que Rorty
novelas morales como la de Dickens que los puede decirnos desde sus prejuicios. ¿Qué
tratados filosóficos. Son más útiles las des- podemos nosotros agregar desde los nues-
cripciones explicativas que realizaron mu- tros? Quisiera en esta última parte de este
chos hombres en el pasado que los sistemas ensayo extender algunas de sus premisas o
morales racionales. Dice Rorty: “La presupuestos más allá de lo que quizás él
redescripción fue practicada por los cristia- podría admitir como su posición, con el fin

28
Rorty, ¿Esperanza o conocimiento? …, p. 100.
29
Rorty, Contingencia…, p. 214.
30
Rorty, Contingencia…, p. 214.
31
Rorty, Contingencia…, p. 101.
Vol. 26, No. 93 (2005) 63

de dilucidar algunas otras consecuencias de pretendido conocimiento acerca de él respec-


interés respecto a su crítica al conocimiento to a todos los asuntos morales y humanos.
como representación, y en especial para un En todo ello está precisamente implicado el
diálogo (?) entre el pragmatismo y una ética que se conciba al hombre fundamentalmen-
más amplia o, al menos, diferente (¿análo- te como un animal racional, esto es, como
ga?). Los temas más cruciales que voy a un animal que “conoce”, y, por consiguien-
problematizar, sin intentar llegar a conclu- te, se pretende que él posee un conocimiento
siones definitivas son: una ética de los senti- absoluto, unívoco, de lo absoluto, hasta el
mientos sin referentes; un referente no punto de que no existe ningún misterio, y el
unívoco; una naturaleza humana sin esencia; mismo fundamento universal (cognitivo o ra-
y, por último, las creencias sin fundamento. cional) que está dado desde alguna metafísi-
ca es la constatación de la ausencia de todo
4.1 Una ética de los sentimientos misterio.
sin referentes
Quizás deberíamos preguntarnos, como
Considero un gran adelanto el que se formu- Rorty lo sugiere: ¿por qué estamos tan ten-
le la ética dentro del ámbito de los sentimien- tados a definirnos a partir del conocimien-
tos. En efecto, actuar inspirado por deduc- to?. Quizás debamos replantear el tema del
ciones lógicas desde una fría razón cuyo a hombre y de la ética desde aquellas tradicio-
priori universal me permite, como si fuera nes en las que se lo concibe como un ser que
un simple mecanismo, deducir en cada mo- se construye desde la voluntad, desde sus
mento lo que debo hacer, es algo utópico, creencias, desde su relación con el otro32.
teórico, y corresponde a una idea del hom- Pero tampoco considero suficiente afirmar,
bre como un ser dividido entre facultades, lo como lo hace Rorty, que no exista ningún
cual corresponde, a su vez, a una idea de cien- referente desde el cual podamos acceder, no
cia y de conocimiento que proviene del pa- a un conocimiento de lo universal en el hom-
radigma de la física de Newton. Tampoco bre, pero sí a una experiencia personal de lo
considero pertinente partir de una moral que universal en el hombre, suficientemente
proviene de una metafísica dogmática, en la inspiradora en mi relación con el otro. No
que Dios se convierte en un reemplazo de un todo lo que nos “representamos” se ha de
motor inmóvil y se reduce a ser un objeto de convertir necesariamente en objeto de cono-
conocimiento, y que, como primer principio, cimiento, ni tampoco en un frío ideal regu-
legisla de manera clara e inequívoca acerca lador que proviene de la razón pura. Necesi-
de todas las cosas, de tal manera que pode- tamos “entender”33 algo acerca de aquello
mos deducir y dictaminar a partir de nuestro que puede inspirar los sentimientos en los

32
Véanse por ejemplo los trabajos de Humberto Maturana y Francisco Varela. Desde la biología, ellos
consideran que lo que define a los primates es la manera como experimentan “al otro” y como construyen
relaciones a partir de ello.
33
El término “entendimiento” que aquí voy a mencionar frecuentemente puede ser equivalente al término
“prospección” que utiliza Mauricio Blondel cuando afirma: “Hay, pues, un primer tipo de conocimiento
que, siendo perfecto en su género, es directo; está al servicio de nuestras intenciones reales y actuales,
ligado a nuestra vida entera, vuelto hacia el futuro (...). Este conocimiento es capaz de crecer en claridad
y en precisión sin perder nada de su carácter sintético y práctico (...)”. El punto de partida de la investigación
filosófica, traducción de Jorge Hourton (Barcelona: Herder, 1967), p. 22. Quizás no sobre dar un ejemplo
práctico para entender el término “entender”: nadie quiere ser conocido, lo que queremos es ser
comprendidos, que nos entiendan. Es diferente conocer a entender. Hay siempre algo de generosidad
cuando entiendo a otro, más no necesariamente cuando le conozco.
64 Cuadernos de filosofía latinoamericana

que encuentro con el otro “lo que nos es co- 4.2 Un “referente” no unívoco
mún”. En este sentido, por la fuerza de los
sentimientos o de cualquier sentimiento, el El ideal de conmensurabilidad, entendido
sentido de lo moral no es necesariamente como el ideal de conocimiento total de lo
despertado. El sentimiento del dolor ajeno absoluto o del fundamento (entendido como
puede llevar igualmente a la violencia, a la Dios o estructura a priori de la subjetividad),
venganza o al resentimiento. El sentimiento es precisamente la base de todo
es la base de la moral, pero no es suficiente. fundamentalismo, incluso del fundamen-
talismo científico, que en la filosofía analíti-
Siempre hay referentes, y son necesarios, ca se expresa como el ideal de un lenguaje
pero no han de ser considerados como obje- perfecto. No se trataría de establecer un co-
tos de conocimiento. Tener un referente, por nocimiento unívoco de lo absoluto, entendi-
ejemplo, es tener claro por dónde hay que do como el esfuerzo de dar cuenta de lo tras-
seguir en el camino para llegar a un sitio, es cendente o de lo trascendental, o, en el polo
tener un entendimiento acerca de lo que es opuesto, como la absolutización de lo con-
el camino. Pero no significa tener un cono- tingente en el ateísmo dogmático34, o median-
cimiento del sitio ni del camino como objeto te el ideal científico de un lenguaje perfecto.
ya conocido o como esencia inmutable. El Se trataría, por el contrario, de reconocer la
entendimiento acerca del referente puede necesidad de lo contingente en nuestra inter-
cambiar, el camino puede cambiar, y noso- pretación de los referentes acerca de lo ab-
tros mismos con él. Pero el referente no debe soluto, pero, al mismo tiempo, de no cance-
desaparecer: su necesidad es la necesidad de lar la dilucidación de ese referente, abortan-
la esperanza. Una esperanza sin referentes do el proyecto de una metafísica. Necesita-
es lo mismo que nada. El referente respecto mos un referente desde el cual podamos ac-
al fundamento no es propiamente objeto de ceder a un diálogo, un “nuevo lenguaje so-
conocimiento, sino “momentos metafóricos bre lo trascendente” (como diría Scannone)
del significado” en un sentido más desde el cual podamos acceder a un senti-
sacramental. No son ideales reguladores de miento del “nosotros” en donde descubramos
la acción, sino que son inspiradores, capaces “lo que nos es común”, sin perder las dife-
de despertar los sentimientos apropiados para rencias, y enriqueciendo, al compartir nues-
la acción moral, como es el sentimiento de tros mundos, las posibles elecciones. Sólo así
la esperanza a través de la solidaridad. La sería posible superar el dogmatismo que está
esperanza no es unívoca: ella nos indica que siempre al acecho cuando, desde posiciones
el camino que caminamos tiene un sentido, cognitivas o radicalmente anticognitivas, en
pero eso no quiere decir que no pueda ser suma, equívocas respecto a lo que más nos
reconducido según las exigencias y necesi- concierne en un sentido existencial (la bús-
dades de quien lo recorre, de aquellos con queda del sentido, de un referente, de la uni-
los que lo recorre, y según lo que se nos va dad), se busca determinar conceptualmente
mostrando a medida que lo recorremos. una esencia universal o despacharla sin más.

34
También los ateos tienen su liturgia secular, sus devociones inconscientes o concientes. Desde una perspectiva
pragmática, no debemos preguntar, por ejemplo, si los ateos o los cristianos tienen razón, sino qué ventajas
podríamos extraer del diálogo con ellos, qué aspectos en común podríamos compartir en una tarea específica,
por ejemplo, en la defensa de los “derechos humanos”.
Vol. 26, No. 93 (2005) 65

4.3 Una “naturaleza humana” sin es un programa de adaptación al medio, don-


sustancia de cualquier criterio de validez puede fun-
cionar, con tal de que alcance los fines
Según Rorty, sólo es posible la libertad y la preestablecidos en una comunidad. Esta ima-
esperanza si se abandona esa pretendida gen sigue siendo una imagen acerca del hom-
objetivación que se cierne sobre el hombre a bre, cuya esencia consiste en lo contingente,
partir de representaciones unívocas de su pero no dirigido a lo incondicionado, sino
naturaleza universal, frente a la cual tenemos encerrado en sus límites, muy bien discipli-
que adecuarnos, convirtiéndonos en un en sí. nado para los fines productivos. Con ello se
Sin embargo, al no definir una esencia de lo pretende garantizar que cada uno se haga a
humano desde una ontología, se está prepa- sí mismo, se cree a sí mismo. Sin embargo,
rando el camino para que lo contingente sea esa garantía es sólo teórica. En la práctica,
lo que dictamine la esencia de lo humano. sin haber referentes, cada uno se da su pro-
Así, el hombre se define (subrepticiamente) pia naturaleza configurada desde sus prejui-
como un conjunto de necesidades, o como cios y desde sus opiniones, desde la imposi-
una forma cuyo contenido es llenado por la bilidad de una relación con lo otro. Desde la
contingencia, o, lo que es lo mismo, por una contingencia en la que se encuentra someti-
libertad sin referentes. Una libertad sin refe- do o alienado puede aferrarse a ella como
rentes fundamenta muy bien el liberalismo una especie de segunda naturaleza. Superar
de una sociedad donde todo vale. las determinaciones contingentes de la natu-
raleza supone, pragmáticamente, partir de
Rorty establece constantemente un juego
una libertad con esencia, y esto implica la
semántico que podemos denominar la lógi-
necesidad de un referente que no provenga
ca del sí, pero no. Por ejemplo: no hay natu-
de una teoría, sino de la esperanza. Que no
raleza humana, pero podemos definirla y re-
esté definido, sino proyectado, y que sepa
presentarla así: “Para los fines de la delibe-
inspirar los sentimientos de compasión. Re-
ración y la conversación moral y política, una
ferente que pueda ser dilucidado, aunque no
persona es simplemente esa red, igual que
conocido. De lo contrario, no es posible que
para los fines de la balística es un punto de
desde ese marco de una libertad como gra-
masa, o para los fines de la química un agre-
tuidad pueda haber una superación de la pre-
gado de moléculas. Es una red que constan-
tendida representación. Representarme la
temente se vuelve a tejer a sí misma (...), es
naturaleza humana y la existencia desde lo
decir, no por referencia a criterios generales
contingente en lugar de hacerlo desde lo ab-
(por ejemplo: reglas de significado o prejui-
soluto es una forma de remplazar un ídolo
cios morales), sino de la forma aleatoria en
por otro. Esa libertad sin esencia es coloni-
que las células se reajustan a sí mismas para
zada muy pronto por cualquier tipo de
hacer frente a las presiones del entorno”35.
condicionamiento, desde el cual lo contin-
Es claro que esta imagen de la naturaleza
gente no rebasa los límites de lo contingen-
humana, sin esencia, tiene una “esencia” muy
te. Justifica el contexto al cual pertenece al
maleable para el capitalismo: es el hombre
proyectarlo como la realidad y sin poder
instrumento. Sólo forma sin contenido. Gra-
superarlo. En consecuencia, el hombre se-
cias a ello puede y debe readaptarse a condi-
gún Rorty es un ser con necesidades. Es una
ciones de producción específicas; en suma,

35
Rorty, Objetividad…, p. 270.
66 Cuadernos de filosofía latinoamericana

definición que se adecúa al hombre sumido acción movida por “sentimientos inspirados
en la sociedad de consumo. Al no ser la defi- desde un referente”, desde el cual la contin-
nición de su esencia, sin embargo, pragmáti- gencia es sólo un punto de partida para algo
camente, lo condena a esa esencia. Pero el más grande. Aquello, más grande, no es una
hombre no se define por sus necesidades: se cómoda solución ni una reducción a partir
encuentra limitado por estas, que es diferen- de la representación de una esencia univer-
te. Esta limitación puede “limitar” la expre- sal. Rorty tiene razón cuando afirma que no
sión de lo que es realmente como persona, hay una representación universal de la ver-
pero no puede cancelar su esencia como un dad, de la esencia de lo humano en tanto que
asunto contingente. sustancia, pero olvida que sí hay una expe-
riencia donde la verdad se revela: la fe. En
Por otro lado, hoy en día la interpretación ella la verdad no se revela como una repre-
según la cual el cristianismo se funda en la sentación acerca de cosas u objetos, y me-
idea de hombre como sustancia no es fácil nos aún, como ciencia. La verdad como vida
de admitir en todos los autores considerados y amor no es objeto alguno, no es un ente.
“cristianos”. Para muchos esta interpretación Es también un desafío, un referente metafó-
no es sino una influencia griega en la tradi- rico desde el cual se inspira el sentido de la
ción cristiana. Algunos pensadores cristianos, esperanza. Como afirma Daniel Herrera, “el
especialmente los existencialistas o Dios de la fe no es el tapahuecos de la igno-
influenciados por el existencialismo de rancia humana (...) no es la garantía de un
Gabriel Marcel, como Ferdinand Ebner, con- orden social. Tampoco es un título de segu-
traponen la idea de persona a la idea de sus- ridad que nos dispense de participar en los
tancia o de una naturaleza humana fija y es- riesgos que acompañan el existir humano. El
table, ajena al devenir36. La categoría de per- Dios de la fe es aquel que en cada momento
sona es existencial; en ella, el ser se hace, problematiza nuestra seguridad y nuestra ten-
deviene. No es algo objetivo y ahistórico. Y dencia a la facilidad de la buena conciencia.
se hace en la relación con Dios que se revela La existencia no es un destino regido por
sólo en la historia. “La verdadera y plena rea- Dios sino un proyecto que debemos asumir
lidad del hombre sólo se constituye en su plenamente: el proyecto de hacer de nuestra
apertura dialógica al tú. Si estas realidades persona una personalidad que se acerca a la
son entendidas, no como meras relaciones plenitud de Cristo”38.
que sobrevienen una vez constituidos en su
ser los términos que las constituyen, sino 4.4 Creencias sin fundamento
como entidades nuevas irreductibles, es fá-
cil resolver las antinomias que plantean los Todos terminamos siendo creados por los lí-
conceptos existenciales trascendencia y mun- mites de nuestras creencias y justificándo-
do”, sujeto y objeto, etcétera37. nos a nosotros mismos a partir de ellas. Rorty
no justifica desde un conocimiento acerca de
En esta perspectiva, lo humano se define en esencias su creencia en el hombre como “en
su devenir existencial como persona ante esencia” un conjunto de necesidades, pero
otro, desde una práctica concreta, desde una

36
Véase también el estudio de Daniel Herrera, La persona y el mundo de su experiencia: contribuciones
para una ética fenomenológica (Bogotá: Universidad de San Buenaventura, s. f.).
37
Alfonso Lopez Quintas, Pensadores cristianos contemporáneos: Wust, Haecker, Ebner, Zubiri, Przywara
(Madrid: BAC, 1968), p. 155.
38
Herrera, La persona…, p. 80.
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ese prejuicio opera en su heurística de una ficación de nuestras creencias, sean las que
manera evidente, ya que justifica su creen- fueren, e incluso, la creencia en la esencia.
cia en un mundo secular y en una moral se- Siguiendo las consecuencias de este plantea-
cular. Cree en ello y lo justifica acudiendo a miento: con todo ello, por razones pragmáti-
aquello que fortalece su “fe” (falacia por cas vamos a negar el pragmatismo y a re-
petición de principio). Su filosofía se define plantear la necesidad de encontrar un funda-
por un “acto de fe”. Por nuestra parte, pode- mento más sólido incluso para éste. Tendría-
mos preguntar, incluso si pensamos lo útil mos que dilucidar si es mucho más “útil” tras-
en la perspectiva más amplia, más “útil”: ¿de cender la utilidad como satisfacción de ne-
cuál de todas nuestras creencias podemos cesidades, y pensar la solidaridad no mera-
sacar las mejores consecuencias prácticas mente como un sentimiento reactivo ante el
para el hombre, no meramente en tanto que dolor, sino como algo que es inspirado por
un ser con necesidades (necesidades que re- el sentimiento de la esperanza, esperanza que
quieren ser colmadas, por supuesto), o como a su vez descansa en un referente inaliena-
un ser que conoce, sino como un ser ble. Así, la solidaridad está lejos de una fría
relacional, total, en permanente experiencia y calculada estrategia de administración pú-
de unidad con el otro, con lo Otro, en per- blica (empeñada en acabar con el hambre), y
manente transformación? atañe, a la vez, a la necesidad humana de
compartir y de recibir, de encontrar referen-
Es aquí donde Davidson es muy esclarece- tes inspi-radores. El dar o compartir no res-
dor. Dice: “Los pragmatistas piensan que, si ponde a una fría obligación moral sino que
algo no supone diferencia en la práctica, tam- hace parte de la identificación con el noso-
poco debe marcar ninguna diferencia en la tros, un nosotros que no proviene de un co-
filosofía. Esta convicción hace que se mues- nocimiento de una sustancia universal, ni de
tren suspicaces ante la distinción entre justi- un mero sentimiento reactivo ante el dolor,
ficación y verdad, pues se trata de una dife- sino de un referente analógico, esto es, de la
rencia que no supone diferencia alguna a la necesaria experiencia de unidad40 con lo Otro,
hora de decidir qué hacer”39. En otras pala- con el otro, inspirada por el sentimiento de
bras, si es completamente indiferente en la esperanza, y por la necesidad pragmática de
práctica el creer en la esencia o no creer en encontrar un sentido a lo que se hace, se sue-
ella, entonces la verdad sigue siendo la justi- ña y se desea. Entonces, es posible abrirse a

39
Rorty, Verdad y progreso, p. 31.
40
Sobre la unidad hay que desarrollar más la idea opuesta de separación, o mejor, de interrupción de esa
unidad, como el “espacio” en el que ocurren todas nuestras experiencias de lo otro en la sociedad capitalista.
Todas nuestras relaciones se tienden a objetivar, incluso las más cotidianas, ya sea desde una teoría o
desde un uso. A este respecto, dice Mauricio Blanchot: “también puedo desear, por el arrebato de la
comunicación, unirme inmediatamente a ti en el instante, atraer a lo otro en mí con una efusión en la que
no subsisten ni el uno ni el otro: bien sea una ilusión de verdad o una verdad de ilusión, el deseo tiende a
esta relación unitaria inmediata, igual que todas las demás relaciones tienden a establecer entre los seres
y entre las cosas, pero sólo de modo mediato, una forma de unidad o una forma de identidad”. Maurice
Blanchot, Diálogo inconcluso (Caracas: Monte Ávila Editores, 1970), p. 123. Esta es la clave para
comprender que en la acción, de manera a priori, ya existe ese ideal, y existe como deseo puro de unidad
con todo lo que existe, y desde la cual toda relación no es propiamente una separación, sino como una
interrupción de la unidad. Interrupción que escapa a toda medida. Y agrega Blanchot: “Y así sería la
relación del hombre con el hombre, cuando ya no hay entre ellos la proposición de un Dios, ni la mediación
de un mundo, ni la consistencia de una naturaleza.” Diálogo…, p. 124.
68 Cuadernos de filosofía latinoamericana

una referencia mucho más abarcadora, esto del valor del conocimiento. Quizás debería-
es, más poderosa, que inspira nuestra acción mos comenzar por desmontar el prejuicio de
práctica hacia una creencia que, al no estar Rorty acerca de que toda búsqueda sobre la
limitada y encerrada en los límites de lo con- esencia deviene necesariamente en ejercicio
tingente, puede experimentar lo real de otra de la crueldad o de la insensibilidad. Se tra-
manera, y, al mismo tiempo, puede recono- taría de señalar que ello ha sido posible des-
cer con modestia que no tiene un conocimien- de concepciones unívocas o equívocas, des-
to absoluto de la verdad. de las cuales han sido inevitables tales con-
secuencias. En el contexto de una “herme-
néutica analógica” puede ser replanteada tal
Conclusiones
búsqueda y ver en ella la expresión cabal de
la necesidad espiritual de fundamentarse en
Si es posible una nueva síntesis que proven- referentes que logren inspirar una práctica
ga de una mirada no unívoca ni equívoca, solidaria, una ética, y, por ende, dar sentido
desde la cual podamos pensar todos estos de lo que se hace y se proyecta. Este saber
asuntos de una manera menos reactiva y más requiere ser dilucidado adecuadamente, sin
clara41, entonces no sólo el pragmatismo, sino caer en posiciones representacionistas o
muchos de los temas fundamentales que antirrepresentacionistas, tan excluyentes
aborda Rorty de manera no frontal sino eva- como insuficientes. Es desde el símbolo, la
siva (la ontología y la metafísica), se podrían analogía, la metáfora, desde donde algunas
reconsiderar. Eso supondría, sin embargo, de estas cuestiones pueden ser pensadas de
hacer una suerte de inventario acerca de aque- una manera más amplia, pues el símbolo,
llo que en el pensamiento de Rorty nos per- como lenguaje contingente de una comuni-
mite realmente extraer las mejores conse- dad acerca de lo esencial, reúne tanto aspec-
cuencias en términos pragmáticos, aunque tos cognitivos como no cognitivos capaces
para ello tengamos que “superar” el de inspirar una ética de los sentimientos y
pragmatismo. Un pensamiento que logre di- una metafísica no dogmática.
lucidar la esencia de lo humano desde un re-
ferente analógico (y no desde un conocimien- Por otro lado, es necesario recordar que la
to universal), quizás no tenga como conse- metafísica o la ontología está además “moti-
cuencias ideológicas el ejercicio de la into- vada” por un interés “pragmático”, no en un
lerancia y la crueldad que Rorty acertada- sentido utilitario, sino en el sentido de “ser-
mente denuncia, imponiendo “esencias uni- vir” con ello al hombre, o en el sentido de
versales” unívocamente definidas a nombre sentar las bases o las condiciones de posibi-
de la verdad representada en un conocimiento lidad desde las cuales es posible la esperan-
científico o metafísico. za. La esperanza como sentimiento futuro y
presente, que no niega el pasado, ha de ins-
Pero ello implica, de igual manera, repen- pirar (no regular) nuestras acciones éticas.
sar las “necesidades” quizás desde un mar- Esta esperanza, en tanto que no es meramente
co teórico diferente a aquel en el que en el reactiva ante el dolor (asunto este que no ha
pragmatismo pueden ser pensadas. Algo aná- de ser desdeñado, pues las muchas necesi-
logo ocurre con el tema de los sentimientos dades requieren ser atendidas), tiene conse-
y la naturaleza humana, y con el mismo tema

41
Como lo plantea Mauricio Beuchot. Véase: Tratado de hermenéutica analógica (México: Universidad
Nacional Autónoma de México, 1997).
Vol. 26, No. 93 (2005) 69

cuencias mucho más provechosas: ilumina Foucault, Michel. Hermenéutica del sujeto.
el sentido de lo que se hace. Así, desde la Trad., Fernando Álvarez Uría. Madrid:
dilucidación de la esencia (en una perspecti- Piqueta, 1994.
va analógica) y desde la pregunta por el sen-
tido de la utilidad, podríamos superar todo ––––Orden del discurso. Trad., Alberto
utilitarismo. Ello nos lleva directamente al Gonzáles Troyano. Barcelona:
tema que Rorty desdeñaría enfáticamente: Tusquets, 1987.
pensar la esencia de lo útil. Por ahora, y como ––––La verdad y las formas jurídicas. Trad.,
una conclusión que no puede terminar sino Enrique Lynch. México: Gedisa, 1983.
con la formulación de varios interrogantes,
recordemos la afirmación de Heidegger: Gómez Pardo, Rafael. “La educación como
“Falta mucho para que nosotros pensemos práctica filosófica”. Itinerario Educa-
sobre la esencia del obrar en forma suficien- tivo (Universidad de San Buenaventu-
temente decidida. Se conoce el obrar sólo ra, Bogotá) 32 (1988), p. 179.
como el efectuar un efecto. Su actualidad es
apreciada por su provecho. Pero la esencia Heidegger, Martín. Arte y poesía. México:
del obrar es el consumar. Consumar quiere F.C.E., 1978.
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